Descargar este archivo PDF

Anuncio
D E R E C H O
AG U AS
Continuación: 2 3 — Filosofía del Art. 677.— 24.— A n om alías de la
disposición.— 25.— Reformas que deberían kacérsele.
In*snia
III
2 3 .— ¿ P u e d e estar d e a cu e rd o
co n
d e d e re ch o , el c ó d ig o c iv il c o lo m b ia n o
la
natural, fuente
razón
(art. 6 7 7 ) , que divide lav
agu as en d os cla ses, d e c la ra n d o q u e unas, p o r ba ñ a r varios pre­
d io s . son d e uso p ú b lic o , y q u e las otras, p o r co rre r dentro de una
/o l a h ered ad , son de p r o p ie d a d p a r ticu la r ?
En
c ó d ig o
F ra n cia ,
en
donde
n u m erosos
n a p o le ó n ic o , co n sid e ra n
que
ju ristas,
los
interpretando el
a rro y o s
(ruiseaux)
per­
tenecen en p ro p ie d a d a los rib era n os, y qu e los ríos navegables
son d e d o m in io
p ú b lic o , n o faltan
quien es sostengan que las a-
gu as n o son de n a d ie ; eii fa v o r d e esta teoría se cita una senten­
cia d el trib u n a l su p rem o del Im p e rio A lem á n , d e 20 de Noviem­
b re d e 1884, c o m o lo an otam os en el n úm ero 11. En el Artículo
6 7 7 del c ó d ig o c iv il c o lo m b ia n o se nota m a rca d a tendencia a de­
cla ra r q u e todas las aguas son de d o m in io p ú b lic o , pues sólo ex­
cep tú a d e esta regla las q u e nacen y m ueren dentro de un solo
p re d io , de m anera que, en p r in c ip io , el le g is la d o r considera que
las aguas n o son d e nadie.
Está d e acu erd o con la filo s o fía el Art. 677 en cuanto traza
la reg la gen eral de qu e todas las aguas son d e uso p ú b lico, por­
q u e destinadas las fuentes qu e brotan d e la tierra a correr ince­
santem ente hasta lleg a r al m ar, s ó lo
pueden serv irle al hombre
c o m o aguas q u e corre n
para
o que pasan
usar solam ente parte
d e ellas, sin qu e esté en sus m anos ni im p e d ir su cu rso ni dismi­
n u ir su ca u d al. N adie p o d ría
A m a zon as, del
P arece
O r in o c o
a cep ta b le,
o
por
alega r
del
la ex clu siva
propiedad del
M agd alen a.
otra
parte,
que
aguas
que
nacen y
m ueren d en tro d e una sola heredad sean del e x clu siv o uso ce
d u eñ o del terreno, p o rq u e tratándose de heredades pequt.nas
no se ju stifica ría co n sid e ra r corn o de uso p ú b lic o aguas que Por
su in sig n ifica n cia están destinadas al co n su m o d e una fam ilia o
al
s e rv icio d e una fin ca . Sería extrañ o q u e si una fuente nací )
m uere d en tro de un p r e d io , n o p u diera el d u eñ o de ésta val ^
el cu rso a las aguas a fin de d eriv a r de ella s la m a yoi
utilú s
p o s ib le . P e ro n o se ju s tific a la d e cla ra ció n qu e h ace el legis *
148 --------
DERECHO
de que las vertientes pertenecen en propiedad privada ai dueño
del terreno en que nacen y mueren.
Siendo atributos de la propiedad los derechos de usar, g o ­
zar, y abusar
aguas
(d e s tr u ir ), a las claras se observa que sobre las
corrientes
no existe el dom inio perfecto desde que no es
posible im p edir que broten de la tierra ni que corran a unirse
con otras m ayores. Esto demuestra que la propiedad privada de
las aguas no existe, ni puede existir; que apenas tenemos el uso
de ellas. P od rá considerarse audaz nuestra opin ión ; no lo es tan­
to; refirién dose Baudry-Lacantinerie al art. 641 del código fran­
cés, que se interpreta generalmente en el sentido de que el dueño
de una heredad es prop ietario de la fuente que en ella nace, ale­
gándose que el dueño del suelo lo es del subsuelo, y, por tanto,
del agua que del subsuelo brota, no admite el notable expositor
francés
tal
aprecia ción ,
desde
que
el
agua que brota en una
fuente atraviesa generalm ente el subsuelo de muchísimas heredades
de diversos dueños y debe considerarse com o res nullius. En se­
guida agrega:
“ Si se admite que el propietario de un terreno
en que brota una fuente no es propietario del agua de la fuente,
resulta una consecuencia muy importante cual es la de que no
puede ceder a un p ropietario inferior la propiedad del agua pues
nemo potcst dal quod non habel, sino que sólo puede cederle el
derecho que le pertenece de usar del agua.”
P or lo expuesto, y no pudiendo la ley reconocer la propiedad
de cosas que co m o el agua no son susceptibles de dominio, no se apoya en ninguna
razón
filo s ó fic a el art. 677 del código civil
cuando atribuye la prop ied ad de las vertientes al dueño de la fin­
ca en que nacen y mueren.
N o obstante, ninguna crítica debiera hacerse al art. 677 cuan­
do dice que las corrientes de agua que nacen y mueren dentro de
una misma heredad pertenecen al dueño de las riberas y pasan
con estas a los herederos y demás sucesores del dueño, si lo que
quiso la ley con esa d eclaración, fué conceder el uso preferente
de las aguas al dueño del terreno en que nace y muere una ver­
tiente, para favorecer de manera especial la pequeña propie’ dad.
1 °r qu é?
al
p ú b lico
P orqu e
reducidas corrientes de agua no le interesan
sin o solam ente al dueño de la heredad que bañan.
P ero en un país en donde haya grandes latifundios, y, por
tanto, grandes corrientes de agua que nacen y mueren dentro de
un so lo p red io, no puede admitirse que solamente tenga derecio
149 -------
D E R E C H O
d e usarlas el d u eñ o d el te rre n o , con p e r ju ic io de la*»' heredad
vecinas que pu eden ca re ce r de agu as, y aún de poblaciones ^
m ediatas
que
las necesiten
para
el
co n su m o
de sus habitantes
P o r regla g en era l, d esde qu e un a r r o y o atraviese una finca
y pu eda ésta d iv id irse en variafe h ered a d es qu e se sirvan del mis­
m o a r r o y o qu e las atraviese, se tratará de aguas que debieran— por
su v olu m en — ser con sid e ra d a s d e d o m in io p ú b lic o ;
y desde este
p u nto d e vista n o se encuentra razón a lgu n a que ju stifiqu e la con­
sa g ra ción
de
la
p ro p ie d a d
p riv a d a
de
las
aguas liccha en fa­
vor
d e las h eredades q u e baña un a r r o y o , p o r el hecho de que
esas
h ered ades
fo rm a r o n
en
tiem p o
d en tro d e la cu al nacía y m oría
an terior
una sola
heredad
la corrien te.
24— C on sid era el d o c to r A gu stín
V ille g a s , en el interesante
tra b a jo q u e se p u b lic ó en esta R evista, en la pagina 36, que si
una vertiente n ace y m uere den tro de una fin ca , y luégo pasa es­
ta p or d iv isió n >a fo rm a r varias heredades, el agua que antes era
de p ro p ie d a d
ñar
va rios
p a rticu la r pasa a ser de d o m in io p ú b lic o por ba­
p red ios.
m in os cla ro s
iNo acep tam os esta
d el Art. 6 7 7 ;
c o n clu sió n
p e ro con stituye
ante los tér­
una anom alía
(una
en orm e a n o m a lía ) que la vertiente que bañe varias fincas sea de
p rop ied a d p rivad a d e unos p o c o s p o r el sim p le hecho de que esas fin cas hubiesen fo rm a d o en tiem p o an terior una sola dentro
d e la cual existía determ in ado a rroy o.
C onceptú a
el
m ism o
d o cto r
V ille g a s
que si
una
corriente
d e agua baña diversas heredades y pasan estas a ser de un solo
d u eñ o, esa vertiente, que antes era d e d o m in io
p ú b lico , se con
vierte en p rop ied a d p a rticu la r p o r fen óm en os que han escapado
a las p revisiones del
legisla d or. A cepta m os esta conclusión por­
qu e encuentra su a p o y o en el tenor literal del art. 677, aunque
a las claras con stitu ye esto otra gravísim a
25.
Las
con sid era cion es
expuestas
anom alía.
demuestran
que
debería
reform a rse el art. 6 7 7 del c ó d ig o civ il. A guas d e n o t a b le cau dal
no
pueden
con sid erarse destinadas
al
o d e la fin ca que bañan, y deberían
con su m o
de
una
fa m ilia
reputarse d e d o m in i o pu
b lic o , aunque esas aguas nazcan y mueran dentro d e una misma
h eredad. C on ven d ría d e cla ra r que todas las aguas son de uso l)l1
b lic o , sin ex ce p ció n
a lg u n a :
querría d e cir que si
d e agua es tan pequeña que s ó lo a lca n ce para las
una fin ca o de una fa m ilia , n adie p od ría
150—
una
c o r r ie n t ^
n e c e s id a d e s
prácticam ente pretci
de,- el derecho de usarla con perjuicio del dueño de la heredad
en que nace y muere la corriente.
D ebería corregirse también el art. 677 del código civil en el
sentido de d eclarar que las aguas que corren por cauces natu­
rales son
de d om in io
intención del
p ú b lico, porque aunque es manifiesta la
legislador en el particular, las palabras que em­
plea corresponden
al lenguaje de la revolución francesa, como
lo anotamos en el núm ero
2 1,
y han dado lugar al error de creer
que las aguas pertenecen en dom inio a la nación, con mengua no
solo de los p rin cip ios filo só fico s o de la razón natural sino con
especial mengua de la doctrina jurídica. No han faltado tribunales
que sostengan que siendo la nación dueña de las aguas, sólo ha
concedido su usu a los riberanos, y destruido así el principio le­
gal de que las aguas son de uso público.
Descargar