Mandamiento del no matarás

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"No matarás"- Freud y el Marqués de Sade
Por Ignacio González Barbero
- S. Freud (1856-1939)
"Aquellas almas piadosas que quisieran sabernos apartados de todo contacto con lo malo y grosero
deducirán, seguramente, de la temprana aparición y la energÃ−a de la prohibición de matar, conclusiones
satisfactorias sobre la fuerza de los impulsos éticos innatos en nosotros. Desgraciadamente, este argumento
constituye una prueba aún más decisiva en contrario. Una prohibición tan terminante sólo contra un
impulso igualmente poderoso puede alzarse. Lo que ningún alma humana desea no hace falta prohibirlo;
se excluye por sÃ− mismo. Precisamente la acentuación del mandamiento "No matarás" nos ofrece la
seguridad de que descendemos de una larguÃ−sima serie de generaciones de asesinos, que llevaban el placer
de matar, como quizá aún nosotros mismos, en la masa de la sangre" (Consideraciones sobre la guerra y la
muerte).
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- Marqués de Sade (1740-1814)
"La naturaleza sabe lo que hace, os han dicho. Por supuesto, hay que dejar que siga su curso; el hombre que
llega al homicidio obedece sus impulsos; la naturaleza lo aconseja y el individuo que destruye a sus
semejantes es para ella como la peste y el hambre, igualmente enviadas por su mano, ya que utiliza todos los
medios posibles para obtener cuanto antes esa forma de destrucción que es esencial para sus obras.
Dignémonos a iluminar un instante nuestras almas con la santa antorcha de la filosofÃ−a. ¿Qué otra
voz, a no ser la de la naturaleza, nos sugiere los odios personales, las venganzas, las guerras, en una
palabra, todos esos motivos de crÃ−menes perpetuos? Y si nos lo aconseja es porque lo necesita.
¿Cómo podrÃ−amos, teniendo en cuenta lo anterior, sentirnos culpables frente a ella cuando no hacemos
sino cumplir sus designios? (...)
Preguntemos por fin si el asesinato es un crimen contra la sociedad. ¿Existe quien haya podido imaginarlo
razonablemente? ¡Qué le importa a la numerosa sociedad que haya un miembro más o menos!
¿Lo resentirÃ−an sus leyes, sus costumbres, su forma de vida? ¿Cuándo influyó la muerte de un
individuo en la masa general? Después de haber perdido la batalla más importante, ¿qué digo?,
después de la extinción de la mitad del mundo, de su totalidad, si quieren, ¿el pequeño número de
sobrevivientes experimentarÃ−a la más leve alteración material? Desgraciadamente, no. La naturaleza
entera no se alterarÃ−a tampoco y el hombre, que cree con su estúpido orgullo que todo ha sido hecho para
él, se llenarÃ−a de asombro, una vez llevada a cabo la destrucción de toda la especie humana, al ver que
nada cambiarÃ−a en la naturaleza y que el curso de los astros no sufrirÃ−a retraso alguno" (La filosofÃ−a del
tocador).
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