Condiciones que ha de reunir un procedi- miento operatorio

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Sesión científica del día 18 de diciembre de 1933
PRESIDENCIA DEL DR. PI
SUÑER
Condiciones que ha de reunir un procedimiento operatorio para ser admitido en la
práctica oftalmológica corriente.
por el Dr. MENACHO
Si preguntáramos a cualquier cirujano acerca de las condiciones que
debe reunir un prwxdimiento operatorio, sus opiniones, sin ser iguales,
no discreparían fundamentalmente, aunque adolecerían de & idiosincrasia
quirúrgica del que la pronunciase, pero en términos generales el cirujano
experto y prudenfe, se expresada en estos, o parecidos términos : sEl cirujano debe conocer y saber utilizar la topografía de Jaregi6u a operar ; el
diagnóstico del proceso patológico, con todas sus características, y ser lo
bastante atrevido (y lo suficientemente prudente) para hacer lo que deba,
sin exponer al paciente a los azares de una intervención u1terior.11 E n
estas breves palabras quedan esbozadas las condiciones que debe reunir el
cirujano para cumplir concienzudamente sus deberes ; pero con esto tan
solo no bastaría para guía de todos, pues nada más exacto que aquella
sentencia horaciana : sQuidquid recil>itur, ad modo recipiente, reci@ituri),
lo que en buena prosa equivale a decir, que cada cual juzga de las cosas
según el modo como las enfoca o las interpreta.
Analicemos cada una de las circunstancias mencionadas para circunscribir su alcance, y empecemos por la necesidad de conocer la topografía
de la región a operar, topografía que ha de ser muy detaiiada porque los
más pequeños detalles pueden tener una importancia extraordinaria en
una región, que, como iel globo del ojo, no tiene detalles insignificantes:
forma,, dimensiones, estructura, resistencia, etc. S hubi6ramos de elegir los ejemplos más importantes por sus detalles y por su frecuencia, y
sobre todo por ir comprendidas en ellos las características mhs admirables
del globo ocular (que con el cerebro y las glándulas de secreción interna
integran los d e t a k más sorprendentes de estructura del organismo), nos
detendríamos a considerar la catarata y el glaucoma, y aGn quizás bastase
con la primera para el objeto que nos proponemos, a juzgar por lo que
hacen trabajar las prensas los tan reiterados temas, que no obtante siguen
absorbiendo el interés del niundo científico, prueba evidente de la importancia qus tienen, que guarda relación con el interés que despiertan,
en el que intervienen ; la frecumcia cun que se observan en la cgnica.; la
importancia del perjuicio que causa a los pacientes ; la evidencia del resulfado de la intervención empleada y,~por lo tanto, la necesidad de awgurar 4, éxito; la conveniencia de adoptar un procedimiento operatorio de
relativa facilidad eu su ejecución; la necesidad de que su dominio no
exponga a un crecido número de di6cultades; y otras varias, cuya suma
explica el alto interés del asunto. Cierto es que este tema, por su naturaleza, tiene una iiiiportancia científica y social de primer orden al mismo
tiempo, pues hay que tener en cuenta que la catarata, el glaucoma y el
desprendimiento de la retina, etc. en la especialidad que cultivamos, por
su frecuencia, y por exigir procedimientos quirúrgicos delicados, constituyen, desde hace muchos lustros, los temas más socomdffi de la bibiiografía oftaImol6gica.
No pretendo tratar esta cuestión directa e objetivamente, ,lo cual
no empece para que el oyente (o lector) suplan con su experiencia, fruto
de su práctica y de su buena información, aquellas afirmaciones que me
propongo evitar, para que,, sin uienciouar hechos concretos, deje combatir
lo que sea merecedor de serlo.
Y ahora .voy a intercalar unas consideraciones que no estarán demás,
dado e! auge que van adquiriendo la mecánica hasta eu el criterio d e lw
hombres que se creen al abrigo de toda idea preconcebida...
Supongámonos, pues, en el trance de elegir un procedimiento operatorio, y consideremos varios weradores ; uuo habituado a una gran práctica hospitalaria moderna ; otro, que, después de un excelente aprendizaje,
se dedica a la práctica privada, en grande escala; y un tercero, que, sin
haber dispuesto de tan excelentes recursos, se ve obligado a recoger el
fruto de la experiencia de los demás en las publicaciones científicas. Ya
a griori podremos colegir el abismo que debe =parar el criterio a que se
acoja cada uno de estos cirujanos, criterio en el que intervendrán, indiscutiblemente, las ideas dominantes en la mecánica industrial sobre estandarización, que tan grande influencia ejercen para poder luchar con los
escoilos que las condiciones actuales han impuesto a la mano de obra,
singularmente en aquellos casos en que se exige de esta una gran precisión
en el producto del trabajo.
Pero la estandarizacidn (valga la frase), o la normalización, o más
exactamente, la unificación del procedimiento operatorio, no es posible,
no en el sentido de reducir a uno solo los procedimientos de extracci6n de
la catarata o los de reducir la hipertensión ocular, pues esto, en el moinento actual (que podemos llamar, de avalancha de fa estandadzacidn), no
se le ha ocurrido a nadie, pero como puede ser que no estd ntuy lejos de
ocurrsele, no estará de más que combatamos esta tendencia, convencidos
como estamos de su deplorable influencia sobre los fueros del criterio cientlfico en la elección de los procedimientos operatorios, que, seg0n la lógica,,
ha de someterse a un criterio científico, que la práctica, inteligentemente
orientada, debe determinar. Y como tampoco es conveniente, ni lógico, que
se prescinda de emplear (en aquellos casos en que es de utilidad un procedimiento) aquellas nonnas qiie la experiencia va sancionando como buenas, veamos hasta qué plinto podemos hallarnos dispuestos a seguir el
crikrio de la unificación a ultranza.,. Pero para esto, precisa q u e hagaiuos
algunas afirmaciones, y que las sometamos a iin juicio consciente y ponderado.
Empeceinos por afirmar que ciianto más se practica una maniobra,
se domina, y por lo tanto más se conocen siis dificiiltades y más partido se
piiede sacar de su empleo, pero también es cierto que, llevada esta afirmación hasta el extremo, nos podría conducir hasta el absltrdo de suponer
la situación privilteGadn de un cirujano que se dedicase excliisivamente a
practicar una sola operaci&ii, con una sola técnica, y esto, que no obstante,
podemos conceder que en la práctica de una determinada técnica podria
alcanzar u n domi~iiomecifnico miis perfecto que los dembs. pero también
es cierto qiie este método ílificiiltaría la independencia de .rzi criterio cientieco, y para nosotros el cirujano modelo es el que domina la técnica de
su especialidad y tiene iin criterio clínico perfecto, para aplicar en cada
caso el procedimiento niás adecuado para procurar a cada paciente el
mayor bien con el menor peligro. Esto viene a resultar como si quisiérafecto mecánico, y el otro. que también lo fiiese, pero poseyera sentimienmos comparar las obras de dos artífices de los cuales tino fuera un pertos artísticos qlie le llevaran a dar a sus obras iin matiz inspirado en el
c~iltoa la forma, que orienta a los que creen que el espíriht tiende a la
belleza corno manantial sublime de sil inspiración y como el modelo más
perfecto de la realizaci6n de sil ideal. Continuemos en este orden de consideraciones v veamos las condiciones qiie ha de reunir un procedimiento
operatorio para ser preferido en la pr6ctica .
Desde liiego qiie, dado e1 aiioe que han adqtiirido e1 maqiiinismo v
la electricidad, el acoplamiento de ambos medios es casi imprescindible ;
no obstante. el emnleo de la cauteriraci6n térmica en los desgarros del
desprendimiento retiniano (pongo por ejemplo), parece contar los más
decididos partidarios entre los que prefieren la catiterizaci6n por el termocauterio, dada su mavor resistencia al enfriamiento. qtie es propio de los
aparatos de ipni-piintiira (sin que ni los linos ni los otros ponxan con segirridad a cirbierto de tal inconveniente tan propio, especialmente, de los
aparatos eléctricos). El mismo empleo de la igni-piintrira recientemente
propiiesto, para la extraccihn de la catarata, es iina priteba mmás de lo qiie
no se ceja en el ems~leode simnlificaci6n y seguridad de esta operaci611,
en la qiie qtieda algo qiie desear v esperar en este sentido. Cierto es qiie
se ha llegado a un alto erado de perfecci6n en esta clase de constmctiones, pero es m v o r aCtn el deseo con que lo espera nitien havii snfrido iin
fracaso en el momento mas comprometiao de su empleo, pites conserva
iin perenne sentiinieiito de desconfianza, qne dificiilta su adopción.
Naturalmente. que todo procedimiento operatorio complicado, en los
comienzos de s ~ iestudio y abn más de su empleo, requiere una serie a e
esperiiiientacióii para negar a adquirir los conocimieutos precisos para
coiitribiiir a su perfeccionamiento y para cooperar a su adopción definitiva, cii beiieficjo de la humanidad, y eii tal caso el bien com6n expica
los esfuerzos eiiipleados para alcanzarlo, pero no siempre la conquista de
tina posicióii coiilpensa los esfuerzos que requiere ... Naturaliilente que
una dificultad de esta naturaleza sólo ha de servir de acicate para vencerla, pero iiiterin se logra, hay que poner en su pasivo los fracasos que
lr:i ocasion:iiido ... Afortunadamerite, el einpleo de los aquinésicos y de
los aiiest6sicos es lo bastante seguro para que podainos confiar en su eficacia, y 4sto perinite el empleo de técnicas delicadas, pero aun con su
aiixilio no quedan anulados 'tales inconvenientes, y no conviene prescindir de ellos hacer el ai~álisisde todo procedimiento quirúrgico
Adeiiiiis del estudio de los tiempos del proceder operatorio, precisa
tener en cuenta la facilidad y la regularidad del proceso de cicatrización
que, iiierced a la asepsia y a la elección de excelente material quirúrgico,
va recluciiendo eii notable proporcióii sus peligros.
Precisa tener en clieuta que influyeii, no sólo eii el resultado ininediato, sillo también eii el definitivo de la intervención, para evitar los
peligros (o por lo ilienos los desagrados) de ulteriores intervenciones, la
foniia <le quedar dispuestos los tejidos. Pero este es un asunto que requiere
por ,parte del cirujano, que se capacite bien de las circunstancias que concurren eii cada caso para proceder concienzuda y científicamente.
Y llegarnos al ténilino de nuestros propósitos, sin haber traspasado
los límites que nos propusiriios, y si bien es cierto que el tema se prestaría
a afiriliacioiies más categóricas, iio era este mi propósito, antes bien, opino
que en cuanto a los procedimientos operatorios (coino en todos los avances
de la actividad humana), no se ha de obstaciilizar por sistema, sino llamar
b atención de los que puedan aceptarlos y utilizarlos para que los sometan
a un estudio reflexivo y sereno.
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