La importancia del ajuste del pH El pH de la solución nutritiva es un parámetro de cuyo control y ajuste depende, en buena medida, la eficacia de los tratamientos nutricionales y fitosanitarios. Su importancia se explica tanto por la exigencia de mantener un pH óptimo en cuanto a que favorezca la disponibilidad y asimilabilidad de los elementos nutritivos para la planta, como a la necesidad de generar unas condiciones de pH tendentes a prevenir la formación de precipitados, y por tanto obturaciones en los sistemas de fertirrigación y pulverización. Estos problemas se presentan fundamentalmente en aguas cuyo contenido en carbonatos o bicarbonatos es elevado (aguas alcalinas), que suelen presentar problemas si previamente no han sido correctamente aciduladas. ¿Qué es el pH? El pH es un parámetro que mide la acidez ó alcalinidad de una solución. Este valor indica la relación que existe entre la concentración de iones libres (H+) y (OH-) presentes en una solución y oscila entre 0 y 14. Una solución nutritiva se considera ácida cuando presenta unos valores de pH inferior a 7 (la concentración de (H+) libres es superior a la concentración de (OH-)). La solución es básica ó alcalina cuando presentan un pH superior a 7 (la concentración de (OH-) libres es superior a la concentración de (H+)). Una solución se considera neutra cuando el valor de pH es igual a 7 (la concentración de (H+) es igual a la concentración de (OH-)). El pH de los fertilizantes disueltos en agua Algunos de los fertilizantes como MAP (fosfato monoamónico), acido fosfórico, ácido nítrico y sulfato amónico tienden a acidificar las soluciones; otros como nitrato potásico, nitrato cálcico, nitrato magnésico y sulfato potásico tienden a alcalinizarlas. De ahí la importancia de conocer la reacción de fertilizantes y sus mezclas una vez disueltos en el agua para evitar pérdidas de cosecha (en cantidad o calidad) y pérdida de nutrientes debido a la formación de precipitados. Las soluciones nutritivas para aplicación agronómica pueden clasificarse en: - Óptimas: si sus valores de pH oscilan entre 5,5 - 6,5. - Subóptimas: si sus valores de pH oscilan entre 6,5 - 7,5. - Inadecuadas: si sus valores de pH están por debajo de 5,5 ó por encima de 7,5. Cuando los plaguicidas y algunos fitosanitarios se diluyen en aguas alcalinas presentan cierto grado de hidrólisis (ruptura de moléculas) lo que reduce la vida media del agroquímico con la consiguiente pérdida de efectividad. Ventajas de la regulación del pH de una solución nutritiva El ajuste del pH de la solución nutritivas afecta al crecimiento vegetal y nos proporciona múltiples aspectos ventajosos: - Disponibilidad de nutrientes: para que se puedan absorber los nutrientes éstos tienen que estar disueltos. Valores extremos de pH pueden provocar la precipitación de ciertos nutrientes con lo que permanecen de forma no disponible para las plantas. - Proceso fisiológico absorción de nutrientes: todas las especies vegetales presentan unos rangos característicos de pH en los que la absorción de nutrientes se hace idónea. Fuera de este rango la absorción se ve dificultada. - Prevención y/o eliminación de obstrucciones y depósitos en emisores y redes de riego que suceden por tres causas fundamentales: por la presencia de sólidos en suspensión (físicas), por la presencia de bacterias y algas (biológicas) y formación de precipitados (químicas). Regulando el pH del agua evitamos o re-disolvemos estas obstrucciones y creamos un ambiente indeseable para el crecimiento microbiano. Consideraciones prácticas relacionadas con el control de pH La inmensa mayoría de las aguas de riego que manejamos muestran unos valores de pH superiores al óptimo. Teniendo valores de pH superiores a 7,5 se ve afectada, entre otros, la correcta asimilación de nutrientes como fósforo, hierro y manganeso. Influencia del pH del medio de cultivo sobre la asimilación de nutrientes. El pH en las soluciones debe ser tal que permita estar en estado asimilable a todos los nutrientes, evitando la formación de precipitados indeseables que pudieran causar obturaciones en los sistemas atomizadores o en los sistemas de riego e indisponibilidad para la absorción de dichos nutrientes. Así, el hierro a un pH superior a 6,5 se encuentra disponible para la planta en menos de un 50%, mientras que a un pH 8 no queda nada disponible debido a su precipitación (como hidróxido férrico). Sin embargo a pH inferior a 6.0 más del 90% del hierro permanece en forma asimilable y disponible para las plantas. El manganeso sigue una dinámica similar al hierro. Por encima de pH 7,5 la disponibilidad de fósforo y calcio pueden decrecer considerablemente debido a que forma precipitados insolubles en presencia de calcio. Por encima de pH 8,5 hay mayor riesgo de precipitación de calcio y magnesio en forma de carbonatos, lo que puede provocar importantes obturaciones. Por tanto, en el rango de pH 5,0 – 6,5 la práctica totalidad de los nutrientes está en forma directamente asimilable para las plantas, por encima de 6,5 la formación de precipitados puede causar bastantes problemas y por debajo de 5,0 puede verse deteriorado el sistema radical. Si el pH de la solución es inadecuado (ácido ó básico) la cantidad y calidad de la cosecha se ve afectada. Rangos de pH óptimo para distintos cultivos Olivo: 6,0 – 7,8; Cítricos: 6,0 – 7,5; Tomate: 5,8 – 7,2; Vid: 5,3 – 6,7; Maíz: 5,5 – 7,5; Patatas: 5,0 – 5,8; Trigo: 5,5 – 7,2; Arroz: 5,0 – 6,5. Cómo actúa un regulador de pH Un regulador de pH es una solución que amortigua de forma inmediata los pH extremos de los caldos de aplicación producidos por la adición de productos de reacción alcalina o por el empleo de aguas duras, consiguiendo los siguientes efectos: √ Evitar la degradación por hidrólisis de las materias activas de todos aquellos tratamientos sujetos a un pH elevado, manteniendo la total efectividad del tratamiento. √ Al ser aplicado en riego localizado tiene efecto desincrustante previniendo y eliminando precipitados. √ Suministra a la planta un muy completo aporte de nutrientes para la época de floración. √ Facilita la penetración de los caldos de aplicación a través de las hojas. √ Estabiliza, potencia y activa los caldos de aplicación Conclusiones Por todo lo anteriormente expuesto resulta imprescindible el ajuste y control del pH de las soluciones con la adición de un regulador para obtener unos valores óptimos comprendidos entre 5,5 y 6,5. Así evitaremos la formación de precipitados y obturaciones indeseables, alcanzaremos una mayor durabilidad de los componentes de la instalación y, sobre todo, lograremos un estado óptimo para la nutrición mineral de los cultivos que se traducirá en un aumento de la productividad y calidad de las cosechas. Es interesante además controlar el pH del entorno del suelo del cultivo dónde se desarrollan las raíces con el fin de asegurarnos una correcta nutrición vegetal. EQF Fertilizantes Ctra. de Rivero s/n. 14730 POSADAS (Córdoba) Fuentes: Alarcón Vera, A.L., Acefer, Infoagro