113 CAPITULO IV EXPROPIACION FORZOSA A) Concepto de la Expropiación: La Administración Pública, de cada día ha de atender a más amplias necesidades del grupo social correspondiente, en razón de que los fines que le están asignados son cada vez más extensos y variados, precisa elementos materiales para cumplir sus cometidos. Unas veces se los procura poniendo en juego medios de Derecho Privado; otras, acudiendo a modos de gestión del Derecho Público. ¿Sería racional que la Administración dejase incumplidos fines de interés general, necesidades de la colectividad, insatisfechas porque el particular no quisiera ceder los bienes que son precisos para cumplir aquellos fines, para atender aquellas necesidades?. El ordenamiento jurídico tiene que proveer a estos supuestos. El interés general no puede supeditarse al interés particular; en una ordenación racional de valores, el provecho de uno debe sujetarse y acomodarse al interés de la comunidad. Claro es que ello no debe significar un sacrificio desmedido para uno de los miembros, pues se impone el principio de igualdad de las cargas públicas, y por eso es necesario dejar indemne al propietario cuyo bien es preciso al interés de la comunidad. Estas consideraciones llevan a la conclusión de que la Administración Pública debe estar investida de una facultad 114 de exigir unilateralmente, coactivamente, mediante la indemnización correspondiente, aquellos bienes que le son precisos para llevar a cabo los cometidos de interés público y de utilidad pública que le están asignados. Esta facultad, este medio jurídico es lo que se llama Expropiación. Aleáis dice que la expropiación es una institución de Derecho Público en virtud de la cual se otorga, a favor de una empresa declarada de utilidad pública, la transferencia coactiva de la propiedad de una cosa, convirtiéndose el derecho del propietario sobre dicha cosa en un derecho a justa indemnización. Zanobir escribe que es una institución de Derecho Público por la que un sujeto, previa justa indemnización, puede ser privado del derecho de propiedad que tiene sobre una cosa a favor de otro sujeto diverso cuando así lo requieren las exigencias del interés público. Es hoy ésta una institución universal. En todos los ordenamientos jurídicos se consagra esta fórmula, por virtud de la cual se hace frente jurídicamente a posibles colisiones de un interés privado y un interés público fijando el procedimiento unilateralmente, por virtud del cual se transfiere por modo coactivo una cosa y se le adscribe al patrimonio de una empresa de interés público, bien que transformado el derecho del dueño a la cosa en el derechos a su equivalente económico. 115 Ley de Ocupación de Bienes por el Estado de 16 de diciembre de 1954 entenderá dice que en la expropiación forzosa se comprendida cualquier forma de privación singular de la propiedad privada o de derechos o intereses patrimoniales legítimos cualesquiera que fueran las personas o entidades a que pertenezcan, acordada imperativamente, ya implique venta, permuta, censo, arrendamiento, ocupación temporal o mera cesación de su ejercicio. La expropiación forzosa es para los modernos tratadistas franceses de los modos de Derecho Público que la Administración pone en juego para adquirir los bienes que precisa en orden al cumplimiento de sus cometidos. Cabe que la Administración acuda a las figuras de Derecho Privado para tal adquisición (compraventa, donación, etc); pero el interés salvaguardando público si no no quedaría pudiera suficientemente obtener, incluso coactivamente, los bienes precisos. Entre los modos de adquisición de Derecho Público señala Diez la expropiación por causa de utilidad pública, requisición y la nacionalización de empresas; la y en otro grupo los contratos administrativos, bien que es éstos hay consensualidad de las partes intervinientes, que no hallen aquéllos. 116 Algunos Tratadistas italianos (Lucifredi. Alessi) incardinan la expropiación forzosa entre las prestaciones obligatorias de los particulares a la Administración. Afirman, al efecto, que los deberes administrativos de los particulares, en razón de las cuales, con independencia de las relaciones específicas voluntarias con entes públicos, sólo por pertenecer a los mismos vienen obligados coactivamente a entregar a aquéllos los bienes patrimoniales y la actividad personal que tales entes necesiten para la satisfacción de las necesidades colectivas a las que deben proveer. Y al analizar los diversos modos en que puede imponerse por la ley los deberes de prestación, prestación señalan que hay casos en que el deber de no se halla en la ley misma, sino que ésta consigna la simple posibilidad de que el deber mismo venga impuesto por la autoridad administrativa cuando se den las circunstancias que el legislador ha previsto. Pero, como fácilmente podrá apreciarse, en la expropiación no hay una verdadera obligación jurídica de entrega, sino una determinada regulación en el ordenamiento jurídico, por virtud del cual, si se dan las condiciones señaladas por el legislador, según apreciación de la Administración, podrá imponerse en un caso concreto la expropiación forzosa. Pero no hay obligación especifica de entrega para el propietario. Son muchos más los que estiman la expropiación como una limitación en las facultades dominicales del propietario. 117 García Oviedo la considera como la más importante de las restricciones impuestas a la propiedad privada por causa de utilidad pública. encuadra como Administración, propiedad. Fernández de Velasco, uno de los medios si bien la jurídicos de la la juzga también una restricción de la Royo-villanova ve la expropiación como una limitación del derecho de disponer en beneficio del público interés. Zaobini con signa que la expropiación es la limitación más decisiva del derecho de propiedad y afirma que la mayor parte de los tratadistas que tratan de tales limitaciones incluyen la expropiación entre estas, considerándola como la más importante y la más grave de aquéllas.. Parece incuestionable que la expropiación entrañe una limitación especial al derecho del propietario, puesto que no le es permitido, cuando aquélla se produce, seguir en la posesión de la cosa. Su libertad de transferirla o no queda limitada mejor diré, eliminada, por cuanto la transmisión al expropiante se realiza coactivamente, por ministerio de la ley, aunque el propietario se oponga. De manera que hay una limitación en las facultades del propietario; pero esta limitación es bien distinta de cuantas otras se imponen en beneficio del interés público cuando se obliga a un propietario a soportar una determinada 118 actuación de los órganos públicos sobre su cosa, a hacer de una manera determinada actuación de los órganos públicos sobre su cosa, a hacer de una manera determinada o a no hacer, existe una limitación en el contenido del derecho de propiedad sobre la cosa, aunque reciba el equivalente de su valor. Como dice Zanobini, no se trata de una diferencia de grado, si no de una diferencia de dirección. Mientras las limitaciones ordinarias sustraen al propietario algunas de las facultades que la ley abstractamente podía reconocerle, la expropiación ataca al derecho del propietario en su unidad y en su totalidad, y, por ello, en su existencia. La idea limitativa que envuelve a la expropiación forzosa se encuentra en la entraña misma de la propiedad, tal y como esta se regula en los modernos ordenamientos jurídicopositivos, por cuanto la norma de derecho establece que todo bien perteneciente a una persona puede ser adquirido por otra cuando, en interés de la comunidad, se den las circunstancias y se cumplan los requisitos que el legislador establece para ello. De modo que la limitación se halla impotente en todo derecho de propiedad, y surge y se actúa en el caso concreto cuando concurren las circunstancias previstas en la ley. 119 Téngase muy en cuenta que esta institución cada día de más amplio contenido y de mayor extensión, corre parejas con la evolución del concepto del derecho de propiedad. Este viene siendo constantemente limitado por los ordenamientos jurídicos de acuerdo con las ideas predominantes que asignan a la propiedad una función social de día en día más acusada. Y, por la misma razón, se amplía cada vez más el campo de aplicación de la expropiación forzosa para facilitar a la Administración Pública el cumplimiento de sus muchos y variados cometidos. B) Fundamento de la Expropiación: La expropiación como institución de Derecho Público se asienta sustancialmente en la necesidad que tiene la comunidad de una cosa específica, en un momento determinado, para cumplir sus fines. Y si tal cosa pertenece al patrimonio de otra persona, es de razón. a. Que no queden por ello sin conseguirse los fines de interés general intentados, pues lógicamente ha de subordinarse el interés general intentados, pues lógicamente ha de subordinarse el interés privado al público, debiendo pasar la cosa, mediante procedimiento lega, a quien trate de afectarle a fines de interés general; y 120 b. Que no se imponga especial carga o sacrificio al ciudadano propietario de la cosa, pues con ello padecería la justicia distributiva, debiendo, en consecuencia, recibir aquél valor patrimonial que tenía la cosa que ha de perder por ser necesaria para el bien común. C) Diferencia con otras instituciones afines. La expropiación, según ya se ha indicado, es una institución de Derecho Público. Implica un acto de poder que, fundado en la ley, leva a cabo la Administración, tomando coactivamente una cosa que se estima precisa para el interés general. La expropiación se halla dentro de la categoría de las transferencias coactivas, en la que también se incluyen otra clase de actos, tales como la ejecución forzosa que se realiza sobre los bienes del deudor de Derecho Público, transfiriendo los bienes ejecutados a la Administración Pública correspondiente, la confiscación y otros. Y debe huirse de buscar similitudes apegadas a figuras de Derecho Privado, como la venta, etc., en las que se sustituirá la voluntad del propietario transmitente por la autoridad administrativa que pronuncia el acto de expropiación. No existe tal sustitución no solo porque no se concibe una voluntad coaccionada totalmente, cuando voluntad es 121 sinónima de libre determinación, sino porque en realidad tal sustitución no existe ya que la traslación del derecho expropiado se opera coactivamente. Cuando se pronuncia la expropiación por un acto del órgano competente de la Administración, propiedad no se lleva a cabo la transferencia de la ejercitando un poder propio del particular expropiante, sino mediante el ejercicio de una potestad que le está conferida por la ley a la Administración; es decir, mediante un poder exclusivamente de Derecho Público. Resulta pues inadecuado hablar de venta, agregue el calificativo de forzosa. aunque se le La venta implica una consensualidad entre vendedor y comprador, pertenece a la esencia de la expropiación, que no pues si entre expropiante y expropiado puede llegarse en algunos casos a la conformidad en la indemnización, no se olvide que en el fondo siempre late la potestad que el expropiante tiene de que le sea entregada la cosa vellis nolis, facultad coactiva que es de esencia de la expropiación. Por otra parte, la indemnización no puede identificarse en el precio de la compraventa, pues se distinguen perfectamente por el fundamento de su existencia y por la distinta situación del vendedor y del expropiado, ya que mientras aquél tiene una cierta acción real sobre la cosa hasta que se le pague el precio, el expropiado sólo tiene una acción personal para exigir el importe de la indemnización. 122 Se distingue la expropiación de la confiscación. Esta es una figura que encaja mejor en el Derecho Político en el penal que en el propiamente administrativo. En la confiscación no hay conversión de derechos, sino absorción por el Estado, sin indemnización al propietario. Igualmente se distingue de la requisa. Es está se aprecia una efectiva obligatoriedad en algunas prestaciones; solo puede llevarla a cabo la autoridad militar; muy a menudo tiene el carácter de ocupación temporal, indemnizables algunas cosas. general, Además, y pueden ser la requisa, en solo se da en tiempo de guerra o en caso de movilización total o parcial que no sea para maniobras. La Ley señala que, fuera de esos casos de excepción, sólo podrá ser objeto de requisa los alojamientos para personal, ganado y material; las raciones de pan y pienso, así como el combustible y el alumbrado, el alojamiento cuando sea necesario para la asistencia a enfermos y heridos. De la ocupación temporal. Se distingue también la expropiación, pues en aquélla solo se sustrae la posesión o el goce de un bien por tiempo determinado. No hay, pues, en la ocupación temporal transferencia del dominio, como en la expropiación, sino que sólo se permite 123 el aprovechamiento de la cosa, como en la expropiación, sino que sólo se permite el aprovechamiento de la cosa, y de acuerdo con la regulación legal. Como dice Zonobini la ocupación de un derecho real sobre la cosa de otro; derecho que sin identificarse con la figura del uso o del usufructo, forma parte indudablemente de las servidumbres personales. Este derecho real deriva inmediatamente del decreto que autoriza la ocupación el cual tiene carácter de acto constitutivo de la servidumbre, así como el de la expropiación tiene inmediata eficacia de acto traslativo de la propiedad. D) Elementos de la Expropiación: En esta institución de derecho público, medio jurídico de tanta importancia en la actividad de la Administración Pública de los Estados modernos, podemos distinguir como elementos varios que la integran los siguientes: a. Un sujeto activo, llamado expropiante b. Un sujeto pasivo, a quien se denomina expropiando o expropiado c. Un beneficiario de la expropiación, del expropiante que puede ser distinto 124 d. El objeto, o bien a expropiar e. La indemnización que el que expropia ha de satisfacer al expropiado f. La causa que motiva y da lugar a la expropiación. Y aún podía hablarse como uno de los elementos que integran la expropiación, de: g. El procedimiento fijado, en cada caso por la ley para poder llevar a cabo lícitamente la expropiación forzosa. A) Quien puede expropiar (sujeto activo). Nadie puede expropiar si la ley no le otorga esta facultad. Sin en principio esta facultad tan excepcional de privar a los particulares de los bienes que se precisan para cumplir fines de interés general sólo estuvo en manos del Estado luego, se ha ido extendiendo notablemente. Además el Estado, generalmente las expropiarse diputaciones, puede los ayuntamientos y aún otras personas de Derecho Público, así como las personas de Derecho Privado sean personas jurídicas individuales o colectivas, en cuanto realicen los fines de interés general que determina la ley. No hay dificultad en admitir que ejerza la facultad expropiatoria un ente público, habido cuenta del carácter público de sus fines, y de la afectación que de los bienes expropiados hace a servicios u obras de interés general. En cambio, no parece 125 tan clara la cuestión cuando se refiere a una particular quien generalmente se mueve por un espíritu de lucro y va buscando principalmente su interés. El particular puede ser un concesionario de obras y servicios públicos, y entonces bien claro se manifiesta el interés público que fundamentalmente cumple. Y aún cuando con menos evidencia no cabe duda que puede realizar un interés general al llevar a cabo obras o servicios que redundan en su provecho, único motivo de su actividad. En tal caso hay base suficiente para que el particular que trata de realizar determinada obra o servicio que el legislador ha considerado de interés público pueda obtener la especial facultad de ser expropiante. Se produce la realización de un interés público a través del ejercicio de la actividad particular. Nada impide que coincidan en el interés público y el privado; y aun cuando sea este el que únicamente mueva al particular, sin embargo, en méritos del interés público que simultáneamente cumple, y que el legislador le interesa facilitar, se le concede tal facultad. Nuestra vigente ley de expropiación, en su artículo 2º., hace una distinción entre quien puede acordar la expropiación y quien puede ser beneficiario de ella. Solamente el Estado, la provincia y el municipio pueden acordar la expropiación y beneficiarios pueden serlo, por causa de utilidad pública, 126 las entidades y concesionarios a los que legalmente se reconozcan tal condición; y por causa de interés social podrán serlo, además de las indicadas, cualquier persona natural o jurídica en la que concurran los requisitos que señale la ley necesaria al efecto. B) A quién se puede expropiar (sujeto pasivo): Se suele denominar expropiado al sujeto que ha de soportar la expropiación por que resulta propietario del bien que se ha de transferir al expropiante en mérito de su necesidad para realizar la obra o el servicio público. Tiene, pues, el expropiando un interés opuesto al expropiante en cuanto se refiere a la cosa; aquél pretende conservarla y éste adquirirla; el primero trata de obtener la mayor indemnización supervalorando la cosa y el expropiante procura pagar solo la cantidad ofrecida. Todo propietario de una cosa puede ser expropiado, sin que supongan traba alguna las condiciones subjetivas de aquél respecto de su capacidad, naturaleza, etc. Lo normal es que lo sean los particulares, pero nada impide que puedan serlo las corporaciones públicas y el mismo Estado. Las excepciones a la regla general de que todo propietario puede ser expropiado no son subjetivas, sino objetivas. No por razón de quien sea la persona a quien pertenezca la cosa, 127 sino por la cosa misma, por su actual destino, como se verá al tratar del objeto de la expropiación. En nuestro derecho, que no sigue el principio de indemnización única, sino el de indemnización múltiple, no sólo es sujeto pasivo de la expropiación el propietario de la cosa o el titular del derecho objeto directo de la expropiación, sino también toman parte en el expediente como expropiados los titulares de derechos reales o intereses económicos directos sobre la cosa expropiable, así como los arrendatarios cuando se trate de inmuebles rústicos o urbanos. Para expropiante, ello basta con que lo soliciten acreditando su condición debidamente. del Pero en el caso de que conste su titularidad en el Registro de la Propiedad, o en los Registros Fiscales, en su caso deberán ser preceptivamente citados en el expediente. No hay restricción alguna para que el expropiando pueda enajenar la cosa objeto de la expropiación alguna para que el expropiando expropiación, pero, pueda enajenar la cosa objeto de la aunque se haya iniciado el procedimiento, como dice el artículo 7º., de la Ley de Expropiación Forzosa, las transmisiones de dominio o de cualesquiera otros derechos o intereses no impedirán la continuación de los expedientes, considerándose al nuevo titular subrogado en las obligaciones y derechos del anterior. 128 Se establece también en la misma ley (Art. 6º.) una facultad especial para aquellos que no pueden enajenar sin permiso o resolución judicial los bienes que administren o disfruten, a los que se les permite hacerlos en los supuestos de la ley, bien que las cantidades a percibir se depositarán a disposición de la autoridad judicial para que les de el destino previsto en las disposiciones vigentes. C) Que puede expropiarse (objeto): Nos preguntamos que clase de bienes pueden ser expropiados. a) Principio General: Como principio establecerse el de cualquier cosa, general ha mueble o inmueble, de o derecho, pueden ser expropiados a cuanto se precisen para el cumplimiento de un fin de interés general, sin que para ello sea obstáculo la persona a la que pertenezcan; es decir, que lo mismo sé el bien e propiedad de una persona privada que si pertenece a una corporación pública o al mismo Estado, no hay en principio razón alguna que impida la expropiación o la adscripción o la adscripción con cambio de destino del bien necesario para cumplir aquel fin de interés público 129 b) Consideración especial de algunos bienes: Pero, en relación con el principio general de que cualquier cosa que sea necesaria par cumplir un fin de interés público puede ser objeto de expropiación, se plantean varios problemas. 1. Bienes de los Entes Públicos: Desde luego, hoy todos admiten que los bienes patrimoniales de los entes públicos, incluso el Estado, forzosa, deben estar sujetos a la expropiación pues las objeciones que antes se hacían de ser inadmisible el ejercicio contra el Estado de una facultad que era expresión de su misma soberanía no tienen actualmente defensores, habitada cuenta de que tales bienes son patrimoniales y pertenecen al Estado como si fuera un sujeto de Derecho Privado, debiendo, por tanto, hallarse sometidos a las normas que regulan el ejercicio de todo derecho dominical privado sobre las cosas. Pero donde se aviva la controversia es al tratar de los bienes no son expropiables. Como argumentos más importantes para mantener esta tesis exponen: a. La inalienabilidad de los bienes de dominio público, no pudiendo asimilarse el dominio que el Estado ejerce sobre tales bienes al concepto privado del derecho dominical (Otto Mayer). 130 b. La misma naturaleza del poder soberano del Estado que se opone a que pueda cualquiera disponer de un bien de uso público, aún cuando alegue hacerlo en nombre de un interés colectivo, como se opone a que pueda prevalecer sobre el cualquiera otro poder jurídico (Carugno). Y el mismo autor añade que la inexpropiabilidad de tal clase de bienes está en la naturaleza de Derecho Público del bien que se trata de tomar, en la esencia misma del poder que atiende al gobierno y cuidado de la cosa, poder que solo desaparece con la desafectación, merced de la cual el bien se convierte en patrimonial, y por ellos expropiable. c. La inaplicación de los preceptos del Derecho Positivo, el cual, tal y como está redactado, se encamina a armonizar y conciliar intereses privados y públicos en conflicto En relación con las objeciones reseñadas, es preciso tener en cuenta que la inalienabilidad de los bienes de Derecho Público a la expropiación, por cuanto aquella condición se refiere a los negocios traslativos de Derecho Privado, pero en nada impide que un bien de dominio o uso público cambie de destino, siempre que éste siga siendo público; es decir, que no se ataca la inalienabilidad por afectarse un bien de aquella clase a otro destino público según lo demanda el interés general. No es preciso desafectarlo del servicio público a que estaba destinado y transferido al campo patrimonial para desde aquí afectarlo a un nuevo destino 131 público. Este cambio puede hacerlo la Administración Pública sin necesidad de que el bien pase al campo del Derecho Privado, sin que pierda, por tanto, su nota de inalienable, ya que en tal cambio de destino público no hay verdadera enajenación, aunque sea luego otro el órgano público que se encargue de velar por la cosa titular la debida descripción a otro fin de interés general. Pero aún admitiendo la necesidad de desafectar la cosa del servicio público que venía cumpliendo, para después adscribirla al nuevo servicio de interés general que se haya estimado preferentemente, inalienabilidad, en nada se perjudica la puesto que los bienes de derecho público seguirían siendo inalienables en tanto se mantengan dentro del dominio o del uso público. Y si se opone que como la desafectación ha de hacerla el órgano encargado del cuidado de dichos bienes, quien puede negarse a ello por no aceptar la preferentemente de otro interés público superior a aquel a que estaba destinada, ha de admitirse la necesidad de que un órgano superior, apreciara la conveniencia del cambio de destino, pueda imponer tal cambio, haciendo dice que quien pretenda probar la expropiabilidad de tales bienes debe demostrar que la cosa objeto de expropiación puede ser tomada por la fuerza y que la autoridad encargada de pronunciar la expropiación pude ser tomada por la fuerza y que la autoridad encargada de pronunciar la expropiación es 132 competente para vencer la oposición de la misma administración, cualquiera que sea ésta, y tomar el bien a expropiar aun contra su voluntad, ha de afirmarse que el órgano público que actúe la norma jurídico legal por la que se haya considerado preferente el nuevo destino público de un bien ya adscrito a uso o servicio público tiene facultad para pedir la ayuda del poder público precisa para vencer la oposición. Tampoco parece ser de gran peso la objeción que se refiere a la misma naturaleza del poder soberano del Estado en relación con todo bien de Derecho Público, puesto que en nada sale mal parada aquella soberanía cuando es el mismo Estado, mediante los órganos competentes, el que fija y determina el destino preferente, en relación con el interés general, que ha de darse a un bien que ya estaba adscrito a otro servicio público. Y en cuanto a que la norma de Derecho positivo trata solo de armonizar intereses públicos y privados contrapuestos podrá ser argumentada par no aplicar la ley general de expropiación forzosa en los casos en que sea preciso tomar un bien ya adscrito a un servicio público, debiendo darse normas específicas para el caso; pero en nada contraría la tesis general de que los bines de dominio o uso público pueden ser objeto de esta institución de Derecho Publico que impone la adscripción de un bien, naturaleza o destino, cualquiera que sea su a la realización de una empresa de interés público en la que aquel bien es más necesario. En 133 los sustancial la expropiación, como institución de Derecho Público, cumple su función lo mismo cuando se trata de bienes de Derecho privado como cuando son objeto de la misma bienes de Derecho Público; se afectan a una determinada empresa de interés general que antes no lo estaban, y ello aún contra la voluntad del titular de dichos bienes. No es, por tanto, obstáculo que los bienes vengan ya afectados al cumplimiento de un fin de interés público, pues si en una ordenación jerárquica de valores es considerado de particular interés debe supeditarse dentro de los conceptuados públicos, el fin o servicio de menos importancia a los que la encierran mayor para la comunidad. Podrá discutirse sobre quien ha de apreciar tal importancia, si el órgano legislativo o el político administrativo, pareciendo más aceptable que si no existen específicas y anteriores normas legislativas determinando tal preferencia (cosa difícil de fijar a priori, Gobierno, tiempo, ete), sea el mismo actuando como órgano colectivo, el que contraste, aprecie y declare en cada caso de interés público debe sobreponerse. 2. Bienes de la Iglesia Católica: cuestión, Aunque se ha discutido la y algunos afirman que no pueden ser objeto de expropiación por causa de utilidad pública tales bienes, fundándose en que son bienes extra commercium, embargo no parece aceptable tal opinión, pues, sin admitido 134 que aún los bienes de Derecho Público pueden ser objeto de expropiación en los términos antes indicados resulta de razón que lo sean también los de la Iglesia. Ahora bien, sentado desde un punto de vista doctrinal el principio de expropiabilidad de tales bienes, la consideración a la Iglesia exige que la autoridad administrativa procura un acuerdo con la autoridad eclesiástica, y que por ésta se decrete la execración previa en el caso de estar destinada la cosa a la prestación de fines de carácter sagrado. El artículo 16 de la Ley de Expropiación forzosa establece que cuando se trate de expropiar bienes en la iglesia se observará el régimen establecido al efecto en el Concordado vigente, ajustándose en lo demás a lo perpetuado en la ley de expropiación. 3. Bienes de Estados Extranjeros: En una consideración doctrinal no existe inconveniente en que tales bienes puedan ser objeto de expropiación, sin que tampoco en el Derecho Privado exista precepto alguno que impida tal expropiación. Hay autores que, diplomática, acaso fundados en la inmunidad creen que no son expropiables los bienes destinados a residencia de los embajadores extranjeros; más tal opinión choca con el principio fundamental en que se basa la expropiación forzosa sin que pueda argumentarse con la inmunidad concedida a los diplomáticos, pues la 135 finalidad de ésta es garantizar la independencia de las personas, sin que pueda significar un seguro de subsistencia de la propiedad de los bienes frente a los intereses generales de la Nación en que los diplomáticos están acreditados. Bien es verdad que en la práctica, y con el fin de evitar roces que podrían afectar a las relaciones diplomáticas, deberá procurarse un acuerdo antes de aplicar en todo su rigor de la ley de expropiación forzosa. D) Amplitud de objeto expropiado: Se cuestiona sobre si la expropiación de un inmueble debe llevar aparejada también la de las cosas muebles que de una manera estable se hallan al servicio del inmueble o bien sirven para su ornato; por ejemplo, las estatuas, los ascensores, etc. ¿Estará facultado el propietario para poder retirar los bienes muebles que se hallen dentro del inmueble objeto de la expropiación?. Con arreglo a una aplicación normal de los principios de Derecho Civil como lo accesorio sigue a los principal y lo principal en la expropiación es el inmueble en que aquellos se contienen, habría de ser también los muebles objeto de expropiación; pero he aquí que las cosas muebles pueden ser objeto de relaciones jurídicas distintas, y así cabe que el propietario pueda conservar los bienes muebles que se hallan dentro del inmueble expropiado, sin que exista en 136 ello dificultad alguna cuando no se ve perjudicado el interés público a favor del cual se expropia. En la solución práctica es preciso tener a la vista una consideración de Derecho Público que no debe olvidarse para tales casos; y es el fin que se proponga el expropiante al llevar a cabo la expropiación. Si el objeto de la expropiación es demoler el edificio, puede admitirse, en general, que no están comprendidos en los expropiados los bienes muebles y que por tanto el propietario de los mismos podrá retirarlos, teniendo a su vez la facultad de pedir que la adquisición por el expropiante se extienda a dichos bienes muebles si por razón de la expropiación del inmueble quedan insevibles; y por el contrario, si la expropiación tiene por objeto adquirir el inmueble para conservarlo en el estado en que se encontraha y utilizandolo con todos sus elementos, entonces ha de entenderse que la expropiación comprende también los bienes muebles existentes en el edificio. Otra cuestión se plantea con relación a la expropiación parcial. Si la necesidad de la expropiación sólo se impone sobre una parte de la finca o del edificio de que se trata, no ha lugar a extender la expropiación a toda la cosa. Más si ocurre que la parte que reste sufre tal disminución en las posibilidades de su utilización que prácticamente queda inútil para el propietario, o que sean necesarias otras de 137 gran importancia para ponerlas en estado de utilización, en tal caso, y a instancia del propietario, la porción que reste debe comprenderse entre los bienes objeto de la expropiación. A veces el objeto de la expropiación no sólo es la cosa que de una manera directa se hace preciso ocupar para la realización de una obra pública (por ejemplo la apertura de una calle), sino que también se extiende a otras inmediatas que resultan necesarias para la buena utilización desenvolvimiento adecuado de dicha obra o servicio. y Así ocurre con la llamada apropiación por zonas, etc., en que lleva a cabo la expropiación no sólo de aquello que es preciso para abrir la calle, sino de amplias zonas inmediatas que permiten completa así dar solución a los múltiples problemas relacionados con la adecuada utilización del suelo urbano. E) A quien se puede expropiar (Beneficiario): Cada día se acentúan más las diferencias entre expropiante y beneficiario de la expropiación. Inicialmente la expropiación se fundaba en la necesidad e inicialmente en la utilidad pública y el interés social Art. 106 Cn. Esta puede llevarse a cabo por razones de utilidad pública o de interés social. Pero cabe que exista un particular, que 138 tratando de llevar a cabo un provecho personal, realice el fin de interés social que sirve de base y fundamento a la expropiación. Si bien la expropiación solo podrá ser acordada por el Estado, el municipio, además podrán ser beneficiarios de la expropiación por causa de utilidad pública las entidades y concesionarios a los que se reconozca legalmente esta condición. Y que por causa de interés social podrá ser beneficiario cualquier persona natural o jurídica en la que concurran los requisitos señalados por la ley especial necesaria a estos efectos. En los Arts. propiedad 103 inc. 1º. Cn. destaca expropiación, expropiar la figura La función social de la del beneficiario de la a favor del cual la Administración podrá la cosa directamente para adjudicarla posteriormente al beneficiario, al que le impone la carga de cumplir la función social destinada por el propietario y que fue la razón de la expropiación pudiendo en caso de incumplimiento imponerle la Administración fuertes sanciones y readquirir la cosa expropiada para que se cumpla aquella función social que se estimé necesaria. Esta figura del beneficiario tiene cada vez más amplias y numerosas manifestaciones ordenación de solares, (viviendas colonización, protegidas, establecimiento de poblaciones trasladadas, fincas inmejorables, etc.) y es que 139 la expropiación va perdiendo su primitiva rigidez y su inicial significación para lograr que la propiedad cumpla la función social que hoy se le asigna. F) Porque se puede expropiar. (Causa): Al tratar aquí de la causa nos referimos a la causa natural, el motivo práctico, la razón que da lugar a que la expropiación se efectúe. Y claro es que la privación a una persona de su derecho de propiedad sobre una cosa no tiene otra justificación sino el interés general, el provecho de la comunidad. Nuestra vigente ley de expropiación forzosa indica como causa de la expropiación la utilidad pública y el interés social, concepto ambos de los que ya anteriormente se ha tratado ampliamente, y que muy bien pudieran refundirse en uno solo. Así, pues, la causa de la expropiación de un bien está en la necesidad de que ese bien pase a una empresa de interés general (utilidad pública, utilidad social, interés social, interés nacional, etc.), según los términos previstos en la ley. 140 CONCLUSION No existe en el Estado Salvadoreño un régimen jurídico unilateral del dominio público, sino fraccionado, en algunos casos ha sido la Jurisprudencia la que en situaciones concretas ha precisado algunas de las características del dominio público estatal, como la inembargabilidad, imprescriptibilidad, etc., o sea, que están fuera del comercio, conclusión a la arribamos sin mucho esfuerzo. En verdad, como hemos estudiado en este último capítulo vemos que es muy poco la mención que nuestra Legislación vigente hace de los bienes del dominio público, hay vacíos en nuestras Leyes, con respecto a la regulación de dichos bienes, puesto que como hemos visto, las leyes únicamente se limitan a no prohibir su inscripción, por ejemplo, pero no facultan expresamente a ello, hay un casi total silencio en nuestro régimen Jurídico respecto al dominio en el Estado Salvadoreño. 141 RECOMENDACIONES Es necesario introducir en nuestro Sistema Legal una Ley especial que regule el Dominio del Estado, precisando un concepto claro de lo que se entiende por Dominio Público y además señalando con precisión las características del mismo, pues en el presente, al no haber disposiciones expresas al respecto, innumerables problemas de tipo práctico legal. se presentan 142 BIBLIOGRAFIA MARIENHOFF, MIGUEL S: Tratado del Dominio Público, Tipográfica Editora Argentina Buenos Aires. 1960 VILLEGAS BASABILBASO, BENJAMIN: Derecho Administrativo, Tomo IV, Tipografía Editora Argentina FRAGA GABINO: Derecho Administrativo, Editorial Porrua, S.A. 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