Jurisprudencia Contrato de trabajo. Presunción de su existencia. Locación de servicios.... JURISPRUDENCIA

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Jurisprudencia
JURISPRUDENCIA
Contrato de trabajo. Presunción de su existencia. Locación de servicios. Honorarios. Profesionales con título universitario.
Farini Duggan Héctor Jorge c/Swiss Medical Group S.A., C.S.J.N., 6/3/07.
Suprema Corte:
La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (Sala VIII), con sustento, en suma, en que el actor dirigía una organización empresaria en
los términos del art. 5 de la Ley de Contrato de Trabajo (L.C.T.), revocó la sentencia de la anterior instancia que condenó a la demandada
a pagarle diversos rubros laborales, entre otros, la indemnización por despido y distintas multas de la Ley Nacional de Empleo, así como a
entregarle el certificado de trabajo (v. fs. 952/978).
Para así decidir, tras afirmar que la controversia no giraba en torno de las cuestiones de hecho planteadas, sino sobre el significado
asignado por el “a quo” a la presunción del art. 23 de la L.C.T., las conductas de las partes y el rol del pretensor en el modelo de contrato
legislado, explicó que aquélla operaba cuando, no obstante verificarse la prestación de servicios personales en el marco de una
organización empresaria ajena, subsistía la indefinición sobre la existencia del vínculo de empleo y, también, en los supuestos en que se
habían utilizado figuras no laborales.
Dejando de lado su opinión referente a que, en principio, tal presunción no opera cuando el trabajador es un profesional universitario y
toda consideración teórica, concluyó que el accionante, de hecho, dirigía una organización empresaria dotada de medios personales,
materiales e inmateriales (art. 5 de la L.C.T.), ya que desde su consultorio evaluaba a los pacientes, los derivaba a otros profesionales –
que, en ocasiones, reclutaba él mismo–, controlaba su evolución, y mediante el sistema de “capitación” –legislado en la Ley 23.660–,
recaudaba los honorarios que le correspondían en un sesenta porciento (60%) (y el restante cuarenta porciento (40%) a la demandada).
Agregó, que parecía claro que Swiss Medical S.A. había tercerizado el servicio de psicopatología y que, del peritaje contable, surgía que
dicha empresa había asentado debidamente en sus libros las operaciones realizadas con el actor, resultando, por lo tanto, aventurado el
reproche de clandestinidad.
Hizo hincapié en lo tardío de la protesta de aquel, que no sugirió, durante el prolongado lapso de diez años, la renegociación del vínculo
sobre otras bases, y en lo ininteligible de su aserto de que se le había “negado el acceso al puesto de trabajo”, que no era otro que su
consultorio psiquiátrico (fs. 1074/1077).
Contra dicho pronunciamiento, el actor dedujo recurso extraordinario (v. fs. 1081/1183), que fue replicado (fs. 1186/1206) y denegado (f.
1208), dando origen a la presente queja (fs. 221/288 del cuaderno respectivo).
El presentante, en suma, refiere que el pronunciamiento no constituye una derivación razonada del derecho vigente –desnaturalizado y
tornado inoperante bajo la premisa de ser el peticionante un profesional universitario– con arreglo a las circunstancias comprobadas de la
causa.
También, que se funda en afirmaciones dogmáticas, contradictorias, apartadas de los términos de la litis, constancias de autos y agravios
de la demandada, y en contravención a los principios relativos al “onus probando” y las garantías de la propiedad y protección del trabajo
subordinado.
Dice, además, que los jueces, en violación del principio de congruencia y las garantías del debido proceso adjetivo y la defensa (art. 18 de
la C.N.): a) revisaron y modificaron la cuestión firme y oportunamente propuesta relativa a la inexistencia de una presunta sociedad de
hecho; b) omitieron analizar y describir elementos probatorios, como la falta de exhibición de libros contables y societarios; y c) omitieron
examinar los diversos extremos fácticos –probados conforme la prueba confesional, testimonial y pericial– que demuestran la existencia
de un vínculo laboral y la ausencia de una sociedad de “capital e industria” o irregular, vinculada o controlada por la demandada –en
oposición, por otra parte, a lo establecido por el art. 30 de la Ley de Sociedades 19.550–.
Describe que el actor, por el período de 3/87 y de 10/99, en forma personal e infungible y sometido a instrucciones, se desempeñó como
coordinador –cargo jerárquico–, aprobando la atención y controlando el tratamiento de los afiliados de la accionada empresa comercial
que prestaba servicios de salud utilizando “localizaciones externas” (art. 5 de la L.C.T.).
Detalla que la compañía fijaba y cobraba por sí misma las cuotas sociales, designaba los profesionales del equipo de psiquiatría
abonándoles sus salarios, y asumía el riesgo económico por la puesta a disposición de la capacidad laboral del actor, quien usufructuó
licencias pagas por vacaciones, cursos, seminarios y enfermedad; habiendo reconocido el presidente de Swiss Medical S.A. que tal
circunstancia se verificaba en los casos de relación de dependencia.
Puso de manifiesto que en la etapa anterior a la desvinculación –comunicada por la empleadora verbalmente–, el actor percibió una
remuneración fija, reducida unilateralmente después de una intervención médica a la que fue sometido, desvirtuándose así el supuesto
reparto de utilidades argüido por la Sala, que tampoco emerge de la peritación respectiva, aunque sí la registración anómala de los pagos
realizados al profesional.
Por último, hace hincapié en que la numerosa doctrina y jurisprudencia avala la aplicación del art. 23 de la L.C.T. en el supuesto de
profesionales universitarios; en que los pacientes atendidos por el pretensor debían ser exclusiva y necesariamente asociados a Swiss
Medical S.A.; que se lo remuneraba por la mera puesta a disposición de su capacidad de trabajo –por tiempo indeterminado–
mensualmente y sobre la base, en origen, de un valor básico fijo y otro variable por paciente atendido; que la accionada recién al apelar
dejó de presentar al peticionante como un socio y pasó a postularlo como un prestador autónomo e independiente; y que ninguna prueba
permite concluir que el actor reclutaba médicos para el servicio psiquiátrico y psicopatológico de la demandada, como lo aseveró la
sentenciadora al pronunciarse (fs. 1081 /1183).
Los agravios del recurrente habilitan su tratamiento por esta vía, puesto que, si bien lo atinente a la existencia de relación laboral remite
al examen de cuestiones de hecho, prueba y derecho común, ajenas a la instancia extraordinaria, cabe hacer excepción al principio
cuando, como aquí ocurre, los jueces de la anterior instancia no han dado adecuado tratamiento a la controversia de acuerdo con las
constancias del caso y la normativa aplicable, de forma tal que la decisión se basa en afirmaciones dogmáticas que le dan un sustento
aparente (v. fallos 323:2314, S.C. G. 1531; L.XXXVIII; “González D'Anunzio Albino Vicente c/Instituto Nacional de Servicios Sociales para
jubilados y pensionados” del 7/12/04, y S.C. S. n° 885, L. XXXVIII; “Segal Eduardo Gabriel c/Obra Social de la Actividad de Seguros,
Reaseguros, Capitalización y Ahorro y Préstamo para la Vivienda” del 14/6/05; entre otros).
Cabe recordar que, en S.C. G. 1531, L. XXXVIII, con base en la doctrina de la arbitrariedad, V.E. revocó la sentencia que entendió
inexistente el vínculo de empleo entre un odontólogo y una obra social, no obstante haber valorado, entre otros puntos, el mantenimiento
de consultorio propio, fungibilidad de la prestación; su contexto jurídico –Ley 23.660– y sistema de retribución por cápita, variable
mensualmente, pues aquel pronunciamiento había prescindido de considerar los agravios referidos a la exclusividad y extremos
temporales de la atención de los pacientes, que aunados al régimen remunerativo y de contralor, juzgó –a la par de otros conducentes
para determinar la existencia de una subordinación jurídica laboral– (v. ítem IV del dictamen del Ministerio Público al que remite el fallo).
En el citado marco, es dable resaltar que en el “sub lite” del examen de las constancias del caso y sentencia recurrida surge que no fueron
ponderados diversos elementos probatorios conducentes para establecer, a ciencia cierta, la índole de la relación que unió a los litigantes.
Circunstancia que torna descalificable el fallo por ausencia de un minucioso estudio de la situación, valorando las particularidades del
sistema de contratación de profesionales, a fin de discernir si mediaban en el caso elementos susceptibles de ser considerados o bien una
expresión del “poder de dirección patronal” o bien una necesaria adecuación de un prestador autónomo a una organización médico–
asistencial (fallos 323:2314, cons. 4; S.C. G. n° 1531, L. XXXVIII, ítem VI del dictamen al que remite el fallo; etc.).
El mencionado defecto se encarece tan pronto se advierte que se discurre aquí, particularmente, sobre la condición del peticionante en
tanto que “coordinador” del servicio de psicopatología de una empresa de medicina prepaga, y no sólo a propósito de su carácter de
prestador médico de la misma, tareas que alega, incluso, llevadas a cabo con exclusividad para la demandada.
Sentado lo anterior, cabe subrayar que la Sala consideró en su fallo que no mediaba, estrictamente, controversia sobre las cuestiones de
hecho, sino sobre la significación jurídica de tales extremos.
Si bien la aserción no parece totalmente exacta en el caso en lo relativo a la remuneración y supuesto reclutamiento de profesionales,
advierto que, a renglón seguido, la Cámara se circunscribió a hacer explícita su ponderación de la tarea profesional del actor (evaluación,
derivación y control de pacientes y reclutamiento ocasional de profesionales); de la supuesta recaudación y reparto de honorarios; de la
ausencia de reclamos previos por el interesado y de la realización de la tarea en un consultorio propio, infiriendo de ello y del peritaje
contable, la “tercerización” del Servicio Psicopatológico de Swiss Medical S.A. (cfse. fs. 1074 y 1076).
Omitió, empero, a mi modo de ver, dar adecuado tratamiento a los agravios relativos: a) al tenor infungible de la prestación del actor que
resultaría, "prima facie", corroborado por prueba documental (v. f. 84, pág. 26 de cartilla) y testimonial (fs. 273 y 277); b) al ejercicio de
su función de “coordinador del área de psiquiatría”, acreditada no sólo por el reconocimiento vertido al contestar la demanda –a excepción
de su naturaleza jurídica– sino, también, por los diferentes testimonios de fs. 102, 107, 194, 199, 250/252, etc., y c) a su inserción
dentro de la estructura funcional de la empresa como cargo jerárquico, patentizada –siempre "prima facie"– por testimonios que señalan
que dichas funciones correspondían por norma a cargos en relación de dependencia (v. fs. 251/252, 266, 268, etc.).
También pasó por alto tratar, según es menester, los agravios tocantes: por una parte, a que el equipo de psiquiatría era designado por la
demandada, quien abonaba sus retribuciones (cfr. fs. 195, 199/200, 268, 334, etc.); por otra, a la percepción de una remuneración fija en
el último período de la vinculación, evidenciado –también a priori–:1. por el reconocimiento verificado en el conteste –si bien
atribuyéndole carácter de ganancias de la explotación o abono como consecuencia de las enfermedades del actor–; 2. por las
declaraciones testimoniales de fs. 107, 250/252, 268, 373, etc. –y sin perjuicio de otra variable, según el sistema de capitación– (v. fs.
327 y ss., 483 y los citados testimonios, entre otros).
Finalmente, los fincados en el goce de licencias pagas, aún cuando no se hubiera concretado una efectiva prestación de servicios, extremo
que surgiría de diversos elementos probatorios (cfse. testimonios de fs. 252 y 265; prueba informativa de fs. 415/416 y pericial de fs. 327
y ss. y 483).
A los señalamientos precedentes se añade que, la ponderación de la tarea profesional del actor efectuada por la Sala dista de arrojar un
resultado concluyente, pues no es descartable que ella se encuentre igualmente presente en un vínculo laboral.
Asimismo, del estudio del peritaje contable –en el que se detalla, haciendo hincapié en los disímiles conceptos de la registración, los pagos
efectuados al actor (honorarios médicos, profesionales, consultas, coordinación, internación, consulta domiciliaria, sanatorial, liquidación
de honorarios y diferencias, honorarios fijos, etc.)–, no logra inferirse conclusiones categóricas, como las que de ella extrae la Alzada, en
punto a la supuesta recaudación y reparto porcentual de los honorarios tocantes a las prestaciones médicas; menos aún, respecto de la
eventual constitución de una sociedad de “capital e industria” u otra figura societaria regular o irregular (cfr. fs. 304/331, 480/485,
506/507, 515/517, 537/543, etc).
Lo manifestado, no implica abrir juicio sobre la solución que, en definitiva, proceda adoptar sobre el fondo del problema, ponderando la
totalidad de la prueba producida –cuestión que es potestad exclusiva de los jueces de la causa y ajena a la vía del art. 14 de la Ley 48–,
aunque la aquí propugnada, estimo que me exime de abordar el tratamiento de los restantes agravios.
Por lo expuesto,
SE RESUELVE:
Hacer lugar a la queja, declarar procedente el recurso federal, dejar sin efecto la sentencia apelada y disponer que vuelvan los autos al
tribunal de origen para que, por quien competa, se dicte un nuevo fallo con arreglo a lo indicado.
Procuración General de la Nación.
Buenos Aires, 4 de mayo de 2006.
Es copia.
Dra.: Marta A. Berió de Gonçalvez.
Buenos Aires, 6 de marzo de 2007.
VISTOS: los autos: –"Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Farini Duggan Héctor Jorge c/Swiss Medical Group S.A"–, para
decidir sobre su procedencia.
CONSIDERANDO:
Que las cuestiones planteadas por el recurente encuentran suficiente respuesta en el dictamen de la Sra. procuradora fiscal subrogante a
cuyos fundamentos y conclusiones corresponde remitir por razones de brevedad.
Por ello, de conformidad con el referido dictamen, se hace lugar a la queja.
SE DECLARA:
Procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada con el alcance indicado, con costas.
Vuelvan los autos al Tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo fallo con arreglo al presente. Agréguese la
queja al principal. Hágase saber y, oportunamente, remítase.
Dres.: Ricardo Luis Lorenzetti (en disidencia); Elena I. Highton de Nolasco (en disidencia); Carlos s. Fayt; Enrique Santiago Petracchi –
Juan Carlos Maqueda; E. Raúl Zaffaroni; Carmen M. Argibay (en disidencia).
Es copia.
Disidencia del Sr. presidente Dr. Ricardo Luis Lorenzetti, de la Sra. vicepresidenta Dra. Elena I. Highton de Nolasco y de la Sra. ministra
Dra. Carmen M. Argibay.
CONSIDERANDO:
Que el recurso extraordinario, cuya denegación dio origen a esta queja, es inadmisible (art. 280 del C.P.C.C.N.).
Por ello, habiendo dictaminado el Sr. procurador fiscal subrogante.
SE RESUELVE:
Desestimar la queja. Hágase saber y previa devolución de los autos principales, archívese.
Dres.: Ricardo Luis Lorenzetti; Elena I. Highton de Nolasco; Carmen M. Argibay.
Es copia.
Recurso de hecho interpuesto por Héctor Jorge Farini Duggan, representado por el Dr. Lorenzo P. Gnecco. Tribunal de origen: Sala VIII,
Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo. Tribunales que intervinieron con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo N° 46.
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