ICONOGRAFÍA DE UNA “NOVELA”DE AMOR: DIDO Y ENEAS

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ICONOGRAFÍA DE UNA “NOVELA”DE AMOR: DIDO Y ENEAS
(Resumen)
María Isabel Rodríguez López
La conferencia que os propongo estará centrada en una historia de amor, y de
pasión que incluye también, el abandono y la muerte: los amores de Dido y Eneas. En
el número 298 de la revista Goya pubiqué en 2004 un artículo con el título “Quos Ego:
la transmisión iconográfica de la historia de Dido”, en el que abordaba, de forma muy
concreta, el análisis iconográfico de algunas de las obras que hoy vamos a ver. Dando
un paso más en el estudio de la figura de la reina Dido, hoy llegaremos hasta el
momento de su fatal destino, el suicidio al verse abandonada.
Según antiguas narraciones fenicias Cartago había sido fundada por Dido, hija
del rey Muto de Tiro y esposa de Sicarbas, rico sacerdote de Heracles que murió
asesinado por Pigmalión, el hermano de Dido, que deseaba atesorar las riquezas de su
cuñado. Durante el sueño el fantasma de Sicarbas advirtió a su viuda de las funestas
intenciones que Pigmalión tenía para ella, y Dido se vio obligada a armar una pequeña
flota e iniciar un viaje por mar huyendo de Tiro en busca de nuevas tierras. Tras
diversas peripecias arribaría a las costas de África donde negoció con los lugareños que
podría establecerse en la tierra que pudiera ser cubierta con la piel de un buey. Dido
supo cortar la piel en finísimas tiras y sobre esa modesta superficie levantó la ciudadela
de Birsa, que sería el origen de la ciudad luego conocida como Cartago. Esas mismas
crónicas nos siguen narrando como Yarbas, rey de los gétulos, enamorado de Dido,
pretendió su mano, negándose de forma tajante la reina de Cartago, que había prometido
ser fiel a la memoria de su fallecido esposo Sicarbas. Prefirió, incluso, la muerte en las
llamas de una pira antes que romper su juramento. Esa acción fue muy elogiada en la
antigüedad, llegando los hombres a rendir a Dido honores de diosa.
El mito según Virgilio: sin considerar que desde los tiempos de la caída de
Troya hasta la fundación de Cartago hubieron de pasar, al menos, 300 años, Virgilio no
tuvo ningún reparo en la Eneida al hacer arribar el héroe Eneas a las costas
norteafricanas recalase, precisamente, en Cartago siendo recibido por Dido y naciendo
entre los dos una profunda relación amorosa, que habría de ser cantada, desde entonces,
por diversas poetas a lo largo de los tiempos.
Dido y Eneas como personajes antagónicos.
Dido.
1.
El adjetivo que más se ha utilizado para designarla es el de infelix. Es,
en efecto una desgraciada porque no sabe cuan poderoso es el amor y queda herida por
él. Es una víctima de los dioses.
2.
Es una mujer audaz (una mujer capaz de capitanear una empresa y fundar
una ciudad)
3.
Apasionada. Enamoradiza. Su irresistible pasión amorosa es en ella tan
profunda porque le fue infundada por la diosa Afrodita.
4.
Rebelde. No acepta los designios de la voluntad divina, y al sentirse
abandonada prefiere morir.
5.
Suicida.
6.
Para muchos, Dido es la figura más lograda de la Eneida, llena de fuerza
y pasión humana.
Eneas:
1.
Es hijo de Venus, por lo tanto un héroe.
2.
Sometido a la voluntad divina.
3.
“Varón insigne por su piedad”. Encarna el prototipo de hombre piadoso.
4.
Capaz de infundir valor y ánimo en sus compañeros, porque confía en los dioses.
5.
Orgulloso de llevar los penates en busca de una patria y de descender del linaje
de Júpiter.
6.
Buen hijo y buen padre, siempre muy pendiente de Ascanio.
7.
Acepta la voluntad divina, por encima del Amor.
La “novela” de amor y su iconografía: el Libro I de la Eneida.
El arribo a Cartago: Eneas viene de Sicilia y se dirige a Italia. La diosa Juno ve
esta flota desde lo alto del Olimpo y su corazón se inflama de cólera porque, enemiga de
los troyanos desde que Paris rehusó otorgarle el premio de la belleza para dárselo a
Venus, los persigue con odio. Logra que el viejo Eolo libere los vientos y, con su
potencia, suscite una tempestad.
Neptuno, el rey de los mares, comprende las iras de su hermana Juno y ordena la
retirada de los vientos, aplacando la tempestad, sosegando el mar con la fuerza de su
tridente, y permitiendo que los troyanos pudieran arribar en las costas líbicas. Al llegar,
Eneas exhorta a sus compañeros con una arenga (vv.198-199) para llenar de esperanza
su conrazón y confianza en los dioses.
Mientras tanto, la diosa Venus se dirige a Júpiter para que ayude a los troyanos y
éste, después de tranquilizarla con sus palabras (Depón el miedo...el destino de los tuyos
permanece invariable (vv. 256-259), envía a Mercurio hacia Cartago para que los
troyanos fueran bien recibidos.
A la mañana siguiente a su llegada, Eneas y Ácates se dispusieron a examinar el
lugar, y entonces la diosa Venus, disfrazada de Virgen espartana se apareció ante ellos
para indicarles que siguieran el camino hasta el palacio de reina Dido. La reina les
recibe con gran hospitalidad, y Eneas envía a su compañero a las naves para que trajera
consigo a Ascanio, su hijo.
Venus planea otro ardid, y hace que Cupido tome la apariencia de Ascanio y
llene con el fuego del amor el corazón de la reina en el banquete que ella les ofrecerá
aquella noche. Dido se enamora perdidamente de Eneas en ese banquete, pero su
voluntad es firme y decide ser fiel a la memoria de su primer marido asesinado,
Sicarbas.
El Libro IV de la Eneida.
Virgilio retoma la historia de estos amores y nos narra que en el trancurso de una
cacería, sorprendidos por una tormenta (por voluntad de Juno y Venus), no pudieron
resistir a la pasión y consumaron su unión en el interior de una gruta. Enterado y
ofendido Yarbas (pretendiente de la reina que no la consiguió), suplicó al padre de los
dioses para que deshiciera esa unión.
Zeus envió a Mercurio para que diera a Eneas la orden de partir hacia el Lacio
(IV, 237-238). La reina presiente su abandono y le reprocha su actitud, anunciando su
final (vv.381-388). Nada pudo impedir que Eneas aceptara su destino y la reina se quitó
la vida clavándose una daga en el pecho.
SIGNIFICADO HISTÓRICO DEL MITO:
Tras su llegada a Italia Eneas vino a significar el papel de padre mítico de Occidente,
legitimando los orígenes de Roma al entroncarlos con lo más rancio del mundo clásico
griego. Se valoró, además, muy especialmente en la antigüedad el hecho de que Eneas
fuese hijo de Afrodita. La familia Julia, con César en primer lugar, se vanagloriaba de
ser descendientes de Eneas y por tanto de la propia diosa, asimilada a la Venus romana.
Mientras tanto, Dido, abandonada por Eneas, se convertía en un personaje
literario de primer orden que habría de ser cantado por los más importantes
poetas latinos de la Edad de Oro de Roma.
A través de la legitimación de la historia de Roma que Virgilio consigue en su
"Eneida", haciendo entroncar en la causa troyana el nacimiento de la nueva
nación, se encuentra, incluso, la legitimación de un suceso atroz que en su
momento impresionó a las mentes sensibles de la época: la ocupación y el
saqueo de las ciudades griegas por las legiones romanas. Ahora, al acreditarse
que Roma estaba emparentada con Troya, podía ser justificado que, en represalia
por el saqueo de la ciudad de Eneas que llevaron a cabo los griegos en la
Antigüedad, procedieran los romanos a incluir, ahora, a la propia Grecia entre
sus dominios. Un pueblo destacó en los tiempos clásicos por su atroz odio a
Roma: Cartago. Ambas naciones se enfrentaron hasta que una de ellas fue
exterminada. Los motivos de ese odio tan profundo quedaban también, gracias a
la "Eneida", al descubierto y se justificaban por el abandono por Eneas, el
primer hombre que los romanos habrían de sentir como propio, de Dido, la
primera reina de Cartago.
Material didáctico entregado a los asistentes:
De Dido a Eneas (Ovidio, Heroidas, VII 1-24; 133-140)
Como canta el blanco cisne, cuando la muerte lo llama, tendido sobre las húmedas
hierbas en la ribera del Meandro, así te hablo yo, y no porque abrigue esperanzas
de conmoverte con mis súplicas.
Contra la voluntad divina he dado comienzo a esta carta. Pero, puesto que para mi
desgracia he perdido ya mi buena fama y la honestidad de mi cuerpo y de mi alma,
de poca importancia es perder también unas palabras.
Tienes decidido, a pesar de todo, irte y dejar a la desdichada Dido, y los vientos se
llevarán al mismo tiempo tus velas y tu promesa. Tienes decidido, Eneas, desatar
amarras a las naves a la vez que te desatas tú de tu compromiso, y buscar los reinos
ítalos, que no sabes dónde están. Y nada te importa la naciente Cartago ni las
murallas que van alzándose ni el sumo poder entregado a tu cetro. Escapas de lo
que está hecho, persigues lo que está por hacer. Otra es la tierra que debes buscar a
través del orbe, otra es la tierra que buscabas. Mas, aunque encuentres esa tierra,
¿quién te la ofrecerá para que la poseas?, ¿quién dará sus campos a unos
desconocidos para que se queden con ellos? Otro amor te está esperando y otra
Dido a la que engañar de nuevo, otra palabra tienes que dar. ¿Cuándo llegará el
tiempo en que fundes una ciudad como Cartago y veas a tu gente desde la altura de
un alcázar? (...)
Quizás incluso, malvado, abandones a una Dido embarazada y en mi cuerpo se esconda
encerrada una parte de ti. La desdichada criatura seguirá el destino de su madre y
serás culpable de la muerte de alguien que aún no ha nacido; el hermano de Julo
morirá junto con su madre y un único castigo arrastrará a dos que están unidos entre sí
Dido and Aeneas. Música de Henry Purcell. Libreto de Nahum Tate. Acto III. Lamento
de Dido:
When I am laid in earth
Thy hand Belinda, darkness shades me
Cuando yazca en la tierra
Tu mano, Belinda, las tinieblas me
May wrongs create no trouble in thy
ensombrecen.
breast
On thy bossom let me rest
Que mis errores no turben tu corazón
Déjame reposar en tu regazo.
Remember me, but ¡ah!, forget my fate
More, I World, but Death invades me
Acuérdate de mí, pero ¡ay!, olvida mi
Más quisiera, pero la muerte me invade.
destino
Death is now a welcome guest
La
muerte
es
ahora
un
huésped
bienvenido
Fuentes Clásicas:
-Virgilio, Eneida, I y IV
- Hyginio Fabulae, 243.
- Ovidio, Metamorfosis, 13,79
- Heroidas, VII.
- Estrabón, 17.3.15
AEOLUS IMMITTIT VENTOS IUNONE PRECANTE (Eolo envió a los vientos a
instancias de Juno).
Eolo, pues a ti el padre de los dioses y el rey de los humanos te ha dado el apaciguar el
oleaje/ o encresparlo por obra de los vientos, una raza, mi enemiga, navega por
/Tirreno rumbo a Italia, llevando a los penates vencidos de Ilión./Aviva tú la furia de
los vientos, hunde, entierra sus naves en las olas/ o dispersa a sus hombres,
desparrama sus cuerpos por el fondo (Eneida I, 63-70).
1. SOLATUR VENEREM DICTIS PATER IPSE DOLENTEM (el mismo
padre consuela a Venus doliente con sus palabras).
Ahórrate tus temores, señora de Citera; / el destino de los tuyos permanece invariable;
/verás la ciudad de Lavinia y el cerco de murallas prometidas/ y al magnánimo Eneas
lo encumbrarás hasta los mismos astros. No he cambiado de idea (Eneida I, 256-259).
3. QUOS EGO:
Tantane vos generis tenuit fiducia vestri?/ ¿Tanto fiáis de vuestra alcurnia, vientos
Iam caelum terramque meo sine numine, venti,/ o ya osáis mezclar cielo con tierras
Miscere et tantas audetis tollere moles?/ y alzar tan imponentes moles?
Quos ego...! Sed motos praestat componere fluctus./ A vosotros os voy...Pero importa
antes que nada sosegar las agitadas olas.
Post mihi non simili poena comías luetis.../Después tendrá vuestro desmán otro
escarmiento. (Eneida I, 132-136)
4.
TROIANOSQUE VAGOS LYBICAS EXPELLIT IN ORAS (Y envió –
Zeus- a los troyanos errantes hacia las riberas líbicas).
5.
AENEAM RECIPIT PULCHRA CARTHAGINE DIDO (La hermosa Dido
recibió a Eneas en Cartago).
6. CUI VENUS ASCANII SUB IMAGINE MITTIT AMOREM (A ésta –DidoVenus envió el Amor bajo la apariencia de Ascanio).
Tú, una noche, una sola, con tus mañas finge su misma raza/ y como niño que eres,
adopta el rostro familiar del niño/ para que cuando Dido te acoja en su regazo en el
banquete real/ entre el fluir del vino y te estreche en sus brazos/ y cuando imprima
en ti sus dulces besos, infundas tu secreto fuego en ella/ y tus filtros de amor sin que
lo advierta (Eneida I, 683-688).
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