Shanghai Baby, en general, no ha agradat gaire

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Resumen de las opiniones del Grupo de Lectura en el encuentro del 16 de junio de 2008
sobre EL HIJO DEL TEJEDOR de Olga Xirinacs:
La novela de la tarraconense Olga Xirinacs ha recibido gran número de elogios por
parte de los componentes del Grupo de Lectura. Entre otros aspectos de la obra, en
general se valoró su palabra precisa y el tipo de prosa, a menudo de cariz poético,
empleado por la autora; el papel de la naturaleza a lo largo del texto (árboles, plantas,
animales… con toda su carga mística y ancestral) que se comparó con las obras de
Sidonie Gabrielle Colette, las grandes metáforas que ofrecen los oficios de los
protagonistas (tejedor de tapices y concertista de arpa), y también que la escritora
escogiera la figura de un hombre que habla en primera persona como protagonistanarrador de la obra.
Algunos asistentes, acostumbrados a leer a la autora en catalán, expresaron su sorpresa
por la calidad del castellano de Xirinacs y remarcaron la sensación de intemporalidad
que transmite la obra, aparte de algunos detalles que la sitúan en una época actual.
También se alabó la descripción de los lugares idílicos que aparecen en la obra (las dos
casas sobre el acantilado, los bosques…) y la atmósfera de aparente tranquilidad y paz
que rodea a una pareja (Filidoro y Sabina) que parecen vivir una relación ideal.
Se destacó la aparición del personaje de Cormac como el punto de inflexión central del
libro, que hará aflorar multitud de sentimientos que se hallaban sepultos hasta aquel
momento. Se conectó la obra con ciertos aspectos del realismo mágico sudamericano y
uno de los miembros recomendó la lectura de la novela con la música de fondo del
gaitero asturiano José Ángel Hevia por la ambientación céltica del texto. En este
terreno, se indicó la importancia de las referencias musicales que hay a lo largo de la
obra de Xirinacs y que ella misma fuera pianista y gran amante de la música. Se elogió
también un poema que sale en la novela valorando la función social del epitafio y del
recordatorio, y el deseo de mucha gente de dejar confeccionada en vida esta suerte de
última voluntad lírica de la persona.
Uno de los motivos de elogio más coincidentes fue la gran emoción que provoca la
obra; se habló varias veces de lágrimas, de llanto, durante el acto de la lectura. Todo el
conjunto de sentimientos contenidos, de secretos interiorizados, las relaciones
personales de los personajes y también las desgracias y los actos de violencia tangible
dan a una obra aparentemente plácida unos giros de dramatismo de gran intensidad que
el lector acusa fuertemente.
Hubo lectores, seguidores confesos de la novela negra, que quizás esperaban algún tipo
de misterio oculto en la muerte de los padres de Tito o en las causas del accidente de
Sabina, y también hay quien se extrañó de la impregnación de catolicismo en algunos
momentos de la obra. Se señaló, también, la posible correspondencia de los
protagonistas con los movimientos neorurales de las últimas décadas.
Olga Xirinacs, en relación a nuestros comentarios, nos dijo que la obra le demandó un
gran esfuerzo de documentación; que el Norte misterioso y toda la zona céltica europea
siempre la han atraído en gran manera porque los pueblos que allí habitan tienen más
afán conservacionista y sienten más orgullo de sus símbolos y de su pasado que
nosotros. Con respecto a la lengua, el hecho de proceder de una familia bilingüe, puesto
que su madre era asturiana, le facilitó, junto con la educación de la época, un dominio
literario de la lengua castellana que le ha facilitado el trabajo en todo momento.
Xirinacs dijo, refiriéndose a la sexualidad del personaje, que todos tenemos una parte de
Cormac y que, al descubrirla, devenimos más completos. En cuanto al realismo mágico,
la escritora acepta todo aquello que sea mínimamente posible, pero rechazaría los
excesos de imaginación. Con respecto a la naturaleza como fuente de inspiración y
aprendizaje, valoró muchos sus estancias en Mont-ral (Alt Camp, Tarragona), puesto
que le permiten observar, llena de curiosidad, los elementos naturales y aprender su
denominación y sus nombres científicos en latín, cuyo valor descriptivo le lleva a
pensar que son de origen claramente popular, contrariamente a lo que a menudo se cree.
Olga confesó ser una gran seguidora de los programas de sucesos de la televisión
porque describen ambientes y situaciones de gran riqueza para el escritor, y nos aseguró
que el personaje y el drama de Tito están sacados de casos reales. Dijo también que la
primera idea de la novela le vino al contemplar una muchacha tocando el arpa: una
tejedora de música, se dijo, y a partir de aquí fue incorporando el resto de los elementos
narrativos. Nos habló, además, de las trampas de la memoria y de su composición en
estratos, que hacemos surgir o enterrar según nos convenga y, a raíz de ello, criticó la
manera a menudo excesivamente severa en que muchos hijos juzgan a sus padres.
Olga Xirinacs se mostró muy crítica con la Iglesia y su relación con la mujer, y dijo que
es intolerable que la religión católica convierta a la mujer en la incitadora del pecado,
asegurándonos que comprendería la apostasía en el caso de muchas mujeres que se
sienten maltratadas como tales por la jerarquía eclesiástica. También comentó que los
conocimientos de la ciencia no permiten creer ni negar la existencia de Dios y que la
Tierra, como creación, es claramente imperfecta, lo que contradice la creencia en una
entidad superior infalible. Olga dijo, sin embargo, que el conocimiento de la historia
sagrada y la mitología es esencial para la creación literaria y sobre todo para una
interpretación correcta de la literatura.
Xirinacs comentó también que el libro, en origen, es una especie de nebulosa, aun
cuando se usen, para su estructuración, escaletas como las de los guionistas. Los
personajes, confesó, acaban tomando vida propia y hacen un poco lo que quieren, más
allá de la planificación original. Ahora bien, nos dijo que el gran poder del escritor es el
de dar la vida o quitarla al conjunto de personajes que conformarán la novela.
Olga nos comentó muchísimas cosas más, y más que nos hubiera dicho si no hubiera
tenido que coger el tren para volver hacia su Tarragona imperial, ciudad que quizá ya
empieza a deber a Xirinacs casi tanto como al mismísimo Octavio César Augusto.
Como siempre, nuestro más sincero agradecimiento a los miembros del Grupo de
Lectura por su presencia y por sus interesantes contribuciones al debate, y sobre todo
queremos agradecer a Olga Xirinacs y a su esposo que nos honraran con su presencia y
su cordialidad. Os esperamos en nuestra próxima cita:
DIVORCI A BUDA* / DIVORCIO EN BUDA**, de Sándor Márai (lunes, 21 de julio
de 2008, a las 7 de la tarde).
*Empúries (2002), 182 ps.; trad. Esteve Farrés Puntí / **Salamandra (2001), 192 ps.;
trad. Judit Xantus Szarvas
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