Martín (Hache)

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FICHA TÉCNICA
TÍTULO ORIGINAL: Martín (Hache)
NACIONALIDAD: España, Argentina
AÑO DE PRODUCCIÓN: 1997
DURACIÓN: 134'; (color)
DIRECTOR/PRODUCTOR: Adolfo Aristarain
GUIONISTAS: Adolfo Aristarain
Cati Salavedra
GÉNERO: Drama
MONTAJE: Fernando Pardo
FOTOGRAFÍA: Porfirio Enríquez
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Abel Fachelo
MÚSICA: Fito Paez
INTÉRPRETES: Federico Luppi... MARTÍN ECHENIQUE
Juan Diego Botto... HACHE
Eusebio Poncela... DANTE
Cecilia Roth... ALICIA
ARGUMENTO:
Hache, un problemático adolescente de 19 años, de Buenos Aires, se va a vivir a Madrid con su padre tras
intentar suicidarse. Allí conoce a Alicia y Dante, novia y amigo del padre respectivamente. Entre ellos nace
una relación de amistad en la que se sienten liberados mediante las drogas y en la que se sienten presionados
por la influencia que Martín, el padre de Hache, intenta ejercer sobre su hijo.
TEMA:
Aristarain nos habla del amor, las drogas la soledad, en general de la vida de sus personajes, que no son
arquetipos sino seres vivos.
ANÁLISIS DE LA PELÍCULA (Temático, formal, referencias...)
Buenos Aires, Madrid y Mojácar son los escenarios por los que discurre este drama de cuatro personajes
abocados a la soledad en el que Aristarain se autorretrata.
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Su alter ego es Martín Echenique (Luppi), un ex director de cine argentino afincado en Madrid que se gana
bien la vida como guionista y q disfruta de su solitaria independencia blindándose a los sentimientos para no
sufrir.
Federico Luppi logra aquí una de sus más complejas creaciones encarnando a un lobo solitario incapaz de
mostrar todo lo que lleva dentro. Su silencio, su mirada hosca, su aparente incapacidad para expresar lo que
realmente siente, le convierten en la víctima propiciatoria de los otros personajes que tienen más desarrollados
el don de la palabra.
Martín hace alusiones a la dictadura militar argentina y al provincialismo argentino; en esto se refleja la
trayectoria vital del director Aristarain.
Eusebio Poncela es Dante, un actor epicúreo que vive para el placer. Aparece claramente como la otra cara de
la moneda, la que no calla, la que denuncia, la que reivindica. Su vibrante interpretación tiene mucho de sí
mismo, ya que Poncela tuvo que marcharse a Argentina por los rumores de que consumía heroína.
Entre ellos dos, la confusión adulta y el desconcierto aún adolescente toman vida en los personajes de Cecilia
Roth, la amante de Martín y Juan Diego Botto, su hijo.
Alicia (Roth) es una montadora de películas que suple con cocaína las carencias de su relación con Martín.
Su interpretación es bastante buena, sobre todo en sus arranques de iras y sus palabras llenas de soledad.
Hache (Juan Diego Botto), el hijo sin apellido que Echenique tuvo con su ex mujer, acaba de bordear la
muerte por sobredosis, a causa de un desengaño amoroso en Buenos aires. Su madre le hecha de casa y no
tiene ningún lugar a donde ir, por lo que se va a Madrid a vivir con su padre, pero siente que tampoco encaja
en esa sociedad.
Adora la música y en ella se refugia, ya que siempre ha sido la sombra de su padre (de ahí lo de hache), está
desorientado, incomprendido y falto de afecto. Encuentra cariño en Alicia y Dante, que parecen entenderle
mejor que su padre.
La convivencia de Martín con su hijo, inexistente durante años, enfrenta al padre y al resto de personajes a
decisiones importantes en sus respectivas vidas.
Martín (Hache) es un torrencial ajuste de cuentas de Aristarain consigo mismo y con su generación, con los
hombres comprometidos de los 70, con los hijos que educaron para un futuro que se les escapó a todos de las
manos.
Es una película directa y explícita, cuyo carácter es inevitablemente histórico, en cuanto que el pasado de los
personajes y de los países en que han nacido o vivido (la Argentina de la dictadura militar y la España de la
transición) pesan no sólo sobre su presente, sino sobre el futuro de sus hijos que no vivieron esos
acontecimientos, al menos conscientemente.
Aristarain opta por una narración fuertemente verbalizada en que los personajes nos hablan directamente de
ellos mismos, de sus insuficiencias y sus capacidades, de lo que piensan sobre el mundo en que viven y sobre
los que les rodean. Todos ellos defienden su parcela de libertad individual, su postura moral ante el entorno,
su forma de relacionarse con los demás. Entre ellos surgen fricciones e incluso enfrentamientos que conviven
con el amor que se tienen y el egoísmo que lo tiñe. En esta confrontación aparecen viejas heridas, cuestiones
sin resolver, reproches y dolor.
La cámara se vuelve invisible y se pone al servicio de la libre expresión de los excelentes comediantes que se
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desnudan una y otra vez ante nuestros ojos. Es una película de interiores y personajes q desgranan
maravillosamente cada diálogo. El montaje y la fotografía de esta película es muy simple, ya que tiene una
estructura lineal sencilla. No hay efectos especiales. Hay una insistencia constante en los planos medios y
cortos pues lo más importante es el dramatismo de los personajes y, por lo tanto, el guión, que es muy
verbalizante. El diálogo tiene una carga muy realista y, en algunos momentos, llega a ser brusco.
Hay muchas expresiones típicas argentinas como: Eres un boludo (tonto), métetelas por el orto (recto), vos,
merca y otras... Esto ha dado lugar a que Martín (Hache) haya sido la primera película que Juan Diego Botto
ha grabado en su lengua materna.
Adolfo Aristarain trata muchos temas, todos ellos, al fin y al cabo, sobre la vida. Los enlaza y conjuga
consiguiendo esta magnífica cinta. A continuación se pueden ver una gran mayoría de estas ideas:
− Lo provinciano y lo universal, lo pequeño y lo grande: Madrid y Buenos aires. Distintas sociedades.
− Las relaciones entre un padre y un hijo: el modo en el que los padres tratan de solucionar los problemas y
acercarse a los hijos, sin a veces darse cuenta de que lo que más necesitan es cariño y comprensión.
− Las drogas como medio para huir de la realidad y buscarse un mundo artificial de paz, placer y felicidad
lejos de los problemas y la vida real.
− Crisis de la adolescencia: desengaños amorosos, las drogas como recurso a los problemas, la familia, la
planificación del futuro...
− La dura realidad de la importancia que dan las personas a lo que somos y lo que hacemos y lo difícil que es
vivir con la etiqueta que nos asignan.
− Las amistades: lo importante que pueden ser en la vida de un adolescente y la influencia que pueden tener
en el futuro del mismo. A Martín no le gusta la idea de que Dante esté junto a Hache, pues opina que no es el
mejor ambiente para él.
− El amor verdadero: en la juventud y en la plenitud. Lo que el ser humano es capaz de hacer en algunas
ocasiones por amor.
− El mundo del cine: un mundo complicado de intereses en el que cada uno busca lo mejor para él, para sus
proyectos y su fama y en el cual la combatividad es ley de vida.
− El suicidio como única salida a los problemas y por no encontrar ninguna razón para ser feliz. Es el caso de
Alicia.
− El rechazo por ser como eres y no poder ni querer cambiarla vida que llevas, en la que solo quieres ser lo
que eres y no aparentar otra cosa.
CONCLUSIONES Y OPINIÓN PERSONAL:
Esta película se implica socialmente al hablar abiertamente de las drogas y de los problemas de un chico
adolescente. Como tal, en muchas ocasiones yo también siento que los padres restan importancia a lo que les
pasa a sus hijos y que acatan las normas que afectan a los que más quieren. La necesidad de supervivencia, o
de mantener el nivel de vida alcanzado, ha erosionado ferozmente las inquietudes humanistas de la generación
del 60. Hache se niega a aceptar todo esto, sale del engranaje, aguanta el ataque y sigue buscando, mirándose,
mirando hacia adentro.
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Martín Hache me parece una brillante película hecha con las tripas, pero que habla con el corazón de la vida
de sus personajes, tanto de la que les ha tocado vivir como de aquella que deseaban y no han logrado. Del
cine, las drogas, la paternidad olvidada, la pasión destructiva, la amistad y la eutanasia de los sentimientos
habla Aristarain y es que, como él mismo dijo, no hay que buscar muy lejos para encontrar mundos
misteriosos y desconocidos, pues cualquiera de nosotros esconde un mundo complejo, extraño y apasionante
que pide ser explorado, achicando así su soledad o, al menos, saberla compartida.
La expresión corporal, el movimiento y la interpretación de Dante es la mejor, aunque la de los demás actores
también es muy buena. La voz sin duda juega un papel muy importante y el modo de combinar gesto y
palabra es esencial en la película. Además, los primeros planos y la música acentúan lo desgarrador de sus
diálogos.
Trabajo realizado por: REBECA GONZÁLEZ FERRERA.
2º DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL
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