25 años de un magnicidio con la verdad incompleta

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www.eltiempo.com - DOMINGO 17 DE AGOSTO DE 2014 - EL TIEMPO
debes saber
Además de Torregrosa, hay sospechas
sobre un escolta de Galán que terminó
en la seguridad de Carlos Pizarro, líder
del M-19 asesinado 7 meses después.
EL CORONEL QUINTERO
ESCOLTA INFILTRADA
EL PRIMERO DE LA LISTA
ALIANZA TENEBROSA
Galán fue el primero de 3 candidatos a
las presidenciales de 1990 –Pizarro y
Bernardo Jaramillo– asesinados. En
cada caso, el DAS fue cuestionado.
El valiente oficial Valdemar Flanklin
Quintero frustró un atentado contra
Galán. Pero fue asesinado unas
horas antes que el político liberal.
25 años de un
magnicidio con la
verdad incompleta
25 años del
magnicidio
Unidad Investigativa y
Redacción Justicia
Miguel Antonio Maza Márquez, exdirector del DAS, 76
años; Alberto Santofimio Botero, exsenador de la República, 72 años; Manuel Antonio
González, alto funcionario
del DAS, 62 años; Luis Felipe
Montilla, excomandante de
la Policía de Soacha, 58 años;
Jhon Jairo Vásquez, ‘Popeye’, sicario de Pablo Escobar,
52 años…
Los rostros avejentados de
los procesados por el magnicidio de Luis Carlos Galán
Sarmiento, el líder del Nuevo Liberalismo asesinado el
18 de agosto de 1989, son la
mejor evidencia de la inoperancia de la justicia colombiana en el esclarecimiento
de un crimen que hirió al
país en lo más profundo y lo
forzó a enfrentar a uno de
sus peores demonios: el narcotráfico.
En el camino del hombre
que todos daban por presidente de Colombia en las
elecciones de 1990 se atravesó un complot en el que participaron Pablo Escobar y
Gonzalo Rodríguez Gacha,
capos del cartel de Medellín;
paramilitares del Magdalena medio, miembros del
DAS, la Policía y el Ejército
y políticos que lo veían como
una amenaza.
Después de 25 años, solo
hay dos condenados, ambos
de las entrañas de Escobar:
‘Popeye’, su sicario de confianza, y Alberto Santofimio
Botero, acérrimo enemigo
político de Galán y ficha del
capo en el Congreso.
En medio de la guerra
frontal contra el narcoterrorismo, la justicia se concentró solo en el máximo jefe
del cartel de Medellín y por
años ignoró claras pistas
que apuntaban a otros poderosos sectores, sin cuya complicidad el crimen no se hubiera podido ejecutar.
El plan para matarlo fue
tan cuidadosamente calculado que quien lea los miles de
folios del expediente llegará
a una sola conclusión: Galán
Sarmiento estaba condenado a muerte.
Sus asesinos alcanzaron
tal precisión que lo llevaron
a ciegas a una tarima hecha
cuatro horas antes, para que
las balas lo impactaran, de
abajo arriba, en puntos en
los que el chaleco antibalas
no lo protegía.
Dos semanas antes se había salvado de un atentado
con rockets en Medellín. Pero en Soacha, agentes del Estado debilitaron su escolta y
se lo entregaron a la mafia
en una plaza pública custodiada por un puñado de viejos policías.
¿A quién beneficiaba ese
crimen?
Sin duda, al narcotráfico,
que sabía que él era el único
candidato dispuesto a extraditarlos a Estados Unidos, a
pesar de la ola de violencia
con la que tenían arrodillado al país. Pero también a un
grupo de políticos cercanos
al proyecto paramilitar que
germinaba en el Magdalena
Medio y en los Llanos.
Además de Santofimio,
Galán estaba enfrentado a
Hernando Durán Dussán,
exalcalde de Bogotá, exministro de Educación y uno
de sus competidores por la
candidatura oficial del liberalismo a la Presidencia.
Varios documentos de la
Fiscalía aseveran que Durán Dussán era uno de “los
miembros del brazo político
de la mafia”, una lista que
encabeza Santofimio y en la
que también aparecen los
congresistas Ernesto Lucena, Tiberio Villarreal y Cé-
La Fiscalía dice que en los atentados y
masacres de los 80 y 90 hubo pactos
entre políticos, narcos, ‘paras’ y
oficiales de la Fuerza Pública.
sión de proteger al hombre
más amenazado de Colombia. Torregrosa, quien llegó
al DAS tras laborar en el archivo de un colegio, tomó decisiones que facilitaron la acción de los sicarios.
El día del atentado le preguntó a Galán si iba a llevar
chaleco antibalas y, cuando
ya iban rumbo a Soacha, envió a dos de los guardaespaldas de confianza del candidato a Villeta, con la excusa de
que era la siguiente parada
electoral de Galán.
Así, el valiente enemigo
de la mafia y probable próximo presidente llegó a la fatídica manifestación con apenas seis guardaespaldas.
La Fiscalía está segura de
que Torregrosa se reunió horas antes con el capitán Luis
Felipe Montilla, jefe de la Policía de Soacha, también acusado por el crimen, para relajar las medidas de seguridad
en ese municipio.
Aunque en documentos
oficiales de la época la Policía aseguró que la seguridad
de la manifestación estuvo a
cargo de 50 uniformados, entre ellos expertos francotiradores, eso nunca ocurrió.
Los videos del momento
del ataque dejan en evidencia que ningún policía protegió a Galán. De hecho, el suboficial Josué Ariza, jefe del
escuadrón de motorizados
de Soacha, aseguró que solo
él y ocho uniformados más
estaban en la plaza. Además,
que Montilla lo quiso obligar a firmar un documento
LA
en el que se hablaba de un
DEFENSA
gran operativo. Ariza se neDE MAZA
gó y, luego de darle su versión a la Fiscalía, en el 2010,
El general
simplemente desapareció.
Miguel Maza
Inexplicablemente, aunMárquez fue
considerado en que Montilla sabía del alto
riesgo en el que estaba el cansu momento
didato, ordenó mover a 15 exun héroe en
la lucha contra perimentados contraguerrilos narcos y se lla hacia el comando de Cundinamarca, en Bogotá.
salvó de dos
Ese traslado también lo inatentados,
tentaron ocultar, y cuando
incluyendo la
quedó en evidencia, Montibomba que
lla aseguró que tan solo cumacabó con
plía órdenes de sus jefes en
el edificio del
la Policía de Cundinamarca:
DAS en 1989.
los entonces coroneles ArgeEse es uno de
los argumentos miro Serna y Óscar Leal Pérez. Serna, junto con Maza
que ha usado
Márquez y Óscar Peláez Caren su defensa.
mona, director de la Dijín,
Maza dice que
son los tres generales enreno tiene lógica
dados en este crimen.
que se haya
“Yo no debilité ningún esaliado con
quema de seguridad (...). Por
Pablo Escobar
el contrario, a mí me debili–quien ordenó
taron. No fue por orden mía
matarlo– para
el crimen. Sobre que ese personal salió de
Soacha. Fue por orden de los
la designación
coroneles Leal Pérez o Serde Torregrosa
na”, dijo Montilla.
como jefe de
A las 8:40 de ese viernes 18
seguridad del
candidato, dice de agosto, las ráfagas de las
ametralladoras
se mimetizaque fue el
ron con el ruido de la pólvopropio Galán
ra que estalló durante toda
quien pidió
la jornada y que era parte de
relevar al
la estrategia. Juan Lozano,
detective que
político cercano a Galán, repor años
cuerda que le reclamó a Tocumplió esa
rregrosa por no subirse a la
tarea y que
nunca se quejó tarima con su protegido, como lo ordenaban todos los
de Torregrosa.
protocolos de seguridad.
La familia
Solo su guardaespaldas SanGalán y el
tiago Cuervo lo protegió. Pero
presidente
nada pudo hacer frente a las
César Gaviria
balas que salían por debajo de
niegan esa
versión. “El DAS la tarima. Él, Galán y el concejal Julio César Peñalosa fuecumplió”,
ron las víctimas mortales, peasegura.
ro todo el país quedó herido.
Torregrosa, según la investigación, decidió llevar al
candidato agonizante a un
hospital de primer nivel, en
el que no pudieron ayudarlo
y tuvieron que remitirlo al
antiguo hospital de Cajanal,
al que llegó, más de una hora después, sin vida.
Además se demoró largos
minutos en notificarle al alto mando el atentado, a tal
Solo dos de los más de 20 directos implicados en el crimen de Luis
Carlos Galán están condenados. Aún falta por establecer la complicidad de
políticos y de oficiales del Ejército y de la Policía que no han sido tocados.
Luis Carlos
Galán se
enfrentó a
Pablo Escobar
y señaló a los
políticos que se
aliaron con el
poderoso narco
que tenía
arrodillado al
país. Foto cortesía:
Carlos Duque
“Autoridades
de todo
orden
mostraron
complacencia
y simpatía
con los
traficantes
de droga,
que
obnubilaban
con su
dinero,
pretendiendo
que todo lo
podían
comprar”.
Fiscalía
ACUSACIÓN A
GENERAL MAZA
sar Pérez, condenado por la
masacre de Segovia, cometida por los mismos paramilitares del Magdalena Medio
que pusieron los sicarios
que mataron a Galán.
No es gratuito que en el
multitudinario entierro de
Galán, en el Cementerio Central, la gente llorara y gritara: “Los votos de Galán no serán para Dussán” (sic).
Durán Dussán murió en
1998, tras una larga carrera
diplomática, sin que siquiera hubiera sido llamado a declarar por este caso en el que
sonó desde un primer momento.
De hecho, para la Fiscalía
no es una coincidencia que
la Asociación Campesina de
Ganaderos y Agricultores
del Magdalena Medio (Acdegam), fachada política de los
grupos ‘paras’, le hiciera
campaña a Durán Dussán
tras la muerte de Galán.
A lo largo del expediente
se mencionan otros nombres de políticos, entre ellos
el del fallecido Víctor Renán
Barco, el gran cacique de Caldas, y los de William Vélez
Mesa y Jairo Ortega, socio
político de Escobar.
También figura el extinto
‘zar’ de las esmeraldas, Víctor Carranza, quien murió
en el 2013 sin rendirle cuentas a la justicia por este y por
otros oscuros episodios que
lo relacionaban con la génesis del paramilitarismo.
La ruta militar
Esta semana, en una polémica decisión, la Corte Suprema confirmó la absolución del teniente del Ejército
Carlos Flórez, señalado de
haber recibido en Bogotá a
los sicarios que envió el jefe
paramilitar Henry de Jesús
Pérez para asesinar a Galán,
cumpliendo el plan acordado con los capos de Medellín.
Si bien los magistrados admiten que Flórez fue ficha
de alias el ‘Mexicano’, validaron dos fallos anteriores que
señalan que no había pruebas de que el teniente hubiera participado en este crimen. Sin embargo, por la
misma época, los ‘paras’ mataron en Bogotá al sindicalista y líder de la Unión Patriótica (UP) Teófilo Forero. El
sicario fue Eduardo Rueda
Rocha, el mismo hombre
que disparó contra el jefe del
Nuevo Liberalismo. Flórez
está condenado y es prófugo
de la justicia por esa muerte.
Hasta ahora, las decisiones judiciales no han tocado
a ningún alto oficial del Ejér-
cito, a pesar varios testigos
dicen que miembros de la
Brigada de Inteligencia, B-2,
colaboraron activamente en
el complot.
Muchas de las pistas de
esa alianza se las llevó a la
tumba el coronel del Ejército Luis Bohórquez, jefe militar de Puerto Boyacá y socio
de Henry de Jesús Pérez.
A Bohórquez lo mataron
un año después del crimen
de Galán, cuando se desplazaba a Bogotá para confesar
lo que sabía del magnicidio,
que se fraguó en tres frentes:
debilitar a su cuerpo de escoltas, mover fichas para que
los sicarios actuaran libremente en Soacha y la posterior desviación de la investigación.
El general Miguel Alfredo
Maza Márquez, entonces director del DAS, y su jefe de
Protección, Manuel González, se preparan para defenderse en juicio por haber minado el esquema de protección de Galán con el nombramiento de Manuel Torregrosa, un oscuro exoficial
de la Policía que murió en el
2009 sin ser procesado.
Sin experiencia y con una
hoja de vida mediocre en la
Policía (de la que salió en
1972), le fue asignada la mi-
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