CuidArte al enfermar

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CuidArte al enfermar
Preguntas y respuestas
¿Cuándo debe llevarse al niño o la niña al servicio de salud? ¿Cómo identifica uno los signos de
peligro?
Lleve de inmediato al niño o niña al servicio de salud si presenta uno o varios de los siguientes signos
de peligro:
No pueden mamar o tomar líquidos.
Vomita todo, tiene convulsiones, está como dormido-a y no puede despertar.
Tiene tos y respira agitadamente.
Si es menor de tres meses y tiene temperatura mayor de 38º.
Si se pone morado o muy pálido.
Si le duele mucho el estómago (barriga).
Si está deshidratado-a: tiene los ojos o la fontanela hundidos, boca seca o mucha sed y la piel al
pellizcarla en la zona abdominal demora en recuperar su posición normal. Dele sorbitos de leche
materna (si es lactante) y sales de rehidratación o líquidos y llévelo de inmediato al servicio de salud
más cercano.
Como principio general, toda enfermedad que genere fiebres altas, dolor agudo o dure más de tres
días sin síntomas de mejoría, debe ser atendida inmediatamente en el servicio médico.
No les dé medicamentos sin receta médica ni les lleve al tegua o sobandero antes de acudir al médico
y probar con un tratamiento conocido. Recuerde que nada, ni nadie, reemplaza al pediatra cuando se
trata de la salud de las niñas y los niños.
¿Por qué cambia el comportamiento de los niños y niñas cuando se enferman?
El malestar, el dolor, la inseguridad de no poder controlar el cuerpo propio, el miedo a las medicinas, a
las posibles inyecciones, sumados en ocasiones al hecho de encontrarse en un lugar no habitual,
generan reacciones. Algunas de desaliento, otras defensivas o aparentemente caprichosas, y otras
agresivas y hasta violentas. La persona cuidadora debe mantener la calma de manera que pueda
acompañar adecuadamente al niño o a la niña.
Es muy valioso poder comunicarle al niño o a la niña que se entiende lo que está sintiendo: la
indisposición, el dolor, etc. Contarle también lo que es necesario hacer en cada momento de la
enfermedad, explicarle cómo se hace cada una de estas cosas, lo que puede sentir, indicarle que
también puede hacer cosas que le van a ayudar a estar mejor y que quien le cuida estará a su lado,
pendiente y haciendo todo lo necesario para que esté mejor. Todo esto puede explicársele al niño o a la
niña con palabras, con una historia. Si está muy alterado-a, un canto o un arrullo pueden ayudar a
calmarle para poderle explicar.
Que el niño o la niña sepan lo que pasa y estén involucrados en la búsqueda de su bienestar ayuda
mucho a que controlen la situación, a que vayan aprendiendo a enfrentar las cosas que son difíciles. La
enfermedad y el manejo que le demos para superarla impulsan procesos de maduración y seguridad
interior y exterior. Pero lo logramos si alguien nos acompaña, nos acoge, nos entiende y nos tiene
paciencia.
Si es necesario hospitalizar al niño o a la niña ¿es adecuado llevarle juguetes para que se distraiga?
El juego es una actividad central en los niños y las niñas, inclusive cuando están enfermos.
Tener la posibilidad de jugar no solo hará más placentera la recuperación, con valores agregados como
la risa, sino que puede abrir la posibilidad para que el niño o la niña exprese cómo se siente y cuáles
son sus temores, y para que la persona adulta también pueda explicarle lo que le pasa, lo que le va a
suceder en el hospital, transmitirle que va a estar mejor y cómo lo puede lograr, etc.
Las personas cuidadoras deben entender que no siempre cuando niños y niñas están enfermos quieren
estar quietos y acostados. Si así lo requieren, será necesario organizar el espacio donde van a
permanecer, preparando juguetes limpios y de fácil manipulación para que jueguen de forma segura.
Puede pensarse en diferentes juegos dependiendo del nivel de incapacidad que tenga el niño o la niña
¿Puede correr, saltar, solo estar acostado? Los móviles ayudan a contar historias con movimiento.
Jugar con los títeres de guante o de dedo tocando las diferentes partes del cuerpo y que este contacto
esté cargado de impulsos que sanan. Juegos cortos que no cansen sino que animen a niños y niñas
enfermos.
Siempre que estén enfermos, no solo cuando están hospitalizados, es importante lavar a diario los
juguetes que manipulan las niñas y los niños.
¿Qué debemos hacer cuando la enfermedad ha pasado y los niños quedan “resabiados”?
Cuando una niña o un niño están enfermos, su comportamiento y humor cambian. Habrá quienes
quieran estar alzados o durmiendo, o estarán llorosos y quejumbrosos. El apetito habrá disminuido,
desean que los consientan y protejan más. Esta es una necesidad real. No son ganas de molestar y sin
duda el niño y a la niña habrán recibido una atención mayor.
Si el niño o la niña han tomado parte activa en su recuperación, es probable que esos resabios no
estén tan marcados. De todos modos, es necesario que con la recuperación se vayan incorporando
poco a poco las rutinas normales y festejar con ellos y ellas lo que va pudiendo recuperarse. ¡Qué rico,
ya estas pudiendo volver a comer solito! ¡Ya estas pudiendo caminar sin ayuda! ¡Ya podemos salir a
pasear!
Es importante también valorar si solamente se les expresa afecto o se les presta atención cuando
están enfermos. Si esto es así, es probable que quieran mantenerse enfermos porque solo así tienen
atención y cuidado.
¿Es conveniente utilizar remedios caseros en los niños?
Por muchos años las familias han recurrido a los remedios caseros, que pasan de generación en
generación y sirven para aliviar desde un resfriado hasta una fuerte dolencia. Aun en estos tiempos en
que los médicos y científicos tienen la manera de curar o controlar casi todas las enfermedades, los
remedios caseros siguen siendo populares. Abarcan diferentes presentaciones: infusiones, jarabes,
baños, baños de vapor, compresas. Elaborados con base en hierbas medicinales, se pueden utilizar
como complemento del tratamiento médico para aliviar a los niños y las niñas enfermos, siempre y
cuando se cuente con la opinión favorable del médico.
¿Qué hacer cuando el niño o la niña tienen fiebre?
La fiebre es el principal motivo de consulta en niñas y niños. Por lo regular, solo cuando aparece la
fiebre se percibe como grave el problema de salud y se consulta al pediatra.
Si bien es cierto que las infecciones son causa frecuente de fiebre en los niños y las niñas, no son la
única. Existen otras enfermedades no infecciosas cuya principal manifestación puede ser la fiebre,
como el cáncer y las inmunológicas. También es normal y previsible que después de la aplicación de
vacunas los niños y las niñas presenten fiebre.
Para controlar la fiebre existen diversos medios físicos. Ponerles lienzos húmedos en cabeza y
abdomen, o bañarles en agua tibia durante 20 minutos a una temperatura del agua que resulte
agradable (33º C aprox.). Una vez se baña al niño o niña, se envuelve sin secarlo en una sábana para
que baje la temperatura.
Ofrecerles mayor cantidad de líquidos para evitar la deshidratación, y mantenerles con ropa ligera,
para evitar que la temperatura se eleve con facilidad.
Ser muy cuidadoso al usar medicinas para el control de la fiebre. Usarlas bajo supervisión médica y no
por medicación de la persona cuidadora. Antes de caer en la tentación de administrar un antipirético
(medicina para bajar la fiebre), se debe solicitar atención médica con la finalidad de hacer un
diagnóstico certero y administrar el tratamiento oportuno.
Evitar la aplicación de alcohol frotado en el cuerpo, pues además de no lograr el efecto deseado,
representa el peligro de una absorción masiva a través de la piel, que puede causar intoxicación y
descenso brusco de la glucosa en sangre (hipoglicemia).
El baño en agua helada o la aplicación de hielo, no sólo resultan desagradables, sino que pueden
ocasionar efectos graves en la presión arterial, el estado de conciencia, etc.
Si la temperatura es mayor de 38º y persiste aunque se utilicen os medios físicos para controlarla, es
mejor asistir al médico y buscar la causa de dicho síntoma.
¿Cuáles son los cuidados que se debe tener con un niño o una niña en situación de discapacidad?
Lo primero que es importante comprender es que no debemos asociar la discapacidad del niño o de la
niña con su situación de salud o, mejor, de enfermedad, para referirnos al tema que estamos
abordando en este Tele-encuentro.
Si pensamos al niño o niña que tiene alguna discapacidad como si fuera una persona enferma, sin
darnos cuenta lo estamos poniendo a vivir en una situación excepcional permanente. Es decir, a vivir
por fuera de la vida de todos los días y de las actividades que se realizan en condiciones normales
cuando los niños y las niñas están sanos.
La discapacidad surge cuando una persona, que presenta una condición particular en su cuerpo,
encuentra dificultades y obstáculos en el momento de relacionarse con su entorno, porque su entorno
no cuenta con los ajustes necesarios para que ella pueda interactuar libremente. Por ejemplo, un niño
o niña que no puede mover sus piernas puede encontrar la barrera de no tener una silla para moverse
o de no contar con rampas o caminos aptos para transitar con su silla de ruedas. Eso sin duda le
incapacita. Si contara con los medios su capacitad para moverse no estaría limitada.
Con esta precisión, debemos decir que cuando un niño o niña en situación de discapacidad tiene
alguna enfermedad específica como las que hemos nombrado hoy, corresponde atenderla y seguir las
recomendaciones que hemos compartido con ustedes, incorporando, claro está, prácticas y actitudes
que tengan en cuenta además las condiciones que la discapacidad impone al niño o a la niña. Por
ejemplo, si tiene limitaciones en su lenguaje verbal habrá que explorar las señales que su cuerpo
muestra y que pueden orientar la identificación del dolor.
Este material fue producido por la Unión Temporal Cinde –Edupol para el proyecto CuidArte que se desarrolla durante 2010,
en el marco del contrato 1491 de 2009 con el Ministerio de Educación Nacional.
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