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Transcripción Entrevista
¿Cuáles son las principales consecuencias políticas de un efectivo
proceso descentralizador en Chile?
Responde: Alfredo Joignant, Profesor Titular, Instituto de Políticas
Públicas Expansiva UDP.
Fecha: Agosto de 2008
Las consecuencias políticas son múltiples y eventualmente a gran
escala, dependiendo de las características concretas del proceso que se pueda
impulsar. Por ejemplo, si por el proceso descentralizador estamos entendiendo
la elección directa de un eventual presidente del consejo regional o de un
intendente, además de la elección en el sufragio universal de los consejeros
regionales; eso amplía el mercado electoral e introduce además situaciones de
potencial competencia entre actores que ahora van a disponer de legitimidad
electoral, como un posible intendente electo o consejeros regionales electos.
Esa sería una competencia en relación directa, por ejemplo, con un senador de
la circunscripción o una competencia frontal con los diputados de los distritos
involucrados. Lo anterior hace que se puedan producir roces y eso va a haber
que tomarlo en consideración a la hora de implementar una reforma de ese
tipo.
Más en concreto, no tengo ninguna duda de que producirse la elección
por el sufragio universal de un eventual intendente, ese intendente podría
perfectamente emplear la nueva posición de presidente del consejo regional
electo en este caso, como un hipotético trampolín hacia una eventual
senaduría, lo que constituiría un riesgo para él o los senadores en ejercicio. Lo
mismo podría valer para los diputados y los consejeros regionales, que también
podrían fomentar aspiraciones parlamentarias del mismo modo que el
presidente del gobierno regional. Esa es una de las transformaciones, en este
caso netamente electorales, que se podrían desprender de un proceso
descentralizador definitivamente democratizado.
El segundo aspecto que cabría considerar es la descentralización
entendida como traspaso real de poderes y facultades a unidades
subnacionales, es decir, la región. Desde ese punto de vista a mí me parece
que uno de los problemas que se podrían suscitar es la pregunta de si las
regiones tendrían realmente la capacidad técnica, la materia gris instalada para
hacerse cargo de nuevas decisiones que les serían propias. Además, me hago
la pregunta de si no sería conveniente derechamente avanzar hacia impuestos
regionales que sean directamente capturados por los gobiernos regionales,
distintos de los impuestos nacionales. Efectivamente, al respecto existe un
cierto trauma en América Latina, en tanto y en cuanto la tributación provincial o
regional, por ejemplo en Argentina, dio lugar a fenómenos casi de quiebra de
unidades subnacionales enteras. A mí me parece que eso forma parte de la
mitología latinoamericana y que está bastante distante de la realidad chilena,
pero en cualquier caso es un dato a tomar en consideración para avanzar de
manera segura hacia una verdadera descentralización en este caso de
naturaleza competencial.
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