Reencarnación y Transmigración Por Orval Graves, M.A., F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Cuando decimos que creemos en la reencarnación, provocamos una exclamación entre la gente común y corriente. Casi siempre se nos dice que no se puede comprender cómo alguien es capaz de creer o le gustaría creer que cuando muere puede renacer otra vez en forma de animal. La palabra re-encarnación es más conocida hoy de lo que era hace veinticinco años. Por lo menos, se la puede leer impresa con más frecuencia, pero los periódicos y los escritores populares acerca de este asunto no están ordinariamente bien informados. Sucede que todo lo que se imprime acerca de una nueva teoría, rara vez resulta exacto durante los cincuenta años. A pesar de que el mundo occidental, y especialmente los Estados Unidos, han conocido la teoría de la reencarnación sólo durante veinticinco años, ella ha sido conocida de los estudiosos del mundo occidental durante mucho tiempo más. La doctrina de la reencarnación fue enseñada en Europa por los Cátaros, G. Bruno, Van Helmont, Sir Thomas Wrowne, Hume, Shelley, Blake, Bulwer-Lytton, y en América, por Whittier, Longfellow, Whitman, Emerson, Henry Ford y otros. Sin embargo, la incomprensión o equivocación de que una creencia en la reencarnación es forzosamente la posibilidad de renacer como un animal, siempre persiste. ¿Cuál es el concepto Rosacruz de la reencarnación? Creen ellos que el carácter de una persona reencarna muchas veces. El alma del hombre sigue siendo la misma a través de todas sus reencarnaciones; el carácter de una personalidad reencarna, pero cada vez agrega las experiencias de su encarnación más reciente a las de las encarnaciones anteriores. La principal dificultad es tratar de comprender la doctrina de la reencarnación cuando se deja de diferenciar claramente entre el yo interior que no cambia y la individualidad externa y cambiante del carácter. La única parte de vosotros, los que leéis este artículo, que permanecerá con vosotros y con vuestros amigos en la próxima encarnación, es la memoria que podáis despertar. Nunca habrá otra individualidad o carácter semejante al vuestro. Más bien, lo que reencarna de vez en cuando, lo que cambia con cada reencarnación y lo que se moldea para formar un carácter cada vez, es en realidad una personalidad psíquica permanente. Esta personalidad psíquica permanente es diferente y más profunda que los rasgos individuales y característicos exteriores. Confusión de términos Consideremos algunos términos, que, además de la transmigración, se han empleado de manera confusa como sustitutos de la palabra reencarnación. El término general es el de renacimiento. Esta palabra significa que uno va a nacer de nuevo; no se dice, cómo, cuándo, ni en qué forma. Metensomatosis significa renacer en un cuerpo espiritual sumamente tenue. Brevemente dicho, la reencarnación significa renacer en un cuerpo de carne durante varias veces. Los griegos emplearon la palabra palingenesia. Tiene todavía una significación más específica, semejante a la que aplica el alquimista a una creación que surge de las cenizas de lo antiguo. El énfasis está en la belleza y en la mayor perfección de la nueva creación. Un término griego más antiguo fue empleado por Pitágoras y más tarde fue llevado a la fama por Benjamín Franklin, y este término era el de metempsicosis. Esta palabra significa una transformación específica semejante al cambio de una oruga en una hermosa mariposa. Sin embargo, tiene el significado de un proceso continuo de renacimiento con mejora, o para emplear 1as palabras de Coué: "Todo renacimiento nos hace siempre mejores y mejores." Los hebreos han empleado algunas veces la palabra migración para significar reencarnación. Todo el mundo sabe que migración significa movimiento. El significado ordinario de transmigración es moverse a lo largo, a diferencia de moverse de manera recta. Así, la transmigración, en relación con el renacimiento, ha llegado a significar un renacimiento de una manera transversal, es decir, con retroceso. ¿Cuál es la fuente de la teoría de la transmigración? Esas creencias no nacen por sí solas. Hallamos su causa en una gran masa de mitología, dividida a veces en cosmología y teogonía. Interpretadas correctamente esas mitologías o historias primitivas contienen algo de la más profunda sabiduría y de las enseñanzas únicas que se han dado a la humanidad, porque proceden de los primeros jefes semi-divinos, de los Reyes Adeptos. Hallamos en las historias o mitologías primitivas de los antiguos egipcios, la noción general de que los malvados estaban condenados a ser castigados en forma animal. En la India, las Leyes de Manú y otros escritos antiguos parecen decir que el bien y el mal transmigraban por igual. El antiguo pueblo Celta tenía historias de seres humanos que se transformaron en plena conciencia a los cuerpos de animales como ciervos, marranos, buitres y peces. Esta conciencia humana estaría tan plenamente alerta y consciente en las formas animales como lo estaba en la forma humana. Los persas, los romanos y las razas primitivas de Africa, Magadascar y de Sudamérica hacen referencia a seres humanos que se convirtieron en animales. Todo el mundo conoce la historia de los hombres-lobos de la Transilvania, de los hombresosos de Europa, de los hombres-tigres de la India y de los hombres-leones de Africa. Los grandes autores de la antigua Grecia, como Pitágoras, Platón y Plotino, parece que escribieron acerca de la transmigración. En realidad, estaban escribiendo de manera alegórica y un examen atento de los escritos de estos griegos, demuestra, que si creían en la transmigración, no tendrían entonces sino contradicciones en sus ideas. A veces hablaban de un purgatorio para los que habían muerto; otras veces decían que los malos renacían como bajos animales, y luego recibirían otra retribución en la próxima vida como seres humanos. Los antiguos libros hebreos contienen referencias a la transmigración, pero más tarde se explicó el verdadero significado de esas historias. El Doctor H. Spencer Lewis, en su obra "Las Mansiones del Alma", cita a un rabino hebreo para apoyar su declaración. Los primeros patriarcas cristianos nos dan prueba de que los cristianos antiguos creían en la reencarnación, pero para la iglesia fue demasiado difícil explicar la reencarnación, y temiendo explicarla fue omitida del cristianismo. Varias veces en la última página se ha empleado la palabra "parece" al mencionar la teoría de que el hombre renacía como un animal. La mitología está llena de símbolos, alegorías, metáforas y otras figuras de ficción, así como hoy, cuando hablamos de "matar el tiempo", "asesinar el idioma", sabemos que no deben tomarse estas cosas en sentido literal. Los signos del Zodiaco tenían nombres de animales que les dieron astrónomos y astrólogos; sin embargo, no esperamos mirar al cielo y ver un inmenso caballo o un león que corre y salta a través del firmamento. Además, los antiguos iniciados y sacerdotes disfrazaban deliberadamente todo conocimiento. Fue mucho después, en la Edad Media, que los conocimientos elementales: leer, escribir y contar, pasaron de unos pocos privilegiados y fueron hasta las masas. Las enseñanzas filosóficas se le dieron al pueblo primero bajo forma de historias semejantes a las fábulas de Esopo. Así, debemos tomar en cuenta que la mente primitiva del hombre tenía dificultad para comprender el gran concepto de la vida. La simple creencia en el animismo llevó más tarde al politeísmo, que podría fácilmente provocar en el hombre primitivo la creencia de que los árboles y los animales contenían las almas de sus parientes fallecidos. La concepción hilozoica de la materia probablemente se acerca más a explicar el error de la transmigración que ninguna otra teoría anterior. A lo sumo, el cuerpo físico se deteriora y se transforma en criaturas vivientes, como gusanos, buitres o hienas. Si ninguna de estas criaturas se alimenta del cuerpo, entonces éste va directamente a su fuente vegetal o mineral. Los antiguos egipcios explicaban lo que sucede al cuerpo humano después del tránsito y la cremación, mediante lo que llamaban el "Osiris vegetativo." Hacían una pasta compuesta de cenizas humanas, tierra y semilla, que se moldeaba en la forma de un cuerpo humano. El cuerpo se regaba cuidadosamente y se colocaba en la tierra, en condiciones normales. Pronto brotaban raíces y tallos de hierbas y plantas. Cuando la vegetación llegaba a su etapa normal de crecimiento, la comían los animales herbívoros sagrados. Tal vez la mejor idea de la transmigración es la que puede obtenerse estudiando el gran poema de Edmundo Spencer, titulado 'La Reina de las Hadas." Contiene muchas referencias místicas y alegorías que interesarán a todo Rosacruz. Al principio, el Caballero de la Cruz Roja comienza a prestar sus servicios a Una, o sea la verdad. Hay otras historias que tratan de la templanza, la castidad, la amistad, la justicia y la cortesía. Sección que especialmente nos interesa con respecto a la transmigración, es el Libro 11, Canto XII, estancias de la 31 hasta la 87. Aquí el héroe o caballero padece todas las tentaciones de la carne; es conducido a la Mansión de la Felicidad, donde preside una hermosísima dama; esta dama o encantadora, llamada Acrasía, es la intemperancia personificada. La Mansión de la Felicidad es bellísima, más allá de toda imaginación. Jamás se han escrito antes palabras de mayor belleza. En la Mansión de la Felicidad la naturaleza y el arte se aplican inteligentemente a complacer todos los sentidos del hombre. Hay allí bellísimas vistas, barandas de marfil, plantas orientales, hermosos pájaros de todos colores, extraños animales, flores arrobadoras, hierba suave, helechos verdes y música encantadora. Además de esto, hay toda clase de vinos y alimentos. Es la imagen terrenal más semejante al paraíso. Lo único malo de todo esto es que la hermosa hechicera transforma a sus huéspedes en animales. Spencer conocía muy bien toda la mitología antigua y estaba imbuido con las enseñanzas de Platón. El explicaba que "estos animales eran verdaderamente hombres a quienes la hechicera había transformado; eran sus amantes y huéspedes convertidos ahora en horribles criaturas, según los monstruosos deseos de la propia mente de ellos, que era el triste fin de una vida disipada." He ahí en pocas palabras la explicación de todas las obras en que se dice que el hombre se transforma en animal después de la muerte. Más bien, los seres humanos han permitido que se hundan ellos mismos en los apetitos animales y así siguen todas las acciones generales y se conducen como si fueran verdaderamente animales. En realidad, desde los tiempos de Aristóteles, todos los sabios han tratado de clasificar a los seres humanos según el parecido físico y de sus acciones con los animales. Un gran teólogo y místico llamado Juan Gaspar Lavater, se hizo célebre por sus trabajos acerca de la fisonomía, en la cual explicó cómo los seres humanos se asemejan a los animales, comparando cabezas animales y humanas. En esta obra hay hombres con rostro de pez, con rostro de marranos, con rostro de caballo, de ardillas, de pájaros, etc., lo cual prueba que los pensamientos y temperamentos de los seres humanos producen, por lo menos en lo externo, características físicas semejantes a los de aquellos animales. Una vasta fuente de escritos primitivos y de mitologías antiguas, dan origen a la creencia de que el hombre renace en forma de animal después de su muerte, y no son otra cosa que símbolos de la depravación humana en el difícil camino de la evolución espiritual. La mayor parte de la gente no recuerda los hábitos bajos e impulsivos que tuvieron que dominar en encarnaciones anteriores. Platón dijo algo con respecto a que todas las personas no beben tanto del agua del Leteo (el olvido), como para que lo olviden todo. La importancia que él da a su doctrina de los recuerdos es bien conocida de los filósofos. Sin embargo, demasiados ocultistas no recuerdan con precisión sus encarnaciones pasadas; hay demasiadas Reinas, Príncipes, grandes místicos y jefes mundanos que circulan por ahí en individualidades mediocres. Un antiguo viajero egipcio que fue hasta el Desierto de Gobi buscando sabiduría espiritual, renació como un mercader oriental que viajaba y aprovechaba la sabiduría cosmopolita de quienes conocía. Este hombre mejoró continuamente hasta que llegó a ser un hombre muy rico: Horacio K...., hace un siglo, en California. Su inmensa fortuna fue empleada sabiamente. ¿La personalidad psíquica permanente que resultó de esta vida podrá nacer con gran riqueza y elevada posición? Esto no podría suceder, como tampoco podría la inteligencia y la individualidad de un ser humano moderno penetrar en un cuerpo de un tigre. Hasta la transfusión del fluido físico, o sea la sangre, en ese cuadrúpedo produce el cese inmediato de la existencia de ese animal. El hombre rico que ha empleado mal su fortuna, o el hombre de autoridad que ha abusado de su poder, reencarnarán en condiciones en que se verán condenados a luchar contra grandes adversidades. Sin embargo, podrán obtener nuevamente, en parte, lo que perdieron, por medio de la paciencia en las tribulaciones y la perseverancia en la lucha. Es necesaria la diferenciación al desarrollar la memoria de nuestras vidas pasadas. Es mejor fijarnos en la memoria general de la vida, en el otro mundo, como lo hizo el poeta Wordsworíh, en su obra sobre “Vestigios de la Inmortalidad”, antes que creer erróneamente que hemos sido grandes personajes en el pasado. La mayoría de nosotros somos más grandes hoy que lo que fuimos antes. La personalidad En conclusión, debemos comprender claramente que la reencarnación nos permite alternar, por medio del nacimiento, entre el mundo visible y el mundo invisible. Lo que permanece lo mismo a través de todas las reencarnaciones, es el alma, un segmento del Alma Suprema. Lo que crece y se amplía con cada encarnación es el carácter o la personalidad psíquica permanente. Esta es la suma de todos los pensamientos, sentimientos y esfuerzos en cada encarnación. Lo que existe solamente durante una encarnación es el individuo a, quien se conoce por un nombre psíquico. La transmigración, pues, no significa retroceso de crecimiento espiritual. Esta es una interpretación errónea del símbolo poético de antiguas mitologías. Lo que aquellos antiguos mitos y alegorías trataban de enseñarnos, es, sin embargo, valioso. Si nosotros como seres humanos tuviéramos rasgos humanos altamente desarrollados semejantes a los de los adeptos, trataríamos de guiar nuestros pensamientos de manera que los apetitos desenfrenados no se adueñen de nuestro cuerpo para moldearlo de manera semejante a ciertos animales, como resultado de las malas costumbres. Por lo tanto, todo místico y todo Rosacruz debe cultivar el bien en su medio ambiente y en sí mismo, para que en futuras reencarnaciones se apresure su evolución espiritual. Una comprensión clara y completa de la reencarnación es la esperanza de este mundo occidental.