Figura 19: Componentes del estrés

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2. El estrés psicosocial
3.1. Definición de estrés y componentes del
mismo.
a) Origen de la idea del estrés.
El estrés es un concepto que viene del mundo de las ciencias físicas. Cuando
los investigadores analizaban materiales, por ejemplo, de construcción,
intentaban saber cuánta tensión eran capaces de soportar.
Utilizaban la palabra “estrés” para referirse a la presión o
fuerza externa que se aplicaba a un objeto. A partir de
comienzos del siglo XX se empezó a aplicar en campos
como la medicina y, posteriormente, en la psicología.
Un investigador de principios del siglo XX, W. B. Cannon,
describió cómo reaccionada un cuerpo ante una situación
de peligro o emergencia, preparándose para atacar a la
amenaza o para huir de ella. El cuerpo se prepara
aumentando el ritmo cardíaco, la frecuencia de las
Fig. 17. W. B.
respiraciones, la sudoración… Es evidente que estas
Cannon
reacciones no pueden mantenerse durante mucho tiempo
pues serían perjudiciales para la salud. A esa activación del cuerpo que
sucede cuando hay una amenaza lo llamamos “activación fisiológica”.
Hasta hace muy poco se entendía que el estrés era sólo la preparación del cuerpo
(o activación psicológica) para hacer frente a una situación que era amenazante (o
estresor).
Estas ideas fueron recogidas por Selye a
mediados del siglo XX. Este investigador
definió el estrés como,
“…la respuesta general del organismo
ante cualquier estímulo estresor o
situación estresante”
Selye además descubrió que esa respuesta
del organismo ante una emergencia, se divide
en tres fases:
 Fase 1 o reacción de alarma.
 Fase 2 o de resistencia.
 Fase 3 o de agotamiento.
Figura 18: Hans Selye (1907 –
1982).
Reacción de
Alarma
Figura 19: El estrés desde la perspectiva de Selye
b) Concepto de estrés.
Sin embargo, en las investigaciones posteriores se vio que el estrés era algo
más complejo que una reacción ante una situación de emergencia.
Actualmente, lo que se entiende por estrés tiene mucho más que ver con la
idea de que las personas estamos constantemente relacionándonos con el
medio, con el contexto, con lo que nos rodea. Estamos siempre recibiendo
información del exterior y reaccionando a esas informaciones. Por ejemplo,
cuando estamos con nuestros amigos, percibimos las palabras y frases que
nos dicen, las sonrisas, el ruido que hay en la calle, los coches que pasan por
la carretera, etc. Algunas veces respondemos a esa información haciendo
cosas, como respondiendo a las preguntas que nos hacen nuestros amigos, o
teniendo reacciones emocionales, por ejemplo, dándonos pena lo que nos está
contando ese amigo. El estrés, entonces, aparecería en ese marco de
relaciones y vendría definido de la siguiente forma:
“…es lo que ocurre cuando las transacciones entre una persona y el
ambiente le conducen a percibir una discrepancia entre las demandas de
la situación en la que se encuentra y los recursos biológicos,
psicológicos y/o sociales de que dispone para hacer frente a esas
demandas, de manera que se siente desbordado y con una sensación
de peligro para su bienestar”
Como podemos ver en el dibujo de abajo, el estrés está compuesto por tres
componentes:
Situación
inicial
En esta situación se
produce un
acontecimiento que es
potencialmente
perjudicial o peligroso
al que se puede llamar
“estresor”.
Interpretación de
la situación
(evaluación
cognitiva)
Para que se produzca
la situación de
activación el individuo
debe interpretar esa
situación como
amenazante
Figura 19: Componentes del estrés
Respuesta del
organismo
Es una respuesta del
organismo a la
amenaza y que suele
caracterizarse como
una respuesta de
ansiedad
Agotamiento
Resistencia
Situación de emergencia o
estresante
A la interpretación de la situación lo llamamos “evaluación cognitiva” y
podemos definirlo como,
“…el proceso mental mediante el cuál evaluamos si las exigencias de la
situación amenazan nuestro bienestar y los recursos disponibles para
responder a tales demandas”.
Que valoremos una situación como estresante depende de muchos factores
muy diversos en los que no vamos a entrar aquí.
3.2. Fuentes de estrés.
a) Fuentes personales de estrés.
Las más frecuentes son las situaciones de conflicto. Estas situaciones pueden
ser de muchos tipos. Por ejemplo, podemos tener
que elegir entre dos opciones que nos parecen
Una situación de conflicto es aquella en la que tenemos
varias respuestas posibles y tenemos que elegir una de
ellas
igualmente atrayentes, por ejemplo, cuando tenemos
que elegir entre dos ciclos formativos de grado medio
que nos gustan. En otras ocasiones tenemos que
elegir entre dos alternativas igualmente indeseables,
como hacer un examen escrito o hacer un examen oral.
Figura 20: Elegir es
siempre fuente de
estrés.
Otra de las fuentes personales de estrés es la enfermedad, pero a este
aspecto le dedicaremos un punto más adelante.
b) Fuentes familiares de estrés..
En las familias pueden aparecer dos tipos de fuentes de estrés. Por un lado,
tenemos lo que se llaman “transiciones normativas”. Estas son los periodos
habituales por los que pasa una familia en su historia y son completamente
normalizados.
Por ejemplo, el
nacimiento
de
un
hijo
o
la
independización de los hijos. Estas
situaciones provocan tensiones que los
miembros de la familia pueden
interpretar como amenazantes y
aparecer una activación que llamamos
estrés si el individuo cree que no tiene
las capacidades suficientes para hacer
frente a la nueva situación.
Por
ejemplo, cuando en una familia nace un
hijo, en algunas ocasiones los padres
Figura 21: Acontecimientos
pueden verse superados por las
normativos como fuente de estrés.
En la familia hay transiciones normativas, que son situaciones habituales, cambios
que se producen con el paso del tiempo (nacimiento de hijos, tener hijos
adoilescentes), y transiciones no normativas, que son cuando se producen cambios
en una familia que son imprevistos y que obligan a establecer cambios que no se
habían considerado (la muerte de un miembro de la familia, un cambio de país…).
demandas de atención que conlleva ser padres y sufrir un proceso de estrés
que disminuirá cuando pongan en marcha.
En otras ocasiones aparecen en las familias sucesos no previstos o no
normalizados que también generan situaciones de estrés, como es la pérdida
de un miembro de la familia, el nacimiento de un hijo con una discapacidad,
etc. Es decir, son sucesos imprevistos que hacen que se tengan que reordenar
todas las relaciones familiares.
c) Fuentes sociales.
Las principales fuentes sociales de estrés son el ámbito
laboral y el escolar. Es evidente que, si buscamos el
origen social de una reacción de estrés nos vamos a
encontrar con las relaciones con otras personas y con los
roles sociales que desempeñamos en esas relaciones.
Así, perder el empleo, por ejemplo, es una de las
principales fuentes
de estrés, así como
el acoso laboral.
Figura 23: Pérdida de empleo como
fuente de estrés.
Figura 22: Acoso
laboral.
Cuando tratamos con niños, el entorno
escolar es donde el niño puede sufrir
situaciones en las que el medio le
demanda algo a lo que cree que no puede
responder, por ejemplo, cuando tiene
dificultades en el seguimiento de las
clases o está siendo acosado por sus
compañeros.
3.3. Las respuestas al estrés.
a) Tipos de respuestas.
Evidentemente, lo primero que le ocurre a una persona que se
encuentra en una situación de estrés es que se produce una
activación general de su organismo. Eso es lo que llamamos
“activación fisiológica” y que ya hemos comentado
anteriormente.
Esta respuesta se compone de muchos
elementos, como es una subida del ritmo cardíaco, se liberan
hormonas y otras sustancias en la sangre, etc.
Figura 24:
Ante una situación de estrés también
Activación
se producen lo que llamamos
“respuestas cognitivas”. La más importante de
todas ellas es la evaluación cognitiva que hacemos
de la situación estresante, es decir, la valoración que
hacemos de si la situación en la que nos
encontramos resulta amenazante para nuestro
bienestar y de la que ya hemos hablado. Sin
embargo, encontramos otro tipo de respuestas
cognitivas involuntarias, como son la dificultad para
concentrarse o la aparición de lo que llamamos
“pensamientos intrusivos”.
En una situación de
estrés, una persona puede empezar a pensar
continuamente “yo no soy capaz de solucionar esto”.
Este pensamiento es un tipo de respuesta cognitiva
que llamamos “pensamiento intrusivo” que dificulta
que podamos efectivamente solventar el problema aunque sí tengamos las
capacidades para ello.
Figura 25:
Pensamientos
Los tipos de respuestas a las situaciones estresantes son fisiológicas, pensamientos,
emociones y conductas
Además de estas respuestas, también
aparecen reacciones emocionales.
Es el tercer tipo de respuestas. Miedo,
ansiedad, angustia, ira, excitación,
depresión o resignación son algunas de
las emociones típicas en situaciones de
estrés.
Hay que señalar que las diferentes
respuestas se relacionan e influyen
entre sí. De hecho, las reacciones
emocionales las reconocemos porque
tenemos
una
cierta
activación
fisiológica. Por ejemplo, si tenemos
Figura 26: El miedo es una posible
reacción emocional al estrés.
taquicardia, sudoración fría, temblor en las manos y un incremento en la
presión arterial, además de altos índices de adrenalina en sangre, decimos que
tenemos una reacción de pánico, acompañado de angustia. Es decir,
reconocemos las emociones por las reacciones fisiológicas que suelen
acompañarlas.
Situación
inicial
Interpretación
de la situación
RESPUESTAS
Cognitivas
Emocionales
Activación
fisológica
Conductuales
Figura 27: Proceso de aparición de las respuestas de estrés
Otro tipo de respuestas son las “comportamentales”, y son las más evidentes
porque son las cosas que hacemos y que dependen tanto del tipo de situación
estresante como de la interpretación que el individuo hace de las mismas.
b) El afrontamiento.
Podemos decir que el afrontamiento es lo que hacemos, en términos
generales, cuando estamos en una situación estresante para intentar
adaptarnos a lo que nos exige el medio (esa era la definición de estrés).
Algunos autores lo definen de la siguiente manera:
“…el afrontamiento son los esfuerzos cognitivos y conductuales
constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las
demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como
desbordantes de los recursos del individuo”.
Es decir, el afrontamiento es lo que hacemos para equilibrar la discrepancia entre las
exigencias del medio y las capacidades de respuesta a esas exigencias.
Realmente, el afrontamiento es casi lo más importante cuando hablamos del
estrés, porque sin él no podríamos responder a las situaciones estresantes y
estaríamos siempre en “peligro” o amenazados. Para afrontar una situación de
estrés ponemos en marcha nuestros propios recursos biológicos, psicológicos,
culturales y sociales.
Podemos hacer un pequeño listado con algunas de las respuestas de
afrontamiento típicas, teniendo en cuenta que muchas de las mismas pueden
ser de evitación, de aproximaión o pasivas:

Afrontamiento cognitivo: son los intentos de tratar los problemas y
estresores con cogniciones, es decir, con pensamientos. Dentro de esta
categoría encontraríamos las siguientes estrategias:
 Minimización: Decirse a uno mismo que no vale la pena
preocuparse por un problema de ese tipo o magnitud o que se
resolverá pronto.
 Distracción: Centrar la atención en los aspectos positivos de la
situación o dirigir la atención hacia otro sitio.
 Comparaciones sociales: utilizar comparaciones con otros para
darse cuenta de que las cosas podrían estar peor o que se etá
mejor que otros en algunas cosas.
 Re-estructuración: Consiste en reinterpretar la situación como no
problemática.
 Realce de la eficacia: Consiste en recordar los éxitos previos.

Afrontamiento comportamental: son los intentos por tratar los problemas
tomando decisiones sobre qué conductas hay que llevar a cabo. Dentro
de esta categoría encontraríamos las siguientes estrategias:
 Solución de problemas: consiste en la búsqueda y reunión de
información relevante para el problema, la evaluación de las
alternativas y la decisión de una de ellas.
 Acción directa: Consiste en hacer intentos por cambiar
directamente la situación problemática mediante negociaciones o
compromisos con otras personas (es evidente que en muchas
ocasiones no se puede aplicar).
 Retirada: Consiste en abandonar físicamente la situación o
contexto problemático.
 Conducta asertiva: Consiste en solucionar una situación social
conflictiva manteniendo la propia opnión frente a la de otra
persona pero sin recurrir a la violencia o la imposición, teniendo
siempre como objetivo tanto el manteimiento de la relación con
esa persona como la propia solución del problema.
 Búsqueda de apoyo social: Consiste en buscar ayuda de otras
personas.
 Conductas alternativas: Consiste en realizar coductas que son
incompatibles con a situación problemática o estresor que
sufrimos.
 Relajación.
Que pongamos en práctica unas estrategias u otras va a depender de muchos
factores:



De la gravedad que percibimos en el estresor. Cuanto mayor sea, más
variadas serán las estrateias utilizadas.
De las posibilidades de cambio que percibimos en el estresor: cuando
percibimos que un estresor es variable, es decir, que puede cambiar en
el tiempo, tendemos a aplicar la estrategia de “solución de problemas” y
“acción directa” mientras que si percibimos que el problema no va a
variar, solemos aplicar estrategias como la “reinterpretación cognitiva” y
la “minimización”.
De las posibilidades de remedio que percibimos en la situación. Si
percibimos que la situación tiene remedio, vamos a poner en práctica
estrategias activas, como la “solución de problemas” mientras que si
percibimos que no tiene solución, adoptaremos con más frecuencia la
pasividad o es escape.
3. La enfermedad y el estrés psicosocial
4.1. El estrés y la enfermedad.
El estrés se relaciona con la enfermedad de dos formas posibles, tal y como
aparece en la figura 9. Por un lado, puede ser causa de enfermedad, y por otro
lado, puede ser la consecuencia de la enfermedad. Vamos a ver cada una de
estas dos cuestiones.
fuente
ENFERMEDAD
ESTRÉS
causa
Figura 28: Relaciones estrés - enfermedad
a) El estrés como causa de enfermedad.
Cuando se produce el estado de activación habitual ante un estresor, se
produce en nuestro cuerpo una liberación de diferentes sustancias que
llamamos hormonas (en concreto, y por si tienes curiosidad, las que se liberan
cuando hay un estresor son las catecolaminas y los corticoesteroides). Esas
hormonas son liberadas al torrente sanguíneo y tienen efectos muy negativos
sobre el sistema cardiovascular, pues se concentran en las arterias reduciendo
su grosor y posibilitando, así, la aparición de anginas de pecho o infartos de
miocardio.
ESTRESOR
PROBLEMAS
VASCULARES
ACTIVACIÓN
DEL
ORGANISMO
LIBERACIÓN
DE
HORMONAS
ACUMULACIÓN EN
ARTERIAS Y VENAS
Figura 29: Proceso de aparición de problemas médicos debidos al estrés
Además, el estrés puede provocar daños en el sistema inmunológico, es decir,
e nuestra capacidad biológica para repeler ataques de elementos extraños
como ictus y bacterias. Así, el estrés influye, por ejemplo, en la aparición de
alergias e infecciones.
Otro de los efectos típicos del estrés sobre la salud es un efecto indirecto.
Muchas veces, en situaciones de estrés cambiamos nuestros
comportamientos, nuestros hábitos y rutinas. Por ejemplo, ante un divorcio,
una persona puede empezar a alimentarse peor o a onsumir alcohol o drogas
en gran cantidad.
b) La enfermedad como causa de estrés.
Teniendo en cuenta que lo que estamos estudiando aquí son las características
de unos determinados sectores de la población, en concreto, los enfermos y
convalecientes, este punto es, entonces, el que más nos debería interesar.
En la mayoría de las culturas, la salud es algo muy importante. Por tanto, su
pérdida, disminución o alteración es una situación de crisis, una situación e
impacto en la que se produce una ruptura en el comportamiento y en el modo
de vida habitual. Eso es lo que estudiamos cuando vimos el concepto de
“conducta de enfermedad”. Esta situación de crisis es una situación de
desequilibrio que, como también sabemos, podemos definir como estresor.
En general, cuando un acontecimiento externo, como puede ser una
enfermedad, rompe nuestros hábitos, nuestras rutinas, empleamos diferentes
mecanismos para solucionar los problemas.
Son las estrategias de
afrontamiento. Con ellas pretendemos reestablecer el equilibrio perdido. Si la
situación es nueva, como pasa con muchas enfermedades crónicas, las
estrategias habituales de afrontamiento que ponemos en práctica en otras
ocasiones dejan de ser útiles. Es entonces cuando aparece un incremento del
desequilibrio y, además, sentimientos desagradables como ansiedad, miedo o
culpabilidad, entre otros.
Generalmente una crisis tiene una duración limitada. Se supone que, en
general, conseguimos aplicar estrategias nuevas, aprendidas o por
combinación de otras que ya tenemos y acabamos solucionando los efectos
que sobre nosotros tiene el estresor. La solución, en cualquier caso, puede ser
positiva como, por ejemplo, pedir ayuda a otros y que efectivamente te la
proporcionen, o negativa, como es el consumo de drogas.
La enfermedad es una crisis pero ¿qué características hacen que sea un
estresor? Principalmente:



Que tiene un significado negativo, es decir, es un daño, un amenaza,
una pérdida.
Que es impredecible.
Que es incontrolable, al menos por nosotros mismos, sin la presencia de
un especialista.
Podemos ver cuáles son los aspectos estresantes de la enfermedad física
(Cohen y Lazarus, 1979)1:


La amenaza a la vida que supone y el miedo a la muerte que produce,
sobre todo en casos de enfermedad crónica degenerativa o
enfermedades terminales.
La amenaza a la integridad corporal y al bienestar, representado en los
siguientes aspectos:





Amenazas al autoconcepto y a los planes futuros, representados en los
siguientes aspectos:






Daños o incapacidad corporal.
Cambios físicos permanentes.
Dolor, incomodidad y otros síntomas negativos.
Discapacidad.
Necesidad de alterar la propia imagen.
Incertidumbre acerca del desarrollo de la enfermedad.
Peligro para las metas y valores vitales.
Pérdida de la autonomía y el control.
Amenazas al equilibrio emocional.
Amenazas al cumplimiento de los roles y actividades habituales, como
pueden ser:
 Separación de la familia, amigos y otros apoyos sociales.
 Pérdida de roles sociales importantes.
 Necesidad de depender de otros.

Necesidad de ajustarse a un nuevo entorno físico y social:
 Ajuste al marco hospitalario.
 Problemas de comprensión de la terminología y usos médicos.
 Necesidad de tomar decisiones en situaciones estresantes.
1
Citado por Rodríguez Marín, J. (1995) Psicología social de la salud. Madrid, Síntesis.
4. El afrontamiento de la enfermedad crónica
5.1. La adaptación a la enfermedad y las tareas para
ello.
Lo
que
las
personas
hacemos para
afrontar
las
enfermedades
es
intentar
adaptarnos a la
nueva situación
que
esa
enfermedad
conlleva.
Adaptarnos a la
inmovilidad,
a
ciertos efectos
sobre nuestros
Figura 30: Vivir con SIDA.
sentidos, como
puede
ser
perder oído o vista, adaptarnos a las dificultades de movimiento o a los
trastornos alimentarios que nos provoca. Todos los intentos que hagamos para
adaptarnos a la situación se llevan a cabo para intentar recuperar el equilibrio
que se ha perdido al enfermar.
Podemos definir la adaptación a la enfermedad crónica de la siguiente
manera:
“…situación de la persona en la que ha renunciado a falsas esperanzas,
ha suprimido las desesperanzas destructivas y ha reestructurado su
circunstancia para desenvolverse en ella con la mayor eficacia posible”.
Dicho de otro modo, la adaptación a la enfermedad consiste en reorganizar tu
vida para aceptar la enfermedad dentro de esa vida, no en intentar cambiar la
enfermedad para seguir haciendo lo mismo que hacía. Evidentemente,
tampoco es positivo ni lleva a la adaptación el deprimirse y quedarse en una
posición de inactividad total.
Para poder reorganizar la vida, algunos autores proponen llevar a cabo una
serie de tareas, sobre todo en casos de enfermedad crónica:
 Reconocer, aceptar y controlar los síntomas, además de prevenir las
crisis cuando sea posible. En muchas ocasiones, a las personas que
les diagnostican ciertas enfermedades, les enseñan a reconocer los
síntomas de las crisis, como en los casos de diabetes, de manera que
sepan qué hacer en ciertos momentos.
 Aceptar o no el tratamiento, es decir, tomar la decisión oportuna, para
lo que influyen muchos factores, como lña naturaleza de la
enfermedad o los efectos secundarios del mismo.
 Mantener relaciones adecuadas con el personal sanitario, entre los
que los pacientes suelen situarnos, aunque ya sabemos los TASS no
somos exactamente de esa rama. Nuestro papel profesional incluye
facilitar a los enfermos esas relaciones siendo empáticos, cariñosos,
habilidosos desde el punto de vista social, etc.
 Conservar un equilibrio emocional razonable.
 Conservar cierto sentido de control, sobre todo, un equilibrio entre la
aceptación de la ayuda de los demás y su actividad, su participación
en su propio proceso de curación o, al menos, no empeoramiento.
 Conservar las relaciones con familia y amigos.
 Prepararse para un futuro incierto, sobre todo en aquellas
enfermedades crónicas más graves o degenerativas, como puede ser
el VIH, la Esclerosis Lateral Amitrófica, etc.
5.2. Las respuestas de afrontamiento a la enfermedad.
Ya sabemos que una enfermedad, y en concreto una crónica, es una crisis. Y
ya sabemos que las crisis son estresores porque exigen a la persona que las
sufre que realice cambios en su vida para soportar los cambios, para
reorganizar su tiempo, para mantener sus relaciones sociales, y, en general,
para realizar todas las taeas que comentábamos antes.
En resumen, las personas que sufren una enfermedad deben poner en práctica
estrategias de afrontamiento, de la misma manera que hacen cuando se trata
de otros estresores. En el caso de la enfermedad podemos señalar las
siguientes estrategias de afrontamiento (muchas de ellas son las mismas que
en el caso de cualquier tipo de estresor):
a) Negación o minimización de la gravedad de la crisis.
Depende de qué es lo que neguemos podmos
hablar de conducta eficaz o no. Por ejemplo, en
el caso de una persona con una enfermedad
crónica grave que exige de ciertos cuidados para
prevenir el empeoriamiento, negar que uno está
enfermo a pesar de tener el diagnóstico claro es
contraproducente porque al actuar como si no
estuviera enfermo va a dejar de hacer las
conductas necesarias para ontrolar su estado de
salud y, probablemente empeorará. Por otro
lado, una persona en esa misma situación, que
Figura 31: La negación
se niege a ver la enfermedad como el final del camino, como algo insuperable,
segramente verá reducido su miedo a morir y eso le failitará llevar a cabo
conductas que mejoren su calidad de vida.
Al fin y al cabo, lo que se niega es la propia interpretación de los síntomas (fase
1 de la conducta de enfermedad).
b) Respuestas
de
escape/evitación.
acción
directa
de
Esta respuesta de afrontmiento la llevamos a la práctica
cuando posponemos siempre la petición de ayuda profesional
(fase 3 de la conducta de enfermedad). También se incluiría
aquí alguna respuesta que consiste en la evtación de la
situación de búsqueda de ayuda, como salir corriendo de la
consulta de un dentista, por ejemplo.
c) Búsqueda de información pertinente sobre la
enfermedad.
Figura 32:
La huida
Cuando se nos diagnostica una enfermedad, una e las
primeras cosas que queremos tener es información sobre la
misma, sobre los tratamientos, consecuencias, desarrollo en
el tiempo, etc., pues sabemos que eso puede contribuir a
reducir ansiedad y miedo.
La mejor y mayor fuente de información sobre la enfermedad
es el médico, pues es la persona formada para manejarla y
proporcionarnos aquella que resulta necesaria. Es decir, el
médico filtra la información relevante. Por ese motivo,
consultar en internet sobre la enfemedades que podemos
padecer puede ser útil, pero no debe obsesionarnos.
Figura 33:
Internet
Buscamos información para:
 Reducir la incertidumbre sobe la enfermedad.
 Volver a tener un sentimiento de control de l situación.
 Tener algo que hacer.
d) Conductas confrontativas.
Podemos entender que estas conductas son esfuerzos activos de la persona
centrados en los propios problemas. Por ejemplo, en el caso de una persona
que ha sufrido una amputación quirúrgica, aprender a ponerse la prótesis es
una conducta confrontativa.
Podemos entender que una conducta confrontativa puede ser cualquiera
relacionada con la que hemos visto anteriormente con el nombre de “solución
de problemas”.
e) Mantenimiento regular de rutinas.
Tanto como sea posible. Esto incluye una buena planificación de las acciones
que se realizan habitualmente.
f) Pedir apoyo emocional.
Cuando no epresamos emociones, se incrementa el nivel de activación
fisiológica y eso tiene claras consecuencias en el estrés, como ya sabemos.
Por ese motivo, pedir ayuda a amigos, familiares y profesionales sanitarios,
entre los que nos encontramos los TASS, es muy beneficioso para el individuo.
Como ya sabéis, tenemos que responder con habilidad a esas demandas que
nos hacen las personas con las que trabajamos. Sguramente que podemos
escuchar activamente lo que nos dicen, y proporcionarles información, o
cualquier otras habilidad social que haga que el usuario se sienta apoyado de
forma emocional.
g) Comparación social positiva.
h) Resignación o aceptación de la enfermedad.
Con esta acción puede incrementarse la adaptación a una enfermedad.
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