La protección social: una cuestión de interés común para Europa

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La protección social: una cuestión
de interés común para Europa
dentro del marco de la nueva
estrategia de Lisboa
JERÔME VIGNON*
G
racias por brindarme la oportunidad de hablar hoy ante todos ustedes. Tal y como me han solicitado
voy a abordar el tema, de gran actualidad, de
«cómo interactúa el trabajo que realizamos
sobre protección e inclusión social con la
recientemente relanzada estrategia de Lisboa, centrada en las políticas de crecimiento y
empleo». Y creo que la mejor forma de abordarlo es analizando nuestra situación actual
desde una perspectiva contextual. Por lo tanto, me gustaría explicar cómo y en qué manera se han venido desarrollando los intercambios de colaboración en la Unión Europea
(U.E.) en materia de protección y de inclusión
social y cómo hemos llegado hasta el punto en
el que nos encontramos hoy en día.
1. LA UNIÓN ECONÓMICA
Y MONETARIA (UEM) HA
MODERNIZADO LA PROTECCIÓN
SOCIAL HASTA CONVERTIRSE
EN UN PROYECTO DE INTERÉS
COMÚN PARA EUROPA
Aunque la protección social está en el centro mismo de las políticas nacionales de cohe* Director de protección e integración social de la
Comisión Europea.
sión social, la Unión Europea carece de competencia legislativa directa en este tema.
El Artículo 2 del Tratado de la Unión
Europea (TUE) señala como uno de los objetivos principales de la Comunidad el de mantener un alto nivel de empleo y de protección
social. Sin embargo, esta declaración no se
ha traducido en un programa legislativo
íntegro en materia de protección social a
nivel de la U.E. Esto contrasta con lo que ha
ocurrido en otras áreas listadas en el Artículo 2, como por ejemplo, la protección del
medio ambiente, donde Europa ha desarrollado unos estándares comunes. En el ámbito
social, los Estados miembros se convierten
en únicos responsables de la protección
social, estableciendo políticas y utilizando
prácticas que varían de acuerdo a factores
económicos, culturales e históricos. No pretendo con mis planteamientos de hoy poner
nada de esto en tela de juicio.
De hecho, la legislación de la UE ha sido
sometida a limitaciones y además, según el
principio de subsidiariedad por el que los sistemas nacionales responden a los retos y
necesidades sociales del modo más eficaz
posible, sólo se ha preocupado de cómo los
principios del Tratado Fundamental son aplicados dentro de los sistemas nacionales.
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ESTUDIOS
De este modo, como corolario al derecho de
la libertad de movimiento, existen mecanismos de coordinación en los Reglamentos
1408/71 y 574/72 que cubren la Seguridad
Social de los trabajadores migrantes, asegurando que estos trabajadores no pierden ningún beneficio en el ejercicio de su derecho a
la libertad de movimiento. Estas disposiciones además de haber sido muy importantes
para miles de trabajadores españoles
migrantes, también lo han sido para miles de
pensionistas alemanes que se han jubilado
en España e incluso más, para los miles de
turistas europeos que pasan sus vacaciones
estivales en su país.
De igual forma, las directivas 79/7/CEE y
86/378/CEE se ocupan de la aplicación del
principio de igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito de la Seguridad Social obligatoria y profesional –entiendo también, que
estas directivas han influido notablemente
en el papel y la situación que gozan las mujeres en España–.
Desde 1992 en adelante, la integración
monetaria sitúa el proceso de modernización
de la protección social en la agenda europea.
La década de los 90 fue testigo de la aparición del compromiso de la UE con la protección social, compromiso que carece de instrumentos legislativos. En 1991 la Comisión destacó el propósito de convergencia de los objetivos y las políticas en materia de protección
social. Con el conocimiento explícito de la
diversidad de sistemas y de la subsidiaridad,
la estrategia de convergencia promovió el
reconocimiento de que la protección social
constituía un componente fundamental del
modelo europeo de sociedad, así como un
mayor intercambio de información entre la
Comisión y los Estados miembros. Todo esto
condujo a la adopción, en 1992, de dos Recomendaciones del Consejo, que destacaban
principios comunes que respaldaban a las
disposiciones de los Estados miembros y
señalaban a los Estados como los proveedores
de asistencia social, o de otros sistemas que
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garantizaran a toda la población un nivel
mínimo de recursos. Los Estados miembros
sujetos a estos instrumentos acordaron la
necesidad de mantener, adaptar y, en algunos casos, desarrollar sus sistemas. –Este es
el momento en el que empieza a debatirse la
importancia del desarrollo y modernización
de los sistemas y que representa un objetivo
importante de nuestro trabajo–.
A mediados de la década de los 90, se incrementó el intercambio de políticas. La voluntad de compromiso por conseguir este intercambio está directamente relacionada con el
creciente sentimiento de solidaridad y propósito común entre los ministros de asuntos
sociales, funcionarios y otros actores.
En aquel momento se mantenía una postura firme y unánime ante la superación de
retos comunes, lo que fue reflejado por la
Comisión en sus comunicaciones de 1995 y
1997. En ellas se ponían de manifiesto, por
ejemplo, las cuestiones planteadas en torno a
los desafíos de los sistemas de protección
social europeos, el constante alto nivel de
desempleo, el fracaso por erradicar la pobreza y la exclusión social y otros muchos desafíos derivados del envejecimiento de la población.
Los dos elementos destacados, es decir, el
reconocimiento de los desafíos comunes y la
aceptación compartida sobre necesidad de
modernizar los sistemas, llevaron a la Comisión a contemplar en 1999, la posibilidad de
formalizar este intercambio informal y proponer estructurar la futura política de coordinación en torno a cuatro grandes objetivos:
–
Conseguir que el trabajo fuera rentable
y que proporcionara unos ingresos
seguros.
–
Asegurar las pensiones y conseguir la
sostenibilidad de los sistemas de pensiones.
–
Promover la inclusión social, y
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– Asegurar una óptima calidad y sostenibilidad de la asistencia sanitaria y de los
servicios de cuidados.
Asímismo, propuso la creación de lo que
más tarde se convertiría en el Comité de Protección Social, cuyo establecimiento, acordado unánimemente por los Estados miembros,
se llevó a cabo en un tiempo record.
2. EL CONSEJO DE LISBOA:
UN IMPORTANTE AVANCE
EN EL ESTABLECIMIENTO
DE OBJETIVOS COMUNES
EN MATERIA DE INCLUSIÓN
Y PROTECCIÓN SOCIAL
EN LA UNIÓN EUROPA
En Lisboa, los Jefes de Estado y de Gobierno establecieron una visión, un mandato y
una herramienta para unificar la inclusión y
la protección social.
Casi de inmediato, el Consejo Europeo de
Lisboa señaló su visión sobre una estrategia
socio-económica integrada para la Europa de
la década de 2010, trasladando los intercambios relativos a la protección e inclusión social,
a un escenario político completamente nuevo.
Bajo el título de «una mayor cohesión
social», el Consejo hizo hincapié en la necesidad de modernizar la protección social. En las
conclusiones se reflejaron los cuatro objetivos
para la protección social establecidos en la
Comunicación de la Comisión de julio de
1999, pero se requería al que entonces era el
Grupo de Alto Nivel que tratara dos asuntos
prioritarios:
• Examinar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, mediante un análisis
de la evolución futura de la protección
social desde una perspectiva a largo
plazo; y
• Conseguir un impacto decisivo en la
erradicación de la pobreza, establecien-
do objetivos adecuados, que deberían
ser aprobados por el Consejo.
En otras palabras, dos de estos cuatro
grandes objetivos generales para la cooperación política captaron la atención inmediata.
Asimismo, la estrategia de Lisboa determinó que el método abierto de coordinación se
convertiría en el mecanismo que pusiera en
marcha éstos y otros componentes de la estrategia integrada. El método fue introducido
como «un medio para difundir las buenas
prácticas y conseguir una mayor convergencia hacia los principales objetivos de la Unión
Europea». Se concibió como una técnica innovadora de gobierno, basada en el principio de
la subsidiariedad, cuyas características principales son las siguientes:
–
fijar las directrices para la Unión junto
con agendas específicas, a fin de conseguir los objetivos que ellos, los Estados,
establecieron a corto, medio y largo
plazo;
–
establecer, cuando proceda, indicadores cuantitativos y cualitativos y puntos de referencia con los mejores del
mundo, y adaptarlos a las necesidades
de los diferentes Estados miembros y
sectores, como método de comparación
de las mejores practicas;
–
trasladar estas directrices europeas a
las políticas nacionales y regionales,
mediante el establecimiento de objetivos específicos y la adopción de medidas, teniendo en cuenta las diferencias
nacionales y regionales;
–
seguimiento periódico, evaluación y
revisión paritaria, organizados como
procesos de aprendizaje mutuo.
Así mismo, el Consejo de Lisboa señaló los
mecanismos para el seguimiento anual del
trabajo hacia el nuevo objetivo estratégico
general. En primavera se celebraría una reunión del Consejo Europeo sobre los asuntos
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ESTUDIOS
económicos y sociales, donde se trabajaría en
los diferentes elementos de la estrategia
organizada de dicha reunión, «tanto en el
nivel superior como inferior». Lo que viene a
decir que las tareas por modernizar la protección social y promocionar la inclusión social
se debatirían en la mesa de negociaciones de
las sucesivas cumbres de primavera. Así, tras
Lisboa, existía un nuevo ámbito, un nuevo
método de trabajo y un nuevo marco estratégico para el trabajo que la UE realiza en este
campo.
Por último, pero no menos importante, y
desarrollado en la Agenda de Política Social
del 2000-2005, concebimos la idea del triángulo de la política de Lisboa, que promueve
un círculo estratégico para el refuerzo mutuo
de las políticas económicas, de protección
social y de empleo.
2.1. El «método abierto de coordinación
social » (MAC) recibe un fuerte
impulso
De acuerdo a esa visión, estimulada por
este mandato y equipada con el instrumento
del método abierto de coordinación, el Comité
de Protección Social, junto con la Comisión,
ha desarrollado el proceso del MAC, que ustedes ya conocen.
El Consejo Europeo de Niza, celebrado en
diciembre de 2000, acordó un conjunto de
objetivos comunes en la lucha contra la
pobreza y la exclusión social. El Consejo hizo
hincapié en la naturaleza multi-dimensional
de la pobreza y la exclusión social y, por consiguiente, pidió a los Estados miembros que
desarrollaran respuestas políticas coherentes en los diferentes ámbitos políticos. Además, se resaltó la necesidad de movilizar e
involucrar a diferentes actores en la formulación de políticas; a saber, autoridades regionales y locales, ONGs y representantes de las
personas con riesgo de ser excluidas. Todo
ello constituyó la base de los Planes Nacionales de Acción (PNAs) para la Inclusión, que
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fueron presentados en junio de 2001 para el
periodo comprendido entre mediados de 2001
a mediados de 2003. La valoración de los planes se llevó a cabo en un Informe conjunto del
Consejo y de la Comisión en materia de inclusión social, presentado al Consejo Europeo de
Laeken, en diciembre de 2001. Al mismo
tiempo se aprobó el establecimiento de una
serie de indicadores comunes, recogidos
ampliamente en las fuentes de datos de la
UE como un medio de seguimiento de los progresos hacia el avance de los objetivos comunes.
Los 15 Estados miembros presentaron en
julio de 2003, los segundos Planes Nacionales
de Acción (PNAs) sobre inclusión social, y de
nuevo se elaboró un informe conjunto de
inclusión para el siguiente Consejo Europeo
en la primavera de 2004. Los nuevos Estados
miembros presentaron su primer PNA de
inclusión a mediados de 2004, justo unas
semanas después de convertirse en miembros
de la Unión.
En materia de pensiones, el desarrollo fue
similar, aunque más lento. En un estudio
presentado por el Consejo Europeo de
Gothemburg en junio de 2001, se planteaban
tres principios generales para la modernización de los sistemas de pensiones, a saber:
«salvaguardar la capacidad de los sistemas
para cumplir con sus objetivos sociales, mantener su viabilidad financiera y responder a
las necesidades que el cambio social había
suscitado.» Al igual que para la inclusión
social, se aprobaron objetivos comunes que se
incorporaron a las Conclusiones del Consejo
de Laeken en diciembre de 2001.
Los Estados miembros presentaron Informes de Estrategia Nacional en julio de 2002,
cuyos fundamentos sirvieron para elaborar
un Informe conjunto entre el Consejo y la
Comisión bajo el título de «adecuación y sostenibilidad de las pensiones», que fue aprobado en el Consejo Europeo en la primavera de
2003. Los segundos Informes de estrategia
nacional (esta vez elaborados por los 25 Esta-
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dos miembros) llegarán a la Comisión en el
transcurso de esta Conferencia.
Por otra parte, está previsto que ampliemos el MAC al campo de la asistencia sanitaria y de los cuidados de larga duración para
las personas mayores. En términos formales,
lo haremos así a partir del otoño de 2006, pero
en la práctica, ya se ha puesto en marcha un
buen intercambio y cooperación. Tampoco
nos hemos olvidado de los otros objetivos,
tales como hacer el trabajo rentable y proporcionar unos ingresos seguros, lo que está
relacionado con un asunto importante, «la
interacción de los sistemas de protección
social con el mundo laboral y el apoyo a los
objetivos establecidos por la Estrategia Europea para el Empleo». Algunas cuestiones
relacionadas con este campo, por ejemplo, las
estructuras de incentivos de los beneficios fiscales, los vínculos entre los derechos a beneficios y las medias de activación, o los apoyos
prestados, como por ejemplo servicios de cuidados para los niños, (algo que puede marcar
grandes diferencias para ayudar a las personas desempleadas a incorporarse al mercado
laboral), serán temas a abordar en otros procesos de la UE, como el de las Grandes Orientaciones de la de Política Económica (GOPEs)
y el de las Directrices para el Empleo.
El Comité de Protección Social insiste en
que se tenga en cuenta este punto y que se
asegure que se atienden los intereses de política social, que deben sustentar a las políticas
en esta área. Éste será un importante principio global de nuestro trabajo en el futuro,
puesto que nos encaminamos a trabajar de
forma más racionalizada, informando sobre
los diferentes campos en el ámbito de la protección y la inclusión social.
2.2. ¿Cuáles han sido los logros hasta
el presente?
Yo diría que, después de varios años de
trabajo constante en este campo a través del
MAC, los intercambios de cooperación en
materia de protección e inclusión social han
logrado algunos avances aunque todavía hay
mucho trabajo por hacer. Hemos logrado el
entendimiento mutuo, de todos aquellos que
participan en el proceso, sobre lo que representa un buen planteamiento de políticas y
¿qué quiero decir con esto?. Encontrarán la
respuesta en las cuatro páginas y media de
objetivos comunes para la inclusión social
–un menú muy amplio y bastante impreciso–.
Ahora observen las siete breves viñetas que
enumeran las prioridades en la lucha contra
la pobreza y la exclusión social, incluidas en
el Informe Conjunto sobre la Inclusión y la
Protección Social acordado el pasado mes de
marzo. Son mucho más directas y enumeran
las principales cuestiones derivadas de nuestro trabajo, tales como la búsqueda de caminos hacia el empleo, la prestación de protección social y servicios sociales de calidad, la
lucha contra la pobreza infantil y la pobreza
entre las personas migrantes. Reflejan la llegada de los nuevos Estados miembros, y son
compartidas por los 25, junto con un amplio
número de actores.
De forma similar, en materia de pensiones, mediante el proceso del MAC se alcanzó
un rápido consenso en torno a idea de que la
solución de la futura sostenibilidad de los sistemas de pensiones, no radica sólo en la cuestión de cómo gestionar el sistema de pensiones, por regla general también depende del
afianzamiento de unas finanzas públicas
saneadas, pero, en especial, depende del
aumento del empleo y la prolongación de la
edad de jubilación para consolidar el futuro
del sistema.
El debate político, tanto a nivel europeo
como en los Estados miembros, ha mejorado
gracias a este tipo de consenso.
En segundo lugar, estamos construyendo
una buena base, a fin de comprender qué
sucede con las políticas sociales de los Estados miembros. Debemos mantener esta postura si queremos que el diálogo europeo promueva lo positivo, e impulse el cambio donde
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verdaderamente sea necesario, ya que, por
ejemplo, en el informe conjunto de Protección
e Inclusión Social, al que me he referido anteriormente, se identificaron los siguientes
cambios para España:
• Fortalecer la coordinación, determinar
con claridad las funciones de los diferentes niveles administrativos y supervisar la eficacia política a nivel regional;
• Responder a las nuevas demandas
sobre servicios sociales y sistemas de
prestaciones asociados al alto nivel de
inmigración;
• Asegurar la sostenibilidad del sistema
de pensiones.
Creemos que estos importantes asuntos de
política social se han identificado de forma
correcta en España (y, de hecho, en una alusión indirecta a la descentralización de España, hace referencia a un desarrollo que se
conforma potencialmente, como un modelo a
nivel europeo).
3. PROTECCIÓN SOCIAL
EN EL CONTEXTO
DE LA ESTRATEGIA REVISADA
DE LISBOA
Europa se enfrenta a un duro debate sobre
el significado de la protección social.
Aunque éstos son algunos de nuestros
logros más positivos, hay que tener en cuenta
que aún queda mucho por hacer, lo que me
lleva hasta el verdadero punto de interés de
esta charla, «como se vislumbra la modernización de la protección social y la lucha contra
la exclusión en un debate socioeconómico más
amplio». Como he indicado anteriormente,
Lisboa situó la protección y la inclusión social
entre esas áreas de política que debían de ser
revisadas anualmente durante la celebración
de cada cumbre de primavera. Sin embargo,
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nos mentiríamos a nosotros mismos si pensáramos que estas dos cuestiones han recibido
la adecuada atención durante las sesiones de
seguimiento de la Cumbre anual de Lisboa.
Me parece que todavía no se ha planteado
una de las cuestiones de mayor importancia
en torno a la eficacia de nuestro trabajo.
No obstante, es incluso más importante el
hecho de que la visión inicial de Lisboa, en lo
que se refiere a la competitividad económica,
la creación de empleo y la dimensión social se
situara en el mismo plano de igualdad. La
opinión que prevalece en este informe,
teniendo en cuenta los defectos de la estrategia de Lisboa y los resultados decepcionantes
en materia de crecimiento y empleo, se fundaba principalmente en la falta de su apropiación y ejecución en los Estados miembros,
aunque también en los excesivos costes del
crecimiento de la protección social.
De algún modo, se pensaba que el restablecimiento del crecimiento y del empleo
debería ser prioritario para poder sufragar
los costes de un alto nivel de protección social.
En este nuevo contexto se hallaban muchos,
incluida la delegación española del Comité de
Protección Social, que pensaban que la propuesta del informe Kok que se centraba de
manera estratégica en el crecimiento y el
empleo para los próximos años, marcaba el
final de un periodo donde los temas sociales
habían constituido el centro de atención en la
UE. A pesar de ello, si alguno de ustedes
sigue reflexionando durante este discurso,
permítanme aclararles ahora que el apartado
social del proceso de Lisboa continúa vivo, así
como nuestro trabajo. Por ello, vale la pena
examinar minuciosamente por qué digo esto.
Les voy a mostrar la opinión que ha elaborado el Comité para la Protección Social hace
unas semanas.
El Consejo Europeo celebrado en marzo, al
mismo tiempo que prestaba su apoyo a un
nuevo proceso de Lisboa centrado en el crecimiento y el empleo, dejó patente que la cohe-
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sión social continúa siendo uno de los objetivos de Lisboa. Y fue mas lejos al aclarar que
la decisión de concentrarse en los próximos
años en el crecimiento y el empleo, fue prevista para lograr la mejor realización de las prioridades del objetivo de Lisboa en su totalidad,
(incluyendo una mayor cohesión social). De
este modo, estableció una clara necesidad de
llevar a cabo el trabajo bajo el MAC para la
protección y la inclusión social, en paralelo a,
y complementario del nuevo enfoque de Lisboa.
«Paralelo a y complementario de»: permítanme que les explique brevemente cómo funcionará la supervisión europea de protección
e inclusión social durante los tres próximos
años.
En primer lugar, lo que ahora llamamos el
MAC social (método abierto de coordinación)
continuará operando de forma paralela en los
tres principales ámbitos de la lucha contra la
exclusión y la pobreza, la modernización de
los sistemas de pensiones, y la reforma de las
políticas de asistencia sanitaria y de los cuidados de larga duración. No obstante, todo
esto vendrá de una forma más integrada, lo
que denominamos «proceso de racionalización», a fin de simplificar, a nivel nacional, las
tareas de informar regularmente: se debe dar
menos énfasis en informar a Bruselas, que en
asegurar que todos los agentes implicados a
nivel nacional están involucrados. Es más,
estos tres ámbitos vienen seguidos de una lista de objetivos comunes que aumentarán la
visibilidad política de la protección social en
su conjunto y subrayarán los vínculos existentes entre varias áreas de pensiones, de
asistencia sanitaria y de los cuidados de larga
duración, y de la inclusión social.
En segundo lugar, el MAC social integrado
debe contribuir a poner en marcha el nuevo
enfoque de la estrategia revisada de Lisboa.
El mecanismo para ello, que hemos descrito
como «alimentación externa» (feeding in)
dependerá, en su concreción, del nuevo conjunto de directrices integradas, en base a las
cuales se lanzará la nueva fase de la estrategia de Lisboa. Cuando se trata, por ejemplo,
de envejecer de forma activa o de promover
un mercado laboral incluyente, no es posible
separar la modernización de la protección
social y la lucha en contra de la exclusión
social, de los temas relacionados con la promoción del crecimiento y el empleo. Es necesaria una buena interacción entre la protección social y las políticas económicas y de
empleo y entre el MAC y el nuevo proceso de
Lisboa. Sería conveniente que el MAC en protección e inclusión social continuara siendo el
principal foro de trabajo realizado a nivel
europeo, sobre modernización de la protección social y la lucha contra la pobreza y la
exclusión social. Las conclusiones relevantes
de este trabajo constituirán las bases para
orientar en el tratamiento de estos temas
dentro de los programas de reforma nacionales y en el informe anual de seguimiento de la
Unión Europea.
Por ultimo, además de alimentación externa (feeding in), existe lo que hemos empezado
a denominar de forma menos elegante,
«retroalimentación» (feeding out). Es decir,
nuestro deber no es sólo el de asegurar que
las políticas de protección social y de inclusión contribuyan a lograr los objetivos de crecimiento y empleo que constituyen el principal foco de la nueva Lisboa (feeding in), sino
que, dado que la cohesión social continúa
siendo uno de los objetivos en el proceso del
nuevo enfoque de la estrategia, debemos asegurar que las políticas que promueven el crecimiento y el empleo contribuyan a promover
la cohesión social (feeding out). El CPS ha
señalado su intención de verificar el alcance
que tienen las políticas de crecimiento y
empleo en la creación de una mayor cohesión
social y en la erradicación de la exclusión
social, mediante la supervisión, entre otras
cosas, de cuanto hay de cierto en que «un trabajo es la mejor forma de salir de la exclusión
social». En el ámbito político, se trata de una
tarea desafiante para el CPS hasta el punto
de cuestionarnos mutuamente algunos de los
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ESTUDIOS
supuestos más extendidos acerca de la eficacia del crecimiento y del empleo a la hora de
erradicar la exclusión social. Por otro lado, los
representantes de los Estados miembros en el
CPS han expresado esta visión y esperamos
apoyarles en su desarrollo.
Este año puede comenzar ya este el proceso. Tenemos la suerte de tener mucho trabajo
en marcha en el MAC a mediados de 2005, a
saber: los Informes preliminares en política
de asistencia sanitaria y de los cuidados de
larga duración; informes de estrategia nacional sobre pensiones y la ejecución de los PNA
de inclusión, todo ello puede ser utilizado por
los Estados miembros cuando se inicie la formulación de los Programas Nacionales de
Reforma, en otoño de este año. Más tarde, a
nivel de la Unión Europea, el informe anual
conjunto, sobre protección e inclusión social
deberá constituir una parte integral de la
revisión anual sobre los progresos realizados,
para su remisión al Consejo Europeo de primavera.
Es de esta manera, señor presidente, cómo
los procesos del MAC para la inclusión y la
protección social interactuarán, desde ahora,
con el proceso de Lisboa. Teniendo en cuenta
nuestras dificultades anteriores a la hora de
hacernos escuchar ¿podríamos esperar un
mayor éxito? Los eventos acaecidos en los
últimos meses y semanas, mayoritariamente
las dos derrotas del referéndum celebrado en
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torno a la Constitución Europea, han empujado a los responsables en la toma de decisiones a tomar cartas en el asunto en lo que concierne a los intereses de los ciudadanos sobre
política social, que aunque no sean siempre
intereses coherentes u objetivos, son, sin
embargo, reales. En este otoño durante la
presidencia del Reino Unido, se llevará a cabo
una reflexión, a alto nivel, sobre el futuro del
modelo social europeo, que coincidirá con la
celebración de una posible primera ronda feeding in/feeding out.
Tengo plena confianza en que, de haber
existido en los últimos años alguna tendencia
que infravalorara la importancia de la política social, ahora ya es pasado. Además, estoy
seguro de que tenemos una buena base tanto
a la hora de llevar a cabo un intercambio fructífero entre compañeros, como en proyectar
mejor nuestros mensajes dentro del gran
escenario político.
Pero además también tengo plena confianza en que en este tema de actualidad «cuáles
son los valores y principios comunes que han
permitido el éxito de un modelo social europeo que ha dado frutos en el pasado», recibiremos contribuciones de la comunidad académica, especialmente de la española y, por qué
no, de esta conferencia tan oportuna de Santander.
Muchas gracias.
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