Tecnología, Economía y Sociedad

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Tecnología, Economía y Sociedad Un complejo entramado de personas y saberes
El presente trabajo intenta abordar sucintamente las relaciones entre la tecnología, la
economía y sus actuales resignificaciones –aún en construcción colectiva- conocidas
como Tecnología Social y Economía Social respectivamente. Los elementos en común,
los puentes comunicantes y sus procesos vinculantes determinan un campo de estudio
aún no acabado donde la praxis demanda teorizaciones vitales y necesarias para la
continuidad de los emprendimientos asociativos que la componen
El 1ER FORO HACIA OTRA ECONOMÍA, realizado en la UNGS en abril de 2011 obró
como disparador inicial de la primera incógnita; Con qué Tecnología llegaríamos a esa
Economía?. Si bien la convocatoria estaba orientada en el profundo sentido del Foro
Social Mundial, “O
Otra Economía” hacía referencia a la bajada territorial, su desarrollo y
proceso en el entramado social que integra el colectivo vinculado a la Economía Social
y Solidaria en la Argentina. La conformación de un taller de TECNOLOGÍAS SOCIALES
nos llevó a repensar estos conceptos tradicionalmente naturalizados como cajas negras
que articulan de manera independiente de sus procesos internos. Muy a menudo -como
bien lo puntualiza Thomas-1, “la tecnología suele percibirse como una caja negra que
recibe INPUTS de tipo social, económico, político, o bien genera OUTPUTS de tipo social,
ambiental, laboral, etc.”
En pocas líneas, intentaremos resignificar un elemento fundante y bastante presente en
ese taller, que es el componente “social” de ambas prácticas -la economía y la
tecnología- y su implicancia en las nuevas dinámicas que se establecen a partir de allí, y
que parecen orientarse hacia relaciones no capitalistas, contrahegemónicas y
generalmente cuestionadoras del orden tecnológico y económico imperantes. Sin olvidar
que tanto la tecnología como la economía tradicionales se desarrollan dentro de una
sociedad y cultura determinadas, que tienen un devenir histórico signado por la
vinculación –la lucha, diría Marx-, entre sus actores principales, y que su resultado es el
estado de cosas en el que hoy encontramos a la tecnología y la economía utilizadas por
los actores más fuertes para consolidar su preponderancia sobre los otros actores
sociales.
Desde el punto de vista de los actores de la economía social, la tecnología generalmente
es percibida como un “techo”, un límite donde los esfuerzos no pueden superar una
barrera tecnológica que, en el caso de las fábricas recuperadas significa readaptar
equipos y actualizar procesos para insertarse rentablemente en un mundo altamente
tecnificado. Por otro lado, también la tecnología es vivida como límite en los casos en
que un cliente demanda un importante incremento de unidades que requiere al productor
contar con una maquinaria que sólo en la producción en escala se puede amortizar, y
así, –si el perfecto acople entre producción y comercialización llega a buen término1
Hernán Thomas - Tecnología y Sociedad, parte 1
puede significar un real avance y no una carga financiera originada por su compra, y
luego, su deseada y lenta amortización.
Sin duda, la economía social requiere de un dispositivo tecnológico adaptado a sus
necesidades productivas mediante el cual arribar a los estándares de calidad y escala que
el mercado formal requiere.
Desde el punto de vista de los actores de la tecnología social, los emprendimientos
productivos de la economía social constituyen una posible base empírica de ajuste y
modelización de algún artefacto innovador. Productores misioneros relataban el caso de
un grupo de ingenieros japoneses que vinieron a Misiones a diseñar y construir una
máquina para cosechar el té. Los ingenieros japoneses fracasaron, pero un ingenioso
misionero logró hacerlo adaptando el mecanismo de una bicicleta junto a unas cuchillas.
Este hecho evidencia que el componente científico de los tecnólogos no es la clave de la
innovación sino la observación significante, que, basándose en otros principios y lógicas
que la universidad no enseña; articula nuevas relaciones entre lo ya conocido, y así;
resuelve problemas prácticos.
Sin duda y de acuerdo a la base empírica, las tecnologías sociales requieren de una
economía a medida que haga las veces de mercado donde ubicar sus artefactos y
desarrollar luego una lógica innovadora.
El taller de Tecnologías Sociales presentó algunos casos de emprendimientos de base
tecnológica que compartían la misma visión de la economía social, en el sentido de que
las relaciones que se daban entre sus miembros eran solidarias, privilegiando el trabajo
por sobre el capital, y la distribución por sobre la concentración.
De las exposiciones y comentarios se desprendía la idea de que el componente social de
las T.S. No se basaba en la parte “dura” [layouts, ecuaciones, materiales] sino mas bien
en las partes “blandas” relacionados con la gestión, comunicación etc. Y es bastante
lógico, si tenemos en cuenta que la Tecnología tradicional fue puesta al servicio de la
industria enmarcada en un sistema capitalista que prioriza la investigación en ciencias
“duras” siempre y cuando aporten nuevos materiales y sistemas productivos que
aumenten su producción y eleven su renta.
Distinto es el caso de una Tecnología puesta al servicio de la sociedad -que no priorice
la cantidad producida sino la calidad de lo producido-, tanto en términos sociales y
ambientales. Construyendo un sistema de producción que incluya a nuevo actores y
propenda a una distribución más equitativa de la renta.
….. Sin embargo, a menudo la Tecnología es percibida por el común de las personas
como un dispositivo material de conceptos duros, o por extensión; la parte “dura” de un
proyecto, un sistema o un emprendimiento. Atento a ello, es muy común adherir a
concepciones “blandas” sobre la tecnología, que propicien un acercamiento a los
aspectos sociales de su aplicación, o sea, a la perspectiva de sus beneficiarios o usuarios
de la misma.
Resulta muy oportuno en este punto detenernos en una esclarecedora definición de
H.Thomas: “Una tecnología es, fundamentalmente; una relación entre objetos
operativos y sus funciones para producir y realizar cosas útiles. Y luego precisa; “...las
innovaciones pueden considerarse como “nuevas relaciones” posibles entre los objetos
y las funciones ya conocidas.
Desde este punto de vista, los emprendimientos de base social -que tienen dificultades
para acceder a la tecnología- no suelen presentar innovaciones de los objetos
tecnológicos sino más bien en las funciones y adaptaciones de la tecnología a su
realidad.
Es más bien en este sentido en que los casos presentados se desarrollaron, combinando
saberes empíricos con saberes científicos, pero agregándole una mirada pragmática
sobre el territorio. Utilizando tecnología de baja intensidad y readaptando equipamiento
para otras funciones, optimizando procesos complejos con procedimientos simples y de
bajo costo, aprovechando materiales existentes en el lugar.
Sobre este punto es interesante destacar los fenómenos que suceden cuando el mundo
del saber académico interactúa con las experiencias “de campo”, puesto que se ponen en
juego dos visiones y lógicas de distinto abordaje de la realidad, en ambos casos suelen
resultar en experiencias enriquecedoras. Cabe preguntarse; hasta donde podría
extenderse el actual concepto de Extensión universitaria, de profundizarse este tipo de
experiencias?
Para el imaginario popular la Tecnología es relacionada fuertemente con dos conceptos;
la neutralidad y la autonomía, lo que constituye en sí mismo un grave error de lógica
puesto que si aceptamos que la Tecnología es un subsistema de un sistema cultural
mayor, y en este sistema mayor hay otras fuerzas como la economía y la política, es
muy simple colegir que estos subsistemas se vinculen entre sí, y a lo largo de su historia
una sociedad tenga una tecnología que sea la resultante de las fuerzas sociales que la
componen.
Pero además de entender que la tecnología nunca es neutral, es preciso entender que si
trasladamos este pensamiento al terreno de la política, los factores suelen jugar a favor
de los centros de poder que apuntalan a la potencias, hoy globales, pero que siempre han
tenido un soporte fuerte de su poder en poder transformar la realidad, que es justamente
la razón de ser de la tecnología.
Así, cada imperio o nación poderosa del pasado se ha valido de una tecnología de uso
exclusivo que le permitió expandir sus horizontes, fundamentar su dominio o consolidar
su economía. Según Ribeiro2, a través de la historia hubo sociedades -desde la
revolución agraria hasta los nucleamientos urbanos- fuertemente vinculadas con una
tecnología específica la cual le permitió elaborar una dialéctica dinamizadora entre
naturaleza y tecnología. Para dar un ejemplo: el telescopio, la imprenta y el sextante
fueron los artefactos tecnológicos que los marinos demandaban para trazar las nuevas
rutas y los inventores desarrollaban financiados por las cortes. Ambos contribuyeron
Darcy Ribeiro, El proceso civilizatorio, editorial Civilización Brasileira - Río de
Janeiro 1968
2
que la fuerza social que constituyó el comercio marítimo consolidara el dominio
europeo sobre los mares.
Es por eso que, volviendo a la pregunta inicial, vale la pena preguntarse: Que significa
una economía social en una sociedad de mercado? Y Qué rol juega una tecnología
social en una sociedad tecnológica?
En las presentaciones y los testimonios presentados en ese taller quedaron
plasmados los ejes principales de la relación entre tecnología, economía y
sociedad, principalmente los elementos faltantes en una arquitectura de
sociedad donde estos procesos instituyentes puedan consolidarse. La
cuestión de la escala de producción, del tratamiento de efluentes, de
minimización de costos operativos, la dimensión social de su desarrollo, etc.
Tanto la T.S: como la E.S. necesitan de un nuevo orden económico donde
poder afianzar esas nuevas prácticas. Esto se afianza si caracterizamos las
semejanzas entre ambas prácticas:
Son prácticas colectivas donde las decisiones suelen tomarse de manera horizontal,
Privilegian el trabajo por sobre el capital y la calidad por sobre la cantidad,
Suelen fortalecerse mediante la constitución de redes de apoyo,
Propician el empoderamiento de los grupos participantes,
Adjudican un alto valor a la relación con el medioambiente.
Gozan de una buena imagen en la comunidad donde se afincan.
Carecen de un marco normativo que les permita elevar el piso de su producción y las
certificaciones pertinentes.
Tienen en la comercialización su punto débil puesto que no solo proponen nuevos
productos y prácticas, sino que necesitan nuevos espacios donde emplazarlas.
Imaginar Otra Economía es pensar en una transición hacia otra
sociedad donde la tecnología y la economía no estén traccionadas por el
comercio, sino por una sociedad civil organizada.
Este nuevo paradigma, que no solo es deseado sino que también es necesario
para frenar las actuales crisis planetarias, requiere de una arquitectura
social que posibilite que las experiencias aisladas se fortalezcan entre sí. Es
por ello que los foros, redes, talleres y nuevos espacios constituyen pasos
necesarios en ese rumbo.
Resumiendo; Las nuevas formas de la tecnología como de la economía no
deben “ir hacia” la sociedad, ni intervenir en ella, sino “abrirse a ella” o
simplemente dejarse intervenir por ella. Puesto que en la sociedad no solo
hay usuarios de tecnología o consumidores de productos, sino que ante todo
hay ciudadanos que construyen esa sociedad día a día
Tal vez haya llegado el momento de considerar que el componente social que
tienen la tecnología y la economía debe ser liberado en cada práctica
disciplinar, para poder recién ahí reorientar su sentido. El potencial social
está implícito en esas disciplinas pero no con el sentido que pretendemos
desde la T.S. y la E.S., y es potestad de todos y desde otra perspectiva,
reorientar su sentido hacia una tecnología “con” y “para” las personas.
Hugo Capuya
Centro de Tecnologías Participativas
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