la nueva teoría del comercio internacional y los países menos

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LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO INTERNACIONAL
Y LOS PAÍSES MENOS DESARROLLADOS *
Paul Krugman
Ya que este ensayo está dedicado a la memoria de Carlos Díaz-Alejandro,
quizá se justifique una nota personal inicial. Mi propio trabajo sobre la
relación entre la organización industrial y el comercio internacional comenzó en 1977, cuando empezaba mi carrera docente en la Universidad
de Yale. En esa época, algunos de mis colegas pensaban que esta línea de
investigación tenía un valor y un interés dudosos; y en ocasiones, yo
mismo me preguntaba si valdría la pena el intento. Afortunadamente,
Carlos era mi colega y amigo. Él sirvió como una caja de resonancia
para mis ideas, expresadas con deficiencia al inicio, y me alentó cuando
mi trabajo tropezó con escasa aceptación externa. Si no hubiese contado
con el apoyo de unos cuantos colegas cercanos, entre quienes destacaba
Carlos, sin duda habría abandonado un esfuerzo que al final me ha dado
más de lo que merezco. Todos conocemos la obra publicada por DíazAlejandro con su propio nombre; también debemos otorgarle una parte
importante del crédito por la obra que alentó en economistas más jóvenes.
En cierto sentido, me temo que las "nuevas" teorías del comercio
y la inversión internacionales hayan frustrado hasta ahora las expectativas de Carlos. Desde el principio insistió en que la nueva teoría se aplicara a los problemas de comercio de los países menos desarrollados. Sin
embargo, los resultados de la investigación sugieren a menudo que la
teoría se aplica sólo a los problemas de los países avanzados. La primera
generación de modelos del comercio internacional basados en el insumoproducto, la bibliografía del comercio intraindustrial, llevaron a la conclusión aparente de que el comercio no tradicional, basado en las economías de escala, más bien que en la ventaja comparativa, sólo será
prominente entre economías similares. Esto implicaría que la nueva teoría se aplica al comercio Norte-Norte, pero que el comercio Norte-Sur
puede continuar analizándose con métodos tradicionales. [Como ha subrayado Stev.^art (1984), los nuevos métodos son también importantes
para el comercio Sur-Sur; más adelante me ocuparé de nuevo de este
punto. Sin embargo la lógica simple del poder de compra relativo ase* Este ensayo se elaboró para "Deuda, estabilización y desarrollo", una conferencia en
memoria de Carlos Díaz-Alejandro, Helsinki, agosto 23-25, 1986 [traducción del inglés de
Eduardo L. Suárez].
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
gura que las interacciones Sur-Sur serán menores que cualesquiera de
las otras clases de comercio.]
Más recientemente, la investigación realizada sobre la política estratégica de comercio exterior, siguiendo las aportaciones de Brander y
Spencer, está claramente inspirada por los problemas de la competencia
entre países avanzados. Por supuesto, los modelos son abstractos, y su
lógica interna es completa, pero los escenarios que trazan se inspiran en
la rivalidad entre Airbus y Boeing, entre Texas Instruments y NEC. Muy
recientemente se han hecho varios intentos de cuantificación empírica de
los argumentos de la política estratégica de comercio exterior [Dixit
(1985), Baldwin y Krugman (1986), Venables y Smith (1986)]. Estos esfuerzos utilizan hasta ahora sólo casos ocurridos en los países avanzados (y sobre todo referentes a la rivalidad económica norteamericanajaponesa) .
No sabemos si la ausencia de aplicaciones de la nueva teoría a los
países menos desarrollados refleja una ausencia genuina de aplicabilidad, o más bien un sesgo de la agenda de investigación. En este ensayo
sostendré que ocurre lo último. El conocimiento del comercio y la política comercial del mundo menos desarrollado requiere que se consideren
los rendimientos crecientes y la competencia imperfecta en igual o mayor
medida que en el análisis del comercio del mundo desarrollado. Si la
investigación no ha aclarado todavía esta situación, se debe a que los problemas de los países avanzados han agotado temporalmente la capacidad
de los economistas que trabajan en este campo. En este ensayo me propongo indicar de la mejor manera posible cómo podría ampliarse el
campo para incluir a las naciones pobres.
El ensayo se divide en tres partes. La primera es una breve reseña
de las ideas centrales de la nueva teoría del comercio y la inversión internacionales que ha surgido en el último decenio, con particular interés en
los aspectos de la teoría que pueden ser importantes para los países menos desarrollados. La segunda parte examina las características de los
países menos desarrollados que imponen una diferencia de enfoque o de
acento en nuestro análisis de sus problemas comerciales. Por último, la
tercera parte ilustra la discusión con un modelo sencillo del comercio
Norte-Sur cuando hay economías de escala en el aprovisionamiento de
la infraestructura de exportación.
LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO
I.
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LA "NUEVA" TEORíA DEL COMERCIO Y LA INVERSIóN
INTERNACIONALES: IDEAS CENTRALES
La "nueva" teoría del comercio y la inversión internacionales surgió de la
combinación de una idea antigua con un enfoque nuevo de la modelación.
La idea antigua es que gran parte del comercio internacional no se debe
a las diferencias básicas de los países sino a una especialización arbitraria para la utilización de las economías de escala. Esta idea no es en sí
misma revolucionaria: Ohlin subrayó reiteradamente el papel de las economías de escala, y podríamos argüir que Adam Smith tuvo la idea antes
que nadie. Sin embargo, mientras el papel de las economías de escala se
mantuviera escasamente formalizado, tendería a ser descuidado y aun
olvidado en muchas discusiones del comercio exterior. Lo que lo convirtió
en una nueva teoría fue la adición del enfoque de la "nueva organización
industrial" de los años setenta. En esencia, este enfoque trataba de modelar, siempre que fuese posible, los problemas de la organización industrial como resultado de juegos no cooperativos entre empresas y posiblemente entre otros jugadores.
Por supuesto, tal modelación transforma a menudo la realidad. Para
comenzar, los oligopolios son raras veces verdaderamente no cooperativos. Fue el reconocimiento de la ausencia de buenos modelos de oligopolio lo que llevó a economistas como Johnson (1967) a descartar la
idea de crear modelos de la competencia imperfecta en el comercio internacional. El avance de los años setenta se logró porque los economistas
se atrevieron a ser tontos, alegando válidamente que incluso un modelo
imperfecto puede arrojar alguna luz. El siguiente paso consistirá en
lograr que el proceso vuelva al punto de partida, haciendo que las teorías nuevas sean empíricamente pertinentes.
¿Qué nos dice la nueva teoría? De manera positiva la teoría proporciona una relación amplia de las fuentes del comercio y la especialización
internacionales. En controversia, la nueva teoría sugiere que la política
comercial puede tener efectos muy distintos de los pronosticados en lo?
modelos tradicionales. Se puede pensar en estos efectos en términos de
la consecuencia de la política económica en el poder de mercado (algo
que por supuesto no podría discutirse en la teoría tradicional del comercio internacional competitivo). Primero, la política comercial puede afectar el poder monopólico de las empresas nacionales en su mercado interno; esta cuestión se señaló hace una generación, pero surge ahora como
un problema práctico y teórico. Segundo, la política comercial se usa en
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
algunos modelos para reducir el poder de mercado de las empresas extranjeras en el mercado interno (ya sea que estas empresas provean a ese
mercado mediante la exportación o por la inversión extranjera directa).
Esto plantea la posibilidad de una activa política comercial que trate de
extraer las ganancias monopólicas de las empresas extranjeras. Por último, la política comercial puede usarse para reforzar el poder de mercado
de las empresas nacionales en su competencia en mercados extranjeros,
como sostienen Brander y Spencer.
Como un prólogo a nuestra discusión de la pertinencia de la nueva
teoría para los países menos desarrollados, consideremos brevemente
cada una de estas ideas.
1. Las fuentes y la naturaleza del comercio internacional
La nueva teoría del comercio internacional no rechaza la ventaja
comparativa como uno de los determinantes de tal comercio. Por el contrario la complementa. La idea básica es que el patrón del comercio internacional se determina sólo hasta cierto punto por los gustos, las tecnologías y los recursos de los países. Estos factores fundamentales determinan
ciertas características del patrón comercial, pero no determinan todos sus
detalles. La razón es que el patrón completo del comercio refleja también
la especialización debida a las economías de escala, y esta especialización
adicional incluye por lo común un elemento arbitrario o histórico. En
muchos de los modelos descritos por Helpman y Krugman (1985) vemos
que el comercio neto de los servicios factoriales incorporados en los bienes se determina por los recursos nacionales, mientras que el comercio
de productos individuales se determina por el requerimiento de que la
producción de bienes de rendimientos crecientes esté geográficamente
concentrada. El lugar donde se concentre la producción de cualquier bien
es indeterminado, de modo que hay cierta arbitrariedad o aleatoriedad
en el patrón del comercio.
En los modelos más populares de esta clase, es más específica la idea
de que el comercio internacional representa una especialización arbitraria por economías de escala sobrepuesta a una base de ventaja comparativa. Los numerosos modelos del comercio "intraindustrial" (Dixit y Norman, 1980; Krugman, 1979, 1980, 1981; Lancaster, 1980; Ethier, 1982;
Helpman, 1981) postulan que las economías de escala se aplican a las
variedades de productos individuales dentro de una "industria" caracterizada por una tecnología común. El resultado es que la ventaja compa-
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rativa se aplica al nivel de las industrias, determinando el patrón y el
volumen del comercio míerindustrial. Lo que queda es la cspecialización
en productos individuales dentro de cada industria, de modo que el efecto de las economías de escala se manifiesta en el comercio ¿reírcindustrial.
En los modelos sencillos puede mostrarse entonces, sin dificultad, que la
importancia relativa del comercio intraindustrial será mayor que la del
comercio interindustrial entre más semejantes sean los países; es decir,
se identifica el comercio sin ventaja comparativa con el comercio intraindustrial entre países similares.
Esta es una manera nítida de presentar el concepto del comercio basado en los rendimientos crecientes, pero en el caso de los países menos
desarrollados es importante señalar que no es necesaria la identificación del comercio basado en las economías de escala con el comercio
intraindustrial. En primer lugar, a menudo se observará, incluso en el
caso de los países grandes, que las economías de escala se aplican a líneas de productos tan grandes que su explotación requiere un comercio
zreíerindustrial. Por supuesto, el ejemplo más destacado es la industria
de la aviación: la Boeing ensambla sus jets comerciales de gran tamaño,
que representan más de la mitad del mercado mundial, en una planta de
Seatle. En los países más pequeños abundan tales ejemplos. Una sola
planta de ensamblado automotriz eficiente a gran escala, una refinería
petrolera, un aserradero, etcétera, sobrepasarán el mercado interno de
muchos países en desarrollo. En consecuencia, el comercio que trata
de aprovechar las economías de escala de tales países será necesariamente interindustrial antes que intraindustrial.
Más allá de esta observación hay otra más sutil. Podemos imaginar
sin dificultad algunos panoramas en los que las economías de escala que
en sentido tecnológico se aplican sólo a nivel intraindustrial originan
efectos de "conexión" interindustriales. En Helpman y Krugman (1985)
observamos que, cuando se producen bienes intermedios que no participan en el comercio internacional, sujetos a rendimientos crecientes, se
alienta la formación de "complejos industriales" integrados por los bienes intermedios y sus consumidores. Estos complejos industriales tienden
a concentrarse en un solo país, y esta concentración se reflejará en la
cspecialización y el comercio interindustriales. En efecto, es posible que
el nivel de la cspecialización se torne incluso más agregado, porque las
conexiones hacia atrás y hacia adelante pueden atar a varios sectores de
bienes del comercio internacional en el mismo complejo industrial.
Esto significa que la equivalencia de "comercio por economías de es-
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
cala = comercio intraindustrial", que es una primera aproximación útil
para el comercio Norte-Norte, puede resultar gravemente engañosa cuando pensamos en el comercio de los países menos desarrollados. Como sostendré más adelante, es posible que las economías de escala tengan en el
comercio de estos países un papel más importante de lo que suele creerse.
2. La política comercial y el poder de mercado interno
La relación entre el comercio y el poder de mercado es obvia en cierto
nivel. Por concentrada que se encuentre una industria nacional, tendrá
un escaso poder de mercado si la industria es una parte pequeña de un
mercado mundial y el mercado nacional está abierto a las importaciones.
Es claro también que las restricciones comerciales pueden crear un poder
de mercado interno donde hubiera poco o ninguno en el libre comercio.
Es en los detalles de la relación entre la política comercial y la actuación del mercado nacional que se requiere un esfuerzo de modelación
más cuidadoso. Los esfuerzos de modelación realizados en este campo
preceden al resto de la "nueva" teoría y han seguido dos direcciones
principales, ambas importantes para las necesidades de los países menos
desarrollados. La primera es la proposición, presentada por Eastman y
Stykolt (1962), de que la protección conduce a una entrada excesiva
y a una escala de producción ineficiente. La segunda es la proposición,
presentada por Bhagwati (1965), de que los efectos de la protección dependen de su forma, ya que las cuotas son peores que los aranceles.
La proposición de Eastman-Stykolt afirma que las empresas protegidas aprovecharán un arancel o una cuota para elevar los })recios. Esta
elevación de los precios aumentará al principio las ganancias. Pero si
es posible la entrada a la industria, otras empresas entrarán hasta que
las ganancias excedentes sean absorbidas completamente, o casi, por la
reducción de la eficiencia debida a la menor escala. Harris y Cox (1984)
han hecho resurgir fuertemente el análisis de Eastman-Stykolt, usándolo
como un elemento fundamental para su análisis de los costos de la protección canadiense. Es también evidente su importancia para los países
menos desarrollados: abundan las anécdotas acerca de la proliferación
de las empresas de tamaño ineficiente en los países menos desarrollados,
por ejemplo en la industria automotriz. El supuesto de que la entrada
ineficiente eleva los costos medios, pero sin ningún modelo explícito de
este proceso, se encuentra detrás de algunos cálculos de los costos de la
protección en los países menos desarrollados.
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También puede describirse fácilmente la influencia de la forma de
la protección sobre el poder del mercado interno. Un arancel no aisla
completamente a las empresas nacionales de la competencia extranjera:
si elevan demasiado sus precios, todavía podrán venir las importaciones.
En cambio, una cuota establece un límite fijo. Si las empresas nacionales
elevan sus precios, también se elevará el interés de la cuota. Bhagwati
(1965) señaló el resultado para un monopolista nacional único que afronte a proveedores extranjeros competitivos: una cuota conducirá siempre
a un precio interno mayor y un producto interno menor que un arancel
que produzca el mismo nivel de importaciones.
Sin embargo, aunque el análisis de Bhagwati se ha convertido en la
exposición tradicional, no proporciona una descripción adecuada del problema real. La razón es que supone arbitrariamente que hay una sola
empresa nacional monopólica, mientras que todos los demás agentes actúan competitivamente. La primera extensión natural sería la situación
en que una sola empresa nacional se enfrenta a un solo competidor extranjero. Este caso ha sido analizado por Krishna (1984), cjuien demuestra que surgen algunas dificultades técnicas inesperadas en la modelación
del equilibrio. Pero al final se confirma la intuición de Bhagwati, con otra
intuición adicional: una cuota puede servir en efecto como un instrumento
de coordinación que aumenta las ganancias de la empresa nacional y de
la empresa extranjera.
3. La política comercial y el poder de
mercado de las empresas extranjeras
El análisis del efecto de la política comercial en el poder del mercado
interno parece sugerir la existencia de costos extras en las políticas proteccionistas. Pero cuando pasamos a la política comercial y el poder de
mercado de las empresas extranjeras, vemos por el contrario que ahora
hemos obtenido quizá un argumento en favor del activismo comercial.
La razón es que, en ciertas circunstancias, podría usarse un arancel u
otra política para extraer una parte de la diferencia entre los precios de
venta de las empresas extranjeras y sus costos marginales.
El resultado final puede asemejarse al argumento tradicional del arancel óptimo, donde una parte del arancel se refleja en el mejoramiento de
los términos de intercambio antes que en la elevación de los precios interno?. Por lo tanto, es importante subrayar las diferencias del caso de
la competencia imperfecta. En la bibliografía tradicional del arancel óp-
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
timo, !a capacidad de un país para mejorar sus términos de intercambio
depende de que sea suficientemente grande para afectar los precios relativos de sus bienes de importación y exportación en los mercados mundiales. Esto no es necesario para que los aranceles extraigan rentas de
las empresas extranjeras. Sólo se requiere que éstas vendan a precios mayores que sus costos marginales, y que puedan discriminar en los precios
entre los mercados internos y oíros mercados.
El panorama más sencillo para la extracción de renta, descrito por
Brander y Spencer (1981), es aquel en que un solo monopolista extranjero vende a consumidores nacionales sin competencia interna. Para eliminar las consideraciones tradicionales del arancel óptimo, supongamos
que la empresa tiene un costo marginal constante, es decir, que la curva
de oferta extranjera no tiene pendiente positiva en el sentido habitual.
Supongamos que en esta situación el gobierno nacional impone un arancel. Puede demostrarse fácilmente que, si la curva de demanda no es
demasiado convexa, el arancel no se trasladará en su totalidad a los precios internos; es decir, la renta del monopolio extranjero absorberá una
parte del arancel. Por ejemplo, si la curva de demanda es lineal, sólo la
mitad de un arancel específico se trasladará a los consumidores, mientras
que la empresa extranjera absorberá la otra mitad.
Surge una posibilidad mayor aún para la extracción de renta por la
vía de los aranceles cuando las empresas extranjeras están tratando de
impedir la entrada de los competidores nacionales. Brander y Spencer
señalan que, si una empresa extranjera trata de limitar sus precios, el
precio límite no cambiará con un arancel. En este caso, un arancel que
no conduzca a un abandono de la estrategia de limitación de precios será
enteramente absorbido por la empresa extranjera.
Si los aranceles simples pueden extraer renta, otras políticas tales
como los aranceles de dos partes podrían hacerlo con mayor eficacia
aún. Volvamos al caso de un m.onopolio extranjero sin competencia nacional. Aquí, un honorario cobrado por el derecho de vender al mercado
nacional permitirá la extracción de renta sin ninguna elevación de los
precios internos. En efecto, es evidente que la política óptima será la
combinación de un honorario fijo por el derecho de acceso con un subsidio a la importación, lo que inducirá a la empresa extranjera a cobrar
precisamente su propio costo marginal.
Este análisis de Brander y Spencer se aplicaba a los aranceles impuestos a proveedores extranjeros que producen fuera del país. Pero
también se aplica en principio a las empresas transnacionales que pro-
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ducen dentro del país. Supongamos que una empresa de matriz extranjera tiene una particular pericia que le permite producir algún bien a un
costo menor que el de las empresas nacionales. Habrá entonces una oportunidad para una ganancia mutua si se permite que esa empresa establezca una subsidiaria. Sin embargo, habrá de ordinario una brecha entre la
ganancia que podría obtener la empresa con el laüsez-faire y el mínimo
necesario para inducirla a venir. De nuevo, el cobro de un honorario
por el derecho de operar podría asegurar en principio que el país, y no
la empresa, se quede con la renta implícita en esta brecha.
La idea de usar la política comercial para extraer renta de empresas
extranjeras imperfectamente competitivas puede parecer demasiado sutil
para que resulte verosímil. Ciertamente, habría algunos problemas de
ejecución, pero podemos ofrecer una analogía que hará parecer mucho
más razonable la idea. En las transacciones internas ordinarias, todos
estamos acostumbrados a tratar con oligoplios que cobran precios muy
por encima de su costo marginal. Es un lugar común que los grandes
agentes pueden negociar a menudo con estos oligopolios precios por debajo del nivel del mercado. Esta es una de las razones principales para
que las empresas traten de centralizar por lo menos algunas de sus compras externas bajo el control de un departamento central de abastos. Pero
si las corporaciones pueden negociar con sus proveedores para obtener
precios por debajo del nivel del mercado, también pueden hacerlo en
principio los países. Si seguimos la lógica de este argumento hasta su
conclusión, vemos que la nueva teoría proporciona una justificación para
los organismos de comercialización, no para las exportaciones sino para las importaciones. Imaginemos un país pequeño, dotado de una administración muy competente y honesta. ¿Sería poco razonable que tal país
centralizara sus compras de unos cuantos productos cuando sabemos que
los grandes compradores pueden negociar considerables descuentos de
precios?
4. La política comercial estratégica
Llegamos ahora a la esfera más polémica de la nueva teoría comercial. En una serie de ensayos que rápidamente se han hecho muy conocidos, Brander y Spencer (1983, 1984, 1985) sugirieron que la política
gubernamental puede desempeñar en la competencia internacional el mismo papel que los movimientos "estratégicos", como la inversión en capacidad excedente en la competencia interna. Subsidiando las exportacio-
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
nes, un gobierno podría lograr que las empresas nacionales amenazaran
de manera creíble, con movimientos emprendedores, alejando así la competencia de empresas extranjeras. Trasladando las rentas monopólicas
de las empresas extranjeras a las empresas nacionales, tal política comercial estratégica puede elevar el ingreso nacional a expensas del ingreso
de otros países.
El argumento de la política comercial estratégica tiene una obvia importancia para la competencia de los países industriales cuando unas
cuantas empresas compiten por un mercado mundial: Boeing contra
Airbus, Caterpillar contra Komatsu. Como consecuencia de la política
explosiva de esta competencia en los años ochenta, el resultado fue un
escrutinio intenso del concepto, con ensayos críticos escritos por Eaton
y Grossman (1986), Dixit y Grossman (1984), Dixit (1986a), Grossman (1986), Krugman (1984b) y otros. Esta bibliografía ha concluido
que las recomendaciones de la política económica en este campo son muy
sensibles a los aspectos sutiles de la competencia. Por ejemplo, Brander
y Spencer demostraron que, con la competencia de Cournot, un subsidio
a la exportación elevará el ingreso nacional. Eaton y Grossman demostraron, en cambio, que si las empresas compiten por los precios y no por
las cantidades, un impuesto a la exportación resulta ser la política adecuada. Los problemas de la entrada son también decisivos: ¿serán las
rentas simplemente eliminadas por la competencia?
Recientemente, varios autores han tratado de calcular las perspectivas de la política comercial estratégica con datos más o menos reales.
En el ejercicio más completo de esta clase, Dixit (1985) analiza el
mercado automotriz norteamericano. Sus cálculos sugieren que podrían
justificarse los aranceles de magnitud apreciable como una política de
óptimo condicionado, pero las ganancias de tal política serían pequeñas.
En una política óptima, los instrumentos puramente internos eliminan
la mayor parte del papel de la política comercial. Otros experimentos
recientes, realizados por Baldwin y Krugman (1986) y por Venables
y Smith (1986), son menos completos pero apuntan en una dirección
similar: Baldwin y Krugman demuestran que la protección puede tener
grandes efectos no tradicionales en los flujos comerciales, pero en el caso
estudiado por estos autores no beneficia al país proteccionista. Venables
y Smith descubren que los aranceles de magnitud considerable son óptimos en las industrias que estudian, pero las ganancias de bienestar de
tales aranceles son muy pequeñas.
LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO
II.
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CARACTERíSTICAS ESPECIALES DE LOS PAíSES
MENOS
DESARROLLADOS
Examinemos ahora la importancia de toda esta nueva teoría para los
países menos desarrollados. Para tal efecto debemos preguntarnos por
qué son diferentes estos países. ¿Cuáles características de los países menos desarrollados requieren un acento diferente en nuestra modelación,
en relación con el apropiado para los países desarrollados?
Es claro que los países menos desarrollados son fundamentalmente
diferentes de los países avanzados. Su pobreza y su baja productividad
son una demostración evidente de que los mercados no funcionan tan
bien como debieran. La combinación de fuerzas tradicionales todavía
poderosas y las presiones generadas por la percepción del atraso relativo genera una economía política muy diferente de todo lo que existe
en el mundo avanzado. Sin embargo, para lo que ahora nos interesa
debemos concentrarnos más específicamente en las diferencias que afectan la elección apropiada de los modelos comerciales. Sin descartar necesariamente la posibilidad de otras diferencias importantes, yo sugeriría
cuatro características fundamentales que pueden definir cómo debiéramos adaptar nuestra teoría al Tercer Mundo, a saber:
1. Tamaño pequeño. Aunque unos cuantos países menos desarrollados tienen poblaciones enormes, muchos de ellos son muy pequeños,
y desde luego su PNB es menor comparado con el de los países desarrollados. Incluso un país enorme, relativamente rico como el Brasil, tiene
un PNB que apenas llega a 5 % del PNB de los Estados Unidos o de la
Comunidad Europea.
2. Exportaciones de productos primarios. En su mayor parte, aunque no sólo exclusivamente, los países avanzados exportan productos manufacturados. Los países menos desarrollados exportan todavía, en su
mayor parte, productos primarios, aunque esto es mucho menos cierto
ahora que antes.
3. Diferencia de recursos. En virtud de que los países avanzados son
más ricos y un poco más abiertos que los países menos desarrollados, el
comercio Norte-Norte es mayor que el comercio Norte-Sur, que a su vez
es mayor que el comercio Sur-Sur. Esto quiere decir que el comercio
para un país avanzado, significa comerciar con otro país similar en recursos, tecnología, etcétera, mientras que para un país menos desarrollado
significa comerciar con economías muy diferentes. Alemania comercia
en su mayor parte con la Europa Occidental, y lo mismo hace Turquía.
52
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
4. Industrialización con sustitución de importaciones. Tácitamente
todos los países en desarrollo han tratado de promover el crecimiento
económico por medio de la sustitución de importaciones. Las políticas
orientadas hacia adentro están ahora pasadas de moda en el terreno intelectual, pero no se han abandonado en muchos países, y el legado de
estas políticas para la estructura económica es todavía evidente en todo
el Tercer Mundo,
Consideremos con mayor detalle cómo podría afectar cada uno de
estos factores la importancia de diferentes aspectos de la nueva teoría
comercial.
1. El tamaño
Los mercados de bienes manufacturados en la mayoría de los países menos desarrollados son muy pequeños para los niveles de los países
avanzados, incluso en los países menos desarrollados que cuentan con
grandes poblaciones, porque la población es pobre y todavía se encuentra en los segmentos iniciales de la curva de Engel. Es posible que el
tamaño pequeño del mercado no requiera un cambio fundamental de
nuestra teoría por sí mismo, pero ciertamente requiere un cambio de intensidad. En particular, afecta la importancia relativa de las tres relaciones antes sugeridas entre la política comercial y el poder de mercado.
Consideremos ahora en primer término la relación entre la protección y el poder de mercado de las empresas nacionales. Esto importa sólo
cuando la escala de producción mínima eficiente es tan grande en relación
con el mercado interno que la protección genera un grave problema de
monopolio u oligopolio. En los países menos desarrollados el mercado
interno es con frecuencia tan pequeño que el conjunto de los bienes que
corresponden a esta descripción es mucho más extenso de lo que podrían
imaginarse los economistas industriales acostumbrados a la situación de
los Estados Unidos. Y los problemas de escala serán muy agudos en los
sectores donde las economías de escala se consideran normalmente importantes. Recurriendo de nuevo al trillado ejemplo de los automóviles,
diremos que es probable que no exista un solo país menos desarrollado
con un mercado interno suficientemente grande para sostener siquiera una
compañía automotriz plenamente integrada a escala eficiente (cerca de
500 mil automóviles por año). Sin embargo, la dinámica de Eastman y
Stykolt asegura que los pequeños mercados internos son servidos a menudo por tres o cinco fabricantes.
LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO
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En lo que respecta a la posibilidad de extraer una renta monopólica
a las empresas extranjeras, no resulta claro si el tamaño pequeño es una
ventaja o una desventaja para los países. Por una parte, podríamos imaginar que los países pequeños tendrán una capacidad negociadora menor
que la de los países grandes. Por otra parte, podemos pensar en dos ventajas. Primero, la capacidad de crear políticas comerciales a la medida,
en una forma centralizada, puede ser mayor en una economía pequeña,
relativamente sencilla, que para una economía grande, avanzada. Segundo, es posible que las empresas extranjeras estén dispuestas a otorgar
mayores concesiones a los negociadores pequeños que a los grandes, precisamente porque las concesiones otorgadas a un país pequeño no cuestan
tanto ni amenazan con crear precedentes tan peligrosos como las que se
hacen a las naciones grandes. (Véase en Dixit, 1986b, una discusión interesante de las ventajas de ser débiles para estrategias tales como "el
juego del perrito" y la "economía del judo".) En todo caso, lo importante aquí es que la opinión tradicional de que los argumentos del arancel óptimo son impertinentes para los países pequeños no se aplica a los
aranceles y otras políticas que tratan de extraer renta.
Por último, el tamaño pequeño reduce seguramente el papel de la
política comercial estratégica, como señalan Brander y Spencer. Los países pequeños serán raras veces sede de compañías que controlen una
parte considerable del mercado mundial (aunque los pequeños países
avanzados pueden desempeñar a veces este papel, como ocurre con la
Phillips en Holanda). Aunque im país no controle la mayor parte de
algún producto, la capacidad para desempeñar proyectos estratégicos
será presumiblemente menor cuando el país sea pequeño, porque el gobierno tendrá dificultades para realizar el primer movimiento de manera
creíble. Por ejemplo, supongamos que el gobierno de un país muy pequeño promete un subsidio a las exportaciones de una empresa nacional.
Los competidores de esa empresa en el exterior podrán razonar que ima
respuesta hostil de su parte significará una carga tan grande sobre las
finanzas del país que la política de que se trata no podrá mantenerse.
Así pues, el tamaño pequeño de los países menos desarrollados, por
lo menos en términos económicos, parece sugerir que conviene hacer
hincapié en el poder de monopolio interno y en la extracción de renta,
en lugar de los movimientos estratégicos en contra de competidores extranjeros, como los papeles potenciales de la política gubernamental.
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
2. Exportación de produtcos primarios
Antes solían considerarse casi idénticas las categorías de países menos desarrollados y exportadores de productos primarios. Esto es claramente mucho menos cierto ahora, pero aún es cierto que una proporción
mayor de las exportaciones de los países menos desarrollados está integrada por productos primarios.
La característica más importante de los productos primarios por lo
que concierne a esta discusión es que su tecnología se caracteriza raras
veces por economías de escala en relación con los mercados importantes.
Evidentemente, esto se aplica a la producción agrícola. Incluso en la producción mineral, parece raro que una sola mina produzca una gran parte
de la producción mundial, y cuando ello ocurre se debe de ordinario a
un capricho de la geología más que a la tecnología. Esto parece sugerir
que los rendimientos crecientes desempeñan un papel limitado en el
patrón del comercio exterior de los países menos desarrollados. Pero
debemos matizar esta aseveración: yo diría que las economías de escala
y el fenómeno asociado de la especialización arbitraria desempeñan en
el comercio de productos primarios un papel mayor de lo que suele
creerse.
La razón es que no hay realmente ninguna exportación sin procesamiento. Incluso las exportaciones agrícolas tropicales requieren una infraestructura de líneas de transporte, instalaciones portuarias, almacenes,
etcétera, para llegar al mercado mundial. Con frecuencia requieren también por lo menos cierto procesamiento preliminar en el campo o poco
después. También pueden ser insumos del proceso agrícola que necesitan
cierta clase de infraestructura sujeta a economías de escala. Por tanto,
aunque el cultivo esté en manos de familias agrícolas atomizadas, puede
haber importantes economías de escala que otorguen al patrón global del
comercio de productos primarios un elemento claro de ventaja no comparativa.
Quizá podamos ilustrar esto con un sencillo ejemplo hipotético. (En
la sección siguiente desarrollaremos un modelo que formaliza este ejemplo.) Supongamos que a lo largo de una costa hay varios países que podrían producir un cultivo de exportación, digamos el plátano. Imaginamos
que estos países tienen en el inicio recursos idénticos. Sin embargo, la
exportación del plátano requiere la construcción de un elemento de infraestructura —digamos un muelle platanero— que no puede construirse
por debajo de cierta escala mínima. Supongamos por último que el mer-
LA NUEVA
TEORíA
DEL COMERCIO
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cado mundial es suficientemente pequeño para que sólo puedan construirse de manera provechosa unos cuantos muelles plataneros, digamos
uno o dos,
¿Qué ocurriría en este ejemplo? Se escogería a uno o dos países como
sitios para los muelles, y éstos se convertirían en los exportadores de plátanos. Sería indeterminada la identidad de los países que asumieran este
papel. Desde luego, los países que se convirtieran en repúblicas bananeras
pertenecerían al conjunto de países que cuenten con ambientes favorables
para el cultivo del plátano, de modo que la ventaja comparativa se seguiría aplicando en un sentido agregado, Pero el patrón detallado del comercio reflejaría un elemento arbitrario adicional. Este es un ejemplo de la
observación que hacíamos en nuestra reseña de la nueva teoría del comercio internacional, de que las conexiones pueden conducir a la especialización basada en las economías de escala, incluso en las industrias
que no tienen rendimientos crecientes.
Podemos proseguir con el ejemplo si advertimos que sería probable
que el cambio a la exportación de plátano generara algunas rentas para
los países escogidos. La localización arbitraria de la producción de plátano tendría entonces consecuencias reales para la distribución del bienestar nacional. Los países podrían tratar entonces de competir por el privilegio de tener un muelle, lo que sería la política comercial estratégica
con una apariencia diferente.
¿Cuál es el realismo de este ejemplo? El mundo real es mucho más
complejo que el de ese caso. Sin embargo, nos preguntamos, por ejemplo,
si el clima y la ubicación de Chile explican que provea el 80 % de las
uvas de invierno que se consumen en los Estados Unidos, o si el clima
y la ubicación de la Costa de Marfil exi»lican el hecho de que tenga
mucho más éxito que sus vecinos en la exportación de granos adecuados
para el café instantáneo. Las políticas económicas son seguramente importantes, {>ero es probable que también influya cierta especialización
aleatoria.
3. La diferencia de los recursos
En virtud de que los países avanzados pesan mucho más que los países menos desarrollados en el comercio mundial, son los principales socios
comerciales de los otros miembros del grupo y de cada país menos desarrollado individual. Si observamos esto considerando la teoría tradicional del comercio intraindustrial, retornaremos a la conclusión de que la
56
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
nueva teoría es mucho menos importante para los países menos desarrollados que para los países desarrollados. Alemania, que comercia principalmente con países avanzados, también realiza en gran medida el comercio exterior intraindustrial, sin ventaja comparativa. Brasil, que comercia
sobre todo con países más ricos, realiza un comercio interindustrial que
refleja la ventaja comparativa del país.
El argumento contrario a esta conclusión es similar al que acabamos
de formular acerca de los productos primarios. El comercio intraindustrial y el papel de las economías de escala, aunque relacionados, no son
sinónimos. Podemos imaginar panoramas como el de nuestra historia del
plátano donde el patrón del comercio exterior de países menos desarrollados particulares refleja los rendimientos crecientes y la ventaja comparativa, aunque desde un punto de vista global el comercio Norte-Sur
puede ser determinado casi exclusivamente por la ventaja comparativa.
Esto puede aplicarse más aún a las exportaciones de manufacturas de
los países menos desarrollados que a sus exportaciones de productos primarios. En las manufacturas podemos imaginar fácilmente que las economías de escala en el abastecimiento de insumos y servicios harán que
los grupos de exportaciones de manufacturas sean "complejos industriales" en el sentido descrito en la sección anterior. El resultado será que
sólo algunos países del conjunto de exportadores potenciales aprovecharán efectivamente esta capacidad.
Debemos advertir también que independientemente de que las exportaciones de un país reflejen o no algunas motivaciones no tradicionales
para el comercio exterior, muchos de los argumentos nuevos acerca de
la política comercial no se basan en la razón del patrón comercial de un
país sino en la estructura de mercado de sus proveedores de importaciones o sus industrias competitivas con las importaciones. Si las industrias
que compiten con las importaciones son imperfectamente competitivas,
surgirá la cuestión del efecto de la protección en el poder de mercado,
aunque el comercio de un país esté determinado enteramente por la
ventaja comparativa. Si los proveedores extranjeros son oligopolistas
que venden a precios mayores que su costo marginal, un país puede
tratar de extraer renta aunque su propia economía sea perfectamente
competitiva. Por tanto, aunque la hipótesis de que el comercio NorteSur refleja algo más que la ventaja comparativa resulte tener escasa fuerza, esto no significa que la nueva teoría carezca de aplicación.
LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO
57
4. La sustitución de importaciones
La larga y triste historia de las políticas de sustitución de importaciones en los países menos desarrollados hace surgir dos relaciones importantes con las nuevas teorías de la polílica comercial. Una puede prestarse a malas interpretaciones: el resurgimiento del argumento de la
industria naciente en alguna bibliografía reciente. La otra es muy iraportante: la relación entre la protección, el poder de mercado y la entrada.
Varios autores han publicado ensayos que en efecto ofrecen una versión revisada del argumento de la industria naciente. La versión tradicional de este argumento recurría a los mercados de capital imperfectos
o a las economías externas para explicar el hecho de que se necesitara
la protección temporal para establecer una industria. En la nueva versión, presentada por Krugman (1984a), Venables (1985), y visible hasta
cierto punto en Dixit y Kyle (1985), se hace hincapié en los rendimientos crecientes internos de una empresa. Un mercado nacional protegido
permite que las empresas bajen por sus curvas de costo marginal (o por
sus curvas de aprendizaje en un modelo dinámico), reduciendo los costos
y elevando las participaciones en todos los mercados. Una conclusión notable de esta bibliografía es que un mercado interno protegido podría
servir efectivamente como una plataforma para el aumento de las exportaciones. Recientes análisis de simulación, realizados por Baldwin y Krugman (1986) y por Venables y Smith (1986), parecen confirmar la importancia de este efecto para varias industrias reales.
El problema para aplicar el nuevo argumento de la industria naciente
—descrito mejor como el argumento para la "protección de las importaciones como promoción de las exportaciones"^— a los países menos
desarrollados es que depende del hecho de que el mercado interno sea
bastante grande. El acceso privilegiado de las empresas nacionales al mercado interno puede ser un activo estratégico importante sólo si el mercado
interno es tan grande que valga la pena. Pero esto ocurre difícilmente en
los países menos desarrollados, ninguno de los cuales representa más
de 2 o 3 % de la demanda mundial de algún bien manufacturado.
Por otra parte, la preocupación por el papel de la protección en la
creación de un poder de mercado excesivo para las empresas nacionales
v/o de entrada a tal mercado, es particularmente válida para los países
menos desarrollados. No sólo son sus mercados pequeños, sino que la
historia de la sustitución de importaciones ha generado un patrón carac-
58
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
terístico de las restricciones cuantitativas más que de aranceles, con tasas
de protección efectiva mucho mayores que las observadas en los países
avanzados.
Estas observaciones sugieren en conjunto algo importante: aunque
algunos de los creadores de las nuevas teorías del comercio internacional
han sido descritos como "neoproteccionistas", no hay hasta ahora en la
teoría nada que pueda restablecer la respetabilidad intelectual a la estrategia de la sustitución de importaciones. La industrialización con sustitución de importaciones se ve peor aún en la nueva teoría que en la teoría
tradicional.
III. Los RENDIMIENTOS CIIECIENTES Y EL COMERCIO NoRTE-SuRt
UN MODELO SENCILLO
En esta parte del ensayo presentaré un modelo sencillo destinado a ilustrar tres puntos. El primero es que, a pesar de que el comercio Norte-Sur
se determina en conjunto por la ventaja comparativa subyacente, los rendimientos crecientes de la provisión de infraestructura pueden desempeñar un papel decisivo en la estructura detallada de ese comercio. El segundo es que la indeterminación característica del comercio impulsado
por los rendimientos crecientes puede ser importante, de modo que los
países afortunados pueden obtener mejores resultados que los países poco
afortunados. Por último, veremos que incluso los países pequeños, exportadores de productos primarios, pueden afrontar todavía las oportunidades y las dificultades que son ahora conocidas por el análi«Í3 de la
política comercial estratégica entre los países avanzados.
El modelo es una formalización de la historia de la "competencia platanera" narrada antes. Un gran número de países son capaces de producir un bien de exportación, que sin embargo tienen el problema de que
la exportación requiere una inversión indivisible en infraestructura. En
el equilibrio, sólo algunos de los exportadores potenciales obtendrán efectivam-ente la infraestructura que necesitan. Es este efecto de conexión el
que produce los resultados.
]. Los supuestos del modelo
Suponemos que hay m países idénticos, cada uno de ellos capaz de
producir dos bienes: plátanos y maíz. Los países no tienen ninguna demanda interna para los plátanos. Por lo tanto, venden su proflurnión
LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO
59
de plátanos, si es que hay alguna, al mercado mundial. Supondremos
que su consumo colectivo de maíz es suficientemente pequeño en relación con el total mundial para que pueda tratarse el mercado del plátano
con un análisis de equilibrio parcial; por tanto, el precio mundial del
plátano en términos del maíz se representará como una curva de demanda
inversa:
P = D(Q)
íl)
donde Q es la exportación total de todos los productores de plátano.
Dentro de cada país, supondremos que la mano de obra es el único
factor productivo. Sin embargo, por razones que se aclararán después,
convendrá considerar la posibilidad de una curva de oferta de plátano
de pendiente positiva. Podemos hacer esto imaginando que los trabajadores difieren en su aptitud relativa en el sector del plátano y el del maíz.
Sin pérdida de generalidad, supongamos que cada república platanera
potencial tiene una fuerza de trabajo de 1, y que los trabajadores de esa
fuerza de trabajo están indizados por z. Sea b{z) la productividad del
trabajador z en el sector platanero, y c{z) su productividad en el sector del maíz. Entonces reordenaremos a los trabajadores de modo que
A{z) = b{z)/c{z) es decreciente en z.
Consideremos ahora la respuesta de los trabajadores ante los cambios del precio. Sea p el precio interno del plátano. Como veremos más
adelante, este precio será generalmente menor que el precio mundial P.
Un trabajador podrá ganar un ingreso pb{z) en el sector platanero,
o c{z) en el sector del maíz. Es claro que todos los trabajadores para
quienes a{z) ]> 1/p preferirán el cultivo del plátano. Se sigue que habrá
una curva de oferta de plátano de pendiente positiva para cada país,
p = S{q)
¡2)
donde q es la producción de un país individual.
Sin embargo, suponemos que un país no puede exportar plátanos si
carece de una infraestructura. Específicamente, supongamos que hay un
muelle platanero de tamaño mínimo que debe construirse a un costo F
(en términos de maíz) para iniciar la exportación de plátano. Para comenzar suponemos que hay libre entrada al abastecimiento de los muelles. Luego suponemos en todo momento que el número de muelles es
menor que el número de exportadores potenciales de plátano en el equilibrio.
60
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
2. El equilibrio del mercado
El primer paso para la caracterización del equilibrio del mercado
consiste en advertir que, mientras haya más países que muelles, habrá
por lo menos un muelle por país. La razón es que un empresario no tiene
jamás razón alguna para competir por el plátano local con otro muelle
cuando puede abrir un muelle en un territorio virgen, con un monopsonio puro sobre la oferta local.
El paso siguiente es la descripción de la posición de los propietarios
de muelles en el mercado del plátano. He aquí un interrogante importante acerca de la elección de las variables estratégicas. Por una parte,
podríamos imaginar que los propietarios de los muelles cobran simplemente una tarifa por el derecho de exportar. Un juego no cooperativo
entre los propietarios de muelles implicaría entonces una competencia
del tipo de Bertrand en el monto de la tarifa. Tal juego tiene un interés
considerable pero también plantea algunas dificultades técnicas, de modo
que no lo consideraremos aquí.
Por el contrario, consideraremos a los propietarios de muelles como
intermediarios activos, al estilo de la United Fruit. Por supuesto, cada
propietario de muelle es un monopsonista local. Lo trataremos como un
oligopolista activo en el mercado mundial. En particular, supondré que
los propietarios de muelles juegan a la Cournot, tratando cada uno de
ellos como dadas las entregas de todos los demás.
Esto nos lleva a la siguiente descripción del comportamiento: un propietario de muelles percibirá el costo marginal de los plátanos como
el precio interno más el efecto de una compra marginal en la elevación
del precio de las unidades inframarginales:
MC^p + qi-dpfdq)
(3>
De igual modo, un propietario de muelles percibirá el ingreso marginal de las ventas de plátanos como el precio mundial, menos el efecto
del aumento de las ventas sobre las unidades inframarginales:
MR = P-\-q{-dP/^Q)
(4)
En en el equilibrio, por supuesto, tenemos
MR = MC,
lo que implica
i 5)
Lx\ NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO
61
P-p=^qidp/dq-dP/dQ),
es decir, la brecha entre el precio mundial y el precio nacional refleja
el poder monopólico y monopsónico combinado de los propietarios de
muelles.
En virtud de que se suponen idénticos todos los países exportadores
de plátano, exportarán cantidades idénticas:
Q = nq
(6)
donde n es el número de exportadores activos, que suponemos menor
que m.
Por último, veamos la cuestión de la entrada. Dejando de lado las
restricciones de enteros, se construirán muelles hasta que no haya más
ganancias por encima del costo fijo. Por tanto, nuestra condición de equilibrio final es
q{P-p) = F.
(7)
3. Interpretación del equilibrio
Lo primero que debemos advertir acerca del equilibrio de mercado
implicado por las ecuaciones (l)-(7) es que tiene la combinación de
agregados determinados con detalles indeterminados, característica de la
nueva teoría. El número de los exportadores de plátanos, n, está fijo por
factores subyacentes, al igual que la exportación por país, q, y por ende
el volumen y el precio del comercio mundial de plátanos. Sin embargo,
sigue sin determinarse cuáles países exportarán plátanos. Lo sorprendente es que esta indeterminación ocurre aunque se suponga que la propia
producción de plátanos es una actividad de costo creciente. La razón es,
por supuesto, el efecto de la conexión de los rendimientos crecientes asociado a la actividad de exportación.
En muchos de los modelos considerados en la bibliografía reciente
de los rendimientos crecientes y el comercio exterior, la indeterminación
no importa para el bienestar: los equilibrios posiblemente numerosos generan diferentes flujos de comercio pero la misma distribución del ingreso. Pero en este modelo sí importa la diferencia entre los equilibrio?.
Los países escogidos como sitios de los muelles ganan en relación con los
países que no son escogidos.
La gráfica 1 ilustra la situación de una república platanera representativa. El precio mundial P y el ingreso marginal percibido, MR, se
62
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
indican como líneas horizontales; por supuesto, en general se verán afectados por las acciones de cada individuo propietario de muelles, pero no
es esencial para nuestra historia. Mostramos también la curva de oferta
nacional, p = S{q), y la curva de costo marginal correspondiente. En el
equilibrio, el área BCDE seria exactamente igual al costo fijo F. Así
pues, un propietario de muelles no obtendría ninguna ganancia y se mostraría indiferente entre construir o no construir un muelle.
GRáFICA
1
Pero el país no es indiferente a la elección. El área sombreada ABE
representa un excedente de productor que el país gana si se construye
el muelle. Recordando nuestro modelo de producción, vemos que este
excedente del productor aparece como de mayores ingresos para una
LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO
63
parte de la población: los trabajadores inframarginales terminan ganando más si el país exporta plátanos. Por lo tanto, el accidente de quién
tenga finalmente los muelles puede ser importante para el bienestar nacional.
4. La política comercial estratégica
Este modelo sencillo muestra claramente que incluso los pequeños
exportadores de productos primarios pueden descubrir que tienen un
incentivo para seguir una política comercial estratégica y un problema
de vigilancia de su competencia.
El incentivo es simplemente el triángulo sombreado de la gráfica 1.
Un país puede ganar si puede asegurarse un muelle. Si ningún otro país
sigue una política activa, esto podrá lograrse ofreciendo un pequeño subsidio para la construcción de un muelle; dado que las empresas son, por
otra parte, indiferentes acerca del país que obtenga el privilegio, incluso
un subsidio infinitesimalmente pequeño será suficiente.
Desde el punto de vista de otros exportadores potenciales de plátanos, esta es una política que los perjudica. Supongamos que responden
de la misma manera. Entonces, una guerra de subsidios no cooperativa
conducirá claramente a la disipación completa de las ganancias de la
exportación.
Si se establece la libre entrada para los operadores de muelles, los beneficios de la guerra de subsidios no se captarán como ganancias. Por
el contrario, serán absorbidas en parte por una proliferación de los muelles, en parte por una disminución del precio mundial. Desde el punto
de vista de los exportadores potenciales de plátanos, es claro que el juego
tiene la estructura del dilema del prisionero: cada país mejora su posición mediante el subsidio, independientemente de lo que hagan sus rivales, pero el resultado de una guerra de subsidios es que todos lograrán
alcanzar una posición que no es mejor, y que probablemente sea peor, que
la del laissez-fairc.
Este modelo es claramente más caricaturesco que la mayoría de ios
modelos ilustrativos sencillos que forman la base de la nueva teoría del
comercio internacional. Sin embargo, espero que demuestre lo esencial,
a saber: que los problemas característicos de la nueva teoría del comercio internacional no surgen necesariamente sólo en el contexto del comercio de los países industriales.
61
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
IV.
OBSERVACIONES FINALES
En este ensayo he tratado de sugerir la manera en que la nueva teoría
del comercio internacional podría adaptarse a las condiciones particulares de los países menos desarrollados. Desde luego, no es correcto suponer que el replanteamiento del comercio internacional ocurrido en años
recientes se aplica sólo a los países más avanzados. El hincapié será necesariamente diferente, pero es probable que las economías de escala y la
competencia imperfecta sean más importantes para los países menos desarrollados que para los países industriales.
La cuestión principal no consiste en saber si deberá aplicarse la nueva
teoría a los países menos desarrollados, sino cuáles deben ser nuestras
prioridades en la investigación. Aquí destacaría yo que la historia no se
repite. En el desarrollo inicial de la nueva teoría del comercio internacional, era inevitable que los modelos puramente abstractos mostraran
el camino. Era necesai'io demostrar la posibilidad de nuevas maneras de
explicación del comercio, y de nuevas maneras de pensar acerca de la
política comercial; y por lo menos al principio el efecto liberador de esa
demostración excusaba la ausencia de modelos operativos y de aplicaciones al mundo real. Pero cuando pasamos a los países menos desarrollados, no habrá necesidad de demostrar la posibilidad de modelos poco
tradicionales una vez más (aunque eso he tratado de hacer aquí, en parte). Lo que necesitamos son modelos operativos que puedan aplicarse a
los problemas reales. No está claro todavía cómo podrá hacerse esto exactamente: es posible que una combinación de cconometría, modelos computables de equilibrio general, modelos "calibrados" de equilibrio parcial
y métodos de casos particulares. Lo importante es que parece improbable
que pueda aportarse mucho si simplemente volvemos a escribir el acervo
ya excesivo de ensayos sobre la nueva teoría del comercio internacional
con un ligero acento del Hemisferio Sur.
Por último, la cautela derivada de la economía política que ha predominado en la mente de los autores de la nueva teoría del comercio internacional resulta más importante aún a medida que la teoría avanza hacia
el Sur. La nueva teoría del comercio internacional ofrece ciertos argumentos sutiles en apoyo a la política gubernamental refinada, pero podría
usarse con facilidad como una pantalla del proteccionismo a ultranza.
Este es un problema incluso en los Estados Unidos, donde el libre comercio es una ideología poderosa. En los países menos desarrollados es más
fuerte aún la propensión a la protección, hay una larga historia de poli-
LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO
65
tica comercial abiertamente antieconómica, y el interés creado en una
política comercial intelectualmente indefendible es seguro que sea muy
poderosa. No debemos permitir que la nueva teoría del comercio internacional se use para dotar de una respetabilidad inmerecida a las malas
políticas comerciales ya conocidas.
Julio de 1986
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