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Fundamentación.
Las últimas investigaciones en neurociencias confirman que la personalidad es el resultado de la negociación
entre las cualidades temperamentales del niño (sensibilidad, sociabilidad, cambios de humor,…) y las
experiencias. El niño llega al mundo genéticamente programado para comunicarse con las personas que cuidan
de él y la experiencia influye directamente en el desarrollo siendo capaz de activar determinados genes y de
modelar su estructura cerebral.
El psiquiatra Daniel Siegell mantiene que la presencia de los padres es fundamental para una correcta formación
neurológica.
Ya desde la gestación la madre comparte las emociones con el bebe, así que podemos decir que el entorno
empieza a existir desde que el feto está en el útero materno. En el nacimiento el bebé posee un repertorio de
conductas que tienen como finalidad producir respuestas en los padres: la succión, las sonrisas reflejas, el
balbuceo, la necesidad de ser acunado, el llanto,… no son más que estrategias para vincularse con sus
progenitores. Con este repertorio los bebés buscan mantener la proximidad con la figura de apego, resistirse a la
separación, protestar si se lleva a cabo (ansiedad de separación), y utilizar la figura de apego como base de
seguridad desde la que explora el mundo. De acuerdo a la teoría del apego, los bebés establecen un fuerte
vínculo emocional con sus padres, un vínculo precursor de la seguridad y de la empatía en las relaciones
personales en la edad adulta. Sabemos que un inadecuado establecimiento del vínculo en la infancia puede
conllevar a dificultades psicológicas, en algunos casos muy graves.
Cuando el niño ha sufrido la pérdida de la madre o de su familia biológica, con la que ha podido convivir en
ocasiones durante más de 5 ó 6 meses, habrá forjado algún tipo de apego, y posteriormente habrá realizado
algún tipo vinculo con los cuidadores que le han recogido en los centros de acogida (orfanatos). Así pues el niño
va a tener que afrontar una o dos tipos de perdidas, y va a tener que aprender a adaptarse a su nuevo entorno,
familia, país, lengua, alimentos, costumbres etc. Los padres adoptivos a su vez, van a tener que adaptarse a su
hijo/a, que en algunos casos está profundamente traumatizado.
El trauma emocional vivido en los primeros meses y años de vida, e incluso en las primeras semanas en el
vientre de la madre biológica,
tiene un importante impacto en el desarrollo del cerebro. Las experiencias
modulan la mente y las heridas emocionales vividas desde muy pequeños, como un pobre contacto afectivo, la
falta de respuesta a sus señales de llanto, la perdida de las figuras de apego, y en algunos casos el daño físico y
emocional grave debido a la problemática asociada de los padres biológicos, dejan en las memorias del niño
señales de un pasado tormentoso que va a condicionar su repertorio de conductas en el futuro. Niños así son
auténticos supervivientes, con una gran dificultad para sentirse seguros y relajados. Viven en un estado de alerta
constante y no tienen recursos para auto-regularse.
En ese estado resulta muy difícil vincularse de forma segura con sus padres adoptivos, y éstos necesitan
entender y conocer el porqué su hijo está actuando de esa manera. Es importante enseñar a los padres a ser
padres terapéuticos, ellos van a ser la clave del proceso. A través de ellos, el niño o la niña va a poder encontrar
un espacio de mayor seguridad y un vínculo donde regular su estado emocional que en ocasiones puede ser
caótico y sin posibilidad de equilibrarse. Las experiencias que vivan con sus padres adoptantes van a poder
trasformar su mente y serán una puerta que permita entrar a una etapa de mayor serenidad y de bienestar
mental.
Objetivos
-
Conocer y entender los problemas y déficits del niño/a adoptado.
-
Desarrollar las condiciones básicas para que los padres y madres adoptantes puedan fomentar en ellos
un apego seguro.
-
Dotar de herramientas a padres y madres para reparar traumas de apego.
Metodología
Durante la formación los contenidos se expondrán en formato grupal fomentado la participación y la colaboración
de todos los presentes. El objetivo es que sea una formación práctica, donde se adquieran habilidades en la
relación con los hijos.
El guión de cada sesión constará de una exposición oral de los principales elementos teóricos relacionados con
la materia, con su correspondiente apoyo visual, pasando a una fase de intercambio y exposición de dudas, para
finalizar con una parte práctica donde se dota a los padres de recursos que pueden poner en marcha luego en
sus casas.
Contenidos:
Jueves 27 de marzo: Terapeuta Cristina Cortes
-
Ser padres terapéuticos.
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El cerebro del niño.
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Implicaciones del apego en el desarrollo del niño/a.
Jueves 3 de abril: Terapeuta Gabriel Marín
-
Trauma y memoria.
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Ventana de tolerancia y regulación emocional.
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Tolerancia al afecto positivo y negativo.
Jueves 10 de abril: Terapeuta Cristina Cortes y Gabriel Marín
-
La relación sintónica.
-
Estrategias que ayudan a reparar el apego.
Horarios, jueves de 17.30 a 19.30.
Fecha límite de inscripción: 14 de marzo
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