pensamos que su criterio unificador es la

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pensamos que su criterio unificador es la <invenci6n> de un territorio aparte, marginal, fantastico, entonces cualquier paisaje o escenario donde se coloque una trama
literaria es material para The Dictionary: lo mismo el Madrid de Gald6s, la Ciudad
de M6xico de Carlos Fuentes, el San Petersburgo de Dostoievski, la laberintica Dublin de Joyce u otras ciudades literarias. Pero claro, Manguel resuelve bien el dilema: la linea limitrofe para un texto es evidente y ha sido bien asumida, porque,
siguiendo esta labia mma, incluso una ciudad real, al ser percibida por dos individuos, adquiriria un caracter ficticio, y ic6mo incluirla? De ahi que The Dictionary
of Imaginary Places sea tambi6n un libro inteligente.
Dir6, para terminar, que es ficil comprobar, al leerlo, que la imaginaci6n humana es parca y estd lejos de competir con la divina. Cualquier creaci6n de Swift,
Rabelais, Calvino o Borges, por mis precisa que sea, queda siempre en el reino de
lo increible por su instinto aborazador, por su torpeza y superficialidad. S610 la
realidad, eso que esta fuera de esta resefia, detras de cualquier diccionario, antologia o enciclopedia, sabe sobrevivir en aut6nticas dimensiones.
Post scriptum: Sin tener todavia en mis manos este texto de Manguel, en el verano de 1987 publiqu6 en el peri6dico mexicano Excdlsior una breve resefia ap6crifa que lievaba por titulo <Introducci6n a la Pequefia Enciclopedia de Geografias
Imaginarias>. La coincidencia es inquietante: el profesor Carlos Maria Swinburne
(inexistente, claro) me habia encomendado (en mi imaginaci6n) prologar una enciclopedia donde se discutiria el topos fantistico creado por escritores como Benet
o Faulkner. Acept la propuesta, y asi profeticd el hermoso diccionario preparado
por Manguel. Con una salvedad: Manguel lo public6 en Nueva York y la enciclopedia de Swinburne, argiia yo, habia sido editada en 1987, en Paranagua, pais que
(hasta donde entiendo) s61o vive en mis suefios.
ILAN STAVANS
Columbia University.
CYNTHIA STEELE: Narrativa indigenista en los Estados Unidos y Mexico. Trad. de
Manuel Fernandez Perera. Mexico: Instituto Nacional Indigenista, 1985.
Este trabajo de Cynthia Steele es un breve pero minucioso estudio del significado
del movimiento literario indigenista tanto en los Estados Unidos en el siglo XIx
(particularmente durante la poca de Andrew Jackson) como en M6xico en el siguiente siglo, durante la 6poca postrevolucionaria; es decir, esencialmente el periodo
del presidente Cardenas.
Ambas 6pocas se caracterizan hist6ricamente por un proceso de rdpida industrializaci6n y modernizaci6n. Tanto el nacionalismo literario como la formulaci6n
definitiva de una politica indigena, se ven reflejados en su narrativa, donde uno
de los temas centrales lo constituye el conflicto entre las sociedades nativas y la
dominante, y aunque en ambos paises hay coincidencias en la imagen proyectada
del indio, difieren esencialmente en que el acercamiento de la mexicana se articula
ala politica nacional oficial de integrar al nativo a la cultura nacional, mientras
que en la estadounidense el objetivo final ilega a ser su eliminaci6n, por considerarsele un obsticulo para la realizaci6n de su <<destino manifiesto ,
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1101
<<problema
En el estudio de la literatura indigenista de los Estados Unidos el
indigena se plantea en la incompatibilidad de dos actitudes opuestas: por un lado,
el sentimiento de nostalgia primitivista ante la eminente destrucci6n del pueblo nativo, y por otro, la amenaza que significa para el progreso la conservaci6n del estado
a los indios
natural del nativo. Los colonos que inicialmente intentan
ensefinndoles el valor de la propiedad privada tienen poco 6xito, lo cual les hace
llegar a la conclusi6n de que el indio no esta listo para ser civilizado y que, por el
contrario, el contacto con el blanco significaba su degeneraci6n. La conclusi6n que
eventualmente llegaron a formular los <ilustrados> de entonces fue que los indios
eran inferiores. Esto, unido al surgimiento de la clase empresarial e industrial, con
una aristocracia terrateniente y conservadora sostenida por la esclavitud de los negros, y la necesidad cada vez mas grande de la ampliaci6n de la agricultura de
mercado, facilitan la rdpida aceptaci6n de una politica de desalojo del indio, oficializada con el «Indian Removal Act>> de 1830.
En Mexico, un siglo mis tarde, el indigenismo es asunto dlave del cardenismo;
indigena es similar (estadios de
y aunque tambi6n la concepci6n del
civilizaci6n), la soluci6n politica es radicalmente distinta. Mientras en los Estados
Unidos se desaloja a 125.000 nativos, en M6xico hay seis millones y medio que son
incorporados. El cardenismo no puede seguir el modelo norteamericano, que llev6
al desalojo de los indios y su eventual eliminaci6n, sino que se decide aculturarlos
no aislandolos, sino ms bien poni6ndolos en contacto con los blancos o ladinos
que pertenecen a las llamadas culturas <dinamicas>.
La politica mexicana basicamente se justifica por la necesidad de la mano de
obra que aporta el indio incorporado a la economia nacional. Aquf se usa al indio
para trabajar y luchar; de campesinos pasan a constructores, trabajadores de hacienda y, mas tarde, para las minas y vias f6rreas.
Dado estos contextos -plantea C. Steele-, la literatura indigenista de estos dos
paises, consecuentemente, es tan distinta como lo son sus circunstancias. Para M6xico, 6sta se orienta hacia la redenci6n social del indio, mientras que para la norteamericana, inspirada en el protestantismo, su preocupaci6n se centra en un problema moral, sobre todo individual, del colono. Sin embargo, hay similitudes en
salalgunos de sus esquemas de caracterizaci6n del indigena: una es la del
vaje>>, con su parte de salvajismo innoble, como tambien la bravura tanto del campesino mexicano como del indio cazador-guerrero norteamericano, o la violencia
indigena como caracteristicas innatas (Estados Unidos) o reacci6n a la explotaci6n
(Mexico).
Para el estudio del indigenismo en los Estados Unidos, el trabajo de Steele analiza el concepto y tratamiento del tema y personajes indigenas a traves de tres autores norteamericanos: James Fenimore Cooper (Los pioneros, 1823; El tiltimo de los
mohicanos, 1826; La pradera, 1827; El explorador, 1840, y El cazador de ciervos,
1841), William Gilmore Simms (Los yemassees, 1835) y Robert Montgomery Bird
(Nick de la selva, 1837).
Cronol6gicamente vistos, en los relatos de Cooper se advierte una clara evoluci6n del pensamiento hacia el nativo. Se lo presenta primero como un salvaje que
no acepta la civilizaci6n representada por la agricultura y propiedad privada, y a
quien se debe obligar al cambio. Al rechazar este modelo, el indio se convierte en
peligro para la seguridad (territorial) de los colonos, y el miedo a ser devorado por
de
este se proyecta en la imagen literaria que tienen del indio como un
sangre>>. A travis de Los relatos de Leatherstocking, los actos de agresi6n del fronterizo blanco se ven cada vez mis justificados e intensificados, pero al final la
<<civilizar>>
<<problema
<<buen
<<sedimento
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preocupaci6n es la moralidad de sus actos al originar la eliminaci6n de pueblos
indigenas enteros.
En la novela de Simms, quien como Cooper comparte la teoria de los niveles de
la civilizaci6n y la inevitabilidad del progreso, se destaca la naturaleza agresiva y
militar del expansionismo. La aniquilaci6n de los indios se convierte en una
sidad trdgica> y el salvajismo del colono estd justificado por la ley del
por
ojo>>. Por otra parte, en la novela de Montgomery Bird se intensifica la idea de justicia, en el sentido de venganza contra el indio. Se considera a 6ste comno al mas
salvaje de la barbarie; por tanto, al fronterizo que sigue y supera sus mismos metodos no se le critica en sus acciones genocidas; mas ain, al final lo convierte en
heroe de ese progreso civilizado que implica el desalojo y extinci6n del indio.
Para el analisis del caso mexicano, Steele examina las obras de Gregorio L6pez
y Fuentes (El indio, 1935), Ermilio Abreu G6mez (Canek, 1940, y La conjura de
Xinum, 1956), Rosario Castellanos (Balun Candn, 1957; Ciudad real, 1960, y Oficio
de tinieblas, 1962) y Eraclio Zepeda (Benzulul, 1959).
En la novela de L6pez y Fuentes la caracterizaci6n del indio tambien se basa
en el estereotipo primitivista del noble salvaje, a quien se le debe alejar de la sociedad occidental industrial para preservar su pureza. Sin embargo, esto esti eon
directa contradicci6n con el deseo de incorporar al indio a la sociedad mexicana,
pues el personaje mestizo, que es quien ha de servir de enlace en esta nueva sociedad, se presenta como un modelo negative poco deseable de seguir. Entre los mestizos hay gambusinos despiadados y sddicos, funcionarios politicos y representantes
de la Iglesia insensatos, egoistas y corruptos. Aun los personajes que podrian haberse
mostrado ms positivamente, como el case de los maestros, aparecen como carentes
de sensibilidad cultural, ya que en su caracterizaci6n L6pez y Fuentes refleja la
actitud de desconfianza e inseguridad de los funcionarios gubernamentales de la
decada de los aios treinta, que evitaban que los maestros aprendieran las lenguas
nativas por temor a su posible aculturaci6n a la sociedad indigena. El indio, por
otra parte, es esencialmente pasivo y sumiso, aunque con algunos brotes salvajes
cuando el abuse hacia ellos es extremado.
La obra de Abreu G6mez, sin embargo, muestra otros aspectos del indio. Este
autor es el primero en presentar al indio protestando. Canek y La conjur e Xinnum
tratan de dos insurrecciones hist6ricas mayas,
de Canek, en 1761, ocasionada bisicamente por la imposici6n de excesivos tributos individuales, y la guerra de castas
de 1847-1855, por la usurpaci6n de tierras indigenas y la intromici6n de los ladinos
en los pueblos indios, adembs de la permanencia del sistema de raya y tributes
personales.
La diferencia de Abreu G6mez respecto a los otros escritores es que ste se
adentra en el significado de la cultura maya, y proyecta a trav6s de sus personajes
el punto de vista del descendiente maya. El personaje maya narra oralmente la historia come individual, para transformarla luego en colectiva. Abreu G6mez pone
dnfasis en el uso de la tradici6n oral de la literatura y es uno de los primeros en
preocuparse per la objetividad, tanto de las historias orales mayas como de las oficiales ladinas.
Rosario Castellanos escribe en el periodo postcardenista, en el cual los ideales
y planes nacionalistas, agrarios y de reforma social sufren un retroceso. Es a finales
de las decadas de 1940 y 1950 (presidentes Alembn y Ruiz Cortines), en las que se
favorece el desarrollismo, la inversi6n extranjera y el internacionalismo cultural y,
come consecuencia, se vuelve a destacar el <<atraso del indio>> comeo obsticulo para
la modernizaci6n y a postular, una vez mas, que el problema del indio mas que
<<nece-
<<ojo
la
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econ6mico es cultural. Rosario Castellanos escribe sus novelas tratando, en gran
parte, de explorar los mecanismos sociales y psicol6gicos de las relaciones raciales
en Mexico. Influida por la filosofia se Simone Weil, le preocupa el tema del poder
como fuerza principal de motivaci6n en la conducta humana. El poder que, para
subsistir, recurre a la opresi6n, formnndose un circulo vicioso de miedo y violencia.
Es asi como esta autora disefia a sus personajes, que son opresores y oprimidos, y
muestra las irreversibles consecuencias de taras que heredan. Asi, los personajes
femeninos, tanto ladinos como indigenas, se representan con impedimentos fisicos
o mentales, a la vez que problemdticos y d6biles. El personaje indigena sufre iguales
consecuencias, y aqui Castellanos concurre con el pensamiento jacksoniano sobre el
indio, afirmando que se debe describir
esa miseria ha atrofiado sus mejores
cualidades...>, al mismo tiempo que
acentuado sus tendencias a la violencia, la
traici6n y la hipocresia . El consecuente fin de los indios, entonces, puede ser como
el sugerido en su novela Oficio de tinieblas, donde los sobrevivientes indigenas se
retiran, vencidos, a vivir como en la Edad de Piedra, con el solo destino de derrota
y persecuci6n.
Finalmente, Steele dedica una parte de su estudio a Eraclio Zepeda, a quien
considera el escritor indigenista mexicano de mayor acercamiento a la conciencia
del indigena. Aunque 61 mismo no es indigena, es nativo de Chiapas, donde particip6 activamente de la tradici6n literaria de la oralidad indigena. A diferencia de
Abreu G6mez, que incorpor6 la mitologia maya a su obra, y de Castellanos, que
utiliz6 el mon6logo interior para explorar la conciencia de sus personajes desde su
punto de vista, Zepeda presenta el punto de vista del indigena mismo y se considera
cuentero y no cuentista, pues sus cuentos se dirigen a quien los escucha en vez de
a quien los lee.
La oralidad en sus cuentos es esencial, tematica y estructuralmente. Una de sus
caracteristicas m s destacadas estd en la repetici6n -importante en la oralidad,
pues la memoria consiste en el preciso e incambiable recuento- y el uso de la
particular habla de Chiapas.
Todos los cuentos de Benzulul terminan tragicamente y su pesimismo trasluce
la densa atm6sfera politica a fines de la decada de los cincuenta, en la que el movimiento obrero mexicano, particularmente el ferrocarrilero y electricista, sufri6 una
fuerte represi6n. Zepeda expresa su deseo de arrebatar el problema indigena de malaboratorio
nos de antropologos que tienen la concepci6n de un pais museo,
de etn6logos procedentes de paises desarrollados>>, y se solidariza con el campesinado indigena, como el chiapaneco, con sus trdgicas condiciones sociales opresivas
<<c6mo
<<ha
<<eterno
atn persistentes.
A manera de conclusi6n, Cynthia Steele dedica sus Pitimas paginas a hacer un
rtpido recuento de la trayectoria de la narrativa indigenista de ambos paises, que
luego de las 6pocas estudiadas sufre un declive como g6nero serio. El temra cae en
manos de la novela de folletin, la literatura de consumo y el cine. Las historietas
seriadas, las novelas de ediciones baratas y masivas de bolsillo, asi como el cine
comercial, tienen en comn la exaltaci6n del sensacionalismo, proyectando y enfatizando una vez mas los estereotipos tradicionales sobre la cultura y personajes indfdocumenta con titulos especificos de peliculas y publicaciones
genas. Esto, Steele
que contindan hasta la actualidad, a la vez que hace hincapi6 en el hecho de que
los escritores del g6nero, aunque con variadas intenciones, en su mayoria no fueron
capaces de rechazar en sus obras el componente mas poderoso del mito del salvajismo, esto es, la imagen de la violencia salvaje.
El libro de C. Steele -cuyos principales planteamientos hemos tratado de resu-
lo
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mir- puede considerarse una importante y valiosa contribuci6n al estudio de la
literatura indigenista en Estados Unidos y en America Latina. El examen comparado
de dos fen6menos, vistos y comprendidos en su contexto hist6rico y social, reafirma
la importancia de esta perspectiva de estudio. Si bien el trabajo se centra en la literatura indigenista estadounidense y mexicana, su enfoque permite proyectar este
examen a otras realidades analogas, y en tal sentido puede considerarse como un
libro fertilizador y estimulante. Una valiosa bibliograffa, inteligentemente utilizada,
aporta referencias que enriquecen la que actualmente se maneja, sobre todo por su
ampliaci6n hacia el tratamiento del tema en los Estados Unidos y por los materiales
relacionados con la politica indigenista en Mexico.
MARIA GLADYS VALLIERES
University of Pennsylvania.
FERNANDO BURGOs
(ed.): Prosa hispcinica de vanguardia. Madrid: Editorial Orige-
nes, 1986.
Los veinticinco trabajos reunidos en este volumen se dieron primero como ponencias durante un simposio sobre la prosa hispanica de vanguardia, celebrado en
abril de 1985 en Memphis State University. Una colecci6n de diversas manos casi
siempre tiende a ir en varias direcciones, pero 6sta tiene la doble ventaja de tomar
una perspectiva muy amplia con respecto a la definici6n de la vanguardia y de
tratar juntas, como en famille, las dos vertientes vanguardistas, la espahola y la
hispanoamericana. Como sefiala Fernando Burgos en su ensayo introductorio, <<el
estudio de la prosa hispanica de vanguardia constituye hoy un vasto campo de exploraci6n> (p. 12). Dicha observaci6n es especialmente aplicable cuando se extienden los limites de la vanguardia desde el fin del siglo hasta hoy, es decir, practicamente casi toda la modernidad. Si vanguardia significa <<ruptura y transformaci6n
radical>> (p. 14) y tambien, segn Miguel Perez Ferrero, <<combatir las viejas f6rmulas y los modos decadentes>> (cit. por Ruiz-Fornells, p. 25), es legitimo considerar
bajo la misma lupa figuras tan diversas como Gabriel Mir6, Julio Cortizar, Rosa
Chacel y Juan Benet.
Las dos partes en que se divide el libro tienen como introducci6n el ensayo de
Fernando Burgos <El viaje de la vanguardia>>, en que se da un resumen de los veintitres trabajos, y otro de Enrique Ruiz-Fornells,
literatura hispanica y su proyecci6n hacia el porvenir>>, que constituye el discurso inaugural de bienvenida a los
participantes del simposio. Son catorce los estudios sobre la vanguardia hispanoamericana, en que se tratan temas y figuras tan diversos como el vanguardismo en
las Antillas, el realismo migico, Borges, Huidobro, Skirmeta, Vallejo y Cortazar.
genealogias secretas de la narrativa: del modernismo
Ivan A. Schulman, en
a la vanguardia>> (trad. del ingl6s por Herndn Castellano-Gir6n), nos recuerda que
cultural y tambien literaria (p. 23) es un concepto que frecuentemente
la
se descuida al trazar el desarrollo de la literatura hispanoamericana. Al estudiar las
conexiones entre las primeras novelas modernas de Hispanoamerica y la vanguardia
metode lectura que va desde
posterior, Schulman observa a la vez una
nimico a lo metaf6rico> (p. 40). En <Apuntes sobre la transformaci6n de la conciencia en la vanguardia hispanoamericana
Gabriela Maturo enfatiza c6mo lo que
puede ser considerado un mero experimento formal es, en terminos fenomenol6gicos, un cambio de conciencia radical. Klaus Miiller-Bergh sintetiza los varios ismos
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