Sobre la «cesta de la compra» del Indice de Precios de Consumo

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ESTADÍSTICA ESPAI`VOLA
Núm. 111, 1986, ^aágs. 105 a 113
Sobre la «cesta de la compra» del Indice de
Precios de Consumo
por ELOY MATILLA PRlET4
Instituto Nacional de Estadística
RESU MEN
Las dificultades para medir el coste de la vida a través de la
cesta de la compra aurnentan con el nivel de vida y con la rapidez de tos cambios socio-tecnológicos, por la diversi^cación, mudabilidad e incremento de los cornponentes no alimentarios c©mo
establece la Ley de Engel que se anaiiza en términos de elasticidad y se contrasta con los resultados de las últimas Encuestas de
Presupuestos Familiares (E. P. F.) españolas. Se discuten varias
justifícaciones a la inclusián de bienes na fungibles en la cesta y
se reconoce que para alguno de ellos las mediciones de carestíaabaratamiento distan de ser satisfactorias.
Puluhrus cluv^: C'esta de la compra; Indice de precios de eonsumo; medídas de la inflación; nivel de vida; bienes de consurno
duraderos.
.
LoS CAM BIOS DE BASE/C'ESTA
«Cesta cíe la compra» es una de esas locuciones que ha transcendído desde las páginas de los manuales técnicos a las de la prensa no especializada y
desde las Conferencias de Estadísticos a las conversaciones ordinarías, aunque los profanos imagínen que sólo contiene alimentos. C'oleccián de articulos representativa de los hábitos de consumo de una vasta clase social, su
contenido ha pasado de la comuña al pan de trigo, luego a los alimentos en
106
ESTADfSTiC'A ESPAÑOt.A
general (1) y últimamente a los bienes no alimentarios, ineluyendo probablemente canchas de tenis y piscinas particulares en las naciones más ricas del
planeta. Su capacidad para indicar la evolución del coste de la vida y del
nivel general de precios ha sido y sigue siendo objeto de acaloradas polémicas en todos los foros, pues es bien sabido que el consenso entre especialistas es total en las ciencias puras, parcial en las experimentales y nulo en las
disciplinas saciales, donde coexisten opiniones radicalmente opuestas. La
granizada de críticas que ha debido encajar el INE en 1984 y 1985 por la
demara de la introducción de la nueva Cesta base 1983 contrasta, por ejemplo, con la metodología de Pehlps-Brown y otros, que prescribe la invariabilidad de la bolsa en las estudios sobre inflacción a largo plazo. Los índices
del coste de la vida, como cualquier otra aproximación científica a la realidad socio-económica, tienen que apechar con el mundo tal cual es, variado
y cambiante, sin que exista en la práctica posibilidad de aislar un fenómeno
de otros concomitantes y perturbadores como se puede hacer en el laboratorio.
De curnplirse las premisas ideales enunciadas por el economista ruso ^onus, inspirador de la mayoría de los índices de coste de vida, no seria preciso cambiar la base ya que el paso del tiempo sólo traería consigo cambios
en los precios. La realidad es que se producen continuas mutaciones en los
hábitos de consumo, prácticas comerciales y de organización de la Sociedad
que si bien no se detectan claramente a corto plazo, se ponen escandalasamente de relieve al comparar dos épocas alejadas entre sí. «En una sociedad
los bienes experimentan cambios continuos y variados en calidad y contexto
que escapan a cualquier medida simple. Con el tiempo, incluso productos
idénticos pueden cambiar radicalmente de utilidad, por ejemplo, un coche es
más valioso o menos, no sólo por sus cualidades intrínsecas, sino en función
de la calidad de las carreteras y de los lugares a donde ir, la disponibilidad
del combustible y de modos de transporte opcionales, el nivel real de ingresos, los costes de oport unidad de una compra tan^ importante y la existencia
de suburbios y centros cornerciales. Estas y otras infinitas consideraciones
afectan al precio y el valor, pero desafían la cuantificación y la comparación
con los precios de épocas anteriores» (2).
(1) «Coste de la vida del obrero», elaborado por el Instituto de Reformas Sociales
al menos en los diez años siguientes a 1914 sobre los precias de doce alimentos.
(2 j Ceorge Gilder: «Riqueza y pobreza». Instituto de Estudios Económicos, 1984.
SOBRE LA «CESTA DE LA COMPRA» DEL INDICE DE PRECIOS DE CONSUMO
2.
LA LEY DE ENGEL Y LA ESTRUC^`TU RA
DE CONSU MO ESPAÑOLA
No obstante resulta curioso advertir las semejanzas de los cambios que
el aumento del nivel de vida produce sobre la cesta de la compra y q ue
Ernest Engel formuló en la lejana fecha de 1847 como «ley» que lleva su
nombre:
«El peso relativo de los gastos en alimentación disminuye al crecer la
renta.»
Habrá pocas leyes en los códigos que se cumplan tan exactamente, pues
ésta se verifica lo mismo para una unidad familiar que para una colección
unidades
de ellas ampliable a un pais entero y lo mismo diacrónicamente
pasó de
que sincrónicamente
de consumo hjas a lo largo del tiempo
unas unidades a otras de renta superior en el mismo instante o período de
tiempo.
Llamando, como es habitual, Y a la renta, G al gasto, y A a la parte de
aquél dedicada a alirnentacion, la ley de Enge1 se expresa analíticamente:
A
dA
dG
G dY-A dY
dG
<0;
dY <0 de donde -- G Z
GdA <A dG dA <A
dY
dY' dG G
que nos dice que la propensión media a gastar en alimentos es mayor que la
propensión marginal o, escrito de otra manera:
dA
la elasticidad gastos alimentarios-gasto total es menor que uno.
Introduciendo una de las hi ótesis secundarias de Ke nes dG <^^
p
y
' dY Y
llegaremos a que la elasticidad alimentos-renta es menor que la unidad. En
efecto:
dA
dG
G
GdY<A dY<A Y,
dA_ A
dY< Y,
dA d Y
A: Y<1
I Ot^
^ 1'AI^ÍST^ICA ESPAÑC^ LA
E1 valor de dicha elasticidad según la E, P. F. 19b4-65 (INE, Madrid
19b9) es precisamente 0,54O. En la citada publicación encontramos las elasticidades correspondientes a distintas agrupaciones de bienes y cabe resaltar
los valores de 1,5 en Transportes, 1,b9 en Camunicaciones, 1,5 en Enseñanza
y 1,2b en Esparciamiento, lo que significa que tados los epigrafes que componen el grupo de «Gastos diversos», salvo el de Cuidados personales e higiene
con 0,75, tenian elasticidades superiores a l. El paso del tiempo ha venido a
demostrar +que diacránicamente se ha cumplido lo observado sincrónicamente pues en el cuadro adjunto (E. P. F. 1980-81; pág 263) son precisamente los
grupos de Alimentacián y Gastos diversos los únicos que muestran tendencomo reaccias monótonas puras
a la baja y creciente, respectivamente
cián al aumento continuado de la renta en las dos décadas.
P+ORCENTAJES DEL C^ONSUIVIO ANUAL MEDIO POR PERSONA
DE CADA UNO DE LC^S ANTIGUtJS G RU POS, SOBI^E EL
CONSUMO TOTAL
CONJUNTO NACIONAL
Años
G rupos
Alimentacián (3)
Vestido y cal^ado
Vivienda (4)
Gastos de casa
Gastos diversos
Consumo totul
1973/74
1980/81
l 958
1964/65
1967
19b8
55,3
13,6
5,0
8,3
17,8
4$,6
14,9
7,4
9,2
19,9
44,7
13,5
10,5
8,6
22,7
44,4
13,5
10,3
8,1
23,7
38,0
7,7
12,0
10,7
31,6
30,7
8,5
15,4
10,0
35,4
100,0
100,0
100,0
lOC},0
100,0
100,0
La tendencia secular hacia el crecimiento de la renta, y con ella del peso
que los bienes no alimentarios tienen en el presupuesto de los hogares, nos
empuja a reflexionar especialmente sobre la parte de la cesta ocupada por
este tipo de artículos.
(3) No incluye tabacos ni alimentos y bebidas consumidos fuera del hogar, que se
incluyen en Gastos Diversos.
(4) No incluye la energía eléctrica y combustibies de la vivienda principal, que
van a G astos de ^ asa, Todos los gastos por vivienda secundaria se incluyen en Gastos Diversos. Incluye, además, los alquileres imputados por viviendas principales en
propiedad.
SUBRE LA «CESTA DF LA CUMPRA^ UEL fNDICE Df: PRE(:'[OS UE CUNSUMt)
3.
1(19
EL I. P.C.'. DE UNA FAMILIA AC(^^ MCJDADA
A fin de observar el fenómeno can mayor nitidez nas colacaremos en un
caso límite: una familia situada en la decila de ingresos más alta, en cuya
estructura de consumo la Alimentación supone menos del 23 `,'^, {5^ frente al
33 % del I.P.C. 1983. A este hogar, semejante a lo que será el hogar medio
español del futuro, trataremos de aplicarle la clásica definición de Konus.
Para evitar el grueso de las estacionalidades tomemos el año como período de referencia y supongamos que el modo de vivir de la famiiia en cuestión permanece inalterable. Algunos de los componentes de su carro de
suministros durante el año base «to», son: alimentos..., bebidas..., tabacos...,
zapatos..., camisas..., trajes..., combustibles..., detergentes..., pañales..., un
automvil ( renovación), j uguete-«gadget»-de Papá (una máquina de jugar al
ajedrez), j uguete-«gadget»-de Mamá (una licuadora), ju^;uete estival de niño
(cubo de Rubik), juguetes de Navidad-Reyes (juguetes de la tele del año
«to»}. En el año objeto, «t», la cesta de la compra está integrada, entre otros,
por los siguientes bienes: alimentos..., bebidas..., tabaco..., zapatos..., camisas..., combustibles..., detergentes..., pañales..., lavadora automática ( renovación)..., juguete de Papá {ordenador casero), juguete de Mamá ( horno microondas), juguete estival de niño (patines), juguetes de Navidad-Reyes (juguetes de la tele del año «t»).
Las citadas compras de «gadgets» no es que aumenten su nivel de vida
sino que su standard de vida consíste en adquirir cada año lo que está de
moda. También se podría suponer que de «to» a«t» los juguetes han llegado al fin de su vida útil y otros juguetes distintas han tomado el reievo. El
que de algunos de ellos se pueda derivar alguna utilidad rnarginal (obtención
de zumos, asados o de la declaración de la Renta en el ordenador casero) no
se desvirtúa su carácter fundamental de pasatiempos (o, más sutil quizás, de
medio para mantener a los sujetos a la altura socio-lúdica de su clase
social).
Se comprende que al comparar Ios importes de los carros de suministro
en «t» y en «to» será mucho mayor el de « to» sencillamente parque este año
se adquirió el auto y, sin embargo, esta familia no tendrá Ia irnpresión de
que el nivel general de precios en «t» sea más bajo que en «ta N.
4.
CLASIFICACION DE LC)S C>BJ ETOS DE CONSU M O^
Comparando una y atra bolsa vemos que tienen en común los artículos
cuya utilización consiste en su destrucción o«de consumo inmediato» (ali(5) E. P. F. 1980-81, pág 386, decila de ingresos más altos.
110
ES?AD#STiCA FSPAI+IOLA
mentos, bebidas, tabaco, combustibles, detergentes, pañales de papel) que llamaremc^s grupóide 1 o grupo 1' y también los duraderos pero de adquisición
frecuente (camisas, zapatas...) que designaremos grupo 2' y que ambas cestas difieren en los de compra regular pero con escasa frecuencia (coche, lavadora) a los que llamaremos grupo 4' o grupoide 4 y en los también duraderos pero sometidos al capricho de las modas o al huracán de la explosión
tecnológica (licuadora, horno microondas, cubo de Rubik, ajedrez electrónico,
vídeo, ordenador, juguetes en general) a los que nos referimos como grupo
7'
Las mercaderías encuadradas en la categoría 1', bautizadas así por su
afinidad con el grupo de Alimentos, bebidas y tabaco, no presentan dificultad
teórica alguna y tampoco las segundas, grupo 2', puesto que hay cierta regularidad en su cansumo anual. La heterogeneidad de las cestas en cuanto a
bienes de consumo duradero cie los grupos 4' y 7' se puede soslayar de distintas formas que veremos a continuación.
5.
LOS OBJETOS I3URADEROS COM+O ESTACIONALES Y COMO
INVERSIONES
Los electrodomésticos clásicos (cocina, nevera, televisión, ...) el mobiliario,
los medios de locomoción particulares y demás bienes de consumo duraderos del grupo 4' podemos suponer que son, para una familia dada, de carácter estacional pero de periodicidad superior al año por lo que ampliando
suficientemente el periodo de referencia de la cesta los cogeríamos a todos
en todas ias situaciones a comparar.
Pero por mucho que reduzcamos las duraciones medias de estos artículos --^oche 7 años, nevera 15 años, camas 30 años, ...
en vista de la opulencia de la familia en cuestión, no bajaríarnos de un lapso de 8 ó 10 años
coma referencia, que es tanto como esperar 16 ó 20 para dar la primera
variación y en ese tiempo es seguro que se violan los condicionamientos teóricos.
Otro enfoque, éste más efectivo, es considerarlos como inversiones cuyo
rendimiento se extenderá a toda la vida útil del bien. Si el hogar disfruta
regularrnente de estos bienes no se les incluirá en la cesta del año de su
adquisición sino en las de todas los años por un importe igual al coste, para
el hogar, de utilización de ese bien en ese año. Dicho coste o alquiler anual
virtual es la suma de la depreciación-diferencia entre el valor de Mercado al
principio Vi y al final del año V, 2
más el coste de oportunidad o rédito
derivado de colocar la cantidad Vl al tipo de ínterés «j» de las inversiones
alternativas, es decir,
Coste de utilización =( Vl - V12 )+ Vl ^
SOBRE LA «CESTA DE LA COMPRA» DEL ÍNDICE DE PRECIOS DE CONSUMO
111
De esta forma ya estarian homogeneizadas tocías las cestas de la compra
de los distintos años, salvo en lo referente a artículos nuevos o de moda, que
hemos llamado grupo 7'.
Cesta «to»: ..,alimentos,.. zapatos... coste de utilización del automóvil,
ídem lavadora, idem frigorífico, ... ; juguetes TV ,^ y gadget ^^.
Cesta «t»: ... idem, ídem; juguetes TVt y gadget^.
Lo que es relativamente fácil en el caso de un coche de turismo no lo es
tanto para otros productos manufacturados cuyo valor de rnercado no se
conoce hasta que se enajenan (lavadora, ...). En realidad el verdadero coste
de utilización no se sabe hasta el final, lo que resulta más patente en suministros o servicios que exigen un fuerte desembolso inicial casi a fondo perdido (Teléfono, Butano, ciertos Colegios privados, Clubs deportivos).
6.
EL GASTO DE HOY PARA HOY
La cesta de la compra más fácil y más correcta de evaluar es la constituida rigurosa y exclusivamente por gastos de «consumo-consumo», sin
ninguna impureza de inversión. Bienes o servicios que se agotan en el rnomento. Nada de inversiones en equipo o en materias primas.
Vivir en una casa alquilada con muebles, usar transportes públicos o
coches de alquiler sin chófer, TV y video de alquiler, lavado de ropa en lavandería, comer en restaurantes, encender con cerillas, afeitarse en la barbería, ...
De la misma manera que el seguro tiene para las empresas que suscriben
pólizas la virtualidad de trocar un gasto aleatorio, azaroso en cierto, el alquiler de bienes (TV, video, coches sin conductor, ...) o de servicios (piscina,
jardines, pistas de tenis) para las unidades de consumo troca una inversión
de amortización dificilmente estimable en gasto cierto, determinado, cuantificable y para las Oficinas de Estadística en precio fácil de seguir.
Pero no es la realidad la que se conforma según los gustos del estadístico
sino al revés. Lo cierto es que el público no vive rigurosamente al día pagando por usar las cosas sino que encuentra más ventaja en realizar pequeñas (olla a presión, radiocasetes, cámaras de fotos, afeitadoras eléctricas, ..,) o
grandes inversiones (vivienda) para dísfrutar de ellas en los años siguientes.
La imposibilidad práctica del alquiler (ropa, menaje, ,..), la costumbre, la
atracción de la seguridad, la preferencia de lo tangible sobre lo abstracto
(titulos mobiliarios, libretas de ahorro, «El Banco de España pagará al portador...», ...) y el abaratamiento relativo son algunas de las razones de tal
conducta que además va en aumento (piscinas, apartamentos en el litoral o
en la montaña, ...).
112
7.
ESTADÍSTiCA E5PAIVC^LA
LA UNIEORMIDAD POR LOS VALORES MEDIOS
Volviendo a nuestra familia particular, r+^al, que adquiere mercaderías del
grupo 4' y del grupo 7' si no queremas o no podemos estimar los gastos d^;
uso año a año de bienes durables del grupo 4' adyuiridos previamente, daremos un «salto mortal metodológico» y consideraremos a todas las familias
semejantes del Pais (o demarcación o conjunto primario), el «Estrato socioecon ^amico de referencia del sistema de números índices» para el cual los
gastos de uso o desgaste total vienen a ser aproximadamente iguales al valor
de los aparatos nuevos incorporados al parque.
En general la periodicidad superior al año de la compra de bienes de
consumo duraderos (muebles, electrodomésticos, medios de locomociónj y su
aleatoriedad para un hogar concreto adyuiere cierta estabilidad y regularidad cuando todo el país se considera un único hogar. Mediante esta argucia,
la cornpra de lavadoras o de automóviles tiene un carácter tan regular como
la del pan o la carne. Pero quedan numerosos artículos para los yue este
tratamiento aún no es satisfactorio (ordenadores domésticos, videos, radiocasetes de cascos o walkman y en general el grupo 7`) por haberse disparado
sus ventas nacionales en los últimos años.
8.
LOS INAM^OVIBLES ESCOLLOS DE LA DINAMICA TECNO-C'OM ER^CIAL
los videocasetes,
Mientras hace algún tiempo
año «to» del ejemplo
ordenadores domésticos y«walkman» estaban en sus balbuceos y hacian fuaño «t» del ejemplo
ror licuadoras y máquinas de jugar al ajedrez hoy
se han invertido las proporciones ocupando aquellos bienes un espacio mucho mayor en la cesta total. E1 «verdadero índice del coste de la vida» de
Konus compararía dos cestas sensiblemente, heterogéneas y, por descontado,
ni el fijar las cantidades del año base
Laspeyres
o hacer retroceder las
Paasche
del año objeto
elimina las distorsiones ocasionadas por los
bruscos cambios de los hábitos de consumo antedichos. Estas distorsiones,
como las de los objetivos fotográficos, son inevitables pero, afortunadamente
al igual que las de aquellos, afectan a zonas sobre las que solo marginalmente recae la atención del público. ^Quién se atreve a opinar sobre la marcha
de los precios de las vídeo-cámaras de 8 mm. al adquirir la primera? Se
trata de una cornpra singular de un objeto, como en este caso, singular, recién lanzado al mercado y difícilmente parangonable con ningún otro. A diferencia de lo que pasa con las cajetillas de cigarrillos, la bombona de butano,
el «cortado», el litro de aceite u otros bienes sempiternos cuya adquisición
es tan frecuente que el cliente recuerda lo que pagó la vez anterior.
SUBRE LA «CE,STA DF LA CUMPRA» DEL. Í NDICF: DE PREC.I+C)S DE C(JNSUMO
113
De mayor a menor camparabilidad con una compra precedente los artículos de la cesta se o: denan así: grupo 1', grupo 2', grupo 4' y grupo 7'.
Señalaremos, para terminar, que las percepciones dei público vienen reforzadas en igual sentido por la coyuntura económica particular: en la bonanza se gasta más alegremente y se gasta en los últimos grupoides, cuando
aprieta la crisis se estiran los bienes de consumo duraderos y se prescinde de
los superfluos restringiéndose el gasto de bienes de primera necesidad y«mi rando mucho la peseta».
En suma, que ios indicadores oficiales del nivel de precios aicanzan su
máxima precisión o padecen desviaciones allí donde también el consumidor
corriente hace buenas estimaciones o dande carece de elementos de juicio.
SU M MAR^
ON THE «SHOPPING-BASKET» OF TH E CONSU 1^I ER
PRICE INDE^
The difficuities for measuring the cost of living through the
shopping,-basket increase with the standard of living and the swift
socio-technological changes, as weli as with the diversity, changeability and increasin,g number of the non-food articles as established by the Engel Law which is analyzed in terms of elasticity
and is compared with the results of the latest Family Budget Surveys in Spain. Several justifications are examined for the inclusion
in the basket of non-fungible articles and it is admitted that for
some of them the high cost-fall in prices measurements are not
altogether satisfactory.
Key words: Shopping-basket; consumer price index; inflation measurements; standard of living; durable consumption goods.
AMS, 1980. Subject classifícation 90-01.
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