UNA OPORTUNIDAD PARA CAMBIAR Había oído el

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UNA OPORTUNIDAD PARA CAMBIAR
Había oído el “quizás, quizás, quizás” de Santrich y el “Perdón…a quién?
Perdón por qué?” de Pablo Catatumbo y el “cuando uno pide perdón es
cuando se arrepiente de algo” del propio Timochenko, con pena y dolor.
Cuando escuché a Timochenko, en nombre de las FARC-EP, ofrecer perdón a
las víctimas del conflicto sentí un profundo alivio. El tiempo de negociación
había producido sus efectos positivos. Ya hubo lágrimas de Catatumbo frente
a los familiares de los diputados del valle; no será la última vez que pidan u
ofrezcan perdón, debe ocurrir muchas veces, en privado y en público y esa será
su arma más poderosa para entrar a la política, y entre más sincero, profundo
y espiritual sea, será mejor la respuesta del pueblo Colombiano.
Mireya Kurmen me enseñó, un día de esos en que uno siente que puede morir,
que los asesinos irrumpen en la constelación de la familia de sus víctimas y solo
salen cuando se acepta su existencia, toca perdonarlos para poder descansar
no importa que la justicia haga su trabajo y paguen la condena debida. Un
tema durísimo de entender, mas sencillamente puedo decir que a cada ofensa
responder con un “eso me resbala” puede ser más saludable que el odio
permanente y perturbador.
He visto la reinserción a la vida civil, en los Montes de Maria, del PRT, del EPL
y de la Corriente de Renovación Socialista y como las FARC ocupó cada metro
cuadrado dejado por ellos. He visto la incursión de los paramilitares en los
mismos metros cuadrados. He sentido las acciones de todos ellos cuando
perdieron la vida amigos y conocidos, luchadores populares, líderes políticos y
campesinos indefensos. Y no solo a lo lejos, muy cerca, rozándome la piel. Vivo
afortunadamente, para contarlo porque quedé a merced de los rezos de mi
madre y una red de afectos, como diría Jaime Bateman.
Mutual SER EPS, esta gran organización social que ha sido mi pasión; surgió y
se desarrolló en medio de los ataques de uno y otro bando, hoy se pasea
orgullosa por las ciudades del caribe. Cada plan de desarrollo que hicimos
identificó que el conflicto armado era nuestra gran amenaza. Espero que el
que haremos en los próximos meses hacia el quinquenio venidero no lo diga.
Soy consciente que somos la excepción, muchas fortunas se perdieron,
muchas ilusiones se truncaron, muchos proyectos quedaron sepultados en los
estertores de la confrontación…por eso aprovechemos ésta ocasión, tal vez la
última que tenemos, para quitarles las armas a las FARC sin más muertos.
Es verdad que esto no resolverá la inmensa desigualdad y la injusticia, es
verdad que quedarán los elenos y las bacrim y los políticos corruptos, es
verdad que no veremos a los miembros de las FARC con camisas a rayas detrás
de los barrotes de la cárcel, es verdad que no entregarán dinero para reparar
a las víctimas.
A cambio de ello, habrá unos siete mil menos hombres armados, tendremos la
posibilidad de disfrutar los campos de Colombia menos preocupaciones, una
política agraria que beneficiará a muchos campesinos y no solos a los
integrantes de las FARC, un factor menos de inestabilidad y polarización, un
paso gigantesco para acabar con los demás grupos armados, menos dinero
para armas, aviones de combate, helicópteros artillados y menos fusiles y
metrallas, menos extorsión, menos secuestros, menos muertos, menos pobres
enfrentados entre sí. No es gratuito este acuerdo, pero creo que hemos hecho
un buen negocio.
Muchas familias víctimas de las FARC iniciaron un ciclo de perdón después de
una afrenta monumental, esto me indica que estamos construyendo una
nueva sociedad, durará muchos años, pero ya empezamos, si ellos, ¿los más
ofendidos perdonan… porque yo no?
Apelo a la solidaridad y a la compasión de los Colombianos a quienes este
conflicto armado ha significado poco, no tocó sus vidas, ni la de sus familias o
amigos para que respalden el acuerdo logrado y con ello nos ayuden a que
estos hechos no se repitan.
Me siento dichoso de vivir el fin del conflicto con las FARC con la certeza de
que Colombia será un país más civilizado al poder resolver los problemas,
dirimir las diferencias y enfrentar los desafíos que se presenten utilizando la
política sin armas. Fui a la firma del Acuerdo con la certeza de asistir a un hecho
histórico y así lo fue. Eso lo refrendaremos el Domingo 2 de octubre con la
realización del plebiscito y un voto mayoritario de aprobación.
GALO VIANA MUÑOZ
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