Inhabilitación – Pericia. Certifico haber examinado psiquiátricamente, el día domingo 25 de noviembre de 2012, en horas de la tarde (entre 17,35 y 18,35 hs), a quien me fuera presentada como Don Ernesto X (DNI 6.xxx.xxx), a pedido de los hijos del nombrado, Emilio X (DNI 12.xxx.xxx) e Isabel X (DNI 13.xxx.xxx) quienes deseaban evaluar la capacidad psíquica actual de su progenitor. Presente también a lo largo de la evaluación el esposo de la segunda, Don Rubén C. (DNI 12.xxx.xxx). En forma previa a la entrevista mantenida, ambos hijos brindaron los datos esenciales acerca del evaluando. La entrevista se desarrolló conforme a la técnica propia de las entrevistas libres, esto es, no pautada. El evaluado se presentó ambulando con dificultad con ayuda de soporte, debido a una fractura de cadera seguida de reemplazo, que padeció a fines de julio del corriente año. El trato inicial fue cordial, apreciándose a una persona callada, retraída, pero dispuesta al trato, pero destacándose de entrada que le era imposible mantener un diálogo sostenido en el tiempo, remitiéndose a responder al estímulo y al breve tiempo perderse en la confusión. De todo ello se dirá de inmediato. De 84 años de edad actual, nació el 4 de abril de 1928. Viudo desde 1983, se encuentra en pareja con Raquel V. desde hace 27 años aproximadamente. Al hacerse mención de ella, surge en el rostro del examinado cierto temor, como si se tratara de un niño refiriéndose a una madre dominadora. Entre los antecedentes reseñados por el aporte familiar destaca en el campo médico que hasta hace poco tiempo gozaba de aceptable salud física para sus parámetros etarios, habiendo desarrollado desde hace aproximadamente un decenio una patología prostática benigna que no se controló posteriormente, manifestando un fuerte rechazo hacia todo lo médico y psicológico, hasta que en ocasión de la atención brindada por su obra social: Hospital XXX al parecer se descubrió la necesitad de instaurar tratamiento a nivel medicamentoso y recomendación de seguimiento. Registra hernioplastia izquierda hace varias décadas. Hipertenso y con tendencia a la automedicación, el 31 de julio sufre a raíz de una caída, una fractura de cadera izquierda lo que conduce a reemplazo que cursa favorablemente hasta que el día del alta traumatológica, en el mes de agosto, estando en el nosocomio sufre un infarto masivo de corazón que le obliga a permanecer bajo control y tratamiento en la Unidad Coronaria. Señalan los familiares que al no poderse efectuar una angioplastia por patología aórtica, ha sido tratado con medicamentos. Es indudable que el estado clínico cardiovascular del paciente remite a un trasfondo arterioesclerótico significativo y trastornos metabólicos previos de larga data (dislipidemia). Tras el alta institucional, el evaluado prosigue tratamiento en su casa, con apoyo kinesiológico y seguimiento clínico periódico. Asimismo concurre mensualmente para control cardiológico, urológico y traumatológico al Hospital XXX. Cabe advertir que desde la hospitalización tiene incontinencia urinaria. El paciente es visitado además por una asistente social especializado en tercera edad. En la actualidad mantiene una marcada anemia que no cede al tratamiento, con pérdida de peso sostenida, lo que obliga a considerar si acaso quienes acompañan a diario al geronte cumplen debidamente con las indicaciones dietéticas impuestas o recomendadas por el profesional médico tratante. A simple vista, clínicamente se advierte un estado muscular hipotónico a predominio de los miembros inferiores, ofreciendo un acortamiento del miembro inferior lesionado, cosa que produce una anomalía en su bipedestación tanto estática como dinámica y debería ser corregida. A través de la entrevista, concretada a través de una comunicación no fluida debido al estado hipotímico que padece, se comprueba: paciente parcialmente desubicado en tiempo y espacio, por momentos desorientado, aún cuando reconoce a sus hijos y tiene con ellos un trato marcadamente cariñoso, con signosintomatología acorde con un estado depresivo moderado de claro origen neurógenico involutivo, temores difusos con referencia no clara al origen, notoria dependencia física y psíquica, hipoprosexia marcada (no puede mantener focalizada la atención en un tema), angustia presente cuando percibe estado de confusión en torno a alguna de sus afirmaciones, y carencia de capacidad de decisión manifestándose pasivo por completo. Falencias en memoria reciente y moderada en memoria de hechos pasados. Carece por completo de autonomía psico corporal, resultando necesario ser asistido en forma permanente y para todos los actos vitales. Tiene sonda vesical con bolsa colectora. Presenta notable palidez y falta de fuerzas. Refiere mareos. En un momento de la entrevista se alcanzó a escuchar que decía a su yerno, “que se pierde por momentos, que confunde papeles, y que la Sra. Raquel le ha hecho firmar papeles ignorando de qué cosa se trataba”. En tal sentido solicitó ayuda de parte de él y de sus hijos. 1 En su discurso entremezcla tiempos y lugares, no recordando por ejemplo desde cuando habita en su casa actual ignorando además si la compró o no. Otro ejemplo es la confusión que tiene con respecto a la vieja y la nueva fábrica, surgiendo en algún momento una temática acerca del tren que llegaría a la fábrica y es por completo una fantasía. Asimismo en otro momento se refirió a que tenía dos autos al mismo tiempo y cuando se le desmintió del hecho, tras seguir sosteniendo por unos momentos el hecho, concluyó perplejo y sonriendo dio por concluido el tema. Recurso que reitera varias veces a lo largo de la entrevista. Si bien del interrogatorio a los hijos sobre antecedentes clínicos del progenitor, parecería surgir que la concubina del Sr. X intervendría activamente en decisiones médicas y de hábitos del paciente, decidiendo hasta que remedios y comidas le hacen bien o mal, no existiendo constancias claras de hasta que punto acata las indicaciones de la profesional médica de cabecera (Dra. Sonia P., médica clínica del Hospital XXX). Según la información proporcionada, el paciente en el momento actual estaría medicado para la patología cardiocirculatoria, anticoagulado y para la patología prostática. En el orden psiquiátrico se le estaría administrando ansiolítico (lexotanil 3 mg) y Quetiapina (antipsicótico atípico), psicofármaco que según se informa es regulado en su administración por la Sra. Raquel, hecho que de ser cierto no dejaría de ser riesgoso para el paciente y autoritario en demasía por parte de una persona no profesional. En síntesis, se está ante un octogenario, afectado físicamente por una patología severa cardiocirculatoria, moderada prostática de varios años de evolución, con antecedente traumatológico grave reciente en cadera izquierda, y signosintomatología moderada a severa en el orden psíquico global, conjunto todo que lo encuadra en un estado de deterioro no acorde con la media esperable para sus parámetros etarios y afecta en consecuencia su plena capacidad de intención, discernimiento y libertad. Por otra parte esta situación de debilitamiento físico psíquico afecta su autonomía integral y lo torna manipulable y sugestionable en grado importante y en consecuencia sujeto pasivo de circunvención. Lo observado permite aconsejar a los familiares consultantes lo oportuno de protegerlo en el orden legal, ya que se encuentra muy debilitado su capacidad para la producción de hechos y/o actos jurídicos que pudieran afectar su patrimonio o el de terceros. A efectos de completar la presente evaluación se sugiere solicitar la historia clínica completa del paciente obrante en el Hospital XXX de Buenos Aires. Buenos Aires, 25 de noviembre de 2012 2