Los tanques principales de lastre son una parte integrante e importante de las estructuras exteriores y merece una atención particular por su responsabilidad. Estos tanques son los que permiten que sumergible ascienda a superficie desde la situación de inmersión y que permanezca en ella, flotando, un tiempo indefinido, por lo cual que, si estos se averían o se perforan, el sumergible se hunde en mayor o menor grado, según sea la gravedad de la avería. A la inversa, cuando voluntariamente se vacían de aire (se abren sus válvulas de ventilación, el sumergible hace inmersión, pero para que ocurra esto de forma controlada (es decir se obtenga el equilibrio neutro en la ecuación de empuje=peso) el buque debe disponer, en ese momento, de un estado de pesos adecuado, que debe ser comprobado obligatoriamente antes de hacer inmersión. En superficie son posibles estados de peso que no son coherentes con el estado de pesos de inmersión con flotabilidad neutra, que es uno muy concreto e invariable. Igualmente, para que el sumergible, una vez en inmersión y con flotabilidad neutra navegue con un asiento cero es necesario que la posición longitudinal del centro de gravedad sea la conveniente (estar en la vertical del centro de carena). Hay varios tipos de arquitectura del sistema de los tanques de lastre. El más clásico, ya en desuso, consistía en tener unos tanques (de lastre), cerrados por válvulas, que estaban vacíos en la situación de superficie. Al llenarlos de agua, mediante bombas o por inundación natural (a través de unas válvulas de fondo conectadas con el mar), el sumergible pesaba más y se sumergía, poco a poco, hasta la inmersión completa. Inversamente, cuando el agua de estos tanques se vaciaba, el sumergible pesaba menos, y este ascendía a la superficie. El proceso era lento, ya que había que disponer de unas bombas de achique, de una relativamente alta capacidad, con el consiguiente consumo de energía, que debía ser tomado de las fuentes energéticas eléctricas de abordo. Estamos hablando de principios del siglo XX. A partir del primer tercio del siglo XX, estos tanques se llenan de agua por inundación natural (por unos orificios medianamente grandes situados en el fondo) y se vacían mediante una inyección de aire comprimido dentro de los tanques, (denominado “soplado”), insuflado mediante unas boquillas, que es un método mucho más rápido y efectivo, pero que exige disponer de un almacenamiento de aire comprimido abordo. Es un método mundialmente aceptado y aplicado. En inmersión los tanques van completamente llenos de agua y en superficie totalmente llenos de aire, (o medio llenos, ya que podrían llevar un llenado parcial de aire, p.e. un 80% de aire y el resto de agua). Existen dos tipos de soplado, el normal y el de emergencia. Existen además soplados parciales o diferenciales cuando se trata de corregir escoras o asientos, en caso de una avería ligera de uno de ellos. Cuando se utiliza el soplado de tipo “normal”, los tanques principales de lastre son soplados (vaciados) con un caudal moderado de aire y a una profundidad muy ligera (la parte alta del sumergible casi a ras de agua). La maniobra de ascenso hasta las proximidades de la superficie se efectúa preferentemente utilizando la propulsión (empujadores, etc.) y es entonces cuando se soplan dichos tanques para pasar a la situación de superficie. En caso de tener que ascender urgentemente a la superficie, en emergencias, desde una gran profundidad, el soplado normal no es suficiente, es muy lento, y entonces se puede realizar lo que se llama un soplado de emergencia, mucho mas vigoroso que el normal, lo que exige que se tengan unas boquillas de soplado mas grandes y un grupo de botellas de aire específicas para este fin, que deben estar permanentemente cargadas. Puesto que el aire es compresible, a gran profundidad, la burbuja de aire que se forma dentro de los tanques, es de mucho menor volumen que el de estos. Tiene un tamaño diferente según la cota a la que se realiza el soplado y por consiguiente le empuje ascendente que proporciona también lo es. La burbuja de aire, primero es pequeña y después se va 246 expandiendo, conforme el sumergible asciende, hasta que el exceso de aire sale por los orificios de fondo. Este soplado exige un sistema de soplado extra y sus respectivas botellas que no está justificado en los submarinos pequeños, prefiriéndose el largado de plomos de seguridad que es un sistema más sencillo, con menores servidumbres y que proporciona un empuje ascensional constante e inmediato, independiente de la cota. En ciertos casos, en sumergibles de un cierto porte, el soplado de emergencia se encomienda a unos generadores de gas, (a base de hidrazinas) que se instalan en el interior de los correspondientes tanques de lastre y que proporcionan un empuje muy vigoroso cuando se activan. Son de un solo uso. Soplado de tanques para emerger y hacer superficie Apertura de las válvulas de purga, en superficie, para hacer inmersión Los tanques de lastre pueden ir integrados con el resto de la estructura, bien sea directamente soldados al casco resistente, (formando un conjunto con la cubierta o no), o pueden ser elementos independientes, situados alrededor del casco, (carenados por una envolvente o no). Si van soplados, que es lo normal, esto supone una presurización interior y un esfuerzo importante aplicado sobre las paredes de los mismos y deben calcularse como recintos presurizados interiormente. Si, además, se utilizan para el soplado de emergencia, la 247 presión de cálculo debe incrementarse, ya que es un soplado mucho más potente y produce una mayor presurización del agua que contienen. Cada uno de estos tanques, (en número 8, 10 o más), tiene los siguientes elementos, cuando están diseñados para el tipo de “soplado normal”: • • • un tubo y boquilla de entrada de aire comprimido, en la parte superior una válvula de ventilación (de purga de aire a la atmósfera), en la parte superior, con rejilla. un orificio en el fondo de los tanques, del tamaño requerido, con rejilla. La entrada superior de aire está compuesta por un tubo terminado en una boquilla o tobera calibrada que permite introducir, (cuando se accionan las válvulas de soplado correspondientes), un flujo prefijado de aire dentro de cada tanque que, al cabo de unos segundos, permite vaciarlos parcial o totalmente de agua, (con la válvula de ventilación cerrada), a través del orificio situado en el fondo del tanque. Esta maniobra ocasiona la emersión del sumergible. Los tanques, en superficie, una vez soplados, se mantienen ligeramente presurizados, de forma natural, con el aire residual que queda dentro de ellos, (a la presión hidrostática existente a la cota de los orificios del fondo). Si, estando en superficie, las válvulas de ventilación de los tanques se abren, el aire sale raudo por las mismas, el agua penetra por los orificios inferiores de los tanques, y el sumergible se sumerge. Conviene que las válvulas de mando de soplado de cada tanque sean independientes, primero para asegurar que el aire se inyecta convenientemente en cada uno de los tanques requeridos y segundo, para poder efectuar soplados de relleno, o diferenciales, a conveniencia, de algunos tanques específicos para corregir escoras/asientos, si el caso lo requiere. El aire introducido en los tanques por la boquillas, proviene de unas botellas de aire comprimido de alta presión (150, 200, 250 bar), previamente cargadas, que pueden estar situadas en el interior o el exterior del casco resistente, con mando en el interior del sumergible. El caudal de aire inyectado, a alta presión, y que se expande a la salida de las boquillas, en función de la contrapresión existente, obliga a que el agua que está en el interior de los tanques salga por los orificios del fondo, a una cierta velocidad. Según sea el caudal inyectado, así será la velocidad de salida del agua por los orificios, que deben estar proporcionados al flujo necesario, para que el agua pueda salir sin que sea precisa una excesiva sobre-presión de aire, (lo cual implicaría tener tanques más robustos). En la maniobra de soplado tenemos entonces dos flujos: el de aire que entra y el del agua que sale y una superficie libre en los tanques, que va trasladándose verticalmente. Para hacer inmersión, por el contrario, hay que abrir las válvulas de purga de aire situadas en la parte más alta de los tanques, que deberán poder dejar pasar y evacuar todo el aire contenido en el tanque en el tiempo prescrito. Este flujo de aire está presurizado por el agua que entra en cada tanque, impulsada por la presión hidrostática exterior, relativamente ligera, y así se continúa hasta que se llenan de agua todos los tanques. Estas maniobras someten a los tanques principales de lastre a una sobre-presión temporal (soplado) y a otra permanente, (en superficie, mas ligera), que hay que evaluar, con el fin de que no se deformen o estallen, lo cual sería muy grave. En conclusión, en el caso de soplado, para hacer salir el agua con una cierta velocidad, hay que presurizar el interior del tanque con una sobre-presión que puede oscilar entre de 200 y 1000 mbar (incluso mas, en los sumergibles muy grandes). Esta presión depende 248 del caudal de aire inyectado, del puntal de los tanques de lastre, de su volumen y del tamaño de los orificios del fondo. Esta es la presión interior que deben poder soportar los tanques de lastre y a la que debe responder su dimensionamiento estructural. Si se instala un soplado de emergencia la resistencia debe ser bastante mayor. El vaciado de aire de los mismos, por escape natural, los expone a sobre-presiones similares o mas moderadas a las que existían en situación de superficie y no se tienen en cuenta para cálculo. En el Apdo. del Sistema de Lastres Principales, se darán métodos sencillos de cómo calcular esta presión interior de forma aproximada, los tiempos de llenado y vaciado, etc. En este apartado de estructura lo que hay que retener es la presión a la que deben ir calculados y determinar el escantillonado correspondiente. Los tanques de lastre se pueden construir en acero, soldados al casco principal, por los costados, en la parte alta, con formas de cajón, con secciones prismáticas más o menos redondeadas. Se denominan tanques de “orejas”, por su disposición respecto al casco principal. El dimensionamiento de sus refuerzos y espesores de plancha, para la presión de soplado que resulte, puede hacerse con las mismas formulas que se emplean en la cubierta, que son aplicables a todos las planchas apoyadas en los bordes, en caso de que sean prismaticos. En este caso, la presión, siendo mucho más alta, (> 2000 kgf/m2) los espesores resultantes de plancha y refuerzos son bastante mayores, para un espaciado similar de los refuerzos. En el caso de tanques integrados al casco, (denominados estructurales), como los anteriores, de acero, se pueden tener dos problemas: 1) Al existir algunas paredes planas, (construirlos con formas redondeadas es mas complejo) los momentos flectores que se generan en los refuerzos y en las planchas, incluso para una presión interior modesta, son bastante elevados, por lo cual el escantillonado resultante es relativamente pesado, aunque se ahorra la parte que está en contacto con el casco resistente, que hace de pared interior del tanque. 2) El acceso al interior para su inspección, rascado y pintado se rinde difícil, si existen cuñas, por lo que hay que dotarlos de unos registros de inspección que sean lo suficientemente grandes, para permitir estas labores. 249 Estos tanques están alternativamente en contacto con el agua y el aire, por el interior, y están sujetos, como pasa con la parte del casco de la banda de la flotación, a una velocidad de corrosión más alta de la normal, si son de acero, por lo cual deben estar pintados con bastante capas de antioxidante y disponer de un buen margen de corrosión en sus espesores y deben ser inspeccionados regularmente. De su integridad depende que el sumergible flote. Una alternativa muy corriente es fabricarlos como recintos independientes del casco principal, adosados y anclados a este mediante puentes o enlaces mecánicos. Esto permite desmontarlos, en las revisiones, y así poder reconocer cómodamente el tramo de casco resistente que queda oculto. Asimismo, estos tanques sueltos se pueden manipular e inspeccionar mejor, una vez desmontados, en Taller. Sumergible Jan-Rio de Mario & Sylvain Lamirande Todos los tanques deberán llevar en los orificios del fondo unas rejillas que impidan que puedan entrar plásticos o residuos varios dentro de los tanques, que podrían obturar las válvulas de ventilación de aire, cuando estas se abren, impidiendo posteriormente su cierre hermético, y dando lugar a la imposibilidad de volver a rellenar dicho tanque con aire, lo cual es un incidente grave. Lo mismo es aplicable a los tubos de escape de aire, (postválvula) aunque es más difícil que produzcan un atrancamiento (están aguas abajo del flujo de escape y normalmente las obstrucciones osn arrastradas hacia el exterior). En el posicionamiento de los tanques de lastre, dentro de la disposición general del sumergible, hay que tener en todos estos varios factores. El resultado final es un compromiso entre varios conceptos y condicionamientos, algunos de ellos contrapuestos, por lo que la decisión final recae en el proyectista, que efectuará su disposición de acuerdo a su buen criterio. Los principales conceptos y exigencias aplicables a su diseño y dimensionamiento son los siguientes: 1) Hay que tener perfectamente claro que, en el caso de sumergibles con casco cilíndrico, el centro de carena está muy próximo al eje de revolución del cilindrocasco y que, en inmersión la estabilidad solo se logra reduciendo la altura del centro de gravedad de los pesos, es decir situando el centro de gravedad lo mas alejado posible del centro de carena, por debajo de el. En superficie ocurre una cosa similar, el metacentro, considerando un cilindro simple, vuelve a estar muy próximo al eje de revolución del cilindro-casco. Para aumentar la distancia BG, en inmersión, (el c. de. gravedad del acero del casco está en su eje) hay que intentar a situar los equipos y materiales pesados en posiciones muy bajas y eventualmente e instalar elementos que provean una flotabilidad extra en las partes altas del sumergible, en el exterior del casco. Para aumentar el GMT, en superficie hay que situar elementos flotantes en posiciones muy altas, que intersecten la flotación, y de gran manga, para que el valor del radio metacéntrico 250 (ρ= I/V) sea grande y así ayudar a que el GMT se lo mas elevado posible. Tal es el caso de los tanques principales de lastre. 2) Hay que saber como crean flotabilidad los tanques de lastre. Si se observa la Figura siguiente, muy simplificada, cuando los tanques principales de lastre (TPdL) están llenos de aire y el sumergible flota, el volumen de casco, de los aparatos exteriores, de planchas, de refuerzos, de botellas, (exceptuado el de los propios tanques) que asoman por encima de la flotación es igual al volumen de la parte sumergida de los TPdL. Este hecho se deriva de que siendo el peso del sumergible una constante, lo que pierde de empuje por un concepto debe compensarlo con el aumento de empuje por otro concepto. Los tanques de lastre, cuando están llenos de agua, ni pesan ni crean empuje, (o pesan lo mismo que desplazan), están autocompensados y no intervienen en esta cuenta. La línea AB es la de flotación. El volumen de la parte sumergida de los lastres, (un desplazamiento extra) llenos de aire, de color rojo, debe ser igual al volumen de la parte emergida del casco resistente (mas cualquier otro apéndice o aparato que tenga volumen, sobre la línea de flotación), de color verde. El volumen de los lastres por encima de la flotación (color morado) no colabora, es inútil, en este aspecto, aunque supone una reserva muy necesaria en caso de avería de uno o varios de los tanques y permite además, mantener una buena estabilidad (radio metacéntrico) con pequeñas escoras/asientos. 3) En el sentido transversal los sumergibles suelen guardar una simetría por lo cual los volúmenes emergidos y sumergidos anteriores tienen centrados sus relativos centros de carena, que caen sobre el plano vertical de simetría. Sin embargo, si se considera en sumergible en perfil lateral, el centro de carena, en sentido longitudinal, de las zonas emergentes debe coincidir con el centro de carena de las zonas sumergidas de los TPdL, para que el sumergible no tome asientos, en la situación de superficie, que podrían ser inconvenientes. Por consiguiente, por donde mas asome el casco por fuera del agua, o mas volumen de apéndices queden emergidos, más grandes tienen que ser las partes sumergidas de los TPdL o su correspondiente resultante. Ver Figura. En el caso de la Figura, al disponer el sumergible de una forma oblonga, con los diámetros de casco mas grandes cargados hacia proa, como ocurre normalmente, los lastres de proa deben ser sensiblemente mayores que los de popa, para que la 251 resultante de sus empujes (zonas sumergidas, en rojo) sea igual a déficit de empuje (zona verde) en magnitud y en posición longitudinal. 4) El llenado de los TPdL con aire exige que se almacene una cierta cantidad de aire (a presión) en botellas. El volumen de estas botellas (divididas en dos o mas grupos, por seguridad) debe calcularse para poder efectuar, al menos, 2 soplados completos, (por inmersión) partiendo de un llenado de estas del 90 % y quedando una presión residual en las mismas del 30% de la presión inicial nominal, como reserva. Este dimensionamiento está basado en un sola salida a la superficie, entre recargas de botellas. Los criterios que se pueden aplicar en el número de llenados son diversos, pero el anteriormente expuesto es un valor corriente, por maniobra. Evidentemente, cuanto mayor sea la capacidad de aire más alto será el margen o la reserva (pensando en la indisponibilidad de algunas de las botellas, etc.). Además, si el sumergible es comercial y efectúa, por ejemplo 4 inmersiones / día, el aire de las botellas debería permitirle, al menos, 8 a 10 soplados, (90% inicial con reserva de 1/3), sin que tenga que volver a puerto a recargarlas o tener que sustituirlas en la mar. Por consiguiente, con el fin de ahorrar en el consumo de aire y en el peso de la instalación de almacenamiento, hay interés en reducir, todo lo que sea posible, el volumen de los TPdL, pero siempre siendo generosos en pro de la seguridad. 5) Los tanques principales de lastre, si se sitúan en posiciones altas, a la altura de la línea de flotación cuando están soplados (vacíos de agua), contribuyen grandemente a la estabilidad ya que, al disponerse por los laterales del casco producen un sustancial momento adrizante. Existen unos criterios de estabilidad en superficie que es necesario cumplir, (en los sumergibles de pasaje con mas rigor y se presentan en el Apdo. de Flotabilidad-Estabilidad) y que obligan a que la manga del estos tanques sea importante, para que colaboren en la obtención de un adecuado GMT. Principalmente se derivan del hecho de que el pasaje podría acumularse, durante en embarque, en uno de los costados de la cubierta. El casco principal, si es de revolución, si asoma por encima de la flotación apenas colabora en la estabilidad ya que su metacentro se sitúa en el eje de revolución. 6) Existen unos criterios de flotabilidad y estabilidad después de averías. La avería más típica, relativa a estos tanques, es la correspondiente a la pérdida de dos tanques de lastre contiguos. 7) Según sea la posición vertical de los TPdL, su volumen y su profundidad, se puede conseguir que el casco principal asome más o menos sobre la flotación. Obsérvese que la parte del casco principal que emerge tiene su centro de carena mas alto que la parte sumergida de los tanques, por lo que la altura del centro de carena del sumergible completo disminuye, efecto que se ve grandemente compensado por la existencia de una flotación con una manga sensible, con su correspondiente inercia, lo cual crea un metacentro que está mas alto que el c. de c. inicial. 8) En un caso extremo, si la longitud del tubo de las escotillas que sobresalen sobre cubierta, es lo suficientemente grande, se podría tener acceso al sumergible con solo asomar dichos tubos, incluso permaneciendo íntegramente el resto del casco bajo la flotación, con lo cual la zona sumergida (o volumen útil) de los TPdL podría ser muy pequeña, (equivalente al volumen del tubo de escotilla mas el espesor de las superestructuras, la cubierta, las bitas, etc. que no solo deben forzosamente asomar por encima de la flotación, sino que deben estar a una cierta altura sobre esta). Puesto que la altura metacéntrica que se obtiene, con un tubo de escotilla asomando, es despreciable, equivalente al cociente de I / V, (siendo I la inercia del tubo de escotilla y V el desplazamiento total del sumergible), la estabilidad resultante es muy similar a la estabilidad en inmersión, o sea al valor de la 252 distancia B-G de inmersión, lo que normalmente es insuficiente para cumplir los criterios de estabilidad en superficie. 9) Si la parte emergida de los lastres se proyecta de un pequeño volumen, para ahorrar aire de soplado, (o sea si se construyen unos tanques de lastre muy pequeños), esta solución es arriesgada ya que cualquier perforación de los tanques podría significar que la escotillas de acceso del sumergible quedasen excesivamente y peligrosamente cercanas al agua o que incluso el sumergible no pudiera asomarlas por encima de la flotación lo suficiente. Habría que verificar, además que se mantiene una adecuada estabilidad en superficie con los pasajeros moviéndose o agrupándose en un lado de la cubierta (aunque podría limitarse su movimiento con una adecuada posición de los candeleros). 10) Si, en un caso teórico, el fondo de los tanques de lastre, y estos están uniformemente distribuidos, se sitúa por encima de la generatriz superior (el lomo) del casco resistente, por muy grandes que sean estos, el casco principal nunca va a poder emerger por encima de la flotación, y no habría acceso a este en la mar o puerto, (es conveniente que emerja algo para reponer botellas, etc.). 11) Si la manga y/o la eslora de la zona sumergida de los TPdL es reducida, estando en superficie, se podrían tener problemas de estabilidad (criterio de pasaje agrupado a una banda o aun extremo del sumergible). 12) Si la parte emergida de los TPdL no asoma lo suficiente sobre la flotación, los tanques de una banda, con una pequeña escora, podrían quedar totalmente sumergidos, sin poder aportar estabilidad o flotabilidad suplementaria, (no se mantiene el área de la flotación, ni su inercia, con lo cual el GMT se reduce). 13) Si la parte emergida de los TPdL no tiene suficiente volumen, la reserva de flotabilidad es reducida, por lo cual el comportamiento en avería no cumpliría los requisitos mínimos. Habría poca reserva de flotabilidad frente a averías ni la suficiente estabilidad. 14) El aire contenido en los tanques está presurizado a un valor que es equivalente a la columna de agua equivalente al calado, de sus orificios de fondo, cuando están soplados al 100%. Con los balances, los tanques suelen perder por sus orificios de fondo parte del aire que contienen, por lo cual su flotabilidad efectiva es inferior a la nominal o teórica. La pérdida puede ser superior al 20% del volumen neto de los mismos, dependiendo de la forma y las dimensiones generales de los tanques. Una reducción que hay que tener en cuenta. 15) Si, en un caso extremo, un tanque con el orificio de fondo muy cercano a la flotación, lo asoma por encima de esta, en un balance, el aire que contiene pierde su presurización, se escapa parte a la atmósfera, y la flotabilidad real se reduce cuando vuelve al la posición inicial (de adrizamiento). Para reducir este efecto, conviene que los tanques sean relativamente profundos. Se podrían poner tubos de prolongación, en los orificios de fondo, hacia abajo, para reducir estas pérdidas. 16) Igualmente, si se produce un asiento importante (en averías, etc.), los tanques más altos (del extremo del sumergible que se levanta) podrían comunicarse con la atmósfera, perder su presurización y parte del aire que contienen. Como conclusión, se podría decir que, a efectos de obtener unos tanques principales de lastre que sean “adecuados” y “efectivos”, dentro del gran numero de condicionamientos que intervienen, conviene que cumplan con las siguientes recomendaciones, dentro del contexto de los buques de recreo, que habría que verificar en el cálculo de detalle: 253 • • • • • • • Deben extenderse a lo largo de la eslora de una forma mas o menos regular (dependiendo de la situación longitudinal de los volúmenes emergidos del casco principal) Debe ser redundantes ( ≥ 8), (averías, colisión, estabilidad). Deben sobresalir sobre la manga del casco resistente, a efectos de contribuir a que sirvan de protección de los cristales de las ventanas, frente al contacto con objetos flotantes, y aumenten su invulnerabilidad en colisiones. Este exceso puede cifrase del orden del 25 % de la manga del casco resistente, (un 12,5% por cada costado). Si es mas, mejor. Este efecto podría conseguirse igualmente con carenados o protecciones exteriores fuertes. Cuanta mayor sea la manga, mayor inercia, y mayor radio metacéntrico Deben sobresalir por proa y popa a efectos de una posible colisión (en dirección proa-popa), un 25% de la manga, al menos, salvo que se interpongan en estos extremos estructuras absorbedoras de posibles choques: protecciones, carenados, guardagolpes, etc. (que deben ser bastante robustas). Deben extenderse, al menos, hasta un 20 % de la semimanga por debajo de la flotación nominal, sin escora y con asiento cero, (objetivo: evitar pérdidas de aire, con balances). Deben extenderse, al menos, hasta una altura equivalente al 16-20 % de la semimanga por encima de la flotación nominal, como reserva de flotabilidad y de estabilidad en superficie (inercia de la flotación), con balances. Deben disponer de una reserva de volumen del orden del 100 % (volumen emergidos de LPdL = ~volumen sumergido de LPdL), preferentemente. Evidentemente, estas son leyes muy generales orientadas a sumergibles de pasaje dotados de una gran cubierta pisable y con requerimientos conservadores de flotabilidad, estabilidad y supervivencia. Dado que los tipos de sumergibles que se pueden diseñar son muy variados, en algunos casos habrá que prescindir de algunas de estas recomendaciones destinadas a obtener sumergibles muy poco vulnerables a las averías, y convenientemente estables con balances en las peores circunstancias que se pueden imaginar. Deep Flight de Hawkes Por ejemplo, en el supuesto de tener un sumergible con una manga de casco resistente de 2,8 metros y una eslora de 18 metros, lo anterior supone que los tanques deban: 254 • • • Ser 8 tanques o mas (4 tanques por costado). Mejor 10 a 12. Sobresalir 0,25* 2,8 / 2 = 0,35 m por cada costado, al menos. La manga (B) de tanques será de 2,8 *1,25 = 3,50 m, como mínimo. Deben tener una altura total mínima de (20%+16%) * 3,50 /2 = 0,63 m, de los cuales 0,35 m (10% de B) deberán quedar sumergidos, al menos, y el resto, emergidos: 0,28 m, (8% de B). Con estas dimensiones y asumiendo que se extienden uniformemente por la eslora, de extremo a extremo del sumergible, (aunque podría haber claros entre ellos), con la configuración de la figura anexa, (que es solo aproximada), su sección transversal será de: S tot = 2 * [a·c+ d · (b-c) + (a-d) · (b-c) /2 ] = 2*0,4263 = 0,8526 m2 (~ 0,85 m3 /m) S tot = 2 * [18*12 + 4 · (24 -12) + (18-4) ·(24-12) /2 ] · B2 / 10000 = 2 * 348 ·B2/10000 S tot = 696 · B2 /10000 m2 Siendo: B = 3,50 m a = 0,63 m (18 % de B) b = 0,84 m (24 % de B) c = 0,42 m (12 % de B) d = 0,14 m (4 % de B) A la sección bruta de tanques, 0,85 m2, habría que descontar una parte por refuerzos (3 %) mas una parte por llenado incompleto o pérdidas de aire (franja de 2 cm en el fondo de los tanques, de una área aproximada de 2 * 0,02 · c = 0,0168 m2), con lo cual la sección neta de los tanques (pensando en el empuje), sería de unos 0,80 m2. Si el desplazamiento, por metro de eslora, del habitáculo o caso principal es de unos 6,15 m3, el volumen de los lastres anteriores, si ocupan toda la eslora o un poco mas, supondría un 13 % del volumen de aquel, que puede convertirse en un 10 a un 12 % del total, si además del volumen del casco-habitáculo se cuenta el volumen de tubos de escotillas, de los aparatos exteriores, del lastre fijo, de la cubierta, de los tanques de batería, de algunas botellas, de propulsores, de apéndices, planchas, defensas, bitas, boyas, etc. que son los que conforman el desplazamiento total (sin contar con el volumen o peso del agua de estos lastres principales). A este respecto, algunas Normas exigen que el volumen de los lastres principales sea superior al 10 % del desplazamiento, por lo cual, con estos lastres se respetarían dichas normas, pero no todas lo citan como una exigencia. La altura de la parte sumergida de los tanques es de 0,35 m (10% de B), lo que representa una sección de: S sub = 2* 10* (X+12)* B2 /20000 = 2 * 165 · B2 /10000 = 330 B2 /10000 siendo X la manga de cada tanque en la flotación, medida en % de B ; (X = ~21% de B). 255 La aparte sumergida tiene una sección bruta que es del orden de unos 0,41 m2 , (48 % de la total). Si se descuentan los refuerzos y la franja de aire del fondo, el área neta sería de unos 0,385 m2, que debería ser equivalente a la parte emergida del casco más los apéndices que sobresalen fuera del agua. Estimando que el área seccional del casco que emerge sea de unos 0,35 m2, esto corresponde a un sector de círculo con una apertura de unos 76 grados, con una manga en la flotación de 2*0,8619 = 1,72 m, sobresaliendo unos 0,296 m por encima del agua, que es aproximadamente lo mismo que sobresalen los tanques de lastre. O sea que le techo de los tanques queda casi al ras de la generatriz alta del cilindro que forma el casco resistente. Encima de ambos iría, convenientemente separada y anclada, la estructura de la cubierta (para conseguir el francobordo “aparente” requerido). Puesto que la parte sumergida de los tanques de lastre es del orden del 50 % de la total disponible, esto permite afirmar, que en el caso más desfavorable de avería o colisión, en que se pierdan el 50% de dichos tanques, aún queda margen para mantener el sumergible a flote y en unas relativamente buenas condiciones de francobordo. Este margen no es exagerado. Hay que contar con las posibles escoras o asientos que una avería puede ocasionar y que conviene compensar mediante la inundación voluntaria de los tanques que más interesan, por lo que los tanques que al final están desactivados (llenos de agua), son muchos más que los realmente averiados. El esquema siguiente ilustra la vista en planta de un sumergible con 8 tanques dispuestos en los costados, 4 por Br y 4 por Er. Los de los extremos más pequeños que los centrales. En el caso de avería de uno de los tanques, (fuga de aire por una grieta o válvula de purga de aire imposible de cerrar), el sumergible va a tomar una escora y un asiento, por la disimetría entre la distribución del peso y del desplazamiento. Si el tanque averiado es el 1 Br, esta zona se va a sumergir un poco, creándose un asiento y una escora. Si se purga voluntariamente el 4 Er (se simula otra avería), que está diametralmente opuesto, se van a mejorar bastante las condiciones (menor escora y asiento) a costa de una menor flotabilidad (menor francobordo), pero aún así es preferible, ya que la cubierta permanecerá aún en seco, con la ventaja de que quedará bastante horizontal, por lo cual el desembarque de pasajeros se podrá efectuar con una mayor comodidad y seguridad. De forma similar se podría proceder con los demás tanques, tomados uno a uno. Cuando los tanques averiados son dos (colisión en puntos A, B, o C), serán ahora dos lo tanques que habría que vaciar, aparte de los averiados. Si la colisión es en el punto B, (los tanques 2 y 3 de Br inundados e inutilizados), se producirá una gran escora. Habría que inundar también (parcial o totalmente) los tanques 2 y 3 de Er, para nivelar un poco la cubierta. Si se vacían totalmente los tanques 2 y 3 de Er, de forma voluntaria, la flotabilidad la aportarían los tanques 1 (Br y Er) y 4 (Br y Er), que son pequeños, la escora desparece, pero el francobordo y la estabilidad disminuirían bastante. Si la colisión es por Proa, (los tanques 4, Br y Er inutilizados) convendría purgar los 1, Br y Er, si el asiento es excesivo. Y así sucesivamente. 256 Se pde observar, aunque solo sea cualitativamente, que tener una buena reserva de volumen de tanques es bastante necesario. Todo ello depende de si se cumplen los requisitos mínimos impuestos por los reglamentos de estabilidad y de flotabilidad, en caso de averías. Habría que calcular las escoras y los asientos que se obtienen en caso de avería, para poder juzgar con una mayor precisión la necesidad de tener unos tanques de unas ciertas dimensiones, cual es el tamaño mas razonable y la mejor solución a adoptar, en vistas a una economía en el aire de soplado y en la construcción de la estructura de estos tanques. En este caso particular, el número previsto de tanques (8) pudiera ser incluso insuficiente. Hay que señalar que respecto al consumo de aire, que los tanques pueden ir soplados parcialmente, es decir parcialmente llenos, lo cual equivale a tenerlos mas pequeños, con la consiguiente economía de aire de soplado y con la ventaja de que en un momento dado se pueden soplar por completo, ganando una flotabilidad adicional. No obstante, este proceder podría contravenir la necesidad de navegar con el francobordo reglamentario. Respecto a la operación de soplado y dado que el aire que se insufla se expande hasta que su presión se equilibra con la hidrostática, si el soplado se efectúa a una cierta cota y el soplado es completo (hasta rellenarlos totalmente a esa cota), cuando el sumergible asciende, parte del aire contenido en los tanques, que estaba a una presión superior, va a escapar por los orificio de fondo, es decir se va a desperdiciar. Es por lo que interesa efectuar el soplado poco a poco, por etapas, rellenando lentamente los tanques hasta que el sumergible alcanza su flotación nominal en superficie. Lo anteriormente expuesto es solo una aproximación elemental al problema que, no obstante, permite tener una idea de las dimensiones iniciales de los tanques, de su disposición más adecuada, ventajas e inconvenientes, etc. Asignar un 10-12 % del volumen de desplazamiento a estos tanques de lastre parece ser un criterio adecuado y razonable, aunque hay casos en que estos son del orden del 6 % del desplazamiento (sumergibles de un uso particular) y otros en que son del 20% o superior (algunos comerciales). En caso de emergencia, averías, etc. en algunos tipos de sumergibles, se puede contar con el soplado de los tanques de compensación (si son resistentes y disponen de agua que vaciar, ya que a plena carga deben ir casi vacíos y el agua que se podría lanzar al exterior sería quizá una cantidad despreciable) o de los tanques de trimado. Siempre es posible contar con el empuje vertical de las hélices, durante cortos periodos que, aunque modesto, puede ayudar a resolver la situación. En otros casos se recurre a balones o globos inflables, de emergencia, aunque siempre existe la duda, si no están perfectamente mantenidos, que en el momento más necesario estén en buenas condiciones de servicio y sus botellas de gas con la presión suficiente. Es corriente que los sistemas que se usan solo muy de tarde en tarde estén sujetos a fallos que han pasado indetectados, precisamente por su falta de utilización. Hay propuestas que son interesantes, respecto a la función de estos tanques. Por ejemplo, el submarino Odyssey, de International Sub. Engineering se ha diseñado, según algunos informes, para que disponga siempre de una cierta flotabilidad positiva. Se mantiene en inmersión gracias a potentes empujadores verticales. En el caso de un fallo eléctrico el sumergible asciende a la superficie de forma natural. Se entiende que este empuje es de valor muy limitado, ya que si no, el consumo de energía sería muy alto e inaceptable en un sumergible de este tipo, cuya fuente de alimentación, forzosamente, han de ser las baterías, cuya capacidad energética es muy limitada. Eso no evita que deba llevar tanques de lastre convencionales, con el fin de que su cubierta alcance el 257 francobordo adecuado, y disponga de la flotabilidad y la estabilidad suficientes en superficie, que de otra forma serían muy escasas. En la Figura que sigue se puede observar la disposición de sus TPdL, corridos a lo largo de toda la eslora, por los costados, y sensiblemente profundos (llegan hasta la parte alta de las ventanas), con la cubierta apoyada en un enjaretado de perfiles, sobre los tanques. Las cuadernas del casco son exteriores. Dispone de dos fuertes quillas y de tanques exteriores de baterías. Odyssey II, de International Submarine Engineering, Canadá. El lastre sólido largable es un elemento esencial en la seguridad del sumergible frente a averías o incidentes de todo tipo, cuando está en inmersión. El objetivo de este lastre es hacer ascender el sumergible a la superficie y que permanezca en ella con una estabilidad aceptable, aunque sea mínima. El lastre sólido tiene la ventaja de que es un sistema de una concepción muy sencilla (y por tanto de mucha seguridad operativa), con una respuesta en fuerza ascensional instantánea, una vez detectada la avería y tomada la decisión de su largado. El lastre sólido puede ser sustituido o ayudado por un soplado de emergencia de los tanques de lastre o de regulación. Hay sumergibles que instalan estas mejoras, pero son casos excepcionales, p.e. el “Spirit of Pacific”. Exigen disponer de un sistema de aire comprimido específico, adicional al del soplado normal. El soplado de emergencia, cuando se usa de forma exclusiva, tiene la ventaja de que, una vez reparada la avería, en superficie, si ello se consigue, se pueden volver a cargar las botellas correspondientes (con los compresores de abordo) y poder continuar navegando en inmersión, o sea que no es necesario volver a puerto, atributo que es muy importante en los submarinos militares, pero no tanto en los de recreo o investigación. El lastre sólido que se suele utilizar es el compuesto por bloques de plomo, firmemente empaquetados o en un solo bloque monolítico, dentro del cual se encuentran arraigadas unas garras, perfiles o piezas de acero, conectadas a los enganches que sirven para sujetarlo al dispositivo de largado, del fondo del sumergible. 258 El plomo tiene una densidad próxima a 10 u 11 (dependiendo de las impurezas). En el agua estas cifras supondrían un empuje, en kgf, igual a su volumen en litros multiplicado por el factor 9 o 10. Alternativamente se pueden utilizar lingotes de acero fundido y otros materiales pesados, (se ha llegado incluso a tener lastre de mercurio, en los que usan el mercurio como fluido de nivelación). En el gráfico adjunto se muestra, de forma simplificada, el dispositivo de trincado de un bloque de lastre. Consiste de un eje que atraviesa el casco resistente a través de un paso cilíndrico, dotado de las convenientes juntas de estanqueidad, con cabeza en forma de T que se inserta en una ranura del lastre. Girando el eje, por medio de una palanca conectada a un gato hidráulico, (si el lastre es grande), situada en el interior del casco el lastre queda libre y cae. Si el lastre es prismático y alargado, uno de los extremos conviene que vaya simplemente apoyado en el borde de un refuerzo, y en el otro extremo se instala el mecanismo de destrincado; el largado es más seguro, al depender de un único mecanismo. En el caso de lastres muy grandes, este mecanismo puede servir para “pilotar” mecánicamente el destrincado de unos cerrojos mas grandes. En principio, si el sumergible está perfectamente equilibrado en la ecuación peso-empuje, una pequeña cantidad de lastre sería suficiente para hacerlo ascender lentamente a la superficie, y una vez allí, quedará en un estado de flotación muy pobre y bajo de estabilidad, pero a salvo. Si se desea reforzar su flotabilidad se puede hacer uso de los tanques principales de lastre, si estos no están dañados. Ascender a la superficie de forma precipitada, sin preaviso, como lo pueden demandar las circunstancias, es un riesgo adicional debido a las posibilidades de colisión con otras embarcaciones, lanchas, veleros, etc. que estén pasando por encima del sumergible, por lo que en las instrucciones de seguridad este preaviso al buque auxiliar es necesario, aunque probablemente poco efectivo, por el poco tiempo de reacción disponible. Normalmente las zonas operativas o están muy aisladas o están señalizadas, por lo que este riesgo es menor. Para la determinación de la cantidad mas adecuada de lastre a instalar hay que prever qué tipos de avería son los mas plausibles, analizar como se neutralizan sus consecuencias, qué exceso de peso supondrían así como las velocidades máximas a la que se debe efectuar el ascenso para que no sea excesivamente violento tanto desde el punto de vista dinámico, (aceleraciones a las que se somete el pasaje, etc. aunque esto sea secundario), como hidrodinámico (ascenso con el sumergible adrizado). Y una vez en superficie poder disponer de una estabilidad mínima que permita que poder abrir las escotillas, salir a cubierta de forma ordenada y pasar al buque auxiliar, sin que la escora sea excesiva o se produzcan oscilaciones intolerables. Hay que tener en cuenta que si el peso de lastre es grande, y va situado en las parte bajas del sumergible, como es lo normal, la perdida de estabilidad, cuando se lanza, respecto al estado intacto también será grande. 259 Potencialmente hay una serie de motivos, de distinta naturaleza, por los que sumergible podría necesitar ascender, de urgencia, mediante sus plomos de seguridad. Entre estos podrían estar: • • • • • • • Fallo eléctrico importante Fallo de propulsión o de gobierno Indisponibilidad o indisposición del piloto Quedar atrapado en cabos, cables o redes Rotura de servicios (sobrepresión de aire, de oxigeno, etc.) Incendio Vía de agua Un fallo eléctrico importante podría dejar a muchos servicios esenciales sin corriente, por lo cual habría que abortar la inmersión y la misión. Dependiendo del tipo y gravedad de la avería, el ascenso se puede efectuar bien de la forma clásica, normal, mediante la propulsión, bien mediante un ligero soplado de tanques, bien mediante los plomos de seguridad. El criterio para lanzar los plomos, en este caso, debe estar establecido de antemano, analizando los aparatos potencialmente afectados y su función abordo. Un fallo en la propulsión o el gobierno del sumergible entraña forzosamente el ascenso a la superficie por el riesgo de que el sumergible encalle, tropiece con las rocas que lo circunden, derive con la corriente, etc. si permanece en este estado un tiempo excesivo. Puesto que la propulsión o el gobierno han quedado fuera de servicio, el método normal de ascenso, mediante la propulsión, hasta las cercanías de la superficie no se puede llevar a cabo de forma normal y entonces se hace necesario el ascenso por medio del un soplado ligero de los tanques de lastre o el largado de los plomos de seguridad. La indisponibilidad del piloto, por accidente o enfermedad es otra posibilidad que hay que contemplar. En la mayoría de los casos (sumergibles comerciales de recreo) se exige abordo un ayudante que debe conocer los principales controles, y que podría efectuar las labores de segundo piloto en caso de una emergencia de este tipo. Si no existe este hay que instalar un sistema de botón de “hombre muerto” (produce el ascenso automático) que debe ser activado periódicamente. En cualquier caso, ello obliga a tener que activar el ascenso de emergencia, salvo que el piloto auxiliar sea capaz de guiar el sumergible a la superficie de forma normal, con la suficiente garantía, utilizando la propulsión y después efectuando el soplado de lastres de forma convencional. Existe la posibilidad de quedar atrapado entre rocas o enganchado en cables, hierros, estachas o redes abandonadas. Según sea el caso, el lastre de seguridad puede ser valido o no. En caso de no ser valido el lanzamiento del lastre, por ser el enganche a una gran masa de material, la única solución es pedir ayuda al buque auxiliar o a la base para que se efectúe el socorro o el rescate por otros medios (buceadores, ROVs, buques provistos de grúas, remolque, escape libre, etc.). Tienen que existir unos protocolos de actuación, previamente establecidos, por si este caso se produce. La rotura o fuga en tubos de recipientes de gas o de botellas conteniendo gases a presión es otro motivo por el cual se necesitaría un ascenso urgente a la superficie, ya que el habitáculo tomaría una sobre presión, que podría ser inadmisible para la tripulación y el pasaje, ya que el ascenso a la superficie permitiría despresurizar el habitáculo y garantizaría, en ciertos casos la vuelta a la normalidad. No se contempla la explosión de una botella de algún gas. Todo ello en función del volumen y la naturaleza de los gases vertidos en la atmósfera del habitáculo. Nunca se puede descartar que una botella de aire a presión o de oxígeno se descargue a la atmósfera del sumergible, por rotura de algún 260 tubo, conexión, accesorio, etc. Si los gases son además nocivos hay que recurrir al uso de las máscaras respiratorias. Por ejemplo, el oxigeno contenido en una simple botella de 13 litros de capacidad cargada a 150 bar, produce unos 2 m3 de oxigeno medidos a 1 atmósfera. Si el volumen de aire libre interior del sumergible es de 30 m3, la presión en el habitáculo, supuesta inicialmente de 1 bar, se va a incrementar a 32/30 = 1066 mbar (abs), que no es demasiado. Lo peor es que la concentración de oxigeno va a ascender del 21 % al 26 %, (lo que importa es su presión parcial, que aún es mayor) lo cual producirá seguramente efectos respiratorios negativos y un alto riesgo de que se produzcan incendios (umbral de incendios: concentración del 25% en volumen, a 1 atmósfera). El problema se incrementa si se tienen varias botellas conectadas en paralelo a un solo colector, que es lo normal, y este se rompe. Para evitar esto, se procura que los tubos que conducen el oxígeno sean extremadamente delgados, con diafragmas de orificios muy pequeños, limitadores de flujo, o válvulas de aguja, a efectos de tener un flujo limitado de paso de gas que permita detectar la fuga a tiempo, intentar corregir el defecto cerrando la válvula de cabeza de las botellas o ascender a superficie y ventilar el habitáculo. El incendio, sobre todo si es incontrolado, es otra causa de para un ascenso de emergencia, en combinación con la utilización de aparatos autónomos de respiración o mascarillas de aire u oxígeno de alimentación centralizada. La vía de agua es la causa más común que provoca un ascenso de emergencia. Una vía masiva de agua procedente de una rotura estructural del casco, de los portillos, de las ventanas o de las escotillas es un hecho a descartar, por la imposibilidad física de contrarrestarla y su baja probabilidad de ocurrencia. Mas frecuentes son las vías de agua limitadas, procedentes de fugas por las juntas de los portillos, ventanas, ejes, cables y tubos de los servicios en conexión con el mar. Las fugas por ventanas y escotillas (es decir los cierres estructurales) deben evitarse o controlarse mediante un buen diseño, el mantenimiento de las juntas correspondientes y las pruebas de estanqueidad en tierra. Suelen ser averías que “avisan”, en el sentido de que su aparición es paulatina en el tiempo, empezando por un lagrimeo, luego un goteo y así sucesivamente. Lo importante en estos casos es tener constancia de ellas para proceder a su pronta revisión y reparación. Puesto que el sumergible está, generalmente, habitado por lo pasajeros y estos elementos quedan a la vista, lo normal es que una avería incipiente de este tipo sea detectada de forma visual, por la tripulación o los ocupantes del sumergible. En este aspecto, es fundamental que las ventanas transparentes, así como sus marcos y sus juntas sobre el casco estén permanentemente a la vista, (las escotillas lo están), a efectos de poder detectar visualmente cualquier eventual fuga incipiente. Por ese motivo, los forrados, embellecedores, etc. alrededor de las ventanas, que puedan ocultar o camuflar las fugas de agua están desaconsejados. El tema de las vías de agua es vital y se trata en un Apdo. específico. En el presente apartado lo que interesa es señalar que debe haber un sistema de lastre sólido largable (o algo equivalente) que aporte un empuje positivo después de neutralizar los posibles aumentos de peso que se puedan producir como consecuencia de una vía de agua y que posibilite el regreso a la superficie en un corto periodo de tiempo. Una vez descontado el exceso de peso accidental a neutralizar, el largado del lastre sólido debe proporcionar un empuje que sea capaz de impulsar al artefacto a una velocidad ascensional comprendida entre 0,5 y 2 metros por segundo (ente 1 y 4 nudos). Con carácter general, y sin tener en cuenta las hipótesis que se hagan para cada sumergible concreto, en lo que respecta a sobrepesos accidentales por vías de agua, etc., el lastre sólido, en sumergibles muy pequeños (unas 2 a 3 toneladas) suele estar cerca del 8-10 % de su desplazamiento en superficie (en seco), descendiendo al 3-5 % en los de unas 80 toneladas y al 0,8-2 % en los mas grandes (> 250 t). 261 Es evidente que el valor relativo de peso de lastre tiene que ir disminuyendo conforme el tamaño del sumergible aumenta, ya que el sobrepeso inducido por una posible inundación (detectada) aumenta muy lentamente conforme lo hace el tamaño del sumergible, y el peso relativo de las personas, o pesos desequilibrantes, es cada ver menor respecto al peso del sumergible completo. En todos los casos hay que comprobar que la estabilidad resultante, en inmersión y sobre todo en superficie, permite que, al menos, una persona pueda salir a cubierta, desde el interior, y permanecer sobre ella sin volcar mientras se efectúa el trasbordo y así sucesivamente hasta que el sumergible se deshabita por completo, o se restablecen los parámetros de flotabilidad y estabilidad. Esta comprobación debe hacerse sin la disponibilidad de los tanques principales lastre, que es una situación mas severa. PC-18 de Perry Submarines, cuyos contenedores del fondo son largables. Estructural y mecánicamente hablando, el lastre largable está compuesto, en un caso típico, por: • Por un bloque de plomo (o material denso: hierro fundido, etc.), debidamente arriostrado para que no se descomponga, cuando el lastre está formado por diversos componentes sueltos, para así poderlo ajustar a conveniencia. En otros casos el lastre es un bloque monolítico y existe un lastre de regulación separado, no largable. Eventualmente está recubierto por una capa de resina de protección o de un carenado para obtener las medidas exteriores convenientes, y está provisto de unos enganches de anclaje, en la parte superior, de la debida robustez. Puede tener forma de prisma o de pirámide truncada de base rectangular o incluso circular, en coherencia con el receptáculo en el que se estiba. En algunos casos simples, en sumergibles muy pequeños, el lastre sólido va a la vista, sin estiba y directamente conectado a su mecanismo de largado. • Un receptáculo de acero, o estiba, unido al casco o a la superestructura del fondo, y abierto por la parte inferior, dentro del cual irá estibado y anclado el bloque de lastre. Este receptáculo conviene que sea de forma de pirámide truncada o similar, al efecto de que le largado se pueda efectuar de forma efectiva con altos ángulos 262 de inclinación (para asimilar el supuesto de que el sumergible hay quedado posado en el fondo o que navegue con una alta escora o un asiento. La escora máxima que se puede considerar es de 22,5º, y el asiento de 10º, aunque en la practica aún puedan ser mayores. Las dimensiones del receptáculo deberá permitir que en el caso de un lanzamiento con escora o asiento, el bloque resbale sobre sus costados sin que tienda a volcar, azocarse o a cruzarse sobre su estiba, lo que impediría su correcta expulsión, por gravedad. • Un mecanismo o dispositivo de largado, bien estudiado, de forma que sea robusto, sencillo y de funcionamiento garantizado, en cualquier circunstancia. Suele consistir de unas barras en forma de T o eje de camones introducidos en unas ranuras, que mantienen sujeto el bloque de lastre, cuando la barra de la T se gira 90º el bloque de lastre queda libre y cae por gravedad. Hay que considerar que con el tiempo pueden aparecer oxidaciones o llenarse los mecanismos de algas y moluscos, que podrían impedir su correcto funcionamiento por atascamiento. El accionamiento de este dispositivo puede ser manual o hidráulico (bomba de mano especifica). Para no comprometer la seguridad del casco, el accionamiento se efectuará preferentemente mediante un eje rotatorio que disponga de un paso de casco provisto de las convenientes empaquetaduras o juntas, movido mediante un gato hidráulico, accionado interiormente. No se dependerá de la energía eléctrica, por lo poco fiable que es. Para evitar el largado involuntario, se precisarán dos operaciones o maniobras independientes para que este se produzca, (p.e. quitar un seguro y accionar el mecanismo de largado). • El bloque de lastre deberá estar bien sujeto en todas las direcciones con el fin de que no se mueva o campanee demasiado, dentro de su estiba o soporte, debido a las cabezadas o balances normales, de navegación. • Se exige la realización de unas prueba de largado, en tierra o en la mar, que demuestren la bondad y la fiabilidad del mecanismo a la inclinación máxima, y que la estabilidad del sumergible es la necesaria, después del largado. El lastre de plomo, cuando se larga, se va al fondo, y su recuperación podría ser difícil, pero la necesidad de este largado es muy remota. El Perry PC 1201 en reconstrucción. LLeva 320 kg de lastre sólido largable 263 Los tanques cilíndricos del fondo alojan baterías. Los tanques resistentes del fondo, externos, suelen estas destinados a contener baterías o lastres de compensación y de trimado. Se componen de un cilindro de un diámetro apropiado, (de 0,4 a 0,8 m) terminado en los extremos por dos casquetes del tipo esférico o tori-esférico. Cuando estos tanques están sometidos exclusivamente a la presión exterior (el interior está a la presión atmosférica, o próximo a ella) los domos de extremo suelen estar provistos de juntas tóricas y ligeramente atornillados o encajados y grapados al cilindro por medio de abrazaderas especiales, etc. Cuando están o pueden estar sometidos a presión interior, los domos de extremidad suelen ir soldados al cilindro, con un pequeño registro en su centro para inspección, o fuertemente embridados. Estos tanques suelen instalarse por parejas, uno por cada costado, ya que así se amoldan mejor a la configuración de un casco cilíndrico principal, sirviendo como apoyos, aunque también hay sumergibles con un solo tanque, (p.e. el PC 1401), centrado con el eje del sumergible, lo que obliga a la instalación de unas patas o barras anti-vuelco, para las varadas. El tanque de fondo del PC 1401 es largable. El dimensionamiento de estos tanques se realiza de forma semejante a como se hace con el casco resistente, aunque por sus reducidas dimensiones no suelen llevar cuadernas, lo que se traduce en espesores de pared relativamente grandes. Hay que prestar especial cuidado en no sobrecargar localmente estos tanques en los puntos de anclaje al casco principal, que deberán llevar abrazaderas circulares anchas, reforzados anulares y diafragmas anti-aplastamiento, por el interior. Dentro de esto tanques se instalan los asientos para las baterías, con topes, conexiones, terminales y unos fusibles. Deben disponer de pasos de casco para sacar los cables desde el tanque-recipiente y para introducirlos en el casco principal. Para evitar la acumulación de hidrógeno en estos depósitos, en el caso de baterías de plomo, las mas corrientes, hay que instalar unos purgadores, que lo relajen a la atmósfera durante su carga (que es cuando se genera una mayor cantidad) o cuando se asciende a superficie, después de una patrulla. El problema de la eliminación del hidrogeno está siempre presente, no es fácil ventilar estos contenedores, etc. Es un problema de difícil solución en los sumergibles, o muy costoso de resolver. K-350 de Dan H. Tanques laterales para baterías, colgados del casco 264 Existen dispositivos que eliminan o neutralizan el hidrógeno a la salida de los elementos de batería, directamente, (Hydrolators), pero su efectividad es objeto de controversia. El hidrógeno es un gas difícil de manejar, se mete por los resquicios más pequeños, pasa a través de las válvulas, atraviesa las juntas, etc. Por otra parte, su eliminación por combinación o combustión catalítica es un asunto complicado, ya que exige equipos bastante grandes complejos. Estos equipos eliminan al mismo tiempo el hidrógeno y el monóxido de carbono, produciendo vapor de agua y CO2. Puesto que el CO potencialmente existente abordo es de una concentración muy baja, el CO2 generado es muy reducido. No obstante, el CO2 hay que eliminarlo por los métodos clásicos. PC 1401 Diaphus, con un solo tanque, central, para baterías (largable). En algunos casos los tanques de regulación, que deben ser siempre resistentes a la presión, ya sea interior o exterior, se instalan por fuera del casco resistente, lo cual ahorra espacio interior pero deberán estar comunicados con el interior a efectos de los trasvases de agua desde/hacia los de compensación. Este hecho planea problemas respecto a la seguridad en inmersión, si el servicio se ha de utilizar en inmersión. Para limitar este riesgo, los trasvases requeridos se deben hacer a baja cota, y una vez estabilizado y compensado el sumergible, se deberá proceder a cerrar el servicio por completo. No siempre es posible hacer esto, ya que podría ser necesario compensar la contracción del casco, el lanzamiento al exterior de líquidos, cambios de densidad del agua de mar, etc. pero en la inmensa mayoría de los sumergibles de recreo, estas operaciones son casi inexistentes. Puesto a situar los tanques de regulación por el exterior, lo ideal es, para simplificar la instalación de compensación, situar también fuera del casco los de compensación, unificándolos con aquellos. El peso de acero va a aumentar pero se van a evitar las intercomunicaciones desde estos tanques exteriores y el interior del sumergible, aumentando la seguridad, en cierta manera. En el supuesto de tener todo el sistema compensación en el exterior del casco (los de trimado conviene que se queden en el interior cuando son de cursor líquido), su llenado de agua se debería hacer por gravedad (entrada natural del agua en estos) y su vaciado por medio de inyección de aire comprimido. Es más simple. Serían de un funcionamiento similar al de los tanques principales de lastre, con la salvedad de que dispondrían de válvulas de fondo para poder 265 controlar la entrada de agua en los mismos, ya que llevan llenados parciales. Evidentemente, el accionamiento y el pilotaje de estas válvulas no deben ser eléctricos (por la cuestión de la falta de aislamiento en aparatos sumergidos) y deberá serlo del tipo hidráulico o neumático, con mando interior (Puesto de Control). Hay por consiguiente que instalar mas tubos de presión y existe un gasto de aire cada vez que se vacía un tanque de estos, aunque sean solo unos litros, al tener que presurizar el tanque completo. La purga de aire, en los llenados podría ser lanzada al mar o al interior del vehículo (mas efectiva). Para poder determinar el llenado de estos tanques hay que instalar unos sensores de nivel, que reporten al Puesto de Control, y que necesariamente deberían ser del tipo de lectura-transmisión eléctrica, lo cual es un inconveniente, o unos caudalímetros con lectura-transmisión eléctrica, con la misma pega y además estos pueden llegar a acumular errores de medida apreciables. Queda por consiguiente a la elección de proyectista si el sistema de compensación se instala en el interior del casco, con los consabidos pasos de caso, que hay que vigilar constantemente, el riesgo de inundación por sobrellenado, etc., o por el exterior. 266