Tema 1. Conceptos fundamentales del Derecho de Daños

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Derecho de Daños (Tema 1)
TEMA 1: CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL DERECHO DE DAÑOS
1. Fundamentos de la imputación. Características generales
El Derecho de Daños identifica una serie de normas jurídicas que intentan organizar el reparto del coste de los
accidentes (sucesos indeseados para la víctima porque le generan un daño). Estos accidentes pueden no serlo
desde el punto de vista de quien provoca el daño (causante).
Ejemplo: si un sujeto sale a la calle y es atropellado por un ciclista que circula por el carril bici, este suceso es visto como
un accidente tanto por la víctima como por el ciclista. En cambio, si un estudiante se queda estudiando hasta las doce en la
biblioteca y al salir de ésta, es atracado y recibe una paliza, este hecho, desde el punto de vista del causante, no es un
accidente, sino un hecho doloso, pero desde el punto de vista de la víctima es un accidente, pues para ella es un suceso no
querido que le produce un efecto negativo.
El coste de un accidente se refiere a sus consecuencias en términos de reducción del bienestar social. Este coste
es lo que trata de organizar el Derecho de Daños, es decir, cómo se distribuye el mismo entre los sujetos
involucrados y la sociedad en su conjunto.
Hay también otros sectores del sistema jurídico que se ocupan de los accidentes, aunque no estrictamente del
reparto de sus costes: (i) Derecho Penal (normas que castigan conductas, dolosas y culposas, de daño a otro); (ii)
Derecho Administrativo (normas sobre seguridad de productos y actividades, y de prevención de su violación
como, por ejemplo, la imposición del uso del cinturón de seguridad, de los ascensores con doble puerta, del
airbag, etc.).
Además, quien esté sometido a un riesgo indeseado de padecer un daño tiene algunas opciones de conducta en
relación con ese riesgo: puede intentar transferir el riesgo a otra persona, mediante un contrato de seguro, por
ejemplo.
¿Por qué puede ser bueno que una persona tome la opción individual de contratar con una empresa de
seguros para transferir un riesgo indeseado? La empresa de seguros está en mejor situación para absorber el
riesgo porque, al tener en su cartera muchas personas distintas sometidas a ese riesgo individual, pero no
correlacionadas entre sí, puede comportarse esencialmente como si fuera neutral al riesgo. Asimismo, la gestión
de ese riesgo es más fácil si se realiza colectivamente por una empresa.
En muchos casos, acudir a estos sistemas de transferencia de riesgos no se deja a la iniciativa de los individuos,
sino que la autoridad pública obliga a que un determinado sector de la sociedad se integre en un sistema de
seguro de carácter obligatorio frente a riesgos indeseados (laborales, de enfermedad, de vejez, etc.). Ejemplo: la
Seguridad Social.
2.
Funciones del derecho de daños
El Derecho de Daños cumple, mejor o peor, las siguientes funciones, aunque no todas ellas son igualmente
trascendentes y se desempeñan de la misma manera y con la misma eficacia, razón por la que el Derecho de
Daños no debe tener por objeto central su cumplimiento. Así, algunas funciones las cumple torpemente y otras
las puede desempeñar mejor.
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Derecho de Daños (Tema 1)
2.1.
Función demarcatoria
El Derecho de Daños tiene por función trazar las fronteras o líneas divisorias entre los ámbitos de libertad de las
personas, de manera que una regla de responsabilidad, además de imponer la consecuencia de que una persona
deba pagar una indemnización a otra, también señala hasta dónde llega el ámbito de libertad del causante y
hasta dónde tiene que llegar el ámbito de libertad de la víctima de ese daño.
Ejemplo: en un periódico aparece una noticia que afirma que un funcionario de la administración catalana debe su puesto de
trabajo al hecho de ser hijo de un cierto político catalán. Este funcionario acude a los tribunales alegando la infracción de la LO
1/82, de 5 de mayo, de protección al honor, intimidad y propia imagen, y obtiene la condena del periódico, de su autor,
director y editor, a pagar 5 millones.
La regla de responsabilidad que indica que el coste de un daño debe ser sufrido por el causante sirve para
delimitar las esferas de libertad de las personas. En el ejemplo, el derecho de información del art. 20 CE y el
derecho al honor del art. 18 CE, que colisionan en este caso. Afirmar o negar la responsabilidad en función de las
circunstancias o factores que sean, supone desplazar la frontera hacia uno u otro lado.
Hay que advertir que, si bien las normas del Derecho de Daños cumplen esta función demarcatoria, lo cierto es
que todas las normas jurídicas trazan fronteras entre esferas que colisionan y el Derecho de Daños no lo hace de
manera distinta a aquéllas. Por tanto, el cumplimiento de esta función sería una característica general de una
buena parte de las normas jurídicas, también de las normas del Derecho de Daños.
2.2.
Función compensatoria
Para la mayoría de los juristas españoles, incluidos los que se sientan en los tribunales de justicia, la función
esencial y prioritaria de las reglas del Derecho de Daños es la que pretende ofrecer una compensación o
reparación a las víctimas de los daños.
Ejemplo: el art. 1 de la Ley sobre responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos de motor, establece que el
conductor responde de los daños que cause (salvo en caso de fuerza mayor o culpa exclusiva de la víctima). Para ofrecer a
la víctima una compensación se condena al causante del daño a pagar a su víctima: si un peatón es atropellado y sufre una
lesión en la pierna, éste deberá ser compensado por los gastos médicos (compra de una muleta, medicamentos, etc.), así
como por la perdida de sus ingresos durante su periodo de baja, etc.
Respeto esta función, se deben hacer dos salvedades: (i) El que las normas del Derecho de Daños sirven para
compensar a las víctimas es una obviedad (las reglas de responsabilidad, que son su principal componente, son
reglas que transfieren costes de accidentes de la víctima a su causante), por lo que su función sería más bien
determinar en qué condiciones las víctimas serán compensadas; (ii) debe plantearse en qué medida el Derecho
de Daños es un buen sistema para compensar a las víctimas.
STS, 2ª, 26.9.1997 (RJ 1997\6366): En el caso del envenenamiento masivo producido por el aceite de colza, se condenó al
Estado como responsable civil subsidiario a indemnizar con más de 500.000 millones de pesetas a los afectados. Estos
millones son insignificantes, pues han llegado una vez transcurridos 16 años desde la producción del daño (lo que
evidencia al menos poca agilidad) y las víctimas han tenido que someterse a dos largos procedimientos judiciales para
obtener una indemnización.
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Los estudios reales en distintos países muestran, además, no sólo la tardanza, sino el coste de la responsabilidad
como sistema de reparación: de cada euro pagado por el responsable, sólo la mitad llega a la víctima. El resto se
consume en costes de administración (abogados, litigio, funcionamiento de las compañías de seguros).
Esta muestra indica que el Derecho de Daños es un mecanismo de compensación poco eficaz, que requiere
acudir a una lenta vía jurisdiccional. Por tanto, sería un sistema de compensación peor que otros, como la
Seguridad Social (que paga en poco tiempo), los previstos en Nueva Zelanda (fondo de compensación, mediante
el que se paga rápidamente y sin someter a la víctima a la incertidumbre y lentitud de un procedimiento
judicial).
En definitiva, aunque el sistema de compensación español (y el de otros Estados también) compensa, es lento,
aleatorio y poco fiable en su recepción efectiva frente otros sistemas, por lo que esta función no parece que
pueda ser la prioritaria del Derecho de Daños. Si de verdad lo fuese, sería mejor acabar con el Derecho de Daños
y crear un sistema de ayudas públicas al estilo de otros Estados.
2.3.
Función distributiva
El Derecho de Daños sirve para socializar los riesgos de accidente que existen en la vida social mediante las
reglas de responsabilidad civil. Los daños sufridos individualmente por una persona en un accidente se
trasladan a categorías más amplias de ciudadanos y ello permite distribuir mejor los riesgos entre toda la
sociedad, evitando su concentración en unos pocos desafortunados (las víctimas directas, que los sufrieron
inicialmente).
Ejemplo: en un accidente de automóvil, la indemnización que debe afrontar un conductor por los daños causados a un
peatón no recae sobre el infortunado, sino que se traslada, mediante el sistema de seguro, sobre el conjunto de
conductores, es decir, sobre todo el grupo que genera el riesgo.
Se debe adoptar una posición más bien escéptica respecto de esta función, pues hay sistemas de reparto del
riesgo que no dependen de la acreditación de determinadas circunstancias y en los que la categoría sobre la que
se distribuye el riesgo es toda la colectividad y no categorías menos amplias. Si se pretende distribuir el riesgo,
el mejor sistema es la creación de un fondo de compensación mediante impuestos.
Por todo ello, no se puede afirmar que la función distributiva sea la función preferente, pues distribuye el riesgo
de forma peor a otras alternativas existentes.
2.4.
Función de satisfacción
Esta función mezcla elementos de justicia conmutativa y retribución. El Derecho de Daños satisface a la víctima
que, al ver que su causante es obligado a pagar los daños, ve restaurados los derechos lesionados por la
producción del daño, es decir, el castigo de su causante le provoca una satisfacción psicológica o moral. Sin
duda, los individuos valoramos la reintegración de derechos lesionados y, probablemente, también la
retribución y la venganza.
Pero el Derecho de Daños cumple esta función de manera secundaria respecto otros sectores del ordenamiento
con una capacidad simbólica más elevada, como el Derecho Penal (a menudo en los procesos penales interesa
más el castigo que la responsabilidad civil).
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En el sistema español, aunque tal función existe, o al menos así lo declaran los interesados, es particularmente
secundaria, a diferencia aquellos sistemas donde el Derecho de Daños contiene daños punitivos (en el ámbito
civil), como EUA: junto al pago del daño realmente sufrido por la víctima, el causante puede ser condenado a
pagar una cantidad muy elevada, por encima de la estrictamente compensatoria, como castigo ejemplarizante
ante una conducta intolerable del causante. Estos daños punitivos no existen, con carácter general, en Europa.
Ejemplos: (i) Condena al pago de una indemnización de 700.000 millones por daños punitivos a una empresa que construyó
un modelo de vehículo con el depósito demasiado atrás, que provocaba su incendio, (ii) condena a la empresa tabaquera Philip
Morris al pago de una indemnización de 590.000 millones de pesetas a un enfermo de cáncer norteamericano: sólo 1000
millones eran indemnización compensatoria y el resto era una sanción a la empresa en forma de indemnización de daños.
En conclusión, las funciones anteriores no pueden elevarse a funciones centrales del Derecho de Daños.
2.5.
Función preventiva
La prevención, en un sentido similar a la prevención general conocida en el ámbito penal, es un instrumento
para inducir al comportamiento adecuado a los individuos y a las empresas para reducir la probabilidad y la
gravedad de los accidentes, maximizando así el bienestar de la sociedad y minimizando el coste social de los
accidentes (no sólo de los daños, sino también de las medidas de precaución para evitarlos). Prevenir accidentes
quiere decir, pues, reducir adecuadamente los costes globales de los accidentes para la sociedad.
Ello no significa reducir el riesgo de accidentes a cero (en materia de coches, reducir el riesgo a cero implicaría
prohibir su uso y ello generaría más desventajas para la sociedad). Se trata de que los individuos que deben
tomar decisiones adopten las socialmente deseables, se sitúen en el óptimo, en el punto de equilibrio entre lo que
cuesta reducir el riesgo (coste directo de las medidas de precaución) y el beneficio que se obtiene con la
precaución.
Ejemplo: una empresa química realiza emisiones en la atmósfera, cerca de Barcelona. Instalar un filtro le cuesta 1000. Las
emisiones que realiza tienen un riesgo de 0.1 de probabilidad de generar una consecuencia negativa en los plátanos (árboles de
las aceras) de Barcelona. El daño total a los plátanos es de 5000. El daño esperado por la contaminación es 10% de 5000 = 5000:
10 =500. Lo óptimo para la sociedad, con estos datos, es no instalar el filtro. Si el filtro costara 100, lo óptimo sería instalarlo.
Las reglas del derecho de daños hacen que adopte una decisión, pero sin Derecho de daños, la empresa no instalaría el filtro
porque le cuesta 100. En cambio, si se tiene que enfrentar a la indemnización, decidirá instalarlo .
SJCA nº 2 Cádiz 27.12.2007 (JUR 2008\96343): condena a Ayuntamiento a indemnizar a un vecino con 1.500 € por cada día
que dura la “motorada” que tiene lugar con ocasión del Gran premio de España de Motociclismo. Posición de garante de la
Administración frente a ruidos y molestias de una concentración que la Administración tolera. No hay fuerza mayor si el
hecho es previsible y evitable. Funcionamiento anormal de la Administración.
El comportamiento socialmente adecuado es el que minimiza la suma del coste de las medidas de prevención
del riesgo y del coste de los daños esperables como efecto del accidente.
Junto estas cinco funciones cabe señalar su función como mecanismo protector de derechos y titularidades:
COASE y CALABRESI ofrecen una visión del Derecho de daños como una alternativa que ofrece el sistema jurídico,
mediante las reglas de responsabilidad (junto las de propiedad), para proteger las titularidades sobre los
recursos. Esta función se relaciona con la demarcatoria.
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3. Distinciones básicas
3.1.
Responsabilidad civil, penal y administrativa
Responsabilidad civil: El Derecho de Daños funciona a través de las reglas de responsabilidad, que imponen a
una persona, normalmente el causante del daño, la obligación de indemnizar los daños causados a la víctima.
Esta obligación se entiende en sentido técnico y se somete, por tanto, al régimen de los art. 1089 y ss del CC.
La complejidad del Derecho de Daños no radica en el mecanismo técnico, que es el común del Derecho de
obligaciones, sino en los presupuestos de la acción de indemnización. El sistema para calcular la indemnización
de daños y perjuicios, partiendo de un presupuesto de hecho y llegando a una consecuencia jurídica concreta, en
el sentido de una cantidad determinada, es diferente respecto la forma en que opera la responsabilidad penal o
administrativa.
Esta responsabilidad actúa siempre ex post en relación con la producción del daño.
Responsabilidad penal: El término responsabilidad no se refiere al sometimiento de quien ha realizado un
cierto comportamiento a una eventual acción de indemnización por daños a la víctima (responsabilidad civil o
extracontractual), sino al sometimiento al poder de castigo del Estado. Normalmente, el penalmente responsable
también lo es civilmente, pues también ha causado daños a la víctima. En España, la cosa se complica porque la
responsabilidad civil derivada del delito se ventila ante los tribunales penales.
En cuanto al mecanismo técnico escogido, la consecuencia de la responsabilidad civil es siempre la misma
(indemnizar, en principio, todo el daño realmente producido), mientras que la penal es más graduable por el
legislador y también dentro del margen establecido por el legislador (sanciones pecuniarias y de privación de
libertad, ambas con alcances distintos).
Esta responsabilidad actúa generalmente ex post respecto del resultado de daño, pero puede actuar ex ante
(delitos de peligro).

STS, 2ª, 24.9.2004 (JUR 2005\263716): delito de estafa y de falsedad en documento mercantil. El TS declara que no es
responsable quien no se aprovecha de los efectos del delito.

STS, 1ª, 30.3.2005 (RJ 2005\212): venta de ganado que había sido embargado en un juicio ejecutivo seguido a instancia del
propio vendedor contra quien no era su propietario sino un simple poseedor para su ceba y engorde. El TS considera que
la sentencia penal absolutoria no produce efecto de cosa juzgada en proceso civil.

STS, 1ª, 11.9.2006 (RJ 2006\8542): responsabilidad civil ex delicto. La protección civil ejercitada en el proceso penal, que
acaba en sentencia condenatoria y que comprende las indemnizaciones civiles, consume y agota la pretensión civil.

STS, 1ª, 24.7.2008 (RJ 2008\4629): si no se recurrió penalmente la denegación de responsabilidad civil dentro del proceso
penal, no cabe plantearla después en el pleito civil.
Responsabilidad administrativa: Supone el sometimiento al poder sancionador de la Administración en las
situaciones previstas como sancionables administrativamente. El mecanismo técnico es similar a la
responsabilidad penal, pero ahora no estamos ante un poder de castigo criminal del Estado (responsabilidad
penal), sino el poder sancionador delegado de la Administración.
Este mecanismo puede operar tanto ex ante como ex post, en relación con el resultado de daño.
La prevención es el objetivo principal de los tres mecanismos y, por ello, mantiene una estrecha relación con la
responsabilidad civil, aunque el mecanismo sea distinto.
STS, 3ª, 16.11.2005 (RJ 2005\10070): distinción entre responsabilidad administrativa (sujeción a sanciones administrativas)
y responsabilidad indemnizatoria.
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3.2.
Responsabilidad civil contractual y extracontractual
La responsabilidad civil contractual (arts. 1101 y ss CC) y la extracontractual (arts. 1902 y ss CC) están sometidas
a reglas parcialmente distintas, en diferentes aspectos:
a) Plazo de prescripción: el plazo de prescripción para la responsabilidad contractual es de 15 años (1964 CC) y
para la extracontractual es de 1 año (1968 CC y 142.5 Ley 30/1992. Debido a este plazo tan corto, la
jurisprudencia intenta alargar el momento de inicio del computo del plazo. Desde el 1.1.2004, el Codi Civil
de Catalunya ha modificado los plazos, que son de 3 años para la responsabilidad extracontractual según el
art. 121-21, y de 10 años para la responsabilidad contractual según el art. 121-20, hecho que evidencia que se
han recortado las diferencias, pero no se han eliminado).
b) Competencia jurisdiccional: es un problema muy importante en el ámbito de los accidentes de trabajo (art.
25.1. LOPJ) y puede serlo en los de transporte con los nuevos Juzgados de lo Mercantil (art. 86 ter.2 LOPJ).
c) Problema de las cláusulas limitativas de la responsabilidad: la responsabilidad contractual puede ser
limitada mediante una cláusula limitadora de la responsabilidad (art. 1102 CC, por ejemplo), si bien existen
excepciones (art. 1102 CC, núm. 9 y 10 de la Disposición Adicional 1ª LGDCU).
En el ámbito de la responsabilidad extracontractual no existen cláusulas de exoneración de la
responsabilidad porque, por hipótesis, no existe contrato.
Este tema fue importante para diferenciar ambas responsabilidades en la jurisprudencia del TS de los años
50, pero actualmente la prescripción ha pasado a ocupar el lugar de las cláusulas modificativas de la
responsabilidad como principal punto de fricción.
d) Carga de la prueba de la culpa: En el ámbito extracontractual la culpa o negligencia del causante debería ser
probada por el demandante, pues es un elemento del supuesto de hecho de la responsabilidad. En el ámbito
contractual, el acreedor insatisfecho no debe probar que ha sido culpable o negligente; es el demandado
quien deberá probar que concurre una causa de exoneración de la culpabilidad.
Esta diferencia era importante, pero se ha reducido en la práctica por dos causas que actúan con efecto
paralelo:
(i) En el ámbito extracontractual, el TS ha introducido la doctrina de la inversión de la carga de la prueba.
La prueba de la culpa no recae en la víctima, sino que el causante debe demostrar que no hubo culpa
para exonerarse de responsabilidad.

STS, 1ª, 18.2.2003 (RJ 2003\2114): accidente de tráfico por colisión de un vehículo con una caballería muerta sobre la
calzada. De acuerdo con el 217.6 LEC 2000, en la distribución de la carga de la prueba el Tribunal deberá tener
presente la disponibilidad y facilidad probatoria que corresponda a cada una de las partes en litigio, regla que
desplaza la carga de la prueba, en el presente caso, hacia la entidad demandada por su mejor posición en relación con
las fuentes de las pruebas. Se obliga a la demandada a probar que las obras de eliminación de vallas no se habían
realizado y, en caso que así hubiera ocurrido, que su supresión no se relacionaba con la circulación libre de los
semovientes y subsiguiente creación agravada de riesgos que ello implicaba. Al no haber aportado dicha prueba, se
condena a la demandada a indemnizar por los daños sufridos como consecuencia del accidente.

SAP Ciudad Real 29.4.2005 (JUR 2005\113393): daños causados por cogida de una vaquilla. Imposibilidad de
indemnizar los daños producidos dentro de la esfera normal o previsible de una actividad lúdica donde se participa
voluntariamente. En responsabilidad extracontractual, el demandante tiene que probar la acción u omisión, el daño,
la relación causal y la negligencia. Sólo respecto este último extremo se produce la inversión de la carga de la prueba,
ya que el actor no siempre podrá aportar datos que pertenecen a la esfera del autor del daño.
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
SAP Cantabria 28.2.2006 (JUR 2006\133381): fractura fortuita del brazo de una menor en una atracción hinchable. La
carga de la prueba no se invierte en los casos de funcionamiento normal de la actividad. Asunción del riesgo por
parte de los padres de hijos menores en atracciones infantiles cuando no hay negligencia en la actividad.

STS, 1ª, 23.3.2006 (JUR 2006\116794): daños derivados del escape de ácido clorhídrico de la cuba de un camión
cisterna. Cuando una persona maneja dispositivos objetivamente peligrosos para los demás y se produce un
resultado dañoso, los que manejan deben probar la diligencia en su uso.
De esta forma, el TS ha favorecido a las víctimas, salvo en dos ámbitos en los que, con carácter general, el
TS ha negado la inversión: (i) responsabilidad de médicos y otros profesionales; (ii) responsabilidad de
administradores de sociedades
(ii) En ciertos ámbitos contractuales donde se ha planteado la necesidad de diferenciar responsabilidad
contractual y extracontractual rige (excepcionalmente) el principio de que el demandante debe probar la
culpa del demandado. Es el caso de las obligaciones de medios, de diligencia, donde el contratante
insatisfecho debe probar que el demandado ha incurrido en culpa al realizar la prestación.
Ejemplo: STS, 1ª, 4.3.2009 (RJ 2009\1873): acción de responsabilidad civil fundada en la existencia de una
relación contractual entre su esposo, fallecido en fecha 19 de noviembre de 1993 víctima de un adenocarcinoma
de pulmón, y la entidad Altadis, S. A., en su condición de mayorista de labores de tabaco, a cuyo consumo se
atribuía por la reclamante la causa del fallecimiento de su esposo. Los daños causados que la parte recurrente
imputa a la deficiente información en las cajetillas de tabaco vendidas del riesgo de adicción que produce la
nicotina consisten en el fallecimiento de una persona. Este resultado dañoso, atribuido al consumo constante de
tabaco durante muchos años, rebasa ampliamente la órbita de los distintos contratos de compraventa celebrados
presumiblemente con distintos expendedores tanto desde el punto de vista subjetivo como desde el punto de
vista objetivo. Desde el punto de vista subjetivo, el incumplimiento de la obligación de información debe
imputarse al fabricante y no a los vendedores. Por otra parte, el perjuicio por lo que se reclama no corresponde
iure hereditatis [por derecho hereditario] a los demandantes, sino que debe entenderse que responde al daño
moral o pretium doloris [valor del sufrimiento] padecido por el fallecimiento de un familiar. Desde el punto de
vista objetivo, el daño no ha sido causado por un incumplimiento producido en la estricta órbita de lo pactado
con el vendedor. Se trata de daños ajenos a la naturaleza del negocio, ya que derivan de una información
hipotéticamente deficiente sobre la peligrosidad del producto imputable al fabricante, importador o distribuidor
mayorista. La relación entre el comprador del tabaco y los fabricantes, importadores y mayoristas no es una
relación de carácter contractual libremente establecida entre ellos, por cuanto los distintos contratos de
compraventa de cajetillas se celebran con los expendedores, los cuales actúan en establecimientos abiertos al
público en nombre y por cuenta propia. Los expendedores son concesionarios del Estado habilitados para la
venta al por menor, en régimen de exclusividad, de las llamadas labores de tabaco adquiridas de los
correspondientes distribuidores mayoristas.
Casos donde puede haber confusión sobre si estamos ante responsabilidad contractual o extracontractual:

Casos extremos: (i) La responsabilidad es extracontractual cuando no existe relación contractual de ninguna
clase; (ii) la responsabilidad es contractual cuando la demanda dirigida por el acreedor insatisfecho pretende
la entrega o la reparación de la prestación prevista en el contrato.

Zona intermedia: Hay una relación contractual, pero el daño sufrido por la víctima no es provocado por el
incumplimiento o el cumplimiento defectuoso de la prestación en sentido estricto. Ej: pintores que van a
pintar una habitación y queman la moqueta; accidentes con lesiones personales en el transcurso de un
contrato de transporte.
Hoy en día, el problema es especialmente agudo para la jurisprudencia del TS en dos ámbitos:
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Derecho de Daños (Tema 1)
a) Los accidentes de trabajo plantean sobre todo el problema de la competencia jurisdiccional: si la
responsabilidad es contractual, la jurisdicción competente será la laboral, y si es extracontractual, la
jurisdicción competente será la civil. Ejemplos:

STS, 1ª, 26.4.2002 (RJ 2002\4162): accidente laboral. Según el TS, en estos casos no sólo pueden interponerse las acciones
previstas en la legislación laboral, sino que también es posible interponer una demanda por responsabilidad
extracontractual, basada en el art. 1902 o 1903 CC, de manera que ambas responsabilidades e indemnizaciones son
compatibles.

STS, 1ª, 20.6.2002 (RJ 2002\5232): accidente de trabajo por electrocución. La jurisdicción civil es competente teniendo en
cuenta que los hechos se produjeron en el contexto de una relación privada y antes de la entrada en vigor de la Ley 30/92.

STS, 1ª, 2.7.2002 (RJ 2002\5776): vigilante jurado mata a sus suegros. Se desestima la demanda de responsabilidad civil
subsidiaria de la empresa porque los hechos se produjeron fuera del ámbito de la prestación laboral.

STS, 1ª, 15.7.2002 (RJ 2002\5911): minero fallece al desprenderse el techo del pozo donde trabajaba. La jurisdicción civil es
competente para conocer de aquellos supuestos que exceden de la relación laboral contractual.

STS, 1ª, 31.12.2003 (RJ 2004\367): un trabajador fallece tras sufrir una descarga eléctrica y salir despedido desde lo alto de
una escalera. La esposa del trabajador solicita una indemnización de la empresa donde aquél trabajaba y demanda a ésta y
su compañía aseguradora. El TS alega que las demandas fundadas en los art. 1902 y 1903 CC deben ser conocidas por el
orden jurisdiccional civil. En este mismo sentido, véanse las STS de 8.10.2001, 28.11.2001, 4.3.2002, 26.4.2002, 15.7.2002,
22.4.2003, 21 y 29.7.2003, 1.10.2003, 2.12.2009. Asimismo, esta sentencia funda la responsabilidad del empresario en la regla
de la culpa.

STS, 1ª, 21.7.2003 (RJ 2003\6039): un mecánico sufre lesiones al desprenderse la base de una prensa de tonelaje mientras
la estaba reparando. El TS afirma la competencia de la jurisdicción civil en el accidente de trabajo.

STS, 1ª, 27.5.2004 (JUR 2004\166769): paraplejía sufrida por un trabajador como consecuencia de un accidente laboral. El
TS declara la competencia de la jurisdicción civil en los accidentes de trabajo.

STS, 1ª, 27.5.2004 (RJ 2004\3545): paraplejía sufrida por un trabajador como consecuencia de un accidente laboral. El TS
declara la competencia de la jurisdicción civil en los accidentes de trabajo.

STS, 1ª, 18.6.2004 (RJ 2004\4431): fallecimiento de trabajador como consecuencia de accidente laboral. El TS declara la
competencia de la jurisdicción civil en los accidentes de trabajo.

STS, 1ª, 18.6.2004 (RJ 2004\ 4431): fallecimiento de trabajador como consecuencia de accidente laboral, tras ser aplastado
por una máquina excavadota autopropulsada. El TS declara la competencia de la jurisdicción civil en los accidentes de
trabajo.

STS, 1ª, 6.10.2004 (RJ 2004\5987): lesiones y amputación de la mano derecha como consecuencia de accidente debido a la
falta de protección de un tren de laminado y a la gran cantidad de agua existente en el piso de cemento. El TS declara la
competencia de la jurisdicción civil en los accidentes de trabajo.

STS, 1ª, 4.11.2004 (RJ 2004\7223): fallecimiento de trabajador cuando realizaba obras de construcción de unos chalets tras
caer de un andamio que se encontraba en estado muy deficiente. El TS declara la competencia de la jurisdicción civil en los
accidentes de trabajo.

STS, 1ª, 25.11.2004 (RJ 2004\7556): lesiones sufridas por un trabajador por el desmoronamiento de una rampa de acceso
de seis metros cuando subía con una pala excavadora. El TS declara la competencia de la jurisdicción civil en los
accidentes de trabajo.

STS, 1ª, 30.11.2004 (RJ 2004\7744): fallecimiento de trabajador cuando trabajaba en un edificio en construcción, al caer de
un andamio. El TS declara la competencia de la jurisdicción civil en los accidentes de trabajo.

STS, 1ª, 21.2.2006 (RJ 2006\183): los tribunales civiles pueden conocer de la responsabilidad civil por accidente de trabajo.
La declaración de culpa exclusiva realizada por los tribunales laborales no vincula a los tribunales civiles.

STS, 1ª, 18.5.2006 (RJ 2006\2367): fallecimiento como consecuencia de accidente de trabajo en la cubierta de un pesquero.
Competencia de la jurisdicción civil cuando la demanda por daños producidos como consecuencia de accidentes laborales
se funde en los arts. 1902 y 1903 CC.

STS, 1ª, 21.6.2006 (RJ 2006\3081): accidente laboral por incumplimiento de las medidas de protección de la máquina
empleada. Competencia de la jurisdicción civil, pues el daño trae causa en la culpa extracontractual de la empresa
demandada, y no en el incumplimiento de las obligaciones del empresario derivadas del contrato de trabajo.

STS, 4ª, 2.10.2006 (RJ 2006\6728): discordancia entre dos sentencias de diferentes jurisdicciones acerca de la
responsabilidad de un empresario y un trabajador en un mismo accidente laboral. La disparidad jurisdiccional produce
resultados contradictorios, pero no admite recurso de revisión.
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Derecho de Daños (Tema 1)

STS, 1ª, 28.12.2007 (RJ 2007\337): competencia de la jurisdicción civil para conocer de las demandas dirigidas
conjuntamente contra la Administración, el personal sanitario y la aseguradora de responsabilidad civil.
A pesar de diferentes intentos de la Sala de Conflictos del TS, desde la mitad de los noventa, de concentrar la
competencia en los tribunales laborales, los tribunales civiles (salvo alguna rara excepción en los años 90)
durante muchos años siguieron declarándose competentes con base en la responsabilidad extracontractual
general.
Sin embargo, en enero del 2008, el Tribunal Supremo ha cambiado de forma abierta y consciente su doctrina,
remitiendo las demandas frentes al empresario por muerte o lesiones del trabajador en relación con el deber
de salud y seguridad a los tribunales del orden jurisdiccional social. Ej.: STS, 1ª, 15.1.2008 (RJ 2008\1394):
accidente de trabajo. Aplicación del criterio del incremento del riesgo. Las reclamaciones por
responsabilidad del empresario que sean consecuencia del incumplimiento del deber de seguridad y salud
que deriva del contrato de trabajo deben ser competencia de la jurisdicción social. Ahora bien, si se demanda
a personas completamente ajenas al mismo, en virtud de la vis atractiva de la jurisdicción civil establecida en
el art. 9.2 LOPJ, debe declararse la competencia de esta jurisdicción para conocer de la acción de
responsabilidad interpuesta.

STS, 1ª, 4.6.2008 (JUR 2008\194216): incompetencia de la jurisdicción civil cuando el accidente se produce por
incumplimiento de un contrato de trabajo.

STS, 1ª, 12.6.2008 (RJ 2008\3219): fallecimiento de trabajador mientras realizaba tareas de tendido eléctrico en torre de
alta tensión. Sentencia de la Sala Primera, sobre accidente de trabajo, tras la STS, 1ª, 15.1.2008.

STS, 1ª, 17.11.2008 (RJ 2008\6930): fallecimiento del marido de la demandante mientras trabajaba por falta de medidas de
seguridad. Las reclamaciones por responsabilidad del empresario que sean consecuencia del incumplimiento del contrato
de trabajo deben ser competencia de la jurisdicción social.

STS, 1ª, 15.12.2008 (RJ 2009\673): accidente de trabajo. La responsabilidad es contractual y es competente la jurisdicción
laboral.

STS, 1ª, 30.6.2009 (RJ 2009\4767): contramaestre de tintorero que demanda a su empresa por padecer un carcinoma de
laringe que imputa a la toxicidad de los productos que debía manejar y al incumplimiento por la empresa de la normativa
sobre riesgos laborales, prevención y protección de los trabajadores: competencia de la jurisdicción social para conocer de
las reclamaciones por responsabilidad del empresario que sean consecuencia del incumplimiento del contrato de trabajo.
Incompetencia de la jurisdicción civil en accidentes de trabajo.
b) Los accidentes en el marco de prestaciones sanitarias: la jurisprudencia entiende, generalmente, que la
relación entre el paciente y los servicios sanitarios es contractual, incluso en los casos donde no hay un
contrato privado (por ejemplo, con mutuas privadas) o se está bajo la cobertura del ‘Servei Català de la Salut’
o de la Seguridad Social. Cuando un médico comete un error que causa la muerte de un paciente, se plantea
la cuestión de si la responsabilidad del médico es contractual o extracontractual.
STS, 1ª, 23.5.2006 (RJ 2006\3535): desplazamiento de injerto cerebral de tamaño inferior al debido con resultado de
paraplejia. La jurisdicción civil es la competente para conocer de las reclamaciones en materia de responsabilidad médica
en el periodo comprendido entre la entrada en vigor de la Ley 30/1992 y la Ley 4/1999. No existe cumplimiento de la lex
artis ad hoc.
Los criterios de distinción ofrecidos doctrinalmente han sido muchos, pero destacan básicamente dos:

Según la naturaleza de los daños: (i) si son de carácter personal, existiría responsabilidad extracontractual; (ii) si
son materiales o estrictamente patrimoniales, la responsabilidad sería contractual. Este criterio de distinción
actualmente se está abandonando.
9
Derecho de Daños (Tema 1)

Según el criterio del coste de la negociación, con más enjundia teórica, pero que no ha sido acogido por el TS, la
responsabilidad sería contractual si el daño se ha producido como consecuencia de una contingencia
prevista o previsible en el contrato y sería extracontractual cuando el daño se ha producido por una
contingencia cuya previsión en el contrato sería excesivamente costosa o inviable.
Este criterio no permite explicar y encajar aquellos supuestos en que la contingencia que produce el daño
podría ser previsible, pero el sistema jurídico impide que sea precisamente abordada en el contrato.
Ejemplo: en los accidentes laborales, la eventual contingencia que puede producir un daño no es imprevisible en un
contrato de trabajo y, sobre todo, en casos de riesgo elevado. Si no existiera la Seguridad Social, serían frecuentes los
pactos entre trabajadores y empresas. Pero ello se prohíbe en Derecho Español, donde se establecen normas imperativas
sobre riesgos laborales.
Como tal criterio no da razón de la realidad de lo que ocurre en el sistema jurídico- español, el TS no ha
desacertado no recurriendo a él y optando por usar otros criterios, en unos casos más acertados que en otros
(doctrinas que permiten fomentar la distinción; tendencia a llevar una situación de un ámbito o a otro...).
Tradicionalmente el TS ha utilizado una doctrina que considera que esta responsabilidad en los ámbitos de
confluencia no se debe diferenciar: es el principio de la unidad de la culpa civil. Pero ello no permite
averiguar cuál sería la solución, impide que las partes puedan saber a priori como plantear la demanda, los
plazos de prescripción, etc. Por eso, este principio se abandonó, en su versión absoluta y maximalista, en los
80, y hoy el TS la mantiene muy matizada con dos doctrinas sobre la diferenciación de la responsabilidad
contractual y extracontractual:
1.
Doctrina material: guarda alguna relación con el criterio del coste de la negociación, que establece que
la responsabilidad contractual excluye la extracontractual “cuando el daño se produce en la rigurosa órbita
de lo pactado y como desarrollo normal del contenido negocial” (TS). Esta doctrina considera que cuando
hay o podría haber pactos referidos a la contingencia que ha causado el daño, la responsabilidad es
contractual y en los demás casos la responsabilidad contractual no excluye la extracontractual, lo que no
significa que la responsabilidad sea sólo extracontractual. El TS no ha precisado mucho más, aunque parece
entender que, fuera de ese ámbito estricto de lo pactado, habría un concurso de pretensiones, contractual y
extracontractual, aunque probablemente sería más exacto decir que hay un concurso de normas
fundamentadoras de una misma pretensión indemnizatoria. En los dos ámbitos más problemáticos:
a) Accidentes laborales: la tendencia, tras diversos Autos de la Sala de Conflictos del TS, es la de reconducir
la responsabilidad del empresario por accidente laboral al ámbito contractual y, por lo tanto, a reconocer
la competencia de los tribunales laborales. Por primera vez en muchos años, la Sala civil ha declinado en
algunos casos su competencia a favor de la jurisdicción laboral (aunque aún existen muchas sentencias
donde se declara competente: STS 24.6.2000; STS 7.7.2000; STS 26.4.2002; STS 31.12.2003, entre otras),
fundamentalmente al amparo del carácter atractivo y residual de la jurisdicción civil (art. 9.2 LOPJ).
b) Daños derivados de la prestación de servicios médicos: el TS tiende cada vez más a considerarlos casos de
responsabilidad extracontractual, con matices de tipo procesal. Pero aún hay sentencias que los llevan al
ámbito contractual, si bien cada vez más minoritarias. Sin embargo, se considera contractual la
prestación médica de carácter satisfactivo o voluntario (cirugía plástica, esterilizaciones...).
2. Doctrina procesal: el TS se ha preocupado por el problema de la incongruencia, es decir, si el
demandante ha fundado su pretensión sólo en las normas de responsabilidad contractual o sólo en las de
10
Derecho de Daños (Tema 1)
responsabilidad extracontractual y ha concedido la indemnización con base en las normas de la
extracontractual en el primer caso y de la contractual en el segundo.
Ejemplo: si el demandante fundara la pretensión de indemnización sobre la base del art.1101 CC y el tribunal la
concediera con base en el art. 1902 CC, la resolución no se ajustaría al contenido de la demanda.
El TS ha seguido la tendencia de la indiferencia del fundamento jurídico: cuando los hechos puedan servir de
fundamento a cualquiera de las dos acciones, el tribunal puede admitir una u otra sin incurrir en incongruencia,
siempre y cuando la pretensión sea la indemnización de daños y no se altere la petición del demandante por el
tribunal, o sea, resuelva la petición de indemnización.
Si el tribunal concede la indemnización, la alteración del fundamento jurídico es irrelevante. Al demandante le
basta con aportar los hechos y una pretensión de indemnización, sin aportar un fundamento jurídico de su
pretensión, pues será el tribunal quien especificará la base del fundamento jurídico de la pretensión
indemnizatoria.
Hay otra tendencia del TS más restrictiva, que ha dado lugar a sentencias que entienden que la congruencia
también afecta al fundamento jurídico de la demanda y no sólo a los hechos aportados. Según ésta, en los casos
donde puede concurrir el art. 1101 CC y el art. 1902 CC, el demandante es libre de proporcionar sólo los hechos
al tribunal sin aportar un fundamento jurídico u otro, o de ejercitar sólo una de las dos. Y el tribunal puede
conceder en cada uno de estos casos sobre la base de uno u otro fundamento jurídico sin incurrir en
incongruencia. Pero si el demandante escoge uno de estos fundamentos, el tribunal no lo puede alterar pues
incurriría en incongruencia.
Esta tendencia es minoritaria. La mayoría de sentencias defienden la primera tendencia al ser más beneficiosa
para las víctimas del daño que pretenden la reparación. Sin embargo, la minoritaria parece la más ajustada al
principio de congruencia, tal y como resulta del art. 218.1 LEC.
En resumen, la tesis mayoritaria del TS se basa en que si se suscita la demanda con un fundamento jurídico, el
tribunal no está condicionado por éste y puede basar la sentencia que condena al pago de una indemnización en
otro, y ello no será incongruente si los hechos pueden servir de fundamento a cualquiera de las dos acciones y
existe una pretensión indemnizatoria.

STS, 1ª, 6.5.1998 (RJ 1998\2934): un niño prematuro se queda ciego por exceso de oxígeno en la incubadora. Tres años y
medio más tarde, se interpone una demanda por responsabilidad extracontractual. Según el art. 1902 CC, esta acción
estaba prescrita, pero la demanda se planteó alegando sólo el art. 1902 CC. Los tribunales apreciaron que era un caso de
responsabilidad contractual cuyo plazo es de 15 años, por lo que la acción no había prescrito y condenaron al hospital. Los
condenados alegaron incongruencia, pero el TS dio relevancia a los hechos aportados y a la petición de indemnización. El
objetivo era claro: proteger a las víctimas de accidentes de la torpeza de sus abogados.

STS, 1ª, 23.12.2004 (RJ 2005\82): daños causados a un matrimonio tras caer de las escaleras mecánicas de acceso a los
andenes en la estación de RENFE, por no funcionar el ascensor. El TS aprecia responsabilidad contractual y
extracontractual con base en los principios de unidad de la culpa civil y yuxtaposición de responsabilidades, de manera
que lo único vinculante para el juzgador, desde el punto de vista de la congruencia, son los hechos de la demanda, salvo
que se pueda apreciar indefensión del demandado en sus posibilidades de defensa eficaz frente a la demanda.

STS, 1ª, 25.1.2005 (RJ 2005\1160): muerte tras accidente de circulación al atropellar un mulo. El TS declara que la
jurisdicción civil es competente en las demandas contra la Administración y contra las concesionarias o empresas
constructoras privadas.
11
Derecho de Daños (Tema 1)

STS, 1ª, 29.4.2005 (RJ 2005\2092): fallecimiento de trabajador durante las obras para colocar las tuberías de la red de
saneamiento de una calle, como consecuencia de un desprendimiento de tierra en una zanja. El TS establece que, si la
demanda se funda en el art. 1902 CC, la jurisdicción competente es la civil.

STS, 1ª, 7.10.2010 (RJ 2010\7314): la responsabilidad es contractual en la rigurosa órbita de lo pactado, por lo que el
fabricante de los motores no es tercero extracontractual. No aplicación de la Ley 22/1994.
La tesis minoritaria se basa en que si se ejercita la pretensión indemnizatoria sobre la base de una norma
específica, digamos el art. 1902 CC, el tribunal no puede cambiar el fundamento jurídico de la demanda. Otra
cosa es que la demanda no contenga el fundamento jurídico de la pretensión, sino sólo los hechos y la pretensión
indemnizatoria (admitido por la tesis mayoritaria y minoritaria). O que figuren las dos subsidiariamente, es
decir, primero se funde la pretensión en la responsabilidad extracontractual y, en caso de no ser apreciada, en la
contractual o viceversa, sin incurrir en incongruencia porque en la demanda se están utilizando los dos
fundamentos jurídicos.

STS, 1ª, 31.5.2006 (RJ 2006\3497): inundación de finca porque uno de los taludes de una presa cedió. Concurrencia de
acciones de responsabilidad contractual y extracontractual, que pueden ejercitarse de forma alternativa y subsidiaria, a
favor de la víctima.

STS, 1ª, 12.6.2007 (RJ 2007\3717): Concurrencia de responsabilidad contractual y extracontractual. Ejercitada la acción por
culpa extracontractual, el Tribunal resolvió con aplicación de otra distinta, concerniente al incumplimiento de una
obligación que le incumbía, con un plazo de prescripción de 15 años, colocándola en una situación de indefensión.
Otros ejemplos:
3.3.

STS, 1ª, 22.12.2008 (RJ 2009\162): vertidos ilegales en un solar después de transmitido en compraventa. Demanda
formulada por el último adquirente del solar, tras una cadena de transmisiones, solicitando la retirada de los residuos a la
autora de los vertidos, la propietaria de la que trae causa la última transmisión. Cuando los daños por los que reclama el
comprador afectan a la cosa vendida, la reclamación sólo es admisible en el marco de la responsabilidad contractual. El
hecho de que el demandante no sea el primer adquirente no le autoriza por sí mismo para el ejercicio de acciones de
responsabilidad extracontractual contra los anteriores propietarios por los daños que haya sufrido la cosa vendida. Si los
daños se enmarcan dentro de los defectos o daños en la cosa vendida, no hay responsabilidad extracontractual aunque el
demandado no fuera el vendedor al demandante.

STS, 1ª, 10.2.2012 (RJ 2012\3907): la responsabilidad del banco por defectuosa custodia del contenido de la caja de
seguridad frente a la sustracción por parte de cualquiera es responsabilidad contractual, y es en relación con ella como
podría entrar en juego, de ser válida, la cláusula de limitación de responsabilidad a 12.000 €, salvo aceptación expresa por
escrito y contratación de seguro. La responsabilidad del banco por el hecho ilícito cometido por un empleado de sustraer
el contenido de la caja de seguridad es responsabilidad extracontractual basada en el art. 1903.4 CC.

STS, 1ª, 11.6.2012 (RJ 2012\6709): reclamación de los gastos de descontaminación de terrenos. Los daños en la cosa
vendida se deben canalizar por la responsabilidad contractual y no cabe ejercitar acciones extracontractuales.
Responsabilidad por culpa y responsabilidad objetiva
La regla de la responsabilidad por culpa es la tradicional en los Códigos civiles europeos. Según ella, la
obligación de indemnizar los daños causados se hace depender de un juicio del comportamiento del causante en
términos de culpa o negligencia.
STS, 1ª, 16.7.2008 (RJ 2008\4716): accidente ferroviario sufrido por el demandante, que le ocasionó la amputación de
ambas piernas. La regla de la responsabilidad por culpa sigue siendo la regla general en Derecho español.
El sistema jurídico exige en todas las circunstancias de la vida un cierto nivel de diligencia, un comportamiento
en términos de prudencia que los tribunales nombran diligencia exigible. Esta se compara con el
comportamiento realmente adoptado por el causante del daño y si se alcanza (supera), se entiende que no es
12
Derecho de Daños (Tema 1)
negligente y, por tanto, no está obligado a indemnizar los daños causados. Pero si el cuidado adoptado por el
causante queda por debajo, es decir, no se ajusta al nivel de diligencia exigible, será culpable o negligente y
estará obligado a indemnizar los daños que ha causado.
En el CC español, el art. 1902 recoge la regla de la responsabilidad por culpa cuando dice: “El que por acción u
omisión cause un daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado”.
Los Códigos no suministran un catálogo de todos los niveles de diligencia exigibles para todas las situaciones de
la vida susceptibles de ocasionar acciones, sino que utilizan modelos, roles sociales, etc. (Ej.: diligencia de un
buen padre de familia). Quien determina el nivel de diligencia exigible en una determinada situación es el
tribunal que conoce del caso.
Junto a la regla de responsabilidad por culpa hay la responsabilidad objetiva, sin culpa o por riesgo (como la
llama desafortunadamente, a veces, el TS), que obliga a resarcir los daños ocasionados con independencia de un
juicio en términos estrictos de culpa o negligencia, es decir, independientemente del nivel de culpa o cuidado,
salvo que se dé un factor extraordinario que elimine esta responsabilidad (los factores extraordinarios varían
según la responsabilidad objetiva ante la que nos encontramos. Ej: en la conducción de automóviles son dos, la
fuerza mayor extraña a la conducción o al funcionamiento normal del vehículo y la culpa exclusiva de la
víctima).
En una primera impresión, la diferencia entre responsabilidad por culpa y objetiva parece muy clara. Ejemplos:

En los accidentes de circulación. La conducción de automóviles se rige por una regla de responsabilidad objetiva. Si sufro
un infarto y salgo de la calzada y atropello a un peatón, estaré obligado a indemnizar. No hay un caso de fuerza mayor
ajena a la conducción que exonere de responsabilidad. Si la regla fuera por culpa o negligencia, esta conducta no sería
responsable, dado que existe un riesgo que no podía preverse.

STS, 1ª, 28.4.2006 (RJ 2006\4087): la responsabilidad de los administradores por no promover la disolución de la sociedad
en clave de responsabilidad civil es por culpa y no objetiva.

STS, 1ª, 15.4.2009 (RJ 2009\1764): alumno piloto fallecido al estrellarse el ultraligero que pilotaba. La actividad de
formación de pilotos implica responsabilidad objetiva y seguro obligatorio.

STS, 1ª, 25.3.2009 (RJ 2009\1663): caída a la vía del tren. Responsabilidad por culpa. Renacer de la negligencia. Se rechaza
la responsabilidad por riesgo de RENFE.
Pero este juicio en términos de culpa o negligencia supone, en la práctica, un obstáculo para que la víctima
reciba una indemnización, pues en muchos casos aquélla no sabe exactamente cómo ha sido el comportamiento
del causante para acreditar si se ajusta al nivel de diligencia exigible, tiene dificultades para apreciar frente a un
tribunal de justicia que efectivamente el causante ha sido culpable y que se ha apartado del comportamiento
debido.
Por otro lado, esta diferencia entre responsabilidad objetiva y por culpa se ha visto reducida por dos actuaciones
del TS:
a) La inversión de la carga de la prueba: producido el daño, se presume que la causación de éste fue
negligente, salvo que se pueda acreditar que la conducta del causante fue diligente. La ventaja para la
víctima es que la presunción juega a favor del demandante, por razones de protección de las víctimas. En
ocasiones, la inversión es más matizada, en particular, en actividades inocuas u ordinarias, pues la
presunción de culpa requiere la prueba de algún hecho antecedente que permita apoyar la inversión de la
carga de la prueba (por ejemplo, STS, 1ª, 25.7.2002). Ejemplos:
13
Derecho de Daños (Tema 1)

STS, 1ª, 18.3.2002 (RJ 2002\2413): fallecimiento por caída en una balsa no vallada. El propietario del embalse no adoptó
las medidas suficientes de precaución consistentes en el vallado del embalse. No se ha probado que la fallecida se hubiera
suicidado, lo que habría dado lugar a constatar la culpa exclusiva de la víctima o, en su caso, la compensación de culpas.

STS, 1ª, 12.4.2002 (RJ 2002\2607): accidente en una autovía sin alambrada por el choque con un animal: recae sobre el
presunto responsable la prueba de que no fue su negligencia la que causó el daño.

STS, 1ª, 25.7.2002 (RJ 2002\7864): caída en discoteca. La actora no ha probado que la pista de baile estuviera en malas
condiciones o que existiera un hueco o un escalón no señalados. Por lo tanto, no se puede presumir la culpa del
demandado, es decir, invertir la carga de la prueba en un supuesto de responsabilidad por riesgo.

STS, 1ª, 3.2.2005 (JUR 2005\61644): desalojo de locales y viviendas como consecuencia del incendio de un local en un
edificio adyacente. El TS establece la inversión de la carga de la prueba en la regla de responsabilidad por culpa, desde
luego en el ámbito de control del poseedor de la cosa.
b) Doctrina del agotamiento de la diligencia: se empezó a desarrollar en el TS a principios de los 70 y se
refiere a la prueba liberatoria de culpa. Para que el causante del daño pueda demostrar que no ha sido
culpable o negligente, deberá agotar la diligencia, que según el TS es algo más que ajustarse a las reglas de
comportamiento y medidas de precaución que pueden imponerles normas legales o reglamentarias en
determinadas circunstancias: significa adoptar todos los medios para evitar que el daño se materialice.

Atropello de un peatón por una bici. Según la regla de responsabilidad por culpa, con la inversión de la carga de la
prueba, se presume que ha sido negligente. El causante podrá exonerarse probando que circulaba por debajo de la
velocidad máxima para el carril bici que es, por ejemplo, 20 km/h. Pero el TS le diría que no es suficiente que se ajuste a
las leyes y reglamentos, pues ello no acredita que haya agotado la diligencia exigible en las concretas circunstancias
concurrentes.

STS, 1ª, 24.9.2002 (RJ 2002\7869): accidente de trabajo al desprenderse el techo de una cantera. El TS dice que la empresa
no ha probado una actuación diligente suficiente, esto es, por medio de comprobaciones periódicas del estado de los
bloques o adoptando medidas de seguridad. En las actividades que impliquen un riesgo considerablemente anormal en
relación con los estándares medios, no resulta suficiente la diligencia reglamentaria, si la realidad fáctica evidencia que las
garantías adoptadas para evitar los daños previsibles han resultado ineficaces, ya que el principio de responsabilidad por
riesgo obliga al demandado a acreditar que había adoptado todas las medidas necesarias para evitar que la proximidad
del daño se transforme en siniestro.
En su versión extrema, el TS eliminó prácticamente la responsabilidad por culpa: a mitad de los 80 esta
doctrina se llevó al extremo de decir que la producción del daño acredita que no se ha agotado toda la
diligencia exigible y el causante es responsable, lo que equivale a una responsabilidad objetiva.
Además, la tendencia del TS (desacertada a menudo) fue también aplicar el principio de responsabilidad
objetiva fuera de los ámbitos legalmente previstos para ella (navegación aérea, circulación...). En estos
ámbitos, el TS extendió un principio de responsabilidad por riesgo, de manera que quien creaba un riesgo
con su actividad, debía ser responsable objetivamente y esto, sumado a la doctrina del agotamiento de la
diligencia, lleva casi a eliminar la responsabilidad por culpa.
Pero a principios de los 90, el TS da marcha atrás: se abandona la modalidad extrema del agotamiento de la
diligencia y reaparece la idea de que la responsabilidad objetiva se aplica a ámbitos legalmente establecidos
(no es un principio general); es decir, no se configura como un principio aplicable a su conveniencia a
cualquier caso de daño.
La regla más básica y de aplicación más amplia, sin embargo, sigue siendo, según el TS, la del 1902 CC:
responsabilidad por culpa.
14
Derecho de Daños (Tema 1)
4. El sistema normativo español de responsabilidad civil: las tres regulaciones fundamentales:
civil, penal y administrativa. La responsabilidad civil en el CC y su desarrollo
jurisprudencial. la responsabilidad civil derivada de delito en el CP 95
El Derecho de Daños o sistema de responsabilidad civil, aunque tiene una función prioritariamente de resolver
conflictos entre sujetos y de prevenir en materia de riesgos, está repartido en diferentes normas, incluso de
diferentes sectores del ordenamiento jurídico, y es aplicado por las cuatro jurisdicciones (civil, penal,
contencioso-administrativa y social). Hay textos civiles, leyes penales, normas administrativas, normas de
carácter laborale, etc. Esto crea un panorama de complicación, así como un problema de ajuste normativo y de
competencia jurisdiccional.
Normas sobre Derecho de Daños:
i)
Las encontramos principalmente en el Código Civil: (i) Art. 1902: responsabilidad general por el daño
causado, basada en la negligencia, fruto de la reconceptualización iusnaturalista e ilustrada del “alterum non
laedere”; (ii) Art. 1903: responsabilidad por hecho ajeno; (iii) Otros supuestos de responsabilidad (animales,
humos, árboles, edificios)
También ha surgido una legislación especial para el establecimiento de reglas de responsabilidad objetiva en
ciertos ámbitos de riesgo: caza, productos defectuosos, circulación de vehículos a motor, navegación aérea...
Esta disparidad o descodificación, a pesar de haber sido muy criticada, no es problemática, pues las reglas
de responsabilidad objetiva y las normas del Código Civil son susceptibles de una orientación armonizada a
través de principios comunes y de su aplicación por la jurisdicción civil.
ii) También hay normas de Derecho de Daños de carácter administrativo: art. 106 CE, 139 y ss Ley 30/92,
modificada por la Ley 4/99, que establece el derecho de los ciudadanos a ser indemnizados por los daños
que deriven del funcionamiento normal o anormal de las Administraciones Públicas. Ahora bien, este
sistema de responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas plantea unas dificultades:
1. El origen del sistema de la responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas es muy distinto
al de las reglas de responsabilidad civil del CC y de otras normas del Derecho de Daños. Así, ese
sistema, como aún se aprecia en el art. 139 Ley 30/92, surgió paralelamente a la idea de compensación
por las privaciones de derechos que la Administración causa y a la legislación de expropiación forzosa.
Durante el siglo XIX la Administración era tratada de forma muy privilegiada respecto los daños
causados a los particulares. Ello también afectaba a la expropiación forzosa.
Durante los años 50 del siglo XX se trató de modernizar la expropiación forzosa administrativa y se
creyó conveniente que el Estado indemnizara, no sólo por la expropiación forzosa strictu sensu, sino
también por los daños o lesiones patrimoniales producidos a los ciudadanos, de manera no querida y
buscada por los poderes públicos, por el funcionamiento normal o anormal, pero no en el sentido de
daño intencionado en atención a una privación forzosa.
Se arrastra hoy esta responsabilidad de las Administraciones con una Ley de acompañamiento de la Ley
de expropiación forzosa, si bien su finalidad es la misma que la del resto de Derecho de Daños, pero la
formulación de los preceptos genera estos residuos.
2. El problema de la jurisdicción: hay una jurisdicción administrativa especializada, que ha tratado
históricamente y, acaso de modo aún más claro recientemente, que absorba todos los asuntos donde una
Administración es demandada por su responsabilidad patrimonial. Ello se manifiesta en la Ley de la
15
Derecho de Daños (Tema 1)
jurisdicción contencioso administrativa (Ley 29/1998, de 13 de julio), que considera la contenciosoadministrativa como la competente, y nunca las jurisdicciones civil o penal.
La Ley 4/99, D. Ad. 12ª, dice que sólo la jurisdicción contencioso-administrativa podrá entender de las
demandas de responsabilidad por daños derivados del funcionamiento del sistema sanitario. Con
carácter aún más general, el art. 2 de la LJCA (Ley 29/1998, de 13 de julio), prohíbe que las
Administraciones Públicas sean demandadas en el orden civil o social por responsabilidad patrimonial.
El efecto más probable de este intento de concentración jurisdiccional en la contencioso-administrativa es
el de aumentar las demandas penales para tratar de eludir al máximo esa concentración jurisdiccional.
3. La distinción entre lo que es verdaderamente la responsabilidad civil de las
Administraciones Públicas de las diferentes situaciones de ayuda o asistencia a las víctimas de daños
que, por razones de protección a ciertas víctimas, han sido objeto de sistemas públicos de ayuda. Ej:
sistemas generales de protección de víctimas del terrorismo (Ley 32/1999, de 8 de octubre, de
solidaridad con las víctimas del terrorismo, y R. D. 1912/1999, de 17 de diciembre); ayuda a víctimas de
delitos violentos y contra la libertad sexual (Ley 35/1995, de 11 de diciembre, y R. D. 738/1997, de 23 de
mayo) que no puedan cobrar las indemnizaciones de los responsables del delito; las indemnizaciones
para afectados del sida contagiados por el sistema sanitario público o por transfusiones de sangre
infectada (Real Decreto Ley 9/1993 de Ayudas a los Afectados por VIH).
Hay una frontera, a veces muy tenue, entre lo que es la responsabilidad de las Administraciones Públicas
y lo que son los sistemas de solidaridad pública que se canalizan a través de las Administraciones que
gestionan los fondos de los ciudadanos. Por ejemplo, la STS, 3ª, 4.7.2002 (RJ 2002\6307) se pronuncia
sobre un atentado terrorista en un cuartel de la Guardia Civil, cuya explosión provocó la pérdida de
audición del oído izquierdo de una menor. El tribunal declara la existencia de una relación causa efecto
entre la explosión producida y las lesiones auditivas. El TS reconoce a la recurrente una indemnización
conforme a lo establecido en el artículo 3 del RD 484/1982, que se remite a las normas laborales o a las
que regulan la Seguridad Social incrementadas como máximo en un 20%.
4. Por otro lado, existen normas de responsabilidad civil en el ámbito laboral, que es uno de los principales
sectores de siniestralidad. Por ejemplo, arts. 115, 123, 127 LGSS; y arts. 42 y 55 Ley 31/1995, de 8 de
noviembre, de prevención de riesgos laborales.
5. Finalmente, existe un conjunto de normas sobre responsabilidad civil en los textos penales, básicamente
el CP, que regula la responsabilidad civil derivada del delito o falta. Tradicionalmente, esta
responsabilidad condujo al problema conceptual sobre si la responsabilidad civil derivada del delito era
diferente de la responsabilidad civil del Derecho de daños; ello se agravó con el art. 1902 CC, que puede
dar a entender que la responsabilidad derivada del delito es algo diferente a la responsabilidad por
daños.
El origen del problema (pseudoproblema, en realidad) es histórico y, en realidad, no existe en la mayoría
de los países. En cambio, en España, el Código Penal tiene normas diferentes o no compatibles con el
Código Civil y, además, se despacha por una jurisdicción diferente (la penal). Ello responde a un motivo
histórico relacionado con la evolución de la codificación española. La codificación penal precedió la civil
y, durante los trabajos previos del CP 1848, los redactores pensaron que se tardaría mucho en llegar a
culminar un CC y decidieron incluir normas sobre responsabilidad civil relativas a la reparación de los
daños causados por el delincuente.
16
Derecho de Daños (Tema 1)
Cuando en 1889 se aprobó el CC, el art. 1092 respetó la situación heredada. Actualmente, el CP 95, con
gran desacierto, ha mantenido aquella regulación; si bien se podía haber llevado al CC o a una ley
especial, se mantiene en el CP como un régimen especial, derivado del delito o falta, frente al general:
art. 109-122 CP, con reglas discrepantes de las civiles del Código Civil o las contenidas en otras normas
civiles. Esta dispersión se ha agravado con la inclusión en la LO 5/2000, de 12 de enero, de
responsabilidad penal de los menores, de reglas de responsabilidad civil (arts. 61-64).
Desde el punto de vista procesal, la razón para que, en principio, la responsabilidad civil derivada de un
hecho punible se decida en un proceso penal y por un Tribunal penal es de economía procesal. Como el
Ministerio Fiscal ejercitará la acción pública, puede ejercitar también, sin grave coste adicional, la acción
civil (art. 108 LECr) evitándose a la víctima o a sus familiares tener que acudir a otro proceso y,
eventualmente, tener que emplear y pagar su propia defensa y representación jurídica para obtener la
indemnización.

STS, 2ª, 22.11.2002 (RJ 2003\76): el art. 68 de la Ley de Contrato de Seguro permite que en los casos de seguro de
caución el asegurador, responsable civil directo, cobre del tomador del seguro lo que ha abonado el asegurado. Estas
acciones de reembolso pueden ejercitarse dentro del proceso penal (art. 100 y ss de la LECr. y 113 del CP), a pesar de
que sean terceros no agraviados directamente por el delito.

SAN, 3ª, 29.10.2008 (JUR 2008\351692): la falta de ejercicio de la acción civil en el procedimiento penal no impide el
ejercicio de la acción de responsabilidad patrimonial de la Administración.

STS, 2ª, 4.11.2008 (RJ 2008\6451): negligencia bancaria cometida por el actor civil que no releva al autor de un delito
de estafa de su obligación de restituirle por las cantidades ilícitamente apropiadas. El concepto de “perjudicado”
alcanza, no sólo al sujeto pasivo del delito, sino también a sus familiares o terceros.
Esta idea no es del todo convincente, pues si las reglas de costas actúan correctamente, se recuperaría lo
invertido en abogado y procurador. Además, en estos casos, a diferencia de lo que ocurre en la relación
cliente/ abogado, el perjudicado no puede controlar lo que hace el Ministerio Fiscal, pues los ingresos y
promoción profesional de éste no dependen de lo que obtenga el perjudicado (el MF es un funcionario).
Por lo tanto, no es acertado creer que los perjudicados están mejor protegidos por el MF, que un cliente
por su abogado (aunque el costo es, sin duda, menor).
Ante el inicio de un proceso penal por la comisión de un delito o falta, salvo que el perjudicado decida otra cosa,
se entiende ejercitada la acción civil junto a la penal (pero esta acción la puede ejercitar también la víctima bajo
su propia defensa y representación, además del MF). Asimismo, la víctima puede optar por:
1) Renunciar expresamente a la acción civil, en cuyo caso desaparece esta acción para reclamar tanto en la
jurisdicción penal como civil.

STS, 1ª, 11.7.2002 (RJ 2002\6200): accidente de trabajo donde el trabajador firma ante notario una transacción a cambio de
desistir de todas las acciones penales o civiles que pudiera emprender contra su empresa o la aseguradora.

STS, 1ª, 19.5.2006 (RJ 2006\3664): maltrato de obra, delito de agresión sexual y falta de lesiones. La renuncia a la acción
civil debe ser expresa, no basta la renuncia a la acusación particular (art. 108 LECrim).
2) Hacer la reserva de acciones civiles: el perjudicado se reserva el derecho a, concluido el proceso penal, ejercer
acciones por responsabilidad civil ante un tribunal civil, de manera que la competencia de éstos no queda
excluida.
Si la víctima no se ha reservado la acción civil o no ha renunciado a ella, el tribunal competente será el penal y,
junto la sentencia que decida la responsabilidad criminal, decidirá la civil. Situaciones posibles:
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Derecho de Daños (Tema 1)
(i)
Cuando la sentencia sea condenatoria, se establecerá una indemnización de daños y perjuicios por la
responsabilidad civil derivada del delito que se esté castigando.
Cuando la sentencia no sea condenatoria por falta de responsabilidad criminal con base en las causas
previstas en el art. 20 números 1, 2, 3, 5, 6 CP (embriaguez, anomalías psicológicas, estado de necesidad,
miedo insuperable), de acuerdo con el art. 18 CP, la exculpación de la responsabilidad criminal no
comprende la de la civil.
Si es absuelto por otra causa distinta, no se puede condenar en sede penal a la indemnización de
responsabilidad civil.
(ii)
(iii)

STS, 1ª, 31.1.2004 (RJ 2004\444): Luis Antonio manipulaba un cohete pirotécnico, que le estalló y le amputó varios dedos
de la mano derecha. La absolución penal determina la inexistencia de una acción de responsabilidad civil ex delicto y hace
necesario recurrir a la acción de responsabilidad extracontractual del art. 1902 CC y al plazo prescriptivo de un año. Existe
un voto particular según el cual si la absolución penal es por prescripción, o hay reserva de acciones, el plazo es de 15
días.

STS, 1ª, 13.9.2007 (RJ 2007\5305): muerte de trabajador que participaba en las obras de demolición de un edificio. Su
trabajo se ceñía exclusivamente al correcto manejo de la pala, haciéndolo bajo la dirección técnica del encargado,
conocedor de la lex artis y del riesgo objetivo que conllevaban los trabajos. La inexistencia de conducta punible no excluye
necesariamente la realidad de un ilícito civil siempre que resulte demostrado. La sentencia recaída en el juicio penal
previo no declaró que el hecho enjuiciado no había existido, sino que este hecho no podía atribuirse a la autoría del
ademandado a los efectos de imputarle la responsabilidad criminal. No impide, por tanto, que los Tribunales civiles
puedan valorar las pruebas y apreciar los hechos nuevamente en el plano de la responsabilidad civil.

STS, 1ª, 14.1.2009 (RJ 2009\1621): el plazo de prescripción en un caso de responsabilidad civil derivada de un hecho
delictivo cometido por menores es el de 15 años del art. 1964 CC, y no el de 1 año.
Si el tribunal penal ha condenado por responsabilidad civil, no cabe reproducir la acción en un tribunal civil:
“efecto consuntivo de la acción por responsabilidad civil”, a salvo hechos o circunstancias nuevas de daño.

STS, 1ª, 24.9.2002 (RJ 2002\7840): accidente de circulación por el que recibió una indemnización en el proceso penal. Es
posible, de forma excepcional, solicitar en vía civil una indemnización complementaria cuando concurren supuestos o
hechos que no se tuvieron, ni se pudieron tener en cuenta, en la sentencia del orden penal, como nuevas lesiones,
agravamiento de las actuales o muerte.
Cuando el tribunal civil conoce de la acción indemnizatoria con base en la reserva de acciones hecha por la
víctima (existiendo sentencia condenatoria penal o las causas absolutorias del art. 20), aplicará los arts. 109 y ss.
CP. Pero si no hay sentencia condenatoria, el tribunal civil aplicará las normas del CC y no las del CP. Además,
el tribunal civil no está vinculado por la sentencia penal, en particular, por la sentencia absolutoria penal,
excepto cuando haya absolución por inexistencia de hechos. Ejemplos:

STS, 2ª, 3.4.2002 (RJ 2002\6115): falsedad en documento público. Por vía de responsabilidad civil, se declaran nulas las
escrituras públicas a las que se adjuntaron las certificaciones falsificadas, se cancelan las inscripciones registrales que
pudieran haberse derivado y se condena a los acusados a abonar solidariamente los gastos de las escrituras,
exceptuándose al notario, que sólo responde respecto a la escritura por la que es condenado. Se declara la responsabilidad
civil directa de “Cosare SA” respecto a la escritura en la que se formalizó su compra.

STS, 2ª, 3.4.2002 (RJ 2002\6116): una persona prendió fuego a su inmueble para cobrar la indemnización fijada en la
póliza de seguros que había contratado. A consecuencia del incendio, causó lesiones a un vecino. El TS exonera a la
aseguradora de responsabilidad civil porque las partes acusadoras no ejercitaron adecuadamente dicha acción.

STS, 1ª, 31.1.2005 (RJ 2005\1475): Vulneración del derecho de acceso a la jurisdicción al declararse indebidamente que
una acción de reclamación de daños y perjuicios derivados de un accidente de circulación había prescrito. No se puede
colegir que una persona tiene conocimiento del archivo de un proceso penal y que ha comenzado a computarse el plazo
para el ejercicio de la acción civil, ni se puede exigir a las personas legas en Derecho tales conocimientos, sólo por el hecho
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Derecho de Daños (Tema 1)
de haber participado en otro pleito en el que no fue parte y que versaba sobre el mismo accidente sufrido. Asimismo, no
puede presumirse que las actuaciones conocidas por el letrado de la aseguradora también deban entenderse conocidas por
las personas posteriormente asistidas por el letrado en otros procedimientos.

STS, 1ª, 16.11.2004 (RJ 2004\7235): lesiones sufridas tras caerle encima una de los dos hojas de la puerta del
estacionamiento de vehículos de un edificio del Ministerio de Justicia e Interior, donde trabajaba como funcionaria. El TS
declara la competencia de la jurisdicción civil en los casos de responsabilidad de la Administración cuando existen otras
concausas.

STS, 1ª, 5.5.2008 (RJ 2008\2947): lesiones sufridas al caer y golpearse contra el suelo por efecto de un puñetazo en la boca
propinado por quien acababa de recibir de aquél una patada en los testículos. La sentencia penal absolutoria no produce
cosa juzgada en la vía civil, pero constituye en ella medio de prueba cualificado de los hechos contemplados, en cuanto
fueran determinantes de su fallo. Apreciación de la legítima defensa como causa de exclusión de la antijuridicidad.
En materia de daños cubiertos por un seguro obligatorio de vehículos a motor existen especialidades en la
materia, pues en muchos casos hay diligencias penales o un procedimiento penal, y los tribunales, aunque
absuelvan, dictan un auto ejecutivo en materia de responsabilidad del automóvil que establece la indemnización
que deberá la Compañía de seguros con la que el causante del daño tenga contratada su cobertura obligatoria de
responsabilidad civil. Se trata de una excepción, pues aunque el tribunal penal no está condenando, por razones
de economía procesal, se entiende que debe fijar en auto la indemnización.
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