¿Yo soy “yo” o “nosotros”? Quien es quién en el espejo (Por Tova

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¿Yo soy “yo” o “nosotros”? Quien es quién en el espejo (Por Tova Gabrielle)
Traducido por Gisela Dall’Orto
Una vez, cuando yo era pequeña, corrí hacia un espejo pensando que era Celia. Mi gemela y yo nos
habíamos separado en una tienda de ropa mientras mamá nos torturaba probándose ropa por horas.
Rodeada por piernas con medias que iban y venían y exhibidores de ropa circulares, entré en pánico, hasta
que creí haber visto a Celia entre la mercadería abarrotada. Fue un verdadero momento Kodak: los seres
amados alejados, reuniéndose gradualmente extasiados, justo hasta que mi nariz se estrelló con un gran
espejo.
No se qué es peor, si estar sola o estar clonada. Ah, fue grandioso tener una persona en la cama melliza de
al lado, alguien que terminara mis oraciones cuando me trababa. O tener a alguien que me mirara y se riera
en respuesta a mis pensamientos. Compartiendo una ventana doble dentro del resto del mundo que
encontrábamos absurdo (un mundo en el que la gente se chocaba con una barrera imaginaria de separación
entre almas) nos sentíamos ilegítimamente superiores. Nuestro vínculo nos mantenía a salvo de la marea
de dudas relacionadas con encontrar un lugar en ese extraño mundo en donde la gente se percibía como
“otro”. Si acaso existía un mundo de soledad y alienación, nosotras vivíamos en él manteniéndonos
inmunes mientras nos tuviéramos la una a la otra.
Esa era la parte positiva de ser una gemela idéntica. Pero todas las monedas tienen dos caras, al menos este
es el caso para los gemelos idénticos. Vivir en una sociedad que premia la individualidad y obtener con
esfuerzo un nicho propio en la vida puede traer una variedad de problemas interesantes para los gemelos y
sus padres. La más obvia es la tan usual como salvaje competencia para probar que uno es único.
Imaginen cuan enviciadas pueden llegar a estar dos niñas de 14 años compitiendo entre sí por el aspecto
físico, popularidad y estatus (lo cuales resultan en la “imagen”) y luego dupliquen eso para el caso de niñas
gemelas.
Al mismo tiempo, hay otro tipo de presión que viene del deseo de volver al útero, o ciertamente a un
momento de no diferenciación y unidad, un momento de amor incondicional. Existe esta adulación
colectiva de “cercanía” y hasta incluso “similitud” que valora la capacidad humana de trascender
diferencias. Creo que esta fantasía e idealismo se proyecta hacia los gemelos idénticos.
Los gemelos que se separan desafiando una presión abrumadora (generalmente de los padres) de ser fieles
entre sí más allá de sus propias necesidades de individualidad y para satisfacer las fantasías de otros, son
los que tienen más dificultades en el proceso. Esta división entre “unidad” e individualidad puede tener
consecuencias nefastas tanto en el relacionamiento de los gemelos como en sus psiquis.
Recuerdo haber tenido dificultades para percibirme independiente de mi hermana gemela desde pequeña, a
los 4 o 5 años. Una vez, siendo muy pequeñas, Celia se puso frenética porque yo tenía las medias de nylon
que ella quería. Cuando finalmente le di las medias lindas de nylon que me iba a poner y agarré las flojitas
de algodón que ella había rechazado, pensé para mis adentros: “Así que esto es lo que significa crecer”.
Entonces supe quién era quién. Finalmente pude darme cuenta de qué era yo, o mejor dicho, “no Celia”.
Mama recuerda que cuando tenía 3 o 4 años, me dirigí a Celia y le dije “¿No es gracioso como nosotras nos
quiere la una a la otra?”. Lo que era menos conmovedor era que mamá amara nuestra fusión. Se suponía
que Celia era todo lo que yo necesitaba. Mamá creía que los gemelos debían compartir amigos, ropa…
todo. ¿No era suficiente haber compartido el mismo embrión?¿Quién en su sano juicio querría compartir
un útero?
Mamá parecía creer que si uno está con otra persona en el agua y una de las dos tuviera que ahogarse, esa
persona debía ser uno. Mientras hacer lo correcto podía ser muy costoso, hacerlo estando además con uno
mismo lo era aún más. Sus acciones me indicaban que debía poner a mi hermana antes que a mí misma y
guardarme cualquier resentimiento que esto podría provocarme. ¿Pero no era necesario tener un yo
primero, antes de poder resignarlo?
Desearía que aquella primera vez que me estrellé contra un espejo corriendo en la tienda de ropa hacia
Celia cuando creí haberla visto, hubiera sido la última. Desearía haber aprendido a no identificarme tanto
con alguien al punto de perder la percepción de cuando terminaba ella y cuando empezaba yo.
Consejos de Tova:
Lo que debe hacerse y lo que no debe hacerse en relación con gemelos:
- No acentúe las similitudes. Por ejemplo clonarlos (vestirlos parecidos, ponerles nombres similares).
- Acentúe sus individualidades y diferencias. Por ejemplo, “tu eres buena en lengua”, mamá agregaría:
“mientras Celia es buena en música”.
- No trate de darles a cada uno exactamente la misma cantidad. No somos el debe y el haber contable.
Por ejemplo, comprarle algo a uno porque se le compró al otro.
- Esté atento a las necesidades únicas de cada uno. Un día Leah puede necesitar algo en particular, otro
día Celia puede necesitar un cumplido. Las necesidades no pueden resolverse con una formula.
- No nos trate como si fuéramos intercambiables, ni nos compare: “¿Si Celia puede hacerlo, porqué tu
no?”, o “ Necesito que hagas de Leah ya que no esta acá ahora”.
- No haga espamento por algo natural como ser gemelos. Esto provoca toma de conciencia personal y
dudas respecto al derecho de tener entidad individual.
- Reconozca, sin embargo, que ser gemelos es algo inusual. Si nunca se menciona nuestra condición,
podríamos llegar a cuestionarnos porqué se elude un hecho tan obvio.
- Elogie a la familia, incluyendo a los gemelos, pero no simule entender nuestro vínculo único. Solo
respételo. De otra manera, nos volveremos extremadamente competitivas entre nosotras.
- No haga que una de nosotras sea totalmente responsable por la otra, o la carga podrá causar un
resentimiento tal que terminará separándonos irremediablemente, ya que la necesidad de individualidad
podrá conllevar a que una excluya a la otra.
- No fuerce nuestra cercanía. Por ejemplo hacernos compartir un cuarto o jugar juntas cuando nuestra
inclinación natural es hacia otro hermano o amigo. Esto podría causar una profunda fisura entre
gemelos.
- No nos díga cuánto nos parecemos, ni nos culpe o elogie por ser idénticos. Esto es aterrorizante, incluso
en las situaciones mejor intencionadas.
Tova Gabrielle de Amherst, Massachussets, es psicoterapeuta y gemela idéntica. Tiene además un par de hermanas
gemelas faternas.
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