LOS DERECHOS DE LA JUVENTUD, ENTRE LAS LEYES PERFECTAS Y LA REALIDAD LACERANTE Disertación del Defensor del Pueblo Rolando Villena en el encuentro con estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Gabriel René Moreno Santa Cruz, 5 de septiembre de 2014 Según el censo 2012, la población boliviana entre 15 y 24 años de edad, constituye alrededor del 20% del total nacional. En relación al censo 2001, se registra un incremento del 18%, lo que los convierte en el tercer grupo poblacional más numeroso, luego de las personas adultas, entre 25 y 65 años, y los niños y adolescentes ente 0 y 15 años. Es precisamente en el rango de los y las jóvenes, que se sitúan ustedes. Los derechos de la juventud en la normativa nacional Pese a que la importancia de las y los jóvenes es un discurso que viene escuchándose en Bolivia desde hace más de 20 años, no han sido incluidos con derechos específicos en la Constitución Política del Estado, más allá del Art. 48 que señala que “El Estado garantizará la incorporación de las jóvenes y los jóvenes en el sistema productivo, de acuerdo con su capacitación y formación” y del Art. 59 que dispone que “El Estado y la sociedad garantizarán la protección, promoción y activa participación de las jóvenes y los jóvenes en el desarrollo productivo, político, social, económico y cultural, sin discriminación alguna, de acuerdo con la ley”. Como veremos luego, ninguno de ellos se cumple efectivamente. Es importante señalar que nuestro Estado ha suscrito en octubre de 2008, el texto íntegro de la "Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes" que contiene una amplia relación de derechos universalmente reconocidos y en algunos caso muy específicos, en favor de la juventud. Y como ustedes saben, al haber sido suscrito por nuestro Estado y de acuerdo a la misma Constitución, estos derechos se convierten en parte de la legislación boliviana y que en su caso, pueden ser invocados ante las instancias jurídicas y políticas que corresponda. 1 Esta convención les reconoce una serie de derechos como: el derecho a la vida; a la integridad personal; a la protección contra los abusos sexuales; a la objeción de conciencia; a la justicia; a la identidad y personalidad propias; al honor, intimidad y a la propia imagen; a la libertad y seguridad personal; a la libertad de pensamiento, conciencia y religión; a la libertad de expresión, reunión y asociación; a formar parte o conformar una familia; a la educación; a la participación; a la educación sexual; a la cultura y al arte; a la salud; al trabajo; a la protección social; a la formación profesional; a la vivienda; a un medioambiente saludable; al ocio y esparcimiento; al deporte y al desarrollo. Como pueden ver se trata de un compendio muy amplio de derechos; aunque mayormente corresponden a los derechos universalmente definidos para todas las personas. Quiero detenerme en dos artículos de esta norma, el Art. 2 que indica que “Los Estados reconocen el derecho de todos los jóvenes a gozar y disfrutar de todos los derechos humanos, y se comprometen a respetar y garantizar a los jóvenes el pleno disfrute y ejercicio de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales” Y el Art. 3 que plantea la contribución de los jóvenes a los derechos humanos al establecer que “Los Estados Parte en la presente convención, se comprometen a formular políticas y proponer programas que alienten y mantengan de modo permanente la contribución y el compromiso de los jóvenes con una cultura de paz y el respeto a los derechos humanos y a la difusión de los valores de la tolerancia y la justicia”. Ambos artículos son especialmente importantes porque involucran a la población joven como sujeto de derechos, pero al mismo tiempo como corresponsables en la promoción y defensa de los mismos. Finamente, es necesario que señalemos a la Ley de la Juventud, promulgada el 21 de febrero de 2013 y que reconoce 34 derechos, que, además de los señalados arriba, incluye otros derechos específicos como: El respeto a su identidad individual o colectiva, cultural, social, política, religiosa y espiritual y a su orientación sexual 2 Acceso a la información veraz, fidedigna, oportuna, de buena fe y responsable, y difundir información a través de medios masivos de comunicación A asociarse y reunirse de manera libre y voluntaria, con fines lícitos, a través de organizaciones o agrupaciones, de carácter estudiantil, artístico, cultural, político, religioso, deportivo, económico, social, científico, académico, orientación sexual, identidad de género, indígena originario campesinos, afroboliviano, intercultural, situación de discapacidad, y otros. A concurrir como elector y elegible en instancias de representación y deliberación en órganos públicos y en partidos políticos, agrupaciones ciudadanas y organizaciones sociales. Ejercer el control social en la gestión pública Al apoyo y fortalecimiento a sus aptitudes, capacidades y conocimientos empíricos. A la protección de la maternidad de las jóvenes y la paternidad de los jóvenes. A una rehabilitación progresiva de las jóvenes y los jóvenes afectados por el consumo de bebidas alcohólicas o drogas. A una educación y formación integral, gratuita, humana, plurilingüe, descolonizadora, productiva, intracultural, intercultural y alternativa. Al acceso a becas en todos los niveles de su educación y formación. Al crédito accesible. Es importante señalar que la Ley de la Juventud determina como sujetos a las personas que tengan entre 16 y 29 años, sin embargo y de manera contradictoria, excluye del ejercicio de los derechos a las jóvenes y los jóvenes en conflicto con la Ley, los sistemas de protección, las responsabilidades civiles y derechos ciudadanos. Como pueden ver y pese a la omisión constitucional, la juventud está ampliamente protegida por una serie de derechos establecidos en la norma y que son de cumplimiento obligatorio. Sin embargo, estas leyes adolecen del mismo mal que la mayoría de las normas que se dictan en el Estado: son muy buenas en la teoría pero no se cumplen, ni se exigen y muchas veces ni se conocen. 3 El estado de los derechos humanos de la juventud en Bolivia Nuestros estudios sobre el tema han arrojado una constatación muy grave: los jóvenes en Bolivia se encuentran entre los grupos más vulnerables por la permanente afectación, negación y conculcación. De hecho, creemos que la situación es tan grave que pronto el Estado boliviano deberá encarar el tema como prioritario. La afectación de los derechos de la población joven en Bolivia abarca una serie de ámbitos que van desde la violencia hasta la carencia de empleos, la pobreza, la falta de acceso a la educación, la discriminación y la desigualdad. Los datos del censo 2012 nos revelan que en Bolivia la tasa de asistencia escolar es superior al 98% en niños y adolescentes hasta los 14 años, sin embargo la asistencia de jóvenes de 14 a 19 años desciende hasta el 65%. El restante 35%, que supera las 400.000 personas, abandona los estudios por trabajar o porque no encuentra una motivación o importancia para proseguirlo. Si consideramos la asistencia la Universidad o a institutos técnicos, la cifra es mucho peor. Un ejemplo de ello es que en el área rural, tan solo el 3% de los jóvenes puede cursar estudios superiores. La tasa de término de los estudios, es decir quienes egresan como bachilleres desciende al 56%, es decir casi la mitad de quienes ingresan a la primaria no pueden terminar el colegio. De acuerdo a datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Población, (UNFPA), las tasas de desempleo entre esta población son todavía muy elevadas y las oportunidades escasean. La cifra de desempleo en los jóvenes llega casi al 15% de la población económicamente activa; el 10% del total no estudia ni trabaja. En educación, la mayor parte de los jóvenes abandonan los estudios por razones laborales (20%); en tanto que las jóvenes no continúan sus estudios por razones reproductivas (29%). Para el CEDLA; “el 50% de la población desempleada en Bolivia, entre mujeres y varones, son jóvenes. Esta situación ocurre a consecuencia de la falta de oportunidades laborales en el país; pese al importante crecimiento del Producto Interno Bruto”. 4 La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), por su lado sostiene que en Bolivia cerca del 88% de los jóvenes trabaja pero tiene un salario menor a 10 bolivianos por día. El caso es más grave en las mujeres. El sector informal es el que más acoge a niños, adolescentes y jóvenes, pero las condiciones laborales son deplorables y hasta vulneran los derechos. Este informe revela que el 67% de los jóvenes no logra encontrar un trabajo digno por falta de capacitación técnica, falta de apoyo a sus emprendimientos y recursos como créditos, subvenciones o préstamos. Como consecuencia, en Bolivia el 30% de los hogares encabezados por jóvenes viven en extrema pobreza al borde de la indigencia. El porcentaje señalado es el segundo más alto en América Latina, después de Honduras. Un análisis de los resultados del censo 2012 publicado por el PIEB muestran que “Los emigrantes de 20 a 24 años han salido masivamente del país; principalmente rumbo a Argentina donde se concentran cerca de la mitad de los emigrantes bolivianos; los otros dos destinos son España (20%) y Brasil (10%); seguidos de Chile y Estados Unidos”. Otro aspecto destacable es el incremento de la cantidad de jóvenes en los centros penitenciarios. Tan sólo en la cárcel de Palmasola se registraban hasta mediados de 2013; un total de 150 jóvenes de entre 16 y 18 años; por diferentes delitos principalmente robo. Ninguno de ellos tenía sentencia, carecían de abogado defensor y la mayoría no había asistido nunca a una audiencia. En 2006 solo había el 15 menores en el penal. Los jóvenes y adolescentes que son detenidos, generalmente por flagrancia, suelen ser objeto de maltrato y violencia desde el inicio de su trato con la policía. No existen mecanismos especiales diferentes al resto de los acusados o delincuentes y si se decide su detención preventiva no son separados del resto de la población penal. Debido a su condición, suelen ser objeto de abusos, violencia y maltrato de parte de los privados de libertad mayores o antiguos, no tienen posibilidades de adquirir espacios con cierta comodidad y en la mayoría de los casos terminan asimilados al circuito de la delincuencia. 5 Un fenómeno reciente que tiene implicancia directa entre los jóvenes y adolescentes es el relacionado con el incremento de las pandillas. Este tipo de organizaciones que es propia de las ciudades altamente pobladas, nace por diversas y variadas causas que van desde la orfandad y la situación de calle hasta la necesidad de pertenencia a grupo, los problemas de violencia o desatención familiar e incluso la carencia de afecto u orientación. La pertenencia a pandillas suele tener para los jóvenes tres ámbitos de vulneración: por un lado la violencia dentro del mismo grupo, de la que se tienen graves denuncias como violaciones masivas, golpizas, acoso y la incitación a la comisión de delitos. Otro aspecto tiene que ver con la estereotipación, la generalización y la discriminación que sufren quienes pertenecen a estos grupos. De hecho el Ministerio de Gobierno y la Policía coadyuvan para generan una imagen única de las pandillas asociadas siempre a los delitos, la criminalidad, las drogas y la violencia. El tercero tiene que ver con la vulneración de derechos que ellos mismos pueden generar sobre la población. Las adolescentes y jóvenes se cuentan entre el grupo más vulnerable en temas de trata y tráfico. La Organización Internacional de Migraciones presentó en esta gestión, datos que determinaron que entre 2.300 mujeres son víctimas de “explotación sexual comercial”, la mayoría son niñas y mujeres adolescentes que provienen de poblaciones rurales y de familias muy pobres que caen en la trampa de los tratantes que captan para la explotación sexual, según las investigaciones. A partir de la desaparición de Zarleth Clavijo, una joven de 18 años, hace más de un año, se generó una importante movilización ciudadana, especialmente en La Paz que permitió visibilizar aún más el tema y generó un grupo de padres y familiares que expusieron una serie de casos que involucraban a esta población. De acuerdo a un informe de las Naciones Unidas presentada en 2013, en Bolivia “el 18% de las adolescentes entre 15 y 19 años de edad ya son madres o están embarazadas y la tasa de natalidad en este grupo es de 89 nacimiento por cada 1.000 mujeres, de las cuales el 70% no planificaron su embarazo”. “El Alto es el municipio con mayor 6 porcentaje (83%) de adolescentes y jóvenes con al menos un embarazo, seguido de Santa Cruz con 71%, Guayaramerín con 76%, Riberalta con 71% y Colcapirhua con 74%”. Para este estudio, las niñas pobres, sin educación, de minorías étnicas o de grupos marginados y de áreas remotas y rurales son, al menos tres veces más propensas a quedar embarazadas que sus pares educadas y de las zonas urbanas. Las barreras en el acceso a la educación sexual y a servicios de salud que incluyan métodos de anticoncepción, así como la aceptación del matrimonio o las uniones tempranas, favorecen esta situación. Según el estudio “¿Simplemente un sueño?” de Raúl Rodríguez Paiva, realizado para el UNFPA “La actividad sexual se inicia cada vez más temprano entre la población de mujeres del país; esto repercute en la aparición de madres y padres más jóvenes, el incremento de familias monoparentales y/o el incremento de familias extendidas que absorben a la madre o padre primerizos”. El estudio afirma que “La temprana maternidad/paternidad es una situación que enfrentan los adolescentes y jóvenes en condiciones adversas, pues en muchos casos no han terminado de estudiar (la mayoría solo cursó la primaria) y tampoco están en condiciones de conseguir trabajo. Junto a este panorama, la sociedad percibe de manera negativa a las madres y padres primerizos de esta edad, incluso como un tabú por la connotación subjetiva para la familia”. El año pasado, nuestra institución ha realizado una amplia denuncia pública por la muerte y las torturas que son objeto los conscriptos y los estudiantes en las unidades militares y policiales. De hecho, logramos identificar 21 casos de muertes por accidentes, descuido o por acción u omisión de los superiores ocurridos en las unidades militares del país. De esto total todos eran jóvenes entre 18 y 23 años. Ninguno de los casos mereció una sanción y unos pocos fueron investigados. Pese a que la "Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes" citada antes, establece que los jóvenes pueden apelar a la objeción de conciencia para no asistir al servicio militar obligatorio, hace pocas semanas se denunció que muchos jóvenes eran 7 “capturados” por comisiones de militares para asistir al cuarte, en franca vulneración de sus derechos. Los y las jóvenes soportan diversas formas de discriminación, además de las que son comunes para el resto de las poblaciones vulnerables. En el ámbito del trabajo, reciben salarios bajísimos, no tienen ningún tipo de estabilidad laboral, no se les reconoce los derechos a vacación, pago de horas extras, derechos a sindicalizarse, no tienen contratos laborales y mucho menos seguridad social. Debido a sus necesidades y su consabida “falta de experiencia”, deben aceptar las condiciones más duras entre los trabajadores, lo que incluye la explotación. Un grupo especialmente vulnerable lo constituyen las mujeres jóvenes. Según los datos sobre feminicidio, el 60% de las mujeres asesinadas por sus parejas, esposos, novios, ex parejas, etc eran mujeres menores de 25 años. Una cifra parecida ha sido objeto de violencia sexual en los últimos años. Las mujeres jóvenes, además de las vulneraciones señaladas, sufren acoso sexual y laboral en sus fuentes de trabajo de manera recurrente y hasta admitida, tanto en las instituciones públicas como en las empresas privadas. Pero también sufren acoso y muchas veces abuso, en las universidades, los colegios, lugares de recreación, espacios públicos e incluso en sus propios hogares. No existen mecanismos eficientes para proteger sus derechos. Otro ámbito de vulneración que se ha naturalizado, está referido a la explotación de la imagen que afecta la dignidad, especialmente de las mujeres. Pese a que está prohibida por las normas señaladas, los medios de comunicación utilizan de manera recurrente y sistemática la erotización y cosificación del cuerpo de la mujer como objeto para promover productos, servicios o espectáculos. Para esta sociedad, ser mujer, joven y hermosa ha dejado de ser una ventaja y se ha convertido en un peligro. Otros grupos, dentro de la población joven, que sufren altos niveles de discriminación está compuesta por las personas con orientaciones sexuales diferentes. La permanencia de una actitud social de 8 descalificación, desprecio y hasta violencia, hace que las y los jóvenes TLGB deben vivir en una especie de segregación que les anula el ejercicio de sus derechos y les somete a un permanente estado de angustia. Exigibilidad y justiciabilidad Durante la gestión 2013 y pese a que se constituyen en una de las poblaciones a las que más derechos se les vulnera, el porcentaje de jóvenes que han presentado denuncias por afectación de derechos, apenas alcanza al 12%. Este dato parece indicarnos que las y los jóvenes no están informados sobre sus derechos, no encuentran motivación para exigirlos o se han acostumbrado a asumir que esta situación es parte de una cultura social que no puede cambiarse. Conclusiones Quiero terminar esta exposición agradeciendo a mi Representante en Santa Cruz, Hernán Cabrera, una persona profundamente comprometida con el trabajo en favor de los derechos humanos, a las autoridades de la Universidad que me han permitido estar hoy aquí y sobre todo a ustedes, jóvenes y señoritas que se preparan para aportar en la construcción de una sociedad que sea mejor. Y ser mejor significa una sociedad que respete los derechos, que se guíe por la justicia, la igualdad, la paz y la solidaridad. A todas y todos ustedes les pido que nos ayuden, exigiendo sus derechos, con valentía y con firmeza, pero también respetándolos y promoviéndolos. Y si son víctimas o testigos de vulneración, acudan a nosotros que estamos para velar por la vigencia, cumplimiento y defensa de los derechos humanos. Muchas gracias 9