A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 25 de septiembre de
2013,
habiéndose
dispuesto
en
el
establecido,
Acuerdo
2078,
de
conformidad
que
deberá
con
lo
observarse
el
siguiente orden de votación: doctores Genoud, Kogan, de
Lázzari,
Suprema
Hitters,
Corte
se
de
reúnen
Justicia
los
en
señores
acuerdo
jueces
de
ordinario
la
para
pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 112.692, "B.
, N. N. contra 'Maycar S.A.' y otra. Daños y perjuicios".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo N° 5 del Departamento
Judicial
La
Matanza
hizo
lugar
a
la
demanda
deducida,
imponiendo las costas del modo que especificó (v. sent.,
fs. 641 vta./660).
Contra
dicho
pronunciamiento,
"Maycar
S.A."
dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (v.
fs.
672/698),
concedido
por
el
citado
tribunal
a
fs.
700/701.
Dictada
a
fs.
738
la
providencia
de
autos
y
hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la
Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
de
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Genoud dijo:
I. El tribunal del trabajo interviniente -en lo
que resulta de interés por constituir materia de agraviosacogió la demanda promovida por N. N. B. contra "Maycar
S.A.", en cuanto procuraba -con fundamento en las normas
del derecho común- la reparación integral de los daños y
perjuicios provocados por la incapacidad que la aqueja,
cuyo
origen
atribuyó
a
las
tareas
realizadas
para
su
empleador.
Para
así
decidir
juzgó
comprobado
que
las
condiciones en que B. prestaba servicios como cajera en el
"Supermercado Mayorista Vital" de "Maycar S.A." actuaron
nocivamente
en
su
salud,
provocándole
una
limitación
funcional de la columna cervical y un cuadro de neurosis de
angustia.
Siendo
ello
así
-y
previa
declaración
de
inconstitucionalidad de los arts. 6 apart. 2 b), 21, 39 y
49
(cláusula
Trabajo-,
adicional
consideró
1ª)
de
la
demostrados
Ley
los
de
Riesgos
del
presupuestos
de
atribución de responsabilidad objetiva y subjetiva en base
a lo dispuesto por los arts. 1113 y 1109 del Código Civil
respectivamente,
condenando
a
Maycar
S.A.
al
pago
del
resarcimiento integral de los daños ocasionados.
Establecido lo anterior, el tribunal de origen
descartó la responsabilidad de "La Segunda A.R.T. S.A." en
el marco del derecho común.
Sin
codemandada
perjuicio
había
de
aportado
evaluar
que
documentación
la
Aseguradora
posterior
a
la
fecha de toma de conocimiento de la incapacidad objeto de
reclamo, resolvió que tal circunstancia no permitía inferir
"que el supuesto incumplimiento de las obligaciones del
art. 4 de la Ley de Riesgos del Trabajo y Resolución de la
S.R.T. 700/2000, constituya la causalidad adecuada de las
enfermedades que sufre B. " (limitación de la movilidad de
la
columna
cervical
y
neurosis
de
angustia),
en
los
términos de los arts. 901, 902 y 1074 del Código Civil (fs.
649 vta.).
No obstante, y con fundamento en doctrina de esta
Corte,
condenó
a
la
codemandada
al
otorgamiento
de
las
prestaciones de la ley 24.557.
II.
En
inaplicabilidad
su
de
recurso
ley,
extraordinario
"Maycar
S.A."
de
denuncia
arbitrariedad y absurdo en la valoración de la prueba, así
como la violación de los arts. 9 y 10 de la Constitución de
la Provincia de Buenos Aires; 330, 354 y 375 del Código
Procesal Civil y Comercial; ley 24.557; decreto 1694/2009 y
doctrina legal que identifica.
Plantea,
en
siguientes agravios:
el
orden
que
los
sintetizo,
los
1. En primer lugar, cuestiona la responsabilidad
que el sentenciante le atribuyó en la causación del daño.
a. Alega que el tribunal del trabajo incurrió en
una absurda y arbitraria apreciación del informe pericial
técnico,
el
cual,
a
su
entender
y
contrariamente
a
lo
indicado por el a quo, avala el cumplimiento de las normas
de
seguridad
prueba,
como
e
higiene.
también
Reprocha
que
se
la
privara
valoración
a
su
parte
de
la
de
la
testimonial ofrecida.
b.
Considera
dogmático
que
se
estimara
el
porcentaje de incapacidad de la trabajadora en el orden del
20% de la t.o., y que se estableciera su origen en las
tareas cumplidas para el empleador. Por el contrario, alega
que la minusvalía obedece a factores extraños al trabajo.
(i) En tal sentido, señala que la actora no logró
acreditar -como era su carga- el nexo de causalidad entre
sus padecimientos y el trabajo, pues, según sostiene, surge
del informe pericial técnico que la patronal observa un
nivel
aceptable
de
cumplimiento
de
las
previsiones
contenidas en la ley 19.587 y su decreto reglamentario.
Afirma que la cajera no levantaba cargas significativas ya
que esta tarea le correspondía al auxiliar de caja. Agrega
que la empleadora exhibió un estudio ergonómico del puesto
de cajera y reemplazó las sillas que utilizaban por otras
con mejores medidas de regulación. Por último, refiere que
no se advirtieron niveles de contaminación ambiental.
Así, argumenta que aun cuando se soslayara que el
experto médico informó que la trabajadora no presentaba al
momento del examen el síndrome vertebrobasilar denunciado,
el a quo -absurdamente- juzgó acreditada la dolencia que le
provocara una incapacidad permanente y parcial del 5% de la
t.o.
y
su
relación
causal
con
el
trabajo,
pese
a
las
conclusiones expuestas por el perito ingeniero. Reprocha al
tribunal
de
origen
haber
basado
su
decisión
en
las
manifestaciones de la actora y presunciones tales como que
el reemplazo de las sillas por unas nuevas de mayor confort
-que
sólo
tienen
una
posición
más
que
las
anteriores-
revelaba que las anteriores eran inadecuadas para prestar
tareas.
(ii) En lo tocante al daño psicológico, alega que
la pericia tomada en consideración por el tribunal de grado
para
determinar
una
incapacidad
del
15%
de
la
t.o.
-derivada de un cuadro de neurosis de angustia- en relación
causal con el trabajo carece -a su criterio- de sustento
científico.
Ello, habida cuenta que -indica- el único experto
que visitó la planta de la demandada para verificar las
condiciones del área donde prestó tareas la accionante fue
el
ingeniero,
por
lo
que
no
resulta
"atendible"
la
definición de la pericia médica por la que sostuvo que:
"... las diversas etapas desempeñadas por la actora y con
un grado de esfuerzo y tal vez con las malas condiciones
socio-ambientales desde el plano laboral, desencadenaron el
cuadro
psíquico...",
por
basarse
exclusivamente
en
especulaciones (v. recurso, fs. 678/686).
Agrega que la experta nunca señaló que la actora
padezca
alguno
de
los
síntomas
que
-según
sostiene-
caracterizan a la patología denunciada, por lo que entiende
que
los
supuesta
argumentos
utilizados
incapacidad
que
para
presenta
expedirse
la
actora
sobre
no
la
serían
exactos (v. recurso, fs. 686/687 vta.).
Por lo demás, objeta el porcentaje de incapacidad
(15%) asignado por el perito al cuadro diagnosticado, por
considerar que no expresó los parámetros tomados en cuenta
para su estimación.
A
tenor
de
lo
expuesto,
y
teniendo
en
consideración que el tratamiento psicológico prescripto por
el experto resulta -a su entender- infundado, objeta la
condena al pago de los gastos derivados de su atención (v.
recurso, fs. 687 vta./688).
2. En otro orden, se agravia de la condena al
pago de la reparación en concepto de daño moral.
Ello, por entender que el actor ni siquiera se
ocupó
de
mencionar
"espirituales"
que
en
podrían
la
demanda
los
padecimientos
justificar
tal
resarcimiento,
alegando
que
el
sentenciante
arbitrariedad-
acogió
fehaciente
avale
que
dicha
su
-incurriendo
en
pretensión
procedencia
absurdo
sin
(v.
y
prueba
recurso,
fs.
688/689).
3.
tribunal
Entiende
del
trabajo
que
a
el
los
cálculo
efectuado
por
el
efectos
de
determinar
la
indemnización que corresponde percibir a la actora en razón
del 20% de incapacidad que le fue reconocida, proviene de
una absurda valoración de la prueba.
Afirma que el a quo desarrolló una fundamentación
basada
en
expresado
el
"valor
en
un
vida",
voto
siguiendo
minoritario
de
el
razonamiento
una
sentencia
interlocutoria emanada del propio tribunal interviniente,
atribuyendo valores de manera injustificada y sin brindar
razón de los guarismos utilizados para arribar a la suma
total de condena ($ 184.540).
Sin perjuicio de ratificar que la ausencia de
relación
causal
determina
la
improcedencia
del
reclamo,
cuestiona que el tribunal de origen se hubiera apartado de
las fórmulas matemáticas para tarifar el resarcimiento.
4. Cuestiona también -por considerarla absurdala conclusión de grado que declaró acreditada la jornada de
trabajo denunciada por la actora, la mejor remuneración
percibida
y,
con
dicho
fundamento,
habitualmente horas extras al 100%.
que
se
le
abonara
Aduce que -contrariamente a lo sostenido por el
tribunal
de
grado-
la
prueba
del
trabajo
suplementario
recae sobre quien alega su cumplimiento, no resultando útil
para su demostración la inversión de la carga probatoria
que
dimana
de
la
aplicación
del
juramento
estimatorio
previsto en el primer párrafo del art. 39 de la ley 11.653
(v. recurso, fs. 692/693 vta.).
5.
Asimismo,
a
raíz
del
monto
de
condena
y
teniendo en cuenta los agravios estructurados contra la
sentencia de grado, "apela" los honorarios regulados a la
apoderada de la reclamante y a los peritos intervinientes
en autos (v. recurso, fs. 693 vta.).
6. Finalmente, pretende -subsidiariamente- que la
responsabilidad
solidariamente
imputada
a
la
a
la
aseguradora
empleadora
de
se
riesgos
de
extienda
trabajo
codemandada en virtud de lo normado por los arts. 1068,
1074 y 1078 del Código Civil y 4 de la ley 24.557.
En tal sentido, sostiene que "La Segunda A.R.T."
incurrió en responsabilidad por omisión culposa, toda vez
que incumplió con las obligaciones contenidas en los arts.
4 incs. 2) y 4) y 31 inc. 1) a) de la ley 24.557; en la Ley
de
Higiene
y
Seguridad
19.587
y
sus
decretos
reglamentarios.
Estima
diferentes
-citando
jurisdicciones-
fallos
de
que
inactividad
la
tribunales
de
de
la
aseguradora
en
relación
con
los
deberes
de
prevención,
contralor y fiscalización que la ley especial pone a su
cargo, importa una conducta que la torna responsable de los
daños que sufre la víctima en los términos del art. 1074
del Código Civil.
III.
El
recurso,
en
mi
opinión,
no
puede
prosperar.
formular
1.
De
modo
una
breve
preliminar,
síntesis
considero
necesario
de
los
antecedentes
señalar
que
N.
de
la
causa.
Comenzaré
por
N.
B.
promovió
acción reclamando el cobro de una indemnización integral
por
los
daños
vertebrobasilar
padecer
como
y
y
perjuicios
del
derivados
trastorno
consecuencia
de
del
psicológico
las
síndrome
que
condiciones
alegó
en
que
prestaba tareas en el "Supermercado Mayorista Vital" de
"Maycar S.A.".
Relató
que
durante
el
curso
del
contrato
de
trabajo cumplió tareas en el sector de facturación en las
cajas,
que
Indicó
que
fueron
sus
dañando
funciones
se
su
aparato
osteo-articular.
circunscribían
a
pasar
los
productos por una cinta, levantar la cabeza para mirar el
monitor
y
cobrar;
todo
ello,
sentada
en
una
banqueta
inadecuada y sin fajas de seguridad, circunstancia que la
obligaba a encorvar su columna para tomar uno a uno los
bultos de la cinta.
Fundó la acción en las normas contenidas en los
arts. 1109 y 1113 del Código Civil respecto de "Maycar
S.A." y en el art. 1074 del mismo ordenamiento y en la Ley
de Riesgos del Trabajo en relación a "La Segunda A.R.T.
S.A.".
Cuestionó asimismo -subsidiariamente- la validez
constitucional de diversos artículos de la ley 24.557 (v.
fs. 17/38 vta.).
Luego de sustanciada la causa y con apoyo en la
prueba recibida, el tribunal de grado juzgó acreditado que
la necesidad de la dependiente de adaptarse al diseño del
puesto de trabajo -aun teniendo por cierto que los bultos
pesados los manipulaban los auxiliares de caja, según el
informe técnico- le exigía la realización de los movimientos
repetitivos de la columna cervical, la mala postura, y la
contractura muscular que ello le provocaba, quedando como
secuela la limitación funcional que presenta (fs. 638 vta.).
Ponderó también que la pericia técnica refiere
que la demandada exhibió un estudio ergonómico del puesto
de
cajera
que
agrega
al
informe,
en
el
que
consta
el
reemplazo de las sillas en que prestaba servicios B. por
otras con mejores medidas de regulación (especialmente de
profundidad
y
altura
del
respaldo),
razón
por
la
cual
interpretó que las que usaba la trabajadora no eran las
adecuadas.
Así,
médica,
y
a
si
presentaba
partir
bien
una
al
del
análisis
momento
patología
del
de
la
experticia
la
actora
examen
vertebrobasilar,
no
declaró
comprobada la existencia de secuelas a nivel de la columna
cervical.
En
relación
a
la
patología
psiquiátrica
demostrada por el informe médico de fs. 510/514, tuvo por
cierto que B. padece de neurosis de angustia en relación
causal
a
las
tareas
desarrolladas
(v.
veredicto,
fs.
636/640 vta.).
En la etapa de sentencia, el tribunal del trabajo
brindó tratamiento a la responsabilidad que le cabía al
principal
a
consecuencia
de
los
padecimientos
de
la
trabajadora.
Así,
consideró
-por
mayoría-
que
correspondía
atribuirle responsabilidad en su vertiente subjetiva (art.
1109, Código Civil), pues resultó probada -con el informe
pericial técnico- la omisión del empleador de adaptar las
condiciones de trabajo, comprensivas del ambiente físico
(ambiente térmico), de las posturas exigidas por la tarea
(por
la
silla
inadecuada
y
los
múltiples
movimientos
cervicales, del gasto energético, y de todo aquello que
pueda poner en peligro el equilibrio fisiológico y nervioso
del dependiente); incumplimiento que constituye la causa
adecuada de la limitación funcional de la columna y la
patología psíquica que padece y su consecuente disminución
de la capacidad laborativa.
Por
otro
lado,
también
juzgó
acreditados
los
presupuestos que tornan viable la responsabilidad de la
patronal
por
conducto
del
art.
1113,
segunda
parte,
in
fine, del Código Civil. Ello así pues, luego de reafirmar
que
la
existencia
del
daño
se
demostró
a
partir
del
análisis de los dictámenes médicos y de aclarar que el
concepto
de
-conforme
"cosa
la
riesgosa"
doctrina
legal
se
extiende
de
esta
para
Corte-
abarcar
las
tareas
específicas del trabajador y la actividad laboral toda, que
pueda
generar
un
resultado
dañoso,
declaró
que
la
incapacidad acreditada guarda relación causal adecuada con
las tareas efectuadas por B. en las condiciones acreditadas
por el informe técnico.
Luego,
efectuó
el
cotejo
entre
el
monto
de
condena determinado por aplicación de la normativa civil (a
partir de la utilización de la fórmula "Vuotto-Méndez",
considerando el porcentaje de la disminución laborativa que
sufrirá la trabajadora -20%- desde la fecha de conocimiento
de su incapacidad hasta los 75 años de edad, en base al
salario
resulta
mensual
del
28.596,19),
percibido
régimen
quedando
de
especial
$
1.033,86),
de
evidenciada
la
-a
con
el
que
24.557
($
criterio-
la
ley
su
diferencia palmaria en perjuicio del trabajador, razón por
la
cual
declaró
la
inconstitucionalidad
de
los
arts.
6
apart. 2)b., 21, 39 y 49 cláusula adicional 1° de la Ley de
Riesgos
del
Trabajo,
y
condenó
a
la
demandada
al
resarcimiento integral de los daños ocasionados (v. primera
cuestión de la sentencia, fs. 642 vta./649).
Finalmente, concluyó que ninguna responsabilidad
podía imputársele a la aseguradora de riesgos del trabajo
en el marco del derecho común pues, si bien con el informe
técnico
no
puede
precisarse
con
exactitud
si
la
conformación del puesto de trabajo actual coincide con la
que tenía cuando comenzaron a manifestarse las dolencias
incapacitantes -circunstancia no desvirtuada por la ART,
pues toda la documentación que le fue exhibida es de fecha
posterior al suceso de autos-, no cabe de ello inferir, a
su
criterio,
que
el
supuesto
incumplimiento
de
las
obligaciones del art. 4 de la ley 24.557 (y resol. SRT
700/2000)
constituya
la
causalidad
adecuada
de
las
enfermedades que sufre B. , en los términos de los arts.
901, 902 y 1074 del Código Civil (v. segunda cuestión de la
sentencia, fs. 649/650).
2.
Como
quedó
expuesto
en
el
relato
de
antecedentes, el recurrente cuestiona la condena impuesta
en los términos de los arts. 1109 y 1113 del Código Civil,
afirmando, en lo sustancial, que la minusvalía que aqueja a
la
trabajadora
tiene
un
origen
"extra
laboral",
por
no
guardar relación con los riesgos inherentes a la actividad
de cajera o al medioambiente laboral en que se desempeñó.
Reprocha
en
particular
el
análisis
de
los
informes presentados por los peritos médico, ingeniero y
psiquiatra, que cimentaron la atribución de responsabilidad
civil en los términos de las normas precitadas.
Tiene dicho esta Corte que valorar el material
probatorio,
establecer
la
existencia
de
relación
causal
entre las dolencias y el trabajo, fijar -en su caso- el
porcentaje
de
la
incapacidad,
así
como
determinar
la
eventual procedencia de la acción de daños y perjuicios y
su
reparación,
constituyen
típicas
cuestiones
de
hecho
inabordables, en principio, en sede extraordinaria salvo el
supuesto excepcional de absurdo (conf. causas L. 103.749,
"Zerrizuela",
Cachaco",
sent.
sent.
del
del
28-XII-2011;
16-II-2011;
L.
L.
102.918,
88.088,
"López
"Molina
de
Espinosa", sent. del 26-X-2010; entre muchas otras).
Bajo tales directrices, el medio de impugnación
luce insuficiente, pues las alegaciones formuladas por el
interesado
-incluida
la
mención
del
porcentual
de
la
minusvalía acreditada- no exteriorizan más que una mera
discrepancia
subjetiva
tendiente
a
descalificar
aspectos
que son propios de la labor axiológica de los jueces de la
instancia, apoyándose en su particular versión sobre los
hechos y de cómo debieron apreciarse las pruebas agregadas
a la causa (conf. L. 105.327, "Tejeda", sent. del 21-IX2011; L. 101.852, "Muratori", sent. del 11-VIII-2010; L.
95.836, "Legarra", sent. del 18-II-2009).
Acaso guiado por el profuso desarrollo que exhibe
la
sentencia
de
origen,
en
buena
medida
el
recurrente
estructura su embate a partir de consideraciones formuladas
por el magistrado que quedó en minoría, sin lograr con ello
controvertir
las
apreciaciones
que
resultaron
dirimentes
para resolver este aspecto de la controversia.
El
interesado
no
logra
desvirtuar
las
conclusiones elaboradas por el a quo en uso de potestades
privativas, dejando sin réplica el desarrollo que lo llevó
a establecer que las tareas desempeñadas por la trabajadora
afectaron su aparato osteoarticular, por realizar tareas de
esfuerzo, permanecer de pie, estar sentada en una banqueta
inadecuada sin fajas de seguridad, trasladar y manipular
elementos pesados y adoptar posturas incómodas en forma
reiterada (fs. 366 y siguientes).
Igual
déficit
se
verifica
respecto
a
la
definición concerniente a la patología psiquiátrica que la
aqueja
y
atribuyó
al
al
valor
convictivo
informe
pericial
que
el
médico,
órgano
no
de
obstante
grado
las
impugnaciones formuladas por la interesada, que consideró
insuficientes.
En definitiva, a partir del análisis del material
probatorio, el tribunal de origen concluyó que B. padece
una limitación funcional a nivel de la columna cervical que
le provoca una incapacidad parcial y permanente del 5% de
la t.o., y neurosis de angustia de tono moderado que la
incapacita en un 15% de la t.o. (v. veredicto, fs. 638).
También declaró -con apoyo en el informe técnico- que, aun
teniendo por cierto que los bultos pesados los manipulaban
los auxiliares de caja, las tareas de la dependiente le
exigían la realización de movimientos repetitivos de la
columna cervical, provocándole mala postura y contractura
muscular
que
le
dejaron
como
secuela
la
limitación
funcional que presenta, circunstancia esta última que -para
más- entendió que no requería prueba extraordinaria por
resultar público y notorio las condiciones en que prestan
servicios las cajeras.
Adviértase que si bien el a quo hubo de reconocer
que al momento del examen la actora no padecía el síndrome
vertebrobasilar alegado, sino una limitación funcional a
nivel de la columna cervical (conclusión que no fue objeto
de una crítica eficaz), resolvió (tomando en consideración
-incluso- que el reemplazo de las sillas en que se prestaba
servicios,
por
otras
con
mejores
medidas
de
regulación
implicaba que las utilizadas por B. no eran las adecuadas)
que la patología aludida guarda relación causal con las
condiciones en que se prestaban tareas. Igual vinculación
estableció respecto del cuadro de neurosis de angustia, no
obstante las impugnaciones deducidas por la demandada, a
las que restó entidad (v. veredicto, fs. 636/640 vta.).
Por
tales
fundamentos,
consideró
-por
mayoría-
que correspondía atribuirle responsabilidad a "Maycar S.A."
en
su
razón
vertiente
de
la
subjetiva
omisión
(art.
del
1109,
Código
empleador
de
Civil)
adaptar
en
las
condiciones de trabajo, comprensivas del ambiente físico y
de
las
posturas
exigidas
por
la
tarea,
y
también
por
aplicación de lo dispuesto en el art. 1113 al guardar la
incapacidad
relación
causal
cosa
riesgosa-
(v.
fue
anunciado,
el
-consideradas
adecuada
con
las
sentencia,
tareas
fs.
647
vta./649).
Como
recurso
no
resulta
suficiente para enervar tales conclusiones. A su vez, y en
lo
que
hace
valoración
de
al
cuestionamiento
la
prueba
pericial,
que
por
versa
sobre
encima
de
la
los
restantes elementos colectados en la causa, cabe recordar
que los jueces del trabajo no están obligados a referirse
necesariamente
a
todos
los
elementos
de
juicio
que
propongan las partes a su consideración, sino únicamente
los
que
a
su
criterio
fueren
decisivos
para
dictar
el
fallo, pues al prevalecer la apreciación en conciencia los
magistrados están autorizados a seleccionar y jerarquizar
las fuentes y medios probatorios, pudiendo preferir unos
elementos de tal naturaleza a otros, sin que su opinión
pueda revisarse en la instancia extraordinaria si no se
demuestra el absurdo (conf. causas L. 104.474, "Maldonado",
sent. del 29-II-2012; L. 101.632, "Agrazo", sent. del 21XII-2011; L. 92.220, "Dupleich Villegas", sent. del 19-X2011; entre muchas otras).
Siendo ello así -y sin abrir juicio respecto del
acierto sustancial de la decisión de grado-, no se advierte
que el agraviado demuestre el absurdo que imputa pues el
excepcional
cuando
vicio
el
invalidante
razonamiento
calificado
de
no
del
objetable
queda
configurado
sentenciante
o
pueda
discutible;
aun
ser
resultando
insuficiente el recurso extraordinario de inaplicabilidad
de ley que se agota en el mero intento de sustituir el
criterio de los juzgadores de grado por el propio, en orden
a los medios probatorios considerados y a las conclusiones
arribadas.
La
exhibición
de
una
opinión
discrepante
no
basta para acreditar el error grave, palmario y fundamental
configurativo
de
pronunciamiento
absurdo
(conf.
y
art.
susceptible
279,
de
C.P.C.C.;
invalidar
y
causa
el
L.
89.305, "De la Tebez", sent. del 14-IV-2010).
En razón de lo expuesto, y manteniéndose firme
ante
esta
instancia
la
conclusión
de
grado
que
declaró
acreditada la patología psíquica de B. y su relación causal
con
las
tareas
prestadas
por
la
dependiente,
deviene
abstracto el tratamiento del agravio destinado a objetar la
condena al pago de los gastos derivados de la atención
psicológica, en tanto se encuentra fundado en la virtual
recepción de aquel aspecto de la crítica.
3. Objeta la recurrente el salario y la jornada
acreditados en el veredicto (fs. 692).
Advierto la posible gravitación que este tópico
podría tener en la estimación de los guarismos de condena.
Sin embargo el agravio no prospera.
En lo sustancial, el interesado cuestiona que el
a quo aplicara la teoría de la carga dinámica de la prueba
para establecer que la actora cumplía la jornada invocada
al demandar. Empero, en ese cometido no advierte que el
temperamento adoptado por la mayoría del tribunal transitó
por otro carril que no fue motivo de crítica. De allí la
inatingencia
del
desarrollo
orientado
a
descalificar
la
conclusión alcanzada por el magistrado que votó en minoría
(Veredicto, primera cuestión, punto "d"; fs. 632 y vta.).
Sentado
argumento
alguno
lo
anterior,
que
la
ponga
en
agraviada
tela
de
no
aporta
juicio
la
remuneración de $ 1033.86 (comp uesta por un total de
$ 987.36, con más $ 46.50 de "dinero no remunerativo") que
se
tuvo
contador
por
acreditada
(veredicto,
con
primera
las
conclusiones
cuestión,
punto
del
perito
"c",
con
adhesión de los doctores Vázquez y Magherini), y por tanto
llega incólume.
4. De manifiesta insuficiencia resulta el agravio
destinado a cuestionar el importe indemnizatorio otorgado
en la instancia de origen.
a.
Establecida
la
existencia
de
la
minusvalía
psicofísica de la trabajadora, la relación de causalidad
con
las
tareas
desempeñadas
para
su
empleador
y
la
responsabilidad atribuida con fundamento en los arts. 1109
y 1113 del Código Civil, el tribunal de origen estimó el
resarcimiento correspondiente a los daños material y moral.
A tal fin y en aras de suministrar pautas objetivas (fs.
648
vta.),
el
a
quo
aplicó
la
fórmula
"Vuotto-Méndez",
concluyendo que de acuerdo al porcentaje de incapacidad
acreditado (20%), el tiempo de vida útil restante desde la
fecha de conocimiento de la minusvalía y el salario mensual
percibido
($
1033,86),
la
indemnización
por
los
daños
psicofísicos arrojaba un importe de $ 124.405,03.
Asimismo,
resolvió
que
cualquier
disminución
física (una vez computados el daño emergente y el lucro
cesante) genera perjuicios que se advierten en el ámbito
mental
desazón,
y
afectivo
sensación
de
la
de
víctima
(pena,
disminución,
incomodidad,
frustraciones,
dificultades para desempeñarse en diversos aspectos de la
vida), por lo que estimó prudente cuantificar el daño moral
en la suma de $ 18.660.75, y los gastos de tratamiento
psicológico en $ 12.480 (analizados en el punto 2.b del
presente).
Finalmente, condenó a "Maycar S.A." a pagar la
suma de $ 126.948.84, es decir el importe total que arroja
los precitados guarismos ($ 155.545,03), con deducción de
aquel otro fijado en concepto de prestaciones a cargo de la
aseguradora
de
riesgos
del
trabajo
codemandada
($
28.596,19).
b. La determinación del monto del resarcimiento
en los supuestos en los que se reclama por la vía del
derecho común, constituye -por regla- una cuestión de hecho
y, como tal, ajena al ámbito de la casación. La única
excepción habilitante para que esta Corte pueda acceder al
conocimiento
de
la
materia
cuestionada
se
configura
mediando acabada demostración de absurdo y la consecuente
violación de las normas que rigen la reparación integral
(conf. causas L. 106.471, "S., J.", sent. del 4-VII-2012;
L.
95.849,
"F.,
G.",
sent.
del
9-IX-2009;
L.
96.467,
"Busso", sent. del 3-VI-2009; entre muchas otras).
c.
El
recurrente
sostiene
que
los
magistrados
deben expresar la razón de sus estimaciones, propugnando la
utilidad
cometido,
de
las
porque
fórmulas
aun
matemáticas
cuando
su
para
estructura
cumplir
o
tal
variables
resulten inconvenientes o injustificadas, al cabo, pueden
ser objeto de crítica.
Reprocha que el tribunal de origen se apartara de
aquel
método
para
acudir
a
un
"valor
vida",
fijando
indemnizaciones que considera arbitrarias (fs. 690 vta.).
Estas argumentaciones no pueden tener cabida en
tanto se dirigen a descalificar las conclusiones vertidas
por el Juez Andino, cuyo sufragio quedó en minoría (fs. 656
vta./658).
d. En cuanto a la estimación del daño moral, el
interesado no logra demostrar el absurdo que invoca.
Las
conclusiones
vertidas
por
el
a
quo
no
resultan desmerecidas por las manifestaciones expuestas por
la recurrente a fs. 688/689, las que solo trasuntan su
disconformidad con lo resuelto y exteriorizan su propio
punto
de
vista,
pero
no
alcanzan
para
demostrar
la
configuración del error valorativo esgrimido. A ese fin, no
basta con presentar la propia versión del recurrente sino
que
es
menester
realizar
un
juicio
crítico
de
los
razonamientos desarrollados por el sentenciante y demostrar
que adolecen de un error grave y manifiesto que ha derivado
en
conclusiones
contradictorias,
incoherentes
o
inconciliables con las constancias objetivas que resultan
de
la
causa.
Hipótesis
que
no
advierto
configurada
en
autos.
5.
La
pretensión
de
condena
solidaria
de
la
codemandada "La Segunda A.R.T. S.A." no es de recibo.
Sin
pudieran
perjuicio
efectuarse
de
acerca
otras
de
la
consideraciones
extensa
que
justificación
ensayada por el recurrente en el sentido indicado (fs. 693
vta./697 vta.), lo cierto es que el tribunal de origen
analizó y desestimó la responsabilidad de la aseguradora en
los términos de los arts. 901, 902, 1074 del Código Civil;
4
de
la
ley
Superintendencia
fundamentos
que
24.557
de
no
y
Resolución
Riesgos
han
sido
del
objeto
700/2000
Trabajo,
de
de
la
brindando
réplica
por
el
interesado, déficit que sella, sin más, la suerte adversa
de este aspecto del recurso (art. 279 , C.P.C.C.).
6. En otro orden, no es atendible la impugnación
dirigida
a
cuestionar
la
regulación
de
los
honorarios
efectuada por el tribunal de origen, con sostén "en las
consideraciones vertidas en el presente escrito..." (fs.
693 vta.).
La exigua explicación formulada por el recurrente
no abastece los recaudos mínimos del art. 279 del Código
Procesal Civil y Comercial, y menos aun permiten justificar
un eventual apartamiento de la regla de irrecurribilidad en
materia
de
regulación
de
honorarios
(art.
57,
dec.
ley
8904/1977; conf. causas L. 104.474, "Maldonado", sent. del
29-II-2012; Ac. 96.768, "Colansky", resol. del 7-III-2007;
Ac. 91.821, "Banco de la Nación Argentina", resol. del 3-
XI-2004;
52.674,
L.
80.086,
"Martínez",
"Esains",
sent.
sent.
del
del
1-IV-2004;
25-X-1994;
entre
L.
muchas
otras).
IV.
En
virtud
de
lo
expuesto,
corresponde
rechazar el recurso de inaplicabilidad de ley deducido, con
costas (art. 289, C.P.C.C.).
V. Asimismo, cabe señalar que reiteradamente ha
declarado esta Corte que el magistrado que quedó en minoría
en el veredicto debe emitir su voto en la sentencia de
conformidad con las conclusiones fácticas que el tribunal a
quo consideró acreditadas -o no- por mayoría en la primera
de dichas piezas procesales (conf. doct. causas L. 84.094,
"Saralegui",
sent.
del
18-IV-2007;
L.
72.382,
"Buffo",
sent. del 23-V-2001; L. 53.383, "Pose", sent. del 5-IV1994).
Ello es así, en virtud de lo dispuesto por los
arts. 168 de la Constitución provincial y 44 incs. d), e) y
f) de la ley 11.653, que determinan que el pronunciamiento
sobre
los
hechos,
adoptado
por
unanimidad
o
mayoría
de
miembros, conforma la base fáctica subsumible en la etapa
de sentencia -también con la opinión y voto individual de
cada uno de los miembros del tribunal- en la norma legal
correspondiente, declarándose conforme a derecho sobre la
procedencia de las pretensiones articuladas (conf. doct.
causa L. 89.094, cit.).
Por ello y teniendo en cuenta los términos del
sufragio del doctor Claudio Eduardo Andino, que abrió la
votación, en el que manifestó que pese a haber quedado en
minoría en el fallo de los hechos respecto de determinadas
definiciones fácticas, habría de expedirse en la etapa de
sentencia según su conciencia, siguiendo allí lo concluido
en su propio voto (fs. 650/651), se impone requerir al
mencionado magistrado que en casos futuros ajuste sus votos
a
tales
exigencias
legales
y
constitucionales
por
cuyo
cumplimiento debe velar, dada la calidad de su investidura
y la ineludible función de administrar justicia que le ha
sido encomendada (art. 15, Constitución provincial).
Voto por la negativa.
Los señores jueces doctores Kogan, de Lázzari e
Hitters, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor
Genoud,
votaron
la
cuestión
planteada
también
por
la
dictándose
la
negativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se
rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
traído; con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
JUAN CARLOS HITTERS
LUIS ESTEBAN GENOUD
HILDA KOGAN
EDUARDO NESTOR DE LAZZARI
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
ABC
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