Formulación de la doctrina Drago y su influencia política

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FORMULACIÓN DE LA DOCTRINA DRAGO Y
SU INFLUENCIA POLÍTICA Y JURÍDICA.
José Joaquín Parra.
ÍNDICE
Pág.
1. Los Antecedentes del Bloqueo contra Venezuela de 1902
2
1.1. El Bloqueo
2
1.2. Circunstancias Imperantes durante el Bloqueo
2
1.3. Consecuencias del Bloqueo
6
1.4. Levantamiento del Bloqueo
10
2. Situación de los países de escaso desarrollo frente a las
grandes potencias, a finales del siglo XIX y principios del
siglo XX
11
3. Postulados de la Doctrina Drago
13
3.1. Breve Reseña Bibliográfica
13
3.2. Principales Postulados
13
3.3. Incidencia de la Doctrina Drago
15
3.4. Divulgación y Defensa de la Doctrina Drago en Europa por
Carlos Calvo
18
4. Doctrina Calvo
19
4.1. Breve Reseña Bibliográfica
20
4.2. Principales Postulados
20
4.3. Cláusula Calvo
21
4.4. Incidencia de la Doctrina Calvo
23
4.5. Vigencia de la Cláusula Calvo
28
4.6. Vigencia de la Cláusula Calvo en la Legislación sobre
Hidrocarburos en Venezuela
31
1
Bibliografía Consultada
36
FORMULACIÓN DE LA DOCTRINA DRAGO Y
SU INFLUENCIA POLÍTICA Y JURÍDICA.
José Joaquín Parra.
1. Los Antecedentes del Bloqueo contra Venezuela de 1902.
1.1. El Bloqueo:
A partir del 9 de diciembre de 1902 los principales puertos de Venezuela son
ocupados por unidades de las armadas de Alemania, Inglaterra e Italia, las cuales
destruyen naves del país que se encontraban en esas mismas aguas.
Posteriormente, los comandantes alemanes y británicos de dicha flota, expresaron
en sendos comunicados publicados en periódicos locales que se había declarado
el bloqueo de los puertos venezolanos en el Oriente, Centro y Occidente del país.
De esta manera se consumaba una agresión armada, es decir, una acción de
guerra contra Venezuela, no declarada previamente por parte de esas potencias.
“Lo más relevante de estos actos de agresión es que se produjeron sin una previa
declaración de guerra emitida por alguna de las partes y sin que mediara una
actitud de beligerancia por parte de Venezuela, que exigiese una respuesta tan
drástica como la que constituyeron los actos mencionados”. 1
1.2. Circunstancias Imperantes durante el Bloqueo:
1
RONDÓN DE SANSÓ, Hildelgard, El régimen jurídico de los Hidrocarburos. El impacto del
Petróleo en Venezuela, Caracas, 2008, Pág. 149.
2
Cabe examinar las circunstancias que dieron lugar a tan insólito hecho en la
historia del país y en este sentido, concurren unas de carácter interno o nacionales
y otras de carácter externo o internacionales.
En el orden interno o nacional, la inestabilidad política del país, la describe
Wiliams Sullivan, en la biografía de Cipriano Castro, al referirse que en la última
década del siglo XIX, es decir, entre 1892 y 1900 “se registraron seis movimientos
bélicos de alguna consideración y 437 encuentros militares. En ésta actividad
revolucionaria, escribe el biógrafo, miles de hombres perecieron, el 80% de la
ganadería fue diezmado y la deuda nacional se incremento de 113.310.043,94
Bolívares al doble: 208.083.686,44 Bolívares”.2
En ese entonces, el principal rubro de exportación del país era el café, sus
rentas fiscales fundamentales provenían de la recaudación aduanera y requerían
importaciones de maíz para alimentar a la población. Venezuela, se hallaba
presidido desde el año 1899 por el General Cipriano Castro cuyo gobierno para el
momento de la acción, se encontraba desestabilizado por el acoso continuo de
que era objeto por el movimiento denominado Revolución Libertadora liderizado
por el General Manuel Antonio Matos, banquero vinculado a la oligarquía
caraqueña.
Dicho movimiento recibió fuerte financiamiento y apoyo de la New York &
Bermúdez Company, empresa Norteamericana, que explotaba el lago de asfalto
de Guanoco, en el antiguo Estado Bermúdez. Esta empresa proporcionó a los
rebeldes recursos suficientes para adquirir un barco en Inglaterra (el Ban Righ) y
pertrechos de guerra (fusiles y municiones) para ser distribuidos entre los
partidarios del movimiento, a lo largo de las costas del país. “En este tiempo
(1901) era Mr. Sewal Secretario de la Compañía; y cuando Mr. Green (Presidente
Trust del Asfalto) mandó desde París un giro para pagar el Ban Righ, fue el quien
3
lo hizo efectivo en el Seaboard Nacional Bank de esta ciudad (Nueva York); en
cuya cuenta consta que fue por 100.000 dollars, es decir, unos 5.000 más de lo
que costó el Ban Righ. A poco vino otro giro en la misma forma y lo mismo pagado
(sic), por 30.000 dollars más. Inmediatamente, ya en octubre, el Ban Righ salió
para Martinica con Matos y su expedición y el Presidente de la Compañía
regresaba a Nueva York”3.
En el orden externo o internacional, las grandes potencias europeas
Alemania, Inglaterra e Italia, eran acreedoras de Venezuela, por préstamos
otorgados a la República desde vieja data; es decir, muchos de los préstamos se
originaron de financiamientos ocurridos desde la separación de Venezuela de la
Gran Colombia, los cuales se fueron acumulando con nuevos préstamos
otorgados posteriormente para refinanciar los anteriores.
Al 31 de diciembre de 1902 Venezuela era deudora de dichas potencias por
119.300.000 Bolívares, saldo al que se habían acumulado 46.000.000 Bolívares
por intereses. El gobierno venezolano había suspendido el pago de esta deuda
debido a la crisis económica que atravesaba el país. En efecto, desde 1900, el
ingreso fiscal apenas promediaba 30.000.000 Bolívares y los gastos de guerra, a
que obligaban los continuos alzamientos internos de la época, sólo empeoraban la
situación e impedían que se atendiera a las exigencias de los acreedores. Al
monto de la deuda, se agregaba el de las reclamaciones tramitadas a través de
canales diplomáticos, por los supuestos agraviados y que se situaba en
186.500.000 Bolívares, con motivo de los daños que les fueron ocasionados a los
bienes de súbditos de esas naciones, durante las distintas rebeliones civiles, que
tuvieron lugar en el país en esos años.
2
CONSALVI, Simón Alberto, El Petróleo en Venezuela. Fundación Bigott, Caracas 2004, Pág. 38.
HARWICH VALLENILLA, Niñita, Asfalto y Revolución: La New York & Bermúdez Company, Pág.
321
3
4
Para ese año de 1902 el Ministro de Fomento anunció la reforma de la
legislación minera, lo que ocurriría posteriormente con el Código de Minas de
1904, donde se distinguirían las concesiones petroleras de las de otros minerales.
Y, entre tanto, en 1903 suspendería la tramitación de nuevas concesiones,
declarando la caducidad de 293 de ellas, con una superficie de 113.745 hectáreas,
las cuales revistieron al Estado.
De otro lado, estaba presente en este escenario, Estados Unidos, potencia
de este hemisferio, la cual conforme a la Doctrina Monroe se erigía en celoso
guardián de estos territorios, frente a cualquier incursión que con intenciones de
anexión sobre los mismos, pretendieren hacer las potencias europeas.
Dicha doctrina se origina del mensaje al Congreso Norteamericano, dirigido
por el presidente James Monroe en 1823, donde se rechaza la colonización y la
intervención de potencias europeas en los continentes americanos que gozan de
condición libre e independiente y, a su vez, declara que los Estados Unidos no se
mezclarán en los asuntos de Europa. Se dice que fue formulada ante la amenaza
Rusa de extender el paralelo de sus fronteras en Alaska, o sea en la parte norte
del hemisferio Americano, y de otro lado ante el temor de que España pretendiera
reducir a la obediencia a las Colonias Españolas alzadas contra la metrópolis
desde 1811, circunstancia ésta que podría estimular posteriormente a Inglaterra a
incursionar en territorio Norteamericano. “Rusia poseía esta región desde el siglo
XVIII y deseaba extender en ella su influencia, puesto que un ukase elaborado
entre los día 4 y 16 de septiembre de 1821, había decidido extender los derechos
de Rusia hasta el paralelo 45 de latitud Norte, es decir, prácticamente hasta
California, con la consiguiente amenaza que ello representaba para la futura
expansión de los Estados Unidos”.4
La doctrina Monroe, es más una acción política que un principio de derecho
internacional, porque no se trata de un principio aceptado internacionalmente
5
siquiera por las naciones americanas. Su aplicación está en función de la voluntad
y el poderío militar que pueda respaldar en un momento dado la decisión de los
Estados Unidos; por ello, sus mandatarios reclaman siempre el fortalecimiento de
su armada, como medio necesario para hacer creíble esta doctrina “la doctrina
Monroe no es un principio de derecho internacional y, aunque creo que algún día
puede llegar a serlo, ello no es necesario en tanto que continúe siendo un
distintivo cardinal de nuestra política exterior, y en tanto que poseamos voluntad y
fuerza para hacerlo efectivo”. 5
En razón de lo anterior, Alemania e Inglaterra antes de proceder al bloqueo
de Venezuela, solicitaron y obtuvieron la anuencia de los Estados Unidos,
dándoles sendas seguridades de que su accionar no conllevaría, de manera
alguna, la anexión de territorio venezolano y de que su objetivo fundamental, lo
constituye obtener la reparación de los agravios ocasionados a sus súbditos por el
gobierno de la nación suramericana y el cobro de acreencias contra la misma, tal
como se afirma en el intercambio de comunicaciones suscitadas entre las
embajadas de dichos países con el Departamento de Estado de los Estados
Unidos.
1.3. Consecuencias del Bloqueo:
Este bloqueo trajo a su vez consecuencias tanto en el orden nacional como
en el internacional.
En el orden nacional, el presidente Castro lanza una proclama dirigida al
país llamándolo a unírsele a su alrededor para rechazar la invasión armada
ocurrida; ésta proclama se iniciaba con la siguiente frase: “La planta insolente del
4
ROUSSEAU, Charles, Derecho Internacional Público, III Edición, Barcelona 1966, Pág. 324
Discurso del presidente Roosvelt en Chicago 2 de Abril de 1903, DRAGO, Luis M. La República
Argentina y el Caso de Venezuela. Edición Especial del Senado de la República, Caracas 25 de
Mayo de 1982, Pág. 7.
5
6
extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria”. A estos fines ordena liberar
a todos los presos políticos, fundamentalmente, al General José Manuel
Hernández (conocido como el “Mocho Hernández”) quien era uno de los
principales líderes de la Revolución Libertadora y agrupaba, el ala nacionalista de
la misma.
La amnistía política decretada, le permitirá al gobierno de Castro debilitar
sensiblemente al movimiento de la Revolución Libertadora y así podrá derrotar
posteriormente al General Matos, en el año de 1903, poniendo punto final a la
última de nuestras guerras que se desarrolló desde 1901 hasta el 21 de julio de
1903. En efecto, “Esta revolución estalló y se apoderó de casi todo el país, menos
de Caracas y de la región andina. La derrota de Rolando en Ciudad Bolívar
(1903), determinó el fin del episodio y consolidó el poderío de Castro”. 6
El referido hecho, le permitió a Castro estabilizarse hasta el año de 1908,
cuando por razones de salud, viaja a Europa dejando entonces el cargo en manos
de su Vicepresidente, el General Juan Vicente Gómez, quien no le permitió
retornar al país.
Vale recordar que el dictador Gómez permaneció en el poder hasta el año de
su fallecimiento, en 1935, contando con el apoyo irrestricto de las concesionarias
de hidrocarburos norteamericanas y británicas, a diferencia de lo ocurrido con su
antecesor. Al inicio de su mandato, Gómez devolvió a la New York Bermúdez &
Company, la concesión de asfalto, que la Corte Suprema de Justicia había
restituido a la nación durante el último año del gobierno de Castro.
El aprovechamiento del poder, por parte de Gómez sus familiares y amigos
con relación a la explotación petrolera en el país ha sido objeto de señalamiento
7
no solo por autores nacionales sino también por algunos escritores internacionales
así: “el rey del carnaval de las concesiones era el dictador Juan Vicente Gómez
(…) extraía acciones petroleras de sus bolsillos repletos, y con ellas
recompensaba a sus amigos, a sus parientes y a sus cortesanos (…) las grandes
potencias cubrían el pecho de Gómez con lustrosas condecoraciones (…) los
favoritos del dictador vendían las concesiones a la Shell, a la Standard Oil o a la
Gulf (…) la Ley Petrolera de 1922, fue redactada por los representantes de tres
firmas de los Estados Unidos (…)”. 7
De igual manera, en esa misma época, Deterding y la Royal Duth Shell, para
desarrollar en Venezuela uno de los mayores complejos petrolíferos del mundo
establecieron “un acuerdo con el dictador Gómez que le facilitaba mano de obra
barata y tranquila (su lema era “Paz, Unión y Trabajo” lo que sus enemigos
traducían por “Paz en los cementerios, Unión en las prisiones y Trabajo en las
carreteras”) a cambio de lo cual Deterding pagaba unos 4.000.000 de dólares en
“royalties” a Gómez”. 8
En el orden internacional, se produce la protesta del gobierno de la
República Argentina ante los Estados Unidos, mediante la cual rechaza la
agresión armada sufrida por Venezuela con la finalidad de obligarla a pagar
deudas a las potencias europeas acreedoras, acción ésta que a su juicio estaba
reñida con el debido respeto que se debían los Estados entre sí. Además, invoca
la doctrina Monroe, en razón de que tal agresión atentaba contra la soberanía
política y territorial de un país Americano en contravención con lo dispuesto en
dicha doctrina. Esta protesta formulada mediante una comunicación dirigida por el
canciller de esa República, Luis María Drago, en fecha 29 de diciembre de 1902,
al Ministro de García Merou acreditado diplomático de ese país ante el gobierno
6
VELÁSQUEZ Ramón J., Memorias de Venezuela. Recopilación, Selección y Notas de Ramón J.
Velásquez, Vol. III, De Alcántara a Castro 1878 -1908), Ediciones Centauro, 1991, Caracas
Venezuela, Pág. 305).
7
GALEANO Eduardo, Las Venas Abiertas de América Latina. Siglo XXI de España Editores, 16
Edición, Pág. 183 - 184
8
O' CONNOR Richard, Los Barones del Petróleo, Editorial Euros, 1974, Págs. 148 y 149.
8
de los Estados Unidos, para que la hiciere del conocimiento de este, dio lugar a la
denominada “Doctrina Drago”,
constituyó la mayor prueba de solidaridad
internacional que recibió Venezuela en esos momentos y la cual se encuentra
recogida junto con los documentos relacionados con su formulación en la citada
obra de Luís M. Drago, publicada por el Senado de la República de Venezuela, en
1982.
Entre tanto, en el Parlamento Inglés ante la comparecencia del Jefe de
Gabinete y Primer Lord del Tesoro, Mr. A. J. Balfour, para explicar el rol de
Inglaterra en el bloqueo de Venezuela, se suscitaron cuestionamientos a esta
acción, fundamentalmente en base a las razones siguientes:
1. No se justifica que el gobierno inglés se erija en cobrador por la fuerza de
acreencias de prestamistas ingleses que, a sabiendas de los riesgos que corren,
hubieren facilitado dinero a Repúblicas inestables, descontando hasta el sesenta
por ciento (60%) del capital prestado y recargando el servicio de la deuda con
intereses elevados, todo ello para cubrir tales riesgos.
2. No resulta conveniente para Inglaterra los términos rígidos de la alianza
con Alemania, toda vez que no permite que el país pudiere negociar por separado
el arreglo de su acreencia si así lo consideraba favorable, o darle fin a dicha
alianza, cuando así lo estimare necesario, tal como habían procedido en el pasado
cuando pactaron con Francia para cobrarle deudas a México.
3. También resulta preocupante la alianza con Alemania porque puede ser
mal vista por los Estados Unidos con relación a la Doctrina Monroe, en atención a
que Alemania ha estado amenazando a provincias del Brasil.
Igualmente, hubo repercusión en la opinión pública internacional de la época,
principalmente en Argentina, Inglaterra y los Estados Unidos. Entre los diarios que
9
le dieron más cobertura al acontecimiento, pueden citarse “LA PRENSA” y “LA
NACIÓN” en Argentina; el “TIMES” de Londres; el “TIMES” en Glasgow; “THE
SUN”, “ THE EVERING POST” y “NEW YORK TIMES”, de New York; “THE
PRESS” de Filadelfia; “THE TRANSCRIPT”, de Boston, y otros.
Dichas opiniones, coincidieron en su mayor parte en que no se justificaban
las agresiones armadas de potencias extranjeras para cobrar deudas a naciones
más débiles, porque esto no se correspondía con un principio de derecho
internacional, y aunque así fuere habría que aplicarlo también a las naciones más
poderosas, cuestión ésta que no ocurría jamás.
Además, los Estados no deberían respaldar tales acciones, ante los riesgos
suficientemente conocidos por los prestamistas, al desembolsar su dinero a
naciones débiles e inestables y, por tal motivo, anticipaban debidamente grandes
descuentos de capital y elevados intereses sobre tales desembolsos.
Se advertía también que estaba en juego la aplicación de la doctrina Monroe
por parte de los Estados Unidos, cuyo parecer sería siempre necesario para
determinar el rumbo que seguiría el conflicto.
1.4. Levantamiento del Bloqueo:
El bloqueo que se inició en fecha 9 de diciembre de 1902 culminó el 13 de
febrero de 1903, con la firma del Protocolo de Washington, suscrito entre las
grandes potencias europeas y Venezuela, en este caso representada por el
embajador de Estados Unidos en Venezuela Herbert Bowen, país este que fungió
de mediador para lograr el arreglo. Este acuerdo significó que el gobierno de
Venezuela destinaría el treinta por ciento (30%) de sus rentas por concepto de
aduanas a satisfacer el pago de las obligaciones contraídas con los países
acreedores. El monto de las deudas públicas resultó reconocido en su totalidad
10
por la suma de 165.300.000 Bolívares, pero el monto por concepto de
indemnizaciones reclamadas por daños a los súbditos extranjeros se redujo de
150.900.000 Bolívares a la cantidad de 35.500.000 Bolívares.
Dicho Protocolo fue cuestionado en el Congreso de Venezuela, debido a que
había sido suscrito bajo la presión de una ocupación armada, situación esta que
impedía realizar libremente una negociación equitativa y ajustada a las leyes;
comprometiendo rentas soberanas del Estado, lo cual lo ponía fuera de toda
consideración Constitucional. En tal virtud, el órgano legislativo acordó “prescindir
de la tramitación constitucional relativa a los Tratados Diplomáticos, y se limitó a
facultar al Ejecutivo Federal para que lo ponga en curso, sin que ninguna de sus
cláusulas establezca el menor antecedente en la vida política de la República”. 9
2. Situación de los países de escaso desarrollo frente a las grandes
potencias, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Consideraban algunos estadistas de la época, que los Estados Europeos ya
se habían repartido el continente africano a lo largo del siglo XIX y agotado las
posibilidades de expansión o reacomodo de esas reparticiones, sin que mediase
una lucha entre los mismos Estados.
En razón de la necesidad de seguir creciendo y de proyectarse por los
requerimientos ocasionados por el aumento de su población y el desarrollo de su
economía, dirigieron la mirada hacia el continente americano y avizoraron que el
mismo sería propicio para asumir en el siglo XX, el papel que le correspondió al
África en el siglo XIX. Es decir, la América Ecuatorial estaría destinada a ser
repartida entre las potencias europeas.
9
GUERRA IÑIGUEZ Daniel, El Derecho Internacional Público, Editorial Nus, Caracas 1960. Pág
162.
11
El nuevo mundo, reunía características singulares que lo hacían susceptible
de un proyecto de esa naturaleza, toda vez que sus vastos territorios, a la vez que
poseían riqueza agrícola y minera absolutamente intacta y por desarrollarse,
todavía estaban conformados por repúblicas emancipadas del dominio de España.
Estas nuevas naciones, con gobiernos corruptos e ineficientes que se sucedían en
perpetuas revoluciones, retardaban el progreso del país y constituían un signo de
la degeneración de sus habitantes, más que una manifestación del deseo de
superarse, así se expresaba James Bryce, estadista ingles, en “The Nineteenth
Century and Alter”, en abril de 1903.
Esa visión fatalista sobre naciones subdesarrolladas incapaces de atender
sus propios designios y de darse por si mismas gobiernos que las condujeran a un
debido desarrollo, sirvió de soporte para que en el continente africano proliferaran
los protectorados, las ocupaciones militares y cualesquiera otra forma de
intervención. Dentro de este contexto ocurrieron en África las intervenciones
siguientes:
1. El protectorado de Francia sobre Túnez para imponerle a esta nación el
pago de los empréstitos otorgados por banqueros de aquella.
2. El protectorado de Francia y España sobre Marruecos, que fue compartido
entre ambas potencias, ejerciendo su dominio cada una en sus respectivas zonas
para asegurarse el pago de deudas financieras.
3.
La intervención militar y control político de Gran Bretaña sobre Egipto
para proteger también intereses de sus súbditos.
En todas ellas el denominador común era el de asegurar fundamentalmente
el pago de las deudas atrasadas que esos países nuevos debían a las potencias
extranjeras. Y en este mismo marco, se inscriben las intervenciones de dichas
potencias en naciones de América durante el siglo XIX, dirigidas también a
12
solventar reclamos de los súbditos de aquellas y el pago de empréstitos
concedidos a estos jóvenes países.
Tal como ocurrió con la intervención de
Francia y Gran Bretaña en el río de la Plata, Argentina, en los años 1838 al 1850,
y con las de Francia, en dos ocasiones en la nación Mexicana, la primera de ellas
en 1838 al 1839, y la segunda intervención armada en 1861 al 1867.
La referida visión fatalista por parte de las grandes potencias, en torno a las
naciones subdesarrolladas, que le atribuían a estas una capitas diminutio en virtud
de la cual se hacían merecedoras de cualquier forma de tutelaje, justificaron
siempre cualquiera de las intervenciones señaladas. Lamentablemente, todavía
quedan vestigios de esa visión en el presente, con los condicionamientos que el
Fondo Monetario Internacional suele establecer a las naciones beneficiarias de los
préstamos que dicho ente otorga, cuando a estos fines, les impone cambios en las
políticas soberanas de estos países.
3. Postulados de la Doctrina Drago.
3.1. Breve Reseña Bibliográfica:
Luís María Drago, nació en Buenos Aires el 6 de mayo de 1859. Fue
miembro de una distinguida familia argentina, nieto de Bartolomé Mitre, Presidente
de Argentina durante 1862 y 1868. Comenzó su carrera como editor periodístico,
luego se desempeño como funcionario de Hacienda y posteriormente, llegó a ser
Ministro de Relaciones Exteriores del Presidente, General Julio A. Roca y en este
cargo se encontraba cuando ocurrió el referido bloqueo a las costas venezolanas.
Este hecho, dio lugar a la formulación de la doctrina que lleva su nombre y se
opone al cobro compulsivo de deudas públicas, de cualquier país suramericano,
mediante la intervención armada del Estado acreedor.
13
Drago representó a la República Argentina en la Conferencia de Paz de la
Haya, en 1907, y luego formó parte del Tribunal de Arbitraje que decidió en 1910,
el famoso caso entre Gran Bretaña y Estados Unidos, sobre Pesquerías en la
costa Norte del Atlántico. Falleció en Buenos Aires el 9 de junio de 1921, poco
después de haber sido invitado por la Sociedad de las Naciones, a participar en el
diseño de los Estatutos de la Corte Permanente de Justicia Internacional.
3.2. Principales Postulados:
En la formulación de su doctrina expresada en la mencionada nota del 29 de
diciembre
de
1902,
dirigida
al
Ministro
García
Merou,
hace
algunas
consideraciones al respecto como son las de que “el capitalista que suministra su
dinero a un Estado Extranjero, tiene siempre en cuenta cuales son los recursos del
país en el que va a actuar y la mayor o menor probabilidad de que los
compromisos contraídos se cumplan sin tropiezo”. También agrega que “el
acreedor sabe que contrata con una entidad soberana y es condición inherente de
toda soberanía que no pueda iniciarse ni cumplirse procedimientos ejecutivos
contra ellas, ya que ese modo de cobro comprometería su existencia misma,
haciendo desaparecer la independencia y la acción del respectivo Gobierno”.
Igualmente afirma la igualdad entre los Estados y el debido respeto que se
deben entre sí al expresar, que “entre los principios fundamentales del Derecho
Público Internacional que la humanidad ha consagrado, es uno de los más
preciosos el que determina que todos los Estados, cualquiera que sea la fuerza de
que dispongan, son entidades de derecho, perfectamente iguales entre sí, y
recíprocamente acreedoras por ello, a las mismas consideraciones y respeto”.
Como también señala que el expediente de la fuerza para el cobro de las
deudas llevaría a la ruina a las naciones débiles y a su absorción de sus gobiernos
14
por los grandes o poderosos, cuando expresa que “el reconocimiento de la deuda,
la liquidación de su importe, puede y debe ser hecha por la nación, sin menoscabo
de sus derechos primordiales como entidad soberana, pero el cobro compulsivo e
inmediato, en un momento dado, por medio de la fuerza, no traería otra cosa que
la ruina de las Naciones más débiles, y la absorción de su gobierno con todas las
facultades que le son inherentes por los fuertes de la tierra”.
De otro lado aclara que la afirmación de estos principios no constituye una
excusa para la insolvencia o mala fe de las naciones deudoras y así dice que “no
es esta de ninguna manera la defensa de la mala fe, del desorden y de la
insolvencia deliberada y voluntaria. Es simplemente amparar el decoro de la
entidad pública internacional que no puede ser arrastrada así a la guerra, con
perjuicio de los altos fines que determina la existencia y la libertad de las
naciones”.
También expresa que “el reconocimiento de la deuda pública, la obligación
definida de pagarla, no es por otra parte, una declaración sin valor, porque el
cobro no pueda llevarse a la práctica por el camino de la violencia”. (…) “El cobro
militar de los empréstitos supone la ocupación territorial para hacerlo efectivo, y la
ocupación territorial significa la supresión o subordinación de los gobiernos locales
en los países a que se extiende. Tal situación aparece contrariando visiblemente
los principios mucha veces proclamados por las naciones de América, y muy
particularmente la doctrina de Monroe, con tanto celo sostenida y defendida en
todo tiempo por los Estados Unidos, doctrina a que la República Argentina ha
adherido antes de ahora”. (…) “No puede haber expansión territorial europea en
América, ni opresión de los pueblos de este Continente, porque una desgraciada
situación financiera pudiese llevar a algunos de ellos a diferir el cumplimiento de
sus compromisos. En una palabra, el principio que quisiera ver reconocido, es el
que la deuda pública no pudiera dar lugar a la intervención armada ni menos a la
ocupación material del suelo de las naciones americanas por una potencia
15
europea. El desprestigio y el descrédito de los Estados que dejan de satisfacer los
derechos de sus legítimos acreedores trae consigo dificultades de tal magnitud
que no hay necesidad de que la intervención extranjera agrave con la opresión las
calamidades transitorias de la insolvencia”.
La Doctrina Drago rechaza en forma absoluta el uso de la fuerza como medio
adecuado para el cobro de las deudas públicas contraídas con potencias
Europeas por las nuevas naciones americanas, porque ello conllevaría a la
ocupación territorial y subordinación de estos países, lo cual menoscabaría los
derechos soberanos de los mismos.
3.3.
Incidencia de la Doctrina Drago:
La doctrina Drago tuvo gran incidencia entre los países hispanoamericanos,
quienes vieron en sus postulados un fuerte soporte de derecho internacional para
oponerla a la amenaza de potencias extranjeras sobre la soberanía y el territorio
de las nuevas naciones. No así lo tuvo frente a los Estados Unidos, quien la
rechazó por considerarla contraria a sus propios intereses expansionistas, y de allí
que a comienzos del siglo XX, no pocas veces ocupó a países centroamericanos y
del Caribe mediante la fuerza armada, para asegurarse de que estos pagasen las
deudas públicas contraídas con potencias europeas y de esta manera, evitar que
invadiesen territorio americano, para cobrar sus acreencias.
Ejemplo de ello, lo fueron las invasiones de los Estados Unidos en Honduras
(1911), Nicaragua (1911), República Dominicana (1907) y Haití (1915), éstas dos
últimas intervenidas financieramente hasta 1941 y 1933 respectivamente.
Los países hispanoamericanos continuaron proclamando la doctrina Drago
ante los escenarios internacionales, cada vez que tenían oportunidad para
hacerlo, y, de su parte, Estados Unidos de igual manera procedía a presentar su
16
oposición a la misma. Como ocurrió en la III Conferencia Panamericana de Río de
Janeiro del año 1907, donde las naciones hispanoamericanas pretendían discutir
la doctrina Drago y por oposición de los Estados Unidos se remitió el tema a la
consideración de la II Conferencia de Paz de la Haya a celebrarse en el mismo
año.
Luego, en ésta última Conferencia, a proposición de Estados Unidos se
aprueba el Tratado Porter, donde en principio se rechaza el uso de la fuerza por
un país, para el cobro de deudas contractuales a otro país; sin embargo, se
autorizó el uso de esa misma fuerza, cuando el Estado deudor rechace someterse
a un arbitraje sobre la cuestión en discusión, o cuando aceptado el compromiso,
rechace aplicar el laudo arbitral.
En esa oportunidad la delegación Argentina, de la cual formaba parte Luís M.
Drago, se pronunció contra la modificación de su doctrina, y ratificó la misma,
dentro de los términos en que ella había sido formulada en la citada comunicación
del 29 de diciembre de 1902. Varios países hispanoamericanos salvaron su voto,
entre ellos, Venezuela.
Países centro americanos y Perú, esgrimieron la doctrina Drago ante una
reunión extraordinaria de la Sociedad de Naciones ocurrida en el año de 1932, con
motivo de la invasión Japonesa a Manchuria, para cobrarle a China obligaciones
morosas, recordando al efecto los principios jurídicos contenidos en el Tratado
Porter.
Hoy en día subsiste la Doctrina Drago porque ningún Estado puede cobrar
compulsivamente las deudas públicas o privadas de otro Estado y, esta tesis junto
con la de Calvo se encuentra presente en la creación de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) y en la Organización de los Estados Americanos (OEA).
17
En las cartas de ambas organizaciones se consagra la integridad territorial de
los países miembros y se prohíbe el uso de la fuerza entre ellos, para obtener
ventaja de cualquier naturaleza. En efecto, la Carta de la OEA dispone lo
siguiente:
“Artículo 20: Ningún Estado podrá aplicar o estimular medidas
coercitivas de carácter económico y político para forzar la voluntad
soberana de otro Estado y obtener de éste ventajas de cualquier
naturaleza”.
“Artículo 21: El territorio de un Estado es inviolable; no puede ser
objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas
por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera que fuere el
motivo, aun de manera temporal. No se reconocerán las
adquisiciones territoriales o las ventajas especiales que se obtengan
por la fuerza o por cualquier otro medio de coacción”.
Por su parte la Carta de las Naciones Unidas dispone en su artículo 2 inciso 4
lo siguiente:
“Artículo 2: Para la realización de los Propósitos consignados en el
Artículo 1, la Organización y sus Miembros procederán de acuerdo
con los siguientes Principios:
4. Los Miembros de la Organización, en sus relaciones
internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de
la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de
cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los
Propósitos de las Naciones Unidas”.
3.4. Divulgación y Defensa de la Doctrina Drago en Europa por Carlos
Calvo:
Para el momento de la formulación de la Doctrina Drago, el internacionalista
Carlos Calvo, también ciudadano argentino aunque de origen uruguayo, era
Ministro acreditado de la República de Argentina, ante el Gobierno de Francia.
Calvo como reputado publicista, fue fundador del Instituto de Derecho
Internacional, con sede en Bruselas y miembro a su vez del Instituto de Francia, y
18
en ese carácter aprovecho de solicitar a miembros de dichas instituciones, el
parecer y las opiniones que le merecían tal doctrina, a cuyo efecto les anexó en
sus respectivas comunicaciones, copia de la mencionada carta del 29 de
diciembre de 1902, dirigida por Luís M Drago al Ministro García Merou.
De las respuestas recibidas, cabe señalar lo afirmado en algunas de ellas por
los calificados destinatarios de la comunicación de Calvo. En efecto Feraud –
Giraud, miembro Honorario del Instituto de Derecho Internacional, Presidente
honorario de la Corte de Casación, en Francia, afirmó “(…) Autorizar al Estado al
cual pertenecen los acreedores a sustituir a estos para usar de la violencia contra
el Estado deudor, importa atentar contra la existencia misma de este Estado,
como nación distinta e independiente, cuya soberanía debe ser respetada a este
título, cualesquiera que sea su debilidad y su compromiso financiero. Es, en
definitiva, subordinar la existencia de un Estado a sus recursos financieros”10
Asimismo, Pasquale Fiore, Profesor de Derecho de la Universidad de
Nápoles, miembro del Instituto de Derecho Internacional y autor de la obra el
Derecho Internacional, expreso “(…) Admito, como máxima, que todo Estado tiene
derecho a que se le considere, en la sociedad internacional, como el igual de los
demás en cuanto al ejercicio de sus derechos y al cumplimiento de sus
obligaciones. Por consiguiente, es contrario a la igualdad jurídica de todos los
Estados cualquier acto de jurisdicción, aún en el caso que sea llevado a cabo con
el objeto de proteger los intereses de sus ciudadanos. Considero la injerencia de
un gobierno en la administración pública de un Estado extranjero, como un
atentado contra el derecho de soberanía interno, y reconozco, pues, como
ilegítima toda acción de un gobierno que, con el fin de proteger los intereses de los
10
Ob. Cit. DRAGO, Luis M. Pág. 42.
19
particulares, se propusiera establecer un control, en cualquier forma que sea, de
los actos de administración de un estado extranjero”. 11
Igualmente, J. E. Holland, Consejero del Rey de Inglaterra, Profesor de la
Universidad de Oxford, Miembro del Instituto de Derecho Internacional, al
responder se adhiere a las palabras de que hizo uso en 1980, el marques de
Salisbury: “Si por una parte sería una injusticia el decir que este país no debería
intervenir para sostener a los tenedores de bonos cuyos intereses hubiesen sido
perjudicados, por otra, apenas sería equitativo que un grupo de capitalistas
obtuviera el poder de arrastrar a dicho país a hechos de fuerza de semejante
naturaleza. Tendrían así todo el beneficio de una garantía nacional sin haberla
pagado”. 12
4. Doctrina Calvo.
La doctrina Calvo está entrelazada con la doctrina Drago, toda vez que
cuando se formula esta última, se nutre y apoya en los principios de derecho
internacional que Carlos Calvo había desarrollado con anterioridad, por lo cual, no
resulta extraño que este haya asumido en Europa, la defensa y divulgación de la
doctrina Drago.
11
12
Ob. Cit. DRAGO, Luis M. Págs. 38-39.
Ob. Cit. DRAGO, Luis M. Pág. 50.
20
4.1. Breve Reseña Bibliográfica:
Carlos Calvo conocido como internacionalistica y diplomático Argentino,
nació en Montevideo el 12 de febrero de 1824 y murió en París en el año 1906,
estudió derecho en Buenos Aires, donde obtuvo la ciudadanía Argentina, estuvo al
frente de importantes misiones representando a su país en Francia y Alemania, y
como se dijo fue miembro fundador del Instituto de Derecho Internacional, en
Gand, Bélgica y miembro del Instituto de Francia, en París. Escribió varias obras
entre las cuales están:
-
Colección Completa de los Tratados, Convenio, Capitulaciones, Armisticios y
otros actos Diplomáticos de todos los Estados de la América Latina desde el
año de 1493 (París, 1862).
-
Análisis Histórico de la Revolución de la América Latina (París, 1864).
-
Pero, su obra más importante es, su Derecho Internacional Teórico y Práctico
publicado por primera vez en castellano en 1868, luego traducido al francés,
en una versión de seis (6) Tomos.
4.2 Principales Postulados:
La doctrina Calvo se formula en el contexto de las referidas intervenciones
que sobre naciones americanas habían hecho las potencias europeas, en el curso
del siglo XIX, particularmente sobre Argentina y México. En todas esas incursiones
armadas estuvo de por medio el cobro de deudas contraídas con esas potencias,
por esas Repúblicas Americanas.
Es por lo anterior, y como respuesta a las acciones diplomáticas e
intervencionistas de las potencias extranjeras en el territorio de las naciones
americanas que recién habían obtenido su independencia, que Carlos Calvo,
desarrolla y proyecta su doctrina con el propósito de que su adopción pudiese
21
servir de muro de contención a tan censurables prácticas que estaban a todas
luces reñidas con el Derecho Internacional.
De ahí, que en su citada obra más importante, publicada en 1868, explana
los principios fundamentales de la soberanía nacional, la igualdad entre
ciudadanos nacionales y extranjeros y la jurisdicción territorial. “Según él: i) Los
Estados soberanos gozan del derecho de estar libres de cualquier forma de
interferencia, (ingérence d 'aucune sorte) por parte de otros Estados; ii) Los
extranjeros tienen los mismos derechos que los nacionales y, en caso de pleitos o
reclamaciones, tendrán la obligación de acabar todos los recursos legales ante los
Tribunales Locales sin pedir la protección e intervención diplomática de su país de
origen”.13
Como se dijo anteriormente, la Doctrina Calvo, constituyó una reacción ante
la práctica de resolver las controversias planteadas contra el Estado por la vía
diplomática, esto es, ante las autoridades del país por los agentes diplomáticos, a
nombre de sus compatriotas, supuestamente afectados, lo cual tenía el carácter
manifiesto de una intervención de autoridades extranjeras tutoras de intereses
particulares, ante los organismos del Estado. Calvo se manifiesta contra esta
situación estimando que, bajo tal práctica diplomática se esconde la intervención
de un Estado extranjero que utiliza como pretexto, los aparentes daños a intereses
privados y las demandas por indemnizaciones pecuniarias, en beneficio del
Estado que realiza la intervención. Tal actuación pone de relieve que los
extranjeros se encuentran en una situación de privilegio frente a los nacionales, ya
que éstos, en lugar de someterse a los recursos locales, operan por una vía que a
los originarios del Estado no les está dado utilizar.
4.3. Cláusula Calvo:
22
Se ha denominado Cláusula Calvo a las diversas interpretaciones que sobre
los principios desarrollados en la doctrina Calvo, se han podido deducir y cuyas
conclusiones terminan por informar a disposiciones que se consagran en leyes o
contratos. Es decir, la doctrina Calvo no establece fórmulas ni modelos legales
específicos, pero sus principios permiten que otros puedan desarrollarlas a través
de la cláusula Calvo, que sí precisa el alcance y la aplicación de estos principios
frente a situaciones concretas a ser contempladas en la ley o en el convenio.
Sobre este particular se afirma, por un lado, que Calvo estima que la
necesidad de que se mantenga la igualdad de los derechos civiles, obliga a que el
extranjero que sufre un daño, debe ocurrir a las autoridades del país donde reside
y sólo se justifica la interposición diplomática una vez agotados inútilmente los
remedios locales sin haber obtenido justicia (denegación de justicia).
Por su parte, otros señalan “que diversos países de América Latina
desarrollaron la llamada cláusula Calvo aplicada a los acuerdos contractuales con
inversores extranjeros, que obligaban a estos últimos a renunciar al recurso de la
protección diplomática, permitiéndoles percibir la reparación únicamente en los
tribunales del Estado receptor y bajo la legislación local”. (…) “Si bien gobiernos
como el de los Estados Unidos interpretaron a la cláusula Calvo como requiriendo
únicamente el agotamiento previo de los remedios locales (…)”.14
Otra visión se tiene en el sentido de que, “la doctrina Calvo no debe
confundirse con la regla de agotamiento de los recursos internos. En virtud del
Derecho Internacional General, los recursos internos deben ser generalmente
agotados como condición previa para el válido ejercicio de la protección
13
TAMBURINI, Francesco. Historia y destino de la Doctrina Calvo: ¿Actualidad u obsolencensia del
Pensamiento de Carlos Calvo?. Revista de Estudios Históricos Jurídicos N° 24 Valparaíso 2002,
Web: http://www.scielo.cl/scielo.php.?pid=s0716-5455200 2400005&script=sci_ arttext
14
Tawil, Guido Santiago, Los Tratados de Protección y Promoción Reciproca de Inversiones y el
Arbitraje Internacional, El Caso de la Argentina, Web: http://www.bomchil.com/cas/articulos/ 2220BIT.PDF
23
diplomática (…). Por el contrario, la doctrina Calvo se opone a la protección
diplomática, incluso después del agotamiento de los recursos internos. Los
recursos internos no solo son una oportunidad para que el Estado repare un mal
antes de que se convierta en objeto de reclamación internacional; son los únicos
recursos de los que dispone el extranjero”.15
Se dice que hay cuatro (4) tipos distintos de Cláusula Calvo “una que excluye
la protección diplomática siempre y en cualquier situación; una que garantiza el
derecho a la protección diplomática solo en caso de denegación de justicia; una
parecida a la segunda pero que prevé que la denegación de justicia no sea
solamente un simple veredicto desfavorable al reclamante; y finalmente, aquellas
constituciones que no insertan una Cláusula Calvo, sino que establecen que los
foráneos tienen los mismos derechos y deberes que los nacionales”. 16
4.4. Incidencia de la Doctrina Calvo:
La doctrina Calvo ha tenido notable incidencia entre las naciones
hispanoamericanas, sobre todo durante las primeras ocho (8) décadas del siglo
XX, declinando su influencia para las dos (2) últimas décadas del mismo siglo,
período donde tuvo lugar en América Latina el auge de las posiciones neoliberales
y de libre mercado, y notándose un resurgimiento a partir de fines del siglo
pasado, con motivo del fracaso de las mencionadas posiciones.
Entre esas naciones, particular referencia cabe hacer con respecto a México,
que fue uno de los primeros países en aplicar la doctrina Calvo y ha asumido
firmes posiciones en torno a la misma. En este sentido, México llegó a consagrar
la doctrina Carranza, denominada así en honor a Venustiano Carranza, quien fue
15
Garibaldi, O.M, Carlos Calvo Redivivus: The Rediscovery of the Calvo Doctrine in the Era of
Investment Treaties”, PROC. DEL 57° INSTITUTO ANUAL SOBRE LA LEY DE PETRÓLEO Y
GAS (2006); reimpreso en Transnational Dispute Management, Vol. 3, Edición 5 (2006).
16
Ob. Cit. TAMBURINI, Francesco.
24
presidente de dicha nación. En 1917, instauró constitucionalmente el principio de
que las reclamaciones de los extranjeros contra el Estado, estarían sometidas a la
jurisdicción nacional, de la misma manera que los ciudadanos mexicanos y que
para obtener concesiones de explotación de minas o de aguas, los extranjeros
deberán convenir previamente “en considerarse como nacionales respecto de
dichos bienes y en no evocar por lo mismo, la protección de su gobierno por lo que
se refiere a aquellos, bajo la pena, en caso de faltar al convenio, de perder en
beneficio de la nación los bienes que hubieren adquirido en virtud de lo mismo”.
(Artículo 27, inciso 1° de la Constitución de 1917, artículo éste que sobrevive hoy
en día en la Constitución Mexicana).17
Esta posición fue cuestionada por los Estados Unidos, a través de su
Secretario de Estado de la época, James Hull, quien pretendía indemnizaciones
justas, adecuadas y oportunas para los ciudadanos norteamericanos, por
reclamaciones ante el gobierno de México. Esta oposición determinó que la Corte
Suprema Mexicana declarara que la aplicación de la cláusula Carranza no tendría
efecto retroactivo, por lo cual, se excluían de ello muchas de las reclamaciones
objeto de la controversia, fundamentalmente las concesiones de hidrocarburos
otorgadas con anterioridad a dicho dispositivo constitucional.
Posteriormente, en 1938, cuando ocurre la nacionalización petrolera el
presidente Lázaro Cárdenas, ratifica a su manera la cláusula Calvo y la doctrina
Carranza, lo cual dio lugar a lo que se denominó también doctrina Cárdenas
cuando se pronunció sobre la no extraterritoriedad de la nacionalidad.
En el caso de Venezuela, cabe señalar que nuestra ley del 14 de febrero de
1873 niega a los extranjeros el derecho de acudir a la vía diplomática para
presentar sus reclamaciones contra el país, a menos que sean víctimas de
injusticia notoria o de denegación de justicia y solo admite tal recurso cuando
17
Ob. Cit. TAMBURINI, Francesco.
25
comprobadamente, hubiesen agotado todas las vías ordinarias ante las
autoridades competentes. Igualmente, consagraba el principio de irresponsabilidad
del Estado por “los daños y perjuicios ejecutados por autoridades legítimas,
obrando en su carácter público”.
Esta importantísima norma en el Derecho venezolano que es la base del
reconocimiento de la responsabilidad civil del Estado por daños, perjuicios y
expropiaciones, fue sin embargo, plantada para excluir la responsabilidad del
Estado cuando esos daños, perjuicios o expropiaciones, hubiesen sido
ocasionados por rebeldes, golpistas, insurrectos, es decir, por aquellos que no
podían considerarse autoridades legitimas en el ejercicio de su función pública.
La igualdad entre venezolanos y extranjeros en lo que se refiere a los
derechos y obligaciones que le otorga la constitución y las leyes, así como la
limitación de la responsabilidad del Estado por reclamaciones de daños y
perjuicios cuando solo fueren causados por autoridades legítimas, ha sido una
constante en las legislaciones del país, así la vemos consagrada en la
Constitución de 1901, en el artículo 14 con la siguiente redacción:
“Los extranjeros, si tomaren participación en las contiendas políticas
quedarán sometidos a las mismas responsabilidades que los
venezolanos y a lo dispuesto en la atribución 20 del artículo 89.
Único: En ninguna caso podrán pretender tanto los nacionales como
los extranjeros, que la nación ni los estados les indemnicen daños,
perjuicios o expropiaciones que no se hayan ejecutado por
autoridades legitimas, obrando en su carácter público”.
Igualmente aparece en las Constituciones del país, en la forma siguiente:
CONSTITUCIÓN
Constitución de 1904
Constitución de 1909
Estatuto Constitucional provisorio de 1914
Constitución de 1914
26
ARTÍCULOS
Artículos 14 y 15
Artículos 20 y 21
Artículos 13 y 14
Artículos 16 y 17
Constitución de 1922
Constitución de 1925
Constitución de 1928
Constitución de 1929
Constitución de 1931
Constitución de 1936
Constitución de 1945 que reforma la de 1936
Constitución de 1947
Constitución de 1953
Constitución de 1961
Artículos 16 y 17
Artículos 38 y 39
Artículos 38 y 39
Artículos 38 y 39
Artículos 38 y 39
Artículos 38 y 39
Artículos 39 y 40
Artículo 24
Artículo 31
Artículo 47
En la Constitución de 1999, dicha disposición no aparece en una norma
expresa de la misma, pero su significado y alcance aparecen recogidos en varios
artículos de esa Carta Magna. En efecto, en cuanto a la igualdad entre
venezolanos y extranjeros , en el artículo 301 aparece una disposición en virtud de
la cual, las personas, empresas u organismos extranjeros no podrán gozar de
regímenes más beneficiosos de los que disfrutan los nacionales y por otra parte,
somete a la inversión extranjera a la mismas condiciones que la nacional.
“Artículo 301. El Estado se reserva el uso de la política comercial
para defender las actividades económicas de las empresas nacionales
públicas y privadas. No se podrá otorgar a personas, empresas u
organismos extranjeros regímenes más beneficiosos que los
establecidos para los nacionales. La inversión extranjera esta sujeta a
las mismas condiciones que la inversión nacional”.
Asimismo, con relación a la limitación de la responsabilidad del Estado por
reclamaciones de daños y perjuicios cuando solo fueren causados por autoridades
legítimas, dicha limitación quedaría comprendida, en la conjugación de las
disposiciones de los artículos 138 que pauta que toda autoridad usurpada es
ineficaz y sus actos son nulos, con lo establecido en el artículo 139 ejusdem que
determina la responsabilidad individual del funcionario cuando actúa por abuso o
desviación del poder y con el artículo 140 que circunscribe la responsabilidad
patrimonial del Estado por los daños que sufran los particulares cuando la lesión
sea imputable al funcionamiento de la Administración Pública; funcionamiento
27
este, que de acuerdo con las normas citadas deben entenderse el que es
realizado por funcionarios que actúan dentro de la esfera legítima de sus
atribuciones .
De otra parte, también se ha establecido que en materia de contrato de
interés público, las controversias sobre el mismo, son decididas por los tribunales
de Venezuela, conforme a sus leyes, sin que ello pueda dar lugar en ningún caso
a reclamaciones internacionales. Esta disposición aparece consagrada en las
constituciones siguientes: 18
CONSTITUCIÓN
Constitución de 1893
Constitución de 1901
Constitución de 1904
Constitución de 1909
Estatuto Constitucional provisorio de 1914
Constitución de 1914
Constitución de 1922
Constitución de 1925
Constitución de 1928
Constitución de 1929
Constitución de 1931
Constitución de 1936
Constitución de 1945 que reforma la de 1936
Constitución de 1947
Constitución de 1953
Constitución de 1961
ARTÍCULOS
Artículo 149
Artículo 139
Artículo 124
Artículo 142
Artículo 78
Artículo 121
Artículo 121
Artículo 50
Artículo 50
Artículo 50
Artículo 50
Artículo 49
Artículo 50
Artículos 107 y 108
Artículo 49
Artículo 127
En el artículo 151 de la Constitución vigente de 1999, publicada en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 5.453 Extraordinaria de fecha
24 de marzo de 2000, se reitera la inmunidad de jurisdicción en materia de
18
Los textos de las Constituciones Venezolanas desde el año 1893 hasta del año 1961, ambos
inclusive, han sido revisados de los contenidos en la obra BREWER CARIAS, Allan R. Las
Constituciones de Venezuela. Estudio Preliminar, Coedición de Ediciones de la Universidad
Católica del Táchira, San Cristóbal Venezuela. Instituto de Administración Local. Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, (España) 1985.
28
contratos de interés público, de la misma manera que en las constituciones
anteriormente citadas, mediante el texto siguiente:
“Artículo 151 CRBV. En los contratos de interés público, si no fuere
improcedente de acuerdo con la naturaleza de los mismos, se
considerará incorporada, aun cuando no estuviere expresa, una
cláusula según la cual las dudas y controversias que puedan
suscitarse sobre dichos contratos y que no llegaren a ser resueltas
amigablemente por las partes contratantes, serán decididas por los
tribunales competentes de la República, de conformidad con sus
leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan dar origen a
reclamaciones extranjeras”.
4.5. Vigencia de la Cláusula Calvo:
En la actualidad se debate si la cláusula Calvo resulta anacrónica u
obsoleta frente a la tendencia de globalización de la economía mundial, en
consideración a que la dinámica de las relaciones comerciales, ha llevado a
establecer soluciones a las controversias entre extranjeros y Estados, que
escapan de la jurisdicción nacional, para ser sometidas a instancias arbitrales
internacionales. Esto lo corroboran los múltiples tratados de inversión tanto
multilaterales como bilaterales que han sido suscritos, sobre todo en las últimas
décadas del siglo pasado y a comienzos del presente. Ejemplo de ello lo
constituyen en el hemisferio americano los tratados bilaterales de inversión
suscritos por Estados Unidos con diferentes naciones así:
- Con Argentina, en 1991.
- Con Ecuador, en 1993.
- Con Honduras, en 1995.
- Con Nicaragua, en 1995.
- Con Bolivia, en 1998.
- Con El Salvador, en 1999.
- Con Panamá, en 1982 modificado en el 2000.
29
En todos estos instrumentos, se prevé el arbitraje ante organismos
internacionales para solucionar las controversias, unos ante el Centro
Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) y otros
ante Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (OMGI), dejando en
consecuencia, de lado, la jurisdicción nacional.
A dichos tratados se añaden, el intento de imponer el Tratado de Libre
Comercio para las Américas (ALCA), cuyo rechazo por la mayoría de las naciones
hispanoamericanas ha dado lugar a que Estados Unidos haya procurado firmar
por separado sendos Tratados Bilaterales de Comercio con diversas naciones
Latinoamericanas, logrando su objetivo, en Costa Rica, el Salvador y Colombia,
pero éste último pendiente de ratificación por el Congreso Norteamericano; todo
ello, dejando también de lado, la cláusula Calvo.
Esta situación, evidencia para muchos autores el desuso y abandono de la
cláusula Calvo en Hispanoamérica, quienes afirman que la misma ha dejado de
representar un reto “empleando una metáfora podemos afirmar que ha muerto de
“muerte natural” por el cambio de los tiempos y el progreso. (…) En definitiva, la
doctrina Calvo llegó a tener dignidad de normas de derecho internacional, más,
por ironía del destino, no ha sobrevivido al cambio de las condiciones políticohistóricas. La fuente suprema de derecho que hoy en día la contienen, quieren
destacar con firmeza un ideal de independencia que muy a menudo fue ignorado o
menospreciado por las potencias extranjeras. (…)”19
Con relación a esa posición y a pesar de que concluye que la cláusula Calvo
no tiene vigencia en el campo del Derecho Internacional, otro autor advierte
acerca de su posible resurgimiento, no sólo en las naciones latinoamericanas sino
lo que resulta interesante, en el propio Estados Unidos, aunque en este último
caso no se den las razones históricas y culturales que si se dieron para las otras
30
naciones. Como se expresa “(…) el apoyo a las políticas de la doctrina Calvo en
los Estados Unidos tiene un comportamiento más ligero que en América latina.
Esas políticas no invocan una tradición estadounidense en particular; éstas no
reflejan la cultura estadounidense y éstas no representan una reacción profunda
ante reclamos históricos. Actúan en el sentido contrario a los intereses
económicos estadounidenses tanto de exportadores como de los mayores
importadores de inversión extranjera directa. (…)”.20
19
20
Ob. Cit. TAMBURINI, Francesco.
Ob. Cit. Garibaldi, O.M .
31
No obstante lo anterior, en Hispanoamérica muchas naciones continúan
aplicando la cláusula Calvo, no solo por los orígenes de la misma y las razones
históricas de su formulación, sino porque ella envuelve uno de los contenidos
intrínsecos a la identidad de los Estados como lo es su soberanía, cuyo abandono
no se justifica de manera alguna por la globalización y el libre mercado entendido
en su mayor amplitud. De ahí, que ya algunas naciones han procedido en la
reafirmación de la doctrina Calvo, a través de la adopción en sus nuevos
ordenamientos jurídicos de disposiciones que la ratifican y la reafirman, tal es el
caso de Bolivia, en su nueva Constitución Política del Estado, de fecha 7 de
febrero de 2009, que establece en sus artículos 14 y 366, lo siguiente:
“Artículo 14. (…)
V. Las leyes bolivianas se aplican a todas las personas,
naturales o jurídicas, bolivianas o extranjeras, en el territorio
boliviano.
VI. Las extranjeras y los extranjeros en el territorio boliviano
tienen los derechos y deben cumplir los deberes establecidos en
la Constitución, salvo las restricciones que ésta contenga”.
“Artículo 366. Todas las empresas extranjeras que realicen
actividades en la cadena productiva hidrocarburífera en nombre
y representación del Estado estarán sometidas a la soberanía
del Estado, a la dependencia de las leyes y de las autoridades
del Estado. No se reconocerá en ningún caso tribunal ni
jurisdicción extranjera y no podrán invocar situación excepcional
alguna de arbitraje internacional, ni recurrir a reclamaciones
diplomáticas”.
En Argentina, se han presentado diversos proyectos de leyes con la
intención de reafirmar la jurisdicción de los tribunales argentinos en las
controversias suscitadas con extranjeros, tales como:
-
Proyecto de Ley N° 6057-D-04, de fecha 17 de septiembre de 2004,
presentado por María Elena Barbagelata y Otros, mediante el cual se
somete a la jurisdicción exclusiva de los tribunales argentinos, todas las
32
disputas en las cuales el Estado sea parte, así como, establece
denunciar todos aquellos tratados y acuerdos suscritos por Argentina en
los cuales hubiera acordado someterse a la jurisdicción de tribunales
extranjeros o arbitrales;
-
Proyecto de Ley N° 2759-D-05, del 12 de mayo de 2005, presentado por
Eduardo Macaluse y Otros, mediante el cual declararía la nulidad
absoluta de todas las renuncias a la jurisdicción argentina y sujetaría a
la jurisdicción exclusiva de los tribunales argentinos, todos los asuntos
en los cuales la Nación, las provincias o los órganos o empresas del
Estado sean parte; igualmente anularía la Ley que ratificó el Convenio
(CIADI); y
-
Proyecto de Ley N° S-2577-05 del 23 de agosto de 2005, presentado
por Ricardo Gómez y Pedro Salvatori, que establecería que los asuntos
relacionados con las políticas económicas del gobierno y los fallos de
los tribunales argentinos relativos a la expropiación directa o indirecta,
no estarían sujetos a la revisión de Cortes o Tribunales Internacionales.
4.6. Vigencia de la Cláusula Calvo en la Legislación sobre
Hidrocarburos en Venezuela:
Particular referencia merece la influencia de la cláusula Calvo, en la
legislación sobre Hidrocarburos en nuestro país. En este sentido, dada la
trascendencia e importancia que para la economía nacional, ha representado la
explotación de su principal recurso natural no renovable, como son los
hidrocarburos, todas las actividades para llevarla a cabo han sido consideradas
siempre de utilidad pública e interés social. De ahí, que las contrataciones para
dicha explotación han estado sometidas a la jurisdicción nacional y a las leyes
33
venezolanas, en armonía con lo dispuesto en la Constitución y en las propias
leyes de hidrocarburos.
Así se procedió en la oportunidad de la Reforma de la Ley de Hidrocarburos
en el año de 1967, cuando se quiso autorizar a la Corporación Venezolana del
Petróleo, S.A. (CVP), para que celebrara los Contratos de Servicios, de la época,
en el sur del Lago de Maracaibo. A este fin, se modificó el artículo 3° de la Ley de
Hidrocarburos promulgada en 1943, estableciéndose que los Institutos Autónomos
y las Empresas de la exclusiva propiedad del Estado, podrían celebrar convenios y
promover empresas mixtas para ejercer los derechos de exploración, explotación,
manufactura, refinación y transporte por vías especiales, con relación al petróleo,
asfalto, gas natural y demás hidrocarburos; en cuyo caso, entre las condiciones
que se les impusieron, se les ordenó insertar en los convenios la siguiente
cláusula: “Las dudas y controversias de cualquier naturaleza que puedan
suscitarse con motivo de este convenio y que no puedan ser resueltas
amigablemente, serán decididas por los Tribunales competentes de Venezuela, de
conformidad con sus leyes, sin que por ningún motivo ni causa puedan ser origen
de reclamaciones extranjeras”, (Numeral 6, Particular Segundo, Artículo 3).
No obstante que la inmunidad de jurisdicción estaba presente en el artículo
127 de la Constitución de 1961, vigente para la fecha en que se celebraron los
contratos bajo la cuestionada Apertura Petrolera y que la Ley de Nacionalización
de 1975 declaraba de interés público las actividades con hidrocarburos, ello no
fue óbice para que las controversias suscitadas sobre esos Contratos en materia
de hidrocarburos, quedaren sometidos al arbitraje internacional. Esta situación
junto con otras impropiedades de esos convenios derivó en una acción de
Inconstitucionalidad de los mismos, que fue declarada improcedente por decisión
del 17 de agosto de 1999, de la Sala Plena de la extinta Corte Suprema de
Justicia. En esa oportunidad la Magistrada Hildelgard Rondón de Sansó, rechazó
los criterios expresados en la sentencia y en consecuencia, salvó su voto por
34
diferentes razones, entre las cuales están las de que el otorgamiento de derechos
de
exploración,
explotación,
producción,
transporte,
almacenamiento
y
comercialización de nuestro recurso esencial no renovable como lo es el de los
hidrocarburos, constituye materia de interés público y son objeto de régimen de
administración del Poder Nacional, por mandato constitucional; por lo cual, en ella
no existen aspectos simplemente mercantiles y por tal razón, considera que
dichos contratos deben quedar sometidos a la jurisdicción nacional, de
conformidad con lo previsto en el citado artículo 127 de la Constitución.
Igualmente, la Ley Orgánica de Hidrocarburos vigente, al referirse a las
condiciones que regirán la constitución de las empresas mixtas y la realización de
las actividades primarias por estas, en su artículo 34, numeral 3, literal b, dispone:
“Artículo 34 LOH: Las condiciones a las cuales se refiere el artículo
anterior deberán cumplir los requisitos mínimos siguientes: (…)
3. En las condiciones deberán estar incluidas y cuando no aparezcan
expresamente, se tendrán como incorporadas en las mismas las
cláusulas siguientes: (…)
b. Las dudas y controversias de cualquier naturaleza que puedan
suscitarse con motivo de la realización de actividades y que no
puedan ser resueltas amigablemente por las partes, incluido el
arbitraje en los casos permitidos por la ley que rige la materia, serán
decididas por los Tribunales competentes de la República, de
conformidad con sus leyes, sin que por ningún motivo ni causa
puedan dar origen a reclamaciones extranjeras”.
En consecuencia de lo anterior, las referidas disposiciones de la Ley
Orgánica de Hidrocarburos, en armonía con lo dispuesto en el citado artículo 151
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, someten los
contratos en materia de hidrocarburos a la jurisdicción de los tribunales de la
República y a las leyes de ésta.
Ese mismo tratamiento se ha dispensado recientemente, en la legislación
relativa al llamado Proceso de Migración de los convenios celebrados durante el
35
régimen de la denominada Apertura Petrolera, como se evidencia en el articulado
que se transcribe a continuación, en la forma siguiente:
- Decreto 5.200 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Migración a Empresas
Mixtas de los Convenios de Asociación de la Faja Petrolífera del Orinoco, así
como de los Convenios de Exploración a Riesgo y Ganancias Compartidas,
publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 38.632
de fecha 26 de febrero de 2007:
“Artículo 13. Todos los hechos y actividades vinculados al
presente Decreto-Ley se regirán por la Ley Nacional, y las
controversias que de los mismos deriven estarán sometidas a la
jurisdicción venezolana, en la forma prevista en la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela”.
- Ley sobre los Efectos del Proceso de Migración a Empresas Mixtas de los
Convenios de Asociación de la Faja Petrolífera del Orinoco, así como de los
Convenios de Exploración a Riesgo y Ganancias Compartidas, publicado en
la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 38.785 de fecha 8
de octubre de 2007:
“Artículo 5. Todos los hechos y actividades objeto de la normativa
que antecede se regirán por las Leyes de la República Bolivariana
de Venezuela, y las controversias que de los mismos deriven
estarán sometido a su jurisdicción, en la forma prevista en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.
En congruencia con las disposiciones anteriores, se han sometido a las leyes
del país y a la jurisdicción de los Tribunales de la República, los Contratos para el
funcionamiento de las Empresas Mixtas, entre la Corporación Venezolana del
Petróleo S.A. (CVP) y las entidades privadas, que han sido constituidas bajo el
referido proceso de migración.
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La Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado Interno de los
Combustibles Líquidos, publicada el 18 de septiembre de 2008, en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.019, que reserva al Estado
la actividad de intermediación para el suministro de combustibles líquidos, declara
de utilidad pública e interés social las actividades objeto de la reserva así como los
bienes, obras, trabajos y servicios que fueren necesarios o complementarios para
realizarlas y somete las mismas al imperio de las leyes de la República y a la
jurisdicción de sus Tribunales (Artículos 3 y 12).
Asimismo, Ley Orgánica que reserva al Estado Bienes y Servicios Conexos a
las Actividades Primarias de Hidrocarburos, publicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela N° 39.173 de fecha 7 de mayo de 2009,
declara servicio público, de interés público y social las obras, bienes y servicios
conexos para la realización de dichas actividades y la somete también a las leyes
de la República y a sus Tribunales. (Artículos 5 y 11).
Y recientemente, el 18 de junio de 2009 fue publicada en la Gaceta Oficial de
la República Bolivariana de Venezuela
N° 39.203, la Ley Orgánica para el
Desarrollo de las Actividades Petroquímicas, la cual rige las actividades
industriales para la transformación de materias primas basadas en hidrocarburos
y sustancias minerales y, en armonía con las disposiciones anteriormente
señaladas, contempla en lo relativo a la constitución de las empresas mixtas para
realizar actividades petroquímicas, que las mismas quedarán sujetas a los
tribunales competentes de la República de conformidad con sus leyes, sin que por
ningún motivo ni causa puedan dar origen a reclamaciones extranjeras, ni a
arbitrajes internacionales. (Artículo 17, Numeral 7).
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BIBLIOGRAFÍA
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