A. y S. t. 254, p. 391-396 - Poder Judicial de la Provincia de

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Reg.: A y S t 254 p 391/396.
Santa Fe, 26 de diciembre del año 2.013.
VISTA: La queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la
defensa de J. C G. contra el acuerdo 462, del 20 de noviembre de 2012, dictado por la Sala
Cuarta -integrada- de la Cámara de Apelación en lo Penal de Rosario, en los autos caratulados
"G., J. C -RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD (EXPTE. 2029/12) EN AUTOS: 'R. O. F.; J. C
G., A. J. L., J. C. D.' A., H. R. B., L. H. F., M. E. Z. Y N. A. D.P. S/ HOMICIDIO CALIFICADO ... Y
ENCUBRIMIENTO AGRAVADO...'- (EXPTE. 890/11)” (Expte. C.S.J. CUIJ N°: 21-00508822-1); y,
CONSIDERANDO:
1. Por decisión del 20 de noviembre de 2012, la Sala Cuarta -integrada- de la Cámara de
Apelación en lo Penal de Rosario, en lo que aquí interesa, confirmó lo resuelto por el Juez de
Primera Instancia de Distrito en lo Penal de Sentencia N° 8 de esa ciudad -quien a su turno, había
condenado a J. C G. como partícipe necesario del delito de homicidio calificado por promesa
remuneratoria, uso de arma de fuego y la intervención de un menor de edad, imponiéndole la pena
de prisión perpetua, accesorias legales y costas- (fs. 1/19v.).
2. Contra dicha resolución, la defensa del imputado interpone recurso de
inconstitucionalidad (fs. 22/39v.).
En primer lugar, la compareciente expresa que la sentencia cuestionada resulta arbitraria al
haber el A quo efectuado una deficiente valoración de la prueba incriminante en autos, no haber
ponderado decisivos elementos probatorios de descargo referidos a la participación de su pupilo
en la causa y haber evitado averiguar hechos indispensables para resolver.
En este sentido, cuestiona el valor asignado por la Cámara a los dichos del coimputado F. a
los que considera mendaces, a las declaraciones de S. y a los mensajes de texto, en el
entendimiento de que sólo puede sostenerse su relación con el hecho investigado si se cuenta con
un preconcepto para analizarlos. Critica que los Magistrados concluyeran a partir de aquéllos que
el imputado coordinaba el grupo delictual.
Enuncia como pruebas decisivas no tenidas en cuenta por el Tribunal los dichos de S., la
ubicación de G. al momento del hecho y el encono que el coimputado F. tiene con él. Refiere que
los informes suministrados por las empresas de telefonía celular poseen dudosa legitimidad y son
de sencilla adulteración al carecer de control estatal.
Se agravia de que la Cámara juzgara esencial el aporte de su pupilo al hecho para
considerarlo partícipe primario, de que hubiera inferido por medio de la lógica que el homicidio fue
llevado a cabo por precio o promesa remuneratoria y que no hubiera contemplado la última
ampliación de la indagatoria de F. ni otras hipótesis para explicar el ilícito investigado.
Por último, plantea la inconstitucionalidad de la prisión perpetua impuesta a G. con base en
que esta pena violaría el principio de culpabilidad, el derecho penal de acto, la proporcionalidad y
la prohibición de penas crueles, inhumanas y degradantes, además de contrariar el fin
resocializador que la pena privativa de libertad tiene en nuestro derecho.
Expresa que aun admitiendo su constitucionalidad, cabe analizar si en nuestro régimen
jurídico las vías de revisión periódica y de liberación anticipada están debidamente regladas ya
que respecto a G., la aplicación de los beneficios previstos en la ley 24660 no atenuaría la
imposición de la pena por el excesivo tiempo que falta para que acceda a la libertad condicional.
3. El A quo, por auto del 11 de marzo de 2013 resuelve denegar la concesión del recurso de
inconstitucionalidad (fs. 43/45v.); lo que motiva la presentación directa de la interesada ante esta
Corte (fs. 49/58).
4. Cabe anticipar que esta impugnación no ha de prosperar, pues si bien la compareciente
estima arbitraria la valoración probatoria y la hermenéutica de la normativa aplicable que efectuara
el Tribunal, en realidad de la atenta lectura del memorial introductor de la vía extraordinaria y su
confrontación con la sentencia atacada surge que, en sustancia, se discute la interpretación que
de los hechos, pruebas y derecho común efectuó la Cámara en ejercicio de funciones propias, sin
que se avizore la presencia de un supuesto de arbitrariedad probatoria o normativa que justifique
la intervención de esta Corte.
De este modo, en relación al alegado escaso valor probatorio de los dichos del coimputado
F., por las contradicciones que su relato evidenciaría respecto de otras constancias de la causa,
se advierte que la cuestión fue abordada en el fallo recurrido. Así, surge de su lectura que se
analizaron las inconsistencias referidas por la defensa de G., concluyendo los Magistrados que no
resultaban suficientes para restar entidad convictiva a lo declarado por F., brindándose los motivos
que permitían sostener tal afirmación.
Asimismo, los Judicantes entendieron que el “núcleo duro” del relato de F., en lo que
incumbía a G., encontraba apoyo en el resto del material probatorio reunido en la causa, dando
cuenta del contenido de los mensajes de texto que tuvieron lugar entre los coimputados, de las
descripciones de los protagonistas efectuadas por S. y de por qué no podían atenderse las críticas
enderezadas por la defensa para restar legitimidad a los informes suministrados por las empresas
prestatarias de los servicios de telefonía celular, efectuando la Cámara para ello consideraciones
que no lucen irrazonables.
En este orden de ideas, los planteos de la recurrente vinculados con la omisión de la Sala
de analizar pruebas desincriminantes para su pupilo se diluyen a poco que se advierta que tanto la
declaración de S. como la ubicación geográfica de G. al momento del hecho y el supuesto odio o
encono que F. tendría para con este coimputado fueron ponderados por la Alzada, dejando
traslucir las alegaciones de la presentante tan sólo su disenso con el alcance convictivo asignado
a tales elementos probatorios, mas sin alcanzar a demostrar la configuración de hipótesis de
arbitrariedad que habiliten a abrir esta instancia de excepción. Respecto a la invocada falta de
consideración por el Tribunal del contenido de la última ampliación de la declaración indagatoria
de F., que -según la impugnante- resultaba desincriminante para su asistido, lo cierto es que su
sola alusión sin referencia alguna a su contenido no resulta suficiente para demostrar la
decisividad de su examen por parte de la Sala a la hora de confirmar la sentencia de primera
instancia.
La misma suerte han de correr las postulaciones de la compareciente vinculadas con la
calificación legal del hecho y el grado de participación asignado al imputado. Es que, la Alzada
para confirmar estos aspectos de la sentencia de grado expresó las razones a partir de las cuales
juzgaba que el aporte de G. había resultado determinante para el delito investigado, así como
también justificó la aplicación de la agravante del inciso 3 del artículo 80 del Código Penal, dando
los motivos por los que consideraba que, pese a las explicaciones posibles ensayadas por la
defensa, podía juzgarse probada la existencia de suministro de dinero para matar.
Frente a esta argumentación de la Sala, la interesada insiste con que el aporte de su pupilo
no podía considerarse esencial para condenarlo como partícipe primario y con que no podía
inferirse por medio de la lógica que el homicidio había sido llevado a cabo por precio o promesa
remuneratoria, pero sin lograr persuadir a este Tribunal de que lo resuelto al respecto exceda los
límites de la mera interpretación de cuestiones de hecho, prueba y derecho común propias de los
jueces de la causa y por regla, ajenas a la instancia de excepción que se pretende.
En conclusión, desde que la quejosa no ha acreditado que las apreciaciones efectuadas por
la Cámara encuadren en alguna hipótesis de arbitrariedad, sus agravios no tienen entidad
suficiente como para abrir esta instancia excepcional, cuyo propósito no es -como reiteradamente
se ha sostenido- enmendar posibles errores o soluciones opinables, sino verificar la adecuación
de los pronunciamientos emanados de los tribunales inferiores al ordenamiento jurídico
fundamental.
5. Con relación a la alegada inconstitucionalidad de la prisión perpetua por violación de
cláusulas constitucionales (arts. 5.2 y 6, C.A.D.H.; 7 y 10.3, P.I.D.C.P.; 16.1, Convención contra la
Tortura y otros Tratos o Penas crueles, inhumanos o degradantes; y 75, inc. 22, C.N.), cabe tener
por superado el recaudo de planteo oportuno de la cuestión constitucional -observación efectuada
por la Alzada en el respectivo auto denegatorio- al advertirse que el punto fue tratado en la
instancia ordinaria por la Cámara por el planteo del coimputado L..
Y, asimismo, cabe poner de relieve que dicha evaluación no fue debidamente refutada por
la impugnante al no hacerse cargo de acreditar por qué considera que la pena impuesta a G. no
refleja la medida de la culpabilidad efectivamente probada, apareciendo aquélla relacionada a un
injusto de entidad, no surgiendo de las constancias de la causa que la relación exigida entre la
sanción y el injusto y culpabilidad se vea afectada de modo irracional.
En ese marco, la Sala también evaluó que la prisión perpetua en rigor no implica una pena
a perpetuidad (f. 9v.).
Tal aseveración encuentra sustento no sólo en la concreta posibilidad de obtener distintos
beneficios penitenciarios según la legislación aplicable (salidas transitorias, libertad condicional),
sino también en que antes de cumplirse las etapas respectivas si el tiempo de encierro se
transforma en una pena cruel, inhumana o degradante o atenta contra la resocialización, la
cuestión puede ser traída a conocimiento de los estrados jurisdiccionales. En definitiva, se está
ante expectativas futuras que son mutables y por ende, existe la posibilidad de que llegado el
momento y ante una concreta solicitud se disipe el agravio que hoy se invoca, todo lo cual torna
inadmisible -por prematuro- su tratamiento.
En suma, se ha de seguir que en "sub examine" no se advierte la existencia de una
cuestión constitucional aprehensible que legitime el franqueamiento de la instancia excepcional
ante este Órgano.
Por ello, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESUELVE: Rechazar la queja
interpuesta.
Regístrese, hágase saber y remítanse copias al tribunal de origen.
FDO.: GASTALDI(POR SU VOTO) ERBETTA (POR SU VOTO)GUTIÉRREZ NETRI SPULER
FERNÁNDEZ RIESTRA (SECRETARIA)
VOTO DE LA SEÑORA PRESIDENTA DOCTORA GASTALDI Y DEL SEÑOR MINISTRO
DOCTOR ERBETTA:
1. Coincidimos con los argumentos expuestos en el punto 4 del voto que antecede.
2. Con relación a la postulada inconstitucionalidad de la prisión perpetua, el planteo de la
recurrente tampoco merece favorable acogida.
En efecto, sin perjuicio de que no puede soslayarse que la pena privativa de libertad si fuera
"realmente perpetua" lesionaría la intangibilidad de la persona humana -en razón de que generaría
graves trastornos de la personalidad-, y resultaría incompatible con la prohibición de toda especie
de tormento consagrada en el artículo 18 de la Constitución nacional (Fallos:329:2440; disidencia
del señor Ministro doctor Zaffaroni en Fallos:333:866 y 334:1659), lo cierto es que en el caso, la
pena impuesta a G. no es tal, pues el condenado cuenta con la posibilidad de acceder a la libertad
condicional y antes al régimen de semilibertad y de salidas transitorias previstos en la ley 24660.
De este modo, la prisión perpetua del código vigente no sería inconstitucional en sí, dado
que no es perpetua en sentido estricto, sino relativamente indeterminada, pues tiene un tiempo
límite si el condenado cumple con los recaudos de la libertad condicional (Zaffaroni, Eugenio Raúl:
“Derecho penal. Parte general”, Buenos Aires, Ediar, 2000, pág. 946).
Por tanto, con sus alegaciones la defensa no logra demostrar la configuración de una
cuestión de naturaleza constitucional que habilite la intervención de esta Corte.
Lo dicho no obsta a que en un futuro, si antes de cumplir los plazos para acceder a los
beneficios penitenciarios del período de prueba o a la libertad condicional, o bien al cumplir el
plazo previsto en el artículo 13 del Código Penal en su versión anterior a la reforma por ley 25892,
la defensa del imputado estima que el tiempo de encierro sufrido por su pupilo podría transformar
la pena privativa de libertad en una pena cruel, inhumana o degradante o bien atentar contra el fin
de resocialización que las penas privativas de libertad tienen en nuestro derecho, lo plantee en las
instancias ordinarias. Así, existe la posibilidad de que ante una concreta solicitud de este tenor, los
beneficios sean concedidos, disipándose de este modo los agravios que hoy se invocan al
respecto. Por lo expuesto, en este momento resulta inadmisible por prematuro que esta Corte se
pronuncie acerca de si las vías de revisión periódica y de libertad anticipada previstas en nuestro
régimen legal resultan adecuadas en el caso concreto de G., ello sin perjuicio de que pudiera en
todo caso ser traída la cuestión a conocimiento de este Tribunal por vía del recurso extraordinario
contra la resolución que oportuna y eventualmente rechace los planteos que la defensa pueda
realizar al respecto.
Tampoco en la especie, la compareciente logra demostrar liminarmente que la pena
impuesta violente los principios de proporcionalidad de la pena y de culpabilidad, dado que no se
hace cargo de acreditar por qué considera que ella no refleja la medida del injusto y de la
culpabilidad efectivamente probada.
3.Por lo expuesto, se advierte que si bien la impugnante alega la presencia de supuestos
abstractos de arbitrariedad y de violación de principios constitucionales, al motivarlos demuestra
que sus agravios se limitan a su mero disenso con la valoración de las pruebas y la interpretación
y aplicación de normas de derecho común efectuada por los magistrados en ejercicio de funciones
propias sin que se avizore la presencia de un caso constitucional que habilite la intervención de
esta Corte.
FDO. GASTALDI ERBETTA-FERNÁNDEZ RIESTRA (SECRETARIA)
Tribunal de origen: Sala Cuarta -integrada- de la Cámara de Apelación en lo Penal de
Rosario.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Penal
de Sentencia N° 8 de Rosario.
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