¿Es distinta la organización cerebral temprana de la información

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epilepsia y neurodesarrollo
¿Es distinta la organización cerebral temprana de
la información espacial transmitida a través de estímulos
táctiles en niños invidentes congénitos y adquiridos?:
un estudio piloto
Tomás Ortiz, Juan M. Santos, Laura Ortiz-Terán, Ramón Nogales, Isabel Serrano-Marugán, José M. Martínez,
Carlos Minguito-García, Carmen Requena, Joaquín Poch-Broto
Resumen. La reorganización cortical subyacente a la ceguera congénita no se conoce suficientemente, pero esta última
ofrece una ventana óptima para el estudio de los efectos de la deprivación sensorial absoluta. Se sabe también que existe
cross-modality en el cerebro de los invidentes, pero ésta difiere en niños con ceguera congénita y aquellos otros con restos
de visión. La estimulación vibrotáctil pasiva de líneas y letras genera patrones electroencefalográficos y de localización de
fuentes distintos en dos niños de 9 y 10 años, respectivamente, con ceguera congénita y ceguera con restos de visión. En
la niña con ceguera congénita, la mayor actividad eléctrica cortical se centra en áreas auditivas en P50 y P100, mientras
que en el niño invidente con restos de visión, la actividad se distribuye en múltiples áreas. Los tiempos de reacción a las
letras son menores que a las líneas de diferente orientación en ambos niños.
Palabras clave. Ceguera. Estimulación vibrotáctil. Reorganización cortical. Somatosensorial.
Introducción
De manera contraria a como podría suponerse, el
procesamiento cerebral multimodal simultáneo de
la información del entorno es la norma [1,2]. En el
caso de que los canales más usados, visual y auditivo, tengan algún tipo de falla o sobrecarga, el uso
de la vía táctil es una alternativa válida para suplir o
aliviar los antedichos canales [3-6].
El reconocimiento de objetos exclusivamente a
través del tacto conlleva la activación del córtex occipital o visual. Más aún, algunos autores han identificado un área específica, el córtex lateral occipital, como una región especializada en el reconocimiento visual de objetos que se activa tanto mediante la visión como por el tacto [7-12]. Así pues,
esta área sería un claro ejemplo de lo que se señalaba al principio: el trabajo multimodal del cerebro
para el reconocimiento del entorno.
La neurofisiología es una excelente plataforma,
ya que su resolución temporal es manifiestamente
mejor que ciertas técnicas habituales de neuroimagen (resonancia magnética funcional, tomografía
por emisión de positrones, etc.). De lo que se trata
es de calibrar con precisión temporal la activación
del córtex occipital lateral tras la presentación de
un objeto. Más concretamente, la electroencefalo-
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grafía cuantitativa es un método relativamente sencillo y de bajo coste para abordar este problema, ya
que su rango de resolución temporal es de milisegundos. La plasticidad cortical subyacente y el procesamiento cerebral de la información pueden estudiarse con potenciales evocados [13,14].
La neuroplasticidad es un proceso mediante el
cual las neuronas consiguen aumentar su conectividad de manera estable como consecuencia de la experiencia, el aprendizaje y la estimulación sensorial
y cognitiva [15]. La deprivación sensorial que acontece en diferentes etapas de la vida constituye una
ventana óptima para la observación y caracterización de la neuroplasticidad sustitutiva de las áreas
cerebrales visuales que tiene lugar en personas in­
videntes [16-18]. Esta neuroplasticidad es máxima
antes de los 14 años y está en formación, por lo que
los cambios que durante esta etapa vital acontecen
son más interesantes.
En el caso de la ceguera congénita, aquélla que
existe desde el nacimiento y también la menos estudiada, la reorganización cortical presenta características de cross-modality [15,16,18-21], que se entiende como la capacidad cerebral de procesar e interpretar un determinado estímulo en una modalidad sensorial distinta a la de entrada o, más genéricamente, la percepción que implica interacciones
Departamento de Psiquiatría;
Facultad de Medicina; Universidad
Complutense de Madrid; Madrid
(T. Ortiz, R. Nogales). Departamento
de Psiquiatría; Universidad
Maimónides; Buenos Aires,
Argentina (J.M. Santos). Fundación
J. Robert Cade/CONICET; Córdoba,
Argentina (J.M. Santos). Martino’s
Center; Harvard University; Boston,
Estados Unidos (L. Ortiz-Terán).
Consejería de Educación, Juventud
y Deportes; Comunidad Autónoma
de Madrid; Madrid (I. SerranoMarugán, J.M. Martínez, C. MinguitoGarcía). Facultad de Psicología;
Universidad de León; León
(C. Requena). Servicio de
Otorrinolaringología; Hospital
San Carlos; Madrid (J. Poch-Broto).
Departamento de Cirugía II;
Facultad de Medicina; Universidad
Complutense de Madrid; Madrid,
España (J. Poch-Broto).
Correspondencia:
Dr. Tomás Ortiz Alonso.
Departamento de Psiquiatría.
Facultad de Medicina. Universidad
Complutense de Madrid. Avda.
Complutense, s/n. E-28040 Madrid.
E-mail:
[email protected]
Declaración de intereses:
Trabajo financiado por la Fundación
Mutua Madrileña y por la
Comunidad de Madrid. Los autores
declaran no tener conflicto de
interés alguno, financiero o de otro
tipo, en relación con la temática
de este estudio. Las entidades
financiadoras de esta investigación
no han tenido parte alguna en el
diseño, adquisición y análisis de
datos, o escritura de este artículo.
Agradecimientos:
A los niños que han participado
en el estudio, y a sus padres e
instituciones académicas donde
cursan estudios, por su colaboración
desinteresada y entusiasta.
Aceptado tras revisión externa:
07.01.13.

S163
T. Ortiz, et al
Cómo citar este artículo:
Ortiz T, Santos JM, Ortiz-Terán L,
Nogales R, Serrano-Marugán I,
Martínez JM, et al. ¿Es distinta la
organización cerebral temprana
de la información espacial
vehiculada a través de estímulos
táctiles en niños invidentes
congénitos y adquiridos?: un
estudio piloto. Rev Neurol 2013;
56 (Supl 1): S163-9.
© 2013 Revista de Neurología
S164
entre dos o más modalidades sensoriales [15,2224]. También se sabe que, precisamente en el caso
de la ceguera congénita, hay áreas corticales de las
vías visuales ventrales y dorsales que procesan información sensorial independientemente de la modalidad sensorial por la que dicha información se
ha adquirido [16,25,26]. Hoy en día se empieza a
tener un concepto supramodal de la organización
funcional cortical. Esta naturaleza supramodal, que
incluso podría tener algunos ribetes cognitivos [27],
permitiría explicar la representación mental de un
mundo externo completamente desconocido por
quienes padecen ceguera congénita.
Contrariamente a los videntes, las personas que
padecen ceguera tienen una mayor capacidad táctil,
la cual desarrollan como mecanismo compensatorio [28]. Dicho mecanismo compensatorio parece
estar potenciado por la existencia de una experiencia visual previa. Sin embargo, diversos autores han
señalado que los invidentes tienen interacciones audiotáctiles disminuidas, más marcadas todavía en el
caso de la ceguera con restos de visión [29,30], por
lo que su compensación podría no ser tan efectiva
como se supondría.
Las investigaciones con potenciales evocados somatosensoriales han permitido identificar fases sucesivas de la funcionalidad del córtex en relación
con la información espacial vehiculada a través del
tacto [31-34]. En torno a los 50 y 100 ms la actividad
es predominantemente contralateral y en el córtex
somatosensorial primario [35,36]. Alrededor de los
100 ms hay reconocimiento automático de formas y
objetos en áreas somatosensoriales [36]. Ya existe
activación del córtex somatosensorial secundario a
partir de 100 ms y la bilateralidad acontece en torno
a 150 ms [35-37]. Análogamente al componente N1
visual, existe una actividad entre los 120 y 230 ms
relacionada con el reconocimiento de objetos que
resultan bien conocidos. Por el contrario, entre 230
y 450 ms [32,38-41] hay una actividad relacionada
con objetos menos familiares [33,34,42,43].
La literatura científica que existe en relación con
el reconocimiento somatosensorial de objetos y su
secuenciación temporal en el cerebro es relativamente pequeña, pero no así sobre el reconocimiento visual de objetos, aspecto del que existe mucha
doctrina científica. Asimismo, hay un conocimiento más detallado de las diferencias entre el procesamiento visual de videntes frente al de los invidentes,
pero este conocimiento es más escaso a la hora de
establecer la comparación entre la ceguera congénita y la ceguera con restos de visión.
Nuestro grupo ya ha realizado algunos experimentos que corroboran y demuestran lo antedicho
en la ceguera, en general [23,44], y en la ceguera
con restos de visión, en particular [45], y ha dedicado algunos experimentos a lo que ocurre en edades
tempranas [46]. Entendemos que la elucidación de
las diferencias entre ceguera congénita y aquélla
con restos de visión es crucial porque la primera no
cierra la puerta a una más que posible neuroplasticidad en áreas corticales nunca previamente estimuladas, la cual es plausible si se tiene en cuenta la
organización supramodal de ciertas partes del córtex y la cross-modality [47].
En el presente estudio piloto estudiamos si la organización cerebral temprana durante el reconocimiento de patrones espaciales simples, informados
a través del tacto pasivo, difieren en niños con ceguera congénita o con restos de visión.
Pacientes y métodos
Muestra
Nuestra muestra está constituida por una niña ciega de nacimiento, de 9 años de edad, y un niño con
discapacidad visual grave y restos de visión (< 5%),
de 10 años. Ambos padecen la misma enfermedad:
distrofia retiniana pigmentaria.
Los dos asisten a un centro de educación primaria con enseñanza integrada, y ambos tienen un cociente intelectual dentro del rango normal. Ninguno
presenta otro tipo de deficiencia sensorial distinta
de la falta de visión ni tampoco ha tenido una historia, pasada o presente, de enfermedad neuropsiquiátrica, traumatismo cerebral o trauma obstétrico.
Antes de proceder con el experimento, se les explicó a los niños verbalmente, y a los padres verbalmente y por escrito, la naturaleza y propósito del
experimento. Ambos niños manifestaron su deseo
expreso de colaborar en el experimento y dieron
consentimiento verbal para la participación en él, y
el consentimiento escrito fue obtenido de los progenitores de los dos voluntarios.
El estudio fue aprobado por el comité de bioética
del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Todo el
experimento estuvo en concordancia con la Declaración de Helsinki.
Procedimiento
Los niños fueron expuestos a 300 estímulos táctiles
de líneas. El 80% fueron líneas verticales y el 20%
líneas horizontales. La imagen de la línea duraba
300 ms en el centro de la pantalla y su correspondiente vibrotáctil en el estimulador duraba otro tan-
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Epilepsia y neurodesarrollo
to en este último. Dicha imagen en la pantalla era
seguida por una pantalla en blanco durante 700 ms.
La presentación de uno u otro tipo de líneas se distribuía aleatoriamente a lo lago de la prueba.
Asimismo, ambos niños fueron expuestos a 300
estímulos táctiles de letras. El 80% fueron la letra ‘L’
y el 20% la letra ‘N’. Análogamente a las líneas, la
imagen de la letra en el centro de la pantalla duraba
300 ms, y otro tanto, por ende, su correspondiente
táctil. La exposición de la letra se seguía de la pantalla en blanco durante 700 ms. La presentación de
uno u otro tipo de letra se distribuía aleatoriamente
a lo largo de la prueba.
Ambas, líneas y letras, se mostraban en negro
sobre un fondo blanco. La duración total de la prueba efectiva era de 10 minutos: 5 minutos con las líneas y otros 5 minutos con las letras.
La primera prueba consistió en dos estímulos
táctiles de líneas, verticales u horizontales. La línea
horizontal (estímulo infrecuente, el 20% de las veces) se consideró el estímulo target o diana. Se pedía a ambos voluntarios que respondiesen a este
estímulo diana apretando la barra espaciadora. Al
estímulo estándar o frecuente (línea vertical, el 80%
de las ocasiones), el niño no debía responder.
La segunda prueba consistió en dos estímulos
táctiles de letras: ‘N’ y ‘L’. La letra ‘N’ (estímulo infrecuente, el 20% de las veces) se consideró el estímulo
target o diana. Se pedía al sujeto que respondiese a
este estímulo diana apretando la barra espaciadora.
Al estímulo estándar o frecuente (letra ‘L’, el 80% de
las ocasiones), el niño no debía responder.
Para ello, los participantes se encontraban cómodamente sentados en una habitación sin ruidos
con la palma de la mano izquierda hacia abajo puesta encima de la mesa, en contacto con el estimulador táctil, y a una distancia de un metro de la pantalla del ordenador. Antes de comenzar el experimento se hizo una prueba de un minuto para que
ambos niños se habituasen al estimulador táctil y al
reconocimiento del estímulo táctil.
El sistema de estimulación táctil consta de dos
elementos: receptor visual (microcámara) y matriz
de estimulación táctil (estimulador). Las imágenes
se captan por la microcámara, que va montada sobre unas gafas normales, y transferidas mediante conexión física al procesador del estimulador. Este último proporciona la información espacial mediante
estimulación vibrotáctil. Para ello, el estimulador
transforma las señales de video capturadas por la
microcámara en impulsos táctiles. Esto se hace mediante un algoritmo diseñado ad hoc para este fin.
La información procesada se traduce mediante una
conversión eléctrico-mecánica en una matriz de es-
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timulación. Dicha matriz está constituida por un
panel con 28 × 28 puntos de estimulación, que se
toca de manera pasiva por la mano del niño. Es decir, este dispositivo permite transmitir una información primaria de naturaleza visual que, a través
de un algoritmo, se transforma en información táctil (somatosensorial), concordante con lo capturado
por la cámara, y así vehiculada al cerebro.
La efectividad de una estimulación vibrotáctil de
manera apropiada depende de que el estimulador
sea capaz de hacerlo con una energía mínima determinada, esto es, que cada uno de los pines del estimulador que sube y baja tenga una fuerza mínima de
impacto sobe la piel. Asimismo, es importante reseñar que el nivel de ruido producido por la matriz de
estimulación es prácticamente imperceptible.
Durante el experimento se llevó a cabo un registro de electroencefalograma (EEG) de alta densidad
(128 canales) simultáneo a las pruebas de reconocimiento táctil de líneas y letras.
Medidas y análisis del EEG
Los potenciales evocados cognitivos se llevaron a
cabo mediante el registro de un EEG ATI EEG System ® (ADVANTEK SRL ®) de 128 canales. La impedancia de los electrodos se mantuvo por debajo
de 5 kΩ. El electrooculograma se grabó con electrodos localizados en dirección horizontal (derecho) y vertical (izquierdo) para registrar el movimiento ocular. Se registraron los datos utilizando
un electrodo de referencia localizado en el mastoides (derecho).
La velocidad de muestreo fue de 625 Hz. La banda de frecuencia del amplificador se estableció entre 0,05-100 Hz. Las épocas para analizar fueron de
1 s, 100 ms anteriores al inicio del estímulo y 900 ms
posteriores. La línea base se llevó a cabo en los primeros 100 ms anteriores al inicio del estímulo.
Los canales con artefactos se eliminaron visualmente, y aquellos canales con demasiado ruido se
reemplazaron por un proceso de interpolación linear de los dos canales limpios más cercanos. Solamente se consideraron para el análisis los estímulos
frecuentes, con el fin de evitar la interferencia motora del los estímulos infrecuentes asociada con el
tiempo de reacción.
Para analizar las latencias y localización de fuentes del EEG se seleccionaron dos ventanas temporales: entre 20-60 ms para el análisis de la onda P50,
y entre 80-120 ms para el análisis de la onda P100.
En estos períodos se seleccionaron ventanas de 40 ms
para el análisis de localización de fuentes elegidas a
partir de la mayor amplitud de la onda en el elec-
S165
T. Ortiz, et al
Figura 1. Tiempos de reacción (TR) durante las pruebas de reconocimiento de líneas y de letras.
Resultados
Tiempos de reacción y aciertos
El análisis de los tiempos de reacción (TR) demuestra que son menores a las letras que a las líneas en
ambos niños.
En lo referente a los aciertos, se invierten los resultados, de tal forma que la niña ciega de nacimiento acierta más en la letras (25/60) que en las
líneas (12/60), mientras que el niño ciego con restos de visión acierta más en las líneas (25/60) que
en las letras (14/60) (Fig. 1).
Localización de fuentes
Niña ciega
de nacimiento
TR líneas
Niño ciego con
restos de visión
TR letras
trodo Pz (–20 y +20 ms) siguiendo estudios anteriores [23].
Se realizaron análisis de localización de fuentes
con los voltajes individuales (amplitudes en microvoltios) con el programa Neuronic Localizador de
Fuentes ® (NLF ®; Neuronic, S.A.). El NLF es una
aplicación para el cálculo de la tomografía eléctrica
computarizada (TEC) y constituye un modelo de
neuroimagen funcional con alta resolución temporal, haciendo posible localizar las fuentes de la actividad neuronal fisiológica. El NLF es capaz de determinar las distribuciones de corrientes corticales
que generan la actividad registrada. Esta técnica
provee una solución discreta interpolada, que estima la distribución de corriente intracraneal particularmente más suave, compatible con la distribución del voltaje observado en el cuero cabelludo. La
TEC se obtiene mediante la integración de la información funcional aportada por el EEG. La TEC está
basada en la medición de los campos eléctricos y
magnéticos generadores del cerebro.
Mediante la TEC es posible la localización espacial en el cerebro de los generadores de diferentes
procesos fisiológicos. El método utilizado para el
cálculo de la TEC fue el LORETA (low resolution
electromagnetic tomography) [48]. Las fuentes de
corriente se restringen a las zonas donde existe sustancia gris en la resonancia magnética del individuo
o a los estimados de probabilidad de existencia de
sustancia gris derivados del atlas de la resonancia
magnética probabilístico del Instituto Neurológico
de Montreal [49-51].
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Durante la tarea de reconocimiento táctil de líneas,
las áreas de máxima activación en la latencia de las
ondas P50 y P100 para la niña con ceguera de nacimiento se encuentran localizadas en áreas auditivas,
en las áreas de Brodmann (BA) 20 y 21. En el niño
con discapacidad visual grave y restos de visión, se activan áreas multimodales para ambas ondas, siendo
en la latencia de la onda P50 las áreas de Brodmann
2, 10, 21, 40 y 48, y en la onda P100 las áreas de
Brodmann 2, 3, 7, 21, 22, 42, 37, 38, 39, 40, 48 (Fig. 2).
Durante la tarea de reconocimiento táctil de letras, las áreas de máxima activación en la latencia de
las ondas P50 y P100 para la niña invidente con ceguera congénita se encuentran localizadas en áreas
auditivas (áreas de Brodmann 20 y 21). En el niño
con discapacidad visual grave y restos de visión se
activan áreas multimodales, siendo en la latencia de
la onda P50 las áreas de Brodmann 7, 10, 19, 22, 37 y
48, y en la onda P100 las áreas 7, 10, 23 y 48 (Fig. 2).
Discusión
Nuestros resultados demuestran que la niña con
ceguera congénita organiza la información espacial
presentada de forma táctil pasiva predominantemente en torno a áreas responsables de la audición.
Por el contrario, el niño con discapacidad visual
grave y restos de visión organiza dicha información
en torno a áreas cerebrales multimodales. Por otro
lado, en el reconocimiento de las letras presentadas
táctilmente, ambos sujetos tienen respuestas mucho más rápidas que en el reconocimiento de líneas,
siendo la niña invidente congénita más rápida en
ambas condiciones (líneas y letras).
El predominio de las áreas auditivas, tan marcado en el caso de nuestra niña con ceguera congénita,
podría estar asociado con la compensación funda-
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Epilepsia y neurodesarrollo
mental del oído como alternativa a la vía visual. Resulta obvio la gran dependencia de la audición que
las personas invidentes poseen para poder interaccionar con el entorno, incluso para procesar información espacial [52]. En la ceguera congénita, este
mecanismo está aún más acentuado [29]. No obstante, es posible cierta controversia, pues las interacciones audiotáctiles podrían estar más disminuidas en la ceguera congénita que en la ceguera adquirida [29,30]. En el caso del niño invidente con restos
de visión, éste presenta una activación de múltiples
áreas que no se dan en nuestro estudio piloto en la
ceguera congénita, de ahí que sea lícito suponer que
el uso continuado de la visión, por deficiente que
ésta pueda ser, conlleva una mayor activación de
áreas distintas a las auditivas. Algunos autores señalan que hay mayor neuroplasticidad cuanto mayor
es el refuerzo de las conexiones preexistentes [15],
lo que podría explicar este último hallazgo.
Contrariamente a lo descrito por otros autores,
nuestros resultados con las tareas de líneas no nos
permiten afirmar que exista una diferencia sustancial entre los procesos que se dan en torno a 50 ms
(P50) y aquellos otros en torno a 100 ms (P100) en
el caso de la niña con ceguera congénita, donde las
diferencias son prácticamente inexistentes. Salvo el
hecho de que el proceso sea todavía muy similar, es
difícil en un estudio piloto proporcionar una explicación plausible sobre este hallazgo, si bien la neuroplasticidad de la ceguera congénita es compleja,
dista de estar completamente elucidada, y se extiende incluso a áreas distantes de la percepción visual y
procesamiento espacial, tanto neuroanatómica como
funcionalmente [18]. Por el contrario, y en lo referente a líneas, en el niño con restos de visión sí se
dan diferencias, que están más en consonancia con
estudios previos [31-37]. Hay una actividad frontal
y auditiva marcada en P50 que desaparece en P100.
La cross-modality es un fenómeno bien patente en
los procesos tempranos de procesamiento espacial
durante las primeras estimulaciones táctiles [23,53].
Alrededor de los 100 ms ya existe activación del
córtex somatosensorial secundario y hay reconocimiento automático de formas y objetos [35-37].
En las tareas de letras, y en el caso de la niña con
ceguera congénita, se ve una bilateralidad evidente
a los 50 ms, con predominancia izquierda (ipsilateral a la estimulación), mientras que a los 100 ms la
actividad es predominantemente de zonas auditivas
del hemisferio derecho. Esto podría explicarse por
la naturaleza espacial de los estímulos proporcionados y el hecho de que el hemisferio derecho tiene
más peso en el procesamiento espacial. En el caso
del niño con restos de visión, prácticamente no
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Figura 2. Mapas de máxima activación con localización de áreas cerebrales significativas mediante LORETA; la mayor activación, en rojo.
existe tal bilateralidad de inicio, pero luego se da en
P100. Esto último replica hallazgos previamente descritos en la bibliografía porque la mayor parte de
estudios se ha hecho con invidentes con ceguera adquirida o restos de visión [31-34].
Se ha sugerido que en los invidentes congénitos
existe una activación del córtex medial temporal y
del occipital [18]. Sin embargo, los datos de este estudio piloto han replicado hallazgos previos nuestros, ya que se observa este reclutamiento del córtex medial temporal, pero no del occipital [23].
Finalmente, un punto interesante es la diferencia
entre los TR, más cortos para las letras que para las
líneas. No es fácil explicar este hallazgo, pero quizás
la mediación de áreas frontales sobre áreas temporooccipitales (lo que sí se aprecia claramente en el niño
con restos de visión) podría dar una explicación, siquiera parcial, de este hallazgo [54-58]. En efecto, la
S167
T. Ortiz, et al
mediación cognitiva automática, como sucede en el
caso de objetos con una representación mental muy
definida, como es el caso de las letras, puede servir
para acortar los TR. Sin embargo, en ambos niños se
observa el mismo acortamiento de los TR para las
letras en comparación con las líneas. Algunos autores sostienen que la percepción vibrotáctil está aumentada en la ceguera congénita en comparación
con otras formas de invidencia [59]. Ciertamente, no
es posible establecer conclusiones definitivas al respecto al no poderse realizar un abordaje estadístico
que dé luz sobre la significación de este dato.
Este estudio piloto tiene algunas implicaciones
prácticas importantes. Por un lado, arroja luz acerca del tipo de compensación y reorganización cortical que se da en la ceguera congénita frente a la
ceguera con restos de visión. La elucidación precisa
de estos mecanismos puede servir para el desarrollo de procesos de entrenamiento más específicos
para cada uno de estos tipos de ceguera que permitan usar estimuladores vibrotáctiles como sustitutos efectivos del bastón o del perro lazarillo. Por
otra parte, la ceguera congénita está menos estudiada. Esta última tiene la ventaja de ser una ventana importante para el estudio de la neuroplasticidad y reorganización cortical que suceden a una
deprivación sensorial ab initio. En este sentido, será
necesario verificar los cambios acontecidos cuando
una estimulación táctil pasiva se repite a lo largo
del tiempo en niños ciegos congénitos y adquiridos,
de manera similar a como ya se ha hecho en adultos
[23,45], y donde se demostraron cambios sustantivos y perdurables en el tiempo.
La limitación del estudio es obvia, y es su pequeña muestra. Algunos parámetros como, por ejemplo, los TR que antes se han señalado, no pueden ser
objeto de comparación estadística que detecte niveles de significación. De ahí que las conclusiones
apuntadas sólo deban tomarse como preliminares.
En la actualidad estamos empezando a reclutar niños invidentes para la realización de un estudio
comparativo más robusto. Dada la dificultad relativa
para conseguir candidatos con ceguera congénita en
España, estamos realizando esfuerzos en Hispanoamérica para poder hacer un estudio de mayor amplitud muestral con niños que padezcan ceguera
congénita. Otra limitación achacable es no haber
tomado un niño vidente como control. En este estudio con mayor muestra que estamos iniciando sí se
incluirá un grupo de niños videntes como controles.
También sería deseable poder diferenciar más si el
procesamiento cerebral de estímulos vibrotáctiles
pasivos difiere en niños y niñas, algo que, con una
muestra tan reducida, no es del todo posible.
S168
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Is the early brain organisation of spatial information conveyed by tactile stimuli performed in different
ways in congenital and acquired blind children? A pilot study
Summary. Cortical reorganization after congenital blindness is not sufficiently known yet it does offer an optimum window
of opportunity to study the effects of absolute sensorial deprivation. Cross-modality in people with blindness has been
documented, but it may differ in congenital blindness and in early blindness. Vibrotactile passive stimulation of lines
and letters generates different electroencephalographic patterns with different source localizations in two children with
blindness, aged 9 and 10, respectively with congenital blindness and early blindness with some remnants of vision. Most of
the brain electrical activity is centered in auditive areas in P50 and P100 in the case of the child with congenital blindness,
while the other shows activity in multiple areas. Reaction times to letters are shorter than to lines of different orientation
in both children.
Key words. Blindness. Cortical reorganization. Somatosensory. Vibrotactile stimulation.
www.neurologia.com Rev Neurol 2013; 56 (Supl 1): S163-S169
S169
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