LA FRUCTOSA: ¿UNA BUENA ALTERNATIVA AL AZÚCAR? ¿O UN CABALLO DE TROYA? PEDRO MEDELLÍN MILÁN Profesor Investigador de la UASLP Publicado en Pulso, Diario de San Luis Sección Ideas, Pág. 4a del jueves 13 de agosto de 1998 San Luis Potosí, México. URL: http://ambiental.uaslp.mx/docs/PMM-AP980813.pdf Los mexicanos debemos oponernos a su importación para defender nuestra producción, nuestros empleos y nuestra salud Las únicas ventajas del jarabe de maíz rico en fructosa (HFCS) son para los productores estadounidenses de maíz y de alimentos industrializados En México, debemos disminuir el consumo de azúcar y ser autosuficientes. Si las desventajas económicas no fueran un argumento convincente, las de salud pública sí lo son. Sus supuestas ventajas como alimento “natural”, una mentira de muchos dólares fuertemente publicitada. De un tiempo acá, se ha desatado una polémica sobre si México debe o no importar jarabes fructosados y más concretamente los llamados “jarabes de maíz ricos en fructosa”, llamados HFCS por las siglas en inglés (High Fructose Corn Sirup). Fue una polémica que no maduró. Apenas nos enteramos por unas notas periodísticas en donde los trabajadores de la industria azucarera mexicana se defendían de la importación de HFCS, por lo que esto significaba en términos de competencia para la producción nacional de azúcar de caña y, por consiguiente, en términos de los empleos generados por esta. ALGO SOBRE LA SACAROSA Y LOS HFCS’S La sacarosa es el azúcar que todos conocemos y que obtenemos de la caña de azúcar. Una molécula de sacarosa está formada a su vez por dos moléculas: una de glucosa y una de fructosa, unidas químicamente. Estos dos azúcares ‘simples’ se comportan de manera diferente en el organismo cuando están separadas. Todos estos azúcares ‘simples’ y ‘dobles’ son edulcorantes, esto es, se usan para endulzar. El HFCS es un jarabe obtenido industrialmente a partir del maíz y donde todos los azúcares se convierten a uno solo: la fructosa. México produce sacarosa porque durante mucho tiempo ha cultivado caña de azúcar y el azúcar de mesa tradicional es la sacarosa obtenida de la caña de azúcar (en México, Cuba, Brasil y otros países) o de la remolacha (en Europa). Los Estados Unidos no son productores importantes de caña de azúcar pero sí son los más fuertes productores de maíz del mundo. Esta alta producción genera demasías que ellos tienen que comercializar de alguna manera, sobre todo exportándolas como grano, pero es frecuente que esto no sea suficiente para colocar toda la producción y es así como surgen otros usos como el de los edulcorantes industrializados. Según NebGuide, un boletín electrónico de la Universidad de Nebraska, el HFCS es el principal edulcorante en la industria de los refrescos en los Estados Unidos. Dicho boletín explica así la historia del desarrollo del HFCS: Primero se elaboraba el jarabe de maíz, un edulcorante de glucosa que “fue desarrollado en los años 20´s tratando almidón de maíz con ácido, calor y/o enzimas". Este jarabe de maíz no es tan dulce como la sacarosa, pero es frecuentemente usado con, o en lugar de, la sacarosa para proveer ‘cuerpo’ y ‘textura’ a los alimentos (industrializados). A diferencia del anterior, el jarabe de maíz rico en fructosa o HFCS “se hace de jarabe de maíz, convirtiendo la glucosa en fructosa” y, se fabrica industrialmente a través de un proceso enzimático único (desarrollado en 1970), que "provee un producto mucho más dulce, permitiendo una reducción en la cantidad usada”. Todo esto en el contexto de los edulcorantes obtenidos a partir de las demasías de maíz, y de la situación en los Estados Unidos. ¿Porqué se está usando tanto el HFCS en lugar de la sacarosa en los alimentos industrializados en los Estados Unidos? La primera parte de la respuesta ya quedó clara: porque les conviene comercialmente utilizar las demasías de su producción nacional de maíz. La segunda razón es puramente de conveniencia industrial, pues según dice William Misner (en su artículo “La fructosa, ¿dulce amiga o peligrosa enemiga?), la pág. 2 de 5 fructosa: “es mucho más dulce que la sacarosa, es más fácil de manejar en el proceso, tiene mayor vida de anaquel y es más barata que la sacarosa (en los Estados Unidos)” y añade que “es limpia microbiológicamente, contiene menos iones de sodio y es más estable que el azúcar (sacarosa o azúcar de caña)". Esto es, están atendiendo a sus intereses puramente económico industriales. ¿DE VERDAD ES LA FRUCTOSA UN ALIMENTO SANO Y NATURAL? El Dr John Yudkin, profesor emérito del Queen Elizabeth College en Londres, un experto en los efectos en la salud del azúcar, es muy claro respecto al consumo de la fructosa e insiste en que la gente debe evitarla. Yudkin se muestra sorprendido de que la fructosa y el HFCS hayan llegado a ser edulcorantes de uso común en los Estados Unidos, pues son virtualmente desconocidos en Inglaterra, donde el consumo de azúcar ha estado disminuyendo. En Inglaterra hay una fuerte y exitosa campaña de salud pública para disminuir el consumo per cápita de azúcar que, si bien era menor que en México, se consideraba excesivo. EFECTOS DE LA FRUCTOSA EN LA SALUD El mismo Misner nos dice en el artículo titulado “la fructosa deprime el desempeño atlético” algunas de las razones para esto. La fructosa no se digiere por enzimas de la misma manera que la glucosa y esto causa algunos problemas en el hígado, que tiene que sintetizarla a acetatos, que se convierten el colesterol. Esto hace que se agote el almacén de ATP en el hígado, y el ATP es precisamente la fuente de energía para la contracción de las células musculares y así, en este paso, la digestión de la fructosa quita energía en lugar de producirla. Debido a estas peculiaridades en la digestión de la fructosa, la ingesta de azúcar y en particular de fructosa, estorba el vaciado del estómago y puede causar malestar estomacal. Otros autores reportan que la fructosa aislada como está en estos HFCS’s, puede causar gases y calambres a su paso por el intestino. Tanto el Dr. Yudkin como el Dr John Bantle de la Universidad de Minnesota asocian la ingesta de azúcar con problemas cardiovasculares. Yudkin dijo: “los efectos de comer sacarosa en las cantidades en que la comemos se magnifican con la fructosa. La fructosa es la parte peligrosa” Bantle midió los incrementos de colesterol y colesterol ‘malo’en ingestas de fructosa y concluyó que además de incrementar el riesgo de enfermedades coronarias, podía ser un factor de trombosis. Y más adelante señala que la fructosa interfiere con la absorción del cobre, “mineral esencial necesario para crear hemoglobina en las células rojas de la sangre.” pág. 3 de 5 LA PARTE COMERCIAL Según el Ohio Corn Marketing Program en su boletín electrónico Corn Production Facts1, "el maíz es el principal grano alimenticio producido por los granjeros de Estados Unidos, aventajando a todos los otros cultivos en valor y volumen de producción. El maíz es también un componente importante en muchos rubros alimenticios como la producción de cereales de caja, mantequilla de cacahuate y botanas" Aproximadamente una cuarta parte de esto como exportación. Esta enorme producción genera presión para su comercialización, que aunada a su precio competitivo (en EUA) y sus conveniencias en el manejo industrial, facilita su introducción al mercado, inclusive de exportación; esto, a pesar de sus serios inconvenientes nutricionales. La discusión actual no es, para nuestra desgracia, sobre si se importa o no el HFCS. Ramiro García Chávez, investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo, reporta en un artículo sobre el mercado azucarero mexicano y el TLC, que las importaciones mexicanas de HFCS se decuplicaron de 1990 a 1994, pasando de 8,100 a 81,000 ton. Y que mientras en 1996 el precio al mayoreo de azúcar refinada era de 22 centavos de dólar por libra, el de HFCS era de 26 centavos de dólar por libra puesto en el DF y de 24 en la frontera norte. REFLEXIONES FINALES Es típico que en las estrategias de uso de edulcorantes, tanto en México como en Estados Unidos, no se tome en cuenta el factor de la salud de los pobladores consumidores, a no ser, como en el caso de EU, para engañar a la gente sobre la supuesta calidad de la fructosa y los jarabes de maíz ricos en fructosa como productos “naturales”. La estrategia a corto plazo para México debería ser, en todo caso: Mejorar su sistema interno de producción de sacarosa a partir de caña de azúcar, reduciendo los impactos ambientales de los ingenios azucareros. Reducir el consumo de azúcar siguiendo el ejemplo de Inglaterra No producir ni importar fructosa ni jarabes ricos en fructosa. Esto se justifica tanto por razones de salud como porque no tenemos sobreproducción sino déficit en la producción de maíz (almidones transformables a jarabes ricos en fructosa) y porque con los dos primeros puntos de esta estrategia deberíamos llegar a ser autosuficientes, por lo menos. 1 Corn Production Facts, http://204.240.36.22:80/./know/facts.htm, septiembre, 1997. pág. 4 de 5 A largo plazo seguiríamos disminuyendo el consumo de azúcar hasta niveles mínimos en la dieta que puedan ser relativamente saludables ¡Y nos olvidaríamos para siempre de los HFCS’s! Visita nuestro sitio web: http://ambiental.uaslp.mx/ La información y opiniones contenidas en los artículos, publicaciones y demás materiales disponibles en las páginas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) son responsabilidad exclusiva de los autores. Se publican con fines didácticos y de divulgación, con base en el principio universitario de libertad de examen y discusión de las ideas, así como en el derecho estatutario de los profesores de la UASLP a ostentarse como tales. Algunos Derechos Reservados © 2003 por Pedro Medellín Milán. México. Este material puede ser copiado, reproducido, modificado y distribuido, total o parcialmente, por cualquier medio físico o electrónico, sólo sujeto a los términos y condiciones establecidos en la Creative Commons Attribution-NonCommercialShareAlike Licence. Para ver una copia de esta licencia, visitar: http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/1.0/ . Los autores citados o referidos en este texto conservan sus propios derechos. Some Rights Reserved © 2003 Pedro Medellín-Milán. México. 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