Las Tablas y los Ojos del Guadiana

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Las Tablas y los Ojos del Guadiana:
agua, paisaje y gente
Miguel Mejías Moreno
Editor
Madrid 2014
Editor y coordinador:
Miguel Mejias Moreno. Instituto Geológico y Minero de España
Las TABLAS y los Ojos del Guadiana: agua paisaje y gente / Miguel
Mejías Moreno, ed.- Madrid: Instituto Geológico y Minero de
España; Organismo Autónomo Parques Nacionales, 2014.
360 pgs; ils; 24 cm.
ISBN 978-84-7840-927-3
1. Geología divulgación 2. Hidrogeología 3. Parque Natural 4.
Historia 5. Paisaje 6. Gestión recursos agua 7. Provincia Ciudad
Real I. Instituto Geológico y Minero de España, ed. II. Organismo
Autónomo Parques Nacionales, ed. III. Mejías Moreno, M., ed.
556.3:504(460.207)
Portada:
Pasarela entre el humedal manchego y el cielo.
Foto portada y diseño:
Lourdes Albacete Carreño.
Fotografías sin pie de foto y tratamiento de imágenes:
©
Lourdes Albacete Carreño
Excepto capítulo 3: © Miguel Ángel Hervás Herrera
Queda prohibido, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra
sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual y del
editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de
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ISBN: 978-84-7840-927-3
NIPO: 728-13-032-7
NIPO: 293-14-004-6
Depósito Legal: M-35868-2013
Producción: INFORAMA, S.A.
Imprime: AGS Diseño y Producción Editorial, S.A.
PRÓLOGO DEL DIRECTOR DEL IGME
El Instituto Geológico y Minero de España (IGME), organismo público de investigación adscrito actualmente al
Ministerio de Economía y Competitividad, tiene una larga historia de servicio a la sociedad española. Su creación
data de 1849, año en que S.M. la Reina Isabel II promulga el Real Decreto de 12 de julio (Gaceta del 20 de julio)
que da lugar a la Comisión para la Carta Geológica de Madrid y General del Reino.
Así, en sus casi 165 años de historia, el IGME ha prestado un eficaz servicio en la creación de infraestructura
de las ciencias de la Tierra y en el desarrollo del conocimiento del territorio. Ya en el preámbulo del mencionado
Real Decreto de 12 de julio de 1849, se recoge la oportunidad y necesidad de aplicar la ciencia para abrir pozos
artesianos que puedan paliar la escasez de agua, de manera que estos conocimientos aumenten la probabilidad
del buen éxito.
De esta forma, el IGME inicia una larga y fructífera actividad en el campo de la hidrogeología y del
aprovechamiento de las aguas subterráneas. Ya en los primeros mapas geológicos, publicados a mediados del
siglo XIX, se incluían algunos apartados dedicados a la hidrología, en los que se describen, de manera detallada
y con un elevado rigor científico, diversos manantiales y fuentes. Pero no fue hasta el principio de los años 70
del pasado siglo, cuando de forma sistemática y planificada se inicia la elaboración de cartografía
hidrogeológica, con la publicación del Mapa Hidrogeológico Nacional. No obstante, la principal actividad
técnica y de investigación que da lugar en España al desarrollo de la Hidrogeología moderna fue el denominado
Plan Nacional de Investigación de las Aguas Subterráneas (PIAS), que se puso en marcha en 1972, promovido
dentro del marco general de Plan Nacional de Investigación Minera (PNIM). ASÍ, en el PIAS se definieron los
principales sistemas acuíferos de España y se sentaron las bases del conocimiento infraestructural
hidrogeológico que, a fecha de hoy, continúa siendo imprescindible para el desarrollo de muchas actividades
en diferentes campos de actuación relacionados con las ciencias de la Tierra.
En la cuenca hidrográfica del río Guadiana, los trabajos y actividades del PIAS se iniciaron en 1973. Se definieron
los cinco grandes sistemas acuíferos de su cuenca alta, entre ellos el famoso Sistema Acuífero 23, y se implantó
una red de observación piezométrica, gran parte de cuyos puntos acuíferos todavía sigue controlando el IGME
en la actualidad. A finales de los años 70 del pasado siglo, el IGME ya advertía sobre las afecciones que se
producirían en la salida natural de agua subterránea en los Ojos del Guadiana y las consecuencias en Las Tablas
de Daimiel, si se continuaba con el intenso aprovechamiento del Sistema Acuífero 23.
De manera que podemos establecer una actividad técnica ininterrumpida de mejora del conocimiento
hidrogeológico por parte del IGME en la cuenca alta del Guadiana durante los últimos 40 años, que se ha
plasmado en un elevado número de informes técnicos y publicaciones científico-técnicas y en la presencia
activa del IGME en los principales foros de debate y en los órganos de decisión de diferentes ámbitos de la
Administración.
La presente publicación da un paso más en esta estrecha relación entre el IGME y la cuenca alta del Guadiana,
y además de incluir aspectos técnicos hidrogeológicos y sus implicaciones medioambientales, recoge también
la historia del ser humano y su relación con el agua en este entorno. Desde la Edad del Bronce y hasta
prácticamente las postrimerías del siglo XX, las personas han convivido con el agua y en relación con esta.
Las fluctuaciones en los caudales de salida de aguas subterráneas del Sistema Acuífero 23, naturales o
modificados por la acción del hombre, han marcado los modos de vida, la economía, los oficios y las costumbres
de las poblaciones asentadas en estos parajes. De tal forma que hace unos 4.000 años dio lugar a una cultura
única y específica de La Mancha, la denominada Cultura de las Motillas de la Edad del Bronce, que originó la
construcción de la obra de captación de agua conocida más antigua de la Península Ibérica, el pozo de la
Motilla del Azuer. Igualmente, con el paso de los siglos, fue conformando los modos de vida de la sociedad y
las formas de aprovechamiento hidráulico hasta bien entrada la primera mitad del siglo XX.
PRÓLOGO DEL DIRECTOR DEL IGME
Esta publicación supone un ejemplo de cómo aunar la investigación y el desarrollo técnico con la sociedad y
la cultura, elaborando una obra de divulgación científica, con profusión de imágenes que documentan el
presente y el pasado de una zona tan emblemática como Las Tablas y los Ojos del Guadiana. Un libro que
recoge, entre otros aspectos, la sabiduría popular, los oficios y los usos y costumbres de personas todavía vivas
que han sido testigos de la evolución hidrológica de la zona. En definitiva, un texto que recaba un patrimonio
vivo e inmaterial a través de sus últimos protagonistas que, desgraciadamente, con el paso del tiempo, se irá
irremisiblemente perdiendo.
Como Director del IGME considero un privilegio ofrecer a la sociedad en general esta obra que constituye una
singular historia de las gentes y el agua en el curso alto del río Guadiana a través de los siglos y que, como se
recoge en la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO y en la
Convención sobre los Humedales RAMSAR, pretende identificar los valores medioambientales y culturales de
los humedales, frente a la tendencia a la homogeneización global de la civilización.
Jorge Civis Llovera
Director del Instituto Geológico y Minero de España
PRÓLOGO DEL DIRECTOR DEL OAPN
Estamos en un momento crucial y esperanzador para la recuperación de un extenso territorio que tiene su exponente emblemático en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Es cierto que la intensidad de las actividades humanas desarrolladas, en especial desde los últimos años del pasado siglo, han hecho peligrar la propia
supervivencia de su entramado ecológico, social, y económico pero hoy se aprecian los resultados del impulso
en la protección de esta comarca rica en humedales con medidas llevadas a cabo desde distintos estamentos,
con el apoyo de un mejor conocimiento ambiental y tecnológico para la toma de decisiones, y la ayuda de una
meteorología especialmente favorable.
El Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) durante años ha centrado sus esfuerzos en la recuperación de la dinámica hídrica del parque nacional con la adquisición de predios y derechos de agua. Esto ha permitido, recientemente, ampliar los límites del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel y, con ello, la superficie
protegida bajo esta figura jurídica alcanza los 3.030 ha. Sin duda, la ampliación del parque nacional contribuirá
a la recuperación del funcionamiento hidrogeológico del acuífero, para el que su conexión entre las aguas
subterráneas y superficiales es muy visible en las aguas someras de Las Tablas, y cuya recuperación y conservación depende del uso sostenible del agua y del equilibrio de las actividades humanas de su territorio.
La ampliación del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel con terrenos públicos colindantes, promovida por
el Organismo Autónomo Parques Nacionales y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, responde a la
finalidad de la ley que rige la Red de Parques Nacionales que contempla la ampliación de sus límites con espacios de similares características o para incorporar valores complementarios a los que posee; los espacios incorporados al parque nacional cubiertos de encinares calizos, dehesa manchega con rodales de quejigo y
vegetación sobre depósitos eólicos con valores biológicos, paisajísticos y geomorfológicos contribuyen al dinamismo de la Red por aumentar su superficie de protección y por responder a la finalidad de mantener su estado de conservación.
Todos los parques nacionales son territorios de gran interés para las instituciones científicas y de investigación.
La labor investigadora desarrollada por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) para aumentar el conocimiento hidrogeológico de los acuíferos de esta cuenca comienza en los años 70, momento en que también es declarado el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (1973). Desde entonces, se ha mantenido la
contribución del IGME al conocimiento científico de este espacio.
A su vez, los estudios e investigaciones del IGME en todos los parques nacionales han ido en aumento, así como
su colaboración con el OAPN para materializar trabajos en el campo de la geología durante los últimos años.
Fruto de esta trayectoria conjunta es la firma de un Protocolo de colaboración entre ambos organismos para
la realización de actuaciones conjuntas en la Red de Parques Nacionales.
En los últimos años, la sociedad y las instituciones han ido reconociendo e incorporando el patrimonio geológico como un valor natural de los espacios protegidos; el OAPN está desarrollando una línea de trabajo para
la divulgación, uso público y el seguimiento de aspectos geológicos en la Red de Parques Nacionales para contribuir a aumentar este interés y facilitar el acercamiento de los visitantes de los parque nacionales a este patrimonio. Con la coedición del presente libro LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y
GENTE queremos contribuir al interés y acercamiento de la sociedad al patrimonio cultural y geológico de este
espacio.
Basilio Rada Martínez
Director del Organismo Autónomo Parques Nacionales
PRESENTACIÓN DEL EDITOR
Mi primer contacto profesional con la cuenca alta del río Guadiana se remonta al año 1995, cuando el entonces
responsable de la Dirección de Aguas Subterráneas y Geotecnia del Instituto Geológico y Minero de España
(IGME) me encomendó la coordinación de las actividades y trabajos que el Organismo llevase a cabo en la
demarcación hidrográfica.
Comienza así una larga y fructífera relación con un territorio, y con las gentes que lo pueblan, que continúa
vigente a día de hoy. Durante estos casi veinte años he participado en diversos proyectos relacionados con la
cuenca alta del río Guadiana, elaborado informes técnicos y publicaciones y colaborado, en diversos aspectos,
con la Administración Hidráulica. Desde el año 1999 he asistido a las reuniones de la Junta de Gobierno de la
Confederación Hidrográfica del Guadiana y he participado en muchos de los plenos del Patronato del Parque
Nacional de las Tablas de Daimiel.
Sin duda, estas actividades técnicas y la presencia en las reuniones de trabajo me han permitido adquirir un
considerable conocimiento hidrogeológico de la zona y ser parte activa de las decisiones y avatares que han
ocurrido en la cuenca durante este tiempo. Pero estos años de intenso contacto con el territorio me han dado
también la oportunidad de conocer su historia, su cultura y sus gentes.
El río Guadiana, en su discurrir por la Llanura Manchega, que hace casi 2.000 años Plinio el Viejo comparaba
con un mar quieto y tranquilo, ha constituido el elemento vertebrador en el desarrollo de la cultura y los modos
de vida de las gentes que han ocupado sus orillas. Este libro pretende recoger esa relación entre el hombre y
el agua, como si el curso del río Guadiana en su parte alta fuese el reflejo del lento paso de la historia durante
los 4.000 años que pretende abarcar la publicación.
Y el contar esta historia del ser humano y el agua resulta más factible si se es testigo del presente y el pasado
reciente de la zona. Así, solo se puede entender esta querida tierra manchega cuando se ha conocido y se ha
compartido su belleza con las personas que mejor la conocen. Resulta imposible reflejar tantos instantes vividos,
tantos lugares y paisajes casi escondidos que se muestran en todo su esplendor en compañía de las gentes que
los respetan y cuidan. Pero no puedo por menos que mencionar las comidas compartidas al calor del fuego en
la casilla de pescador de Julio Escuderos, o aquel día de mediados de diciembre de 2009 en que el Agente
Medioambiental Jefe y amigo, Crescencio Banegas, me llevaba en su todoterreno al punto de salida de los
aportes de agua a Las Tablas procedentes del trasvase Tajo-Segura, mientras nos caía una impresionante cortina
de lluvia que hacia casi impracticables los caminos y que acabó, esperemos que de una vez por todas, con los
incendios en el subsuelo del Parque o, por citar uno más, esos instantes disfrutados casi en soledad al atardecer
en Las Tablas de Daimiel, mientras decenas de grullas levantaban el vuelo hacia el sol que parecía sumergirse
en el agua.
Por tanto, la publicación contiene los aspectos técnicos y científicos propios de una obra de divulgación, pero
también incluye decenas de imágenes y testimonios que reflejan ese sentir, esa forma de vivir de las gentes que
han dado y dan vida al territorio.
La obra se divide en nueve capítulos. El primero, como no podía ser de otra manera, recoge las características
geológicas e hidrogeológicas de las masas de agua subterránea centrales de la cuenca alta del Guadiana y su
evolución hidrogeológica durante los últimos 40 años. El agua es así la protagonista y el hilo conductor que
engarza todos los apartados del libro.
El segundo capítulo describe la singular Cultura de las Motillas de La Mancha, que se desarrolló durante casi
1.000 años en la Edad del Bronce, y cuyo origen y evolución se encuentran íntimamente ligados a la situación
hídrica de la zona hace 4.000 años.
PRESENTACIÓN DEL EDITOR
En el capítulo tercero se plasma el valor estratégico del río Guadiana y de sus aguas en el entorno de la fortaleza
de Calatrava la Vieja, lugar emblemático y cruce de caminos durante la Edad Media y protagonista de
momentos históricos que marcarán el devenir de La Mancha.
El siguiente capítulo, cuarto, refleja la singular y ancestral manera de aprovechar la energía que producen las
aguas del río Guadiana en su discurrir por el cauce, mediante la construcción de molinos hidráulicos de ribera,
que no sólo constituyeron una floreciente industria hasta bien entrado el siglo XX, sino que fueron lugar de
control y ordenación del territorio durante muchos siglos.
A continuación, el capítulo cinco, recoge los intentos de desecación de las llanuras de inundación del curso alto
del río Guadiana y el tramo final del río Gigüela a lo largo de la historia. Esos proyectos que casi hicieron
desaparecer el medio natural y que, desde luego, cambiaron de forma drástica los modos de vida de las gentes
que vivían de sus aguas.
El capítulo seis muestra el pasado y el presente del agua y el paisaje en los últimos casi 100 años. El ayer y el
hoy, la modificación del territorio y, con ella, de los usos y costumbres, que se produjeron como consecuencia
de las obras de desecación. El paisaje es el reflejo de la acción humana, de los cambios inducidos en sus gentes
y en los modos de vida. Refleja el testimonio de lo que fue y ya no es, de lo que ha desaparecido o está a punto
de desaparecer, en definitiva, es una llamada de atención a la conciencia de la sociedad.
El capítulo siete resume la historia del conservacionismo de la zona y, más en concreto, del Parque Nacional de
las Tablas de Daimiel. Refleja, de manera cronológica, los hitos temporales y sociales más relevantes que han
conformado las características y situación actual de Las Tablas de Daimiel. Es una invitación a continuar en esta
línea de protección de un espacio natural tan singular y a corregir los errores que se han producido desde
mediados del siglo XX hasta la actualidad, y que dieron lugar a la casi completa desaparición de un humedal
único a nivel global.
El penúltimo capítulo, ocho, recoge, por primera vez en una publicación, la disposición, a lo largo del cauce
del Guadiana y de Las Tablas, de las casillas de pescadores y cangrejeros hacia mediados del siglo XX. Refleja
cómo un considerable número de familias vivían y se alimentaban del humedal y cómo protegían y organizaban
el territorio del que se sentían parte esencial.
Finalmente, el último capítulo presenta la historia todavía viva en el recuerdo de las gentes que poblaron y
vivieron en el entorno del río. Describe cómo era el agua en la memoria de los habitantes de los cursos fluviales
y del humedal a mediados del siglo pasado, cómo sabía aquella agua que se podía beber directamente del
cauce o que servía como zona de recreo y reunión de sus moradores. Explica cómo eran los oficios que
dependían del agua, una vida afanosa pero gratificante, en un territorio que algunos de sus protagonistas
recuerdan como un paraíso perdido.
No quiero terminar esta presentación sin pedir al paciente lector que a partir de la comprensión del texto y de
la visualización de las imágenes que contiene este libro intente que su imaginación le traslade a las orillas de
los ríos y de sus tablazos en el pasado, cuando el medio natural todavía era ese vergel que recuerdan sus
protagonistas. Que se una a la intención de los autores de transmitir y difundir el profundo respeto y amor que
sentimos por este territorio y sus gentes.
Miguel Mejías Moreno
Editor
AGRADECIMIENTOS
La elaboración de esta publicación ha sido posible gracias al apoyo técnico y logístico y a la financiación del
Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y del Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN), y en
especial del Director del Departamento de Investigación y Prospectiva Geocientífica del IGME, D. Juan José
Durán Valsero y de la Directora Adjunta del OAPN, Dña. Montserrat Fernández San Miguel. Asimismo, queremos agradecer las correcciones y sugerencias realizadas por el Comité Editorial del IGME.
Además, han colaborado organismos e instituciones públicos y privados y personas conocedoras del medio natural y social del curso alto del río Guadiana, aportando información e imágenes, facilitando la búsqueda de
documentación, acompañando a los autores en la toma de datos en campo y mejorando con sus comentarios, sugerencias e ideas la edición de este libro. A todos ellos nuestro más sincero agradecimiento.
Leopoldo Sierra Gallardo. Alcalde de Daimiel.
Encarnación Medina Juárez. Alcaldesa de Villarrubia de los Ojos.
Sebastian García Martínez. Presidente del Patronato del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (PNTD).
Carlos A. Ruiz de la Hermosa Ruiz de la Hermosa. Director Conservador del Parque Nacional de las Tablas
de Daimiel (PNTD).
Antonio de Juan García. Director del Parque Arqueológico Alarcos-Calatrava (2003-2012).
Carlos Villanueva Fernández Bravo. Agencia de Desarrollo Local. Ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos.
Miguel Torres Más. Arqueólogo de la Motilla del Azuer.
Rafael Ochando Jiménez. Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
Alicia López Pozuelo. Centro de Interpretación y Documentación del Agua y los Humedales Manchegos
(CIDAHM).
Cristina Orovio Melero. CIDAHM.
Pilar Loro Gallego. Jefa de Administración del PNTD.
Alfonso Díaz Cambronero. TRAGSA.
Jesús Pozuelo Clemente. Presidente de la Comunidad de Regantes de Daimiel.
Román Facundo Espino. Profesor de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid.
Julián Villar Quevedo. Director de la Escuela de Fotografía NCUADRES. Madrid.
Juan Ignacio Rozas Blanco. Servicios de Fotografía Aérea.
Balawat S.C.P.
Juan González-Gallego Espinosa. Naturaletra.
Guías – intérpretes del PNTD:
María de las Cruces García-Madrid Colado
Santiaga Molina Plaza
Carmen Pilar Sánchez Gutiérrez
Agentes medioambientales del PNTD:
Crescencio Banegas Ruiz
Claudio Ruiz Castillo
Juan Cirilo Felipe Felipe
Mariano Pérez Muñoz
Joaquín Gil González del Campo
Bautista García Consuegra
ÍNDICE
página
Capítulo 1
EL AGUA, PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
Miguel Mejías Moreno
1.1.
1.2.
1.3.
1.4.
1.5.
1.6.
1.7.
1.8.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Encuadre geográfico y antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Climatología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Marco geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Hidrología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El Guadiana: un río singular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Marco hidrogeológico de Las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Aprovechamiento y evolución de las aguas subterráneas durante el período
1980-2013. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1.9. Las Tablas y los Ojos del Guadiana: vistas aéreas e imágenes de satélite . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
17
18
23
25
29
31
37
47
52
Capítulo 2
LOS PRIMEROS POBLADOS PREHISTÓRICOS EN EL ENTORNO DE DAIMIEL.
LAS MOTILLAS DE LA MANCHA
Luis Benítez de Lugo Enrich y Miguel Mejías Moreno
2.1. Introducción y antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2.2. Las Motillas de Daimiel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
2.2.1. Marco hidrogeológico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
2.2.2. Motillas en las que se han realizado intervenciones arqueológicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
2.2.3. Otras motillas próximas al grupo de Daimiel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
2.2.4. Motillas alejadas del entorno de Daimiel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
2.3. Consideraciones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Capítulo 3
USOS HIDRÁULICOS URBANOS EN EL ALTO GUADIANA EN LA EDAD MEDIA:
CALATRAVA LA VIEJA
Miguel Ángel Hervás Herrera y Manuel Retuerce Velasco
3.1.
3.2.
3.3.
3.4.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Calatrava la Vieja en la historia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Calatrava la Vieja y el Alto Guadiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Poder, abastecimiento y defensa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.4.1. Las corachas y la dársena fluvial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.4.1.1 La coracha de la medina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.4.1.2. Las corachas del alcázar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.4.1.3. La dársena fluvial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.4.2. El sistema defensivo hidráulico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.4.3. El aljibe del interior del alcázar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.4.4. La sala de audiencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.5. Usos domésticos: letrinas, albercas, pozos y conducciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.6. Usos industriales: los molinos hidráulicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
107
107
116
120
120
122
122
125
125
129
133
133
142
11
ÍNDICE
página
Capítulo 4
EL APROVECHAMIENTO HIDRÁULICO DEL GUADIANA: LOS MOLINOS DE RIBERA.
SIGLOS XV-XIX
Francisco Javier Moreno Díaz del Campo
4.1.
4.2.
4.3.
4.4.
4.5.
4.6.
4.7.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El Guadiana y sus molinos, ejes articuladores de la comarca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los molinos y su disposición a lo largo del río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los molinos y sus dueños . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El agua del Guadiana: fuerza motriz, que no fuente para riego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Un sistema en permanente evolución: molienda y técnica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Unas infraestructuras rentables y duraderas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
149
150
155
164
168
172
179
Capítulo 5
LOS PROYECTOS DE DESECACIÓN EN LAS TABLAS DE DAIMIEL
Alberto Celis Pozuelo
5.1.
5.2.
5.3.
5.4.
Una idea que surge en el siglo XVIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La venta del humedal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los primeros colonizadores de Las Tablas: los cazadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los proyectos de desecación en el siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
187
190
192
201
Capítulo 6
LAS TABLAS DE DAIMIEL Y LOS OJOS DEL GUADIANA. PASADO Y PRESENTE EN
IMÁGENES
Lourdes Albacete Carreño y Alejandro del Moral Fernández del Rincón
6.1.
6.2.
6.3.
6.4.
La fotografía como forma de conocimiento de un paisaje y de sus gentes . . . . . . . . . . . . . . . .
Un entorno único para visitantes de excepción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Oficios y gentes en relación con los humedales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La metamorfosis del paisaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
213
217
220
225
Capítulo 7
EL PARQUE NACIONAL DE LAS TABLAS DE DAIMIEL
Manuel Carrasco Redondo
7.1.
7.2.
7.3.
7.4.
7.5.
7.6.
7.7.
7.8.
12
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Repaso histórico. La conservación del paraje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La Reserva Nacional de Caza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La declaración de Parque Nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Las Tablas de Daimiel y el agua subterránea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El Plan de Regeneración Hídrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El Plan de Humedales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
247
247
253
256
259
268
272
276
ÍNDICE
página
7.9.
La Comisión de Expertos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7.10. El Plan Especial del Alto Guadiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7.11. Programa de adquisición de derechos de agua del Organismo Autónomo Parques
Nacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7.12. Otras figuras de protección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7.13. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
276
278
280
281
282
Capítulo 8
LOS POBLADORES DEL RÍO
Alejandro del Moral Fernández del Rincón
8.1.
8.2.
8.3.
8.4.
Una breve introducción histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los habitantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La arquitectura del río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La distribución de los asentamientos de ribera: un pueblo lineal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
287
288
290
296
Capítulo 9
PAISAJE CULTURAL DEL HUMEDAL MANCHEGO: EL HOMBRE Y EL AGUA
Lourdes Albacete Carreño
9.1.
9.2.
9.3.
9.4.
9.5.
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El agua a través de los sentidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Oficios y tradiciones culturales asociados al agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La desecación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Consideraciones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
303
308
316
345
345
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347
PERFIL PROFESIONAL DE LOS AUTORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355
13
CAPÍTULO
1
EL AGUA, PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
Miguel Mejías Moreno
15
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1.1. INTRODUCCIÓN
El agua, fuente de vida y sustento para los seres
vivos. Vía de comunicación y frontera entre los
pueblos. Protagonista de ritos paganos y religiosos a
través de los siglos.
Las aguas, modeladoras de la superficie de la tierra
milenio tras milenio, modificando sus caminos en un
constante fluir y dejando su impronta a través de
singulares y caprichosas formas en los materiales
geológicos.
El agua, espectadora en el tiempo del nacimiento y
ocaso de civilizaciones que han marcado la historia
del hombre. De seres humanos que vivieron,
sintieron, lucharon, amaron y murieron a orillas de
grandes ríos, lagos o mares, envueltos en un último
sudario incoloro testigo de su suerte o infortunio en
su devenir por el mundo.
1
Daimiel (figura 1.1) y los Ojos del Guadiana (figura
1.2). Un resumen de la historia reciente del
aprovechamiento de las aguas subterráneas y sus
consecuencias, y la hipótesis de funcionamiento
hidrológico del río Guadiana más aceptada por la
comunidad científica. Finalmente, el lector podrá
también sobrevolar en imágenes la zona objeto de
esta publicación, tanto mediante fotografía aérea
como de satélite, de manera que pueda admirar en
toda su grandeza la belleza y la singularidad de estos
parajes.
Este apartado habrá cumplido su objetivo principal si
sirve para conocer, poner en valor, respetar y amar
este enclave tan singular de la Mancha y si el lector
siente la necesidad de transmitir a su entorno y a las
generaciones venideras la importancia y la
oportunidad de mantener vivas estas aguas y su
geodiversidad.
Figura 1.1.- Las Tablas de
Daimiel en un momento de
máxima inundación, abril de
2013 (M. Mejías).
Las aguas, presentes en los valles y en las cumbres de
las montañas, en la superficie y en el subsuelo, con
ese halo de misterio que durante siglos envolvió su
discurrir subterráneo, escondida a la curiosidad
humana y generadora de mitos y leyendas, de
propiedades mágicas y curativas en su alumbrar en
la superficie en forma de surgencias y manantiales.
Esa agua que aparece y desaparece, que surge y se
esconde, que nace y que muere regalando vida y
susurros a su paso.
Y es en un lugar de La Mancha, parafraseando el
inicio de la célebre obra de Miguel de Cervantes,
donde el agua tímida se esconde en el subsuelo y
resurge en los Ojos del Guadiana, según la creencia
popular. Dando lugar a uno de los enclaves más
singulares del mundo en la relación ente las aguas
superficiales y las subterráneas. Donde el paisaje
llano y seco aparece interrumpido, como en un
oasis, por los característicos encharcamientos de los
Ojos y los extensos tablazos formados en las llanuras
de inundación de los ríos Guadiana y Gigüela.
En este capítulo, el lector encontrará una descripción
de las características geológicas e hidrológicas del
área geográfica en que se ubican Las Tablas de
17
LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
Figura 1.2.- Ojos del Guadiana,
en el entorno del molino de
Zuacorta, abril de 2013 (L.A.
Carreño).
1.2. ENCUADRE GEOGRÁFICO Y
ANTECEDENTES
Las Tablas de Daimiel y los Ojos del Guadiana se
sitúan en la cuenca alta de dicho río. Administrativamente, en los municipios de Daimiel y Villarrubia de
los Ojos (figura 1.3), provincia de Ciudad Real, comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.
Los Ojos del Guadiana corresponden al topónimo
local que describe las surgencias de agua
subterránea que dan lugar al nacimiento del río. Un
conjunto de manantiales en los que se produce la
descarga del sistema acuífero 23, actualmente
dividido en tres masas de agua subterránea: Mancha
Occidental I, Mancha Occidental II y Rus-Valdelobos.
Las surgencias se producen en una zona longitudinal
de unos 20 km, por la que discurre el cauce del río
Guadiana, desde su nacimiento, en el ojo más
oriental, hasta su confluencia con el río Gigüela.
18
Las Tablas de Daimiel (figura 1.4) constituyen un
humedal ribereño, dependiente de dos tipos de
aportes hídricos: los superficiales, procedentes de los
ríos Azuer y especialmente del Gigüela, muy
irregulares y ligados a la situación climatológica; y
los subterráneos, provenientes del río Guadiana, que
a su vez se formaba a partir de las mencionadas
surgencias de agua que se producían en la zona de
los Ojos.
La presencia de estas extensiones de agua,
relativamente grandes, en la llanura Manchega
siempre ha suscitado la atención y el
aprovechamiento económico y social de las
diferentes culturas y asentamientos humanos que
han poblado la zona. Así, el curso alto del río
Guadiana y los tablazos han servido como
abastecimiento de agua, zonas de caza, pesca y
agricultura al menos desde la Edad del Bronce, como
se describirá en los siguientes capítulos.
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1
Figura 1.3.- Encuadre
geográfico de Las Tablas de
Daimiel y los Ojos del Guadiana
(elaboración propia).
Pero su mantenimiento y protección ambiental no
siempre ha estados sujeto a la puesta en valor e
interés que la sociedad presta a los humedales
durante las últimas décadas. De manera que Las
Tablas de Daimiel han sufrido diversos intentos de
desecación que han modificado notablemente sus
características hidrológicas y medioambientales.
Así, la ley de 17 de Julio de 1956 sobre “Saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos
que se extienden inmediatos a los márgenes de los
ríos Guadiana, Gigüela, Záncara y afluentes de
estos dos últimos en las provincias de Ciudad Real,
Toledo y Cuenca” promovió la apertura de canales
de drenaje y la modificación de los cauces fluviales
del Guadiana y Gigüela, con el objetivo de aumentar la superficie de cultivo y erradicar enfermedades ligadas a las denominadas entonces zonas
pantanosas.
Posteriormente, la ley 37/1966, de 31 de mayo, creó
la “Reserva Nacional de Caza de Las Tablas de
Daimiel” desarrollada por decreto 262/1967, de 9
de febrero, que no solo no detuvo su desecación
sino que promovió un uso poco sostenible desde el
punto de vista de la biodiversidad (figura 1.5).
A partir de los estudios llevados a cabo a principios
de los años 70 por el entonces Instituto para la
Conservación de la Naturaleza (ICONA), se propuso
la creación de un parque nacional en Las Tablas de
Daimiel, que detuviese definitivamente los intentos
de desecación y le dotase de una normativa de
protección ambiental adecuada. El Real Decreto
1874/1973, de 28 de junio, convierte Las Tablas de
Daimiel en parque nacional, con una extensión de
1.928 ha (1.582 ha en el término municipal de
Daimiel y 346 ha en el de Villarrubia de los Ojos) y
una zona de protección perimetral de 5.410 ha.
Posteriormente, la Ley 25/1980, de 3 de mayo, sobre
reclasificación del Parque Nacional de Las Tablas de
Daimiel (PNTD), establece un régimen jurídico
especial para el Parque. Así, recientemente se han
cumplido 40 años desde su promulgación, sin que
19
LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
20
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1
Figura 1.4.- Pasarelas para
facilitar la visita turística a Las
Tablas de Daimiel
(L.A. Carreño).
21
LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
Figura 1.5.- Ejemplar de silbón
europeo (Anas penelope) en
Las Tablas de Daimiel
(L.A. Carreño).
eso haya evitado por completo su deterioro, ligado
sobre todo a la sobreexplotación de las aguas
subterráneas del Sistema Acuífero 23.
El 30 de noviembre de 1980 el PNTD se incluye
como Reserva de la Biosfera en La Mancha Húmeda,
con una superficie máxima de 250 km2. El 4 de
mayo de 1982 es reconocido como humedal de importancia internacional por el Convenio Ramsar y en
1988 se declara como ZEPA (Zona de Especial Protección de las Aves). Para remediar, en la medida de
lo posible, las afecciones que ha sufrido el humedal
a lo largo de los años, en 1985 se inicia la construcción de la presa de Puente Navarro (figura 1.6).
Para paliar las situaciones extremas de déficit hídrico
se puso en marcha la derivación de aguas a través
22
del Acueducto Tajo-Segura, que ha permitido la
supervivencia, en gran parte artificial, del humedal
hasta el momento actual, conservando, también con
diversos matices, su biodiversidad. Así, la Ley
13/1987, de 17 de julio, autorizó al Ministerio de
Obras Públicas la “Derivación de volúmenes de agua
de la cuenca alta del Tajo, a través de Acueducto
Tajo-Segura y con carácter experimental, con destino
al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel”. Se
preveía trasvasar un total de 60 Mm3 en un periodo
de tres años, con la condición de que en un año no
se podría rebasar los 30 Mm3. Comenzó en 1988,
con derivaciones de carácter experimental, y se han
ido repitiendo en los años con insuficiencia de agua.
El último trasvase, hasta la fecha de elaboración de
esta publicación, se llevó a cabo del 4 al 30 de enero
de 2010.
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1.3. CLIMATOLOGÍA
El área donde se ubican Las Tablas y los Ojos del
Guadiana tiene un clima mediterráneo de carácter
continental extremo, con una estación marcadamente seca por su lejanía al mar y el relativo
aislamiento que producen las cadenas montañosas
que la circunda. Se sitúa entre las isoyetas de 390 y
420 mm anuales para año climatológico medio
(Mejías et al., 2012a).
Estación
Tablas de
Daimiel
La temperatura se caracteriza por marcadas oscilaciones, con una amplitud entre la máxima y la
mínima anual que puede llegar a los 50 ºC. Un comportamiento similar ocurre con las precipitaciones,
con fuertes variaciones entre años secos y húmedos,
pudiendo triplicar el valor de estos con respecto al
de aquellos.
439811
Figura 1.6.- Vista general de la
presa de Puente Navarro
(M. Mejías).
Los datos de precipitación y temperatura recogidos
a continuación son referidos a la estación meteorológica más próxima a la zona de estudio, tabla 1.1.
Identificación Coordenada X Coordenada Y
4112 U
1
4332185
Altitud
(m s.n.m.)
Período de registro
619
febrero 1982septiembre 2013
Tabla 1.1.- Datos de ubicación (coordenadas UTM, huso 30, ED50) y periodo de registro de la estación termopluviométrica Tablas de
Daimiel
23
LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
PRECIPITACIÓN
Media (1982/832012/13) mm
Máxima anual
mm
Mínima anual
mm
Máxima mensual
mm
Mínima mensual
mm
403,3
648,5 (2006/7)
208,8 (1994/95)
217 (12/1996)
0 (varios meses)
Tabla 1.2a.- Valor medio de la serie, máximo y mínimo anual y mensual de precipitación, en mm, registrados en la estación meteorológica
de Las Tablas de Daimiel (1982/83-2012/13) (Datos AEMET y PNTD, elaboración propia).
TEMPERATURA
Máxima media Mínima media Máxima media Mínima media
Mínima
Máxima
anual
anual
mensual
mensual
absoluta diaria absoluta diaria
15,1º C (1995)
12,0º C (1984)
33º C (7/1990)
-5º C (2/1983)
42º C (24/7/1995) -12º C (15/1/1985)
Tabla 1.2b.- Valores máximo y mínimo medios anuales, mensuales y diarios absolutos, en ºC, registrados en la estación meteorológica de
Las Tablas de Daimiel (1982/83-2012/13) (Modificado de Santisteban y Mediavilla, 2013).
En el ámbito de las 3 MASb mencionadas al inicio
de este capítulo existen 32 estaciones termopluviométricas que aportan información relativa, entre
otras, a las precipitaciones y temperaturas, pero para
el objetivo de esta publicación se considera suficiente una descripción a partir de los datos de la
estación señalada. No obstante, el lector interesado
en profundizar en esta cuestión puede consultar
otros estudios, entre los que cabe mencionar: Santisteban y Mediavilla, 2013, Mejías et al., 2012a.
La estación meteorológica de Las Tablas de Daimiel
inicia su registro continuo en febrero de 1982. Por
tanto, para la presente publicación, el registro
actualizado incluye el período comprendido entre los
años hidrológicos 1982/83 y 2012/13, es decir un
lapso de 31 años. En la tabla 1.2 se presentan
algunos valores significativos de la estación 4112 U.
En la tabla 1.3 se relaciona la serie histórica de
precipitación anual, para año hidrológico. Como se
puede observar, la precipitación, factor clave, junto
con las extracciones de agua subterránea en la
evolución hidrológica de la zona, resulta muy
Tabla 1.3.- Precipitación anual en la estación meteorológica Las
Tablas de Daimiel, 4112 U, para el período comprendido entre
los años hidrológicos 1982/83 y 2012/13 (Datos AEMET y
PNTD, elaboración propia).
24
ESTACIÓN LAS TABLAS DE DAIMIEL
AÑO HIDROLÓGICO
PRECIPITACIÓN (mm)
1982-1983
1983-1984
1984-1985
1985-1986
1986-1987
1987-1988
1988-1989
1989-1990
1990-1991
1991-1992
1992-1993
1993-1994
1994-1995
1995-1996
1996-1997
1997-1998
1998-1999
1999-2000
2000-2001
2001-2002
2002-2003
2003-2004
2004-2005
2005-2006
2006-2007
2007-2008
2008-2009
2009-2010
2010-2011
2011-2012
2012-2013
247,2
413,1
383,8
410,0
428,0
432,2
270,8
407,0
295,7
481,6
387,4
237,8
208,8
546,7
592,5
446,9
215,3
423,3
444,2
376,0
352,1
533,5
232,0
316,1
648,5
448,9
339,1
620,0
509,9
291,1
562,6
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
variable tanto en su distribución anual como en la
concurrencia de secuencias climáticas secas o
húmedas.
Si bien la serie histórica no es muy larga, cabe
resaltar la presencia de dos cortos períodos
húmedos, 1995/98 y 2009/13, que han tenido una
influencia muy importante en la evolución
hidrológica. El primer período 1995/98 supuso una
recuperación notable del nivel freático y del volumen
de agua almacenada, pero no una recuperación del
funcionamiento del sistema hidrológico. El segundo
período húmedo, 2009/13, ha tenido como
consecuencia también un ascenso del nivel de las
aguas subterráneas, pero lo más reseñable es que
durante algunos meses (desde marzo de 2013 hasta
el momento de elaborar este capítulo, octubre de
2013) ha supuesto la recuperación parcial de los
Ojos del Guadiana y que el río volviese a correr, en
algunos tramos, 30 años después de hacerlo por
última vez.
Como dato de referencia señalar que durante el
periodo húmedo 1995/98 la máxima superficie de
inundación del PNTD se produjo el 3 de febrero de
1
1997, con un área encharcada en el Parque de 1840
ha y 616 ha más en la zona de protección. Durante
el periodo húmedo 2009/13 la máxima superficie de
inundación se alcanzó el 1 de abril de 2013, con
1735 ha en la zona de Parque y 285 ha en la zona
de protección.
1.4. MARCO GEOLÓGICO
La cuenca alta del río Guadiana (CAG) comprende
varias unidades morfoestructurales. En su parte
central, donde se ubican Las Tablas de Daimiel y los
Ojos del Guadiana, se sitúa el Corredor Terciario de
La Llanura Manchega, una planicie de
aproximadamente 240 km x 50 km, de dirección EO, entre las cuencas de los ríos Guadiana y Júcar,
formada por un relleno detrítico y carbonatado
continental, Mioceno-Plioceno, de más de 200 m de
espesor en algunos sectores. Esta planicie limita al
norte con la Sierra de Altomira y la Depresión
Intermedia, El Campo de Montiel al sur, los Montes
de Toledo y el Campo de Calatrava al oeste y la
Mancha Oriental al este (figura 1.7).
Figura 1.7.- Mapa geológico
esquemático de la Llanura
Manchega (elaboración propia).
25
LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
26
EL AGUA PROTAGONISTA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS
1
27
LAS TABLAS Y LOS OJOS DEL GUADIANA: AGUA, PAISAJE Y GENTE
El basamento en el sector occidental, desde Ciudad
Real hasta aproximadamente una vertical norte-sur
que pasa por la confluencia de los ríos Záncara y
Gigüela, es paleozoico, constituido principalmente
por areniscas, pizarras, calizas y cuarcitas que afloran
en los Montes de Toledo; mientras que hacia el este,
hasta el río Júcar y los Llanos de Albacete, está
constituido por materiales mesozoicos.
El Triásico aflora, en pequeñas extensiones, en la
Sierra de Altomira y el Campo de Montiel y está
formado por areniscas y arcillas (facies
Buntsandstein) que a techo pasan a dolomías y
margas (facies Muschelkalk) y finalmente a arcillas y
yesos (facies Keuper), su espesor máximo es de unos
180 m y se acuña, hasta desaparecer, unos
kilómetros al este de Daimiel.
El Jurásico y el Cretácico están formados en su
mayoría por rocas carbonatadas, y afloran en Sierra
de Altomira y en Campo de Montiel. El Paleógeno
adquiere un buen desarrollo en la Depresión
Intermedia y en la Sierra de Altomira y el Mioceno
está constituido por conglomerados, areniscas y
Figura 1.8.- Colapso del terreno en
el paraje de El Sordico, enero de
2012 (M. Mejías).
28
arcillas. Finalmente, el Plioceno por sedimentos
siliciclásticos y carbonatados, de origen lacustre y
palustre, con espesor inferior a 50 m.
La formación de la Llanura Manchega está
controlada por varias fases tectónicas distensivas,
que se inician al final del Mioceno y finalizan en el
límite Plioceno Inferior-Plioceno Superior. Su relleno
se inicia en el Mioceno Superior y, sobre todo, en el
Plioceno. Durante el Pleistoceno se encaja la red
fluvial, con una muy escasa presencia de terrazas
fluviales en la Llanura Manchega.
En el Plioceno se construye una superficie de
erosión, con procesos de Karstificación asociados, de
notable importancia desde el punto de vista
hidrogeológico, y otra posterior que frecuentemente
aparece fosilizada por costras calcáreas.
En el entorno de Las Tablas de Daimiel y los Ojos del
Guadiana se puede distinguir una zona septentrional, al norte del cauce del río y los tablazos,
constituida por materiales predominantemente siliciclásticos, y una zona meridional en que
predominan las rocas carbonatadas. Es en esta
última donde la morfología kárstica da lugar al
relieve característico de la zona, con depresiones
redondeadas de diámetro variable en cuyo fondo,
en condiciones hidrológicas no modificadas, resultaba frecuente la aparición de surgencias de agua
subterránea. De manera que la karstificación es, en
gran medida, la modeladora del medio geológico y
da lugar a la aparición de colapsos y hundimientos
del terreno que han sido habituales en el pasado y
que, en los últimos años, coincidiendo con los períodos de mayor precipitación de las últimas
secuencias climatológicas húmedas, se han puesto
de actualidad por su súbita aparición y su considerable tamaño, considerados como un riesgo para las
personas y los bienes (figuras 1.8 y 1.9).
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