Ficha de personajes Personajes principales •

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Ficha de personajes
Personajes principales
• Marianela, Mariquilla, Mariquita, Hija de la Canela, Nela, Nelilla o María
Todos los nombres anteriores describen a una sola persona: a una chiquilla huérfana y desgraciada que sufrió
mucho durante su corta vida por culpa de todos los que la humillaron.
Marianela no tuvo un pasado, ni unos padres, ni un nombre importante para nadie. Fue alguien muy útil que se
hechó a perder por no estar en buenas manos. Marianela se veía a si misma como a un estorbo, alguien sin
derecho a nada, ni siquiera a la vida. No valoraba en absoluto su persona, no veía nada positivo en ella. No era
culpa suya. Desde pequeña le habían sido asignadas dos cestas en las que descansar durante la noche; el trato
inferior al de un animal insignificante que vestía mejores ropas que ella; el andar descalza durante dieciséis
años; ¡e incluso la culpa de todo! Muy pocos se percataron de estos detalles mientras ella aun vivía. Se le
pudo haber dado mucho, pero lo máximos que recibió se lo arrebató la vista de l que se lo dio. Y es que
Marianela amó tanto a su amo, a su señorcito Pablo, al que tanto había querido y el que tanto amor le había
dado hasta que recuperó la vista.
Pienso que tal vez, Marianela diese demasiada importancia a la forma física. "Creo que idealiza demasiado a
las personas y valora muchísimo en ellas el don de la hermosura. Por ello y otros motivos se cree inferior a los
demás y esto la lleva a actuar impulsivamente, tomando decisiones precipitadas y queriendo acabar con su
vida y reunirse con su madre. Todos estos pensamientos han ido creciendo poco a poco en el interior de
Marianela, desde su infancia.
Y en cuanto al físico, que ocupa la mayor parte como causante de las desgracias de la chiquilla. ... su imagen
mezquina, con ojuelos negros, la tez pecosa, la naricilla picuda, aunque no sin gracia; el cabellos escaso y la
movible fisonomía de pájaro [Pág. 125 / Líneas 21−24]. Su cuerpo era muy desairado y menudo para su edad.
• Pablo de Penáguilas
El joven ciego y amo de Marianela. Su persona está cuidadosamente instruida por su padre. Este personaje,
por causa de su ceguez, valora muchísimo la belleza y la fealdad, que no puede ver. Imagina el mundo tal y
como lo enseñan los libros, pero no conoce las sensaciones que produce un atardecer o una puesta de sol. Su
ceguera le ha llevado a imaginar e idealizar todo aquello que desconoce. Es muy tranquilo y respetuoso,
paciente y esperanzado, siempre con sus sentimientos por delante. Cuando recupera la vista, pierde algunas de
sus cualidades, como por ejemplo la de amar las cosas sin importar el exterior. Este personaje es el que nos
lleva a la moraleja de la obra, y es que la belleza se encuentra en el interior.
Joven, estatua del más excelso barro humano, suave, derecho, con la cabeza inmóvil, los ojos clavados y fijos
en sus órbitas, como lentes expuestos en un muestrario. Su cara parecía de marfil, contorneada con exquisita
figura; mas teniendo su tez la suavidad de la de una doncella, era varonil en gran manera, y no había en sus
facciones parte alguna ni rasgo que no tuviese aquella perfección soberana con que fue expresado, hace
miles de años, el pensamiento helénico. Aun sus ojos, puramente escultóricos, porque carecían de vista, eran
hermosísimos, grandes y rasgados [Pág. 109 / Líneas 2−12] Su edad no pasaba de los veinte años; su cuerpo
sólido y airoso, con admirables proporciones construido, era digno en todo de la sin igual cabeza que
sustentaba [Págs. 109−110 / Líneas 21−1 ]
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• Florentina
La hermosa prima de Pablo, y la elegida por los padres de ambos para ser la futura esposa del ciego si éste
recupera la vista. Florentina tiene un corazón muy noble, una persona honesta y sincera, alegre, divertida,
siempre dispuesta a echar el hombro ya ayudar a los demás. Le irritan las desigualdades sociales, y tiene un
pensamiento a favor de el reparto de bienes. Su alma es espléndida muy inocente y generosa.
El personaje de Florentina hace nacer un hilo de envidia por parte de la protagonista, que la admira y la quiere
muchísimo. Aun así, no puede evitar pensar en que ésta será la futura esposa de su queridísimo Pablo, el único
que ha sido capaz de amarla, a pesar de que la causa de esto sea su ceguera.
El óvalo de su cara era menos angosto que el del tipo sevillano, ofreciendo la graciosa redondez del itálico.
Sus ojos, de admirables proporciones, eran la misma serenidad unida a la gracia, a la armonía, con un mirar
distinto de la frialdad como del extremado relampagueo de los ojos andaluces. Sus cejas eran delicada
hechura del más fino pincel, y trazaban un arco sutil. En su frente no se concebían el ceño del enfado ni las
sombras de la tristeza, y sus labios, un poco gruesos, dejaban ver, al sonreír, los más preciosos dientes que
han mordido manzana del Paraíso [Págs. 174−175 / Líneas 23−8]
• Teodoro Golfín
El buen médico que cura la ceguera del ciego y hace posible que éste vea cada día un amanecer o un
anochecer. Éste es el primer personaje en aparecer, perdido camino de Socartes. El médico es un hombre muy
atento y generoso, de carácter fuerte aunque si muy sensato. Su inmensa bondad lo lleva a curar al ciego; a
compadecerse de la Nela, curarla, llevarla a hombros, atenderla, escucharla, darle el dinero necesario para que
pueda comprarse unos zapatos, consolarla e intentar salvarle la vida. Éste es un personaje muy sincero, al que
no le importa lo que digan de él y que habla sin tapujos. El bueno de Teodoro vivió una infancia muy difícil,
cuando aun era pobre y desdichado. Él y su hermano Carlos salieron adelante, el uno con la ayuda del otro, y
de esta manera han llegado a ser lo que son. Las experiencias y los recuerdos que guarda de aquella época lo
han llevado a mejorar considerablemente su persona.
Era un hombre de facciones bastas, moreno, de fisonomía tan inteligente como sensual, labios gruesos, pelo
negro y erizado, mirar centelleante, naturaleza incansable, constitución fuerte, si bien algo gastada por el
clima americano. Su cara, grande y redonda; su frente huesuda, su melena rebelde, aunque corta; el fuego de
sus ojos, sus gruesas manos, habían sido motivo para que dijeran de él: <<Es un león negro>> En efecto,
parecía un león, y, como el rey de los animales, no dejaba de manifestar a cada momento la estimación en
que a si mismo se tenía. Pero la vanidad de aquel hombre insigne era la más disculpable de todas las
vanidades, pues consistía en sacar a relucir dos títulos de gloria, a saber: su pasión por la Cirugía y la
humildad de su origen. Hablaba, por lo general incorrectamente, por ser incapaz de construir con gracia y
elegancia las oraciones. Sus frases, rápidas y entrecortadas, se acomodaban a la emisión de su pensamiento,
que era una especie de emisión eléctrica [Pág. 137 / Líneas 4−20]
Personajes secundarios
• Franciso de Penáguilas: Padre de Pablo
• Carlos Golfín: Hermano de Teodoro Golfín
• Sofía: Esposa de Carlos Golfín
• Lily: El Fox−terrier de Sofia
• Señana o Señora Ana: Esposa del señor Centeno
• Señor Centeno: Esposo de la Señana, y padre de sus dos hijas y sus dos hijos: Mariuca, Pepina,
Tanasio y Celipín.
• Manuel de Penáguilas: Hermano de Francisco
• Choto: Perro de Pablo
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• Extranjeros: Turistas de Socartes
Resumen de la obra
• Perdido
Un caminante con destino a Socartes se encuentra perdido a pesar de las
indicaciones de los pueblerinos y de su instinto de viajero. Su objetivo es encontrar a su hermano, y tal vez no
lo hubiera conseguido de no ser por un amable desconocido que acude en su ayuda. Este personaje es un joven
ciego que conoce muy bien el territorio y el paisaje que le rodea.
• Guiado
Teodoro Golfín, el caminante extraviado, y su acompañante, el ciego Pablo Penáguilas, charlan a lo largo de
su itinerario, conociéndose cada vez mejor el uno al otro. Comentan el paisaje, como se ve el mundo a ojos de
un ciego. Pablo se percata de su tardanza y se despide del doctor, al que deja a cargo de su lazarillo, la Nela.
Ésta es una pobre muchacha huérfana y la encargada de finalizar la tarea que había enmendado su amo Pablo,
por lo que acompaña al doctor hasta la casa de su hermano.
• Un dialogo que servirá de exposición
Antes de llegar al pueblo, durante el trayecto, la Nela, hija de la Canela, y el doctor Golfín conversan. La
oscuridad los invade. Teodoro se interesa por el pasado de la joven. Tanta es su desgracia y su pena que el
doctor se compadece de ella. Se le acerca para ver su rostro. Descubre entonces que la Nela no es bonita, y
eso a él no le importa. Después de su largo paseo, la Nela se despide del doctor y se dirige hacia la casa de los
Centeno.
• La familia de piedra
En este capítulo se nos informa un poco más acerca de la Nela, o María, hija de la Canela, y su vida miserable
en casa de los Centeno. Los Centeno, una familia pobre pero muy luchadora, está compuesta por la Señana,
abreviatura de Señora Ana; por su marido; sus dos hijas, Mariuca y Pepina; y por sus dos hijos, Tanasio y
Celipín. Éste es el único miembro de la familia que no desprecia a la Nela, a la que trata como a una
compañera y a la que confiesa sus sentimientos, sus inquietudes, sus ambiciones y deseos...
• Trabajo − Paisaje − Figura
En primer lugar, una profunda descripción referente al trabajo de todo tipo de pueblerinos en una mañana
cualquiera. En ella domina la rutina, el duro trabajo, la función de cada uno de los habitantes de Sócrates. La
Nela, como de costumbre, visita a su amo, el ciego Pablo, en la casa de Aldeacobra,. El padre de éste la recibe
y acto seguido, la Nela y Pablo se preparan para un nuevo día, en prados y montañas.
• Tonterías
Marianela y Pablo reflexionan bajo el sol mientras pasean, caminan sin rumbo fijo y corren. Cavilan acerca de
las estrellas, el cielo y la naturaleza, pero siempre desde dos puntos muy diferentes: Uno de ellos es la
realidad, aunque idealizada, de la que se percata bMaría al abrir los ojos día tras día; el otro de ellos es la
imaginación de Pablo, alimentada por grandes autores y por la instrucción de su padre. Ambos sostienen
pensamientos distintos. Aquí se ve demostrada la incultura, también la imaginación, y sobretodo la inocencia
de la joven.
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• Más tonterías
Su aventura diaria prosigue. En ella desarrollan nuevas ideas y nuevos pensamientos. Marianela critica, en
tono aprensivo, las ideas del ciego; y éste, a su vez, las de la joven. El ciego libera su imaginación: imagina la
belleza de Marianela tan grande como su bondad. Recalca el deseo de poder ver a su compañera, a la que cree
bellísima. Pero a ésta le apenan las ideas del ciego, y se siente aliviada, en cierto modo al pensar que el ciego
no puede comprobar eso a lo que tanto se aferra. Entonces àblo confiesa sus sentimientos a Nela, sentimientos
de amor que la hacen muy feliz.
• Prosiguen las tonterías
Pablo recibe una noticia que tal vez cambie para siempre su vida, y la de Mariquilla. Éste se la transmite a la
chiquilla. El caminante perdido, Teodoro Golfín, resultó ser médico de la vista. Él hizo brotar en todos la
esperanza de que Pablo pudiera recuperar la vista. El doctor examinó sus ojos y sentenció una posible cura.
Pero la alegría de la Nela no es plenamente sincera, pues siente miedo de que su compañero la vea, ya que tan
idealizada y bella es para el ciego, que una decepción así podría hacer que él la odiara. La Nela siente miedo
al rechazo del único que ha sido capaz de amarla, aunque sea un amor ciego.
• Los Golfines
Éste es un punto y aparte en la historia de Pablo y Marianela, porque en él conocemos el pasado de los
hermanos Golfín, los Golfines. Teodoro Golfín se percata de la frialdad con la que todo el mundo, incluso la
esposa de su hermano, trata a Marianela. Golfín recuerda la infancia y la pobreza en la en la que vivió tantos
años. Por ello se muestra agradable y atento con la hija de la Canela. Se compromete a comprarle unos
zapatos, que tanto necesita y jamás nadie le ha comprado. La joven se hiere el pie cuando salva a Lily, el perro
de la señora Golfin, de caer por un precipicio. La chiquilla se ve a si misma como un estorbo y algo a lo que
hay que despreciar, que no merece respeto. Todos esos sentimientos son fruto de la crueldad de todos los que
la han despreciado.
• Historia de dos hijos de pueblo
Con Marianela en un hombro, el mayor de los hermanos Golfín recuerda a su hermano y su esposa del pasado
en el que vivieron ellos. En una pobreza absoluta: trabajando duro y ganando lo suficiente para poder
comprarse unos libros y estudiar; enseñando sus aprendizajes el mayor al menor; pasaron juntos por
enfermedades y hambre; etc. Y después de tanto esfuerzo ambos consiguieron todo lo que anhelaban. El
mayor de lso hermanos Golfín, Teodoro, fue médico y se convirtió en todo un señor y un hombre de mundo;
el menor, Carlos Golfín se aficionó a los pedruscos y se casó con Sofía. Ahora eran los dos unos triunfadores.
• El patriarca de Aldeacobra
Y recordando penas y desgracias de los viejos tiempos, llegaron a Aldeacobra, donde vivía el señor de
Penáguilas junto con su hijo Pablo. Los invitó a pasar. Los adultos trataron acerca de la operación de Pablo,
para recuperar la vista. La Nela escuchaba atenta, tal vez Pablo recuperase la vista.
• El doctor Celipín
La Nela dio a Celipín el dinero que el doctor Golfín le había dado aquella tarde para que se comprara unos
zapatos. Ella consideraba que sería como tirar el dinero comprarse algo para ella, y por eso desobedece y le
obsequia a Celipín con su premio. Una vez más, vuela la imaginación del chico y hace saber a la Nela de sus
deseos de ser doctor, como el doctor Golfín, al que considera un modelo a seguir.
• Entre dos cestas
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La Nela se lamenta de su desgracia, de su ser y su persona. Medita acerca de su función en el mundo y de su
actitud ante la vida. Se siente desdichada y desgraciada, sin ánimos para continuar viviendo. Se ve a si misma
fea y sucia, pues una parte de ella no desea que su amo recupere la vista, pero siente demasiado miedo al
rechazo de aquel que tanto dice quererla. Se ríe de su ignorancia de su imaginación desbordada y de su fe
hacia algo que ni siquiera le han enseñado.
• De cómo la Virgen María se apareció a la Nela
La mismísima Virgen María irrumpió en sus pensamientos cuando ésta se apareció entre los arbustos,
comiendo un fruto de éstos. Y más tarde, el señor Penáguilas apareció también. Marianela se dio cuenta de
que todo había sido fruto de su imaginación. Realmente, la Virgen María que comía entre los arbustos era la
prima de Pablo, sobrina del señor Penáguilas. La joven llamada Florentina ha sido llamada a la casa de
Aldeacobra en motivo de la operación de Pablo. Si éste recuperaba la vista, se casaría con Florentina.
Florentina y Marianela se reúnen con Pablo en su casa y se encaminan a uns nueva aventura.
• Los tres
Nela, Pablo y Florentina pasean por campos, valles y praderas como habituan a hacer los dos primeros. A
cada paso que avanzan, Florentina se muestra más emocionada ante la belleza de la naturaleza. Y mientras la
señorita de Penáguilas admira fascinada el paisaje, la Nela siente envidia de ella, que es hermosa, como una
flor en primavera. Recuerda las palabras del señor de Penáguilas, acerca del enlace de los dos primos que se
producirá solo si Pablo recupera la vista. María rompe en llanto, aunque no odia a Florentina, la admira y la
quiere mucho, pero la envidia.
• La promesa
Prosiguen las preparaciones para la operación de Pablo. Cada día se encuentra más cerca de ella y aun nadie
es capaz de asegurar que finalizará con éxito. La Nela siente miedo al respecto y se muestra ausente a lo largo
de los días. Pasea y medita sola, asustada en el fondo. Pronto llegan a casa de los Centeno las buenas noticias:
Pablo al fin recuperó la vista. Y esto hunde a María. ¿Quién la querrá ahora? El amor de Florentina no es
suficiente. Ella ha prometido acogerla, tratarla como a una hermana y compartir con ella todo lo que tiene.
Todo esto en compensación al milagro que la Virgen le ha concedido a su primo.
• Fugitiva y meditabunda
La noticia había corrido por todo Socartes. Todo el mundo era consciente de que el doctor Golfín daba la vista
a los ciegos. Era idealizado, y puesto en segundo lugar que dios. La Nela, en cambio, se sentía más
desgraciada que nunca. No había vuelto a Aldeacobra aunque si se había acercado a los alrededores. Por otra
parte, Celipín, había reunido el suficiente dinero para marcharse a estudiar y le propuso a la Nela
acompañarlo. Y más tarde, Florentina fue a buscar a la Nela a casa de los Centeno, dispuesta a llevarla
consigo a Aldeacobra y así cumplir su promesa. Pero la Nela no deseaba esa, pues eso significaba mostrarse
ante Pablo y ser rechazada po él. Por eso huyó; huyó y abandonó en la confusión a la señorita de Penáguilas.
Entonces, en medio de su llanto, encuentra a Teodoro, que se ofrece para buscar a la Nela.
• La Nela se decide a partir
La Nela vaga sin rumbo fijo sola y desesperada. Encuentra a Celipín, que marcha definitivamente para
cumplir sus sueños y hacerse un médico de provecho como Teodoro. Aunque él le propone que lo acompañe
una y otra vez, ella rechaza su oferta y se pierde entre la oscuridad. Mientras pasea por la Trascava, la voz
conocida del doctor Golfín la obligó a abandonar su propósito de acompañar a su madre y se dirigió hacia
donde estaba Golfín.
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• Domesticación
Durante un largo rato se prolongan las explicaciones que Golfín le exige a María. Ésta se muestra muy
deprimida y al fin le explica sus verdaderos sentimientos, lo que la llevo a querer seguir a su madre y acabar
con todo, con su vida. Le confiesa que se siente halagada por la atención de la señorita Florentina, y que se lo
agradece mucho. Pero ella se siente tan desdichada por su físico que prefiere que Pablo la recuerde como la
bella Marianela que nunca conoció. Por eso abandonó la mano de la señorita Florentina y quiso acabar con
todo. Y ante su frustración se desmaya y es llevada a la casa de Aldeacobra en secreto, y se la muestra a
Florentina.
• El nuevo mundo
En este capitulo, retrocedemos algunos días, desde que Golfín operó al ciego. La primera vez que el señorito
de Penáguilas abrió los ojos vió a Golfín y a Florentina, que en un principio creyó que era la Nela. Quedó
mudo ante su belleza. Desde aquel día, empezó su recuperación: sus ojos estaban vendados y solo podía
retirar la venda cuando el doctor se lo permitía. Siempre que podía visitaba a su prima y le rogaba que
permaneciera a su lado. Desde que había recuperado la vista, consideraba muy importante el don de la belleza.
Sintió que su prima era la más bella de las mujeres y, poco a poco, empezó a olvidar a Marianela.
• Los ojos matan
La Nela pasó la noche en casa de Florentina. No dormió mucho aquella noche. Todos en la casa sabían de su
presencia, pero Pablo no conocía la identidad de aquella chiquilla. A pesar de los esfuerzos de la Nela, del
doctor y Florentina, Pablo descubre a Maria poco después de haberse declarado a su prima Florentina. Ésta se
da cuenta de que Pablo ya no la cree hermosa, de que ya no tiene motivos para quererla, enfermó gravemente.
Los esfuerzos de Golfín no fueron suficientes para salvar su vida. Todo acabó para la Nela.
• ¡Adiós!
La Nela, que nunca había tenido nada, ni ropa, ni zapatos, ni derecho a nada... Tuvo un entierro digno, algo
que recordarían todos durante mucho tiempo. Y su lápida perduró por siempre en Sócrates, para ser recordada.
Años más tarde, unos turistas, en ver la tumba de Marianela, creyeron que se trataba de una joven de familia
noble muy admirada y escribieron acerca de ella. Para desmentir aquel artículo publicado en The Thimes, se
escribió Marianela, el libro que redacta la verdadera historia de la muchacha.
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