Deportes para niños físicamente discapacitados Deportes para niños físicamente discapacitados William M. Wind, MD, Richard M. Schwend, MD y Judy Larson, OTR/L Resumen Las actividades deportivas son importantes para la salud física y emocional de los niños físicamente discapacitados. De hecho, los deportes pueden mejorar su fuerza, su resistencia y su estado de salud cardiopulmonar. Al mismo tiempo pueden fomentar el compañerismo, el sentido del éxito y la autoestima. Teniendo en cuenta que el interés por los deportes es cada vez mayor, los médicos, los fisioterapeutas y los familiares de estos niños deben conocer la importancia de las evaluaciones previas a la participación deportiva, los deportes más aconsejables, los equipos especializados que pueden necesitar y los riesgos de cada deporte. Actualmente existen algunas recomendaciones para niños con trastornos congénitos y del desarrollo que pueden orientarles en su participación en actividades deportivas de una forma segura y eficaz. Entre dichos trastornos destacan el síndrome de Down, la parálisis cerebral, la mielodisplasia, la hemofilia, las amputaciones congénitas y los problemas artríticos. J Am Acad Orthop Surg (Ed Esp) 2004;3:198-209 J Am Acad Orthop Surg 2003;12:126-137 «Los objetivos del deporte son los mismos para las personas discapacitadas que para las plenamente capacitadas. Además, el deporte tiene un gran valor terapéutico y desempeña un papel fundamental en la rehabilitación física, psicológica y social de las personas discapacitadas.» Sir Ludwig Guttmann1 en las enfermedades incapacitantes más frecuentes. Para cuidar adecuadamente a los niños con lesiones medulares y otras discapacidades, también es importante prescribir los equipos de adaptación más apropiados. La participación deportiva es importante para la salud física y emocional de los niños físicamente discapacitados. Se calcula que en Estados Unidos actualmente existen 2-3 millones de atletas con discapacidades físicas o mentales que participan en deportes de competición, y muchos más que lo hacen en actividades recreativas. Para poder ayudar a los atletas infantiles físicamente discapacitados y aconsejarles de forma adecuada, los médicos debemos conocer las clasificaciones de las discapacidades y los aspectos fundamentales de las exploraciones previas a la participación deportiva. De esa forma, podremos recomendar las actividades deportivas más adecuadas, así como valorar los beneficios y riesgos que los deportes tienen Un atleta es una persona que utiliza su cuerpo o sus capacidades motoras para competir en deportes que requieran de fuerza física, agilidad y coraje.2 Esta definición también es aplicable a personas con discapacidades. En su publicación, Clark3 habla primero de personas y después utiliza indistintamente los términos incapacitado, discapacitado o físicamente afectado, cuando se refiere a las personas físicamente diferentes. Los primeros eventos deportivos organizados para atletas físicamente discapacitados fueron realizados en Aylesburg, Inglaterra, en julio de 1948. El Dr. Ludwig Guttmann, fundador del movimiento paraolímpico, incorporó los acontecimientos deportivos anuales en silla de ruedas para 198 Deportes para los discapacitados los paralíticos veteranos de guerra del Centro de Lesionados Medulares de Stoke Mandeville. Pocos años después, se invitó a los arqueros parapléjicos holandeses al centro de Mandeville, para que participasen en la primera competición internacional de deportistas discapacitados. La creciente popularidad de los deportes de competición para personas discapacitadas llevó a que en 1960 se celebraran en Roma los primeros Juegos Paraolímpicos. Dichos juegos continúan realizándose cada 4 años, siguiendo de cerca (o en paralelo) a las sedes y a las épocas de los Juegos Olímpicos. En el año 2000, en Sydney (Australia), participaron 3.800 atletas de 122 países. Clasificación de las discapacidades Un elemento importante de cualquier sistema de clasificación es que tenga una estructura adecuada para todos los competidores. El sistema de clasificación original de Guttmann se basó en el nivel funcional de la lesión medular. Los sistemas recientes dividen a las discapacidades en cuatro tipos fundamentales: amputaciones, parálisis cerebral, lesión medular, tras- El Dr. Wind es Assistant Professor, Department of Orthopaedic Surgery, State University of New York at Buffalo, NY. El Dr. Schwend es Chief of Pediatric Orthopaedics, University of New Mexico, Carrie Tingley Hospital, Albuquerque, NM. La Sra. Larson es Occupational Therapist, Carrie Tingley Hospital. Ninguno de los siguientes autores ni los departamentos asociados con ellos han recibido ayudas ni poseen acciones en empresas u organismos relacionados directa o indirectamente con el tema de este artículo: Dr.Wind, Dr. Schwend y Sra. Larson. Copyright 2004 by the American Academy of Orthopaedic Surgeons. Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 74 William M. Wind, MD y cols. 75 tornos neuromusculares y otras discapacidades específicas de determinadas enfermedades. Cada tipo se subdivide en otros, con el fin de que la competición sea más igualada y justa. Un buen sistema de clasificación refleja la naturaleza de cada deporte según sus necesidades especiales. También hay que definir si hacen falta equipos de adaptación, prótesis o sillas de ruedas, para que la competición sea justa. El sistema clasificatorio más completo se basa en unas valoraciones médicas y técnicas de los atletas discapacitados, que después se incorporan a un sistema funcional de clasificación. Las evaluaciones médicas miden los niveles básicos de capacidad funcional, como son la fuerza, el equilibrio, la coordinación, las habilidades motoras amplias y finas, y el grado de movilidad. Las valoraciones técnicas se realizan observando a los atletas mientras participan en un determinado deporte. El sistema de clasificación funcional tiene seis categorías: (1) afectación visual, (2) amputado, (3) parálisis cerebral, (4) atletas en silla de ruedas, (5) otros y (6) discapacidad intelectual. Dichas categorías se subdividen posteriormente en clases, que están basadas en las evaluaciones médicas y técnicas de las discapacidades de cada atleta4 (tabla 1). Se ha criticado a algunos sistemas funcionales de clasificación por no englobar en cada categoría toda la extensión de una determinada discapacidad. Por ejemplo, la Federación Internacional de Tenis permite que un atleta con amputación transfemoral, con buena función de tronco y caderas, compita contra otro que tenga una paraplejia de nivel torácico. Diversas organizaciones también han desarrollado sus propios sistemas de clasificación, como la Asociación Nacional de Deportes de la Parálisis Cerebral, la Asociación Atlética Nacional de Silla de Ruedas y la Organización Internacional de Deportes para Discapacitados (para amputados). físico de los atletas físicamente discapacitados.5,6 En el pasado, los atletas con discapacidades físicas solían tener problemas para participar en deportes, por el miedo a lesionarse y las limitaciones propias de sus enfermedades. Actualmente cada vez se presta más atención a los efectos beneficiosos de las actividades físicas en los niños con discapacidades. Los beneficios psicológicos del deporte y el ejercicio en niños con necesidades especiales incluyen su integración social, su desarrollo cognitivo, su autoestima, su sentido del éxito, su aceptación por parte de los demás, su autoconfianza y sus sentimientos de normalidad.5 El mecanismo exacto del citado beneficio psicológico es desconocido, aunque probablemente se deba a cambios bioquímicos inducidos por el ejercicio en los neurotransmisores del tipo de las endorfinas beta.5 Aunque la mayor parte de la investigación se ha centrado en niños con plena capacidad física, los efectos psicológicos del ejercicio sobre los atletas en silla de ruedas también han sido estudiados.4 Además, se ha descrito una mejoría de la imagen corporal y de la habilidad para realizar cualquier tipo de actos, junto a beneficios terapéuticos y psicológicos.6,7 De hecho, la importancia de la buena forma física en niños discapacitados es incluso mayor que en los físicamente capacitados, y dependerá de las enfermedades discapacitantes asociadas. Los niños con discapacidades suelen ser poco activos y por tanto tienen mayor riesgo de sufrir obesidad, problemas cardiopulmonares, atrofia muscular y contracturas articulares.4,5 Excepto en los atletas en silla de ruedas, se ha investigado muy poco los beneficios físicos del ejercicio en personas discapacitadas. Los estudios realizados sobre los efectos fisiológicos del entrenamiento en atletas en silla de ruedas han demostrado que tienen una mejor situación muscular y una mayor potencia aeróbica.8 Beneficios de los deportes y los juegos recreativos Exploración previa a la participación deportiva El deporte y el ejercicio son esenciales para el bienestar psicológico y Las recomendaciones referentes a la exploración previa a una participa- Vol 3, N.o 3, Mayo/Junio 2004 ción deportiva (EPP) para atletas físicamente capacitados han sido desarrolladas por varias organizaciones, como la Academia Americana de Médicos de Familia, la Academia Americana de Pediatría, la Sociedad Médica Americana de Medicina Deportiva, la Sociedad Ortopédica Americana de Medicina Deportiva y la Academia Osteopática Americana de Medicina Deportiva.4,9 Sin embargo, los aspectos fundamentales de la EPP para atletas con discapacidad no se han aclarado todavía. Esto puede deberse a la errónea creencia de que los niños discapacitados son más propensos a lesionarse, y que por tanto no deben participar en deportes fuertes por el riesgo a lesionarse.9 La EPP de los atletas discapacitados debe servir para que se les recomienden las actividades más apropiadas, y no tanto para excluirles de ellas. Hace 20 años, Mardorsky y Curtis10 publicaron unas recomendaciones generales, basadas en la EPP estándar de atletas físicamente capacitados, y también prestaron especial atención a las enfermedades específicas asociadas a las incapacidades primarias. Recientemente, Jacob y Hutzler11 han recomendado una exploración completa de rastreo, y desarrollado un protocolo de valoración medicodeportiva. Dicho protocolo implica una evaluación profunda del atleta discapacitado e incluye la historia clínica, así como valoraciones físicas, funcionales, cardiorrespiratorias y del estado de salud. En general, la EPP para el atleta físicamente discapacitado debe realizarse a medida del problema de cada persona y de la enfermedad que padezca. La EPP no sólo se utiliza para identificar los atletas con riesgo de lesión sino también para lograr una competición equitativa entre atletas. Existe una amplia variedad de actividades deportivas para atletas físicamente discapacitados. La Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos ha desarrollado una Carta de Posibilidades de Participación (tabla 2), que destaca las opciones deportivas de las personas que sufren las discapacidades físicas más graves.4 Cada deporte se clasifica en una de las cinco categorías posibles de participación en actividades; a saber, recomendables, indi- 199 Deportes para niños físicamente discapacitados Tabla 1 Tipos y clases del sistema de clasificación funcional Atletas con problemas visuales T10 Falta de percepción de la luz; imposibilidad de reconocer formas T11, F11 2/60 y/o campo visual de menos de 5º * T12, F12 2/60-6 y campo visual de más de 5º y menos de 20º * Amputados T42 Amputación simple por encima de la rodilla; amputaciones combinadas de extremidades superiores e inferiores; discapacidad mínima T43 Doble amputación por debajo de la rodilla; amputaciones combinadas de extremidades superiores e inferiores; función normal en el brazo de lanzamiento T44 Amputación simple por debajo de la rodilla; amputaciones combinadas de extremidades superiores e inferiores; función reducida moderadamente en una de las extremidades T45 Doble amputación por encima del codo; doble amputación por debajo de la rodilla T46 Amputación simple por encima del codo; amputación simple por debajo del codo; función en la extremidad superior de lanzamiento F40 Doble amputación por encima de la rodilla; combinación de amputaciones en extremidades superiores e inferiores; graves problemas de marcha F41 Atletas que se pueden poner de pie pero con menos de 70 puntos en las extremidades inferiores + F42 Amputación simple por encima de la rodilla; combinación de amputaciones de extremidades superiores e inferiores; función normal en el brazo de lanzamiento F43 Doble amputación por debajo de la rodilla; combinación de amputaciones en extremidades superiores e inferiores; función normal del brazo de lanzamiento F44 Amputación simple por debajo de la rodilla; combinación de amputaciones en extremidades superiores e inferiores; función normal en el brazo de lanzamiento F45 Doble amputación por encima del codo; doble amputación por debajo del codo F46 Amputación simple por encima del codo; amputación simple por debajo del codo; función normal en el brazo de lanzamiento Parálisis cerebral T30 Afectación grave a moderada; utilizan uno o los dos brazos para empujar la silla de ruedas; el control es deficiente; están afectados ambos brazos y piernas T31 Afectación grave a moderada; empuje de la silla mediante propulsión con los pies; están afectados ambos brazos y piernas T32 Control limitado de movimientos; alguna movilidad de lanzamiento T32, F32 Fuerza muscular completa en extremidades superiores; impulso de la silla de forma independiente; ambos brazos y piernas afectados o pierna y brazo del mismo lado T33, F33 Buena fuerza funcional con mínima limitación o problemas de control de las extremidades superiores o del tronco; los miembros inferiores están afectados T34, F34 Pueden utilizar dispositivos de asistencia; ligera pérdida del equilibrio; extremidades inferiores o ambas piernas y un brazo están afectados T35, F35 Corren o caminan sin dispositivos de asistencia; problemas de equilibrio y del control motor fino T36, F36 Buena capacidad funcional en el lado dominante del cuerpo; el brazo y la pierna del mismo lado del cuerpo están afectados T37, F37 Afectación mínima; puede haberla en la parte inferior de las piernas, en el brazo y pierna del mismo lado del cuerpo o en una pierna, o existir problemas del equilibrio Silla de ruedas T50 Utilizan las palmas para impulsar la silla; pueden tener debilidad en los hombros T51 La fuerza de empuje proviene de la extensión del codo T52 Función de extremidades superiores normal T53 Movimiento hacia atrás del tronco; utilizan el tronco para conducir; amputaciones dobles por encima de las rodillas F50 Falta de agarre manual en el brazo de lanzamiento; puede haber debilidad en el hombro F51 Dificultad en el agarre manual en el brazo que no es el de lanzamiento F52 Agarre manual casi normal en el brazo que no es el de lanzamiento F53 Falta de equilibrio en la posición sentada F54 Equilibrio en posición sentada regular a bueno F55 Buen equilibrio y buenos movimientos hacia delante y hacia atrás; buena rotación del tronco F56 Buenos movimientos hacia delante y hacia atrás; normalmente son movimientos hacia un costado (de lado a lado) F57 La hoja muscular estándar de todas las extremidades no debe ser mayor de setenta puntos + Funcional-Natación S1 Imposibilidad de meterse en el agua; grado de movilidad limitado; falta de control del tronco; arrastre de la pierna; se mete en el agua pero con ayuda S2 Imposibilidad de meterse el agua; grado de movilidad limitado; falta de control del tronco; ligera propulsión de piernas; se mete en el agua sin ayuda S3 Control de muñecas limitado; propulsión de brazos limitada; mínimo control del tronco; caderas por debajo del agua; puede meterse sólo en el agua S4 Control de muñecas; los brazos no son totalmente normales; control del tronco mínimo, caderas por debajo del agua; mejor posición del cuerpo S5 Propulsión completa en la fase de agarre; movilidad de brazo limitada; función del tronco normal; propulsión con las piernas; empieza a nadar en posición de pie y sentada S6 Existe fase de agarre; movimiento del brazo eficaz; control del tronco; propulsión con las piernas; empieza a nadar empujado, en posición de pie o sentado S7 Buenas manos; buenos brazos; buen tronco; nivel de caderas; empieza a bucear en posición sentada o de pie S8 Propulsión manual; buen círculo de brazos; buen tronco; nivel de caderas y piernas; utiliza bloques para comenzar a nadar S9 Propulsión manual completa; propulsión manual completa; control del tronco completo; patada propulsora; empieza a bucear desde bloques S10 Propulsión manual y de brazo completas; control del tronco completo; fuerte patada de pierna; la propulsión y el comienzo del buceo se hace por turnos Visión afectada-Ciclismo, pelota gol, judo y natación B1 No hay percepción de la luz; imposibilidad de reconocer formas B2 Agudeza visual de 2/60 con menos de 5º de campo visual B3 Agudeza visual de 2/60 a 6/60; campo visual de 5º a 20º * El campo de visión normal es de aproximadamente 120º a 180º. + La extensión de la discapacidad se representa mediante una valoración que prueba la función y la fuerza de los grupos musculares. La función y la fuerza muscular se representa mediante puntos según cada clase (p. ej., menos de 70 puntos iguala a un atleta F41 y a uno F57). Tomado del Programa Oficial Conmemorativo de los X Juegos Paraolímpicos. Oakville, Ontario, Canadá: Disability Today Publicity Group, 1996:79. Adaptado con autorización de Booth DW, Grogono BJ: Athletes with a disability. En Harris M, Williams C, Stanich WD, Micheli LJ (eds.): Oxford Textbook of Sports Medicine. Oxford, England; Oxford University Press, 1998, pags. 815-831. 200 Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 76 William M. Wind, MD y cols. vidualizadas, adaptadas, no recomendables o de información no disponible (o no aplicable). La palabra recomendable indica que el deporte o actividad es seguro y beneficioso para una determinada discapacidad. Las actividades individualizadas son aquéllas que resultan más apropiadas para algunos atletas con ciertas discapacidades. Las actividades adaptadas pueden precisar de equipos y/o reglas especiales. Algunas actividades no son recomendables porque los riesgos de su realización pueden ser mayores que sus posibles beneficios. Consideraciones referentes a discapacidades específicas Síndrome de Down En los niños con síndrome de Down existen diversos problemas que pueden dificultar su participación en deportes, como la pérdida de audición, las enfermedades cardiovasculares, la hipoplasia pulmonar, la obesidad y la deficiencia inmunológica. La mayoría de los problemas musculoesqueléticos se deben a defectos genéticos de la producción normal de colágeno, lo que produce una laxitud ligamentosa y una pérdida de tono muscular. La laxitud ligamentosa hace que las articulaciones sean muy flexibles e inestables, lo que acaba produciendo anomalías en la columna vertebral, en la cadera, en la articulación femororrotuliana y en los pies. Un problema preocupante en el atleta con síndrome de Down es la inestabilidad multidireccional (y de múltiples niveles) de la columna cervical superior. Por eso, la columna cervical debe valorarse cuidadosamente mediante la EPP. En el 10-20% de las radiografías laterales suele haber inestabilidad atloaxoidea (con una distancia atlas-odontoides ≥ 5 mm).12 Como la distancia atlas-odontoides no cambia de forma significativa en los pacientes con síndrome de Down con el paso del tiempo, no hace falta hacer radiografías periódicas.13 Las radiografías laterales en flexión y extensión sirven para el diagnóstico de la inestabilidad atloaxoidea (fig. 1). Se han descrito otras anomalías frecuentes de la columna cervical, como son 77 la asimetría de los cóndilos occipitales, la inestabilidad atlooccipital (en hasta el 61% de los pacientes), la impresión basilar, la espina bífida cervical, la sincondrosis persistente y el os odontoideum.13 Todas las anomalías mencionadas pueden producir una inestabilidad global. Al final de la madurez esquelética, la enfermedad degenerativa cervical y la mielopatía cervical espondiloartrítica son más frecuentes en los niños con síndrome de Down que en la población general. Aunque la mayoría de los pacientes con inestabilidad cervical radiológica no tienen alteraciones neurológicas, cuando el espacio disponible para la médula espinal es <13 mm pueden aparecer síntomas. Son muy raras la afectación neurológica progresiva, la parálisis catastrófica brusca y la muerte, incluso cuando existe inestabilidad radiológica. Las lesiones neurológicas agudas son poco frecuentes en los deportes. Una simple caída o un pequeño accidente de tráfico puede causar una lesión.14 A veces la disfunción neurológica tiene lugar de forma gradual. Antes de que ocurra dicha lesión neurológica, puede haber un período prodrómico de sintomatología progresiva en forma de menor tolerancia al ejercicio o de una anomalía de la marcha. La artrodesis quirúrgica conlleva un alto riesgo de complicaciones, como son la reabsorción del injerto, los problemas pulmonares y neurológicos, y la muerte.12 En personas asintomáticas no está indicada la cirugía. Los pacientes asintomáticos con síndrome de Down no cumplen los criterios científicos de una prueba de rastreo de inestabilidad cervical. En 1995, la Academia Americana de Pediatría retiró su recomendación de 1984, que consistía en hacer una radiografía de columna cervical de rastreo antes de participar en deportes. La opinión actual es que en niños asintomáticos lo lógico es realizar una exploración anual, buscando sobre todo signos neurológicos o de mielopatía. Dicha exploración es más eficaz para predecir una mielopatía progresiva o una lesión neurológica que la radiografía de rastreo.14 Sin embargo, las radiografías de columna cervical en flexión y extensión si- Vol 3, N.o 3, Mayo/Junio 2004 guen haciendo falta antes de participar en deportes considerados de alto riesgo, según la organización Olimpiadas Especiales.15 Hay que excluir de las actividades que producen una sobrecarga de la cabeza en flexión a los niños con inestabilidad radiográfica o con hallazgos neurológicos. Nos referimos a la gimnasia, al buceo y al fútbol. Una displasia de cadera que no se detecte en el nacimiento puede empeorar después a causa de la laxitud capsular. La laxitud ligamentosa de rodilla se ve acentuada por el genu valgo, por la hiperplasia del cóndilo femoral interno y por la obesidad. Aunque son frecuentes la patella alta y la subluxación recidivante de rótula, si los síntomas no son intensos, no hay que realizar una realineación del aparato extensor. Las luxaciones más incapacitantes pueden requerir cirugía de realineación rotuliana. Son típicos los pies planos flexibles, aunque suelen ser asintomáticos. Otros problemas musculoesqueléticos habituales son la epifisiolisis femoral proximal, la escoliosis, los juanetes, la clinodactilia y la artritis poliarticular. Las fracturas de estrés, sobre todo las del cuello femoral, pueden pasar desapercibidas y ser de difícil tratamiento. En los pacientes con síndrome de Down se han publicado de forma clara los beneficios del ejercicio.16 La mayoría de los niños con síndrome de Down tienen menos fuerza muscular que los normales. Una menor fuerza muscular del cuádriceps puede predecir una baja densidad mineral ósea.17 Varela y cols.18 han publicado que un programa de entrenamiento aeróbico, realizado en adultos jóvenes con síndrome de Down mediante remos, mejoró su resistencia al ejercicio y su capacidad de trabajo. Sin embargo, no mejoró su estado de salud cardiovascular. El entrenamiento atlético puede mejorar su fuerza, la velocidad y la resistencia de los adolescentes.19 Cremers y cols.20 han publicado un estudio aleatorizado en niños asintomáticos, en los que existía evidencia radiográfica de inestabilidad atloaxoidea. Les dividieron en dos grupos: uno con restricción de actividades y el otro sin 201 Deportes para niños físicamente discapacitados Tabla 2 Hoja de posibilidad de participación Deportes individuales Enfermedad Amputaciones Extremidad superior Extremidad inferior Por encima de la rodilla Por debajo de la rodilla Parálisis cerebral Camina En silla de ruedas Lesión medular Cervical Torácica alta (T1–T5) Toracolumbar baja (T6–L3) Lumbosacra (L4–Sacro) Trastornos neuromusculares Distrofia muscular Atrofia espinal muscular Síndrome de Charcot– Marie–Tooth Ataxias Otros Osteogénesis imperfecta Artrogriposis Artritis reumatoide juvenil Hemofilia Displasias esqueléticas TA BI TI BO C/K BU ES AC P G MC TR N BP P RA R R R RA R R R R RA R RA R R R R R R R R R R R R R R R I R R R R R R R R R R R R R R R I R R R R I R I R R R R R I I I R I R R R I R I R R R R I – R – RA R R R – – – R RA R R R RA R R R IA R R R – – – R – RA RA R I R R R R R R R – RA RA R X I R R RA R R R R R R R – R R I – – – R RA RA R I I R R R R R R R I I R I I R – – R R R R R R R R R R I I R RA RA R R R R I I R I I R R I I R I I – R R I I R R I I R R RA RA R I I I R R R I I R R R R RA R R R R R R R I I I R R R I I R R R R I R R R R R R R I I I R R I R I R R R R R R R R R R R I I I R I I I I R = recomendado; X = no recomendado; A = adaptado; I = individualizado; - = no hay información o no se puede aplicar *Lanzamiento de disco, de peso, de jabalina. Adaptado con autorización de Chang FM: The disabled athlete. En Stanitski CL, DeLee JC, Drez D Jr, eds. Pediatric and Adolescent Sports Medicine. Philadelphia, PA: WB Saunders, 1994, vol. 3, págs. 48-76 TA = Tiro con arco; BI = Bicicleta; TI = Triciclo; BO = Bolos; C/K = Canoa/Kayak; BU = Buceo; ES = Esgrima; AC = Actividades de campo; P = Pesca; G = Golf; MC = Montar a caballo; TR = Tiro con rifle; N = Navegación a vela; BP = Buceo a pulmón; P = Patinaje (hielo o patines); ella. Aunque ninguno de los grupos presentó síntomas neurológicos, se constató que el grupo sin restricción de actividades estaba físicamente mejor. Esto sugiere que puede ser perjudicial restringir demasiado la participación deportiva. Entre las recomendaciones se incluyen las actividades deportivas aeróbicas y de fortalecimiento, puesto que son fácilmente entendidas por los niños y disfrutan mucho de ellas. La organización Olimpiadas Especiales ofrece un excelente entorno competitivo social y de apoyo. Los deportes practicados de forma regular son esenciales para mantener un buen estado de salud cardiovascular y una fuerza adecuada. Los niños deberían practicar cualquier deporte en el que disfruten, excepto los que impliquen golpes en la cabeza (como el rugby, el fútbol americano o el jockey sin casco). 202 Mielodisplasia La mielodisplasia es una anomalía compleja y muy variable del sistema nervioso central (SNC). Las capacidades funcionales de los niños que la sufren se dividen en torácicas (sin función del cuádriceps), lumbares (con función del cuádriceps e isquiotibiales) y sacras (con cierta función de los gemelos y sóleo). Algunos pacientes con función de nivel lumbar y buen equilibrio en posición sentada, y la mayoría de los que tienen función de nivel sacro y un equilibrio razonable, suelen caminar al final, aunque siempre más tarde que los niños sanos. La hidrocefalia suele tratarse mediante una válvula cerebroespinal, que tiene que ser controlada de por vida y puede dificultar la participación en algunos deportes de contacto. Un 10% de los niños no precisa válvula para su hidrocefalia, y tienen un buen equili- brio y capacidad de marcha. Los niños con buena capacidad de marcha y pocas deformidades esqueléticas suelen necesitar pocas adaptaciones para poder practicar deportes. Los problemas ortopédicos problemáticos para la participación deportiva son las úlceras de decúbito, las deformidades del pie, las contracturas en flexión de rodilla, las rigideces de cadera y las deformidades de columna vertebral. Un 30% de los pacientes tiene un alto riesgo de sufrir fracturas de tipo osteopénico en las extremidades inferiores, sobre todo los que no pueden caminar. Las fracturas suelen ser metafisarias o diafisarias, aunque pueden afectar a la fisis. A veces las fracturas son difíciles de diagnosticar.21 Cuando veamos un niño con una extremidad caliente e inflamada tras la actividad física, incluso sin traumatismo o mínimo trauma, lo más probable es que tenga Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 78 William M. Wind, MD y cols. Tabla 2 Tabla2 Hoja (continuación) de posibilidadde participación Deportes individuales Deportes individuales ED R EC N TM T TS R R R R – Extremidad inferior RA RA R R I R R R R R R I Parálisis cerebral RA RA R R R – – – I R – R Lesión medular IA IA R RA – IA IA IA R R – R RA RA R R – R R R R R R – Trastornos neuromusculares I I R R I I I I R R I I R R R R R – Marie–Tooth I R R R R R Otros I R R R R R I R R R R – I I R R I I I R R R I – RA R R R R – Deportes de equipos AP APS LP PS BB SB BA BAS FA FT FS JH JT FU FUS VB R – R – R R R – R R – R – R – – R R I R R R I RA R – R R R I I I R R R – I R I I I R R R I R R R – – R R R – R R I R I I – – R I – I – – R I – – I R – – R R I – – – R R R R – – R R R I R R – – RA RA R – RA RA R – – – R I R R I – – – I – – – R I R R I – – – I I R R – – – – R – R R – IA RA RA R I I R I I – – – R R R – I I R I I R I I R I I – – – R – – R I I – I I I I I – I I R I I – I I R I R I R I I I R – I I I I I R I R R I R R I X I – – R I I I I I X I – – I R I I R I R I R R R R I R R X – I – – I X I X I I R I I R X I I – – X I I X R X – I – – R I I I R I – I – – R I R R ED = Esquí de descenso; EC = Esquí campo a través; N = Natación; TM = Tenis de mesa (ping-pong); T = Tenis; TS = Tenis en silla de ruedas; AP = Atletismo en pista; APS = Atletismo en pista, en silla de ruedas; LP = Levantamiento de peso; PS = Polo en silla de ruedas; BB = Baseball; SF = Softball; BA = Baloncesto; BAS = Baloncesto en silla de ruedas; FA = Fútbol americano de agarre; FT = Fútbol americano de toque; FS = Fútbol americano en silla de ruedas; JH = Jockey sobre hielo; JT = Jockey en trineo; FU = Fútbol; FUS = Fútbol en silla de ruedas; BV = Balonvolea. una fractura y no una infección. Si no se protegen adecuadamente, las fracturas fisarias desapercibidas pueden acabar produciendo pseudoartrosis e inestabilidad. También son frecuentes los desgarros musculares, por el mal estado de los músculos situados por debajo de la lesión medular. Con respecto a la utilización de ortesis, pueden haber roturas cutáneas por la falta del efecto protector sensitivo debajo de la lesión medular. Los bastones o las sillas de ruedas pueden causar problemas en las extremidades superiores, sobre todo en el hombro, de forma similar a como ocurre en niños con paraplejia traumática. La participación en actividades deportivas debe adaptarse a cada individuo. El grado de participación dependerá del nivel funcional, de la motivación, del riesgo de fractura, de las precauciones neuroquirúrgicas y de si el deporte se practica localmente y al ni- 79 vel adecuado. Los pacientes con mielodisplasia no suelen participar en deportes de contacto, como el jockey sobre hielo y el fútbol americano, a causa de una menor capacidad funcional y su mayor riesgo de lesión medular. El fortalecimiento de las extremidades superiores puede mejorar la marcha y el manejo de la silla de ruedas. Estos niños pueden participar en muchos deportes, tanto regulares como adaptados. Entre ellos: el baloncesto en silla de ruedas, la natación, el esquí de nieve, el patinaje sobre hielo, montar a caballo, el golf, la navegación a vela y el remo. Los pacientes con mayores lesiones suelen necesitar equipos adaptados a ellos, como las ortesis de extremidades inferiores o las sillas de ruedas. Parálisis cerebral La parálisis cerebral en una enfermedad no progresiva del SNC, que se Vol 3, N.o 3, Mayo/Junio 2004 clasifica según sus patrones anatómicos y sus tipos de afectación motora (tabla 3). Los niños afectados suelen ser menos activos y más débiles que los normales, y tienen un peor estado de salud cardiopulmonar que sus homónimos sanos.22 La Asociación de Atletas con Parálisis Cerebral de Estados Unidos y la Asociación Internacional Recreativa y de Deportes de la Parálisis Cerebral han publicado un esquema clasificatorio de participación deportiva en ocho partes, basado en el grado de afectación neurológica. Los atletas se clasifican según la progresión de su afectación neurológica, desde la clase 8 hasta la clase 1. La clase 8 indica una afectación neurológica mínima y la clase 1 un paciente gravemente espástico y/o atetoide. Los principales problemas motores de la parálisis cerebral son la espasticidad, el equilibrio, el control motor y la debilidad. La mayoría de 203 Deportes para niños físicamente discapacitados EDME DAO EDME Figura 1. Corte sagital por la base de la columna cervical y el cráneo. A, Cuando existe una inestabilidad atloaxoidea, la distancia que hay entre el atlas y la odontoides (DAO) aumenta con la flexión (flecha), por lo que disminuye el espacio disponible para la médula espinal (EDME) (flecha). B, Al realizar la extensión del cuello, las vértebras C1 y C2 se colocan de nuevo en su posición normal, con lo que el EDME aumenta (flecha). (Adaptado con autorización de Chang FM: The disabled athlete. En Stanitski CL, DeLee JC, Drez D: Pediatric and Adolescent Sports Medicine. Philadelphia, PA: WB Saunders, 1994, vol. 3, págs. 48-76.) los problemas que tienen los atletas con parálisis cerebral se relacionan con la espasticidad, y destacan los dolores musculares, los desgarros y los problemas de sobrecarga.23 Con el paso del tiempo, el colágeno de tipo I puede acumularse en el endomisio de los músculos espásticos, produciendo una rigidez permanente y un alto riesgo de lesión.24 El déficit de control motor puede aumentar el riesgo de lesión, sobre todo cuando hay que hacer un esfuerzo máximo para compensar la debilidad muscular y la rigidez. La mitad de los pacientes con parálisis cerebral también tienen ataques epilépticos.4 La medicación anticonvulsiva puede afectar a su concentración mental y contribuir a su osteopenia. Otros problemas relacionados con la cognición, el sistema cardiopulmo- Tabla 3 Clasificación de la parálisis cerebral Patrones anatómicos Tipos de neuropatía Cuadriplejia Diplejia Hemiplejia Otras Espástica Disquinética Mixta Atáxica 204 nar, la visión y a la audición pueden ayudar a explicar las lesiones y la mala resistencia que tienen los pacientes con parálisis cerebral. Otras dificultades secundarias que padecen son: espondilolisis, espondilolistesis, inestabilidad de cadera, dolor anterior de rodilla, condromalacia fémororrotuliana, síndrome de Sinding-Larsen-Johansson, metatarsalgia y juanetes. Las lesiones de los atletas que compiten en actividades deportivas se relacionan con su grado de discapacidad y con el deporte en cuestión, aunque no suelen publicarse. Cuando se lesionan, los atletas con parálisis cerebral que tienen capacidad de marcha suelen padecer problemas en las extremidades inferiores causados por el estrés. Los niños con parálisis cerebral suelen tener bajos niveles de salud cardiopulmonar y menor fuerza que sus homónimos sanos, aunque realicen una actividad física similar. Se ha demostrado que la participación en deportes y ejercicios es beneficiosa para los niños afectados.25 Es especialmente importante para ellos mantener una fuerza muscular normal al llegar a la vida adulta, puesto que incluso una pequeña pérdida de fuerza puede tener serias consecuencias sobre su movilidad e independencia. Los niños con diplejia espástica pueden mejorar su fuerza me- diante ejercicios isocinéticos y ejercicios de repetición tanto como lo hacen los niños sanos.26 Con el ejercicio, la fuerza muscular del cuádriceps puede llegar a niveles normales, y también puede mejorar con una previa marcha en cuclillas. Aunque la velocidad de la marcha puede aumentar, el consumo de oxígeno no suele verse afectado.28 Las ortesis en bisagra de pie y tobillo pueden disminuir el consumo de oxígeno, al tiempo que proporcionan soporte al tobillo. La participación deportiva proporciona unos beneficios mayores que los ejercicios de recuperación como la autoconfianza, la mejora de la propia imagen y la madurez.29 Hay que motivar a los pacientes para que realicen entrenamientos de fuerza. Deben participar en deportes apropiados, según su edad y discapacidad, sin olvidar que pueden tener más lesiones por estrés. Entre los programas deportivos adaptados y organizados para niños con parálisis cerebral, destacan el baile, el patinaje sobre hielo, el baloncesto en silla de ruedas, la natación, el esquí, montar a caballo y el levantamiento de peso.4 El esquí de nieve puede adaptarse con éxito a todo tipo de edades y niveles funcionales. De hecho, puede proporcionar un entorno social adecuado, y aportar al niño sentido de la competición, libertad e independencia. Amputaciones congénitas y deficiencias de las extremidades Las amputaciones pueden clasificarse básicamente en congénitas y adquiridas. En los niños, las deficiencias congénitas de las extremidades son doblemente frecuentes que las amputaciones adquiridas (relación 2:1). Más del 90% de las amputaciones traumáticas afectan sólo a un miembro, y la más frecuente es la amputación transtibial. Los niños con amputaciones congénitas pueden tener también deficiencias en los músculos, huesos, partes blandas y ligamentos correspondientes. Los pacientes con fémur corto congénito, que además siempre tienen deficiencia del ligamento cruzado anterior en las rodillas, pueden ser erróneamente diagnosticados de rotura de dicho Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 80 William M. Wind, MD y cols. ligamento a causa de la laxitud clínica que presentan.30 En los niños con amputaciones adquiridas, el hipercrecimiento del muñón puede ser un gran problema. Dicho hipercrecimiento suele darse en el peroné, aunque también puede en la tibia, húmero, radio, cúbito y fémur. Dicho hipercrecimiento causa problemas en la interfaz hueso-partes blandas-prótesis, y puede producir irritación cutánea, ampollas, rotura de piel y osteomielitis. La participación en deportes puede empeorar el problema a causa del estrés añadido de las cargas de repetición, por lo que existirá un alto riesgo de rotura de piel y de desgaste protésico. Las prótesis requieren de ajustes frecuentes para adaptarse al crecimiento y al uso (o abuso) que le dan los atletas. Los atletas con deficiencias de extremidades tratadas que usan prótesis tienen una elevada demanda metabólica.31 Dicho gasto energético excesivo es inversamente proporcional a la longitud del miembro residual. Además, no se ve suficientemente compensado por una menor velocidad de la marcha.31 Los médicos tenemos que estar preparados para el manejo de enfermedades relacionadas con el calor, así como para las que producen pérdidas de líquidos y electrolitos. En los niños con deficiencias en las extremidades, la participación deportiva aumenta la fuerza, la resistencia cardiopulmonar, la coordinación motora y el equilibrio.5,32 Entre sus beneficios psicológicos y emocionales se incluye una mejor adaptación al medio, aumento de las capacidades cognitivas, un mejor humor y bienestar psicológico, y una mayor autoconfianza y autoestima. La participación en deportes de niños con deficiencias de las extremidades es muy importante para que desarrollen su coordinación motora, para mejorar su integración con otros niños de su edad y para lograr que se adapten a sus limitaciones físicas.5,32 Las recomendaciones para la participación deportiva de los niños con deficiencias de las extremidades deben ofrecerse de forma individualizada. El atleta amputado prácticamente puede realizar todos los deportes a muy alto nivel, incluyendo el esquí, 81 la carrera, la natación, montar en bicicleta, montañismo, paracaidismo, los deportes ecuestres y los deportes de equipo habituales. Habrá que tener en cuenta las características del deporte concreto, la discapacidad del niño, las prótesis y el equipo que utiliza para adaptarse y la disponibilidad de programas organizados. Se ha publicado una hoja de posibilidades de participación basada en el nivel de amputación30 (tabla 4). Para que exista igualdad en los actos de competición, también hay que clasificar las amputaciones según el nivel funcional restante, teniendo en cuenta si son transversales o longitudinales. Hemofilia Las hemofilias A y B son los dos tipos más frecuentes de dicha enfermedad. En ellas existe un déficit de los factores de la coagulación VIII y IX respectivamente, aunque clínicamente son idénticas. La hemofilia se clasifica, según la deficiencia del factor de la coagulación, como leve (nivel de factor del 5 al 40% de lo normal), moderada (del 1 al 5% de lo normal) y grave (menos del 1% de lo normal). La enfermedad de von Willebrand es más frecuente y leve que la hemofilia clásica. En su forma más grave, cuando está ausente el factor de von Willebrand, puede haber hemartrosis. En el pasado, la sustitución del factor deficitario aumentó el riesgo de hepatitis y de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana en estos pacientes. Sin embargo, los productos derivados de humanos y víricamente inactivados, y el uso de factores recombinantes han eliminado dicho riesgo. En la hemofilia grave o moderada, puede haber hemorragias en el SNC, en las articulaciones y en los compartimentos musculares, de tipo espontáneo o traumático. Las manifestaciones más frecuentes de la enfermedad son las hemorragias intrarticulares en tobillos, rodillas y codos. Las hemartrosis recidivantes suelen producir una hipertrofia sinovial crónica en una determinada articulación (articulación diana), y finalmente causar artropatía hemofílica. Las hemorragias del SNC y de músculo iliopsoas son problemas urgentes, que requieren de la sustitución del factor deficitario hasta alcanzar el 100%. Vol 3, N.o 3, Mayo/Junio 2004 Sin el tratamiento adecuado, los hematomas del iliopsoas pueden provocar gran pérdida sanguínea y choque hipovolémico. Las hemorragias pequeñas se toleran bien, y pueden tratarse con terapia sustitutiva de factor a demanda o mediante profilaxis continuada. Los pacientes adolescentes deben aprender a ponerse ellos solos el factor. Las hemorragias agudas intensas tienen que ser tratadas con urgencia.33 Si tras varios meses de profilaxis, persisten las hemorragias en una determinada articulación diana, habrá que pensar en la sinovectomía. Dicha intervención suele disminuir el riesgo de hemartrosis y parece prevenir la artropatía. Esto ayudará a que el niño vuelva a la práctica deportiva. La intervención puede realizarse mediante artroscopia. Además, el equipo de hemofilia debe realizar una terapia sustitutiva suficiente del factor deficitario y un tratamiento perioperatorio que sea eficaz. La sinovectomía también puede realizarse mediante inyecciones de sustancias radioactivas, y está especialmente indicada en pacientes con inhibidores de alta respuesta. Gracias a la autoadministración de factor recombinante y a los programas completos de tratamiento de estos pacientes, su participación deportiva es cada vez mayor. Los niños hemofílicos necesitan hacer deporte, pues aparte de su enfermedad, son normales y sanos, y la participación deportiva mejora su propia imagen y su adaptación social. El aumento del tono muscular y de la estabilidad articular que el deporte y el ejercicio proporcionan ayuda a prevenir las hemartrosis y la degeneración articular. Con un programa de ejercicios isocinéticos pueden fortalecerse los músculos, sin que por ello aumenten los episodios de sangrado.34 También se ha demostrado que el ejercicio aumenta los niveles de factor VIII circulante en pacientes hemofílicos de forma transitoria, aunque esto no evita que haya que transfundir el factor deficitario.35,36 Hay que animar al niño hemofílico a participar en deportes que sean adecuados para su nivel de enfermedad, aunque tendrá que ser bien aconsejado con respecto a los posibles riesgos.37,38 La natación y montar en bici- 205 Deportes para niños físicamente discapacitados Tabla4 Hoja de posibilidad de participación de niños amputados Amputaciones Extremidad superior Por encima de la rodilla Por debajo de la rodilla RA R R R RA R R R R RA R RA R R R R R R R R R - R R R R R R I R R R R R R R I RA RA R R I R R R R R R R R R R R R R R R R R R R R R I R I R - R R R I R R R R R - RA RA R I I R R R R I R R I R R R R I R R I I R I R Deporte Individual Tiro con arco Bicicleta Triciclo Bolos Canoa/Kayak Buceo Esgrima Actividades del campo* Pesca Golf Montar a caballo Tiro con rifle Navegación a vela Buceo a pulmón Patinaje (hielo o patines) Esquí (descenso) Esquí (campo a través) Natación Tenis de mesa (ping-pong) Tenis Tenis en silla de ruedas Atletismo en pista Atletismo en pista, en silla de ruedas Levantamiento de pesos Polo en silla de ruedas En equipo Baseball Softball Baloncesto Baloncesto en silla de ruedas Fútbol americano de agarre Fútbol americano de toque Fútbol americano en silla de ruedas Jockey sobre hielo Jockey en trineo Fútbol Fútbol en silla de ruedas Balonvolea Extremidad inferior R = recomendado; A = adaptado; I = individualizado; - = no hay información o no es aplicable. *Lanzamiento de disco, jabalina o peso. Adaptado con autorización de Chang FM : The disabled athlete. En: Stanitski C, DeLee J, Drez D Jr (eds.): Pediatric and Adolescent Sports Medicine. Philadelphia, PA: WB Saunders, 1994, vol. 3, pags. 48-76 206 cleta son actividades que los niños pueden continuar practicando después, en su vida adulta. En niños con afectación grave, hay que fomentar deportes como la natación, y desaconsejar deportes de choque o de contacto.38 La protección mediante la infusión del factor deficitario de la coagulación, la utilización de cascos, protectores de cara y extremidades, ortesis de tobillo, superficies de juego adecuadas y el cumplimiento de las reglas, permitirán que estos niños participen en algunos deportes de equipo, como el fútbol, el baloncesto y el balón bolea. Sin embargo, antes de decidir qué deporte se va a practicar habrá que discutir el tema con el niño, sus familiares y el equipo de hemofilia. Artritis reumatoide juvenil La artritis reumatoide juvenil (ARJ) es la enfermedad reumática más frecuente. Típicamente se desarrolla antes de los 6 años de edad. Los niños que la padecen suelen ir al cirujano ortopédico por dolor, aunque los signos iniciales más frecuentes suelen ser la inflamación articular y/o la cojera. Como grupo, los niños con ARJ suelen ser menos activos, y participar menos en actividades físicas y deportes organizados que los niños sanos de la misma edad. Cuando la enfermedad dura más de 10 años, suele haber un deterioro funcional y una menor participación deportiva. En los niños con ARJ, el ejercicio excesivo y los deportes pueden empeorar la enfermedad. Las articulaciones desprotegidas debido a la poca fuerza muscular tienen un alto riesgo de sufrir lesiones ligamentosas o cartilaginosas. Cuando se realiza un cambio brusco de actividades, la limitación de la movilidad articular hace que aumente el riesgo de fractura en los huesos osteopénicos adyacentes. Si existe inestabilidad cervical habrá que restringir la participación deportiva en casi todos los deportes de contacto, así como en cualquier otro en el que se realicen movimientos bruscos del cuello. Cuando se detectan síntomas neurológicos progresivos, habrá que realizar una estabilización quirúrgica de la zona cervical. Los niños con ARJ también tienen menor capacidad ae- Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (Edición Española) 82 William M. Wind, MD y cols. róbica que los niños sanos de la misma edad.39 Los beneficios de la actividad en los niños con ARJ incluyen el mantenimiento de la flexibilidad articular, la fuerza muscular, la condición física aeróbica y mayor densidad ósea.40 También se ha demostrado que el ejercicio regular mejora la función y el bienestar de estos pacientes.40 Los ejercicios aeróbicos bien diseñados pueden ayudar a prevenir la pérdida de condición aeróbica, sin por ello causar un empeoramiento del proceso inflamatorio articular.41 Para el buen tratamiento de la ARJ hay que formar un equipo multidisciplinario dirigido por un reumatólogo. Dicho especialista será el encargado de controlar la medicación y los diversos problemas que tienen los niños con ARJ. Son aconsejables los ejercicios de flexibilidad, como, por ejemplo, los movimientos rítmicos y lentos de las diversas articulaciones afectadas. Los ejercicios isométricos de fortalecimiento son ideales para las articulaciones artríticas, puesto que en ellos las superficies articulares no se mueven. Los deportes recomendables son el ciclismo, la natación y otras actividades de bajo impacto. Con ellos, no se han constatado efectos negativos tras 8 años de duración de la enfermedad. Se ha demostrado que lo mejor para estos pacientes son los ejercicios en agua.42 Dispositivos de adaptación Sillas de ruedas Las sillas de ruedas son utilizadas por muchos atletas que sufren diversas discapacidades, y sobre todo por los que sufren anomalías o tienen lesiones medulares. Las sillas de ruedas permiten que los niños compitan en deportes de campo y pista, en tenis y en baloncesto, deportes que de otra forma serían imposibles de realizar. La utilización de la silla también mejora la condición cardiorrespiratoria, la fuerza y la autoestima de dichos niños.9 Los atletas en silla de ruedas se clasifican según sus niveles de habilidad. La Asociación Atlética Nacional de Silla de Ruedas utiliza un sistema médi- 83 co de clasificación para niños y adultos para adaptar la edad y el nivel de afectación neurológica a las distintas competiciones deportivas que organiza. Las lesiones deportivas más frecuentes en atletas en silla de ruedas son las que afectan a las partes blandas, las abrasiones cutáneas y las úlceras de decúbito. Las lesiones de partes blandas suelen ocurrir en las extremidades superiores (hombros, codos, muñecas y manos). Las ampollas y abrasiones suelen deberse a la tracción o irritación de la piel en contacto con el borde, las ruedas o frenos de la silla, o al contacto con los bordes cortantes de la misma, o a caídas o choques con otros atletas. Se producen más úlceras de decúbito cuando se utilizan sillas de competición que cuando se usan las convencionales. Su diseño especial, con las rodillas más altas que las nalgas, hace que aumente la presión en el sacro y en las tuberosidades isquiáticas. La sudoración y las abrasiones pueden complicar aún más el problema de las úlceras de decúbito. Entre las lesiones crónicas o recidivantes de estos pacientes destacan las tendinitis, los tirones, los esguinces, las bursitis por sobrecarga y los esguinces o roturas ligamentosas. En la cuarta parte de los atletas que usan sillas de ruedas hay compresión de nervios periféricos. El problema más habitual por sobrecarga o lesión en atletas que utilizan silla de ruedas se localiza en los hombros. Los pacientes pueden presentar dolor en dicha región justo después de que se produzca una lesión medular o mucho más tarde. La limitación de la movilidad del hombro y el desequilibrio muscular pueden producir dolor precoz, por lo que su prevención es fundamental. Conforme el niño va mejorando con la rehabilitación, el manguito rotador y los músculos aductores (que están relativamente débiles con respecto al deltoides), pueden producir un síndrome de golpeteo acromial.43 Las principales causas de dolor de hombro son: dolor referido de la columna cervical, lesión del manguito rotador debida a golpeteo acromial de larga duración y osteonecrosis de la cabeza humeral posiblemente debida a la excesiva presión intrarticular que ocurre cuando el atleta Vol 3, N.o 3, Mayo/Junio 2004 realiza movimientos laterales de forma activa. Los atletas parapléjicos jóvenes que usan silla de ruedas se mueven como los adultos, es decir mediante el tríceps, el pectoral mayor y la parte anterior del deltoides, de modo que dichos músculos pueden lesionarse de forma crónica. La enfermedad de Charcot, resultante de una siringomielia de la médula cervical, puede provocar una destrucción indolora e inflamación del hombro. Un problema preocupante, referente a los atletas que usan silla de ruedas, sobre todo en los que tienen lesión medular, es la afectación de los sistemas nerviosos autónomo y sensorial. Dicha afectación puede producir un mal funcionamiento de la regulación térmica, que causa hipertermia o hipotermia durante las competiciones. Los atletas también pueden sufrir disrreflexia o hiperreflexia, debidas a la hiperactividad generalizada del sistema nervioso simpático. Los síntomas suelen aparecer cuando las lesiones están situadas por encima de T6. Entre ellos destacan la hipertensión, la taquicardia o bradicardia, y las cefaleas intensas. La causa fundamental de dichos síntomas es la distensión intestinal y vesical. Para evitar lesiones y complicaciones en los atletas que usan silla de ruedas es fundamental prevenirlas. Para lograr una participación segura en competiciones deportivas es importante realizar previamente una exploración médica completa. Las lesiones de partes blandas pueden prevenirse mediante ejercicios rutinarios de estiramiento, y con programas de acondicionamiento y fortalecimiento. Se ha constatado que los niños con espina bífida y parálisis cerebral que realizan entrenamientos de resistencia mejoran su fuerza muscular y su agilidad en la silla de ruedas.44 Entre los ejercicios de hombro que deben realizar los niños con paraplejia destacan los de fortalecimiento de aductores y rotadores. Los atletas deben vestirse de forma adecuada a la temperatura ambiente e hidratarse adecuadamente. El uso de guantes y la colocación de almohadillas en zonas de hiperpresión disminuyen el riesgo de ampollas, abrasiones, úlceras y compresión de la rama motora profunda del nervio cubital. Además de una 207 Deportes para niños físicamente discapacitados historia clínica y una exploración física bien enfocadas, es importante utilizar un asiento adecuado en casos de sobrecarga con síntomas persistentes. Un cambio en la altura y posición del asiento puede disminuir el grado de movilidad de las extremidades superiores que resulta necesario para la propulsión, ayudando a resolver el problema funcional. Prótesis Para el atleta amputado, existen diversos tipos de prótesis que pueden aumentar su capacidad de participación en deportes, su rendimiento y su grado de satisfacción. Los principios esenciales para lograr prótesis cómodas y energéticamente eficaces son: no aumentar el gasto metabólico asociado de cada nivel de amputación, tener una buena calidad en el miembro residual amputado y una buena condición física.45 Los avances tecnológicos han permitido fabricar prótesis más finas, más ligeras y más duraderas, y todo ello con la posibilidad de tener encajes dinámicos. Los encajes pueden tener una concha interna flexible de termoplástico, conectada a un marco de descarga rígido. De esa forma se absorberán los impactos que tienen lugar en casi todos los deportes de competición. Los encajes a veces se fabrican con materiales de interfaz de silicona o gel, o con calcetines hipobáricos, que ayudan a absorber las cargas de cizallamiento y de compresión (que podrían ser dañinas). Se han diseñado sistemas auxiliares de suspensión, que proporcionan estabilidad y seguridad adicionales a la suspensión protésica. Los nuevos diseños protésicos, como el método de alineación controlado por el trocánter, contorneado y aducido, que se utiliza en las amputaciones transfemorales, y los pies de fibra de carbono de peso ligero y almacenamiento de energía, que se usan en las amputaciones transtibiales, parecen disminuir el gasto metabólico durante la marcha y la carrera.45 Se han desarrollado varios tipos de pies protésicos que almacenan energía, y que deben prescribirse según las demandas funcionales previstas. La talonera sólida con almohadillada en el tobillo es adecuada para atletas con limitación de la capacidad de marcha a nivel doméstico. Para los pacientes con requerimientos normales para la marcha, carrera y deportes, debería prescribirse un pie protésico de múltiple uso, que almacena un 25% de la energía. Un ejemplo es el Pie de Seattle (Model & Instrument Works, Seattle, WA). Un atleta más competitivo puede preferir un pie que almacene un 50% de la energía. Este tipo de diseño fue presentado por primera vez por FlexFoot (Össur, Aliso Viejo, CA). A veces, un atleta con alto nivel de sprint puede necesitar un diseño que almacene el 100% de la energía. Teniendo en cuenta que dicho diseño se fabrica para los sprints y que no tiene talonera, suele hacer falta una segunda prótesis para las actividades relacionadas con la marcha normal. Es importante que el especialista protésico se implique de forma acti- va y precoz en lograr el mejor y más adecuado diseño, utilizando para ello las nuevas tecnologías. Para tomar la decisión más adecuada es importante que el paciente sea optimista con respecto a sus objetivos funcionales y atléticos.46 La elección del diseño más conveniente se hará gracias al conocimiento del médico de las características de cada paciente, siempre trabajando en estrecha colaboración con el protésico que los fabrica. Es importante definir unos objetivos claros, que justifiquen la necesidad de un determinado diseño ante las compañías aseguradoras. with chronic health conditions, in Goldberg B (ed): Sports and Exercise for Children With Chronic Health Conditions. Champaign, IL: Human Kinetics Publishers, 1995, pp 14-29. Jackson RW, Davis GM: The value of sports and recreation for the physically disabled. Orthop Clin North Am 1983;14: 301-315. Croucher N: Sport and disability, in Williams JGP, Sperryn PN (eds): Sports Medicine, ed 2. London, England: Edward Arnold Publishers, 1976. Shephard RJ: Sports medicine and the wheelchair athlete. Sports Med 1988;5: 226-247. 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La participación deportiva puede fomentarse con ayuda de un equipo multidisciplinario de médicos, fisioterapeutas, protésicos, familiares y psicólogos. También es muy importante que los niños se adapten a las normas de participación. Teniendo en cuenta que los niños discapacitados siguen teniendo interés y deseo en practicar deportes, es necesario seguir ayudándoles a lograr los múltiples beneficios que la competición deportiva ofrece. Bibliografía 1. Guttmann Sir L: Spinal cord injury: A primer—Spinal injury through history, in Maddox S (ed): Spinal Network. Boulder Colorado, Spinal Network, 1987, pp 22-25. 2. Chang FM: The disabled athlete, in Stanitski CL, DeLee JC, Drez D Jr (eds): Orthopaedic Sports Medicine: Pediatric and Adolescent Sports Medicine. Philadelphia, PA: WB Saunders, 1994, vol 3, pp 48-76. 3. Clark MW: The physically challenged athlete. Adolesc Med 1998;9:491-499. 4. Lai AM, Stanish WD, Stanish HI: The young athlete with physical challenges. 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