Quiebra de Salo pone fin al legado de Salomón Melnick. POR

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VIERNES
LA PALABRA ISRAELITA
19 DE MARZO
REPORTAJE
Empresa de álbumes acompañó la niñez de los niños chilenos
Quiebra de Salo pone fin al
legado de Salomón Melnick
POR I SAÍAS
'pastilla pololeo' Todo funcionaba bajo
el nombre de Caramelos Campeonato.
Los sobres se envasaban a mano y cuando el tema reventó no dábamos abasto
e incluso se usaron las cárceles de mujeres para ayudar en la producción. Se
vendieron unos 200 mil álbumes y la
premiación fue en el Teatro
Caupolicán, con citronetas de regalo»,
recuerda Rosa Melnick.
WASSERMANN S.
Con la quiebra decretada a
comienzos de este año, la
tradicional marca de
láminas coleccionables
desaparece del mercado y
de paso le pone punto final
a la historia de éxitos y
fracasos de uno de los
hombres destacados de la
comunidad judía local.
Aunque falleció hace 24 años, la figura
de Salomón Melnick Mirochnik ha cobrado relevancia por estos días, luego
de que se decretara la quiebra de Salo,
la tradicional empresa de álbumes
coleccionables, nominada así en honor
de su ideólogo y fundador.
Internet y los medios de prensa se
han llenado de palabras de elogio para
Salomón Melnick, quien dejó la empresa el año 1975, aunque su sello siguió
presente hasta hoy, primero por el ingreso de uno de sus hijos y de su yerno
y luego por la participación de su hija
y dos de sus nietos.
INICIOS EN CONFITERÍA
Los padres de Salomón Melnick llega-
ÉXITO Y FRACASO
ROSA MELNICK ATESORA LA COLECCIÓN DE ÁLBUMES PRODUCIDA POR SU PADRE
SALOMÓN MELNICK EN «CARAMELOS CAMPEONATO» Y LUEGO POR LA EMPRESA SALO.
ron a Chile de Ucrania y Besarabia, en
1915 aproximadamente. Se asentaron
en Curicó, donde trabajaron cosiendo
uniformes para el Ejército, y luego se
instalaron en Franklin, donde tuvieron
una suerte de paquetería que se llamaba La Campana.
«Durante muchos años vivimos con
ellos en el Barrio Matadero. Pero nunca pudieron surgir como otras familias,
porque mi abuelo era un jugador empedernido», recuerda Rosa Melnick,
hija de Salomón.
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era el del medio de tres hermanos, estudió construcción civil y trabajó un
tiempo en Endesa, en la zona de Angol.
Pero ese trabajo le quedaba chico, era
ambicioso y creativo, y por eso se
independizó. Se inició con una confitería en San Diego, llegó a tener dos locales y después armó una fábrica de confites, donde se hacían sustancias,
gomitas, etc.
A comienzos de los '60 se produjo
una crisis feroz del azúcar y tuvo que
cerrar las confiterías. Cayó en depresión algunos meses y de repente se le
ocurrió hacer el álbum del Campeonato Mundial de Fútbol Chile 1962, recogiendo su corta experiencia en el rubro,
ya que en paralelo a sus confiterías había distribuido el álbum Zoológico, procedente de España.
Mientras su señora vendía confites
a domicilio para levantar las finanzas
familiares, Salomón Melnick se ganó el
aprecio del dueño de la Litografía
Fernández, que lo apoyó en este álbum,
al igual que Sergio Livingstone y
Germán Becker.
«Ese primer álbum fue un suceso.
Era un sobre con láminas y con una
El carácter emprendedor de Salomón
Melnick lo llevó del éxito al fracaso y
así en 1975 se jugó todas sus fichas en
el álbum Zoo Color, que fue un fracaso
rotundo.
El negocio pasó en ese momento a
manos de su hijo Marcos y de su yerno
Patricio (ex esposo de Rosa Melnick).
En ese momento, la empresa se
profesionalizó, pasó a llamarse Salo y
alcanzó el cuarto lugar entre las marcas más reconocidas por los niños, después de Coca Cola, Soprole y Nestlé.
En 1997, Rosa Melnick y sus hijos
Javier y Alvaro se hicieron de la propiedad de Salo. Tuvieron logros importantes y últimamente estaban trabajando en nuevos formatos y nuevas tecnologías, pero una inversión en un edificio propio los pilló en medio de la crisis y la quiebra fue inevitable.
«Fue terrible. Tengo mucha pena, ha
sido muy fuerte, pero por otro lado ha
sido muy gratificante ver como había
un gran cariño por la marca Salo», asegura Rosa.
LA OTRA PASIÓN
Pero Salomón Melnick fue también
ampliamente conocido por su aporte al
tenis nacional, lo que incluso le valió la
existencia de un torneo en su honor,
que se jugaba anualmente en el Estadio Israelita, patrocinado por la Federación de Tenis de Chile.
Formó el primer rancho de tenis en
calle Las Flores. Esto fue cuando el tenis sólo existía en los clubes de colonia. También organizó el primer torneo
de peloteros y en cierta forma adoptó a
Pedro Rebolledo, quien más tarde defendió a Chile en Copa Davis.