Matilda ÍNDICE Autor: Roald Dahl Roald Dahl

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Matilda
Autor: Roald Dahl
Si piensas llegar a alguna parte en la vida, tienes que leer muchos libros.
Roald Dahl
ÍNDICE
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a) IntroducciónPág. 4.
b) El contenido machista en los personajes. ........... Pág. 4−6.
c) Teoría de la Educación: Señorita Honey y la señorita Trunchbull; dos posturas contrapuestas......Pág.
6−9.
d) Similitudes que se puedan encontrar con otro tipo de historiasPág. 9−10.
e) Importancia de la lectura en el libro y su repercusión hacia los lectores.....Pág.10.
f) Contextualización del autor en relación a Matilda..Pág. 11−12.
g) Reflexión final.Pág. 13.
a) Introducción.
Matilda es una niña dulce, comprensible, amable... pero algo la diferencia de las demás: su inteligencia. Vive
en el seno de una familia cuya única preocupación es ver la tele y el dinero. Su padre es un estafador, se
dedica a vender coches de segunda mano en mal estado. La pequeña es ignorada por su familia que desconoce
su alto coeficiente intelectual y se la desprecia por no tener las mismas sus mismas aspiraciones.
En casa tiene que luchar contra una familia de ignorantes cuya única preocupación es la de ganar dinero y se
avergüenza de ella porque en lugar de ver la tele como sería normal en el seno familiar, se encierra en su
cuarto a leer. Se siente incomprendida y, aunque sufre, sus libros le hacen la vida más agradable.
Una característica de esta pequeña heroína es su fuerte sentido de la justicia y del deber de proteger a los más
débiles. Se enfrenta a su violento padre y a la corpulenta y enloquecida directora del colegio.
El señor y la señora Wormwood, padres de Matilda, son profundos memos integrales que no saben ver lo que
hay más allá de la caja tonta que preside su salón. Él es un prospero vendedor de coches que se ha hecho rico
a costa de engañar a sus compradores, vendiendo chatarra a precio de segunda mano.
− Frases célebres del padre:
¿Para qué quieres un maldito libro?
¡¡¡Qué demonios tiene de malo la televisión!!!
Nadie es rico siendo honrado.
La señora Wormwood es el prototipo de una mujer adicta al bingo y a la belleza, incapaz de abrir nada con
letras que no sea una revista del corazón, incapaz de hacer algo que no sea comprar comida preparada, ver la
tele y mirar con preocupación a su niña, porque ningún hombre busca una mujer inteligente para casarse. La
señora Wormwood comía con los ojos pendientes del serial americano de la pequeña pantalla. Era una
mujerona con el pelo teñido de rubio platino, excepto en las raíces cercanas al cuero cabelludo, donde era de
color castaño parduzco. Iba muy maquillada y tenía uno de esos tipos abotargados y poco agraciados en los
que la carne parece estar atada alrededor del cuerpo para evitar que se caiga. Al parecer, el bingo de las
tardes la dejaba tan agotada, tanto física como moralmente, que nunca tenía fuerzas suficientes para hacer
una cena casera.
Su hermano, Michael, era un niño a lo que sus padres llamaban normal, en comparación con su otra hija,
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Matilda. Mike heredó la estupidez y la holgazanería de sus padres; el prototipo de hijo al que se le concedía
todos los caprichos y deseos.
b) El contenido machista en los personajes.
Se puede observar analizando el texto detenidamente, que el contenido que aparece en muchos diálogos de la
obra refleja el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a justificar y
promover el mantenimiento de actitudes discriminatorias contra las mujeres.
Matilda empezó la escuela un poco tarde. La mayoría de los niños empiezan la escuela primaria a los cinco
años o, incluso, un poco antes, pero los padres de Matilda, a los que, en todo caso, no les preocupaba mucho
la educación de su hija, se olvidaron de hacer los arreglos precisos con anticipación.
Los padres de Matilda no llevaron a su hija a la escuela a su debido momento quizás por dejadez, o por su
mentalidad machista, en el que a la mujer se le considera sumisa al marido, y su meta o finalidad a seguir es la
de contraer matrimonio y la de procrear como una forma preferente de autorrealización, sin tener en cuenta su
educación y su futuro profesional. En el siguiente ejemplo, la idea que he desarrollado anteriormente se refleja
fielmente en el siguiente texto:
No me gustan las chicas marisabidillas. Una chica debe preocuparse por ser atractiva para poder conseguir
luego un buen marido. La belleza, es más importante que los libros, señorita Hunky. Míreme usted a mí y
luego mírese usted. Usted prefirió los libros. Yo, la belleza. La señora Honey miró ala vulgar y regordeta
persona con cara de torta y pagada de sí misma.
Como la señora Wormwood es una vaga, prefiere darle la razón en todo momento a su marido para no entrar
en discusión, y es capaz de pasarse así la vida entera, aceptando ideas y órdenes con las que no está de
acuerdo o con las que no se siente cómoda, ya que el marido es el que toma todas las decisiones, y ella se deja
desautorizar y menospreciar en todo momento, lo cual es un muy mal ejemplo para Matilda, ya que su madre
le está enseñando a ser el prototipo de una mujer sumisa, aún siendo consciente de la realidad:
Me temo que los hombres no son siempre tan inteligentes como ellos se creen. Ya lo entenderás cuando seas
un poco mayor, hija.
A continuación citaré algunas de los insultos que le dedica el señor Wormwood a su hija:
Eso es porque eres una majadera ignorante.
Tú no podrías, eres demasiado estúpida. Pero no me importa contárselo a Mike, ya que algún día estará en el
negocio conmigo− despreciando a Matilda se volvió a hacia su hijo.
¿De qué diablos estás hablando, estúpida?
En el siguiente texto, se considera de contenido machista, ya que el padre le asigna el trabajo de hacer las
cuentas al hijo para que compruebe la cantidad de dinero que ha ganado el señor Wormwood en el trabajo,
como si Matilda no fuese lo suficientemente inteligente como para comprenderlo al igual que su hermano.
−Papá, ganastes exactamente cuatro mil trescientas tres libras y cincuenta peniques.
− No te metas en esto−dijo el padre−. Tu hermano y yo estamos ocupados en altas finanzas.
− Pero, papá
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− ¡Cállate!− Dijo el padre−. Deja de calcular e intenta parecer inteligente.
En este ejemplo que acabamos de ver, el padre adopta esta aptitud ante su hija, en el fondo por el gran sentido
de inferioridad que tiene; y pienso que en el fondo es consciente de ello, y por eso se cabrea y es incapaz de
reconocer que su hija puede hacer cuentas como cualquier hombre; se justifica diciéndole tramposa.
Y para terminar este apartado resaltar esta otra frase del señor Wormwood, en el que repudia a su hija
delegando toda la responsabilidad a la madre:
Tu hija es una tramposa y una embustera.
c) Teoría de la Educación: la Señorita Honey y la Señorita Trunchbull; dos posturas contrapuestas.
Porque el mal profesor juzga y examina desde la alta cátedra autoritaria,
en cambio el buen profesor enseña a valorar lo que aprendemos
y a conocer mejor nuestras posibilidades.
Carlos Romero Zarco
A modo de introducción, en primer lugar, haré un análisis de los caracteres de los dos personajes a tratar y a
posteriori hablaré de sus diferentes sistemas para enseñar a los niños a través de ejemplos:
La Señorita Honey:
Como su nombre indica (traducción del inglés, Miel) se trata de una maestra dulce y buena que se preocupa de
educar a Matilda y la acoge en su casa como si fuera su propia hija, de hecho, la adopta. Es la única que cree a
la pequeña cuando nadie lo hace, la que le presta su apoyo, comprensión y cariño. Matilda ve en ella a un ser
adorable en quien confiar.
La señorita Honey, que no tendría más de veintitrés o veinticuatro años. Tenía un bonito rostro ovalado y
pálido de madonna, con ojos azules y pelo castaño claro. Su cuerpo era tan delgado y frágil, que daba la
impresión de que, si se caía, se rompería en mil pedazos, como una figurita de porcelana. Era una persona
apacible y discreta, que nunca levantaba la voz y a la que raramente se veía sonreir, pero que, sin duda, tenía
el don de que la adoraban todos los niños que estaban a su cargo.
Se vuelca en la protagonista para que reciba una buena educación acorde con su alto coeficiente intelectual.
No duda en acudir a su malvada tía Ágata (la temible directora del colegio) para que la ascienda a cursos
superiores. Su vida es, en cierto modo, similar a la de Matilda, por ello se siente identificada con la pequeña.
La gran labor que realiza por la protagonista nos da lugar a que la comparemos con el hada madrina de un
cuento de hadas.
La señorita Trunchbull:
Es la temible y odiada directora del colegio; la malvada bruja del cuento. Sólo su aspecto ya impone: era,
sobre todo, una mujerona impresionante que en tiempos pasados fue una famosa atleta. Se había dedicado al
lanzamiento de martillo, especialidad en la que todavía se mantenía en forma utilizando para entrenar a niños
como martillo humano. Matilda se siente cohibida por la directora, que atormenta a los niños, sobre todo a los
más pequeños, hacia los que siente un rechazo total y absoluto.
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La Trunchbull, como se la llama, es un monstruo malévolo. Mete a los niños en un espantoso dispositivo de
tortura al que llaman el asfixiadero, o los lanza por el aire, a menudo sin ninguna prueba de que hayan hecho
algo malo, o simplemente porque no le caen bien. Parece pensar que la intimidación es el mejor método para
dar clases, y declara sin rodeos que su idea de una escuela perfecta sería una en la que no hubiera niños
pequeños.
Cuesta entender cómo esta temible persona es la tía de la señorita Honey, una persona tan dulce y
encantadora. La señorita Trunchbull aprovechó la muerte del padre de su sobrina para quedarse con todo su
dinero dejando a Miss Honey totalmente desheredada. Pero con la ayuda de Matilda, la dulce profesora
recuperará lo que le pertenece.
A la señorita Trunchbull la podríamos enmarcar dentro de lo que nosotros llamamos maestro tradicional. El
tipo de enseñanza que aplica se caracteriza por ser de carácter autoritario, jerárquico y jerarquizador, su
enseñanza se basa en el aprendizaje memorístico en vez del aprendizaje significativo, utiliza un aprendizaje
verbalista, enciclopedista, pedante, aburrido, clasista, selectivo, disciplinario, rutinario, pasivo, monótono,
transmisivo, uniformizador, despersonalizador y represivo.
Sin embargo, la señorita Honey, que se asemeja más a lo que nosotros llamamos maestro innovador, que
siempre disfruta aprendiendo y enseñando. No menosprecia la capacidad intelectual de sus propios alumnos, a
diferencia de la Trunchbull. Era una profesora observadora, cariñosa, delicada, cordial, sensible, tranquila,
simpática, armoniosa, amable, estimulante e inteligente.
A continuación quería hacer una reflexión sobre el buen profesor, el cual es aquel que transmite confianza y
quita importancia a los errores. Debe estar alerta para destacar los aspectos positivos de sus esfuerzos. Esto
implica reconocimiento de sus avances y de sus logros finales. Para un buen profesor la enseñanza requiere
una profunda capacidad de entendimiento y de conocimiento de uno mismo. Para poder tener éxito en el
trabajo y en la vida, el maestro necesita tener poder evolutivo y fuerza para usar su influencia en la orientación
de los demás. Para cambiar a otros, primero debemos cambiar nosotros mismos. Así que los maestros
desarrollan un estilo y unos hábitos saludables, empiezan a incrementar su efectividad de una manera
inconmensurable.
Ni palabra impresa ni hablada súplica
Puede mostrar a las mentes jóvenes lo que ser hombre implica
Ni todos los libros que llenan todos los estantes
Sino lo que el maestro ha edificado en sí antes.
Anónimo.
La señorita Honey era una maestra que volcaba su interés y el de los alumnos en actividades significativas
para una mejor asimilación de los contenidos y facilitar así su memorización. A continuación podemos
observar un fragmento sacado del libro donde la señorita Honey enseña a deletrear la palabra dificultad:
¿Quiere escuchar la canción sobre dificultad?
Me fascinaría−Dijo la Trunchbull en tono sarcástico.
Es así− Dijo Nigel.
La señora D, la señora I, la señora F, la señora I, la señora C, la señora U, la señora L, la señora T, la
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señora A, la señora D.
¡¡Qué ridiculez!!− bufó la Trunchbull− ¿Por qué están casadas todas esas mujeres? Además, se está
aprendiendo a deletrear no se debe enseñar poesía. Suprímalo en el futuro, señorita Honey.
La señorita Trunchbull, utiliza un lenguaje represivo hacia los alumnos, hablándoles en voz alta con un
lenguaje totalmente mandatario, e incluso llega a utilizar la violencia como una forma para resolver los
conflictos propiciando a los alumnos daños psíquicos (amenazas, humillaciones,..) y físicos (tirones de pelo,
de oreja,..)
¡Tú! −Rugió, señalando a un niño llamado Rupert que se sentaba en la primera fila−¿Cuántas son dos por
siete?
−Dieciséis −Contestó sin pensárselo Rupert.
La Trunchbull avanzó lenta y silenciosamente hacia Rupert, al igual que una tigresa acechando un cervatillo.
Rupert captó al instante la señal de peligro y gritó precipitadamente−: ¡¡Son dieciocho, no dieciséis!!
La Trunchbull sentía el mismo odio por el pelo largo de los chicos que por las trenzas y las coletas de las
chicas y estaba a punto de demostrarlo. Agarró de un puñado las largas melenas de Rupert con su mano
gigante y, alcanzando su musculoso brazo derecho, levantó al desdichado niño por encima de su asiento y lo
sostuvo en alto.
En la escuela de Matilda la violencia constituía una parte habitual de la experiencia de los niños. En muchos
países, el castigo corporal sigue estando permitido como parte de la disciplina escolar. Los niños son
sometidos a golpes de vara, bofetadas y latigazos que provocan moratones, cortes y humillación y, en ciertos
casos, lesiones graves o la muerte. Las niñas corren especialmente el riesgo de sufrir violencia sexual tanto
por parte de profesores como de estudiantes varones, y pueden verse sometidas a tocamientos, humillaciones
verbales, ataques y violaciones. Los estudiantes pueden ser maltratados por motivos de género, raza, origen
étnico, religión, casta, orientación sexual, grupo social u otras condiciones.
En relación a mis vivencias personales, todo hemos tenido en el colegio profesores hacia los que hemos
sentido más o menos afectividad. Sin lugar a duda el personaje de la Trunchbull está hiperbolizado, pero la
base del personaje queda impregnada en la personalidad de algunos docentes. Todos hemos tenido durante
nuestra etapa escolar a nuestra señorita Honey, a la que adorábamos por su forma peculiar de dar clase, por el
trato que personal que nos daba, y desgraciadamente también hemos tenido a nuestra señorita Trunchbull, es
decir, un profesor/a por el cual no sentíamos ningún afecto, de carácter serio, que intimidaba, del cual
sentíamos terror ante sus preguntas por el miedo a que se burlase de nosotros.
La violencia psicológica y las agresiones verbales por parte de los profesores dejan importantes secuelas o
traumas en los alumnos. El desprecio sufrido puede destruir la autoestima y la dignidad de los alumnos, pero
se tiene que ser fuerte, y se tiene que tener la cabeza muy bien amueblada para saber quedarte con lo positivo;
y para este tipo de conductas no se tomen nunca como ejemplo.
d) Similitudes que se puedan encontrar con otro tipo de historias.
Dahl retoma el tópico de la Cenicienta en el personaje de Matilda como la niña rechazada por su familia,
incorporando a la narración a la terrible directora, la señorita Trunchbull, en el rol de la malvada bruja,
compensándola con la presencia de la amable y cariñosa señorita Honey en el de hada madrina. Es por tanto
una narración con todos los ingredientes del cuento clásico trasladado al siglo XX, sin dejar por ello de
producirse situaciones de índole fantástica y maravillosa.
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En casi todos los libros, Dahl sigue el mismo esquema: presenta a un niño (generalmente huérfano), junto a un
adulto con el que existe gran compenetración, siendo este un familiar o el maestro. En Charlie y la fábrica de
chocolate, Charlie y su abuelo Joe emprenden juntos la gran aventura que supone la visita a la fábrica de
chocolate Wonka. En Matilda, Matilda y la señorita Honey se unen contra la tiránica directora de colegio miss
Trunchbull y la maestra también apoya a la niña frente a la familia que tanto la descuida. Estos adultos
protectores de los niños poseen un rasgo común que los une, y es que son excelentes narradores. Hechizan a
los niños con la magia de sus palabras, al igual que Dahl hechizó a sus hijos y nietos y lo hace ahora con los
lectores. Dahl presta una atención especial a esos niños maleducados que tienen que conseguir todo aquello
que desean. Pero no todos los niños que aparecen en sus páginas son egoístas, maleducados y caprichosos,
también los encontramos llenos de encanto y bondad como pueden ser la pequeña Matilda y Charlie.
Un personaje que se asemeja a la realidad que vive Matilda es el de Lisa Simpson. Su nombre completo es el
de Elizabeth Marie Simpson es un personaje ficticio de la serie animada de televisión, Los Simpson. Al igual
que Matilda, Lisa es la segunda hija y la más inteligente de la familia. Es una niña extremadamente
inteligente, con un alto coeficiente intelectual y que tiene que sobrellevar a unos padres vulgares. Los críticos
apuntaron que la situación de Lisa alude a la realidad apremiante de los niños reales, que a menudo son
subestimados por los adultos.
El hecho de tener una mentalidad alternativa e inteligente la acerca al sufrimiento y a la incompresión social;
Matilda palia ese vacío con la presencia de la señorita Honey, pero en el caso de Lisa Simpson, está
completamente sola y se siente incomprendida.
Sólo tiene ocho años y lee como una alumna de preparatoria y ha escrito varios ensayos con la calidad de una
solicitud para el ingreso a la universidad. En el episodio Perdimos a nuestra Lisa, ella engaña a Homer para
que la deje viajar sola en microbús, pero solo consigue perderse irremediablemente. Sólo después que sus
compañeros de trabajo, Lenny y Carl, le hiciesen notar que permitió que su pequeña hija de ocho años viajase
sola en un bus, Homer Simpson salió a buscarla. Esto fue algo que también hacía Matilda, ya que cada
mañana, cuando sus padres su padre se iba al trabajo y su madre al bingo, ella cogía el autobús para llegar a la
biblioteca, pero desgraciadamente, en el caso de Matilda, su padre no se preocupó de llevarla a la biblioteca,
porque ni siquiera tenía conocimiento de que ella fuese a diariamente a la biblioteca, por la poca atención que
le prestaban.
Una característica de estas dos heroínas son su fuerte sentido de la justicia y del deber de proteger a los más
débiles. Mientras que Matilda se enfrenta a su violento padre y a la corpulenta y enloquecida directora del
colegio, Lisa combate contra un padre ebrio que no para de decir idioteces; y su madre, Marge, al igual que la
madre Matilda, en algunos capítulos de la serie, se observa su conducta obsesiva por el juego y por las
máquinas, pero a pesar de ello es la que aporta mayor coherencia a la familia junto a Lisa; y por último, cabe
destacar a Bart, el hermano mayor de Lisa, que al igual que Mike (hermano mayor de Matilda), es un
holgazán.
e) Importancia de la lectura en el libro y su repercusión hacia los lectores.
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Es curioso como Dahl invita indirectamente a los niños a la lectura cuando Matilda dice: El señor Hemingway
dice muchas cosas que no entiendo, sobre todo de hombres y mujeres. Pero me ha gustado igualmente. La
manera en que cuenta las cosas me hace sentir que estoy allí mismo viéndolo. Con este libro Dahl buscaba
criticar a la mayoría de padres Británicos que no tienen ni un solo libro en casa y que se pasan todo el día
viendo la televisión, y dar opción a los niños de vivir una historia con la intervención de su imaginación.
f) Contextualización del autor en relación a Matilda.
La llave del éxito consiste en conspirar con los niños contra los adultos. Puede ser una fórmula simplista,
pero funciona.
Roal Dahl
Roald Dahl nació en Radyr, Gales, el 13 de septiembre de 1916, de padres noruegos, Harald Dahl y Sofie
Magdalene Hesselberg de Dahl. Fue nombrado Roald en honor al explorador Roald Amundsen, considerado
héroe nacional en Noruega durante esos tiempos.
Sus malos tiempos en la escuela iban a influir enormemente en producción literaria. En una ocasión sentenció
que lo que le distinguía de la mayoría de los escritores para chicos era este asunto de recordar cómo era ser
joven. La infancia de Roald y sus días de colegio son el tema de su autobiografía Boy.
La idea de la frase mencionada anteriormente en cuanto a lo de recordar cómo era ser joven quedó reflejado
en muchas de sus obras, porque durante su infancia tuvo que madurar demasiado pronto por las adversidades
que le fueron surgiendo. Cuando Roald tenía tres años, su hermana de siete, Astri Dahl, murió de apendicitis.
Sólo unas pocas semanas más tarde, su padre Harald también murió, víctima de una neumonía, a la edad de
cincuenta y siete años. A pesar de su viudez, su madre prefirió mantener a la familia en Gran Bretaña a
retornar a Noruega a vivir con sus parientes, para cumplir el deseo de su marido de que sus hijos fueran
educados en escuelas inglesas.
A la edad de ocho años, Roald y cuatro de sus amigos fueron bastoneados por el director luego de poner un
ratón muerto en un tarro de dulces en un negocio local, castigo que su madre consideró desmedido,
retirándolo de la escuela. Quizás de esta experiencia fue sacada la idea del personaje basado en un cliché
social desmedido lo que llevó a Dahl a inventar el personaje de la directora Trunchbull en Matilda.
Cuando tenía nueve años, Roald Dahl fue enviado a la St. Peter's School, un colegio privado en la ciudad
costera de Weston−super−Mare, a la que asistió desde 1923 hasta 1929. Desde los trece años fue educado en
la Repton School, en Derbyshire, donde fue ayudante de un prefecto, se convirtió en capitán del equipo
escolar de fives y desarrolló su interés en la fotografía. Durante sus años en Repton, Cadbury, una fábrica de
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chocolates, ocasionalmente enviaba cajas de s u nuevos productos a la escuela para que fueran probados por
los pupilos. Dahl solía soñar con inventar una nueva barra de chocolate que sería el asombro del mismo señor
Cadbury, lo cual le sirvió como inspiración para escribir su segundo libro para niños, Charlie y la fábrica de
chocolates.
Dahl busca que los niños encuentren placer en la lectura en sus libros y la forma más fácil para conseguirlo es
hablándoles de aquello que les gusta, de aquellas cosas de las que más disfrutan en su vida real. Las palabras
de Dahl están llenas de sabor, llenas de fresa y de chocolate, de azúcar y miel, y quieren endulzar un poco la
vida de los pequeños y compensar aquellos tragos amargos de realidad que algunas veces tienen que soportar.
Es asombroso cómo Dahl puede recordar con todo lujo de detalles las golosinas consumidas en su infancia.
Tenía problemas con la glotonería, que se puden ver reflejadas en algunas de sus obras como por ejemplo:
Charlie y la fábrica de chocolate o en el capítulo de Matilda en el que La Trunchbull reúne a todos los niños
en la sala de reuniones. La directora hizo llamar a un niño regordete, y le empezó a hablar sobre un pastel que
aquel niño había robado de la cocina que estaba hecho para ella. Nadie imaginaba el tipo de castigo esta vez;
la directora hizo llamar a la cocinera, que trajo un enorme pastel de chocolate, y la directora hizo al niño
comerse todo el pastel para que se pusiera malo, pero el niño se lo comió todo, y los alumnos le aplaudían. La
directora enfurecida por no haber conseguido su propósito cogió el plato donde antes se hallaba el pastel y lo
rompió en la cabeza del niño.
Murió de leucemia el 23 de noviembre de 1990, en su casa, Gipsy House, en Great Missenden,
Buckinghamshire, a la edad de setenta y cuatro años; y fue enterrado en el cementerio de la parroquia de San
Pedro y San Pablo. En su honor, la Roald Dahl Children's Gallery fue inaugurada en el Bucks County
Museum, en la cercana Aylesbury. Los compromisos solidarios de Dahl en los campos de la neurología, la
hematología y la alfabetización han sido continuados tras su muerte a través de la Roald Dahl Foundation. En
junio de 2005, el Roald Dahl Museum and Story Centre fue inaugurado en Great Missenden para celebrar el
trabajo de Roald Dahl y avanzar en sus esfuerzos. Los trabajos infantiles de Dahl son usualmente contados
desde el punto de vista de un niño, frecuentemente involucrando villanos adultos que odian y tratan mal a los
niños, y presentando al menos un buen adulto que contrarresta a los villanos. Usualmente contienen gran
cantidad de humor negro y escenarios grotescos, incluyendo espantosa violencia. Las Brujas y Matilda son
dos claros ejemplos. El gran gigante bonachón sigue este modelo en un modo más analógico, con el buen
gigante representando el arquetipo de buen adulto y los otros gigantes siendo los malos adultos.
Su obra destinada al público infantil se compone principalmente prosa para niños, entre los que destacan
libros como Los gremlins, El Superzorro o El cocodrilo enorme, y en cuanto a la poesía para niños sus
Cuentos en verso para niños perversos (Revolting rhymes, 1982), ¡Qué asco de bichos! (Dirty beasts, 1983) y
Puchero de rimas (Rhyme stew, 1989).
g) Reflexión final.
Matilda es una novela infantil de temática fantástica que incita al fomento de la lectura. Recuerdo que uno de
los regalos que recibí en mi cumpleaños, hace ya más de siete años fue el libro de Matilda, y lo recuerdo con
especial cariño, porque en gran parte fue uno de los libros que me motivaron a seguir leyendo. Profundizando
en temas del libro se hace alusión a las relaciones y diálogo padres−hijos, la concienciación sobre las
diferencias personales y posibilitando la aceptación mutua. También se hace una reflexión sobre el sistema
escolar, que ya he desarrollado anteriormente haciendo referencia a las teorías educativas.
En resumen, pienso que el mensaje principal que transmite Matilda, es que todos nos podemos mejorarnos a
nosotros mismos, independientemente de los factores que te rodean, que no siempre te tienen por qué
condicionar, ya que en el ejemplo de Matilda los padres ejercen un papel pésimo, porque no son capaces de
ver el portento que tienen como hija y únicamente le atribuyen cualidades negativas. Incluso al principio de
esta obra, el escritor nos habla de los tipos de padres que existen, que aunque no lo parezca, siguen habiendo
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demasiados.
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