Los actos de disposición de partes separadas del cuerpo y el

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Academia Nacional de Derecho y
Ciencias Sociales de Buenos Aires
BUENOS AIRES - JUEVES 11 DE ABRIL DE 2013
Tomo La Ley 2013-B
ISSN En trámite
Los actos de disposición de partes separadas del cuerpo
y el Proyecto de Código Civil y Comercial
José W. Tobías (*)
SUMARIO: 1. Introducción.- 2. Cosas que se vuelven cuerpo humano.- 3. Las partes separadas
del cuerpo.- 4. La naturaleza del material biológico humano.- 5. Las partes del cuerpo humano y
el Proyecto de Código Civil y Comercial.- 6. El ámbito de aplicación del artículo 17 del Proyecto.7. El asentimiento precedido del deber de información y el principio de finalidad.- 8. La
revocabilidad del asentimiento.- 9. Conclusiones.
El ámbito de vigencia de la extrapatrimonialidad configurativa de un derecho personalísimo sobre las partes separadas del cuerpo, rige respecto de ellas
“en cuanto tales” —mientras mantienen
su inicial sustancia—. No es de aplicación cuando han experimentado transformaciones o cambios pues en ese caso se
transforman en cosas en que la onerosidad posterior tiene su causa en las actividades y procedimientos que alteran su
sustancia inicial.
1. Introducción
Los sorprendentes avances de la biotecnología han colocado al Bioderecho en un
protagonismo central: se le plantean numerosos y delicados temas que rozan el
destino y futuro mismo de la persona humana y en donde la rapidez de los cambios
y las nuevas tecnologías contrastan, muchas veces, con la ausencia de normas legales específicas y otras veces con reglas
no suficientemente analizadas y procesadas. Aún, en otras ocasiones las particularidades de las nuevas situaciones conducen a la reconsideración de criterios doctrinarios consolidados o a una relectura
de las normas legales. Como se ha dicho,
“el Derecho trata de adaptarse a marchas
forzadas a ciertos cambios, mientras que
otros demasiado rápidos e innovadores
parecen escapar por completo a la capacidad de absorción”. [1]
Es de interés destacar algunas particularidades del nuevo fenómeno en lo relacionado con el tema del título de este trabajo y
que un autor ha analizado en algunos de sus
aspectos bajo el sugestivo título “El cuerpo
humano que se vuelve cosa. Cosas que se
vuelven cuerpo humano”. [2]
2. Cosas que se vuelven cuerpo humano
En un sentido, cada vez son más las cosas que la ciencia y la técnica elaboran
para implantar en el cuerpo humano (prótesis dentales y maxilares, huesos metálicos, marcapasos, mamas de siliconas,
audífonos, brazos y piernas ortopédicas,
implantes cocleares etc.). Los supuestos
pueden multiplicarse y son hoy de alcances impredecibles por su importancia en
la salud. Un diario reciente, por ejemplo,
informa de la primera prueba publicada
de que seres humanos con lesiones cerebrales graves pueden controlar eficientemente una prótesis de brazos a través de
implantes en el cerebro (chip de silicio con
96 electrodos conectados a un conjunto de
neuronas) que transmiten señales neurológicas a una computadora. [3] Es posible
también insertar bajo la piel chips de modo
de posibilitar la ubicación o identificación
de las personas: criminales peligrosos, detenidos en libertad provisoria o menores
de edad, de modo de poder ser localizados
en cualquier momento. [4] La misma tecnología, sin embargo puede ser empleada para posibilitar verdaderos atentados
contra la dignidad o privacidad: así, por
ejemplo, dirigir vía satélite al trabajador
por el empleador, controlar sus movimientos, dirigir su actividad o localizar donde
se encuentra; son los llamados wearable
computers. [5]
El fenómeno —excluidos los supuestos
de ilicitud en el objeto o la causa del acto
(como el de los wearable computers)— suscita el interrogante acerca de la naturaleza jurídica del objeto que siendo “cosa” se
incorpora al cuerpo humano con visos de
perdurabilidad. Un autor clásico argentino sugería que una vez incorporados al
cuerpo seguían siendo cosas, aunque inembargables por ser de “uso indispensable
del deudor” (art. 3878 CC). [6] Ciertamente, es una explicación que hoy no satisface
la sensibilidad del jurista; más atinado es
considerar que las cosas dejan de ser tales
y pasan a pertenecer al cuerpo formando
con él una unidad. [7] Ellas adquieren una
nueva dimensión jurídica “convirtiéndose” en cuerpo humano.
3. Las partes separadas del cuerpo
a) La doctrina argentina. Necesidad de
nuevos análisis. Los avances tecnológicos
generan también el fenómeno inverso,
planteando problemas jurídicos considerablemente más complejos: la extracción
o separación de partes del cuerpo y su
disponibilidad con finalidades muy diversas. [8]
La doctrina tradicional de nuestro país
considera que una vez separados del cuerpo,
las partes renovables deben ser consideradas “cosas” en el sentido del artículo 2311 del
Código Civil (objetos materiales susceptibles de valor económico). [9] Al menos como
regla general se considera que son cosas in
commercium pudiendo ser materia de negocios jurídicos gratuitos e incluso en ocasiones onerosos [10] y que su validez, como
es lógico, requerirá la licitud y moralidad del
objeto y de la causa fin.
Acerca de la titularidad sobre las partes
separadas, las opiniones divergen: dicen
unos que al separarse se convierten en
res nullius u objetos sin dueños susceptibles de ser apropiadas para lo cual la persona de las que provienen tiene preferencia [11] ; afirman otros que el derecho de
dominio se adquiere por una transformación del derecho preexistente, adquiriéndoselo ipso iure por una transformación
del “ius in re ipsum” en dominium [12] y
se sostiene también que el dominio nace
en cabeza de quien provienen las partes
separadas por un modo de adquisición
originario, siendo el derecho personalísimo sobre el propio cuerpo el antecedente
necesario para que el dominio de la cosa
recaiga en aquél. [13]
En lo relativo a las partes no separadas
renovables, los criterios varían entre quienes afirman que los negocios que versan
sobre ellas son de invalidez absoluta por
carecer de objeto (pues no habría “cosa”
ni “bien” que lo constituya) [14] y la de quienes, tratándose de partes renovables, consideran que hay un objeto determinable
que convierte al negocio en válido aunque
—producida la negativa del deudor a cumplir— no hay posibilidad del ejercicio de
la compulsión física aunque sí del reclamo
resarcitorio.[15]
El análisis se ha elaborado razonando
desde una lógica de los derechos reales y
bajo una óptica contractualista e incluso
onerosa. Se lo ha hecho en base a circunstancias fácticas limitadas —la disponibilidad de partes renovables como el pelo, las
uñas o la leche de nodriza— y la evolución
biotecnológica a que se ha hecho referencia suscita, como se dirá enseguida, fuertes cuestionamientos del derecho actual a
las conclusiones señaladas.
Un dato paradójico: a pesar del encuadre
claramente patrimonialístico dado al tema,
éste se considera generalmente dentro de la
materia de los derechos personalísimos. Intentando una poco convincente justificación
a lo que se presenta como una perceptible
contradicción, se ha afirmado que las partes
renovables ya separadas conservan parcialmente sus características originales y que el
derecho sobre ellas emerge de un hecho (la
continúa en la página 2
{ NOTAS }
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(*) Comunicación del Académico, en la Academia
Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos
Aires, en la sesión privada del 25 de octubre de 2012.
[1] ALTERINI, A., Respuestas ante las nuevas
tecnologías: sistema, principios y jueces, LA LEY,
2007-F, 1338.
[2] DE LORENZO, M. F., El cuerpo humano que se
vuelve cosa. Cosas que se vuelven cuerpo humano,
LA LEY, 2010-B, 807.
[3] Diario La Nación del 18 de mayo de 2012.
[4] RODOTA, S., Il corpo “giuridificato” en Tratatto di Biodiritto, diretto da S. Rodotà - P. Zatti, Il
goberno del corpo, Giuffrè Editore, t. 1, p. 66.
[5] Autor citado en nota anterior, p. 67.
[6] ORGAZ, A., Personas individuales, Assandri,
2ª ed., p. 130, nota 17.
[7] DE LORENZO, F., El cuerpo humano que
se vuelve cosa. Cosas que se vuelven cuerpo humano, LA LEY, 2010-B, 811. El autor sugiere que
la cuestión podría inferirse de la doctrina de los
arts. 2315 y 2328 del Código Civil: las cosas muebles tienen la naturaleza de aquello a lo que se
han adherido.
[8] Ha de observarse que cuando se trata de material anatómico para implantación entre seres
humanos se rige por la ley 24.192, quedando excluidos de sus reglas “los tejidos y materiales anatómicos naturalmente renovables y separables del
cuerpo humano” (art. 1º ley citada).
[9] ORGAZ, A., Personas individuales, p. 130;
RIVERA, J., Instituciones de Derecho Civil. Parte General, 3ª ed., Lexis Nexis, t. II, p. 60; BUERES, A., El objeto del negocio jurídico, Hammurabi, p. 65; BERGOGLIO DE BROWER DE KONING, en Trasplante de órganos, Hammurabi, p.
54; GATTI, E., El cuerpo humano, el cadáver y los
Derechos reales, LA LEY, 1997-E, 754. También,
TOBIAS, J., Derecho de las personas, Ed. La Ley,
p. 618 y s., en opinión que rectifico.
[10] BUERES, A., El objeto del negocio jurídico,
p. 60; BERGOGLIO DE BROWER DE KONING,
cit., p. 64, SAGARNA, F., Los transplantes de órganos en el Derecho, Depalma, p. 48.
[11] ORGAZ, A., Personas individuales, p. 130.
[12] DE CUPIS, A., Diritti della personalità, p. 78;
CIFUENTES, S., Derechos personalísimos, p. 398.
[13] MALICKI A., Código Civil y normas complementarias, Dir. A Bueres, Hammurabi, t. 1, p. 181;
BUERES, A., Prólogo a BERGOGLIO, M. y otras,
Trasplantes de órganos, p. XXX.
[14] ORGAZ, A., cit., p. 143. También, CIFUENTES,
S., Derechos personalísimos, cit., p. 385; LLAMBIAS,
J., Tratado de Derecho Civil, Parte General, 20ª ed.,
t. 1, Lexis Nexis, p. 249.
[15] BUERES, A., El objeto del negocio jurídico,
p. 60; MALICKI, A., Código Civil y normas complementarias, Dir. A Bueres, Hammurabi, T I, p. 183; BERGOGLIO DE BROWER DE KONING., cit., p. 64; SAGARNA, F., cit., p. 48.
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viene de tapa
separación) que incide en la esfera jurídica
personal reduciendo el elemento corpóreo
de la persona. [16]
b) Las partes separadas reimplantables o
destinadas a cumplir una función del cuerpo irremplazable. En un primer aspecto, se
puede tomar por caso la posibilidad de un
reimplante con éxito de un miembro amputado siempre que se realice dentro de
un tiempo determinado. Un autor francés,
Jean Pierre Baud, ha planteado el dilema
de la “mano robada”[17]: una persona padece una amputación y conserva el miembro
en una congeladora hasta su reimplante.
Un vecino —llevado por enconos— se apropia de la mano que es encontrada en un basural. ¿Se trataba del delito de violencia seguida de mutilación (art. 309 C. Penal francés)? Ello requeriría considerar a la mano
—pese a estar separada— como parte integrante de la persona pues debido al avance
de la ciencia puede ser reimplantada. ¿O se
trataría del delito de hurto? Ello requeriría
considerar que la mano separada del cuerpo es ubicable dentro de la clasificación de
las cosas. ¿O correspondería la absolución
de quien incineró la mano? Se necesitaría
para ello respaldar el punto de vista que
sostiene que quien primero se apropia de
la parte separada del cuerpo es propietario
de ella. La contestación a los interrogantes,
como se podrá advertir, requiere determinar previamente la naturaleza jurídica de
una parte del cuerpo separada destinada
a ser reimplantada en la misma persona y
el sentido común se resiste a calificar a la
mano reimplantable como cosa o a sostener que es propietario quien primero se
apropia de ella.
Otro caso resuelto por los Tribunales
alemanes puede servir para ilustrar mejor la cuestión: una persona con cáncer de
vejiga debe someterse a una intervención
quirúrgica que le provocará la imposibilidad de procrear. Debido a ello decide depositar previamente su esperma en una
clínica especializada. Dos años después,
invocando problemas de espacio, la clínica le requiere por correspondencia que le
haga saber en un tiempo determinado si
mantiene su decisión de conservar el esperma. La persona responde afirmativamente aunque luego de vencido el plazo
debido a problemas en la recepción de la
comunicación y el esperma es destruido.
Cuando recurre a la clínica con la finalidad de tener un hijo por medio de las técnicas de reproducción asistida, toma conocimiento de la destrucción del material
y demanda un resarcimiento fundado en
el artículo 823 del Código alemán. Las dos
iniciales instancias rechazan el planteo
sosteniendo que no se estaba en presencia
de una lesión al cuerpo, como lo requiere
el artículo mencionado. [18]
En una sentencia del año 1993, sin embargo, al revocar la sentencia de la instancia anterior, el Tribunal Federal de
Casación de ese país formula una serie
de distinciones de sumo interés. Observa
que hay casos de separación irreversible,
como cuando la sangre está destinada a
ser parte de un cuerpo diverso; en otros, la
separación es sólo provisoria destinada a
ser reintegrada al cuerpo de la misma persona (autotransfusión de sangre o de pelo)
manteniendo en esos casos una unidad
funcional con el cuerpo de origen, que impediría considerar a las partes separadas
como cosas distintas estándose en presencia de una lesión al cuerpo.
Razona, finalmente, que el esperma se
presenta como un caso aparte pues, aún
destinado a ser integrado en el cuerpo de
otra persona y haber sido separado del
cuerpo de una manera irreversible, estaba
destinado a cumplir una típica función del
cuerpo como lo es el de la reproducción.
Consideró de ese modo que representaba
la única posibilidad de la persona de procrear, estando protegida —por ello— por
la protección del cuerpo regulada por el
artículo 823 del Código alemán. [19]
Una primera conclusión puede extraerse de los ejemplos mencionados: una parte separada del cuerpo que es susceptible
de ser reimplantada no pierde su unidad
funcional con el cuerpo de origen; mantiene su estatus jurídico, es decir, su condición de cuerpo humano. [20] En un paso
más, la conclusión podría extenderse
—como lo sostuvo la Corte alemana— a
aquellos elementos destinados a cumplir
una función esencial del cuerpo pese a estar separados de una manera definitiva y
tener como destino el ser implantados a
otra persona.
Se comprende, por ello que se considere
en ocasiones al cuerpo como una unidad
funcional abarcativa de partes ubicadas
en lugares distintos: un cuerpo distribuido
en el espacio y en el tiempo —dice Rodotà— tutelado por el derecho a la salud y a
la integridad física[21] o, en otros términos,
cuerpo humano distribuido en el espacio
y, aún en el tiempo, como sucede con aquellas partes separadas que se hallan temporalmente pendientes de su reinserción en
el cuerpo.
tentamiento, trasplantes, conocimientos
de enfermedades, obtención de medios
diagnósticos, obtención de líneas celulares, etc.).
En un tiempo considerados meros descartes operatorios, los materiales biológicos humanos, son hoy protagonistas de
una nueva “edad de oro” —así la califica
un autor— [22] por contener información
esencial para la investigación médica, la
comprensión de los procesos patológicos,
la elaboración de productos medicinales o
la identificación de nuevas técnicas diagnósticas. [23]
Su valor científico, a su vez, ha conducido al desarrollo de técnicas de conservación que están en la base de la difusión
de centros de investigación que los acumulan y entidades privadas que ofrecen
sus servicios para conservarlos, contribuyendo a la expansión de los denominados “biobancos”. Con este último término
se designa a una unidad de servicio destinada a recolectar y conservar material
biológico humano para ser utilizado en algunas de las finalidades señaladas. [24] La
magnitud e importancia del tema, puede
medirse a través de los datos que brinda
un autor en el año 2006. En los Hospitales públicos del Servicio Nacional de Salud inglés existían depositados decenas
de miles de órganos y enormes cantidades de tejidos. En los Estados Unidos de
América se calculaba que a esa fecha se
encontraban recolectados alrededor de
trescientos cincuenta millones de materiales biológicos humanos. [25]
Todo ello conduce a desplazar el centro
de atención a sectores mucho más amplios: ya no sólo las uñas, los pelos o la leche de nodriza sino, más genéricamente,
los materiales biológicos humanos y su
destino final comprendiendo la evaluación
de los intereses individuales, científicos y
sociales comprometidos.
c) La evolución de la biotecnología y el
material biológico humano. Otros avances de la ciencia y la tecnología acentúan
la necesidad de una reconsideración de
los criterios tradicionales. Se extrae o
separa material biológico humano (tejidos, células, órganos, descartes operatorios, sangre, orina, etc.) con finalidades
muy diversas (terapéuticas, de investigación o experimentación para la eventual aplicación médica o industrial de
los resultados o la posibilidad de su pa-
Precisada la importancia del tema en
la evolución de la medicina y, por ende, el
interés social en el destino final del material, el análisis no puede prescindir del
interés individual de la persona en controlar el destino que se dará a las partes
o elementos de su cuerpo; a resguardar
la información genética que contiene su
material biológico [26] ; su eventual interés en que ese material no se destine a
finalidades comerciales o a que la información genética obtenible de sus tejidos
se mantenga en el ámbito de su privacidad. Concurren también los intereses
de los laboratorios e investigadores en
la comercialización o industrialización o
patentamiento de los resultados y la controversia acerca de si hay un interés económico de las personas tutelable respecto de las ganancias que puedan derivarse
del material obtenido.
humano. LA LEY, 2010-B, 811.
[22] D. Nelkin en Andreus-Nelkin, Il mercato del
corpo. Il commercio dei tessuti humani nel’ era biotecnologica, Giuffrè, p. 5 cit. por Macilotti, M. Le biobanche: disciplina e diritti della persona, Tratatto di
Biodiritto, cit., Il goberno del corpo, t. 1, p. 1195.
[23] MACILOTTI, M., Le biobanche: disciplina e
diritti della persona, Tratatto di Biodiritto, cit., Il
goberno del corpo, t. 1, p. 1195.
[24] NOVELLI, G. - PIETRANGELI, I, I campioni biologici en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno
del corpo, t. 1, p. 1041 y ss.
[25] HARDCASTLE, R., Law and the human
body. Property wrights, ownership and control,
Oxford and Portland, 2009, p. 65.
[26] BERGEL, S., Aportes para un estatuto de las
partes separadas del cuerpo, Rev. de Derecho de
Familia y de las Personas, año 3, Nº 7, p. 200 y s.
[27] NOVELLI, G. - PIETRANGELI, I, I campioni
biologici en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno del
corpo, t. 1, p. 1036. Sobre el tema puede verse también
el estudio de BERGEL, S., Aportes para un estatuto
de las partes separada del cuerpo, Rev. de Derecho
de Familia y de las Personas, año 3, Nº 7, p. 205.
[28] NOVELLI, G. - PIETRANGELI, I., I campioni biologici en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno
del corpo, t. 1, p. 1036.
[29] MACILOTTI, M., Le biobanche: disciplina e
diritti della persona, en Tratatto di Biodiritto, cit., Il
goberno del corpo, p. 1210.
[30] NOVELLI, G. - PIETRANGELI, I., I campioni biologici en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno
del corpo, t. 1, p. 1038.
[31] DE LORENZO, M.F., El cuerpo humano que
se vuelve cosa. Cosas que se vuelven cuerpo humano, LA LEY, 2010-B, 810.
{ NOTAS }
[16] LACRUZ BERDEJO, J., Parte General del
Derecho Civil. Personas, vol. 2, p. 61.
[17] BAUD, J.P., Il caso delle mano robata, trad. L.
Colombo, Giuffré 2003.
[18] Dice la citada norma: “Deber de resarcimiento
del daño. 1. Quien dolosa o negligentemente lesiona antijurídicamente la vida, el cuerpo, la salud, la libertad, la
propiedad o cualquier otro derecho de la persona, queda obligado hacia ésta al resarcimiento del daño que de
ello resulta”.
[19] Sobre el fallo, RODOTA, S., Il corpo “giuridificato”, cit. p. 60.
[20] DE LORENZO, M., El cuerpo humano que se
vuelve cosa. Cosas que se vuelven cuerpo humano,
LA LEY, 2010-B, 809.
[21] RODOTA, S., Il corpo “giuridificato”, cit. p. 60
y ss. También DE LORENZO, M., El cuerpo humano que se vuelve cosa. Cosas que se vuelven cuerpo
4. La naturaleza del material biológico humano
Excluidas las hipótesis analizadas en
que las partes separadas están destinadas
a ser reimplantadas o aún, la de aquellas
destinadas a cumplir una función esencial pese a estar separadas de una manera definitiva —en que se ha concluido que
mantienen su estatus de cuerpo humano—
se advierte la importancia de establecer
la naturaleza jurídica de las otras partes
o elementos separados, su cesibilidad, su
patrimonialidad o extrapatrimonialidad y,
en su caso, su carácter gratuito u oneroso.
Es una cuestión muy ligada a conceptos
como “propiedad de los tejidos”, “libertad
de investigación científica” o “patentabilidad de la materia viviente”. [27]
a) Property rights sobre cosas y cesibilidad onerosa. En los Estados Unidos de
América parece prevalecer la opinión favorecedora de la cesibilidad onerosa y, por
ende, negativa a la vigencia de la extrapatrimonialidad (o en todo caso de la gratuidad). Argumentos para sostener ese criterio pueden ser entre otros: la ausencia
de riesgos para la integridad física; la conveniencia de incentivos para cesiones de
esa naturaleza tendientes a favorecer la
investigación y el avance de la ciencia y la
consideración de la falta de razonabilidad
de un criterio de mercado que posibilita
el enriquecimiento de quienes hacen uso
del indicado material a través del patentamiento de los resultados y deja afuera a
quien ha proveído elementos o partes de
su cuerpo para posibilitarlo. [28] El criterio
tiene puntos de contacto con el predominante de la doctrina argentina mencionado (supra 3.a).
b) Existencia de un “common” patrimonio de la humanidad toda. En el otro
extremo del punto de vista que posibilita
un amplio reconocimiento de un mercado
de tejidos humanos, puede ubicarse aquél
criterio doctrinario que se resiste a delegar al mercado la recolección y cesión
de materiales que son de interés de la humanidad toda, sosteniendo que es el Estado quien debe asumir esa tarea. Se trataría de un common —como tal patrimonio de la sociedad toda— y no propiedad
de las personas que han experimentado
la ablación y menos de los investigadores
y depositarios que tienen los tejidos humanos. Se razona destacando los riesgos
de las soluciones alternativas: atribuir la
propiedad de los tejidos a los cedentes supone el riesgo que ellos alteren su destino
en cualquier momento limitando la posibilidad de los investigadores y atribuirlos
a estos supondría que ellos podrían impedir la experimentación por otros investigadores externos, reduciendo las posibilidades del material acumulado. [29] Desde
esa óptica, se ha sugerido la creación de
biobancos públicos, distribuidos a nivel
local, aunque con gestión centralizada
que entregue los materiales depositados
a los investigadores que lo requieran haciendo uso de ellos como detentadores de
bienes colectivos. [30]
Una manifestación particular de ese
punto de vista en nuestro país quizás
se pueda encontrar en una Resolución
69/2009 del Incucai que regula las actividades de los bancos de células progenitoras hematopoyéticas (CPH) estableciendo que los tejidos estarán disponibles para
su uso alergénico, es decir, para terceras
personas, no pudiendo ser liberadas sin la
autorización del Incucai. [31] La norma ha
suscitado el cuestionamiento judicial, tanto de las empresas que realizan el servicio
de recolección y crioconservación como el
de los padres depositantes de las células
(que lo hacen pensando en la eventualidad
de su uso futuro para sus propios hijos).
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Con sustento en el principio de autonomía
de la voluntad y otras disposiciones constitucionales, parece primar el criterio que
sostiene la inconstitucionalidad de la Resolución en cuestión. [32]
c) La extrapatrimonialidad de las partes
del cuerpo humano o su calidad de cosas
sólo disponibles gratuitamente. Una variante relevante a las mencionadas en a) y
b) es la fuente inmediata del artículo 17 del
Proyecto de Código Civil y Comercial (al
que me refiero más adelante). Se trata del
artículo 16.1 del Código Civil francés según
las Reformas de los años 1994 y 2004, que
establece que: “el cuerpo humano, sus elementos o productos no pueden ser objeto
de un derecho patrimonial”, que es completado por el artículo 16.5 que prescribe
la nulidad de “las convenciones que tienen
por finalidad atribuir un valor patrimonial
al cuerpo humano, sus elementos o productos”.
Se han sostenido dos maneras de entender su significado:
c.1) La extrapatrimonialidad. Una doctrina ha considerado que la circunstancia
que el cuerpo humano, sus elementos o
productos no puedan ser objeto de un derecho patrimonial significa que la extrapatrimonialidad actúa como criterio de conformación de la situación subjetiva subyacente, es decir, que las prerrogativas de la
persona sobre el cuerpo y sus partes carecen de contenido atributivo y por ende de
connotaciones patrimoniales. Se trataría,
de ese modo, de un derecho reducido a “un
puro y simple droit de défense” con la consecuencia que quedaría excluida la factibilidad de un reclamo resarcitorio fundado en
los beneficios económicos obtenidos de la
utilización no autorizada de material biológico humano (v.g. la aplicación industrial
de residuos postoperatorios) y limitado a
una acción de daños cuando concurren los
ordinarios presupuestos de la responsabilidad civil (factor de atribución, antijuridicidad, daño, relación causal). [33] Se ha propiciado, de compartirse esa perspectiva, la
necesidad de implementar mecanismos
disuasorios de la comisión de ilícitos del
tipo de los mencionados. [34]
Este criterio descarta el tradicional según el cual tales materiales constituyen
el objeto de un derecho de propiedad, que
por ello es considerado en sus dimensiones patrimoniales y lo ubica más bien en
el ámbito de un derecho personalísimo sobre el cuerpo y sus partes (antes y después
de la separación) inserto en el ámbito de la
autodeterminación. [35]
Se ha atribuido al más conocido fallo en
el mundo del common law el seguir esa lí-
nea interpretativa. Me refiero a la causa
“Moore vs. The regents of the University
of California”, en que la Corte Suprema de
California desestimó uno de los reclamos
del actor consistente en lo que consideró
su derecho a participar en las ganancias
obtenidas como resultado de investigaciones realizadas en elementos separados de
su cuerpo sin haber obtenido su consentimiento informado. [36] Los profesionales
habían obtenido con ellos una línea celular cuyo valor económico se estimó en Dólares tres billones en un período de seis
años. Para rechazar el reclamo, el Tribunal consideró, entre otros aspectos, que
el actor no había retenido un interés de
propietario sobre sus células después de
removido su bazo pues se trataba de material considerable como sui generis y que la
línea celular obtenida era fáctica y legalmente distinta a las células obtenidos del
cuerpo de Moore; concedió sin embargo
un resarcimiento limitado al daño por el
abuso de confianza por la ausencia de consentimiento informado de que había sido
víctima.[37]
c.2) La gratuidad. Pero la ausencia de valor económico del Código Civil francés puede también entenderse como la sola prohibición de un correspectivo, es decir, como ligada al requisito de la gratuidad. [38] Es perceptible que sólo adhiriendo a esta postura es posible aceptar la configuración de
un derecho de propiedad sobre una parte
del cuerpo humano [39] y atribuirle al mismo la calidad de “cosa” (sólo disponible a
título gratuito). Su fundamento último sería ubicable en el resguardo del derecho a
la autodeterminación, es decir, a garantizar que la manifestación de la voluntad
sea libre, impidiendo que un incentivo
económico incida de manera potencialmente negativa en aspectos sensibles de
la libertad personal, en detrimento de los
principios de dignidad e igualdad. [40]
Este segundo criterio —el de la gratuidad— es el del Código de Quebec según
el cual la enajenación por una persona de
una parte o producto de su cuerpo debe
ser gratuita y no debe ser reiterada si acarrea un riesgo para su salud (art. 25). El
reciente Código Civil brasilero establece el mismo principio aunque limitado a
la disposición post mortem del cuerpo y
sus partes para fines altruistas. [41] En el
derecho europeo, la Convención sobre
la Biomedicina para la Protección de los
Derechos Humanos y la Dignidad del Ser
Humano en relación a las aplicaciones de
la biología y la medicina (Convención de
Oviedo) dispone que “El cuerpo humano
y sus partes no deben, en cuanto tales, ser
fuente de beneficios” (art. 21); es también
el criterio de otros documentos internacionales. [42]
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5. Las partes del cuerpo humano y el Proyecto
de Código Civil y Comercial
Dispone el artículo 17 del Proyecto: “Derechos sobre el cuerpo humano. Los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes
no tienen un valor económico, sino afectivo, terapéutico, científico, humanitario o
social, y sólo pueden ser disponibles por
su titular cuando se configure alguno de
esos valores y según lo dispongan leyes especiales.”
En los “fundamentos”, luego de señalar
los “problemas de todo tipo...” que plantea
la tesis que considera que las partes del
cuerpo pueden ser objeto de derechos patrimoniales y, por ende, en calificárselas
“como cosas que tienen un precio y pueden ser patentados, transferidos y sometidos al comercio dentro de ciertos límites”
se afirma que se admite “la categoría de
objeto de derechos que no tienen un valor económico, sino afectivo, terapéutico,
científico, humanitario o social.”
En contraste parcial con su fuente —el
artículo 16.1 del Código Civil francés— y en
un paso más, se agrega en los fundamentos que se ha preferido la enumeración de
las finalidades más que una enumeración
negativa (bienes que no tienen valor económico o extrapatrimoniales) por ser más
“limitativa del concepto.”
Del texto del artículo 17 y sus fundamentos se puede deducir, a mi juicio, que se
ha recogido uno de los significados que se
atribuyen al artículo 16.1 del Código Civil
francés: el de que el objeto del derecho sobre las partes del cuerpo versa sobre “bienes” carentes de connotaciones patrimoniales, aunque calificados, además, por finalidades específicas constitutivas de “valores que califican la noción de bien como
un elemento de tipicidad” (fundamentos).
De ahí que se estaría en el ámbito de un
derecho personalísimo sobre el cuerpo y
sus partes. La postura —de ser derecho
positivo el artículo 17 del Proyecto— supondría el abandono de la lectura tradicional, según la cual las partes separadas del
cuerpo constituirían el objeto de un derecho de propiedad tutelado en sus connotaciones patrimoniales y disponible a título
gratuito u oneroso. Incluso, la superación
de aquella otra tesis que, admitiendo también su calidad de cosas, sólo acepta la disponibilidad a título gratuito.
se advierte la importancia de la vigencia
de las sanciones pecuniarias disuasivas
(art. 1714 Proyecto) como mecanismo tendiente a evitar la comisión de ilícitos como
los mencionados.
La solución que se proyecta es compartible. Comporta el alejamiento del paradigma mercantilista en aspectos centrales
de la persona, como lo es el cuerpo y sus
partes y la adhesión a un sistema basado
en el principio de la solidaridad. Supone,
además, adoptar una postura de salvaguarda de las personas involucradas en la
dación de partes de su cuerpo, en el sentido que la ausencia del incentivo monetario
posibilite la espontaneidad y libertad de la
manifestación de voluntad resguardando
los principios de libertad, igualdad y dignidad.
Tiende a tutelar, asimismo, el principio
de intimidad, susceptible de ser afectado en muchas ocasiones por el incentivo
económico en otro aspecto específico de
la esfera personal. En los tejidos humanos,
en efecto, concurre un componente “material” —un agregado de moléculas— con
otro “informacional”, este último expresión de la identidad biológica de la persona; la evolución en el campo genético permite hoy extraer datos de la materialidad
de los tejidos acerca del estado de salud,
la identidad biológica o la propensión a
ciertas enfermedades [43], aspectos estos
vinculados con su derecho a la intimidad.
Se trata de características diversas de un
mismo objeto y se comprende por ello la
inicial afirmación acerca de la necesidad
de evitar la eventual incidencia del incentivo económico en la libertad de decisión
de la persona y la facultad de control de su
intimidad.
Lo cierto es que la exclusión de la calidad de cosas de las partes separadas requeriría, en su caso, nuevos análisis de las
consecuencias resultantes de no haberles
atribuido esa naturaleza. Así, por ejemplo,
el de la responsabilidad civil de un establecimiento donde se recibe y distribuye
sangre, al que un criterio doctrinario y jurisprudencial considera a aquél dueño o
guardián por el hecho de la cosa, sea por
aplicación del art. 1113 del Código Civil o
de la Ley de Defensa del consumidor. [44]
6. El ámbito de aplicación del artículo 17 del Proyecto
La diferencia del Proyecto con la última de las posturas mencionadas, como
se vio (supra nº 4.c), no es menor y excluiría la factibilidad de un reclamo resarcitorio fundado en las ganancias obtenidas
por la utilización no autorizada del material biológico humano. Desde ese enfoque,
El criterio que adopta el Proyecto, hace
necesario algunas precisiones acerca de
su alcance. No creo que abarque alguno
de los supuestos que consideraba la doctrina tradicional y que pueden conside-
consentimiento para continuar con las investigaciones,
a lo que se negó y promovió acciones judiciales contra la
Universidad y los profesionales aspirando, entre otros
reclamos, parte de las ganancias obtenidas. La Corte de
Apelaciones, por mayoría, consideró que el actor tenía
“property rights” sobre el órgano extraído, suficiente
para mantener “the cause of action for convertion”. La
Corte Suprema del Estado de California, como se dice
en el texto, revocó por mayoría ese aspecto del fallo.
[37] Sobre este fallo, ampliamente HARDCASTLE, R., Law and the human body. Property rights,
ownership and control, Oxford and Portland 2009,
p. 65 y s.
[38] En el Derecho francés, estableciendo el significado del art. 16.1 del Código de ese país, parecer ser la
opinión de MALAURIE, PH.-AYNES, L., Les personnes, les incapacités, 2ª ed., Defrenois, p. 102.
[39] MACILOTTI, M., Le biobanche: disciplina e
diritti della persona, en Tratatto di Biodiritto, cit., Il
goberno del corpo, p. 1201.
[40] RESTA, G., La disposizione del corpo. Regole
de appartenenza e di circulazione en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno del corpo, p. 820.
[41] Implícitamente, también, el Código Civil peruano (art. 7º) dispone: “La donación de partes del
cuerpo o de órganos o tejidos que no se regeneran no
debe perjudicar gravemente la salud o reducir sensiblemente el tiempo de vida del donante”.
[42] Otros documentos internacionales se alinean
en ese criterio: la Carta de derechos fundamentales
de la Unión Europea (art. 3º); la Declaración de la
Unesco sobre el genoma humano y los derechos del
hombre (art. 3º) y sobre los datos genéticos humanos
(art. 8º).
[43] MACILOTTI, M., Le biobanche: disciplina e
diritti della persona, Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno del corpo, t. 1, p. 1204 y ss.
[44] DE LORENZO, M.F., El cuerpo humano que
se vuelve cosa. Cosas que se vuelven cuerpo humano,
LA LEY, 2010-B, 809.
continúa en la página 4
{ NOTAS }
[32] J.Fed. 1ª I Nº 2 de Rosario, LA LEY, 27/07/09; JN
1ª I en lo Cont. Adm. Nº 7, LA LEY, 2009-D, 567; sala
IV de ese Fuero, JA 2001-2-625; íd. Sala III, LA LEY,
28/02/2012 para la discusión, en la doctrina: RABINOVICH BERKMAN, R., Las células tronco también ayudan a pensar (más un comentario sobre el caso que al
fallo), LA LEY, 2009-D, 563; CASIGNESSE, V., Ilegitimidad de la autorización que se autoconfiere el Incucai
para disponer de células madre conservadas en bancos
privados, LLLitoral 2010 (marzo, 139).
[33] Sobre los dos maneras de entender el principio de la extrapatrimonialidad, RESTA, G., La disposizione del corpo. Regole de appartenenza e di circulazione en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno del
corpo, t. 1, p. 818, quien en nota 53 cita, entre otros,
a BELLIVIER-NORVILLE, La circulation du vivant
humain: modèle de la proprieté ou du contrat?, p. 115,
que afirman: Surtout elle n'offre au donneur aucun
moyen de prétendre á une part des avantages d’en
dècouler”; MACILOTTI, M., Le biobanche: discipli-
na e diritti della persona, en esa misma obra, p. 1201.
[34] RESTA, G., La disposizione del corpo. Regole
de appartenenza e di circulazione en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno del corpo, t. 1, p. 818 y s.
[35] Autor y lugar citados en nota anterior. Parecer
ser también el parecer de TERRE, F.-FENOUILLET,
D., Les personnes, la famillie, les incapacités, 7ª ed., Dalloz, p. 64.
[36] El actor se había atendido en el Centro Médico
de la Universidad demandada por padecer leucemia,
extrayéndosele el bazo. En ningún momento Moore
había dado su conformidad para investigaciones en el
órgano separado u otras partes de su cuerpo ni se le informó de ellas. En los años siguientes retornó al Centro
Médico proveyendo sangre, piel y médula espinal aspirada; durante ese período, los profesionales realizaron
investigaciones sobre células t.lymphocites a partir de
las cuales pudieron establecer una líneas celular que
permitía producir los limphokines que pretendían. Fue
bastante después que Moore fue requerido para dar su
Academia Nacional de Derecho
y Ciencias Sociales de Bs As
4 | JUEVES 11 DE ABRIL DE 2013
viene de PÁGINA 3
rarse como bienes comercializables en sí
mismos (los cabellos, la leche de nodriza)
pues, además de no incidir sobre la integridad física y ser elementos renovables
naturalmente, no es de temer que la onerosidad incida negativamente en la autodeterminación de la persona. [45]
Fuera de esos supuestos, debe destacarse que la ausencia de un valor económico con la concurrencia de finalidades
específicas rige respecto de las partes del
cuerpo “en cuanto tales”, es decir, cuando la dación acaece entre el cedente y el
primer beneficiario o entre éste y los sucesivos, en este último caso siempre que
las partes del cuerpo mantengan su inicial
sustancia. [46] No es de aplicación, en cambio, en las sucesivas relaciones jurídicas
cuando el material biológico original ha
sido objeto de transformación, manipulación o cambio pues la “onerosidad” posterior tiene su causa en un específico ejercicio profesional o una actividad económica
que alteran su sustancia original. Se sigue
de ello que las posteriores intervenciones
técnicas (análisis, fraccionamiento, purificación, conservación) pueden dar lugar a
una compensación. También, por ejemplo,
cuando la onerosidad deriva de un tratamiento o modificación que ha transformado los tejidos en un producto farmacéutico. [47]
Lo que sucede en rigor, es que junto con
la transformación o modificación de la
sustancia de las partes separadas, acaece también una modificación de su status
jurídico que, de bienes carentes de valor
económico con finalidades específicas, se
convierten en cosas susceptibles de ser
disponibles a título gratuito u oneroso.
La Convención de Oviedo, como se dijo,
recoge ese criterio en el artículo 21 que
dispone que el cuerpo humano y sus partes no deben, en cuanto tales, constituir
fuente de beneficios. La explicación oficial
a esa formulación sería que los investigadores o profesionales pueden ser pagados
por su actividad referida al cuerpo, mientras el cuerpo en sí es el que no puede ser
objeto de comercio. [48]
La conclusión adoptada no deja de considerar lo que se presenta como un interrogante acerca de la coherencia de un
modelo en que las partes del cuerpo son
consideradas en base a dos “ontologías
normativas” distintas: el de la extrapatrimonialidad con fines solidarios para los
ciudadanos comunes y el de la “comercialización” para los productos farmacéuticos o médicos, de un modo que aquellos
deban readquirirlos transformados.
Se ha sugerido, por ello, establecer algún sistema de beneficios o compensaciones para los cedentes en los resultados de
la investigación —como lo sugieren algunos documentos internacionales— sin perjuicio de la vigencia del principio de extrapatrimonialidad (o del de gratuidad).[49]
7. El asentimiento precedido del deber de información y el principio de finalidad
La importancia del libre asentimiento del
cedente precedido del deber de información
es bien manifiesto en esta materia. [50] Un
relieve central se relaciona con el destino a
darse a los elementos o partes del cuerpo: la
licitud del asentimiento está directamente
vinculada al principio de finalidad íntimamente conectado, a su vez, con el de solidaridad.
El artículo 17 del Proyecto, por lo pronto,
circunscribe —como se dijo— la validez de la
disposición a que tenga una finalidad afectiva,
terapéutica, científica, humanitaria o social.
Sentado esto, un segundo alcance debe
atribuirse al citado principio: el destino a darse al objeto de la cesión debe ser el mismo del
que le fue informado al cedente y respecto
del cual prestó su asentimiento. Así, la cesión
de material biológico humano con destino a
una finalidad terapéutica no permite darle un
destino de investigación. Se requerirá en ese
caso una nueva manifestación de voluntad
que altere la finalidad inicial. Son los principios generales en materia de actos voluntarios los que permiten fundar esa afirmación.
Sin perjuicio de ello, se ha resaltado la importancia de la noción de causa fin del acto jurídico —en el significado objetivo subjetivo que
le atribuye la mayoría de la doctrina argentina— cuando se hace referencia al acto abdicativo de un derecho fundamental. [51]
Con fundamento en el citado principio de
finalidad, se ha afirmado también que el asentimiento del cedente no legitima automáticamente al aprovechamiento comercial o el patentamiento de los resultados de la investigación y que a los fines de una lícita utilización,
la persona debe ser previamente informada
y otorgar su asentimiento acerca de la posible derivación del patentamiento de una investigación basada sobre su propio material
biológico. [52]
ausencia de eficacia vinculante del asentimiento y por ello el de su revocabilidad.
En el proyecto de Código, la regla rige en
materia de investigaciones en salud humana (art. 58 inc. b); tratamientos médicos
(arg. art. 56) y lo establece la ley 24.193 de
ablación y transplante de órganos (art. 15).
Más genéricamente lo consagra el Proyecto en materia de disposición de derechos
personalísimos (art. 55).
Se trata de una derivación del derecho a
la autodeterminación en una materia vinculada con aspectos centrales de la persona y que es compartible. [53] No puede
dejar de considerarse, sin embargo, la correlación del principio con los de la buena
fe, la confianza y la solidaridad. Así, ¿la libertad decisional de la persona debe primar sobre la operatividad de una entera
recolección biológica?
La cuestión fue objeto de atención por
la doctrina con motivo de otro fallo famoso en el ámbito del common law: el resuelto por la Corte Distrital de Missouri
en la causa Washington University c/
Catalona, año 2006. Se trataba de una
controversia acerca de la titularidad del
material biológico para investigaciones
médicas. El demandado era un reputado
urólogo contratado por la actora para investigaciones y durante ese período había organizado un centro de recopilación
de tejidos prostáticos, sangre y células
ADN para estudios sobre el cáncer prostático. En la experiencia, contribuyeron
casi treinta mil personas de las cuales
tres mil eran pacientes de Catalona. El
profesional deja Washington University para continuar sus investigaciones en
otra Universidad y previo a ello escribe
a todos los participantes —sin la aprobación de la Universidad— anunciando su
partida y pidiendo una autorización para
liberar el material a su nombre.
Frente a ello, Washington University
promovió acciones judiciales y la Corte
de Missouri concluyó que los participantes no habían mantenido derechos sobre
el material cedido ni la facultad de revocar
su decisión ni mantenido facultades para
autorizar el uso, la transferencia o el destino del material cedido y que la actora era
la única propietaria. [54]
que deriva el principio de revocabilidad—
debe, como regla, primar sobre las razones de la ciencia o del mercado debiendo,
sin embargo, conciliarse en ocasiones de
excepción con las reglas de la buena fe,
la confianza y la solidaridad para que,
en función de las circunstancias del caso
concreto, prevalezca uno u otro principio.
9. Conclusiones
Al hilo de la exposición, se pueden intentar algunas conclusiones preliminares:
- Las cosas que se implantan en el cuerpo humano con sentido de perdurabilidad
dejan de ser tales, adquiriendo una nueva dimensión jurídica, convirtiéndose en
cuerpo humano.
- Las partes del cuerpo separadas y susceptibles de ser reimplantadas no pierden
su unidad funcional con el cuerpo de origen, manteniendo su status jurídico, es decir, su condición de cuerpo humano.
- La afirmación precedente puede extenderse, incluso, a aquellos elementos
separados del cuerpo destinados a cumplir una función esencial, pese a estar separados de una manera definitiva y el tener como destino el ser implantados a otra
persona.
- En lo demás, el sistema de la disposición de las partes del cuerpo humano ya
no se sustenta en una visión elaborada
desde la óptica de los derechos reales y
bajo una óptica contractualista, incluso
onerosa. Ese enfoque es reemplazado por
un fenómeno de signo inverso —situable
en el ámbito de los derechos personalísimos— donde la mayor parte de la fattispecies se ubican en el esquema unilateral
del asentimiento autorizativo —con gravitación esencial de los principios de “extrapatrimonialidad”, “finalidad” y “revocabilidad”— mientras la figura del negocio
bilateral a título oneroso —y por ende materia de disponibilidad contractual— retrocede a un ámbito conceptual y operativo muy marginal. [56] El Proyecto se alinea
en este camino y la solución, a mi juicio, es
compartible.
En temas muy ligados al que se considera, es generalizado el principio de la
En el tema que se considera, sin embargo, probablemente pueda concluirse que
la libertad decisional de la persona —del
- El ámbito de vigencia de la extrapatrimonialidad —configurativa de un derechos personalísimo sobre las partes
separadas del cuerpo— rige respecto de
ellas “en cuanto tales” (mientras mantienen su inicial sustancia). No es de aplicación cuando han experimentado transformaciones o cambios, pues en ese caso se
transforman en cosas en que la onerosidad
posterior tiene su causa en las actividades
y procedimientos que alteran su sustancia
inicial. l
mercato nel biodirito en Tratatto di Biodiritto, cit., Il
goberno del corpo, t. 1, p. 1019.
[48] Autores y lugar citados en la nota anterior.
[49] RESTA, G., La disposizione del corpo. Regole de appartenenza e di circulazione en Tratatto
di Biodiritto, cit., Il goberno del corpo., t. 1, p. 823,
quien recuerda las precisiones en ese sentido de la
Declaración Universal de la UNESCO sobre bioética y derechos humanos (el artículo 15 precisa que
los beneficios de una investigación científica y sus
aplicaciones deben ser compartidos con la sociedad
como conjunto y con la comunidad internacional, en
particular con los países en desarrollo; agrega que
ello puede manifestarse en forma de acceso a servicios de salud eficientes, acceso a los conocimientos
científicos y tecnológicos o asistencia a las personas y grupos que han formado parte de la investigación).
[50] BERGEL, S., Aportes para un estatuto de las
partes separadas del cuerpo, Rev. de Derecho de
Familia y de las Personas, año 3, Nº 7, p. 202. Una
manifestación de la importancia del asentimiento en
esta materia puede verse en el derecho francés. El
Código Penal de ese país establece penas de 5 años
de prisión y multas de 75.000 Euros para quien conserva y transforma en vista de su cesión para un uso
científico de órganos, tejidos, células o sangre, sus
compuestos y los productos derivados sin haber previamente obtenido la autorización que prevé el art.
1243-3 del Código de la Salud Pública (art. 511-5-2).
Ver también arts. 511-5; art. 511-5-1, 511-6 del Código
Penal francés.
[51] DE LORENZO, F., Consentimiento e integridad física - volenti non fit injuria, Revista Derecho de
Daños, Rubinzal Culzoni, 2011-3.
[52] RESTA, G., La disposizione del corpo. Regole
de appartenenza e di circulazione en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno del corpo, t. 1, p. 834.
[53] Es el criterio de la Declaración de la UNESCO
sobre datos genéticos (art. 9º).
[54] Amplias referencias del caso en HARDCASTLE,
R., Law and the human body. Property rights, ownership and control, p. 74 y ss.
[55] NOVELLI, G. - PIETRANGELI, I, I campioni
biologici en Tratatto di Biodiritto, cit., Il goberno del
corpo, t. 1, p. 1038.
[56] RESTA, G., La disposizione del corpo. Regole de appartenenza e di circulazione en Tratatto di
Biodiritto, cit., Il goberno del corpo, t. 1, p. 844 y s.
En sentido parecido, aunque limitando la vigencia
del art. 5º del Código Civil italiano —antes que reinterpretándolo— BESSONE, M. - FERRANDO, G.,
Persona fisiche (dir. privatto) en Enciclopedia del
diritto, t. XXXIII, p. 202.
En lo demás, ha de tenerse en cuenta que
el objeto del acto de disposición de las partes
separadas del cuerpo no debe ser contrario
“a la ley, la moral o las buenas costumbres”
(arts. 56 y 279 Pr.) ni al orden público ni la
dignidad humana (art. 279 Pr.).
8. La revocabilidad del asentimiento
Se ha considerado que del modo resuelto, el fallo ha afirmado el principio según el cual la investigación médica puede progresar sólo si el acceso al material
biológico no es obstaculizado por interferencia de los cedentes o intereses de tipo
económico. [55]
{ NOTAS }
[45] BELLIVIER-NORVILLE, Contrats et vivant
en Traité des contrats sus la dir. de J. Ghestin,
Igdi, p. 144, nota 273. NOVELLI, G. - PIETRANGELI, I., I compioni biologici en Tratatto di Biodiritto,
cit., Il goberno del corpo, t. I, p. 1036; RESTA, G.,
La disposizione del corpo. Regole de appartennza
e di circulazione en Tratatto di Biodiritto, cit., Il
goberno del corpo, t. I, p. 825. La aptitud de renovación debe ser permanente y no limitada a una
única vez (como los dientes) ni provenir de una situación traumática y no natural (como la remoción
de parte del hígado).
[46] Comp. RESTA, G., La disposizione del corpo.
Regole de appartenenza e di circulazione en Tratatto
di Biodiritto, cit., Il goberno del corpo, t. 1, p. 822,
quien circunscribe la gratuidad a la relación entre el
cedente y el primer beneficiario.
[47] BERLINGIER, G. - RUFO, F., Mercato e non
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