Sentencia instancia ruido. Juzg 1ª Inst nº6

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JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA
NÚMERO SEIS DE SANTANDER
Procedimiento: ORDINARIO 663/06
SENTENCIA NÚM. 36/07
En Santander, a veintisiete de febrero de dos mil siete.
Vistos por mí, Dª Laura Cuevas Ramos, Magistrada-Juez del
Juzgado de Primera Instancia nº 6 de Santander, los autos
de Juicio Ordinario seguidos en este Juzgado bajo el número
663/06, promovidos por D.
y Dª
, representados por la Procuradora Sra. Gamo Macaya y
asistidos de la Letrada Sra. Gómez Portilla, contra D.
, Dª
y D.
, representados por el Procurador Sr. Ruíz Canales y
asistidos del Letrado Sr. Cobo Rivas, pronuncio la
siguiente
SENTENCIA
ANTECEDENTES DE HECHO
Primero.- Por la Procuradora Sra. Gamo Macaya en la
representación citada, se presentó escrito que fue turnado
a este Juzgado en virtud del cual promovía demanda de
Juicio
Ordinario
contra
D.
, Dª
y D.
y, tras exponer los hechos e invocar los fundamentos de
derecho que estimó de aplicación, terminaba suplicando:
- Se deje de tocar el piano ya que su vivienda no
está acondicionada para tal fin.
- Si desean continuar tocando el piano en caso,
tengan que adoptar las medidas técnicas inhibidoras
del ruido mediante la insonorización de la estancia
en la que tienen el instrumento (actualmente en el
salón), para que mis representados dejen de oír el
ruido y por ende los perjuicios que éste les está
produciendo en su vida diaria; así como abonen a
mis representados la cantidad de 4.500 € en
concepto
de
los
daños
morales
y
perjuicios
causados, sin perjuicio de que subsidiariamente, de
la
prueba
practicada,
el
Juzgador
considere
oportuno la modificación de la cuantía de la
indemnización como consecuencia de la contaminación
acústica que han soportado y soportan mis mandantes
y sus hijos; y todo ello con expresa imposición
como las costas y gastos causados para interponer
la presente demanda.
Segundo.- Mediante auto de fecha 11 de septiembre de
2.006 se admitió a trámite la demanda de Juicio Ordinario,
dando traslado de la misma a los demandados para comparecer
y contestar a la demanda en el plazo de 20 días, lo que se
hizo en tiempo y forma y en nombre y representación de la
parte demandada por el Procurador Sr. Ruíz Canales asistida
por el Letrado Sr. Cobo Rivas.
Tercero.- Contestada la demanda se convocó a las
partes a
las partes a la audiencia prevista en el artículo 414 de la
LECn, en cuyo acto las partes se ratificaron en sus
escritos de demanda y contestación y solicitaron el
recibimiento del juicio a prueba, acordándose éste y
proponiéndose por cada una los medios que tuvieron por
conveniente a su derecho. Y, admitidas las pruebas, se
señaló para la celebración del juicio el día 8 de Febrero
de 2.007.
Cuarto.- En el acto del juicio se practicaron las
pruebas propuestas y admitidas como pertinentes en la forma
y con el resultado que figura en las actuaciones y que se
tiene aquí por reproducido, y formulándose por las partes
sus conclusiones, quedó el juicio visto para sentencia.
Quinto.- En la tramitación del presente expediente se
han observado las prescripciones legales.
FUNDAMENTOS JURIDICOS
Primero.- Se ejercita por los actores, propietarios
del piso 3º K del nº 25, de la C/ Generalísimo Franco de
Santander, al amparo de los Arts 7 LPH y 1.902 CC, acciones
dirigidas a obtener, de un lado, el cese de la actividad
que
el
joven
, hijo de los otros dos codemandados, ejercita en la
vivienda en que habita junto con sus padres, en el piso
del mismo inmueble, a al menos la paliación de los efectos
de dicha actividad, consistente en la práctica o estudio
del piano durante varias horas la día, y, de otro, la
indemnización de los perjuicios
derivado para los demandantes.
que
de
la
misma
han
Por los demandados, sin negar que el chico se dedica
en su domicilio al estudio del mencionado instrumento
musical durante las horas que le es posible, nunca lo hace
en las horas de la noche, así como se ha procedido a la
insonorización del suelo de la habitación en la que está
ubicado el piano, de modo que apenas se transmiten sonidos
al exterior , no existiendo, por tanto, una inmisión sonora
con persistencia y continuidad, que exceda de lo que pueda
ser normalmente tolerable en el marco de las relaciones de
vecindad.
Segundo.- El primer hecho probado, no sólo a través de
la actividad probatoria desplegada en el procedimiento,
sino por haberlo reconocido los demandados, es que el joven
se dedica en su domicilio a una actividad causante de
emisiones sonoras, cual es el estudio del piano. Como
segundo
hecho
probado
aparece
el
que
realiza tal actividad durante varias horas la día; es
cierto que no ha podido determinarse cuál es el tiempo
exacto durante el cual toca diariamente el piano, pero, por
un
lado,
el
propio
D.
ha reconocido, en el momento de ser interrogado en el acto
del juicio, que en los últimos 3 meses no ha tocado más de
cuatro horas diarias puesto que sus clases en el
Conservatorio y sus estudios de Bachillerato no le dejan
más tiempo, y, por otro la lógica conduce a pensar que un
estudiante de los últimos cursos del Grado Medio de la
carrera de piano debe dedicar al día bastantes horas a la
práctica del mismo. Partiendo de tales hechos probados, la
cuestión se ciñe a determinar si el ejercicio de una
actividad que, en si misma no puede calificarse sin más de
molesta, excede, en el supuesto objeto de autos de los que
puede resultar tolerable en las relaciones entre vecinos.
Modernamente, a raíz del reconocimiento constitucional
de
unos
derechos
fundamentales
con
tutela
jurídica
reforzada (son susceptibles, caso de desconocimiento o
vulneración, en sede interna, de recurso de amparo, y, en
virtud del Convenio Europeo de Derechos Humanos, del
agotamiento de la instancia supranacional que representa el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos ), se ha abierto paso,
con gran empuje la tendencia doctrinal y jurisprudencial, a
considerar las inmisiones sonoras gravemente nocivas,
cuando afectan a la persona, en relación
con su sede y
domicilio, atentados contra el derecho a la intimidad,
perturbado por estas intromisiones. En efecto, el derecho a
la intimidad reclama para su ejercicio pacífica, muy
especialmente dentro del recinto domiciliario y su entorno,
un
ámbito
inmune
a
las
agresiones
perturbadoras
procedentes del exterior que no exijan el deber específico
de soportarlas, agresiones entre las que se encuentran, sin
duda
alguna,
los
ruidos
persistentes,
aunque
estos
procedan, en principio, del desarrollo de actividades
lícitas, de dejan de serlo cuando traspasan determinados
límites. Esta argumentación es la inspiradora, no sólo de
la jurisprudencia de los órganos judiciales nacionales
(sentencias invocadas en la demanda, así como la dictada
por la AP C, Secc. 2ª, de 27 Abr. de 2004 o la STS, Sala
1ª, de 20 Abr. de 2003), sino también supranacionales, como
la Sentencia del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos
de 9 Dic. de 1994, que incluye en el núcleo de la intimidad
– protección del domicilio las intromisiones “sonoras”, por
considerar que el ruido excesivo supone una vulneración de
tales derechos. Y esta misma doctrina, aunque para los
supuestos en que las emisiones sonoras puedan ser imputadas
a los poderes públicos, ha sido también asumida por el TC;
así en la St. de 24 de may. de 2001, establece que una
exposición prolongada a unos determinados niveles de ruido,
que pueden calificarse objetivamente como evitables e
insoportables, debe merecer al protección dispensada al
derecho fundamental a la intimidad personal y familiar en
el ámbito domiciliario, en la medida en que impidan o
dificulten
gravemente
el
libre
desarrollo
de
la
personalidad. En definitiva, el núcleo de la doctrina
expuesta viene constituido por la vulneración que las
emisiones – inmisiones en el caso del domicilio de quien se
considerar perturbado – sonoras supone del derecho a la
intimidad personal, entendida esta en sentido más amplio
que la evitación y proscripción de la divulgación de la
vida privada o la penetración no autorizada en el ámbito en
que se desarrolla la vida privada, extendiéndola al derecho
a disfrutar pacíficamente, sin perturbaciones, de la vida
en el propio domicilio.
Expuesta la anterior doctrina, el análisis del
supuesto objeto de estudio, a la vista de las pruebas
practicadas,
evidencia
que
Martínez dedica varias horas al día a practicar el piano,
haciéndolo en un instrumento que no está dotado de
dispositivo alguno para evitar emisiones sonoras elevadas y
en una habitación que no se halla aislada acústicamente,
puesto que, según ha manifestado el perito
D. Manuel
Menocal, los materiales colocados en una de las paredes y
en una pequeña superficie del suelo del salón en que se
encuentra el piano no producen efecto alguno. Igualmente,
ha resultado acreditado que el sonido se introduce en el
piso de los actores; tanto por los testigos vecinos y
amigos de los actores, como por la Policía Local de
Astillero y el perito Sr. Menocal, que efectuaron
mediciones del ruido a requerimiento de los demandantes, el
piano se escucha con un fuerte volumen en el domicilio de
estos.
De
hecho,
valorando
conjuntamente
las
manifestaciones de los agentes de la Policía Local y del
referido perito, se infiere que los niveles de ruido pueden
ser calificados sin duda alguna de elevados, y ello por
cuanto en las mediciones realizadas por unos y otro
determinan que se supera el nivel establecido en la
regulación que sobre esta materia rige en el Ayuntamiento
de El Astillero, y que se fija en 40 db.
Y esta última
circunstancia es de especial importancia a efectos de
determinar si la reclamación de los demandantes debe
prosperar. Es cierto que la normativa municipal en materia
de ruidos es de dudosa aplicación para las emisionesinmisiones sonoras que puedan producirse en un domicilio
particular, puesto que es regulación prevista más bien para
establecimientos públicos, no obstante, de una parte, el
hecho de que se superen los límites de dicha regulación,
precisamente
para
establecimientos
públicos,
en
una
vivienda evidencia que tales emisiones superan en exceso lo
normalmente permitido, de otro lado, aún considerándose
aplicable la normativa municipal en la materia ello no
supondría que nos encontrásemos ante emisiones sonoras
tolerables, puesto que la adecuación a las normas
administrativas no dota a la actividad de prioridad sobre
los derechos de terceros que pueden resultar perjudicados.
En definitiva, la conclusión a la que conduce el
conjunto de la prueba practicada es que las emisiones
sonoras
procedentes
del
piano
en
que
practica
, aún previniendo del ejercicio de una actividad lícita y
normal, son reiteradas, persistentes y exceden de lo
normalmente tolerable, vulnerando así el derecho a la
intimidad de los actores.
Tercero.- La conclusión que deriva de la prueba
determina, obviamente, que las emisiones sonoras aquí
discutidas deban cesar. El objeto principal de la acción
de cesación articulada en la presente demanda debe se la
eliminación de las perturbaciones que rebasan el límite de
la obligada tolerancia, especialmente, tratándose de
inmisiones producidas por el uso normal, el cese a de
entenderse prioritariamente referido a la propia inmisión,
a bien de suprimirla, bien de conducirla a los límites de
la tolerancia, por lo que su consecución no ha de suponer
necesariamente la paralización de la actividad, sino que es
posible que se llegue a tal cesación a través de la
adopción de medidas correctoras, siendo la suspensión de la
actividad solución sólo procedente cuando las medidas
indicadas resulten ineficaces o inadecuadas para mantener
las inmisiones en niveles tolerables. Ha de añadirse además
que, probada la inmisión molesta o nociva, la elección de
la forma de obtener su eliminación corresponde a quien la
produce, que podrá optar por la forma que mejor le
convenga, siempre que garantice su desaparición.
Trasladando tal argumento al caso objeto de debate, es
claro que no cabe, de entrada, la condena a los demandados
a
que
se abstenga de tocar el piano en su domicilio. Por el
contrario, ellos mismos han hablado, tanto en la demanda,
como
en
el
acto
del
juicio,
que
ofrecieron
la
insonorización del salón – cosa que no han conseguido con
las deficientes medidas adoptadas -, o, en su caso adquirir
un piano electrónico. Pues bien, la condena, al estimarse
la acción de cesación de inmisiones sonoras, y dado que por
los demandados se reconoce no haberse adoptado ninguna de
las medidas posibles, ha de ser, en primer término, bien a
insonorizar de modo adecuado la habitación en que se
encuentra el piano,
bien a adquirir un piano dotado de
dispositivos que impidan las emisiones sonoras molestas. Y,
sólo subsidiariamente, para el caso de que tales medidas no
fuesen
adoptadas
la
condena
será
a
que
deje de practicar el piano en su domicilio.
Cuarto.- En cuanto a la pretensión indemnizatoria
también articulada en la presente demanda, es claro que las
perturbaciones y molestias que las inmisiones sonoras han
causado a los actores en su domicilio, han acarreado
perjuicios para ellos. El informe clínico aportado junto
con el escrito de demanda, emitido por el Dr. Rodero,
Psiquiatra y la Psicóloga Dª Mª Teresa Casado – doc. 7 – es
claro al exponer los efectos que el sometimiento a unos
niveles muy elevados de ruido durante varias horas todos
los días, está causando en la salud psíquica de la Sra.
Obregón, que está viendo perturbada su vida cotidiana y la
de su familia como consecuencia de dicho ruido, y sufre un
trastorno ansioso depresivo. De otra parte, algunos de los
testigos que han declarado – por ejemplo, Dª
,
amiga de la familia -, que los actores y sus hijos se ven
obligados a abandonar su domicilio familiar, puesto que en
el mismo, a causa del sonido del piano, no pueden llevar a
cabo con tranquilidad las actividades que cualquier persona
realiza cotidianamente en su casa, como leer, ver la
televisión o hablar con normalidad. La hija de los actores,
Dª
, afirma igualmente la imposibilidad de
estudiar en su casa. Y estas manifestaciones
de los
testigos que, si bien son puestas en duda por los
demandados, ofrecen toda la credibilidad, pues se presentan
como un comportamiento en quien debe soportar en su
vivienda, cada día, ruidos persistentes.
En definitiva, se considera que, efectivamente, las
inmisiones sonoras sufridas por los actores les han
causados
perjuicios
que
deben
ser
indemnizados,
considerándose adecuada la valoración conjunta de todos
ellos, entre los que no es el menor, la posibilidad de
disfrutar de una vida tranquila en su hogar, la suma de
4.500 € que se reclama, suma esta que devengará el interés
legal, incrementado en dos puntos, desde la sentencia hasta
el total pago, a tenor del Art. 576 LEC.
Quinto.Estimada
íntegramente
la
demanda,
en
aplicación de las reglas contenidas en el Art. 394 LEC, las
costas del juicio se imponen a los demandados.
Vistos
los
antecedentes
de
hecho,
fundamentos
jurídicos, preceptos legales invocados y otros de general y
pertinente aplicación,
F A L L O
ESTIMAR INTEGRAMENTE LA DEMANDA interpuesta por
Procuradora de los Tribunales Dª Paloma Gamo Macaya,
nombre y representación de D.
y
, contra D.
,
y
y, en consecuencia:
la
en
Dª
Dª
D.
1.- Condenar a los demandados a tomar las medidas
adecuadas para la cesación en el domicilio de los actores
de las inmisiones sonoras procedentes del piano en el cual
practica D.
, bien insonorizando de forma adecuada
la habitación en que se encuentre el instrumento musical
citado,
bien
adquiriendo
un
piano
dotado
de
los
dispositivos o mecanismos necesarios para que tales
inmisiones sonoras no tengan lugar. En el plazo de un mes y
medio los demandados deberán justificar haber adoptado
alguna de dichas medidas o, al menos, haber iniciado las
gestiones para su inmediata adopción.
2.- Subsidiariamente, para el caso de no adoptarse
ninguna medida de cesación de las inmisiones sonoras,
deberá D.
cesar en la práctica del piano en su
domicilio.
3.- Condenar a los demandados a abonar a los actores
la suma de 4.500 €, más el interés legal, incrementado en
dos puntos, desde la sentencia hasta el total pago.
4.-
Imponer
a
los
demandados
las
costas
del
juicio.
Notifíquese la presente resolución a las partes,
haciéndoles saber que la misma no es firme, y contra ella
cabe interponer recurso de Apelación ante la Audiencia
Provincial de Santander, que habrá de prepararse ante este
Juzgado en el plazo de 5 días contados a partir del
siguiente al de la notificación.
Así lo acuerdo y firmo.
E. /
PUBLICACION.- En el día siguiente, estando celebrando
audiencia pública la Sra Juez que la dictó, fue leída y
publicada la anterior sentencia, de lo que yo, el
Secretario Judicial, doy fe.
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