Orugas minadoras de las hojas de peral y manzano

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Núm. 13 - 67 - H
EDICIdN
REVTSADA
O rugas m i nado ras de
las hoja s d e per al y
manzano
Antonio Jiménez Alvarez
Ingeniero Agrónomo del Instituto
Nacional de Investigaciones
Agronómicos
MINISTERIO DE AGRICULTURA
Orugas minadoras de las hojas de
peral y manzano
Dentro de la fauna parasitaria del peral y del manzano
revisten mucho interés los daños producidos por diminutas
orugas que viven entre las dos epidermis de la hoja excavando cada tma de ellas una galería o mina a medida que se
alimentan de los tejidos foliares.
Se conoce un gran número de minadoras foliares en el
manzano y peral y la forma y dilnensión de la galería excavada gttarda una estrecha relación con la especie de orttg-a
que vive en ella hasta el punto de que muchas veces basta la
simple observación de la galería para identificar al parásito.
Daños.
El número de galerías de una clase que presenta cada
hoja es muy variable. En años de fuerte ataque pueden
encontrarse hojas casi con la totalidad de su superficie
cubierta de ellas. También es frecuente encontrar en una
misma hoja galerías de distintas clases excavadas por diferentes orugas, como fácilmente se aprecia en las ilttstraciones. Este fenómeno de coexistencia entre las distintas
orugas minadoras contribuye a agravar los dalic^s, ya por
sí solos de consideración.
Como es natural, la gravedad de los daños está relacioFoto portada: En la parte izquierda, galería de Lithocolletis blancardella; en el eentro, Lithocolletis corylifoliella; las restantes galerías son
de Le^ucoptera scitella.
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nada con el número de galerías que presenta cada hoja. Una
o dos galerías por hoja no tiene significación económica,
pero si el número es mayor las consecuencias son más
graves, pues al reducirse la superf icie f oliar activa para la
función clorofílica se entorpece el desarrollo vegetativo del
frutal, las hojas se secan antes y caen prematuramente. El
árbol se debilita y le predispone para el ataque de otras
plagas, como los «barrenillos», y enfermedades.
Por otra parte se recolectan frutos de menor tamaño y
de peor conservación que los recogidos de árboles sanos, y
su contenido en azúcares y proteínas es menor.
Descripción.
I__^ «CF_MIOSTOMA».
Como hemos apuntado anteriormente, existen varias minadoras de mucho interés en las hojas de frutales de pepita.
Sin lugar a dudas, la especie más importante actualmente
es Le2ccoptera sc-itella Zell., que antiguamente se denominaba Cenaiostoma scitellum. El nombre antiguo de la especie
ha adquirido cierta vulgarización, y es frecuente oír la pa-
Fig. L-Adulto de Leuco^tera scitella, que suelen
aparecer en primavera.
Fig. 2.-Capullo de Leucoptera scitella, protegido por una lámina sedosa
con característica forma de equis.
labra «cemiostoma» en las zonas fruteras cle vanguarclia.
La «cemiostoma» ataca preferentemente al heral ^^ manzano, pero también puede parasitar a cirttelo, cerezo, melocotonero, etc.
I^l adulto de esta esl^ecie es ttna tnaripo>illa de unos siete milímetros cie envergaclttra }- de dos }- ule^lio a tres milímetros de longitud ^ie. cuerp^,. Tiene un color grisáceo, con
las alas anteriores gris plateadas, con d<^s manchas anaranjaclas ^- bastantes escamas osrttras en el e^tremo clel ala.
Las alas posteriores son mu^- estrechas, gris^ícea^ _^- con un
fleco de pelos en el margen posterior.
^ttelen aparecer ya entrada la primavera ^- algttnos días
deslntés la hembra efectúa la puesta sobre el envés de la
hoja, ^lepositando cada vez un solo huevo. De este huevo
nare nna oruguita qtte intnediatamente l^enetra en el interior de la hoja y se sitúa d.ebajo de la epidermis superior.
A^artir de este momento comienza la fase minadora, dttrante la cttal la orttga se alimenta de los tejiclos de la hoja
siguiendo una trayectoria en espiral. I,a galería excavada
Fig. 3.-Las galerías de la
Leucoptera scitella tienen
una notable forma circular.
tlene apal'entelnente LII1a f01-Ina C1rCL11aI^ Cjtle atlmenta de
diámetro a medida que la oruga crece. Esta, al llegar a la
madttrez, tiene un color amarillo pardo y tu;a longitud de
cuatro milímetros y, adet^n^s de las patas torácicas, tiene
cinco pares de falsas patas, de los cuales uno es anal; en
este momento, la galería pt^ede sobrepasar el centímetro de
diámetro. Entonces la oruga hace una incisión en el borde
de la galería y la abandona, dirigiéndose a la superficie de
hojas cercanas o a la caeiclad peduncular de un fruto, ^n
donde teje un capullo blanco más o menos en forma de huso
que, a su vez, se encuentrri protegido por una lámina, también sedosa, en forma de equis. Construido este capullo la
oruga crisalida, permaneciendo en esté estado alrededor de
una semana. Al cabo ^l.e este tiempo aparecen las mariposas
de una nueva generaci^^u, que repetirán el ciclo descrito.
Esta especie tiene cuatru o cinco generaciones anuales,
dependiendo este número de la comarca, de la benignidad
del invierno y anticipaci^^n d.^ la primavera. Las orugas de
la última generación, al a.b;+ndonar su galería, se dirigen a
Fig. 4.-A la izquierda, galerías -de Lithocolleiis blancardella; a la derecha, galerías de
Lithocolletis corz^lifoliella.
las grietas del tronco o a las bifurcaciones de las ramas, tejen el capullo y crisalidan, invernando de esta forma. Frecuentemente se encuentran capullos reunidos en grupo:; en
número variable de ellos.
OTRAS MINADORAS.
También de mucho interés, pero inferior al de Leucoptera scitella, son otras dos mariposillas cuyos nombres científ icos son Lithocolletis cor_yli f oliella Hb. y Lithocolletis
blancardella F.
La primera de ellas es de dimensiones algo mayores que
la «cemiostoma». Sus alas anteriores son marrón rojizo,
con tres manchas blancas bien visibles y algunas escamas
negras y blancas en el extremo de ellas. Las alas posteriores son muy estrechas y llevan un fleco de pelos a lo largo
del margen posterior.
La oruga madura tiene un color amarillento, con una
línea dorsal longitudinal verde. Sobrepasa los ocho milíme-
Fig. 5.-Oruga de Lithocalletis corylijoliella.
tros de longitud y es f ácil de reconocer, pues además de los
tres pares de patas torácicas tiene sólo cuatro pares de f alsas patas (diferencia fundamental con la «cemiostoma», que,
como hemos dicho, tiene cinco pares de falsas patas).
Esta oruga para el invierno cobijada en una celda sedosa que construye en la galería antes de que la hoja se descomponga después de caer al terreno. Cuando pasan los fríos
invernales se transforma en crisálida. Transcurrido un mes,
aproximadamente, aparecen las primeras mariposas. Algunos días más tarde, la hembra efectúa la puesta colocando
los huevos en el haz de la hoj a y aislados unos de otros. La
oruga nada más nacer penetra en el interior de la hoja y
comienza a excavar una galería, al principio irregular, que
exteriormente tiene forma de una pequeña pústula blanquecina que posteriormente se va oscureciendo. La galería sólo
es visible en el haz de la hoja y, al final del crecimiento de
la oruga, tiene una forma más o menos elíptica de 30-35 milímetros de longitud y 15-20 milímetros de anchura. La hoja
se dobla ligeramente por la zona correspondiente a una galería y es debido a que la oruga segrega hilos sedosos trans-
Fig. 6.--Galerías de Lithocolletis
blancardella.
versales que causan el pliegue de la hoja. Terminado el período de alimentación, la oruga crisalida en el interior de la
galería sin formar capullo, y al cabo de unos diez días aparecen las mariposas, que repetirán el ciclo.
Fsta especie tiene tres generaciones anuales que pueden quedar reducicías a dos en años de invierno crudo y
primavera retrasada.
Lithocolletis bla^iac^r^rdella^ F. se presenta con mayor frecuencia que la anterior, principalmente en manzano. La mariposa es muy semejante a L. corylifolielln•, algo más pequeña, apreciándose mayor número de zonas blanquecinas
en las alas anteriores, que son de color marrón dorado.
I_as primeras mariposillas se ven hacia mediados de
abril. Las hembras efectúan la puesta en el envés de la hoja
(contrariamente a L. coy_ylifoliella, que lo hace en el haz),
depositando cacla vez un solo huevo. De igual forma que
las especies anteriores, la oruguita nacida del huevo penetra en la hoja y comienza a excavar la galería. Los primeros síntomas del ataque son dificiles de percibir, pero se
aprecia en la zona dañada un color más claro que el resto
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sanc^ de la suherficie cle la hoja. La manera de alimentarse
la orttga es muy característica. Llla devora el tejido foliar
1>^^r pequeñas porciones, pero respeta la epidermis superior
y las nerviaciones ; la cara superior de la galería está ligeramente levantada sobre el resto de la superficie de la hoja
^^ }^resenta pequeñísimas manchas claras que corresponden
a las porciones cle tejidos destruidos por la oruga. La cara
inferior de la galería presenta varios pliegues y toma aspectc^ oscuro en las galerías viej as.
I.a orug-a es amarillenta, cc^n el ctterpo bien segmentado ^- con una banda dorsal ^- longitudinal más oscura que
el resto del cuerpo. Llega a alcanzar los siete milímetros de
longitud ^-, como I_. cnryl,i f oliella, sólo tiene cuatro pares de
I^atas abclominales. De igual forma que ésta, crisalida en el
interior de la galería y después de unos diez días salen las
mariposas. I?ste ciclo se verifica otras dos veces. Las orugas nacidas de los huevos puestos por las mariposas de la
última g-eneración tapizan de secía la galería v después crisalidan par-a pasar en este estado el invierno.
También puede atacar al manzano, la minadora de la
Fig. 7.-Galería de Lithocolletis
cor^lifoliella.
Fig. S.^apullos de Lyonetia cler3cella.
hoja del cerezo (Lyonetia clerkella L.), pero sus dati^s son
de menor importancia que las especies anteriormente estudiadas. Sus galerías se distinguen fácilmente de éstas. Son
lineales, serpentiforme^ y recorren la hoja en todas direcciones. En esta especie es muy característico el capullo que
protege a la crisálida. Es cilíndrico y se apoya en la hoja
por cuatro hilos sedosos, formando un conjunto que recuerda a una hamaca.
Medios de luct^a contra las orugas minadoras.
El conocimiento de la biología de las especies estudiadas nos permite aconsejar una serie de prácticas culturales que pueden resultar muy útiles.
Un adecuado descortezado y la limpieza de los troncos,
práctica recomendada para destruir orugas invernantes del
«agusanado», permite al mismo tiempo la destrucción de
capullos invernantes de «cemiostoma».
Pnr otra parte, las orugas minadoras tienen una gran
Fig.
9.--Galería de
clerkella.
Lyonetia
cantidad de insectos parásitos, principalmente avispillas, cuyas larvas se alimentan de las orugas o crisálidas de minadoras.
Ln muchas zonas la acción cie los insectos útile5 v las
medidas culturales pueden bastar para controlar eficazmente a las minadoras, y es a lo que hay que tender. Sin embargo, hay regiones en las que las minadoras han adquirido tal grado de propagación q_tte las anteriores forma^ de
combate no son sttficientes para neutralizar el autnento ;^rogresivo de ellas. Entonces hay que acudir a los tratamientos fitosanitarios con productos químicos que tienen cierto
poder de penetración para matar a las orugas en sus galerías. La lucha química contra los adultos da peor resultado.
Los tratamientos deben darse cuando las orugas son peduetias. En el caso de la «cemiostoma», antes de que el cliámetro de la galería haya alcanzado medio centímetro. Es
necesaria una inspección minuciosa de las hojas para fijar
la fecha de los tratamientos, aue varía con las regiones e
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incluso dentro de éstas con la variación anual de los facto1-es climáticos. Como dato ol-ientador, diremos que el pri>ner tratamiento puede realizarse en los comienzos de mayo
para repetir diez-quince días más tarde. Hay que procurar
que estos dos tratamientos sean oportunos, pues más tarde la destrucción de minadoras es difícil y costosa.
Los insecticidas que pueden emplearse son la mayoría
de los fosforados, algunos de los cuales pueden tener cierta acción ovicida. En ensayos que hemos realizado nos dieron buen resultado Diazinón del 40 por 100, en emulsión al
0,1-0,15 por 100, y Naled (Dibrom), del 65 por 100, también en emulsión al 0,075 por 100. Con este último procíucto debe actuarse con prudencia y previo ensayo con unos
pocos árboles, pues hay algunas variedades de manzanos y
perales que son sensibles a este insecticida.
PIIBLICACIONES DE CAPACITACION AGRARIA
Bravo Murillo, 101, Madrid-20.
Se a.utoriza la reproducción ántegra
de esta publicación mencionando su
origen, «Hojas Diwlgadoras del Ministerio de Agricultura».
Gráficas Uguina.
Meléndez Valdés, ^.
Madrid, 1968.
Depósito legal, M. 3.109 - 1958.
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