2016-radiografía -VIDA-CONSAGRADA

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Radiografía y propuesta de la Vida Consagrada
José María Arnaiz, Marianista
La radiografía de la VC apunta a reconocer lo que está pasando para afrontar debidamente la situación. En cualquier
caso lo que toca es ser templados, serenos para cuidar y gestionar creativamente el presente; sabios para enfrentar
animosamente el futuro, conjugando a la vez el prever y el confiar; y realistas y también soñadores en la versión
adaptada a lo de las serpientes y las palomas del evangelio.
El Señor quiere que la VC viva la resurrección. Eso lleva a una forma de vida creadora de vida. En esa forma de vida
tenemos que admitir e impulsar que se puede soñar y resucitar en la VC. En esa línea nos ha situado la CLAR en el
último trienio.
I. Radiografía- Diagnóstico de la VC
Vamos a llevar a la VC al hospital y hacerla la debida radiografía. Para ello no nos puede faltar el buen ojo médico
para ver por dentro y por fuera
1. ¿Dónde está la VC?
Estamos en el momento que nos toca estar. En él advertimos un declive que interpela y que obedece a una
diversidad de factores. Hay un hecho incontestable y es que las cosas dentro de la VC y en sus contextos han
cambiado y de manera significativa. No se trata, es verdad, de un giro que nos lleve a concluir que nada del pasado
sirve en este hoy incierto. La VC, como forma de seguimiento de Jesús, mantiene una vitalidad intacta que la hace
ser posible y contemporánea del Espíritu de Jesús en todas las culturas y contextos. Esto no significa que no tenga
que cambiar, adaptarse o, aún más, reformarse. Como todas las instituciones con historia tiene dificultades objetivas
para abrazar el presente y relanzarlo y atreverse con lo que viene. En ella no se deben dejar las cosas como están.
Por supuesto, al tratarse de cambios significativos, el debate sobre la VC no puede ser superficial.
a. Respuesta a la pregunta inicial
Para poder responder a esta pregunta voy a ofrecer algunas de las diferentes visiones y descripciones que se ven y se
escuchan. Lo peor que le puede ocurrir a la VC es ser sorda o ciega a los clamores, no darse cuenta de lo que le pasa
y de que le falte la capacidad de reflexión y de decisión que le permita afirmar convicciones y poner por obra
decisiones inéditas. Esto se ha dado y se da en algunas congregaciones religiosas.
b. Posiciones diversas
Diré de entrada que más allá de los juicios pesimistas u optimistas hay un sano realismo que concluye que la VC:
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está atravesando un momento de crisis
que se puede convertir en un kairós, una oportunidad.
si se toman decisiones acertadas en tiempo oportuno
así habrá futuro
c. Precisiones sobre las crisis
Un juicio muy repetido, por tanto, es que la VC se encuentra en un momento crítico y está llamada a tomar
decisiones y su futuro dependerá de esas decisiones. Vive tiempos excepcionales en que se está gestando un nuevo
paradigma que debemos delinear en sus rasgos fundamentales y convertir en una alternativa que la historia, por su
propia lógica, acabará inevitablemente por asumir e imponer.
Son muchas las preguntas y los análisis que se hacen de las personas y estructuras de la VC y no siempre se
sostienen en la esperanza. La realidad es compleja y en buena parte depende de los ojos con los que se la mira. Son
por tanto diversos los juicios que se emiten. Nos vamos a detener en describir tres de ellos:
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Pesimistas
Veamos cómo la ven los pesimistas:
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Ven que está pasando por momentos delicados y usan tres palabras para definirlo:
o Caos: todo es confusión y no se sabe a dónde se va
o Noche oscura: no se ve nada claro
o Ocaso: la VC tiene sus días contados; camina hacia su fin
Son muchas las contradicciones que se advierten entre los religios@s.
Que solo vale la resignación ya que queda por esperar y vivir la “ultima fochaccia e poi moriremo”
Tan solo es cuestión de tiempo.
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Optimistas
Veamos por dónde andan los optimistas que usan las mismas palabras pero con otro sentido:
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el caos es lo que precede a la nueva creación, a la nueva forma de vida consagrada; así se habla de caos en el
Génesis; en realidad es un simple modo de expresarse.
la noche oscura en el sentido que le dan los místicos se trata de un momento de podadura, de una prueba
de la cual la VC rebrotará y saldrá reforzada.
El ocaso puede ser una realidad para algunos. No hay duda que existe una forma de vida consagrada llamada
a desaparecer. Pero esto no quiere decir que la VC tenga los días contados. Para ellos la VC tiene una buena
salud la suficiente para revitalizarse y florecer.
A veces esa postura nace de una visión poco lúcida de los signos de vitalidad que se dan en la VC y otras de
una falsa complacencia que ni siquiera le permite percibir lo que la bloquea.
Realistas
Existe un tercer grupo: el de los realistas; el más numeroso.
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Estos usan la palabra crisis. La VC está en crisis, es decir en un momento en el que tiene que tomar
decisiones y cambiar de estrategia a nivel teológico y de discernimiento y llegar a una reflexión mucho más
realista y capaz de plantear y resolver los problemas y no de esconderlos y solucionarlos ligeramente.
La crisis puede ser negativa o positiva; depende de las decisiones que se tomen
Yo querría encontrarme en este grupo. La VC está en un momento crítico; tiene que tomar decisiones
importantes. Todo está en juego. El futuro lo veo con esperanza. Pero hay que pagar el precio por un
presente que tenga futuro.
Hace bien recordar cuáles son las etapas de la vida de una Congregación (Jesús Álvarez). Así como una persona tiene
etapas también la vida de una congregación o de una provincia las tiene: fundación, expansión, estabilización,
declive y revitalización. Creo que es importante recordar que la VC no tiene que tener miedo a morir. Tiene que tener
miedo a no aprender a vivir el Misterio Pascual con el mejor invento impulsador de vida. Está claro, las
Congregaciones y los grupos de Iglesia tenemos tres posibilidades: morir, sobrevivir o renovarse.
2. ¿Qué es lo que me apena de la VC?
Espero poder ayudar a ver con más claridad la situación, describiendo con más detalle mi posición para clarificar la
del que puede leer estas páginas.
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Me da pena una vida consagrada:
o Autorreferencial, muy vuelta sobre si, muy preocupada de la sobrevivencia
o Más obsesionada del número que de su significatividad evangélica
o Más centrada en la seguridad- se ha hecho siempre así- que de preocuparse de las fronteras
existenciales
o Más en búsqueda de la continuidad que de vivir el presente con pasión por Cristo y por la
humanidad y el futuro con esperanza
o Más marcada por la mediocridadparalizantee incapaz de soportar el sentido de la contradicción y de
la cruz.
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Una VC sin mística, desmotivada, movida por la rutina que lleva a vivir vidas mediocres y que no
consigue el entusiasmo y dar el encanto que corresponde a la vida y a la misión.
Una VC demasiado profesionalizada y que no logra suscitar pasión, esperanza y alegría.
3. ¿Qué es lo que me preocupa?
¿Cuáles son los hechos preocupantes?
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Preocupan las muchas salidas de la VC. 3000 al año; les hay que nos abandonan en la mejor edad de su vida.
Razones: falta de fe, crisis de vida comunitaria, crisis afectivas; y los que permanecen en la VC pero
divorciados de la vida del Instituto.
Me preocupan, también, el número de congregaciones “comisariato”, 39 en este momento, por
autoritarismo muy fuerte, forma preconciliar de vida, temas económicos, temas afectivos y sexuales.
El que se haya paralizado la creatividad misionera y la misión se haya convertido, con alguna frecuencia en
rutina o en trabajo agotador.
El inadecuado ejercicio de la autoridad y la falta de personas disponibles y capaces de ejercer el servicio de
una animación revitalizadora. En lugar de ir todos a una se marcan las diferencias; hay unos egos demasiado
protagonizado res.
La forma de vivir la VC que no garantice el futuro porque no garantiza el presente.
La mundanidad: una VC con fuerte consumismo y confort; que busca poder y placer.
El activismo alienante que rompe la vida comunitaria y una vida comunitaria insatisfactoria en la que se
marcan mucho las diferencias y los “egos” quieren tomar mucho espacio.
El significativo descenso en la capacidad de reclutamiento vocacional
La fuerte secularización interna que han sufrido las formas de vida de los religios@s y las instituciones
regidas por consagrados.
Que los jóvenes estén distantes de la VC. Estos buscan el verdadero interior, el sentido profundo de la vida,
el equilibrio vital, la solidaridad generosa, la afirmación del propio valor y todo esto tiene que estar
encarnado en modelos y no siempre los encuentran en la VC. No es bueno que los jóvenes vuelvan la
espalda y busquen su futuro en ideologías y propuestas de salvación que permitan llenar el espacio que los
miedos de la misma Iglesia han dejado vacíos. No siempre la VC les ayuda a responder a estas preguntas:
o Quiénes son
o Qué quieren
o Qué necesitan
o Qué sueñan
Los problemas culturales e institucionales se reflejan y refuerzan también a nivel personal lo que acaba
provocando una espiral negativa de la que es cada vez más difícil salir.
4. ¿Qué es lo que me alegra?
Hay muchas cosas que a uno le alegran en este momento al contemplar la realidad de la VC. Yo es ahora que quiero
vivir la VC y como se vive ahora y no como era cuando llegué a ella en los años sesenta.
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La coherencia y la fidelidad de muchos consagrados. En la VC como en el bosque el árbol que cae hace
mucho ruido, en cambio al que crece no se le oye nada.
La espiritualidad de comunión que ha nacido en la VC y por ella se lucha en la misma VC
El deseo de una VC con más radicalidad evangélica, carismática y apasionada que uno advierte en bastantes
religios@s.
Una VC, sobre todo femenina que es puente y enlace entre pueblo, gente de la calle e Iglesia.
Una VC preocupada de la formación integral y de una manera especial de una formación humana completa y
que humaniza humanizándose.
Una VC que mira el mundo no como un peligro o amenaza sino como su más adecuado claustro.
Que sirve a los pobres y es inserta en ese contexto
Escuchar voces y ver testimonios proféticos en algunos religiosos que proceden en sus vidas con sencillez y
transparencia.
Que crea sinergia y ayuda a crecer en intercongregacionalidad, interculturalidad e intergeneracionalidad.
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Ver a religiosos y sobre todo a religiosas que tienen todo el cariño de la gente.
Una VC marcada por la eclesialidad sin renunciar a la fuerza profética que le es propia.
Que comparte vida y misión con los laicos
Que tiene claros signos de vitalidad y que corresponden a la calidad de vida evangélica que se traduce en un
positivo impacto eclesial y en su capacidad de convocar.
Los carismas que son cauce de presencia y de acción para tiempos nuevos y algunas nuevas y maravillosas
fundaciones que a su vez son fundaciones nuevas.
II. Propuestas de la VC
La VC necesita precisar sus urgencias y también los ejes de sus propuestas.
1.
Urgencias
¿Dónde están las urgencias de este momento en relación con la VC?
Estas urgencias nacen tanto de lo que va bien en la VC como de lo que bien debiera ir. Son unas reales pautas
para la innovación de la VC en el siglo XXI
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Una VC que esté en continua configuración con Jesús. Una VC que se centra en el Señor y en los elementos
fundamentales de los carismas religiosos; en el fondo, una VC bien enganchada con el carisma.
Que tenga sed de Dios y viva una espiritualidad profundamente apostólica
Que sea mística y profética, testimonial y misionera; que se lleve la dimensión contemplativa a la vida
apostólica y la dimensión apostólica a la vida contemplativa.
Que sea capaz de “primerear”, es decir, de abrir senderos, iniciar caminos, reconocer las posibilidades y no
solo los problemas, que hable con signos y no solo con palabras.
Que sea una VC en “salida” y sabiendo a dónde va; que sabe el camino y dónde llegar; una VC samaritana y
que responde a las situaciones de emergencia. Que sale de sí y va al encuentro del que sufre.
Que sea capaz de recalcular y reprogramar sus actividades en armonía con sus fuerzas. Hay Congregaciones
que no se dan cuenta que su número disminuye y la edad avanza y quieren continuar con sus mismas
actividades.
Que sea capaz y lúcida para pasar de una mentalidad de mantenimiento a una con gran capacidad de
renovación e innovación.
Que sea capaz de descubrir la auténtica sobriedad y de decirlo y compartirlo comunitariamente.
Que sabe estar codo a codo con la gente, con su vida diaria y ser ahí anuncio gozoso de Jesús.
Que ha elegido tres verbos: anuncia, denuncia y renuncia. Con las acciones de ellos derivadas se convierte en
una vida consagrada profética.
Que “no se deja robar la esperanza” y “no se deja robar la gratuidad” (EG) sino que la profundiza y la
contagia, la multiplica y la fortalece.
Que no se deja robar la fuerza misionera y la alegría de la evangelización.
Que no se deje robar el espíritu y el evangelio ya que todos tenemos “raíces de evangelio” (VD 83).
Que lleva una vida comunitaria marcada por el perdón y la fiesta
Que sale de sí y se deja evangelizar por los jóvenes
Que cuida la visibilidad condición necesaria, pero no suficiente, para la revitalización.
2. Ejes de una VC con futuro
a. ¿Tiene futuro la VC?
“La VC tiene sus días contados” Obs. Romano 2009, Obispo religioso. Benedicto XVI respondió sin responder pocos
días después: “La VC ha sido querida por Cristo y acompañará a la Iglesia hasta el final de los tiempos” (A los Obispos
de Brasil).
Pero es verdad que no toda la VC tendrá futuro. Lo tendrá la VC que sea profecía clara del Reino, que se ponga al
servicio de los pobres y de la evangelización. La que sea capaz de vivir una forma de vida alternativa y contracultural;
la que sea capaz de innovar a innovarse; que no busca ser “anti”, sino “contra”. El Papa habla mucho de ir
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contracorriente. Hay valores de la VC que no son moneda corriente en esta cultura pero no podemos renunciar a
ellos; por ejemplo los votos. Tiene futuro:
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Una VC que repiensa la herencia recibida en nuestra época postmoderna. No se trata de romper con nuestra
tradición sino de reactualizarla y retraducirla. Tiene que hacer una opción clara por la innovación.
Una VC que se preocupa de innovar y más que obsesionarse de crecer o disminuir. La innovación de una
nueva forma de VC supone ponerla en este tiempo nuevo. La novedad está en el lenguaje, las estructuras, la
espiritualidad, los modelos formativos, las nuevas formas de comunidad, el liderazgo y, sobre todo, el nuevo
paradigma de misión.
Una VC que se sabe planetaria, global, en colaboración con el Espíritu y la historia contemporánea. La
definen los encuentros y las relaciones. La innovación es una realidad holística.
Una VC que sabe que al ser innovadora es rupturista y vuelve obsoletas e inservibles muchas ideas,
actividades y métodos en los que antes nos basábamos. Esto tiene que estar reflejado en el texto
constitucional que supondrá una nueva forma de orar, de animar, una nueva conciencia ética, una mejor
manera de relacionarse con la sociedad…
Una VC que llega a la innovación a través de la invención y para ello hay que activar el ingenio humano, la
creatividad y sus mil facetas dentro de la VC.
Una VC en la que se llevan adelante procesos de innovación sus líderes serán por bastante tiempo
incomprendidos y lo deben aceptar y asumir.
Una VC innovadora tiene sentido y da sentido; no se trata de la innovación por la innovación, ni de la simple
innovación para sobrevivir. Es una innovación para la fecundidad y para anticipar la otra Ciudad. Una
innovación sin rumbo es peligrosa y no es la que tenemos que intentar.
Una VC innovadora lucha por el bien; no se deja paralizar por el miedo y las visiones catastróficas; una VC
madura afrontando y superando lo oscuro y viviendo la fe a la intemperie.
Tiene futuro una VC que asuma con fuerza este período delicado de cambios y lo viva como un kairós de
purificación y una ocasión apropiada para volver a lo esencial.
Tiene futuro “una VC vivida con radicalidad y sin protagonismo, en clara kenosis” (Benedicto XVI).
Tiene futuro una VC que se distinga por la calidad de vida sin caer en la tentación del número y de la eficacia.
Tiene futuro una VC que vuelva a calentar los corazones. “No hay santidad en la tristeza por lo cual no se
puede llevar adelante el Evangelio con cristianos tristes, desanimados, sin esperanza” (Papa Francisco). La fe
para que no sea fatigosa tiene que ser un fruto de una gran felicidad interior, cordial y visceral. La VC
tampoco puede ser algo exterior, puramente mental, que anule el sentir intuitivo profundo. Bien se la puede
comparar a la lámpara que guía en la noche nuestros pasos.
Tiene sentido y futuro una VC que sigue el estupendo consejo del Prefecto de la SCRIS a los superiores
generales: “el Señor está pidiendo a todos, a vosotros padres y madres generales… algo nuevo: hacer algo
que quizás no pensaban hacer”.
Tiene futuro una VC que opta por la liminariedad y es capaz de convertirse en expresión de contraste, en
formas alternativas de vida y en modelos de vida distintos de los de la mayoría
Tiene futuro la VC con capacidad de movilización de cara a la evangelización y sobre todo de y con los
pobres; con una actitud activa y de encuentro con los alejados.
Tiene futuro una VC que afirma la sana tensión de vida evangélica que pone en la existencia de los
consagrad@s la pobreza- cercanía a los pobres y sencillez de vida-, la castidad-no tanto privación como
capacidad de don- y la obediencia-dentro de la fraternidad y a favor de la misma.
b. Ejes que la VC tiene que formular y explicitar
I Sabemos lo que somos pero no lo que seremos ser: en búsqueda
Si vuelvo a un pensamiento y posición personal bien puedo decir que estoy y encuentro a muchos religiosos en
búsqueda. Vivir en búsqueda es mucho y muy exigente. Hay que innovar. Uno parte de unos “por qué” claros y de
unas metas precisas. El problema está en dar con los “como”. No es un tiempo fácil para dominar los cambios; se
trata de servir y acompañar la vida que el Señor suscita.
Estamos comprendiendo la dirección a tomar pero no hemos identificado las soluciones concretas. Estamos
buscando los “como”. En un tiempo el secreto de la continuidad venía dado por la inmutabilidad; en este período de
la historia la sobrevivencia vendrá de la capacidad de montar un presente que tenga futuro y sin que sea una
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repetición del pasado; es decir, de la innovación. Para tener un futuro hay que tener un presente; para echar un paso
hacia adelante hay que tener otro bien firme y apoyado atrás como afirma Maturana.
Tenemos que llegar a saber buscar y proponer la alternativa y para ello entrar en el espíritu de la fidelidad creativa.
Los cambios interpelan pero también nos mueven hacia lo que se debe ser.
No hay duda que lo que puede dar credibilidad y fecundidad a la VC es el carisma profético cuando brota con fuerza
del mismo Jesús. Con él se llega a “una mística de los ojos abiertos”. No hay duda que esto permitirá convertirse en
una red con la que los carismas mantienen viva en la Iglesia la dimensión de radicalidad evangélica que se nos invita
a vivir.
Eso que seremos hay que leerlo en una línea de discontinuidad con lo que somos y por tanto como en tiempo de
Francisco de Asís habrá que pagar el precio por las formas de vida y de presencia cristiana diferentes de las que
prevalecen en los circuitos oficiales. En el fondo se trata de seguir el camino de Jesús que vencido por el amor dio su
vida por amor.
Para dar estos pasos tenemos que leer los signos de los tiempos y los signos de incertidumbre de este tiempo como
una oportunidad. Está naciendo una situación nueva en la cual el hombre y la mujer de nuestros días se sitúa en
ruptura con la herencia pasada. Esto nos urge a ir en una doble dirección: por una lado la del desarrollo y cuidado de
la fraternidad y por otro la de no dar nada por supuesto y no tomar puntos de partida de principios culturales o
religiosos sabidos pero que no existen. Frente al contexto en el que estamos se precisa generar respuestas creativas,
lúcidas y responsables. En una palabra, no debemos empeñarnos en conservar odres que no pueden dar cabida al
vino nuevo. Hay muchos signos y presencias que hoy no se entienden. Hay también estilos y estructuras de misión
que responden a un ayer social y eclesial que hoy ya no existe.
ii.
Renovar la institución VC. Si no innovamos nos morimos.
Con mucha frecuencia en la Iglesia y en la VC la fuerza de la inercia es más fuerte que el empuje de la novedad. La
inercia lleva a ofrecer a las preguntas de hoy las respuestas del pasado; así todo se convierte en una escena de
teatro sin alma. La rutina arruina la VC. En ese caso la disciplina nace del orden pero hay que apostar para conseguir
caminar con toda la fuerza de la fe y de la caridad. Desinstitucionalizar la VC significa privilegiar las personas que son
el verdadero sujeto y no las organizaciones. Tiene que contar mucho la vida afectiva y fraterna, el trabajo, la fiesta, la
fragilidad, el ser ciudadano, el compromiso cívico, la mística y la profecía. No hay duda que las instituciones se
encuentran en fase de debilidad.
La innovación nos debe llevar a cambios políticos, económicos, socioculturales y religiosos; afecta todas las
dimensiones de nuestra vida; la deben conducir innovadores con gran capacidad para el agradecimiento y la
esperanza; supone un superar el “status quo”; lleva a su máximo nivel la creatividad; por ella el sueño se convierte
en realidad. No podemos olvidar que tantas veces el miedo termina, lamentablemente con la innovación. El
verdadero innovador rompe moldes, allana caminos y ofrece nuevas posibilidades. En nuestro caso lleva a hacer
realidad una “forma nueva de VC”. Por ello necesitamos mucho invocar al Espíritu creador que nos lleva a “repensar
la herencia recibida” y a impulsar la innovación.
En fin, innovar no consiste en repetir lo que ya existe y en repetirlo continuamente. Supone la invención de lo nuevo
en los diferentes dominios de la producción. Lo nuevo en educación, política, comunicación, transmisión de la fe pide
novedad. La innovación es una original y vital experiencia humana y de las que originan cambios ininterrumpidos.
Por lo mismo, la innovación tiene mucho de rupturista. Por tanto con ella, algo nace y algo muere. La innovación ha
sido fuerte en el campo de la tecnología; pero está ausente, con alguna frecuencia, del de la ética, la religión, la
política. Sin embargo no puede faltar ya que el sistema de valores tradicionales se ha ido desmoronando y
apareciendo otro. No hay duda que la sociedad ha redescubierto el valor de la sexualidad y el modo de vivirla. No
hay duda, tampoco, que la innovación nos hace más libres en relación con las más diversas realidades.
Por supuesto, la innovación pide, ni más ni menos, invención. Esta es un indispensable componente de la innovación.
Para conseguirlo no se puede olvidar que la realidad esconde secretos y sorpresas y tiene que llegar alguien que vea
donde otros no ven, un inventor, un profeta. La resignación, la pereza, la falta de creatividad, la costumbre nos
pueden llevar a vivir miserablemente en un mundo lleno de posibilidades y recursos. La llamada de la VC a la
innovación es clara y precisa y la respuesta indispensable.
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La VC tiene un poder innovador; en su ADN hay inventividad y creatividad. Todo esto es normal que se transforme
en decisiones. Después de un tiempo de análisis sincero de una estructura que se mostraba caduca los religios@s
han sido capaces de crear otra; y ello aunque suponga ruptura ya que se juntan la originalidad, la debilidad, la
creatividad, la frugalidad y la sencillez que hacen de hogar y taller de lo nuevo.
iii.
Vida fraterna
Este aspecto está necesitado de evangelio y de inventiva. Fraternidad quiere decir familia, la única capaz de generar
y regenerar la vida. El encuentro y la relacionalidad son claves. Esto vincula y crea empatía y simpatía y también
sinergia; no soporta máscaras sino auténticos rostros humanos que comunican y se dejan comunicar. Solo así nace
una auténtica comunidad de fe que educa a personas a salir de sí y a servir.
Es urgente multiplicar y crear fraternidad; es urgente reafirmar y cuidar los vínculos comunitarios, los que consolidan
el “nosotros”. Son muchas las actividades y actos de la VC que refuerzan el yo personal y para nada afectan el
nosotros de la fraternidad. Necesitamos volver a unos límites de la fraternidad que se han de describir en
comunidad.
Es tiempo de comunidad y de gran comunidad, de la que aglutine, una y conmueva; en esa dirección hay que
caminar. Se precisa romper con las fórmulas. Parte de los cielos nuevos y de la tierra nueva de las que hablamos
cuando nos referimos a la VC revitalizada es la vida comunitaria sana, transparente, alegre, en salida, acogedora. El
corazón del religioso es comunitario y mundial y hay que posibilitarlo y así recrearlo y conducirlo. Tenemos que
llegar a agrandar ese corazón y centrar el afecto en el otro “considerándolo como uno consigo” (EG 199).
Todo esto nos debería llevar a una reubicación mística que nos haga renunciar a puestos, estilos, cargos y presencias
que no son de nuestra vocación de consagrados. Los dones carismáticos lo son para “renovar y edificar”.
iv.
Pastoral vocacional
El discurso sobre pastoral vocacional tiene que ser revisado y en la perspectiva de la invención. En él hay muchos
tópicos, algunos gérmenes de voluntarismo y una salsa de ingenuidad generosa. No existe la fórmula mágica ni la
palabra definitiva sobre este tema. Solo un gran convencimiento: en ningún idioma o familia religiosa ha dicho Dios
que ya no llama. Si esto es así y así es, la gran pregunta sería ¿cómo estamos viviendo y posibilitando el mañana de
nuestras familias religiosas? En todo esto algo parece evidente: si seguimos viviendo lo mismo tenemos garantizado
lo que vendrá… lo mismo, lo que ya conocemos. Eso no es presente ni futuro.
No hay duda que queremos nuestra Congregaciones llenas de vida, de personas realizadas y movidas por la fe y
esperanza, apasionadas por Cristo y por la humanidad y para ello hasta la experiencia social de reorganización nos
dice que hay que adecuar la estructura para que llegue a abrazar el mañana y abrir el horizonte para posibilitar
consagrados de este tiempo. No hay duda que la pastoral vocacional es misterio y ministerio de encuentro y de
contagio entre personas y con personas.
Por lo mismo la pastoral vocacional nueva está llamada a ser activa y efectiva. Consiste, sobre todo, en expresar la
felicidad de estar vivos y movidos por una gran causa, en celebrar y transmitir la esperanza que nos sostiene. De ahí
nace una gran claridad y decisión. La transmisión vocacional se asienta en la sorpresa, el misterio y lo extraordinario.
Esto se tiene o no se tiene. Nace espontáneamente en hombres y mujeres que tienen itinerario y visión, frutos de la
contemplación, la comunidad, el silencio, la formación y no del show.
v.
Un modo personalizado de vivir la VC
Al entrar en este tema no queremos reducir el individuo a sí mismo sino reafirmar sólidamente la unión entre los
miembros de la misma comunidad. Ya Y Congar afirmó que el cristianismo había dado mucho espacio al rol de la
autoridad, a la regla impuesta, a la uniformidad y ello había dificultado las expresiones del principio personal de lo
auténticamente personalizado. Hoy, con mucha frecuencia se escucha decir a los jóvenes religiosos que tienen que
“buscarse” dentro de sí; que quieren reposar sobre si mismos y dejarse guiar por aquello que toma fuerza desde
dentro. Hay que dar espacio y sentido a una sana subjetividad; la que humaniza plenamente. Ya JB Metz afirmaba
que el Concilio proclamó el paso del derecho a la verdad y del derecho de la persona a la verdad de su conciencia”.
Todo sale de dentro y se sitúa fuera.
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Para nada al referirnos a este aspecto estamos apuntando o proponiendo un narcisismo autocomplaciente que
deshumaniza y atomiza las relaciones personales e institucionales del ser humano y de los grupos. Más bien,
estamos alertando sobre él, ya que puede estar más presente de lo que podríamos pensar. Por supuesto este
narcisismo paraliza todo el crecimiento interno que es el verdadero nexo con la misión de la comunidad.
La tarea es inmensa. Promover una nueva humanidad y redefinir el bienestar regenerándolo con la fraternidad que
lleva a multiplicar y compartir. Esto nos conduce a incorporar otros elementos importantes. El religios@ no debe
tener miedo a la ternura que da y que recibe y a la misericordia que le mueve. No le puede faltar el coraje de dejarse
amar y de amar ya que el amor recibido y dado suscita vida y genera el don gratuito. Para ello hay que ser capaz de
establecer el estupendo y revitalizador diálogo entre la vida y la muerte.
NO hay duda que la VC está dispuesta a renovarse, revitalizarse, reorganizarse y reestructurarse para responder a la
nueva propuesta de evangelización y para dar vida a comunidades ilusionadas, soñadoras, solidarias, alegres,
conectadas con la realidad que vivimos y en profunda comunión con el Padre. Todo esto pide, una vez más,
innovación. Contribuir más y mejor a reducir los sufrimientos de la humanidad supone recrear la VC; es cierto que
su esencia permanecerá; sin embargo, la manera de vivirla y proponerla precisa de otros lenguajes, otras formas,
otros estilos. Nos toca esperar el mañana viviendo con auténtica pasión el presente.
¿Cuál sería la respuesta de los Fundador@s después de haber transcurrido cien o cientos de años del comienzo de la
comunidad religiosa? Nos dirían con voz fuerte y firme que la VC precisa de nuevos modos de expresarse y
formularse y eso es, precisamente, la refundación. Es una verdadera falacia pensar que muere en Europa y renace
en África o Asia. El tema de fondo es la conversión carismática y una apertura sincera a la misión. Ambas nacidas de
la inquietud evangélica y no de la complacencia de lo que hacemos.
vi.
Un nuevo liderazgo es indispensable
No hay duda que no nos queda tiempo para la espera; urge inaugurar el tiempo nuevo y hacer el giro y el anuncio de
una reorganización mística acorde con la lectura creyente del momento. Urge dar con el paradigma nuevo sabiendo
que paradigmas totalmente limpios no existen ya que como nos dice la historia de la VC que a lo largo de los tiempos
los siguientes que aparecieron bebieron de los anteriores y los superaron.
Son muchos los frentes abiertos. Podemos esperar mucho y bueno de las progresiones bien hechas que llevan a
transiciones históricas. Urge alimentar la esperanza de una nueva vida consagrada que no vemos quienes la vivimos
pero que se está fraguando allí donde hay profecía, mística y servicio. Vida consagrada que en el tema que nos ocupa
se ha evolucionado en más de 90 grados. Con el Concilio se pasó de una eclesiología piramidal a una eclesiología de
comunión.
Esto está en el origen de un nuevo liderazgo en la VC. Liderazgo orientado no a conservar y guardar sino a impulsar
la misión y la comunidad y que a la vez sane las heridas del hombre y la mujer religiosa. Le toca ser capaz de
provocar la libertad y responsabilidad de cada uno. Pondrá a la VC en líneas arriesgadas, proféticas y clarividentes
que terminen con toda burocracia vacía. Esta VC tiene en sus entrañas el ser siempre nueva y provocadora; a veces
acumula años y siglos pero resulta sorprendente e inquietante en sus proposiciones y ofrendas. Eso lo consigue el
buen líder dialogando, dando pistas y, sobre todo, escuchando. Fue el camino seguido por Jesús, el del liderazgo
evangélico.
La VC no puede sino mirar a Jesús y estar donde se juega lo humano. A ella hemos llegado no para sobrevivir sino
para dar la vida. Solo seremos creíbles si viviendo el evangelio contagiamos esperanza, sentido, ternura y alegría. No
falta la cruz en esta forma de vida cristiana y en ella y desde ella se autentifica y estamos llamados por el Espíritu a
nacer de nuevo si acertamos a quedar enraizados en los esencial. Al mismo tiempo podemos ser reto a muchos
falsos valores de nuestra sociedad. Consigue esta provocación cuando llega a descubrir la cierta identidad que se
puede descubrir en el momento presente y se sitúa no en el centro de la sociedad ni de la Iglesia sino en la periferia.
Muchos de los valores de la VC no son moneda corriente pero no podemos renunciar a ellos. Con ellos y desde ellos
permanecemos como religiosos en medio de admirables transformaciones y a pesar de algunas horribles
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deformaciones. Podemos permanecer si acertamos a ser una bocanada de aire fresco, un grito de auténtica libertad
y de verdad y un abrazo misericordioso al mundo. Solo así logrará atreverse a asumir lo que viene e innovar la VC.
La palabra de orden para la VC en este momento es testimonio, profecía, oración, confrontarse con la Palabra,
consejos evangélicos, estilo de vida sencilla, fraternidad, evangelización. Así cada religios@ y cada comunidad se
convertirán en una VC más auténtica y fecunda. Se trata de evangelizar nuestra propia vocación. La nueva primavera
le llegará y, sobre todo, gracias al impulso del Espíritu.
La mejor oración que puede salir de la boca de una religioso este año es: “Dios, restáuranos, que brille tu rostro en
nosotros y nos salve”. María está a nuestro lado para nacer a nueva vida. Nos lo dice el Papa Francisco: “A los pies de
la Cruz… todo parece verdaderamente acabado; toda esperanza podría decirse que está apagada… Pero María por su
fe ve nacer el futuro nuevo y espera con esperanza el mañana de Dios… ¿Sabemos esperar el mañana de Dios? ¿O
queremos el hoy? El mañana de Dios para ella es el alba de la mañana de Pascua… La única lámpara encendida en el
sepulcro de Jesús es la esperanza de la madre, que en ese momento es la esperanza de la humanidad… En nuestras
comunidades ¿está aún encendida esta lámpara?... ¿Se espera el mañana de Dios?” (Papa Francisco, 21 nov. t2013,
Benedictinas camaldulenses). Ha llegado el momento de avivar el fuego de esta lámpara. Para que así sea tenemos
que estar implicados y comprometidos con un presente que tenga futuro y darle futuro al presente.
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