Justicia aplaza la ley del Registro Civil al no encontrar quien asuma

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02/06/2014
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Nacional
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Justicia aplaza la ley del Registro Civil
al no encontrar quien asuma la gestión
El Gobierno provoca un embrollo legislativo al retrasar la entrada en vigor de una
norma aprobada por unanimidad en 2011 P Nadie quiere llevar las oficinas gratis
VERA GUTIÉRREZ CALVO
FERNANDO GAREA, Madrid
La incapacidad del Ministerio de
Justicia de sacar adelante su Ley
de Registros —que anunció hace
año y medio y sigue parada— está
a punto de dar lugar a un embrollo legislativo. Esa ley debía entrar en vigor antes del 22 de julio
de este año, para dar cumplimiento a un mandato del Congreso de
2011. Pero ni está lista ni se la espera: el ministerio no logra ponerse de acuerdo con ningún cuerpo
de funcionarios para que asuma
—gratis— el trabajo de gestión de
los registros civiles que ahora realizan jueces y funcionarios judiciales. A dos meses de que venza
el plazo, Justicia estudia la posibilidad de cubrir el vacío legal declarando una prórroga in extremis, a
través de una enmienda en el Senado a alguna otra norma que no
tendrá nada que ver con la materia. Y seguir negociando para encontrar una salida al bloqueo.
El Registro Civil —donde los
ciudadanos inscriben nacimientos, defunciones, matrimonios, divorcios, adopciones, nacionali-
dad, cambios de apellidos y otros
asuntos, hasta un total de 1,4 millones de trámites al año— está
adscrito desde el siglo XIX a la administración de justicia. Al frente
de cada oficina del registro hay
un juez (o un juez de paz, estos no
profesionales), y unos 4.800 funcionarios judiciales se ocupan de
esas labores en toda España, compatibilizándolas con la judicial.
En julio de 2011, todos los grupos políticos, a propuesta del
PSOE, se pusieron de acuerdo para aprobar una ley que ordenaba
delegar ese trabajo puramente administrativo en “funcionarios públicos distintos de aquellos que integran el poder judicial del Estado”, para que los jueces pudieran
concentrarse en lo esencial: juzgar. La ley no especificaba en qué
cuerpo de “funcionarios públicos” se delegaría; previendo que
la transición sería compleja, el
Congreso estableció una vacatio
legis: un plazo de entrada en vigor, de tres años. El traspaso de
los registros debía estar en funcionamiento, por tanto, el 22 de julio
de 2014. Dentro de dos meses.
Pero el Ministerio de Justicia,
pero, a la vez, se cumple el plazo
establecido en la norma. Se produciría así a partir del 22 de julio
una extraña situación, con una
ley inaplicable aunque formalmente en funcionamiento. Los
jueces seguirían al frente de las
oficinas del Registro sin tener jurídicamente competencia para ello.
El Ejecutivo prevé
sortear el vacío legal
con una enmienda
en el Senado
Alberto Ruiz-Gallardón.
dirigido por Alberto Ruiz-Gallardón, no ha logrado llegar a un
acuerdo con ningún cuerpo de
funcionarios para ejecutar el traspaso. Lo intentó con los registradores de la propiedad —lo que provocó una intensa polémica porque algunos sindicatos y asociaciones judiciales vieron ahí un paso hacia la privatización—, pero
finalmente ha desistido. Por eso
en este momento es imposible
que la ley de 2011 entre en vigor
Fuentes del ministerio garantizan que, aunque eso ocurra, los
trámites que los ciudadanos realizan en el registro a diario —algunos obligatorios, como la inscripción de nacimientos y defunciones— seguirán realizándose. Pero
admiten que hay que evitar llegar
a esa situación de limbo jurídico.
Para lograrlo, Justicia barajó varias posibilidades, incluida la de
prorrogar por decreto ley la entrada en vigor de la ley de 2011. Final-
JUSTICIA Y TRIBUNALES
mente, la solución encontrada, según fuentes del Gobierno, es incluir una enmienda en alguna ley
que se encuentre ahora en tramitación en el Senado, para aplazar
la entrada en vigor el tiempo preciso de aprobar otra y poner en
marcha el traspaso; es decir, probablemente uno o dos años más.
Una opción que el PSOE considera pésima desde el punto de vista de la técnica legislativa, porque
supone congelar una ley que tuvo
un trámite largo, con informes,
debates y acuerdo unánime, a través de una enmienda de trámite
veloz que previsiblemente apoyará el PP en solitario. A eso replican así fuentes de Justicia: “Es
cierto que la ley tuvo apoyo unánime pero también lo es que dejaba
sin cerrar el aspecto más espinoso del asunto: qué cuerpo de funcionarios se haría cargo de Registro. Por eso se fijó un plazo de tres
años: porque no es nada fácil”.
Y en tres años no se ha conseguido. El ministerio anunció primero que delegaría el Registro Civil en los registradores de la propiedad, a pesar de que su función
a priori no tiene nada que ver. Alegó que los registradores son un
tipo especial de “funcionario público” (dependen del Gobierno y
acceden por oposición, aunque
no cobran una nómina sino aranceles a sus clientes), y rechazó las
acusaciones de privatización asegurando que todos los trámites seguirían siendo gratuitos. Eso bloqueó la negociación con el Colegio de Registradores, que finalmente se rompió hace dos meses.
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