LA ESCUELA DE "PUBLIC CHOICE" (OPCION PUBLICA) El estado

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LA ESCUELA DE "PUBLIC CHOICE" (OPCION PUBLICA)
El estado sólo existe a través de la teoría de la Hacienda Pública, que se preocupa
de calcular las repercusiones de la imposición fiscal sobre el funcionamiento de los
mercados privados.
Econ. Wilfredo Camacaro Tovar
Profesor de la Cátedra de Historia y Doctrinas Económicas
Departamento de Análisis Económico de la Escuela de Economía
FaCES-UC
INTRODUCCION:
En las reuniones realizadas para la revisión del Curriculum de la Escuela de Economía
de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo, la
"Public Choice" se constituyó en una de las más resonantes variables. En tal sentido,
consideré apropiado presentar en esta oportunidad algunos elementos que permitieran
familiarizarnos con esta interesante corriente económica, que adquirió gran importancia
a finales de los años sesenta y principios de los ochenta, con su actitud un tanto
protagónica en la política de reducción del déficit presupuestario federal, aunado a la
motivación popular en los pobladores por su posición a favor de la reducción impositiva
norteamericana, consolidándose luego, con la asignación del Premio Nóbel de
Economía a James Buchaman, en el año 1986. Conviene adelantar que para la
realización de este trabajo se utilizó básicamente la obra "MAÑANA EL
CAPITALISMO", de Henri Lepage.
Finalmente debo precisar que el objetivo que persigue este artículo es presentar un
estudio especializado pero de fácil acceso a cualquier tipo de lector, para permitirle
identificar someramente la corriente económica de la Public Choice, atendiendo a la
inquietud presentada por varios profesores y estudiantes de la Escuela de Economía.
Importa destacar que en ningún momento se aspiró profundizar la investigación, pero de
requerirse se puede continuar en próximas entregas.
¿COMO SURGE LA ESCUELA DE PUBLIC CHOICE?
El eclectisismo característico de las doctrinas económicas, se hizo nuevamente evidente,
así se patentiza si revisamos el ambiente ideológico donde se inserta esta escuela, y la
realidad histórica nos conduce a examinar la forma como la teoría económica aborda la
acción del Estado en el ejercicio de sus responsabilidades.
En función del estudio, el punto de partida lo constituye la teoría liberal tradicional, que
además de los aportes Smithianos, Ricardianos, etc., los trabajos del inglés Marshall, del
francés Walras y del italiano Pareto, explican el funcionamiento de los mercados, donde
se intercambiaron bienes y mercancías, en un modelo abstracto que intenta explicar los
mecanismos que, en una situación de competencia pura y perfecta, determinan los
volúmenes de producción, los precios y las formas en que tienen lugar los procesos de
asignación de recursos; donde la función del Estado es prácticamente inexistente. Para
incluir los mecanismos que rigen el funcionamiento de la actividad pública, autores
como: Wiksell, Lindahl, Mazzola, Pantaleoni y Sax entre otros, intentaron ampliar el
esquema del análisis marginalista clásico; sin embargo, por definición, el Estado se
considera como una actividad improductiva, una carga efectivamente inevitable, cuya
presión en la economía hay que limitar.
El estado sólo existe a través de la teoría de la Hacienda Pública, que se preocupa de
calcular las repercusiones de la imposición fiscal sobre el funcionamiento de los
mercados privados y que sigue basada en el dogma de que el mejor impuesto es aquel
económicamente más neutral.
Con el surgimiento de las teorías Keynesianas, el escenario económico se convierte, de
un mercado adornado con todo tipo de virtudes a un análisis de sus imperfecciones.
Quizás motivado por esta realidad, otro economista, Arthur Pigou, funda la concepción
de la economía mixta y con su obra fundamental de la teoría económica del bienestar
surge el concepto de los "Efectos Externos" (ya revisados por Marshall); pero en esta
ocasión, combinados con los costos sociales en los fundamentos de la economía
pública, y allí genera las bases del desarrollo de la intervención colectiva en la
economía, donde se demuestra que los mercados distan mucho de ser tan perfectos
como describía la teoría neoclásica.
Consideraba el autor: "La solución del mercado no siempre es la mejor posible. Han de
producirse intervenciones colectivas para corregir los defectos que, en las asignaciones
de recursos, resultan de las divergencias que existen entre las hipótesis del modelo de
competencia perfecta a la realidad."
La extensión del papel económico del Estado es entonces legitimada por la necesidad de
interiorizar las economías o deseconomías externas crecientes, que resultan del
funcionamiento de los sistemas industriales.
Es al Estado a quien corresponde la responsabilidad de vigilar que, corrigiendo los
defectos del mercado, la utilización de los recursos de la sociedad sea, desde el punto de
vista de la colectividad, la más eficaz posible.
Sin lugar a dudas la teoría del bienestar se consagra en el ambiente doctrinario
económico; derivándose de ella una gran cantidad de investigaciones referidas a las
imperfecciones del mercado, buscando profundizar la racionalidad de la intervención
pública (como la destacan Samuelson y Arrow). Es así como con aplacimiento de los
postulados clásicos o neoclásicos, surge esta escuela de la opción pública, buscando
explicar los aciertos y dudas de la economía del bienestar.
Sentando las bases de una nueva concepción liberal de los problemas de la economía
pública, aplicando los instrumentos y metodologías económicas en el análisis de los
fenómenos políticos, renovando el enfoque económico tradicional de los problemas de
la elección pública y abriendo nuevos caminos para la exploración de los mecanismos
que gobiernan la evolución de las sociedades democráticas, en la ciudad de Blacksburg,
Virginia, en el Instituto Politécnico de Virginia, funciona el Centro de Estudios de la
Elección Pública bajo la conducción de James Buchanan y Gordon Tullock, máximos
representantes de esta nueva corriente económica.
Realicemos entonces una selección de planteamientos orientados bajo la óptica de la
opción pública: Está muy bien señalar las imperfecciones de los sistemas de mercado.
Está muy bien profundizar la investigación sobre la lógica de la intervención colectiva y
perfeccionar los instrumentos de que dispone el poder público. Pero es necesario
además estar seguros de que el Estado hace en cualquier ocasión el mejor uso posible de
los instrumentos que tiene a su disposición. Es precisamente de aquí de donde
desprenden el análisis de la eficiencia en las políticas económicas de Estado, en el
entendido de considerarlo como una organización humana, donde las decisiones son
tomadas por seres humanos como el resto, (ni mejores ni peores), susceptibles de
equivocarse, y cuya acción se encuentra a su vez condicionada por reglas y estructuras
que son fabricaciones humanas. Todo ello dentro de la importancia adquirida por el
Estado en su intervención, dentro de la actividad económica moderna, donde consideran
la necesidad de interpretar esta participación simultáneamente con el funcionamiento de
la empresa privada. Es decir, critican la actitud de la investigación económica que
tiende a comportarse como si examinara con dos patrones, dos medidas diferentes,
según analicen la economía privada y la economía pública. Donde se reflejan, por un
lado la individualidad de los agentes económicos que se deben orientar en la búsqueda
del interés general, y por otro lado el Estado como un reflejo de los intereses colectivos
animados por funcionarios que no tienen otra motivación que la afirmación y el respeto
del interés público. Esta orientación aspira crear conciencia de que si el mercado es un
mecanismo de asignación de recursos bastante imperfecto, el Estado tampoco se
encuentra exento de imperfecciones. Lo que han querido es aplicar al Estado y a todos
los engranajes de la economía pública, exactamente las mismas técnicas que han sido
utilizadas para señalar los defectos y deficiencias de la economía de mercado; donde se
quiere asegurar que las imperfecciones de los mecanismos estatales no serán superiores
a las imperfecciones que se quieren remediar.
En el prefacio de la obra "Teoría de la Elección Pública" de Robert Tollinson y James
Buchanan, este último plantea:
"El Public Choice no es otra cosa que un esfuerzo de formulación de una teoría general
de la economía pública que permite realizar en el campo de la elección pública lo que se
ha hecho desde hace mucho tiempo a nivel de la microeconomía de mercado. Se trata de
complementar la teoría de la producción y del intercambio de los bienes y servicios
mercantiles, con una teoría equivalente y, en la medida de lo posible, compatible del
funcionamiento de los mercados políticos. Esta teoría constituye un esfuerzo de
creación de los modelos de simulación de los comportamientos sociales de que
disponemos en la actualidad, y presenta la característica de tratar los mecanismos de la
decisión humana de forma diferente según que el individuo actúe sobre un mercado
económico o sobre un mercado político, mientras todos los modelos tradicionales tratan
las decisiones económicas como variables endógenas al sistema, pero consideran las
decisiones políticas como factores exógenos sobre cuya lógica y producción no se
plantean preguntas. El espíritu del Public Choice consiste en reintroducir estos dos
aspectos de los comportamientos humanos en un modelo único que tenga en cuenta que
los que experimentan los efectos de las decisiones políticas son también los mismos que
eligen a quienes toman las decisiones por ellos".
Por su parte James Shaw la resume de la siguiente manera:
"La economía de Opción Pública se basa en una idea fundamentalmente simple pero
altamente polémica; que las personas que están en el gobierno son individuos racionales
y egoístas cuyas acciones pueden entenderse a la luz de los incentivos que les ofrece la
función pública, la principal inferencia de esta idea es que el gobierno no
necesariamente resuelve problemas, y de hecho puede empeorarlos".
Arthur Seldon, en el prefacio de la obra de Gordon Tullock "La Motivación del voto",
hace la afirmación posterior:
"El objetivo de la Public Choice consiste en comprender cómo funcionan los procesos
de decisión que rigen la producción y la asignación de los productos públicos. Su objeto
consiste en saber cómo se organiza, se estructura el aparato de producción colectivo;
cuáles son sus sistemas de restricciones, de sanciones o de recompensa que determinan
o influyen sobre la acción individual de todos los que concurren en el proceso de
producción colectiva; cuáles son las finalidades que de ahí se desprenden según los
diferentes escalones; el Estado es analizado como un mecanismo cuyos diferentes
engranajes se descomponen de la misma forma que los mercados privados. Lo que
interesa es saber cómo repercuten sus acciones sobre el bienestar de la sociedad y no en
saber cómo deberían de comportarse en principio. Se trata de un enfoque positivista del
estudio de los mecanismos sociales y políticos que rompe con el enfoque normativo
adoptado por la ciencia económica o las otras ciencias sociales como la Sociología, la
Filosofía y la Ciencia Política".
Importa subrayar, que la postura técnico-científico de esta corriente se centra en
desarrollar un modelo que permita describir los mecanismos de decisión, que presiden
en nuestras sociedades democráticas la producción y distribución de los bienes públicos,
tomado en el sentido de todo lo que produce el Estado y la administración: defensa,
justicia, solidaridad, servicio, redistribución, etc. Intenta explicar por qué una
determinada población, mediante sus instituciones políticas, elige una estructura
presupuestaria más que bien que otra, o selecciona una presión fiscal e incluso el
sistema de seguridad social, etc., ante otras alternativas; todo ello dentro del marco de
un esquema complejo, que al igual que en el caso de los mercados privados:
- Integre las motivaciones y los intereses particulares de los diferentes actores del juego,
donde interactúen por medio del voto electoral, tanto los productores representados por
los hombres del gobierno, funcionarios o dirigentes políticos, como los consumidores;
es decir, los ciudadanos.
- Tenga en cuenta los efectos retroactivos del producto final sobre la estructura de
preferencias de los ciudadanos y sobre las estrategias individuales de los agentes del
Estado. Es decir, comparar los efectos de una decisión del gobierno con aceptación
legislativa, en los pobladores como electores y al sector privado como actores
económicos y en el aparato burocrático.
- Permita calcular la eficacia social relativa de determinado producto del Estado, con
respecto a otro, y en consecuencia apreciar el grado de superioridad de determinada
institución o de otra, donde la eficacia se mide mediante el éxito o fracaso para hacer
que los fines individuales converjan con el interés general.
Dentro de este marco de ideas se hace imperativo averiguar cuáles son los sistemas de
finalidad que rigen la acción de los principales agentes en cuestión; es decir se hace
menester determinar las funciones de utilidad individuales y colectivas aunado a la
identificación de los sistemas de restricciones que gravitan sobre el individuo.
El movimiento de opción pública está representado por la elaboración de modelos
económicos que pretenden explicar los comportamientos observados de quienes toman
las decisiones públicas (los elegidos, los partidos políticos, los gobiernos, los
funcionarios del Estado), mediante un análisis racional de las motivaciones y
restricciones que condicionan su actitud a sus opciones; de tal manera, que busca la
construcción de toda una serie de modelos que constituyen el embrión de una teoría
general de la burocracia. Todos estos modelos están basados en la extensión del
paradigma del hombre económico y los comportamientos y actitudes de los individuos
ante las opciones no mercantiles. Sobre esta serie de fundamentos económicos analiza el
comportamiento del hombre político ante los ciudadanos y viceversa; en el entendido de
que cualquier tipo de decisión política constituye, en efecto, un acto económico.
A pesar de la coherencia ideológica presente en esta corriente económica, no obstante
existe diversidad de criterios en la manera de interpretar el fenómeno; va desde los más
conservadores como Buchanan y Tullock, pasando por radicales y funcionalistas que lo
analizan fundamentalmente con modelos econométricos, hasta los que como Anthony
Downs consideran que a pesar de todo, el gobierno sigue desempeñando el papel de
mayor importancia en la redistribución del ingreso.
En este terreno, tal como lo he apuntado, donde la experiencia en países desarrollados y
especialmente la norteamericana ha sido tan profunda, que el panorama de nuestros
países no se vislumbra promisorio para la praxis de este ensayo científico; donde una
acción coordinada sobre el conjunto de elementos que integran nuestra realidad, y en
función de un diagnóstico preciso sobre nuestro Estado y burocracia, podremos afirmar
que es la principal actividad ocupacional donde muchos, siendo remunerados por el
gobierno, no lo aceptan como su empleador; cuando la carga en el gasto público es tal,
que reducir el déficit es generar malestar social; donde a pesar del déficit para
complacer exigencias privadas, el aparato productivo no reacciona. Se puede observar
que el mayor peso del presupuesto público no se satisface por la vía impositiva, no
teniendo peso decisivo en la selección electoral, con un empleado público que interpreta
su función como una alternativa para acelerar su formación de capital ante cualquier
eventualidad cambiante y no entiende su papel institucional y competitivo en favor de
los pobladores; además, donde electores sólo aspiran que se les otorgue las promesas
formuladas, sin presentar alternativas para configurar su oportunidad económica en el
contexto socio-político. Todas estas restricciones de gran peso, subjetivas, reflejan un
obstáculo evidente para la optimización del modelo.
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