Sustancias tóxicas en los Aparatos Eléctricos y

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Greenpeace Argentina
Sustancias tóxicas en los Aparatos Eléctricos y Electrónicos:
PVC y BFRs
Los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) poseen sustancias orgánicas
halogenadas llamadas PVC y BFRs que son altamente tóxicas y forman parte
de las carcasas plásticas, cables, monitores y placas de circuitos impresos.
El cloruro de polivinilo o PVC es un termoplástico clorado que representa una
enorme fuente de sustancias contaminantes para el ambiente. Se encuentra
en las recubiertas de los cables de los AEE formando más del 90% de los
mismos. En el momento de la fabricación del PVC, o cuando éste es quemado,
libera dioxinas y furanos clorados. Estas sustancias son tóxicas en bajas
concentraciones, se bioacumulan en los tejidos y son persistentes en el
ambiente.
Además, el PVC contiene varios aditivos y estabilizadores, algunos de los
cuales son peligrosos como los metales pesados y los plastificantes ftalatos.
Los ftalatos no están unidos químicamente al plástico, de forma que pueden
desprenderse de los productos de consumo y llegar al medio ambiente, a lo
largo de su vida útil como en su disposición final. Como resultado, los ftalatos
son las sustancias más comunes entre los químicos manufacturados por el
hombre. Se encuentran en el aire y el polvo, en tejido humano, incluyendo
sangre y orina. Dentro del cuerpo son rápidamente metabolizados a la forma
de monoéster, la cual frecuentemente es aún más tóxica que la habitual
diéster.
Los Retardantes de llama bromados ó BFRs, especialmente los PBDEs
(policromodifeniléteres), son sustancias que pertenecen a la familia de los
compuestos aromáticos y pueden tener hasta diez bromos unidos. Son
agregados a los plásticos de alto impacto utilizados en televisores y monitores
de computadoras en concentraciones del 5%-30% del peso, para alcanzar los
estándares de seguridad de materiales ignífugos.
Estas sustancias tóxicas persisten en el ambiente y contaminando animales,
entran en la cadena alimenticia y se acumulan en el cuerpo de los organismos.
La capacidad de bioacumularse en el tejido graso y en la cadena alimenticia
produce la biomagnificación de los mismos, es decir, se encuentra en
concentraciones cada vez más alta en el cuerpo. Esto, sumado a la toxicidad y
persistencia, hace que esta clase de químicos sean de gran preocupación para
el ambiente y la salud humana.
BFRs en polvo de las computadoras
Los PBDEs y compuestos relacionados están apareciendo prácticamente en
todo lugar que los científicos los buscan. Desde los distintos eslabones de la
cadena alimenticia, pájaros, ballenas y focas, huevos, leche y suero humano,
tejido adiposo, hasta recientemente, en el polvo sobre computadoras en
oficinas, casas, y escuelas. Es decir, que los aparatos electrónicos como las
computadoras y los teléfonos celulares son una fuente de exposición a ciertos
tipos de BFRs.
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Greenpeace Argentina
Un estudio reciente, realizado por la Computer Take-Back Campaign (CTBC) y
la Clean Production Action (CPA) analizó la presencia de BFRs en muestras de
polvo de 5 días sobre computadoras en una serie lugares públicos en los
Estados Unidos. Tomaron 16 muestras de polvo de las CPU y monitores de
computadoras de lugares como laboratorios de universidades, oficinas de
legisladores, un museo de niños, etc. Se encontraron residuos de PBDE en
cada una de las muestras, siendo el deca-BDE el que se encontró en mayor
proporción. Otros BFRs identificados en el análisis fueron octa- y nona-BDE,
así como tetrabromobisphenol A (TBBPA). Fue una sorpresa encontrar
TBBPA, aunque sea en muy bajas concentraciones, puesto que las industrias
de materiales bromados y productos electrónicos dicen que es menos probable
encontrar TBBPA en el ambiente que los otros retardantes de llama bromados.
No se analizó la presencia de penta-BDE ni de hexabromciclodecanos (HBCD).
Los resultados indican que deca-, nona-, y octa-bromodifeniléteres se
encontraron en todas las muestras recolectadas, en concentraciones de 2.09 a
213.00 pg/cm2 para deca, 1.19 a 104.00 pg/cm2 para nona, y 0.38 a 58.20
pg/cm2 para octa-BDE. Las concentraciones para el tetrabromobisfenol A
fueron entre 0.006 a 2.420 pg/cm2.
¿Qué significan estos niveles?
De los datos se concluye que no hubo una variación regional aparente en los
niveles de los químicos detectados, ni tampoco asociaciones entre
concentraciones y lugar de recolección. No hubo ningún efecto aparente en la
concentración del químico que dependa del entorno de la computadora, ya que
se encontraron niveles comparables en una oficina y en un laboratorio. Esto
evidencia la hipótesis de que las computadoras fueron la fuente primaria de
BFRs, independientemente del entorno. El análisis de los datos demuestra una
correlación relativamente alta entre las concentraciones de deca-BDE las
concentraciones de nona- y octa-BDE.
Las empresas que fabrican materiales con compuestos bromados niegan que
los químicos bromados presenten riesgos de exposición al público general y al
ambiente, y que puedan traer consecuencias en la salud humana ya que los
niveles de exposición son demasiado bajos para causar daño.
Como estas sustancias se acumulan en el cuerpo, niveles bajos de deca-BDE y
otros químicos bromados encontrados en muestras de polvo son causa
suficiente para preocupación ya que varios estudios demuestran que estas
sustancias son ubicuas en el ambiente y están disponibles para ser fácilmente
ingeridos. Los científicos encontraron que la leche materna en mujeres de
Estados Unidos contiene uno de los niveles más altos de PBDEs en el mundo.
Es alarmante también el hecho de que estas concentraciones en mujeres se
duplican cada 2 a 5 años.
También resulta preocupante el hecho de que las concentraciones de decaPBDEs que fueron encontradas en halcones peregrinos se aproximan a las
concentraciones que causan daño neurológico en ratones. Por lo tanto, así
como los fabricantes negaban que el penta- y el octa-BDE pudieran ser
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ingeridos, y llegar a tener altas concentraciones, ahora también negarán el
daño causado por deca-BDE encontrado en investigaciones de laboratorio.
Hay evidencia de estudios científicos en animales que estas sustancias son
disruptores endocrinos y pueden afectar la hormona tiroidea, que son tóxicos a
nivel neurológico y en el desarrollo reproductivo. La hormona tiroidea regula el
crecimiento y el desarrollo del recién nacido. Los PBDEs bloquean la proteína
transportadora de la hormona tiroidea y, en ratones, esto resulta en
hipotiroidismo. El hipotiroidismo, determinado por niveles deprimidos de
hormona tiroidea, genera deficiencias neuronales en los niños. Los estudios en
animales hacen énfasis en los peligros de la exposición temprana a los PBDEs.
Animales adultos con exposición pre-natal a PBDEs y HBCD tienen
alteraciones de comportamiento y deficiencias en el aprendizaje.
¿Cuáles son las alternativas?
La presencia de deca-BDE en el polvo de las computadoras indica que los
productos consumidos, como computadoras que tienen BFRs, son una fuente
de exposición. El uso de BFRs en productos consumidos plantea un riesgo de
exposición a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, particularmente en la
disposición final del mismo. Por ejemplo, si los residuos electrónicos son
quemados, estos químicos pueden recombinar para transformarse en dioxinas
bromadas.
Un análisis realizado por la World Health Organization´s International Program
on Chemical Safety concluye que los retardantes de llama bromados son una
fuente significativa de dioxinas y furanos policromados. La conclusión del
reporte es clara: “no deberían utilizarse estos químicos mientras existan
sustitutos adecuados disponibles, y los esfuerzos a futuro deben incentivar el
desarrollo de dichos sustitutos.”
Las sustancias químicas que generan toxicidad y persisten en el ambiente, en
la lecha materna, sangre, tejidos como el hígado y la tiroides, no deben ser
comercializadas. Muchos gobiernos han determinado que los riesgos para la
salud son demasiado altos para permitir el uso continuo e incluso aumentado
de estas sustancias. Desde el 2006, se prohibieron los polibromodifeniléteres y
los polibromobifenilos en productos electrónicos en toda la Unión Europea.
Es técnica y económicamente posible producir aparatos electrónicos que
alcancen los niveles máximos de estándares de resistencia a llama
regulatorios, utilizando alternativas más seguras. Apple, por ejemplo, está
reemplazando las carcasas plásticas de las nuevas laptops por metal para
evitar los retardantes de llama. Toshiba utiliza un plástico resistente a llama, el
sulfuro de polifenileno. NEC utiliza un bioplástico que no necesita retardantes a
base de bromo o fósforo.
Los BFRs y el PVC han demostrado ser persistentes, bioacumulativas y/o
tóxicos en el ambiente. Es necesario eliminar estas sustancias químicas
halogenadas de los artefactos eléctricos y electrónicos y reemplazarlos
por alternativas seguras para el ambiente y la salud humana.
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