GLOBALIZACIÓN Y PENSAMIENTO UNICO

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LA GLOBALIZACIÓN Y LOS DESAFÍOS ENTRE EL PENSAMIENTO ÚNICO
Y EL PENSAMIENTO PROPIO
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nóbel de la Paz
Vivimos tiempos complejos y difíciles para el mundo y para nuestro país. La educación ,
el conocimiento y la creatividad son el gran desafío que debemos asumir en los procesos
de cambio, es el proceso revolucionario del presente siglo.
Lo primero que debo señalar es que la grave situación que vive la humanidad y cada
pueblo no puede cambiar con paliativos, no se trata de tratar de mejorar el sistema, de
pretender que humanizando la inhumano, se puede llegar a un equilibrio y convivencia
con un sistema que nació sin corazón.
Son necesario cambios profundos y revolucionarios, no a través de la violencia; sino de
transformaciones capaces de reestructurar la vida de los pueblos, de su participación y
conciencia en la necesidad de los cambios que requiere nuestras sociedades.
Debemos descubrir la potencialidad de los pueblos y enfrentar a los sistemas de
dominación con la capacidad de la resistencia, la conciencia crítica y la unidad .
Descubrir lo que señalara el gran filosofo y maestro Zen- Susuki : “Aquello que tenemos
y no sabemos que lo tenemos, es lo mismo que no tenerlo”.
Hace un corto tiempo estuve con amigos africanos, en Kentucky, EE.UU., analizando las
diversas realidades y vida de nuestros pueblos; muchos de los problemas que vivimos son
semejantes y los mecanismos de dominación iguales. Uno de ellos recordaba a los
antepasados de su pueblo, a la memoria colectiva, esa memoria que no significa
quedarse en el pasado, sino que nos tiene que ayudar a iluminar el presente, porque es
en el presente donde podemos construir el futuro. Me decía que: “ Si no sabes a dónde
vas, regresa para saber de dónde vienes.”.
¿Sabemos nosotros a dónde vamos?- ¿Tenemos conciencia de dónde venimos?Estamos sumergidos en el vértigo en que vivimos, olvidándonos de descubrir nuestra
potencialidad, como personas y como parte de la gran familia humana , nos quedamos a
la defensiva y sin saber cómo reaccionar frente a los conflictos, que nos impactan
permanentemente y nos llevan a situaciones imprevisibles; que en muchos casos
pensábamos que a nosotros no nos podían tocar. Hoy la realidad nos sacude a todos y
nos enfrenta con acontecimientos y cambios profundos que nos desconciertan frente a
nuestra visión de la vida, de la filosofía y las culturas, religiones que nos sostenían.
Estamos viviendo una época compleja y difícil, y a la vez, debiéramos definirla como
interesante, plena de desafíos, de creatividad y resistencia; de cambios profundos, tal vez
como nunca vivió la humanidad.
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Los escenarios internacionales están sujetos a profundos cambios, cada vez más
acelerados y los impactos de lo que sucede en lugares remotos tienen influencia en
nuestros países. Podría señalar a los medios de comunicación, el dirigismo informativo de
los grandes monopolios.
Los avances tecnológicos y científicos han modificado los escenarios del mundo y las
relaciones del poder. Estos avances extraordinarios tienen la capacidad de resolver los
grandes problemas que afectan a la humanidad: el hambre, la pobreza y la exclusión de
la gran mayoría de los países empobrecidos, que necesitan de la ayuda y asistencia para
su desarrollo.
Sin embargo los hechos ponen en evidencia que no es así, que las diferencias son cada
día mayores, entre los que concentran las riquezas y el poder político y económico, y el
conocimiento tecnológico y científico.
Cuando hacemos un análisis de la situación actual que vive la humanidad, vemos que
predominan el poder y la dominación sobre la vida y necesidades de los pueblos. La
concentración de los recursos naturales y económicos y el uso que hacen de la capacidad
tecnológica y científica
ponen en riesgo la vida de gran parte de los pueblos en el
mundo, sometidos al empobrecimiento y al deterioro cada vez mayor de la “Madre
Tierra”, por la voracidad y la irracionalidad de los centros de poder, que ponen en riesgo
la existencia misma del planeta.
Desde la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro en 1992. hasta nuestros días,
los problemas del mundo se agravaron considerablemente. Los países llamados
desarrollados representan el 20% de la población mundial y consumen el 80% de la
energía y el 40% del agua potable. Uno de los recursos cada vez más escaso en el
mundo, que ya tiene graves implicancias para la vida de los pueblos.
Millones de personas que no tienen acceso al agua potable y a la energía, viven en
situación de extrema pobreza, es decir en la miseria. Lo trágico en la vida de los países
llamados subdesarrollados y pobres es que poseen grandes recursos naturales; no son
países pobres, son potencialmente ricos, empobrecidos por la explotación y el saqueo sin
piedad por los grandes intereses económicos que han llevado a la desigualdad y la
exclusión a esos pueblos.
En estos escenarios que he planteado brevemente, han surgido con mayor predominio, la
concentración y control del poder internacional de las corporaciones transnacionales, por
sobre los Estados. Son poderes sin rostro y sin banderas, que definen las políticas de los
países y extraen sus recursos con total impunidad.
No existe un código de conducta y control internacional sobre las mismas. Muchas de
ellas no pagan impuestos en los países en los cuales operan sus empresas y extraen
grandes recursos y ganancias, a través de la explotación llevándolos a un mayor
empobrecimiento.
Otro de los fenómenos de estas políticas, cada vez más acentuados, es la
transnacionalización del trabajo, la globalización de la producción y la exclusión de los
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trabajadores que han perdido todas las conquistas laborales, su estabilidad y condiciones
de vida digna.
Hoy las empresas transnacionales se trasladan a países dónde pueden fabricar sus
productos, como las autopartes para su producción a precios más bajos, con salarios de
explotación y semi- esclavitud; sin protección de los trabajadores, sin estabilidad laboral
y sin servicios sociales.
Evidentemente estamos frente a graves violaciones de los derechos humanos, en el
marco de los derechos económicos, sociales y culturales.
La Argentina no está excluida de sufrir esa situación. Hoy está pasando por una estado
de postración, con un aumento creciente del desempleo, y la consiguiente falta de
recursos para la vida y el desarrollo.
El país ha retrocedido mas de 50 años y perdido su capacidad de recuperarse si no se
toman medidas profundas para los cambios estructurales que se necesitan. Para ello es
necesario coraje y decisiones políticas. Es necesario un cambio profundo de sus
estructuras, un proceso revolucionario, social, político y económico, que conduzca al país
por nuevos rumbos de vida, de participación social colectiva, con el protagonismo del
pueblo.
El país había alcanzado niveles de vida que permitían un desarrollo sostenible en salud y
educación, con capacidad productiva agropecuaria e industrial. Se había desterrado el
analfabetismo y las enfermedades endémicas. Las estadísticas en la UNESCO son
significativas, la Argentina era uno de los pocos países en América Latina que había
superado el analfabetismo.
Éste breve análisis de los procesos internacionales y nacionales,
comprender mejor la situación que vivimos.
es para tratar de
En los escenarios internacionales entre los cambios producidos en las últimas décadas,
tenemos que señalar la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética.
Hasta ese momento y después de la Segunda Guerra Mundial, las dos grandes potencias
se habían dividido el mundo y sus áreas hegemónicas de poder.
Con la desintegración de una de ellas, EE.UU. tomó el centro del poder, y hoy estamos
frente a un imperio, tal vez el más poderoso de todos los tiempos; que trata de mantener
su hegemonía internacional a costa del resto de los países.
Cuentan con grandes recursos necesarios para su desarrollo como potencia, pero tienen
grandes deficiencias estructurales y necesitan de los recursos que poseen otros países,
uno de los cuales es el agua potable, cada vez más escasa y que en el tiempo adquieren
un valor mayor.
Otras fuerzas están disputando el poder internacional de los mercados y el poder político;
la Unión Europea y el Sudeste-asiático, China, Japón y Corea. Principalmente China
tendrá en los próximos años una mayor vigencia y presencia internacional.
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Chomsky, en uno de sus libros, señala que: “las próximas guerras no van a ser por
territorios, sino por mercados”.
Esa guerra ya está desatada, con la graves consecuencias para la vida de los pueblos.
Podemos ver la situación de Africa, las guerras en los Grande Lagos, entre Rwanda,
Burundi, el Zaire y el Congo, con mas de 3 millones de muertos, países con grandes
riquezas, pero que viven en la mayor indigencia.
La situación del Medio Oriente, en la interminable guerra entre Palestina e Israel,
provocada en gran medida por la herencia dejada por el decadente imperio británico. Y la
reciente guerra contra Irak y posterior invasión por parte de los EE.UU.
En América Latina ,la puesta en marcha del denominado Plan Colombia que llevará a un
conflicto regional con consecuencia imprevisibles.
Debemos hacer memoria de las políticas de intervencionismo norteamericano en las
Américas, como Panamá, República Dominicana, Haití, Nicaragua, Guatemala, y la
formación de mas de 80 mil militares latinoamericanos en las Escuelas de las Américas en
Panamá y en las Academias militares de los EE.UU., para imponer las dictaduras en todo
el continente.
Nada de lo que ocurre es casual, existen políticas “pensadas” para nuestros países.
Un amigo y gran escritor latinoamericano, uruguayo, Eduardo Galeano dice: “ En un
mundo sin alma se nos obliga a aceptar como lo único posible, que no hay pueblos, sino
mercados; no hay ciudadanos, sino consumidores; no hay ciudades, sino aglomeraciones;
no hay relaciones humanas, sino competencias mercantiles”.
Los escenarios y sujetos han cambiado en el mundo y debemos estar atentos a esos
cambios, no somos ajenos, necesitamos comprender la dinámica que hoy vive la
humanidad y ver cuales son las alternativas para la vida, para lograr la soberanía y el
derecho de autodeterminación. Ningún país es lo que fue hace algunas décadas atrás.
Creo que esto responde a la concepción filosófica y de valores del sistema dominante.
Oscar Wilde decía que: “cínico es aquel que a todo le pone precio y valor a nada” y esto
ejemplifica concretamente la situación actual. Precio y valor no son lo mismo, hay valores
que no se cotizan en la Bolsa, es la dignidad y ética de los pueblos, el derecho a la
libertad y autodeterminación , a la soberanía, hoy seriamente avasallada.
Un acontecimiento que en estos días fue recordado en el mundo y particularmente en los
EE.UU., es el día 11 de septiembre del 2001, por el atentado terrorista contra las Torres
Gemelas en la ciudad de New York, que conmovió al mundo con la pérdida de miles de
víctimas por la locura terrorista.
Muchos dicen que a partir de ese día el mundo cambió. Creo que no es así; el mundo
continúa con altibajos; sí, se aceleraron los tiempos que el sistema dominante,
capitalismo y neoliberalismo, tenía para nuestro continente y otras partes del mundo.
Fortaleció y aceleró los pasos su política internacional de dominación.
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Una de esas medidas es el incremento extraordinario armamentista de los EE.UU., que
elevó su presupuesto a 375 mil millones de dólares.
¿Cuántos hospitales, escuelas, recursos para el desarrollo y la vida de los pueblos del
mundo podrían hacerse con esos recursos?- ¿Cuántos proyectos para superar el hambre
podrían ponerse en funcionamiento?Aquel día . 11 de septiembre, me encontraba en Porto Alegre, para el lanzamiento del
Foro Social Mundial, y recibimos el fuerte impacto a través de los medios de
comunicación del atentado terrorista, que nos conmocionó a todos.
Simultáneamente recibimos otra noticia estremecedora, que ningún medio de
información internacional registró: la ONU no convocó a la Asamblea General, no se
reunió el Consejo de Seguridad; el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, no sacó
ninguna resolución o protesta internacional; los gobiernos en el mundo guardaron un
prudente y cómplice silencio. Las iglesias tal vez miraron al cielo esperando una señal, y
la señal no llegó.
La F.A.O. publicó su informe señalando que ese día y todos los días, mueren en el
mundo más de 35 mil niños de hambre.
¿Recordaremos ese día 11 de septiembre como el día en que murieron en el mundo más
de 35 mil niños de hambre?¿Recordaremos que en nuestro país, mueren cerca de 100 niños por día de hambre y
enfermedades evitables?.
La Argentina es un país rico; productor de alimentos por excelencia, sin embargo hoy
tenemos que mendigar alimentos a otros países y pedir ayuda para paliar las necesidades
básicas del pueblo. No hay casualidades. Lo que ocurre en América Latina tiene que ver
con las políticas globales que nos imponen: el “Pensamiento único”, que debemos
someternos y tratar de vivir dentro de los parámetros que nos impone los poderes y que
no hay otra salida que la globalización.
Somos un país periférico y débil; el imperio nos dará en la medida de nuestro
sometimiento a sus intereses, premios y castigos; podemos hoy verlo con las políticas
impuestas por el FMI.
En la situación internacional EE.UU. busca fortalecer su hegemonía continental pues
siempre trató a América Latina como su “patio trasero”; las continuas intervenciones
militares, económicas y políticas se ponen de manifiesto a lo largo de la historia .
Pero debemos saber escuchar y percibir los signos de la resistencia. Los pueblos son
como ríos subterráneos, que en momentos determinados de la historia se transforman
en emergentes y surgen con toda su potencialidad, con capacidad y conciencia crítica de
desarrollar y potenciar el “Pensamiento propio”, ante la avalancha con que la
globalización trata de imponer del “Pensamiento único”.
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Es la resistencia de los pueblos, que saben que la dominación no comienza por lo
económico. La dominación comienza por lo cultural y si dominan a nuestros pueblos
culturalmente, matan nuestras raíces y razón de ser. Los pueblos que se someten a la
dominación cultural, serán arrastrados a todo tipo de esclavitud y son pueblos llamados a
desaparecer.
La resistencia cultural es lo que permite sobrevivir y construir nuevos espacios de libertad
de conciencia crítica y capacidad de construir y superar las dominaciones.
Gustavo Gutiérrez, teólogo peruano, a quien llaman el “Padre de la Teología de la
Liberación”, dice que: “debemos beber en nuestro propio pozo”, es decir en nuestra
fuente que nos nutre y da la energía del vivir; del hacer y del comprender, para ser
comprendido, es la fuerza de amar y ser amado.
Las políticas de bloque desaparecieron con la caída del muro de Berlín y de la Unión
Soviética y el imperio del neoliberalismo, liderado por EE.UU. En el mundo se marcaba,
como lo expresaba Fukuyama, el fin de la historia y la muerte de las ideologías. Este
pensamiento fue penetrando en la conciencia colectiva y determinando comportamientos
y actitudes hacia la inevitable globalización.
Hace algunos años, apoyamos a un grupo de cineastas documentalistas holandeses, que
llegó a la Argentina casi al final de la dictadura militar para hacer un documental sobre la
Deuda Externa y sus consecuencias sobre la vida del pueblo. Recuerdo que nos
encontramos en Amsterdan, para el armado y diálogo del documental. Una de las
discusiones entre el grupo fue el nombre que le pondrían, después de largas
deliberaciones y de descartar los títulos, llegamos a una conclusión que nos pareció
acertada y que tiene vigencia en el día de hoy. “ Hoy no se come y mañana tampoco”.
Tratemos de avanzar un poco más sobre lo que acabo de señalar.
Las situaciones de injusticias no se sostienen solas, necesitan de cómplices directos e
indirectos. Nadie entra en la casa de uno sino se le abre la puerta, salvo que sean
asaltantes que entren con violencia; o de cómplices que le abran la puerta y entren para
asaltarnos.
Podemos tener varios ejemplos. El FMI, el gobierno de los EE.UU., las transnacionales y
los corruptos no podrían hacer lo que hicieron, vaciar el país, destruir el aparato
productivo, generar el hambre y el desempleo y el creciente aumento de pobres que hoy
alcanzan a 19 millones de argentinos, sin complicidades.
Quiero tratar tres temas preocupantes. El primero es la presión cada vez mayor en
nuestro país y en todo el continente para implantar el ALCA, llamada Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio, por parte de los EE.UU., que llevará
indefectiblemente a la destrucción de los acuerdos regionales como el MERCOSUR, el
pacto Andino, Centro Americano y Caribeño.
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Segundo : debemos llevar el problema de la Deuda Externa, ante la Corte Internacional
de la Haya, con un pedido consultivo para determinar lo legítimo de lo ilegítimo
El otro punto es la militarización creciente en el continente y la instalación de bases
norteamericanas, el entrenamiento de tropas extranjeras para el control de los pueblos y
la participación descarada en el Plan Colombia , que puede llevarnos a un conflicto
regional, semejante al de Vietnam, pero donde los muertos serán soldados y población
civil latinoamericanos, defendiendo los intereses económicos y políticos de la gran
potencia.
No se trata en todo esto de ser “ anti-norteamericano”, dentro de ese país hay muchas
organizaciones, iglesias, movimientos sociales solidarias con América Latina.
En los países centrales también surgen movimientos de resistencia social que se oponen a
esta dominación global. Recordemos Seattle, Davos, Génova, el movimiento internacional
que representa al Foro Social Mundial. Recientemente realizamos el Foro Temático en la
Argentina, que permite ir profundizando en el Pensamiento Propio y construir nuevas
alternativas sociales, políticas, económicas y culturales.
La esperanza, la capacidad de los pueblos, su incansable lucha, sus mártires, demuestran
una vez más que se pueden generar nuevas alternativas, que otro mundo es posible, que
otra América Latina es posible, que otra Argentina es posible.
Reciban mi fraterno saludo de Paz y Bien.22 de octubre de 2003.
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