Caza de brujas

Anuncio
Caza de brujas
"Las armas se han transformado en cámaras en esta comedia
formal, el safari ecológico, porque la naturaleza dejó de ser lo
que siempre había sido, aquello contra lo que la gente
necesitaba protección. Ahora la naturaleza domesticada, en
peligro de extinción, mortal, necesita ser protegida contra la
gente."
Susan Sontag
¡El que esté libre de pecado que tire la primera piedra!
Jesús de Nazaret
La caza de brujas es la búsqueda de brujos, brujas o
evidencias de brujería, que llevaba a acusar a la persona
afectada de brujería, a un juicio y finalmente a una condena.
Muchas culturas,
tanto
antiguas como
modernas, han
reaccionado de forma puntual a las acusaciones de brujería con
miedo supersticioso y han castigado, o incluso asesinado, a los
presuntos o presuntas practicantes.La caza de brujas como
fenómeno generalizado es característica de la Europa Central a
inicios de la Época Moderna. Base para la persecución masiva de
mujeres (puntualmente también menores y hombres e incluso
animales) por la Iglesia y sobre todo por la justicia civil, fue la
idea, extendida entre teólogos y juristas, de una conspiración del
Demonio para acabar con la Cristiandad.Las cazas de brujas
todavía ocurren en la actualidad y suelen clasificarse dentro del
llamado pánico moral. De forma general, el término ha llegado a
denotar la persecución de un enemigo percibido (habitualmente
un grupo social no conformista) de forma extremadamente
sesgada e independiente de la inocencia o culpabilidad real.
Métodos de tortura empleados
La Inquisición fue un tribunal eclesiástico establecido en
Europa durante la Edad Media para castigar los delitos contra la
fe. Sus víctimas eran las brujas, los homosexuales, los
blasfemos, los herejes (cristianos que niegan algunos de los
dogmas de su religión) y los acusados de judaizar en secreto.
Los acusados eran brutalmente interrogados, mediante torturas,
y ejecutados sin ninguna piedad, requisándose sus bienes.Las
torturas de la Inquisición se pueden agrupar en “bloques”:
Torturas para el castigo ejemplarizante y la humillación
pública
Se trataba de objetos que se le colocaban al reo para
humillarle ante los ciudadanos; éste era insultado y maltratado
por la muchedumbre mientras el verdugo multiplicaba su
tormento, de distintas maneras, según cuál fuera el instrumento
que se impusiera. Estos instrumentos de condena se imponían
por las causas menos graves, como desobediencia, desorden
público, a los vagos, borrachos y a quienes no cumplían con sus
obligaciones religiosas.
Un ejemplo de este tipo de tortura es la flauta del
alborotador: en este instrumento, hecho de hierro, el collar se
cerraba fuertemente al cuello de la víctima, sus dedos eran
aprisionados con mayor o menor fuerza, a voluntad del verdugo,
llegando a aplastar la carne, huesos y articulaciones de los
dedos.
Aparatos creados para torturar específicamente a las mujeres
No fueron escasos los objetos ideados para torturar y hacer
sufrir a mujeres acusadas de brujería, prostitución o adulterio.
Normalmente, pocas mujeres eran acusadas de herejía.
La pera oral, rectal o vaginal: era un instrumento con forma
de “pera al revés”, hecho de hierro que terminaba con una llave
de bronce y un gran tornillo. Fue creado para torturar a las
mujeres, pero más adelante se descubrió que también era muy
eficaz para los hombres. Se embutían en la boca, recto o vagina
de la víctima, y allí se desplegaban por medio del tornillo hasta
su máxima apertura. El interior de la cavidad quedaba dañado
irremediablemente. Las puntas que sobresalen del extremo de
cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la
garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral
normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos. La pera
vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de
tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la
rectal a los homosexuales.
La postura de la Iglesia católica hoy
En Italia, Galileo Galilei (1564-1642) fue obligado por la
Inquisición a declarar que su teoría heliocéntrica era una
hipótesis, la cual no podía demostrar científicamente, que
situaba al Sol en el centro de todo, en contra de la creencia que
situaba la Tierra como el centro del universo (véase: teoría
geocéntrica). El sistema copernicano podía interpretarse como
un simple cambio de sistema de referencia, que simplificaba el
cálculo astronómico del movimiento de los cuerpos celestes, sin
necesidad de un cambio en la concepción metafísica del mundo.
De hecho, Galileo fue obligado en su primera condena (1616) a
no hablar del sistema heliocéntrico. Sin embargo, Galileo, que
inauguró la Física experimental y la ciencia en el sentido
moderno, insistía en que el movimiento de la Tierra alrededor del
Sol es un movimiento real, material.El papa Juan Pablo II pidió
perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la
Iglesia a lo largo de la historia, así como por haber dejado de
hacer el bien necesario en favor de judíos y otras minorías
perseguidas. En una carta enviada a los cardenales católicos, el
papa Juan Pablo II exhortó a la Iglesia a reconocer los errores
cometidos “por sus hombres, en su nombre”, y les anima a
arrepentirse.En el caso de Galileo propuso una revisión honrada
y sin prejuicios en 1979, pero la comisión que nombró al efecto
en 1981 y que dio por concluidos sus trabajos en 1992, repitió
una vez más la tesis de que Galileo carecía de argumentos
científicos para demostrar el heliocentrismo en la epoca en que
fue publicado originalmente y sostuvo la inocencia de la Iglesia
como institución y la obligación de Galileo de prestarle
obediencia y reconocer su magisterio, justificando la condena y
evitando una rehabilitación plena.A veces se ha sacado de
contexto lo que el propio cardenal Ratzinger, prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, expresó en 1990, citando
al filósofo agnóstico Feyerabend: «En la época de Galileo la
Iglesia fue mucho más fiel a la razón que el propio Galileo. El
proceso contra Galileo fue razonable y justo».Algunos han
interpretado que de esta manera se revalida la posición de que la
Iglesia tiene derecho a decidir qué tesis científicas pueden ser
defendidas y cuáles deben ser prohibidas, y a condenar y
castigar a los que defiendan estas últimas.La versión según la
cual las acusaciones contra la Inquisición son calumniosas o
exageradas empezó con Jacques Mallet du Pan en 1784 y fue
reeditada múltiples veces con el beneplácito de la Iglesia
católica durante dos siglos, y en esencia dice que Galileo no fue
condenado por ser un científico, sino por ser un mal teólogo.La
Inquisición española desarrolló su actividad en los territorios
españoles de América a través de tres tribunales; los de Lima y
México fundados en 1569, y el de Cartagena de Indias, fundado
en 1610. En el resto de las colonias españolas americanas
también actuaba, por medio de un comisario y el subsiguiente
sistema de notarios y "familiares" (delatores oficiales), sujeto a
la jurisdicción uno de los tres tribunales principales. La
Inquisición fue abolida por la primera Constitución española y
desapareció
con
la
independencia
de
hispanoamericanas, a comienzos del siglo XIX.
las
naciones
Persecución
Persecución es el conjunto de acciones represivas o maltrato,
persistentes, realizadas por un individuo o más comúnmente un
grupo específico, sobre otro grupo o sobre un individuo, del cual
se diferencia por la manera de pensar o por determinadas
características físicas, religiosas, culturales, políticas, étnicas u
otras. También se incluye la persecución de especies no
humanas (como los predadores). Sin embargo se aplica más
frecuentemente a persecución entre seres humanos. Naciendo a
menudo la persecución del prejuicio.
Generalidades
Lo más común consiste en la opresión de un grupo minoritario
por parte de una mayoría, ya que lo inverso es menos frecuente.
Va desde la tolerancia (es distinto tolerancia de libertad) o
ignorarlo en determinados marcos, hasta la integración forzada,
el secuestro de las mujeres y niños, el asesinato, el genocidio y
la extinción. Suele ir acompañado de la destrucción o el expolio
de sus bienes (casas, tiendas, centros religiosos, etcétera). El
término ha sido usado históricamente para denotar actos de
violencia indiscriminada, sean espontáneos o premeditados. La
persecución entre seres humanos va mucho más allá de estar
dirigida a grupos religiosos, étnicos o políticos. Cualquier
diferencia identificable en apariencia o comportamiento puede
servir de base a la persecución, como ser homosexual, zurdo, o
usar drogas.[cita requerida] El único rasgo común entre esta
lista de excusas, es la percepción del individuo o grupo como
diferente. Debido a eso, se considera que "perseguir" es la
expresión de un rasgo general del comportamiento social, quizá
relacionado con el tribalismo, que busca imponer o reforzar la
conformidad.La persecución no es reconocida como tal por los
perseguidores, solamente por sus víctimas o por observadores
externos. Los perseguidores no sienten que haya nada malo en
sus acciones o lo racionalizan como de escasa importancia o
temporal si lo comparan al fin que buscan, contrarrestar lo que
consideran una mayor y más seria amenaza, "El fin justifica los
medios" en sus actos. Como en otros comportamientos de
agresor y víctima, el agresor culpa a la víctima de la agresión. La
justificación más común es que buscan protegerse así mismos, a
sus familias y a la sociedad de lo que ellos perciben como
peligrosa
influencia
del grupo perseguido. Cuando
los
confrontan, siempre niegan los hechos, y aunque se los
demuestren, son casi incapaces de reconocer nada. Ellos están
libres de culpa y así se lo hacen ver a todos.En 1951 en la
Organización de las Naciones Unidas se define al refugiado como
la persona que:"Teniendo un temor bien fundado de ser
perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad,
membresía a un grupo social particular, u opinión política, está
fuera de su país, de su nacionalidad y está inhabilitado o, debido
a ese temor, no desea colocarse en la protección de dicho país."
Organizaciones contra la Persecución
A partir del siglo XIX surgieron organizaciones solidarias
contra las persecuciones destacando las siguientes:
Liga de los Derechos Humanos, una de las organizaciones
no gubernamentales pionera en la defensa de los derechos
humanos, fue creada en 1898, por iniciativa de Ludovic Trarieux,
para defender las libertades humanas amenazadas por las
decisiones tomadas por el poder ejecutivo o por el poder judicial.
La Liga se oponía a la discriminación racial, al clericalismo y al
militarismo y desarrolló una política de defensa de los derechos
humanos basada en tres principios:
laicismo: separación Iglesia- Estado, libertad de enseñanza
pública, negativa a subvencionar la enseñanza privada...
democracia política: concesión de voto a las mujeres, libertad
de prensa...
pacifismo: organización Internacional de la paz.
La Liga realizó actos de protesta contra la guerra de Corea,
contra la intervención militar de la Unión Soviética en Hungría en
1956, etc.
Liga Internacional Femenina para la paz y la libertad, con
sede en Inglaterra, cuyo 5º Congreso celebrado en Dublín en
1927, establecía la necesidad de defensa de las minorías dentro
de los estados.
Amnistía
internacional.
Su
nombre
originario
es
"llamamiento para la Amnistía". En 1963 coge su nombre actual
y en 1968 redacta su primer estatuto constitucional. Los
objetivos, estructura y métodos no han variado desde su
fundación. El 28 de Mayo de 1961 el abogado Inglés Peter
Benenson escribía en el británico diario "The Observer" un
artículo titulado "los prisioneros olvidados" en el que se
lamentaba de la situación de los que por sus opiniones
religiosas, políticas o de otro tipo eran torturados, encarcelados
o ejecutados y proponía a través del "llamamiento para la
Amnistía" una acción conjunta internacional sobre la base de las
siguientes cuatro puntos:
Trabajar para obtener la liberación de quienes se encuentran
encarcelados por razón de sus opiniones.Procurar para ellos un
juicio público y justo.Ampliar el derecho de asilo y ayudar a los
refugiados políticos a encontrar trabajo.Organizar un sistema
internacional efectivo que sirva para garantizar la libertad de
opinión. Sus objetivos básicos son los siguientes:- Buscar la
liberación de los presos de conciencia, de las personas
encarceladas en cualquier parte del mundo a causa de sus
convicciones, color, raza, sexo, origen étnico, idioma o religión,
que no hayan recurrido a la violencia o abogado por ella.Propugnar la realización de juicios expeditos e imparciales para
todos los presos políticos.- Oponerse sin excepciones a la pena
de muerte y a la tortura, y a toda pena o trato cruel, inhumano o
degradante a cualquier categoría de presos.Para realizar su labor
AI se basa en la Declaración Universal de Derechos Humanos y
en otros instrumentos internacionales. Consta de más de
700.0000 miembros, suscriptores y simpatizantes en más de
sesenta países de África, América, Asia, Europa y Oceanía.
Comisión Internacional de Juristas, con sede en Ginebra.
Sus dos fines fundamentales son:
"Sostener y hacer posible el imperio de la ley en todo el
mundo" y "en todas sus manifestaciones prácticas: instituciones,
legislación, procedimientos, etc.".Defender el imperio de la ley
mediante la movilización de la opinión jurídica internacional
cuando se violan de una manera general y sistemática, quedan
gravemente
amenazados,
los
principios
de
justicia
enunciados".El principio del imperio de la ley "cobra el carácter
de concepto dinámico que debe aplicarse no sólo para
salvaguardar y promover en toda sociedad libre los derechos
civiles y políticos del individuo, sino además para crear las
condiciones sociales, económicas y culturales bajo las cuales
pueda
satisfacer
sus
legítimas aspiraciones".En España
organizaciones no gubernamentales importantes para la defensa
de los derechos humanos, entre otras, son el Instituto de
Estudios Políticos para América Latina y África (IEPALA), el
Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC), la Oficina del
Defensor del Soldado y la Asociación Pro Derechos Humanos de
España (APDHE).
Inquisición
Las primeras condenas de brujos y brujas se realizan en el
siglo XIII, con la aparición de la Inquisición, cuya actividad
principal no es la brujería, sino los herejes.La brujería no
resultaba inicialmente un peligro tan grande como las demás
herejías medievales. La cuestión aparece aclarada en las
instrucciones del Papa Alejandro IV del 20 de enero de 1260 a
los inquisidores, de forma que las brujas no deben ser
perseguidas de forma activa, sino sólo bajo denuncia. Los
procesos contra brujos y brujas deberán ser relegados sin falta
tiempo: la lucha contra las herejías tiene prioridad. Más tarde, la
Inquisición incluso condenaría los procesos a brujas.
La caza de brujas en la Europa moderna
La llamada caza de brujas por excelencia se realizó a
comienzos de la Época Moderna sobre todo en Europa Central. Se
basaban en la denuncia a supuestos seguidores de la llamada
ciencia de las brujas. En la persecución de 1450 – 1750 (con un
máximo entre 1550 y 1650) se trataba sólo en parte de una
acción eclesiástica contra la herejía, principalmente se trataba
de un fenómeno de histeria colectiva contra la magia y la
brujería, que convirtió la magia en un delito y tuvo como
consecuencia recriminaciones, denuncias, procesos públicos en
masa y ejecuciones.Investigaciones recientes muestran que
frecuentemente se sospechaba de brujería en mujeres viejas y
en las personas socialmente más débiles. A menudo bastaban
rumores o denuncias para poner en marcha la maquinaria
judicial, que llevaba a conseguir confesiones falsas a través de la
tortura.De parte de las iglesias católica y protestantes hubo
críticas aisladas a la caza de brujas: Johannes Brenz, Johann
Matthäus Meyfart, Anton Praetorius, Friedrich von Spee.Silvia
Federici, (Italia, 1948), en su libro Caliban y la bruja2 defiende
la teoría según la cual "La caza de brujas está relacionada con el
desarrollo de una nueva división sexual del trabajo que confinó a
las mujeres al trabajo reproductivo" y en concreto con los inicios
del capitalismo que requería acabar con el feudalismo y
aumentar el mercado de trabajo eliminando la agricultura de
subsistencia y cualquier otra práctica de supervivencia
autónoma ligada en ocasiones a tareas agrícolas en terrenos
comunales. Federici sostiene que la irrupción del incipiente
capitalismo fue "uno de los periodos más sangrientos de la
historia de Europa", al coincidir la caza de brujas, el inicio del
comercio de esclavos y la colonización del Nuevo Mundo. Los tres
procesos estaban relacionados: se trataba de aumentar a
cualquier coste la reserva de mano de obra.3
[editar] La imagen de la bruja
A finales de la Edad Media empezó a configurarse una nueva
imagen de la bruja, que tiene su principal origen en la asociación
de la brujería con el culto al Diablo (demoniolatría) y, por lo
tanto, con la idolatría (adoración de dioses) y la herejía
(desviación de la ortodoxia). Si en fechas anteriores los
principales interesados en el castigo de los delitos de brujería
habían sido los propios convencidos de la existencia de brujos,
que sufrían directamente sus supuestas acciones maléficas, una
vez que se estableció la relación de la brujería con el culto
diabólico pasó a ser un asunto de interés directo tanto para la
Iglesia del reino, encargada de mantener la ortodoxia, como
para las autoridades civiles.Aunque el primer proceso por
brujería en que están documentadas acusaciones de asociación
con el Diablo tuvo lugar en Kilkenny, Irlanda, en 1324-1325,4
solo hacia 1420-1430 puede considerarse suficientemente
consolidada la imagen de la bruja presente en la inmensa
mayoría de las "cazas de brujas" de la Edad Moderna en Europa.
Aunque existen variantes regionales, pueden ser descritas una
serie de características básicas, reiteradas tanto en las actas de
los juicios como en la abundante literatura culta sobre el tema
que se escribió en Europa durante los siglos XV, XVI y XVII.Se
atribuía a los acusados de brujería un pacto con el diablo. Se
creía que al concluir el pacto, el Diablo marcaba el cuerpo del
brujo o bruja, y que una inspección detenida del mismo podía
permitir su identificación como hechicera.5 Mediante el pacto, la
bruja o brujo se comprometía a rendir culto al Diablo a cambio
de la adquisición de algunos poderes sobrenaturales. Entre estos
poderes estaba, lógicamente, la capacidad de causar maleficios
de diferentes tipos, que podían afectar tanto a las personas
como a elementos de la naturaleza; en numerosas ocasiones,
junto a estos supuestos poderes se consideraba también a las
brujas capaces de volar (en palos, animales, demonios o con
ayuda de ungüentos), e incluso el de transformarse en animales
(preferentemente lobos). No todos los teólogos de la época
creyeron en la realidad física de los vuelos y metamorfosis de
brujas y brujos: algunos los atribuían a ilusiones o ensueños
inducidos por el Diablo.Según estas creencias, las brujas y
brujos acudían en determinadas fechas a reuniones nocturnas
denominadas "aquelarres", o más generalmente "sabbats", a las
que se desplazaban en ocasiones por medios ordinarios y otras
veces de forma sobrenatural. En los aquelarres tenían lugar
ceremonias que eran básicamente una inversión sacrílega de
aspectos de la liturgia cristiana, reinaba la promiscuidad sexual,
y se realizaban actividades repulsivas (las acusaciones más
frecuentes eran las de infanticidio y canibalismo infantil). El
Diablo (descrito de muy diferentes formas: a veces con forma
humana, pero también frecuentemente de macho cabrío u otro
animal), era adorado por las brujas y brujos (con ceremonias
como el llamado "osculum infame"), y a veces se unía
sexualmente en orgías.No todos los sospechosos de brujería
eran mujeres (hubo un significativo porcentaje de hombres
procesados y ejecutados por delitos de brujería), pero se
consideraba a la mujer más inclinada al pecado, más receptiva a
la influencia del Demonio, y, por tanto, más proclive a
convertirse en bruja. El concepto de brujería en la Edad Moderna
tiene un fuerte carácter misógino.Este estereotipo negativo de la
bruja tiene estrechos puntos de contacto con las imágenes
igualmente negativas adjudicadas históricamente a herejes y a
judíos. Muy revelador es el nombre de "sabbat" (el sábado
hebreo) para designar las reuniones de brujas.De gran
significado era la idea de una confabulación de brujas. De la
transformación de prejuicios que se había tendido contra los
judíos durante siglos, se formó la imagen de una «Synagoga
Satanae», Sinagoga de Satanás, que más tarde se llamaría sabat
de las brujas o aquelarre. Se pensaba que se trataba de una
reunión orgiástica en la que se escarnecía a Dios y a su Iglesia.
La misma existencia de la Cristiandad estaría amenazada por
esta secta de brujas.
Este concepto de brujería se difundió por toda Europa
mediante una serie de tratados de demonología y manuales para
inquisidores que se publicaron desde finales del siglo XV hasta
avanzado el siglo XVII. El primero en alcanzar gran repercusión,
gracias a la reciente invención de la imprenta, fue el Malleus
Maleficarum ("Martillo de las brujas", en latín), un tratado
filosófico-escolástico desapasionado y racional publicado en
1486 por dos inquisidores dominicos, Heinrich Kramer (Henricus
Institoris, en latín) y Jacob Sprenger. El libro no solo afirmaba la
realidad de la existencia de brujo s y brujas, conforme a la
imagen antes mencionada,6 sino que afirmaba que no creer en
brujas era un delito equivalente a la herejía: «Hairesis maxima
est opera maleficarum non credere» (La mayor herejía es no
creer en la obra de las brujas). El Malleus llegaría a ser el
manual más utilizado en la caza de brujas en los estados
católicos del Sacro Imperio Romano Germánico, a pesar de que
constaba en el Index de libros prohibidos por la Iglesia
Católica.Gran importancia tuvo también el Tractatus de Hereticis
et Sortilegiis, publicado en 1524 por Paulus Grillandus.
La bula Summis desiderantes
La bula papal contra la brujería redactada por Heinrich
Institoris en 1484 y firmada por el Papa Inocencio VIII, la
Summis desiderantes, sólo tuvo una influencia duradera en los
territorios católicos, pero fue apoyada y aceptada por las demás
iglesias occidentales: luteranos, reformados, anglicanos y
puritanos. Sólo las iglesias orientales no participaron en la caza
de brujas.
La posición de Lutero frente a la caza de brujas
Lutero, Zuinglio y Calvino estaban convencidos de la
posibilidad del pacto con el Diablo, de tener sexo con el Demonio
y de la magia negra, y apoyaba la persecución judicial de magos
y brujas.La afirmación del Antiguo Testamento «los brujos no
deberás dejar con vida» tenía toda validez para Lutero. La
cuestión está clara en su prédica del 6 de mayo de 1526 sobre la
frase en la que muestra su profundo rechazo al mal de la brujería
y justifica el implacable enjuiciamiento de las mujeres
sospechosas:7
Es una ley muy justa, que las brujas sean muertas, porque
producen muchos daños, lo que ha sido ignorado hasta el
presente, pueden robar leche, mantequilla y todo de una casa...
Pueden encantar a niños... También pueden generar misteriosas
enfermedades en la rodilla, que el cuerpo se consuma... Daños
los producen a cuerpo y alma, dan pociones y encantamientos,
para generar odio, amor, tormentas y destrozos en las casas, en
el campo, que nadie puede curar... Las magas deben ser
ajusticiadas, porque son ladronas, rompedoras de matrimonios,
bandidos, asesinas... Dañan de muchas formas. Así que deben
ser ajusticiadas, no sólo por los daños, sino también por que
tratan con Satanás
Lutero era un claro partidario de la pena de muerte para la
magia negra, con un fuerte acento misógino. En su prédica del 6
de mayo de 1526, Lutero afirma cinco veces «deben ser
ajusticiadas».8 Sin embargo, Lutero no era un cazador de brujas
celoso.Innumerables teólogos, predicadores y juristas luteranos
se refirieron más tarde a las contundentes afirmaciones de
Lutero. Hasta la actualidad existen referencias a la brujería y a la
magia en el Pequeño Catecismo de Lutero y en Catecismo
reformado de Heidelberg.
Desarrollo de los procesos
La persecución contra la brujería se realizaba, al contrario que
en el caso de la Inquisición, por juzgados civiles y en muchos
casos por denuncias populares. Un ejemplo conocido es el de la
madre de Johannes Kepler, que fue denunciada por brujería por
una vecina en 1615 a causa de un disputa entre ambas. Estuvo
presa más de un año, amenazada de tortura, pero fue finalmente
liberada gracias a los esfuerzos del hijo.Los procesos en caso de
brujería se hacían según el siguiente sistema:
Acusación. A menudo precedía a la acusación una fase de
rumores que podía durar años. La acusación podía ser debida a
una denuncia de una bruja o brujo que ya había sido detenido,
posiblemente bajo tortura. Rara vez se permitía a las presuntas
brujas una defensa.
Detención. Las cárceles, en el sentido moderno, todavía no
existían, por lo que se mantenía a los presos en mazmorras o
torres. Las llamadas torres de brujas que todavía se conocen en
muchos lugares, no eran exclusivamente para brujos, sino eran
para todo tipo de prisioneros. A menudo eran simples torres de
las murallas de la ciudad.
Interrogatorio. Normalmente se distinguían tres fases: el
interrogatorio por las buenas, el interrogatorio con explicación y
muestra de los instrumentos de tortura y el interrogatorio
doloroso, en la que se empleaba la tortura. En los casos de
procesos por brujería la limitación a una hora no era respetada,
ya que se trataba de crimen exceptum (crímenes excepcionales),
lo que exigía una dureza especial. A menudo se empleaban las
empulgueras, la rueda, el potro y la bota española. Tampoco se
respetaba la regla habitual de que sólo se podía torturar a un
preso tres veces y, si hasta ese momento no se había producido
una confesión, liberar al preso. En el Malleus maleficarum se
recomendaba declarar la retoma ilegal de la tortura son pruebas
nuevas como una continuación.
Pruebas a las brujas. Los procesos oficiales no prevían las
pruebas de brujas, de hecho estaba prohibido su uso. Sin
embargo muchos tribunales en diversos lugares emplearon este
elemento. La valoración de las pruebas era tan distinta como su
empleo. A veces se empleaban como prueba fuerte, a veces
como prueba débil. Las siguientes son las más conocidas:
Prueba del agua (judicium aquae, también llamada baño
de la bruja), de la que existían dos variantes. Con agua caliente,
el acusado debía sacar un objeto del agua hirviendo. Con agua
fría, se descendía a la víctima atada a un pozo y si se hundía
resultaba inocente (proceso en el que podía morir ahogada).
Prueba del fuego (empleada rara vez) agrupa a diversas
pruebas en las que la bruja o brujo tenía que andar sobre o
transportar hierro candente o meter la mano en el fuego.
Prueba de la aguja. Si se encontraba una marca del
Demonio, se pinchaba con un hierro. Si la zona sangraba se
consideraba buena señal.
Prueba de las lágrimas, puesto que se creía que quien
ejercía la brujería no podía llorar.
Prueba del peso, porque se afirmaba que una bruja o
brujo no podía pesar más de 5 kg., ya que tenía que poder flotar
(prueba del agua) y volar.
Confesión. A comienzos del Renacimiento, nadie podía ser
juzgado sin confesión – lo que también era válido para los casos
de brujería. Pero, debido a que se ignoraban las habituales
reglas durante la tortura, la probabilidad de obtener una
confesión se multiplicaba enormemente con respecto a los
procesos normales.
Interrogatorio para obtener cómplices. Ya que según la
ciencia de la brujería, las brujas debían encontrarse en
aquelarres y por lo tanto una bruja debía conocer a otras. En un
segundo interrogatorio se preguntaba a las acusadas por los
nombres de otras brujas o brujos, a veces bajo nuevas torturas.
Así se alargaba siempre más la lista de sospechosas, ya que,
bajo tortura, siempre se acusaba a más personas. El resultado
eran procesos en cadena.
Condena.
Ajusticiamiento. Al delito de brujería le correspondía
muerte por fuego, es decir, la hoguera, en la que eran quemadas
vivas. Como acto piadoso se consideraba el cortar la cabeza o
ahogar antes o colgar un saco de pólvora al cuello.
Procesos célebres
En Francia, un caso muy representativo es el conocido como
el de "los demonios de Loudun" (1634), en el cual el sacerdote
Urbain Grandier fue acusado de brujería por las monjas ursulinas
del convento de Loudun, localidad cercana a Poitiers. En este
caso hubo claras motivaciones políticas, ya que Grandier era un
conocido opositor al cardenal Richelieu. El acusado murió en la
hoguera tras haber sido torturado.
Otro caso de Francia, fue el de Juana de Arco; acusada de
brujería por oír angelicales voces en su cabeza, y tener visiones,
supuestamente enviadas por el mismo Dios, o por algunas
vírgenes o santos. Juana no fue solamente acusada de herejía,
sino también de blasfemia (Por negar ser una bruja), y
lesbianismo, ya que, estando presa en una torre en Ruán, los
ingleses la despojaron de sus ropas, la violaron, y la obligaron a
vestirse con una armadura de hombre. Luego llamaron a uno de
los que cuidaba su celda, y le dijeron que Juana había hecho
aparecer la ropa de hombre con ayuda demoníaca.
En Inglaterra, las persecuciones de brujas más famosas
fueron las llevadas a cabo por Matthew Hopkins en los condados
de Suffolk y Essex, entre los años 1644 y 1646, en plena Guerra
Civil Inglesa. Se calcula que Hopkins envió a la muerte a unas
200 brujas.
En las colonias inglesas de América (futuros Estados
Unidos), alcanzó gran celebridad el caso de las "brujas de
Salem" (1692), que se saldó con la ejecución de 25 personas, en
su mayoría mujeres. Este caso fue llevado al teatro por el
dramaturgo Arthur Miller, en su obra Las brujas de Salem, o en
inglés, The Crucible (1957).
En Friul, en el norte de Italia, tuvieron lugar entre los años
1575-1580, varios procesos por brujería a miembros de una
secta conocida como los "benandanti", que afirmaban que,
mientras dormían, sus espíritus salían a combatir contra las
brujas. Los benandanti se consideraban a sí mismos buenos
cristianos. Sus prácticas, sin embargo, según su principal
estudioso, Carlo Ginzburg, parecen estar relacionadas con
antiguos ritos de la fertilidad.
Las víctimas
El número total de víctimas de la caza de brujas no puede ser
establecido de modo completamente fiable, debido a que una
gran cantidad de actas de juicios se han perdido, y muchos
procesos no se registraron nunca de forma oficial.Los primeros
cálculos que se hicieron eran muy exagerados, tanto porque
tomaban literalmente algunas declaraciones de los cazadores de
brujas en que se vanagloriaban del número de brujos y brujas
que habían enviado a la muerte, como por la difusión, gracias a
la literatura y luego también al cine, de una imagen del
fenómeno que buscaba acentuar su carácter negativo.9 En la
actualidad existe un cierto consenso, basado en las cifras
parciales de que se dispone, en que el número total de procesos
en Europa para toda la Edad Moderna debió de rondar los
110.000, que habrían producido unas 60.000 ejecuciones.10La
cuestión de si las brujos ejecutados eran o no culpables de los
delitos de los que se les acusaba es objeto de debate. Dejando
aparte el hecho de que muchos de los delitos que se les
achacaban son imposibles según las leyes de la Naturaleza, es
posible que cierto número de brujas y brujos sí practicaran la
magia negra, tomaran parte en reuniones nocturnas y tuvieran
una verdadera intención de dañar. No obstante, es muy probable
que la mayoría de las víctimas fuera absolutamente inocente de
practicar la magia, y su acusación respondiera únicamente al
hecho de haber sido delatadas por otro s procesados sometidos a
tortura, o a la reacción de la comunidad ante un hecho
aparentemente inexplicable.11 Se debate actualmente hasta qué
punto algunas de las actividades atribuidas a la brujería, como la
asistencia a los aquelarres, tuvieron lugar en realidad, o son
producto de la aplicación sistemática de la tortura a los
acusados.La inmensa mayoría de las personas procesadas por
brujería fueron mujeres. En la mayoría de las regiones de
Europa, la proporción de mujeres sobrepasó el 75%, y en
algunas llegó incluso al 90%. Esto se explica en gran medida por
el fuerte carácter misógino de muchos de los tratados sobre la
brujería escritos en la época (como el antes mencionado Malleus
maleficarum), que consideraban a las mujeres moralmente más
débiles y presa más fácil para el Diablo. Muchas de estas
mujeres eran curanderas, aunque también cocineras y
comadronas, así como las encargadas de cuidar niños, fueron
objeto de la caza de brujas. Gran parte de ellas eran de edad
avanzada, mayores de 50 años, lo que se ajusta al estereotipo
tradicional de la bruja. La mayoría de las mujeres acusadas de
brujería eran solteras o viudas, y en general pertenecían a los
niveles más bajos de la sociedad.No quiere esto decir que todas
las personas ejecutadas en las cazas de brujas se ajustaran a
este perfil. Muchos hombres fueron también ajusticiados bajo las
mismas acusaciones, y en algunas regiones (en España, por
ejemplo) el número de víctimas masculinas y femeninas fue
bastante parejo, y en otros (como en Rusia) los hombres fueron
mayoría.En Suiza hubo dos casos en los que se acusó y se llevó
ante el juez a grupos de niños. En el primer proceso, los niños no
fueron liberados hasta que intervinieron inquisidores de Roma.
En el segundo, el tribunal civil obligó a los padres a elegir entre
expulsar de casa a los niños y presentar un certificado de su
muerte o envenenar ellos mismos a sus hijos. Parece ser que
muchos padres efectivamente envenenaron a los hijos.Sobre
todo durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) causó
estragos la caza de brujas. La guerra, que se dirigía hacia su
punto máximo, había devastado los campos, destruido las casas
y decimado a la población. El hambre y las enfermedades
cobraban muchas vidas. Precisamente en este tiempo de guerra,
mucha gente sospechaba de brujería y las denunciaba ante
tribunales.Una de las últimas mujeres acusadas de brujería fue
Anna Schnidenwind, que fue ajusticiada el 24 de abril de 1751 en
Endingen am Kaiserstuhl. Posiblemente la última muerte de una
bruja en territorio de l Sacro Imperio fue en 1756 en Landshut. El
4 de abril de 1775 se procesó a Anna Schwegelin en la colegiata
de Kempten en el Allgäu. La sentencia del príncipe abad
Honorius von Schreckenstein, al que gracias a un privilegio
imperial le correspondía sentenciar en temas religiosos y civiles,
no se llevó a cabo por razones desconocidas. En Suiza, la última
bruja, Anna Göldin, fue ajusticiada en junio de 1782.La última
muerte documentada de una bruja en Centroeuropa fue en 1793
en la el Gran Ducado de Posen. Pero aun en 1836 una presunta
bruja fue sometida a la prueba del agua por los pescadores de la
península de Hel. Ya que la bruja no se hundía, la ahogaron a la
fuerza.
Distribución geográfica ¡Que barbaridad!
Los territorios que sufrieron con mayor intensidad la caza de
brujas fueron los sometidos a la autoridad del Sacro Imperio
Romano Germánico, para los cuales se barajan cifras de entre
20.000 y 30.000 ejecuciones,12 lo que supone un altísimo
porcentaje del total (alrededor de un 40%). Dentro del Imperio,
la persecución se centró fundamentalmente en los estados del
sur y del oeste, en una zona de unidades políticas muy
fragmentadas, que incluye lugares como Würzburg, Bamberga,
Eichstätt, Württemberg y Ellwangen, entre otros. Se trata de
estados de pequeño tamaño, que gozaban de una alta autonomía
jurisdiccional: un ejemplo muy significativo es la Fürtspropei de
Ellwangen, un territorio diminuto en el que fueron ejecutadas
400 personas solo entre los años 1611 y 1618.13 Los estados de
mayor tamaño, como Austria, Baviera o Bohemia, fueron, en
cambio, bastante más moderados en la caza de brujas.14 Un
territorio del nordeste de Alemania que sufrió intensamente la
persecución de la brujería fue el Ducado de Mecklemburgo,
protestante, donde tuvieron lugar aproximadamente 4.000
juicios,
que
causaron
unas
2.000
ejecuciones.15La
Confederación Helvética fue otro de los lugares en los que se
realizó una caza de brujas particularmente intensa. Se ha
calculado que dentro de sus fronteras fueron ejecutadas unas
10.000 personas.16 Solo en el cantón de Vaud el número de
ejecuciones superó las 3.000 (se trata, además, del lugar de
Europa en el que se ha constatado un porcentaje más alto de
ejecuciones con respecto al total de procesados (alrededor de un
90%).La persecución fue también muy intensa en algunos
territorios que nominalmente formaban parte del Imperio, pero
que en la práctica gozaban de un elevado grado de autonomía: el
Ducado de Lorena, el Franco Condado y los Países Bajos. En
Lorena, Nicolas Rémy envió a la muerte a 800 brujas entre 1586
y 1595, y a más de 2.000 a lo largo de toda su carrera.En
Francia, el número de ejecuciones, con ser elevado, fue
significativamente menor que en los territorios del Imperio, aun
cuando la población del país galo era solo ligeramente menor
que la del Imperio. Levack sugiere una cifra de alrededor de
4.000 ejecuciones para los territorios efectivamente sometidos a
la autoridad real,17 de las cuales la mayoría tuvieron lugar en la
fase inicial de la caza de brujas, durante el siglo XVI. Debe
tenerse en cuenta que en Francia las zonas más afectadas por la
caza de brujas fueron regiones periféricas que se distinguían
también por su resistencia al centralismo de la monarquía
absoluta, lo cual se ha explicado de dos formas: bien porque la
caza de brujas fue un modo de consolidar el poder central, bien
porque la mayor independencia de estos territorios con respecto
a la autoridad estatal posibilitó una mayor libertad en la
actuación de los tribunales locales.18En las Islas Británicas
(Inglaterra, Escocia e Irlanda) y en las colonias inglesas de
América la caza de brujas conoció una intensidad bastante
menor que en los territorios alemanes. Su incidencia fue
bastante menor que en los territorios centroeuropeos, e incluso
que en Francia. Para el conjunto de estos territorios, las cifras
oscilan entre las 1.500 y las 2.500 ejecuciones. Debe destacarse,
sin embargo, el caso particular de Escocia, donde hubo dos
grandes cazas de brujas en los períodos 1590-1592 y 16611662. En Irlanda apenas hubo persecuciones. En cuanto a las
colonias americanas, solo en Nueva Inglaterra puede hablarse de
una auténtica caza de brujas, ya que en el resto de las colonias
apenas hubo ejecuciones o no se produjeron en absoluto. La
mitad de las 234 víctimas19 en Nueva Inglaterra corresponde al
año 1692, fecha de los conocidos juicios de Salem.Para
Escandinavia, Levack calculado un número total de alrededor de
5.000 procesos, de los cuales habrían resultado entre 1.700 y
2.000 ejecuciones.20 La parte del león corresponde a Dinamarca,
donde hubo, según los cálculos más fidedignos, un total de 2.000
procesos y unas 1.000 ejecuciones.21 Bastante menor fue la
cifra de ejecuciones en Suecia (unas 300), Noruega22 (sobre
350) y Finlandia (115),23 que en la época formaba parte de
Suecia. La incidencia de la caza de brujas en Escandinavia fue
bastante menor que la que tuvo en Centroeuropa; es bastante
superior, en cambio, a la de los territorios británicos, si tenemos
en cuenta que en los países escandinavos la población era algo
menos de la mitad que en éstos.En el este de Europa, el
fenómeno de la caza de brujas fue bastante tardío (la mayor
parte de los procesos tuvo lugar en el último tercio del siglo XVII
y el primer cuarto del XVIII). En líneas generales, puede decirse
que la mayoría de los procesos tuvo lugar en zonas fronterizas
con Alemania, o con una importante población alemana. La
inmensa mayoría de las cazas de brujas de los países del este de
Europa se concentró en Polonia. Aunque los procesos de Polonia
no están todavía bien estudiados, algunos especialistas han
cifrado las ejecuciones en 10.000,24 de las cuales la mayoría
corresponden a la parte occidental del reino, con una fuerte
influencia de Alemania, por lo que Levack se inclina a considerar
la caza de brujas en Polonia como una extensión tardía de la
alemana. En Hungría hubo un total aproximado de 1.500
procesos, de los cuales al menos 450 terminaron en
ejecuciones.25 La mayor parte de los procesos se llevaron a cabo
en el siglo XVIII. En cuanto a Rusia, la persecución de la brujería
parece haberse desarrollado al margen de las teorías
predominantes en Europa acerca de la asociación de las brujas
con el Diablo, y el número de víctimas no parece haber sido tan
elevado. Algo similar ocurrió en Transilvania y en las regiones de
Valaquia y Moldavia, entonces bajo el dominio del Imperio
otomano. En líneas generales, puede decirse que en el Este de
Europa la incidencia de la caza de brujas fue bastante menor en
los territorios de religión ortodoxa. En los territorios europeos
del Imperio Otomano, a excepción de los casos antes citados de
Valaquia y Moldavia, no se llevaron a cabo cazas de brujas.Si
exceptuamos estos últimos, la zona de Europa en la que hubo
menos ejecuciones por brujería fue la región mediterránea. S i se
excluyen las regiones alpinas de lengua italiana, entre Italia,
España y Portugal (incluyendo los territorios ultramarinos en
América de estos últimos) la cifra es muy baja: alrededor de
500.26 Esto no quiere decir que la brujería no se persiguiese en
estos territorios: el número de procesos fue bastante elevado,
pero el porcentaje de ejecuciones sobre personas encausadas
fue muy bajo. Esto significa que en los países mediterráneos los
procesos de brujería fue tratada con bastante templanza, a
diferencia de lo que ocurrió en otros lugares de Europa. La
mayoría de los delitos juzgados en España, por ejemplo, fueron
castigados con penas menores. Destaca especialmente la
templanza con que la Inquisición llevó a cabo estos juicios, ya
que la proporción de ejecuciones en procesos juzgados por los
tribunales inquisitoriales es bastante menor que la de los
juzgados por tribunales civiles. Además, en España no llegaron a
existir cazas masivas, con la posible excepción de los procesos
de Zugarramurdi (1610), en los que fue precisamente la
Inquisición la que extinguió la psicosis que se había
desencandenado por la intervención de los tribunales ordinarios.
La lucha contra la caza de brujas
Las críticas a la caza de brujas comenzaron prácticamente al
mismo tiempo que las persecuciones de la Édad Moderna. Al
principio había sobre todo recelos por parte de los jueces y la
administración por la creación de un sistema de juicios
extraordinarios paralelo a los órganos jurídicos estatales.La
crítica contra la superstición que representaba la creencia en
brujas apareció más tarde. Anterior a la Ilustración fue el jesuita
Friedrich Spee von Langenfeld, catedrático en la Universidad
Alma Ernestina en Rinteln, que escribió Cautio Criminalis en
1631. Fue el más influyente, aunque no el único, entre los que
atacaron los procesos de brujos. Su libro era la respuesta a la
obra estándar de la teoría de la brujería Processus juridicus
contra sagas et veneficos, escrita por su colega en la universidad
Hermann Goehausen en 1630.El sacerdote protestante Anton
Praetorius, predicador en la corte del Príncipe en Birstein, se
comprometió en 1597 con la causa de las brujas y abogó por su
liberación. Atacó de tal forma a los torturadores que paralizó el
proceso y la última presa que seguía viva fue liberada. Es el
único caso documentado en el que un religioso haya conseguido
paralizar un proceso y la tortura a una bruja. En las actas
aparece en antiguo alemán27 porque el cura local se ha opuesto
de forma contundente que se torture a las mujeres, se ha
abandonado esta vez.Como primero cura reformado, Praetorius
publicó bajo el nombre de su hijo Johannes Scultetus en 1598 el
libro Von Zauberey vnd Zauberern Gründlicher Bericht (Informe
exhaustivo de magia y magos) contra la locura de la caza de
brujas y las torturas inhumanas. En 1602 se atrevió a poner su
propio nombre en la segunda edición. En 1613 apareció la
tercera edición con un prefacio escrito por él.En 1635, el pastor
Johann Matthäus Meyfart, catedrático en la facultad de Teología
luterana de Erfurt, se opuso a la caza de brujas y a la tortura con
su libro Christliche Erinnerung, An Gewaltige Regenten, vnd
Gewissenhaffte Praedicanten, wie das abscheuwliche Laster der
Hexerey mit Ernst außzurotten, aber in Verfolgung desselbingen
auff Cantzeln vnd in Gerichtsheusern sehr bescheidlich zu
handeln sey (Recuerdo cristiano a poderosos regentes y
predicadores con conciencia de como eliminar en serio la falta de
la brujería, pero cuya persecución en cancillerías y juzgados
debe ser manejada con modestia).El Hochnötige Unterthanige
Wemütige Klage Der Frommen Unschültigen (Muy necesaria y
sumisa lamentación de los piadosos inocentes) de Hermann
Löher se editó en 1676, al finalizar la ola más dura de la
persecución. Es relevante porque el autor ejerció en las décadas
de 1620 y 1630 como voluntario en el sistema de persecución y a
través de esa experiencia llegó a oponerse a la caza de las
brujas. Por ello da la visión desde dentro del proceso y las luchas
de poder que lo acompañan, lo que no se encuentra en textos de
otros opositores.En 1700, cuando los procesos a brujos ya se
habían hecho escasos, el estudioso de Halle Christian Thomasius
publica sus escritos contra la creencia en brujos. Sin embargo, el
conocido médico Friedrich Hoffmann también de Halle estaba
convencido todavía a principios del siglo XVIII en la posibilidad
de
que
brujas
pudiesen
causar
enfermedades
con
encantamentos, en relación a los poderes sobrenaturales que les
daba el Demonio.
Historiografía
La caza de brujas ha sido tratada una y otra vez tanto en los
círculos de historiadores como en los políticos.Durante el
Kulturkampf (lucha cultural) de los prusianos se acusó a la
iglesia católica como única culpable de la persecución de las
brujas y se daba como número de muertos 9 millones, cifra a
todas luces exagerada.Durante el Tercer Reich, la NSDAP y otros
estamentos estimulaban los estudios sobre la brujería. Se
intentaba convertir a las brujas en representantes de la primitiva
religión germana, que había sido atacada por la Iglesia. Pero,
sobre todo en las SS, se formó un núcleo de oposición, para el
que las brujas eran Volksschädlinge, parásitos sociales, que
habían sido eliminadas por una liga de hombres con la que se
identificaban ellos mismos.Bajo el manto del feminismo se trató
el tema de forma intensa en la década de 1980. En el siglo XXI,
el estudio histórico se centra principalmente en la historia local y
regional del fenómeno.
La caza de brujas en la actualidad
Persecución debida a prejuicios sociales o
interéses económicos.
políticos e/o
También
en
cristianizadas
regiones
no
recientemente
cristianas
aparece
o
una
que
y
han
otra
sido
vez
la
persecución de brujas, la brujería o de la magia.Han saltado a la
actualidad los casos de los niños brujos del Congo. En el norte de
Sudáfrica, sobre todo en regiones de religiones tradicionales, se
acusa cada año a cientos de hombres y mujeres de brujería,
personas
que
son
a
menudo
asesinadas
por
las
masas
enfurecidas. En Tanzania se acusa cada año a cientos de
personas de brujería, que son asesinadas o mutiladas. El caso
también se da en Kenia.28 En algunos estados africanos existen
incluso leyes específicas contra la brujería.También se conocen
casos de caza de brujas en América del Sur.En México y en
algunos otros países Latinoamericanos el término "Cacería de
Brujas" se utiliza de manera coloquial y popular al referirse a la
especial observación de una o varias personas con el fin de
detallar sus actividades con el objetivo de mostrar algún fallo
referente a alguna temática en particular, sin que esto signifique
algún tipo de actividad en brujería. El uso de este término se
debe a la influencia estadounidense referente al Macarthismo.
Descargar