N u ev o s e n fo q u e s Terapia de insulina ` Philippe Halban con céllulas beta La bomba de insulina ofrece algunas ventajas para algunas personas con diabetes tipo 1, que los libera de la tarea de administrarse una serie de inyecciones cada día. Sin embargo, el alto coste de la bomba y la necesidad de una cuidadosa supervisión limitará su utilización a aquellos pacientes pudientes que puedan contar con un apoyo médico sofisticado. Este artículo propone la utilización de la "terapia con células beta" con el fin de crear células de reemplazo productoras de insulina. Trata sobre el funcionamiento de estas células y explora algunas de las limitaciones que deben tenerse en cuenta si se utilizan células de reemplazo productoras de insulina modificadas genéticamente para curar la diabetes tipo 1. >> Terapia externa de insulina frente a la biología molecular La diabetes tipo 1 es el resultado de la destrucción autoinmune de las células beta productoras de insulina, que hace que las personas con esta forma de diabetes dependan de una terapia externa de insulina para poder sobrevivir. Sin embargo, la inyección subcutánea de insulina apenas se asemeja al modo en que la hormona es producida por una célula beta. La bomba de insulina presenta algunas ventajas para ciertos Diciembre 2002 Volumen 47 Número 4 individuos, aunque de momento sigue sin existir un medio al alcance de todos para monitorizar la glucosa en sangre de un modo continuo y no invasivo que cierra el círculo de los niveles de glucosa en sangre y el ritmo de administración de la insulina. Incluso cuando dichos mecanismos se pongan a la venta, seguirán sin reproducir con fidelidad todos los aspectos de la secreción fisiológica de insulina tal y como la realizan las 28 células beta. Además, es probable que sean caras y que requieran de una cuidadosa supervisión por parte del usuario y de su médico. Por lo tanto, predigo que dichos mecanismos serán utilizados exclusivamente por pacientes ricos y cultos que vivan en regiones del mundo con un apoyo médico sofisticado. Si estoy en lo cierto, ¿por qué no utilizar células en lugar de mecanismos para reemplazar las células beta que faltan? De hecho, esto puede conseguirse hoy día con cierto grado de éxito mediante el transplante de islotes. Sin embargo, nunca habrá los suficientes islotes humanos como para satisfacer las necesidades de todos los individuos con diabetes del mundo entero. Además, el éxito en el transplante de islotes sigue dependiendo en el presente de la inmunosupresión que, aunque ha mejorado ostensiblemente, sigue siendo motivo de preocupación (debemos destacar que queda desestimado su uso continuado en niños). Seguramente y por consiguiente haya llegado el momento de utilizar la biología molecular moderna con el fin de construir una célula beta sustituta o de reemplazo para una terapia celular. Este enfoque puede N u ev o s e n fo q u e s Las células beta producen (en un proceso denominado biosíntesis) y segregan insulina mediante una serie de eventos intracelulares complejos, perfectamente sincronizados y bien regulados2. Las nociones básicas son fáciles de describir pero bastante más difíciles de imitar. El gen de la insulina tan sólo se expresa hasta cierto punto en las células beta. Como cualquier gen, el ADN del que está hecho se transcribe primero en un mensajero "mARN". Este mARN dirige entonces la fábrica celular que produce un precursor de la insulina, denominado adecuadamente "proinsulina". Esta proinsulina se empaqueta entonces en gránulos, pequeñas cápsulas de almacenamiento que se encuentran en el interior de la célula beta. Dentro de dicha célula la proinsulina se convierte a → ¿Cómo funciona una célula beta normal? → En un artículo reciente de Diabetes Voice, Jim Shaw hace un repaso de algunos de los métodos en perspectiva para la creación de dichas células beta de reemplazo1. En este artículo, compañero del anterior, me centraré más específicamente en cómo funcionan las células beta y en algunas de las limitaciones que debemos tener en cuenta si alguna vez la terapia que utiliza células de reemplazo secretoras de insulina modificadas genéticamente consigue curar la diabetes tipo 1. Aunque todos deberíamos ser conscientes de los obstáculos inmunológicos de la terapia de células beta, tales como el rechazo de los injertos, éste no es el lugar para hablar de los mismos. → denominarse "terapia de células beta", incluso si las células no son genuinas células beta, o "terapia génica", cuando las células utilizadas son modificadas genéticamente in vitro antes de su implante. Figura 1: Tiempo estimado que transcurre a partir del momento de la estimulación hasta la primera aparición de insulina en la circulación – la producción de insulina se realiza en varios pasos. El ADN, la química del gen; el mARN, el mensajero químico desde el gen hasta la fábrica de proteínas de la célula; las células beta, células que normalmente producen la insulina; la célula X, célula regulada tan sólo mediante la estimulación del gen para producir un mensajero. continuación en insulina, la forma activa de la hormona. () Las células beta son la clave para conseguir un mecanismo perfecto de círculo cerrado que regule los niveles de azúcar en sangre. Cada célula tiene unos 10.000 gránulos, y cada gránulo unas 200.000 moléculas de insulina. La insulina es almacenada dentro de estos gránulos y tan sólo se envía a la corriente sanguínea con el aumento de los niveles de glucosa en sangre que tiene lugar tras una comida. La insulina actúa sobre las células hepáticas, musculares y adiposas que estimulan al organismo para que metabolice la glucosa y evitan que el hígado produzca más y la envíe a la sangre. El resultado es un descenso rápido de los niveles de glucosa en sangre. A su vez, esto devuelve una señal a las células beta para que detengan la secreción de insulina. He 29 aquí un ciclo que se cierra a la perfección. Estimulación mediante glucosa de las células beta y sus tiempos Tal y como mencionamos anteriormente, la glucosa estimula la secreción de insulina. Sin embargo, éste no es el único efecto que tiene sobre la célula beta. Tal y como se muestra en la figura 1, la glucosa también estimula la producción del mensajero mARN desde el ADN del gen de insulina (un proceso denominado "transcripción" del ADN en el mARN en la figura 1) así como la traducción del mensaje de este mARN en la producción de la proteína proinsulina. Cada uno de estos pasos de la figura 1 lleva su tiempo. Se entiende que cuanto más lejos esté el paso de estimulación inicial del paso de secreción de insulina a la circulación, más tiempo transcurrirá entre dicha estimulación hasta el aumento de los niveles de insulina en sangre. Por lo tanto, mientras que por un lado es cierto que la glucosa estimula la formación del mARN de insulina, al menos 1 hora transcurre desde el principio de este >> Diciembre 2002 Volumen 47 Número 4 N u ev o s e n fo q u e s tipo de estimulación hasta el momento en que se observa un aumento en la secreción de insulina. Esto contrasta con la estimulación directa de la secreción por parte de la glucosa, mediante la descarga de los gránulos de almacenamiento, cuyo efecto puede observarse en uno o dos minutos. ¡Es el gránulo! El gránulo es el alma de la célula beta.Tal y como mencionamos anteriormente, permite el almacenamiento de insulina y la secreción de la cantidad precisa de insulina en respuesta ante un aumento de los niveles de glucosa. En realidad, la célula beta es aún más sofisticada, ya que la secreción de insulina puede estimularse mediante muchas otras moléculas además de la glucosa. Entre éstas se encuentran los aminoácidos (los bloques de construcción de las proteínas), los ácidos grasos y algunas otras hormonas que envían señales y que se producen en el intestino (neuropéptidos). Pero, en cualquier caso, la secreción de insulina siempre tiene lugar a partir de los gránulos. He aquí donde empiezan nuestros problemas. Es fácil alterar cualquier célula (no beta) de modo que pueda producir insulina mediante la utilización de técnicas modernas de biología molecular. De hecho, esto ya se consiguió hace 20 años en células pituitarias3. Pero obligar a las células a segregar insulina rápidamente en respuesta a la glucosa (que no es el caso de dichas células pituitarias) es un tema bien distinto. Goteo controlado de insulina La secreción de insulina desde las células beta está, por lo tanto, notablemente bien regulada. Debe estarlo si quiere asegurar niveles equilibrados normales de glucosa. Ensayos clínicos recientes, y de modo destacado el DCCT (Diabetes Control and Complications Trial, o Ensayo sobre el Diciembre 2002 Volumen 47 Número 4 control y las complicaciones de la diabetes), nos han demostrado la importancia de un estrecho control de la glucosa en el control de la diabetes tipo 1. Sin embargo, el riesgo de padecer hipoglucemia como resultado de una terapia de insulina excesivamente intensiva está hoy día demasiado presente. Cualquier célula beta de reemplazo que se utilice en el tratamiento de la diabetes tipo 1 tendrá que funcionar realmente bien con el fin de limitar las excursiones en cualquier dirección (por exceso o por defecto). Hemos revisado recientemente y con cierto grado de detalle los que consideramos deben ser requisitos mínimos en una terapia con células beta4 y recomendamos a nuestros lectores que consulten esta revisión técnica si quieren profundizar más allá de lo que cubre el presente artículo. ( ) Muchos estudios publicados por grupos que trabajan en favor de una cura para la diabetes tipo 1 podrían estar equivocados. La mayoría de los grupos que trabaja en este campo no parece prestarle mucha atención al funcionamiento de las células beta cuando formulan sus estrategias de terapia celular. Probablemente esto no carece de relación con las posibles recompensas económicas de "curar" la diabetes, pero no tiene un reflejo claro sobre la actitud de estos científicos hacia el paciente. En consecuencia, la mayoría de grupos está intentando producir insulina… ¡a partir de células que no tienen gránulos! 30 Estas células pueden segregar proteínas mediante la utilización de la denominada vía "constitutiva", básicamente por goteo. El ritmo de secreción no puede, por lo tanto, estar influido por el entorno de la célula. No hay modo de hacer que estas células respondan a los niveles de glucosa en sangre como células beta normales, con un aumento casi instantáneo de la secreción de insulina. Sin embargo, es fácil asegurar que la insulina es la principal forma de proteína segregada y no la proinsulina, su precursor, que es menos activo (y potencialmente no deseable). Como medio para evitar lesiones, hoy día la mayoría de los investigadores se está asegurando de que la expresión del gen de insulina puede estimularse mediante la glucosa. Ocasionalmente puede ser inhibido por la misma insulina, ofreciendo un elegante círculo de respuesta negativa diseñado para limitar la hipoglucemia5. La excepción más destacable a esta tendencia fue el interesante estudio de Cheung et al en el que se describe la secreción de insulina regulada por glucosa a partir de células K intestinales alteradas mediante ingeniería genética6. ¿Por qué, sin embargo, considero que estos otros estudios podrían estar en un error? Volvamos a echarle un vistazo a la figura 1. Al colocar en su lugar la regulación mediante la glucosa de la transcripción (el paso del ADN al mARN) y quizá un día de la traducción (del mARN a la proinsulina, aún no conseguida pero, en mi opinión, viable) sin que la acompañe la regulación de la secreción, el tiempo de emisión de insulina estimulada a partir de la célula Inmunosupresión La inmunosupresión es el acto de suprimir el sistema. N u ev o s e n fo q u e s modificada mediante ingeniería genética se verá inevitablemente comprometido. De hecho, tal y como mencionamos anteriormente, transcurrirá al menos 1 hora antes de que las primeras moléculas de insulina recién hechas empiecen a ser segregadas en respuesta a un aumento de los niveles de glucosa en sangre. Y lo que es peor, mientras que la secreción de insulina desde las células beta desciende en cuanto caen los niveles de glucosa en sangre, se sabe que el mARN de la insulina permanece durante algún tiempo en la célula. Esto significa que el tiempo que tardan en desconectar las células beta de reemplazo construidas de este modo sería realmente demasiado. La insulina seguiría fluyendo desde la célula durante muchas horas incluso aunque descendiese el nivel de glucosa en plasma. ¡Esta no es la cura de la diabetes tipo 1! Imaginemos cuáles serían las consecuencias para una persona con diabetes tipo 1 tratada de este modo. Esto se muestra en la figura 2. Me apresuro a destacar que, hasta donde mi conocimiento alcanza, ningún experimento de este tipo se ha realizado hasta la fecha en humanos. De hecho, la terapia celular de la diabetes (definida aquí como el uso de células modificadas genéticamente y no de islotes) está aún en pañales y los tests in vivo están limitados a animales pequeños. Los gráficos de la figura 2 son, por lo tanto, imaginarios. Para controlarse se han derivado, sin embargo, a partir de resultados reales en individuos normales y están basados en lo que ya se ha demostrado en ratones extrapolándolo a humanos en condiciones de recibir terapia celular. Digamos de paso que esta extrapolación es, de hecho, bastante difícil de realizar, dado que los ratones no son un modelo válido de equilibrio del nivel de glucosa en humanos. figura 2. En un individuo normal, la inyección intravenosa de glucosa tiene como resultado un rápido aumento de la glucosa, tal y como se representa mediante la línea continua del gráfico superior. Esto implica un aumento de la insulina en plasma gracias a la estimulación de la secreción de insulina desde la célula beta provocado por un alto nivel de glucosa en plasma, tal y como indica la línea continua del gráfico inferior. En cuanto aumenta la insulina, la glucosa comienza a bajar y la emisión de insulina desde las células beta desciende. No hace falta ser científico espacial (¡ni siquiera diabetólogo!) para comprender la importancia de la Ahora fijémonos en el "paciente" de la terapia celular. Si observamos la línea discontinua del gráfico superior, podemos ver que la glucosa aumenta igual de rápidamente, pero es de destacar cómo se mantiene alta durante un período mucho mayor. ¿Por qué sucede esto? Echémosle un vistazo a la curva representada mediante la línea discontinua en el gráfico inferior. Los niveles de insulina no aumentan en absoluto durante los primeros 30 minutos. A los 60 minutos se produce un cambio muy pequeño, aunque puede percibirse. control Terapia con céclula “X” Insulina en plasma Insulina (pM) Glucosa (mM) Glucosa en plasma Tiempo (min) Tiempo (min) Figura 2: Datos calculados para un test intravenoso de tolerancia a la glucosa (IVGTT) en un individuo normal y en una persona con diabetes tipo 1 tratada con terapia de células beta que utiliza la célula "X" de la figura 1. Estos datos no proceden de un estudio real y tan sólo tienen un fin ilustrativo. El autor agradece al Dr. Steven Kahn, de Seattle, por su ayuda en la preparación de esta figura. 31 En unos 90 minutos aproximadamente, tanto la glucosa como la insulina retornan a los niveles basales.Tan sólo hubo un período corto de hiperglucemia y no hubo hipoglucemia profunda. Este individuo no habría estado peor si se hubiese ofrecido voluntario para este test intravenoso de tolerancia a la glucosa (IVGTT). Tal y como mencionamos anteriormente (figura 1), este es el tiempo mínimo que transcurre antes de que aumente la secreción de insulina desde la célula beta de reemplazo como consecuencia de la estimulación de la transcripción genética. Resulta más >> Diciembre 2002 Volumen 47 Número 4 N u ev o s e n fo q u e s preocupante el hecho de que los niveles de insulina continúen elevándose incluso en un momento en el que la glucosa ha vuelto a niveles basales. Esto sucede debido a la lentitud de la respuesta mencionada anteriormente. Las consecuencias son devastadoras e inevitables: un nivel inadecuadamente alto de insulina provocará una hipoglucemia profunda. Este paciente no se sentirá bien en absoluto durante el IVGTT y, de hecho, podría ser necesario invertir la hipoglucemia mediante la administración de glucosa. ( Debemos estar completamente seguros de que somos capaces de proporcionar una alternativa realmente eficaz a la insulina inyectada antes de anunciar una cura para las personas con diabetes tipo 1. ) ¿Propaganda o esperanza? La comunidad de científicos que trabajan por conseguir una terapia celular o génica de la diabetes, entre los cuales me encuentro yo mismo, debemos estar completamente seguros de que somos capaces de proporcionar una alternativa segura y realmente eficaz a la insulina inyectable antes de anunciar una "cura" para la diabetes de tipo 1 a todos aquellos que tienen la enfermedad. De lo contrario seríamos bastante irresponsables. No creo que los modelos actuales que utilizan células secretoras de insulina Diciembre 2002 Volumen 47 Número 4 reguladas tan sólo a nivel de biosíntesis puedan aún ofrecer una cura. Eso sí, estoy de acuerdo con que estas células, o quizá una versión mejorada de las mismas, puedan un día llegar a demostrar su utilidad para la administración de dosis bajas de insulina, reguladas a largo plazo, en individuos con diabetes tipo 2. Eso, sin embargo, es un tema completamente distinto y que podemos discutir en otro momento. Conclusión No quiero parecer demasiado pesimista. Por el contrario, estoy tan emocionado como cualquiera ante la perspectiva de una terapia génica para la diabetes que utilice células beta de reemplazo de diseño. Creo que será posible. Creo que será mucho más eficaz que la insulina inyectada y más barato y accesible que cualquier futuro mecanismo de círculo cerrado. Creo que el transplante de células beta de reemplazo podrá algún día llegar a convertirse en una gran alternativa al transplante de islotes, no sólo en términos de disponibilidad, sino también como medio de evitar la necesidad de inmunosupresión. Creo, por lo tanto, que la terapia con células beta puede ofrecer algún día una cura segura para la diabetes tipo 1 en todo el mundo. Pero no me pregunten cuándo llegará ese día o qué forma adoptará la terapia celular. Esto es tan sólo el principio de un viaje emocionante, que resulta aún más excitante gracias a los progresos actuales en biología con células madre. En mi opinión aún no podemos avistar el final, pero, si basamos el progreso en nuestro entendimiento del funcionamiento de las células beta, nos daremos cuenta cuando hayamos llegado. 32 ` Philippe Halban El Dr Philippe Halban es biólogo celular y catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra, en Suiza. En la actualidad es presidente de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD). Las opiniones presentadas en este artículo son suyas y no necesariamente las de la EASD. Bibliografía 1. Shaw J: Gene Therapy: looking for alternatives to insulin injection. Diabetes Voice 2002; 1: 30-34 2. Orci L, Vassalli JD, Perrelet A: The insulin factory. Sci Am 1988; 259: 85-94. 3. Moore HPH, Walker MD, Lee F, Kelly RB: Expressing a human proinsulin cDNA in a mouse ACTH-secreting cell. Cell 1983; 35: 531-538. 4. Halban PA, Kahn SE, Lernmark A, Rhodes CJ: Gene and cell-replacement therapy in the treatment of type 1 diabetes: how high must the standards be set? Diabetes 200;150: 2181-2191. 5. Lee HC, Kim SJ, Kim KS, Shin HC, Yoon JW: Remission in models of Type 1 diabetes by gene therapy using a single-chain insulin analogue. Nature 2000; 408: 483-488. 6. 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