tema 5. el empresario persona física - OCW

Anuncio
DERECHO MERCANTIL
Grado en Relaciones Laborales y Recursos
Humanos
Autora: Mercedes Sánchez Ruiz
TEMA 5. EL EMPRESARIO PERSONA FÍSICA
Régimen jurídico: arts. 1 a 15 C.Com.
I. LA PERSONA FÍSICA COMO EMPRESARIO MERCANTIL
1. Concepto de empresario individual
El C.Com de 1885, por razones históricas, sitúa al comerciante individual como
centro de su regulación. La realidad actual del tráfico empresarial muestra, en cambio,
un absoluto protagonismo de las sociedades mercantiles como titulares de la actividad
económico-empresarial, siendo el comerciante/empresario persona física una figura
menos frecuente.
El art. 1.1º C.Com considera comerciantes a “los que teniendo capacidad legal
para el ejercicio del comercio se dedican a él habitualmente”. Con ello no se ofrece un
concepto de comerciante/empresario persona física, sino que simplemente se señalan
dos presupuestos básicos para que un individuo adquiera tal condición: capacidad
legal y ejercicio habitual (profesional) de una actividad comercial. Nos detendremos a
continuación en el análisis de estos presupuestos.
2.
A)
Adquisición de la condición de empresario individual
Capacidad legal para el ejercicio del comercio o profesión mercantil
Para el ejercicio de una actividad mercantil no se exigen especiales requisitos
de capacidad, siendo de aplicación las reglas generales del Derecho civil. Así, el art. 4
C.Com dispone que tienen capacidad para el ejercicio del comercio los mayores de 18
años (art. 315 C.C.) que tengan la libre disponibilidad de sus propios bienes. En
cambio, no podrán adquirir la condición de empresarios los incapacitados y los
menores de edad, incluidos los menores emancipados, pues carecen de la libre
disposición de sus bienes. Según dispone el art. 323 CC, los menores emancipados
no podrán, hasta alcanzar la mayoría de edad, tomar dinero a préstamo, gravar o
enajenar bienes inmuebles o establecimientos mercantiles o industriales u objetos de
extraordinario valor sin consentimiento de sus padres o tutores.
Una excepción a esta regla, sin embargo, se prevé en el art. 5 C.Com, que
autoriza a los menores de edad y a los incapacitados para “continuar, por medio de
sus guardadores, el comercio que hubieren ejercido sus padres o causantes”. Se
OCW – Universidad de Murcia
1
DERECHO MERCANTIL
Grado en Relaciones Laborales y Recursos
Humanos
Autora: Mercedes Sánchez Ruiz
admite, pues, que el menor o incapacitado que hereda un negocio pueda continuar la
actividad comercial de su causante, si bien su falta de capacidad deberá ser suplida en
todo caso por sus representantes legales, quienes deberán, a su vez, ser capaces y
carecer de incompatibilidades. De no ser así, deberán designarse apoderados
generales que sí cumplan estos requisitos, los cuales ejercerán el comercio por cuenta
del menor o incapaz.
A estos efectos, se permite la inscripción en el RM del menor o incapacitado
que hereda un negocio, así como la identidad de sus representantes legales y, en su
caso, la de los apoderados designados (arts. 87.5 y 88.2 RRM).
B)
Profesionalidad
Junto a la capacidad, es presupuesto necesario para la adquisición de la
condición de empresario la dedicación habitual al comercio, lo cual debe ser
interpretado en la actualidad como ejercicio de una actividad mercantil de manera
profesional. Ello implica, además de la habitualidad por parte de un sujeto en el
desarrollo de la actividad comercial o empresarial, que quien la realiza tenga el poder
de organizarla y dirigirla según su propio criterio.
Esta profesionalidad podrá ser demostrada por cualquiera de los medios
admitidos en Derecho. El art. 3 C.Com facilita esta prueba mediante una presunción:
se presume, salvo prueba en contrario, que es comerciante el sujeto que realice
cualquier tipo de publicidad de un establecimiento abierto al público cuyo objeto sea
una operación mercantil.
Art. 3 C.Com: “Existirá la presunción legal del ejercicio habitual del comercio
desde que la persona que se proponga ejercerlo anunciare por circulares,
periódicos, carteles, rótulos expuestos al público, o de otro modo cualquiera, un
establecimiento que tenga por objeto alguna operación mercantil.”
C)
Ejercicio en nombre propio
A los dos requisitos anteriores hay que añadir un tercero: ejercicio de la
actividad en nombre propio. Es preciso que el empresario asuma en su patrimonio
personal los resultados económicos (beneficios o pérdidas) derivados de la actividad
mercantil, respondiendo del cumplimiento de las obligaciones que asuma con todos
sus bienes, presentes y futuros (art. 1911 C.C.).
En consecuencia, la realización de actividades mercantiles en nombre y por
cuenta de otra persona no implicará la atribución al actuante, por ese sólo hecho, de la
cualidad de empresario.
OCW – Universidad de Murcia
2
DERECHO MERCANTIL
Grado en Relaciones Laborales y Recursos
Humanos
Autora: Mercedes Sánchez Ruiz
II.
INCOMPATIBILIDADES.
ACREEDORES.
INHABILITACIÓN
Y
CONCURSO
DE
1. Incompatibilidades para el ejercicio de una actividad empresarial
El C.Com (art. 14) señala una serie de sujetos que “no podrán ejercer la
profesión mercantil, ni por sí ni por otro, ni obtener cargo ni intervención directa
administrativa o económica en sociedades mercantiles e industriales”.
Se trata de sujetos que desarrollan funciones o cargos públicos cuyo
desempeño se considera incompatible con el ejercicio de actividades comerciales.
Esta incompatibilidad se debe a la necesidad de tutelar los intereses generales y
públicos vinculados con las profesiones o cargos que tales sujetos desempeñan:
Jueces y Magistrados; Fiscales; miembros del Gobierno y altos cargos de la
Administración; etc. Se entiende que el simultáneo desarrollo de actividades
comerciales podría impedir o menoscabar el cumplimiento de sus deberes con
imparcialidad o independencia.
En la actualidad, las disposiciones del C.Com en esta materia han sido
superadas y deben entenderse sustituidas por diversas normas administrativas donde
se establecen numerosas incompatibilidades para el ejercicio de actividades
mercantiles por parte de personas que ostenten cargos públicos. Entre ellas, cabe
destaca, por ejemplo, la Ley 53/1984, de 26 de diciembre, de Incompatibilidades del
personal al servicio de las Administraciones públicas.
2. Posible inhabilitación en caso de concurso de acreedores
Por otra parte, de acuerdo con el art. 13.2 C.Com no podrán ejercer el
comercio, como regla, “las personas que sean inhabilitadas por sentencia firme
conforme a la Ley Concursal mientras no haya concluido el periodo de inhabilitación”.
La simple declaración de una persona en situación de concurso de acreedores no le
inhabilita para realizar actos de naturaleza patrimonial ni implica necesariamente la
paralización de la actividad empresarial que viniera desarrollando, aunque su
capacidad de obrar se somete a importantes limitaciones derivadas de la aplicación de
la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal. En los casos más lesivos (el deudor
concursado, o sus representantes, han causado o agravado su insolvencia
deliberadamente [con dolo] o por negligencia grave), el Juez puede calificar el
concurso como “culpable” y ordenar la inhabilitación del concursado (y sus
representantes) durante un periodo de entre 2 y 15 años (cfr. art. 172.2.2º LC). En este
último caso, el inhabilitado no podrá ejercer actividad mercantil, ni administrar o
representar a cualquier persona en el ejercicio de dicha actividad, durante el concreto
plazo fijado por el Juez en la sentencia de calificación del concurso.
OCW – Universidad de Murcia
3
DERECHO MERCANTIL
Grado en Relaciones Laborales y Recursos
Humanos
Autora: Mercedes Sánchez Ruiz
No obstante, tras la reforma de la LC en 2011, se admite que, de manera
excepcional y cumpliéndose ciertas condiciones, el Juez pueda autorizar al
inhabilitado, en la sentencia de calificación, para que continúe al frente de la empresa.
En ese supuesto, el art. 13.2 C.Com. establece que “los efectos de la autorización se
limitarán a lo específicamente previsto en la resolución judicial”.
III.
RÉGIMEN DE LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL EMPRESARIO
CASADO EN RÉGIMEN DE GANANCIALES
1.
Preliminar
Los regímenes económico-matrimoniales son sistemas de organización de los
respectivos patrimonios de los cónyuges tras la celebración del matrimonio, elegidos
por estos.
En nuestro Derecho, se regulan tres posibles regímenes: separación de bienes,
participación (en las ganancias del otro cónyuge) y régimen de gananciales. Los
cónyuges pueden elegir cualquiera de ellos. El documento notarial en el que acuerdan
cuál es el régimen económico al que quieren someter su matrimonio se denomina
“capitulaciones matrimoniales”. Si no hacen una elección expresa, se aplicará el
régimen de gananciales [excepto en ciertos territorios de España con Derechos forales
que establecen como régimen supletorio el de separación de bienes] (cfr. arts. 1315 y
1316 CC).
a) En los dos primeros regímenes (separación y participación), los cónyuges
conservan, tras el matrimonio, sus patrimonios separados y cada uno de ellos
mantiene la exclusiva disposición de sus bienes (pudiendo gravarlos o enajenarlos
libremente de forma individual). Se mantiene, pues, una situación patrimonial análoga
a la existente antes del matrimonio.
b) En el régimen de gananciales, los cónyuges constituyen un patrimonio
común (la sociedad de gananciales), formado, con carácter general, por las rentas
obtenidas y los bienes adquiridos a título oneroso por ambos cónyuges desde el
momento de la celebración del matrimonio (así como los bienes o derechos que, en su
caso, puedan sustituirlos). Este patrimonio común coexiste con los patrimonios propios
o privativos de cada cónyuge (es decir, los bienes que tuviera cada uno antes del
matrimonio, más los que cada uno adquiera, después del matrimonio, a título gratuito:
donación, herencia o legado).
Por tanto, en el régimen de gananciales pueden existir bienes propios o
privativos de un cónyuge, bienes propios del otro y los bienes comunes (también
llamados bienes gananciales).
OCW – Universidad de Murcia
4
DERECHO MERCANTIL
Grado en Relaciones Laborales y Recursos
Humanos
Autora: Mercedes Sánchez Ruiz
La existencia de estos diferentes tipos de bienes en el régimen de gananciales,
cuando alguno de los cónyuges es empresario mercantil, hace necesario determinar
cuáles de estos elementos patrimoniales del matrimonio deberán hacer frente a las
deudas surgidas como consecuencia del ejercicio de la actividad empresarial por parte
del cónyuge-empresario. Los acreedores del empresario deben saber con qué
patrimonio cuentan como garantía de cobro de sus créditos frente al empresario
casado en régimen de gananciales.
2. Descripción general y ámbito de aplicación
Los arts. 6 a 12 C.Com contienen una serie de normas que establecen algunas
especialidades respecto al régimen económico matrimonial de gananciales para el
caso de que alguno de los cónyuges sea empresario mercantil.
Presupuesto general de esta regulación es la distinción de dos clases de
bienes gananciales o comunes: los bienes “adquiridos a resultas del ejercicio del
comercio” y los restantes bienes gananciales (art. 6 C.Com). El C.Com. introduce esta
distinción para permitir al cónyuge del empresario la exclusión de la masa de bienes
gananciales que responden de las deudas contraídas en el ejercicio del comercio de
aquellos bienes comunes que no sean consecuencia del ejercicio del comercio, en las
condiciones dispuestas por el Código.
El art. 12 C.Com atribuye expresamente carácter dispositivo a las normas
previstas en los arts. 6 a 11 C.Com., de manera que sólo serán aplicables cuando en
capitulaciones matrimoniales no se haya pactado una regulación diferente (si bien en
todo caso no podrá excluirse la responsabilidad frente a terceros de un núcleo mínimo
de bienes del matrimonio).
3. Régimen de responsabilidad de los bienes del matrimonio por las deudas
contraídas en el ejercicio del comercio
A)
Responsabilidad MÍNIMA (art. 6, primer inciso, C.Com)
Art. 6 C.Com: “En caso de ejercicio del comercio por una persona casada,
quedarán obligados a las resultas del mismo los bienes propios del cónyuge
que lo ejerza y los adquiridos con esas resultas, pudiendo enajenar e hipotecar
los unos y los otros. // Para que los demás bienes comunes queden obligados,
será necesario el consentimiento de ambos cónyuges”.
De las obligaciones derivadas del ejercicio del comercio responderán de forma
directa, en todo caso, los bienes privativos del cónyuge que lo ejerza y los bienes
gananciales adquiridos con las resultas del comercio (primer inciso art. 6 C.Com). Las
“resultas del comercio” comprenden tanto los beneficios obtenidos en la actividad
OCW – Universidad de Murcia
5
DERECHO MERCANTIL
Grado en Relaciones Laborales y Recursos
Humanos
Autora: Mercedes Sánchez Ruiz
empresarial como los bienes adquiridos con tales beneficios (subrogados) en el marco
de operaciones de carácter empresarial.
Esta responsabilidad mínima no puede ser excluida por pacto, pues los
terceros deben contar, como garantía de sus créditos, con un núcleo mínimo de bienes
del matrimonio sujetos al cumplimiento de las obligaciones contraídas por el
empresario.
B)
Responsabilidad ORDINARIA (arts. 6, segundo inciso, 7 y 8 C.Com)
La hipótesis más frecuente en la práctica es que todos los bienes gananciales,
y no sólo los adquiridos “a resultas del comercio”, queden sujetos al pago de las
deudas comerciales contraídas por el empresario. Para que esto ocurra, en principio
se requeriría, de acuerdo con el segundo inciso del art. 6 C.Com, el consentimiento de
ambos cónyuges.
Art. 6 C.Com: “En caso de ejercicio del comercio por una persona casada,
quedarán obligados a las resultas del mismo los bienes propios del cónyuge
que lo ejerza y los adquiridos con esas resultas, pudiendo enajenar e hipotecar
los unos y los otros. // Para que los demás bienes comunes queden obligados,
será necesario el consentimiento de ambos cónyuges”.
En realidad, debe matizarse que el único consentimiento relevante aquí es el
del cónyuge que no ejerce el comercio, pues el empresario carece en todo caso de la
facultad para sustraer una parte de su patrimonio de responsabilidad frente a terceros.
Sólo el otro cónyuge, por tanto, está facultado para evitar que determinados bienes
gananciales (los no derivados del comercio) respondan del pago de deudas
empresariales.
El C.Com, no obstante, presume que dicho cónyuge consiente la
responsabilidad de tales bienes en dos casos: a) cuando el empresario ejerza el
comercio con conocimiento y sin oposición de su cónyuge; y b) cuando aquél ya
ejercía el comercio antes de contraer matrimonio y continúe después sin oposición del
otro cónyuge (vid. arts. 7 y 8 C.Com.)
El amplio alcance de estas presunciones hace que el cónyuge que no
consienta la vinculación de todos los bienes gananciales deba manifestar de forma
expresa su oposición a que tal vinculación se produzca.
Esta oposición del cónyuge no empresario, para ser “oponible”, esto es, eficaz
frente a terceros de buena fe, debe constar en escritura pública e inscribirse en el RM
(arts. 11 C.Com; 87.6 RRM). Podrá ser revocada en cualquier momento (lo que tendrá
como efecto la vinculación de todos los gananciales), debiendo inscribirse igualmente
la revocación en el RM.
OCW – Universidad de Murcia
6
DERECHO MERCANTIL
Grado en Relaciones Laborales y Recursos
Humanos
Autora: Mercedes Sánchez Ruiz
Art. 10 C.Com: “El cónyuge del comerciante podrá revocar libremente el
consentimiento expreso o presunto a que se refieren los artículos anteriores”.
C)
Responsabilidad REFORZADA (art. 9 C.Com)
Art. 9 C.Com: “El consentimiento para obligar los bienes propios del cónyuge
del comerciante habrá de ser expreso en cada caso”.
Finalmente, la última de las situaciones a considerar es aquélla en la que,
además de los bienes privativos del empresario y todos los bienes comunes,
responden también de las obligaciones derivadas del ejercicio del comercio los bienes
privativos del cónyuge que no lo ejerce.
Para que esto ocurra, es necesario su consentimiento expreso “en cada caso”,
que igualmente debe ser inscrito en el RM.
La expresión “en cada caso” no significa que deba consentir para cada
operación comercial concreta. Parece que ese consentimiento del cónyuge tendrá un
alcance más general, y estará dirigido a extender a su patrimonio privativo la
responsabilidad por las deudas empresariales, si bien podrá alcanzar a la totalidad de
sus bienes privativos o bien limitarse a una parte de ellos.
La revocación del consentimiento otorgado podrá realizarse en cualquier
momento y, en su caso, inscribirse en el RM, si bien no podrá en ningún caso
perjudicar los derechos adquiridos con anterioridad (art. 11 C.Com).
Art. 11 C.Com: “Los actos de consentimiento, oposición y revocación a que se
refieren los artículos 7, 9 y 10 habrán de constar, a los efectos de tercero, en
escritura pública inscrita en el Registro Mercantil. Los de revocación no podrán,
en ningún caso, perjudicar derechos adquiridos con anterioridad”.
IV.
REFERENCIA AL “EMPRENDEDOR DE RESPONSABILIDAD LIMITADA”
La Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a los emprendedores y su
internacionalización (arts. 7 y ss.) ha creado una nueva figura: el “emprendedor de
responsabilidad limitada”. Con esta expresión se alude a un empresario individual1 que
hace constar expresamente en el Registro Mercantil que asume la condición de
“emprendedor de responsabilidad limitada” y, con ello, se beneficiará de una limitación
de su responsabilidad por las deudas que traigan causa del ejercicio de su actividad
empresarial. En concreto, la limitación alcanzará a su vivienda habitual, siempre que
su valor no supere los 300.000 euros, que se considerará “bien no afecto” al pago de
tales deudas2.
1
También se admite la aplicación de este régimen a los profesionales liberales.
Esta limitación de responsabilidad no será aplicable a las deudas de Derecho público (D.A. 1ª Ley
14/2013).
2
OCW – Universidad de Murcia
7
Descargar