A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 3 de octubre de 2012,
habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en
el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de
votación:
doctores
Kogan,
de
Lázzari,
Negri,
Soria,
Hitters, Genoud, Domínguez, se reúnen los señores jueces de
la
Suprema
pronunciar
Corte
de
sentencia
Justicia
en
definitiva
acuerdo
en
la
ordinario
causa
L.
para
88.364,
"Gallo, Néstor Osvaldo contra Carrasco Hnos. S.R.L. Despido
y cobro de pesos".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo nº 4 del Departamento
Judicial
desestimó
Lomas
por
de
Zamora,
con
extemporáneo
el
asiento
en
planteo
dicha
de
ciudad,
inconstitu-
cionalidad que de la ley 25.561 efectuado por el actor (fs.
445/446 vta.).
Éste
inaplicabilidad
dedujo
de
ley
recurso
(fs.
451/462
extraordinario
vta.),
de
el
que
fue
de
autos
concedido por el citado tribunal a fs. 468.
Dictada
a
fs.
470
la
providencia
y
hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la
Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
inaplicabilidad de ley?
el
recurso
extraordinario
de
V O T A C I Ó N
A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora
Kogan dijo:
I. El tribunal de grado desestimó el cuestionamiento que respecto de la constitucionalidad de la ley
25.561
Sostuvo
dedujo
al
el
actor
hacerlo
que
de
el
autos
Néstor
planteo
Osvaldo
propuesto
Gallo.
por
el
accionante resultaba extemporáneo (fs. 445/446 vta.).
II. La parte actora dedujo recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley en el que denuncia violación de
doctrina legal que cita. Cuestiona la definición del fallo
de grado que tildó de tardío al cuestionamiento que su
parte formuló respecto de la validez constitucional del
decreto 214/2002. Sostiene que lo realizó en la primera
oportunidad procesal que tuvo, resultando, por tanto, que
fue introducido en tiempo y forma, deviniendo la resolución
del tribunal excesiva.
Señala que el acuerdo suscripto entre las partes
y homologado por el juzgador de origen adquirió efectos de
cosa juzgada.
Reitera
su
planteo
de
inconstitucionalidad
del
decreto 214/2002, aseverando que las normas contenidas en
sus arts. 1, 2, 4, 9 y 10, vulneran la cosa juzgada y
violentan su derecho de propiedad reconocido por el art. 17
de la Constitución nacional.
Argumenta la irretroactividad de las leyes que
cercenan
derechos
predicamento
firmes,
doctrina
de
citando
la
en
Corte
apoyo
Suprema
de
ese
nacional.
También, con sustento en el precedente "Smith" del máximo
Tribunal del país, cuestiona la constitucionalidad de las
leyes de emergencia económica por afectar el principio de
razonabilidad y exceso por parte del Poder Ejecutivo en el
ejercicio de sus facultades reglamentarias.
Señala
cialmente
se
ha
que
tanto
normativa
establecido
el
como
principio
jurisprudende
irretroac-
tividad de las leyes y que ni el legislador ni el juez
pueden,
en
virtud
de
una
norma
nueva
o
de
su
interpretación, arrebatar o alterar un derecho patrimonial
adquirido al amparo de la legislación anterior, conceptos
que fueron reeditados por la Corte nacional en el fallo
referenciado.
III. El recurso ha de prosperar.
1. Previo al análisis del planteo propuesto por
el quejoso corresponde formular algunas observaciones en
orden al argumento de extemporaneidad desplegado por el
juzgador
de
grado
inconstitucionalidad
para
puesto
no
a
tratar
su
el
pedido
consideración
por
de
el
recurrente.
Entiendo, tal como lo expusiera en la causa L.
83.781, "Zaniratto", sent. del 22-XII-2004, que el tema se
conecta con la facultad de los jueces en torno al control
constitucional
de
las
normas
legales;
al
respecto
me
permitiré recordar algunos de los conceptos allí vertidos.
Dije entonces:
"El control judicial difuso, adoptado por nuestro
país,
faculta
ejercer
el
a
todos
control
los
de
magistrados
del
territorio
constitucionalidad,
sin
a
hacer
diferencias entre jueces nacionales y provinciales. Así lo
ha entendido el alto Tribunal al establecer que: ‘Es regla,
tan
imperativa
(art.
5°,
para
las
Constitución
provincias
Nacional)
como
que
para
la
la
Nación
facultad
de
declarar la inconstitucionalidad de las leyes, y de anular
actos
en
su
consecuencia,
es
potestad
exclusiva
de
los
tribunales de justicia’ (Fallos 149:122; 269:243, consid.
10
y
311:
460
-La
Ley,
1988-D,
143-;
302:132,
entre
otros)".
"El ejercicio de la atribución constitucional que
emana del art. 31 de la Constitución Nacional, constituye
una
cuestión
de derecho
y
no de
hecho,
de
ahí
que
la
resolución de oficio no quiebra la igualdad de las partes
en
el
proceso
ni
afecta
la
garantía
de
la
defensa
en
juicio, la que no puede ser argumentada frente al derecho
aplicable
para
resolver
la
contienda.
Al
respecto
he
sostenido que ‘...de nada valdría afirmar enfáticamente la
supremacía constitucional frente a toda norma inferior, si
luego se la limita al extremo de obligar a los jueces a
aplicar normas repugnantes a la Constitución Nacional, por
la sola circunstancia que las partes no advirtieron tal
colisión;
si
el
juez
debe
acatar
en
primer
lugar
la
Constitución, así debe ser y en toda circunstancia; si no
se discute que el magistrado está vinculado a los hechos
que resultan afirmados y probados o admitidos en el litigio
y no al derecho que invoquen las partes, es inexplicable
que pueda elegir la norma inferior que considera adecuada
al caso, pero no pueda hacer lo mismo con la norma máxima
(Constitución) a la que las primeras están subordinadas y
deben adecuarse so pena de descalificación’ (J.F.S.S. N° 8
'Lezcano
María
Seguridad
Esther
Social
s/
c/
Administración
jubilación
por
Nacional
invalidez',
de
la
expte.
26.106/1998 del 1-VI-2001)".
"Acertadamente se ha dicho que la doctrina de la
aplicabilidad de la Constitución, con independencia de su
invocación por las partes, es una expresión de la regla
iura
novit
curia.
Dentro
del
contorno
de
las
concretas
acciones deducidas y de los concretos hechos invocados, el
juzgador debe aplicar el derecho que corresponda. Y no es
demostrable
que
precisamente
la
Constitución
deba
ser
excluida del concepto de derecho, cuya debida aplicación no
puede quedar sujeta a las argumentaciones de las partes
sobre cuáles son las normas atingentes al caso. El derecho
-incluida,
obviamente,
la
Constitución-
no
es
una
‘cuestión’ que pueda no someterse a juzgamiento. Si los
litigantes condicionaran al juez en cuanto a la selección
de los textos aplicables podrían imponerle una indebida
aplicación
del
derecho
y,
con
ello,
resultarían
depositarios de un poder jurídico derogatorio de la propia
Constitución.
La
declaración
de
inconstitucionalidad
sin
invocación de parte no sólo no constituye un desborde del
Poder Judicial sino que, por el contrario, hace a su razón
de ser, en cuanto una de sus misiones específicas es la de
controlar la constitucionalidad de las normas jurídicas en
su aplicación al caso concreto y no más allá de eso (y si
ello constituyera un avance sobre los otros poderes por
cierto que el mismo no resultaría legitimado por la mera
petición de las partes). (L. 66.191, 'Castellani, José A.
contra Firestone de la Argentina S.A.I.C. Ley 9688', voto
del doctor Ghione, sent. del 27-II-2002)".
La
Corte
Suprema
de
Justicia
de
la
Nación,
a
partir de la causa "Mill de Pereyra Rita Aurora y otros c/
Provincia de Corrientes" (del 27-IX-2001, "La Ley", 2001-F,
981), modificó su posición tradicional, en cuanto sostenía
que "Es indispensable en el derecho público argentino que
la inconstitucionalidad de las leyes y de los decretos sólo
pueda
pronunciarse
a
pedido
de
parte,
es
decir,
por
aquellos a quienes perjudique..." ("Ganadera Los Lagos c/
La Nación Argentina", Fallos 190:142).
Posteriormente,
y
en
su
nueva
integración,
el
alto Tribunal en la causa "Banco Comercial de Finanzas S.A.
(en liquidación) s/ quiebra", B.1190.XXXVI, sent. del 19VIII-2004, reafirmó la doctrina sentada en la causa "Mill
de Pereyra", al sostener que "... los tribunales no pueden
efectuar declaraciones de inconstitucionalidad de las leyes
en abstracto (...) fuera de la causa concreta en la cual
deba
o
pueda
efectuarse
la
aplicación
de
las
normas
supuestamente en pugna con la constitución, no se sigue de
ello
la
necesidad
interesada,
pues
de
como
petición
el
control
expresa
de
de
la
parte
constitucionalidad
versa sobre una cuestión de derecho y no de hecho, la
potestad de los jueces de suplir el derecho que las partes
no invocan o invocan erradamente trasuntando el antiguo
adagio iura novit curia incluye el deber de mantener la
supremacía de la Constitución (art. 31 de la Carta Magna)
aplicando en caso de colisión de normas, la de mayor rango,
vale decir, la constitucional...".
Los
conceptos
vertidos,
aplicables
al
caso
de
autos, habilitaban al a quo a abocarse a su tratamiento; de
ahí que habiendo sido el reclamante quien propuso a su
consideración la validez de normas que, a su entender, se
enfrentaban con la Constitución de la Nación, afectando
derechos
emergentes
de
la
misma,
no
pudo
el
tribunal
desentenderse de tal deber, aduciendo la extemporaneidad en
el planteo.
2.
alzó
el
Franqueado
sentenciante
entonces
para
no
el
único
abocarse
obstáculo
que
planteo
del
al
impugnante corresponde analizar el recurso deducido.
En la audiencia de vista de la causa del día 9XI-2001, las partes se presentaron y manifestaron ante el
tribunal interviniente que habían arribado a un acuerdo
conciliatorio conforme al cual la demandada, sin reconocer
hechos ni derecho, se comprometió a abonar al actor una
suma total de $ 10.000, pagaderos en diez cuotas mensuales
y
consecutivas,
pactando
fecha
y
monto
de
cada
una
de
ellas. Estipularon también, mediante cláusulas accesorias,
en lo que resulta de interés para el presente, la caducidad
automática por mora y, en relación al monto de cada cuota,
que
las
sumas
convenidas
en
ningún
caso
podrán
ser
inferiores a las necesarias para adquirir, en la fecha en
que se realicen efectivamente los pagos, la cantidad de
dólares estadounidenses que podría haberse adquirido el día
en que se suscribió el acuerdo (fs. 400/401).
Conforme
lo
solicitaron,
el
tribunal
de
grado
procedió a la homologación del convenio con fecha 12-XI2001 (fs. 402/403).
3. Las graves circunstancias vividas en el país
pasada la mitad del año 2001 y que lo sumieron en una de
las peores crisis social, económica, financiera y cambiaria
de que se tenga registro, desembocaron en el dictado de la
ley 25.561 -denominada de Emergencia Pública y de Reforma
del Régimen Cambiario, por la cual se dispuso el abandono
de
la
llamada
decreto
"convertibilidad"-,
214/2002
y
demás
como
normas
así
también
modificatorias
del
y/o
reglamentarias de éstos.
En efecto. El 6-I-2002, el Congreso nacional, en
ejercicio de las facultades conferidas por el art. 76 de la
Constitución nacional, sancionó la ley 25.561 y, en su art.
1 párrafo primero, declaró la emergencia pública en materia
social, económica, administrativa, financiera y cambiaria,
delegando
en
el
Poder
Ejecutivo,
hasta
el
10-XII-2003
-luego prorrogado hasta el 31-XII-2004 por la ley 25.820el ejercicio de las facultades en ella establecidas a fin
de
"proceder
al
reordenamiento
del
sistema
financiero,
bancario y del mercado de cambios" (inc. 1) y "reglar la
reestructuración
ejecución,
de
afectadas
las
obligaciones,
por
el
nuevo
en
curso
régimen
de
cambiario
instituido por el art. 2" (inc. 4).
Asimismo, en el art. 11 de esa norma trató las
prestaciones dinerarias originadas en contratos celebrados
entre
particulares,
financiero,
fijando
es
que
decir,
los
por
pagos
fuera
debían
del
sistema
ejecutarse
en
pesos, pero en concepto de pago a cuenta, debiendo arreglar
las partes sus diferencias sobre la suma o cantidad de
pesos
que
estimaran
necesarias
para
saldar
la
deuda
convenida.
Esta forma de arreglar las deudas contraídas en
este
ámbito,
al
decir
de
algunos
autores,
se
llamó
"pesificación negociada", porque la ley no establecía el
valor de la moneda estadounidense sino que permitía que las
partes convinieran libremente, para recién en caso de no
arribar
a
un
acuerdo,
peticionaran
la
intervención
del
"tribunal competente".
En el marco de esa emergencia económica, el Poder
Ejecutivo dictó, invocando las facultades del art. 99 inc.
3 de la Constitución nacional, el decreto 214/2002, por el
cual
dispuso
que
se
pagarían
en
pesos
todas
las
obligaciones en dólares, en la relación de un peso igual a
un dólar, pasando así a la "pesificación compulsiva", de
todas las deudas pactadas en esa moneda.
Fácil es apreciar que se trata de un conjunto
normativo complejo, integrado por estas dos normas base y,
a su vez, complementado por una gran cantidad de decretos,
resoluciones del Ministerio de Economía y del Banco Central
de
la
República,
tomadas
en
momentos
de
suma
gravedad
institucional, con un eminente peligro de desintegración de
la
Nación
y
orientadas
extremadamente difícil.
a
superar
una
situación
Las
ajenas
a
partes
este
del
estado
presente
generalizado
proceso
de
no
resultaron
incertidumbre
que
reinaba por entonces en nuestro país. Por el contrario, las
previsiones que tomaron al redactar el acuerdo ponen en
evidencia las dudas que, por entonces -noviembre de 2001existían respecto de la viabilidad de la continuidad de esa
ficticia paridad cambiaria.
El acuerdo alcanzado fue cumplido en tiempo por
la accionada según dan fe las constancias obrantes a fs.
404/406 -1º cuota- y 408 -2º cuota- hasta que, al efectuar
el
tercer
pago
-fs.
412/413-,
ya
derogada
la
ley
de
convertibilidad y vigente la ley 25.561, el actor recibe el
pago -fs. 415-, pero a cuenta, reservando derechos; vale
decir entonces que lo pactado entre los litigantes se vio
afectado,
conforme
lo
reseñado,
por
las
vicisitudes
emergentes de los hechos imperantes.
4.
trabajo
planteada,
al
Como
ya
apuntara,
tratamiento
sostuvo
en
su
de
puesto
la
el
tribunal
del
inconstitucionalidad
pronunciamiento
que
la
misma
resultaba manifiestamente extemporánea en la inteligencia
de que no fue formulada en la primera oportunidad procesal,
signando así la suerte adversa a su pretensión (fs. 445/446
vta.).
5. Contra esta forma de decidir es que se alza la
parte actora con su queja, exponiendo en esencia, y como ya
se registrara en el punto II del presente, que se violaron
derechos adquiridos de su representado, arremetida que, en
mi opinión, debe tener acogida favorable.
Ello así, pues el pacto que puso fin al litigio y
mediante el cual se acordó el monto, moneda, cantidad de
cuotas y fecha a realizar los pagos, fue el producto del
libre ejercicio de la voluntad de los contendientes, en el
cual no puede soslayarse -por la relevancia que el hecho
tiene- que la demandada asumió la obligación convenida en
un tiempo en que había un conocimiento muy generalizado
acerca de que la paridad cambiaria de uno a uno entre peso
y
dólar,
instaurada
por
la
ley
de
convertibilidad,
era
sumamente frágil y en que, además, se temía que cuando se
abandonara esa paridad, las diferencias en el valor de las
prestaciones
contratantes.
se
tornarían
Por
lo
realmente
tanto,
si
en
onerosas
ese
para
los
contexto
la
empleadora asumió tal obligación, cabe concluir que lo hizo
con plena autonomía y con miras a obtener otras ventajas
que no viene al caso analizar aquí cuales pudieron ser.
Los hechos sobrevinientes llevaron al accionante
a realizar la presentación de fs. 417/422, y a practicar
las liquidaciones de fs. 434/435 y 437 y vta., conforme a
las cláusulas adicionales pactadas. Corrido traslado a la
accionada, y frente al silencio que la misma guardó, el
actor
pidió
que
el
tribunal
se
pronunciara
(fs.
443
y
vta.).
Procedió
entonces
el
a
quo
al
dictado
de
la
sentencia antes señalada.
Tal como sostiene el recurrente, entiendo que el
acuerdo celebrado entre las partes, y que fuera homologado
por el tribunal de grado, adquirió la fuerza de la cosa
juzgada.
Dentro
autonomía
de
del
la
campo
del
voluntad
se
derecho
del
encuentra
trabajo
la
seriamente
circunscripta por el orden público laboral, proyectándose
sobre aquellas acciones que, por sus características, no
toleran otras vías de solución que las impuestas por los
dispositivos específicos. En este conjunto de normas se
constituye como línea directriz la irrenunciabilidad de los
derechos previstos en la ley laboral sustantiva (art. 12,
L.C.T.) imponiendo a los jueces, en su calidad de custodios
del orden público laboral, el control riguroso de su fiel
cumplimiento. Sobre la base de este principio tuitivo el
requisito
de
según
caso,
el
la
homologación
en
los
judicial
acuerdos
o
administrativa,
transaccionales
resulta
indispensable para su validez; así, el art. 15 estipula que
los acuerdos transaccionales, conciliatorios o liberatorios
sólo serán válidos cuando se realicen con intervención de
la autoridad judicial o administrativa y mediare resolución
fundada de cualquiera de éstas que acredite que mediante
tales actos se ha alcanzado una justa composición de los
derechos e intereses de las partes.
Se advierte así, que los modelos autocompositivos
que admite el ordenamiento procesal no son aptos por sí
mismos
para
concluir
el
proceso
del
trabajo,
desde
que
todos ellos requieren de una decisión que debe examinar y
valorar el mérito y la legalidad del acuerdo que proponen
las partes. De ahí que la homologación requerida para su
integración habrá de constituir el acto aprobatorio del
acuerdo transaccional, conciliatorio o liberatorio a que
hubieran arribado las partes cumpliendo con los requisitos
exigidos para su validez; a) que se dicte por autoridad
administrativa
o
judicial
competente;
y
b)
además,
y
conforme una norma típica del derecho judicial material
(art. 15), se exprese en una resolución fundada que declare
acreditado que mediante esos acuerdos se ha alcanzado "una
justa
composición
de
los
derechos
e
intereses
de
las
partes". Con lo cual, al control de legalidad que debe
ejercer la autoridad homologante, ha de adicionarse el de
velar para que se respeten los derechos de las partes, en
especial el del trabajador, evitando que se infrinja el
orden público laboral.
Bajo esta perspectiva, resulta indudable que al
considerar
el
mérito
y
la
legalidad
autocompositiva
propuesta
por
verdaderamente
sostiene,
para
las
de
la
partes,
fundar
su
fórmula
el
juez
decisión
integrativa
aquella
del
norma
económico
del
real
definición
acuerdo
de
que
bajo
derecho
lo
el
judicial
debatido
vincula
a
postulado
las
fundante
material,
en
el
partes
el
pleito,
y
no
de
valor
en
una
puede
ser
modificado sin alterar la naturaleza misma del acuerdo y
afectar los atributos propios de la cosa juzgada, que el
ordenamiento
laboral
sustantivo,
como
el
procesal,
reconocen a este tipo de pronunciamientos judiciales (conf.
arts. 15, Ley de Contrato de Trabajo y 25, ley 11.653;
causas L. 89.439, "Lescano", sent. del 10-XII-2008; Ac.
77.255, "Casquino", sent. int. del 22-III-2000; L. 48.849,
"Recki", sent. del 12-V-1992; L. 34.353, "Garzón", sent.
del 10-IX-1985).
En
alcanzado
éstos,
efecto.
por
los
homologado
En
estos
litigantes
por
el
obrados
fue,
a
el
pedido
sentenciante
de
compromiso
expreso
grado,
de
siendo
notificadas las partes de dicho acto (fs. 409/410) sin que
mereciera cuestionamiento alguno; por tanto, se encontraba
firme y pasado en autoridad de cosa juzgada, obligándolas a
someterse a las pautas y condiciones allí establecidas. En
tales
condiciones
ese
derecho
fue
adquirido
en
forma
inalienable por el acreedor e integraba su patrimonio, sin
que
pueda
ser
alterado
en
virtud
de
suceso
alguno
que
acontezca con posterioridad, ya sea legal o producto de la
voluntad
judicial,
en
cuanto
ello
atentaría
contra
la
intangibilidad de la cosa juzgada, de la que aquél goza.
Esta
regla,
que
posee
raigambre
constitucional
-que aparece íntimamente vinculada con el derecho al debido
proceso del art. 18 de la Carta nacional- consiste en la
"autoridad y eficacia de una sentencia judicial cuando no
existen
contra
ella
medios
de
impugnación
que
permitan
modificarla" (Couture, Eduardo J., "Fundamentos del derecho
procesal
civil",
p.
401).
De
suyo,
entonces,
que
la
sentencia homologatoria dictada por el tribunal de origen
se encontraba, al momento del dictado de las leyes cuya
constitucionalidad
abrigo
de
las
se
cuales
cuestiona
en
estos
pretende
el
deudor
obrados
-y
al
liberarse
de
cumplir con el decisorio en cuestión- alcanzada por los
efectos de la cosa juzgada, que se erige en un valladar
infranqueable
aunque
la
que
no
decisión
permite
sea
que
errónea
se
o
vuelva
resulte
sobre
ella
injusta
por
sobrevenir acontecimientos extraordinarios que desvirtúen
el contenido del fallo (conf. arts. 166, primera parte,
C.P.C.C.; 17 y 18, Constitución nacional; causas L. 50.407,
"Arroyo",
sent.
del
10-XI-1992;
L.
45.359,
"Irrazábal",
sent. del 27-XI-1990).
Es un imperativo del propio interés el analizar
con
cuidado
y
detenimiento
las
piezas
que
integran
el
proceso a los efectos de plantear con relación a ellas
todos los reclamos a que la parte se crea con derecho, en
tiempo útil y debida forma. Omitido todo cuestionamiento
por la parte que pudiera sentirse afectada por los efectos
emanados de la sentencia, ésta se ve alcanzada por los
efectos de la cosa juzgada.
No puedo dejar de señalar que el fundamento de
este instituto consiste en llevar seguridad jurídica a la
comunidad para así coadyuvar al logro de la paz social.
En este sentido, ha sido siempre categórica la
doctrina de esta Corte al señalar que "la sentencia que
pasa en autoridad de cosa juzgada gana los atributos de
inimpugnabilidad, inmutabilidad y coercibilidad, se trata
de una solución definitiva, concluyente, determinada: es la
última palabra de la justicia, la aplicación de la voluntad
de la ley para el caso concreto, que no cabe alterar,
variar o modificar" (conf. causa Ac. 75.569, sent. del 12VII-2000, entre otras).
En ese orden y en lo tocante específicamente al
tema que nos ocupa, el superior Tribunal de la Nación tiene
dicho que la restricción que impone el Estado al ejercicio
normal de los derechos patrimoniales debe ser razonable,
limitada en el tiempo; un remedio y no una mutación en la
sustancia o esencia del derecho adquirido por sentencia
-como en autos- o contrato (Fallos 243:467; 323:1566, entre
muchos otros).
El máximo Tribunal de la Nación ha dicho que: "El
respeto
a
la
fundamentales
cosa
sobre
juzgada
los
que
es
se
uno
de
asienta
los
nuestro
pilares
régimen
constitucional, y por ello no es susceptible de alteración
ni aún por vía de la invocación de leyes de orden público,
toda vez que la estabilidad de las sentencias, en la medida
en
que
constituyen
un
presupuesto
ineludible
de
la
seguridad jurídica, es también exigencia del orden público
con jerarquía superior" (C.S.J.N., in re, "Roccatagliata,
Oscar J. L. c. Instituto municipal de Prev. Social", sent.
del 1-III-1994; ídem Fallos 299:373; 301:762; 302:143).
Como así también que: "el derecho adquirido a
obtener mediante la ejecución de una sentencia firme lo
que ésta determina no puede ser substancialmente alterado
por una ley posterior, pues para que el acto judicial de
la sentencia firme, es decir de aquella respecto a la
cual están agotados los recursos que el régimen procesal
establezca, consume su misión propia que es afianzar la
justicia discerniendo de modo concreto y particularizado
lo propio de cada uno, tiene que ser, en lo esencial de
él, intangible. Y como sin ese afianzamiento no hay orden
público, la alteración de los derechos adquiridos que las
leyes puedan llegar a disponer circunstancialmente para
asegurar el bien común comprometido en la emergencia por
desequilibrios económicos o sociales u otros motivos de
análogo
carácter
extraordinario
(Fallos:
204,195)
no
puede
alcanzar a
la
inmutabilidad
de
la cosa juzgada,
porque no hay bienestar general posible fuera del orden"
(Fallos 209:405, "Roger Balet v. Alonso", sent. del 3XII-1947).
Oportuno también es recordar que esa misma Corte
nacional al fallar en el caso "Provincia de San Luis", en
su considerando 48, vinculó el derecho constitucional de
propiedad con la noción de derechos adquiridos, o sea, de
aquellos definitivamente incorporados al patrimonio de una
persona,
manifestando
que:
"el
contenido
del
derecho
constitucional de propiedad se vincula con la noción de
derechos
adquiridos,
o
sea,
de
derechos
definitivamente
incorporados al patrimonio de una persona (Fallos 312:1121
[55]). De ahí que también el tribunal haya sostenido que
`cuando
cumplido
bajo
la
todos
vigencia
los
actos
de
y
una
ley
un
obligaciones
particular
sustanciales
ha
y
requisitos formales previstos en ella para ser titular de
un derecho, debe tenérselo por adquirido, y es inadmisible
su modificación por una norma posterior sin agraviar el
derecho
constitucional
de
propiedad´
(Fallos
296:737;
299:379; 303:1835 y 1877; 307:305)".
En el caso, las normas cuya constitucionalidad se
cuestionó no pueden en modo alguno perjudicar los derechos
obtenidos mediante sentencias anteriores, debiendo respetar
el
sostenimiento
de
las
relaciones
de
derecho
con
su
naturaleza y eficacia primitiva. Los límites del imperio de
una nueva ley son la no retroactividad y el mantenimiento
de los derechos adquiridos (Borda, Guillermo, "Tratado de
Derecho Civil. Parte general", t. I, nºs. 151.b y 152).
Como
homologatorio
ya
lo
pasado
señalara,
en
autoridad
al
de
existir
cosa
un
auto
juzgada,
el
acreedor tiene derecho al cumplimiento de lo pactado. Una
resolución de naturaleza contraria importaría alterar los
efectos propios de esa decisión, violando de tal manera el
derecho adquirido por el accionante que deriva de dicha
declaración.
Asimismo, señalo que las pautas interpretativas
que
emergen
nacional,
en
de
las
los
precedentes
causas
"Bustos",
de
la
Corte
"Rinaldi",
Suprema
"Bessi"
y
"Longobardi", en relación al grupo de normas que conforman
el bloque legislativo de emergencia, no resultan aplicables
al caso específico en tratamiento dadas las particulares
circunstancias antes indicadas, donde una remisión de la
doctrina allí sentada vería afectada la protección tuitiva
de que goza el trabajador -que en épocas de emergencia no
puede ser omitida sino, por el contrario, es cuando más
debe prevalecer- neutralizando, en consecuencia, el orden
público laboral cuyo amparo y garantía lo constituyen los
arts. 14, 14 bis y 75 inc. 22 de la Constitución nacional,
39 de la Constitución provincial y normas inferiores antes
citadas.
Finalmente,
advierto
también
que
la
temática
ventilada en esta causa no resulta asimilable al precedente
"Massolo",
resuelto
por
el
máximo
Tribunal
federal
con
fecha 20-IV-2010 en el que fue evaluado un mero "convenio
de pago" del importe de una condena -anterior- al pago en
pesos.
Reitero
discernir
los
que
en
efectos
la
de
presente
cosa
causa
juzgada
de
se
trata
una
de
sentencia
judicial que homologó un acuerdo vinculado a la extinción
de créditos laborales, de sustancia alimentaria que, en
esos
términos
-según
lo
pactado
en
un
complejo
inescindible- hubo de exhibirse representativo -tal y como
lo
exige
"validez"-
el
de
ordenamiento
una
justa
jurídico
composición
como
de
recaudo
los
de
derechos
e
intereses de las partes.
IV.
recurso
Por
deducido,
lo
expuesto,
declarando
corresponde
inaplicable
al
acoger
caso
el
las
disposiciones de la ley 25.561 y el decreto 214/2002. Los
autos deberán volver al tribunal de grado para que dicte
nuevo pronunciamiento de acuerdo a lo aquí decidido. Costas
a la demandada (arts. 19, ley 11.653 y 289, C.P.C.C.).
Voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de
Lázzari dijo:
I.
Anticipo
que
mi
voto
también
será
por
la
favorable recepción del recurso extraordinario deducido. A
las atendibles razones que ha propuesto nuestra distinguida
colega doctora Kogan, me permito aportar estas otras que
(aunque
provengan
desde
un
ángulo
diferente)
estimo
concordantes.
La parte actora pretende el cumplimiento de la
transacción
habida,
y
judicialmente
homologada,
con
estricto apego a la letra de lo estipulado: la moneda de
pago será en dólares estadounidenses, o consistirá en la
entrega
de
valores
que
permitan
al
acreedor
obtener
la
cantidad de dólares correspondiente.
En resumen, lo alegado por el recurrente es que
la crisis desatada, y la aparición de lo que se ha dado en
llamar
el
"bloque
legislativo
de
la
emergencia"
(en
particular, el decreto 214/2002), no pueden afectar sus
derechos adquiridos, reconocidos y homologados.
II. La Corte Suprema de Justicia de la Nación a
partir de la causa "Bustos s/Amparo" (B.139.XXXIX, sent.
del 26-X-2004), pero fundamentalmente con el caso "Massa,
Juan Agustín c/ Poder Ejecutivo Nacional dto. 1570/2001 y
otro s/amparo - ley 16.986" (M.2771.XLI, sent. del 27-XII2006), ha declarado que el bloque legislativo de emergencia
que
fundamenta
pesificación
cuenta
es
jurídicamente
la
constitucional.
particularmente
que
debe
regla
Para
ser
general
de
la
tenido
en
compatibilizada
la
ello
ha
protección
del
patrimonio
de
los
individuos
con
la
regulación general del régimen monetario y la fijación del
valor de la moneda.
Esta
Corte,
reiteradamente
-desde
por
su
parte,
diciembre
se
de
ha
pronunciado
2008-
por
la
constitucionalidad de las leyes de emergencia, así como por
la validez del principio del esfuerzo compartido que fluye
de tales normas (véase causas C. 94.032, "Rechou, Diego
contra
Czyzyk,
Norma
Lidia.
Ejecución
hipotecaria";
C.
97.043, "Zella, Raimundo Ciro contra Ter Akopian, Arturo
Diego y otra. Ejecución hipotecaria"; C. 99.406, "Inalpa
Industrias Alimenticias Pavón Arriba S.A. contra Litovich,
Héctor Fabian y otro. Ejecución hipotecaria"; C. 89.562,
"Quiroga, Julio Ismael y otro contra Arias, Mario Osvaldo y
otro. Ejecución hipotecaria"; y C. 93.176, "International
Trade Logistic c/ Tevicom Fapeco S.A. Incidente de revisión
en
autos:
sentencias
Tevycom
todas
Fapeco
S.A.
dictadas
el
s/
concurso
29-XII-2008;
preventivo",
entre
muchas
una
fuerte
otras).
Estos
corriente
de
precedentes
pensamiento
han
según
originado
la
cual
todas
las
obligaciones pactadas en moneda extranjera que -producto de
la crisis- se han tornado desproporcionadas (afectando el
equilibrio de las prestaciones), deben ser pesificadas y
ajustadas
por
aplicación
de
alguno
de
los
índices
correctores establecidos. Ello implicaría -excesivamente a
mi entender- que invariablemente debe distribuirse en forma
equitativa el esfuerzo por mantener vigente el negocio,
imponiendo en todos los casos a una de las partes el peso
de satisfacer una deuda aumentada, mientras que a la otra
siempre se le hace cargar el sacrificio de resignar parte
de su crédito.
Esa
regla
es,
sin
duda,
una
muestra
de
la
prudencia con que los jueces han actuado en la aplicación
del bloque legislativo de la emergencia. Pero, a pesar de
su ínsita ecuanimidad, su aplicación indiscriminada a todos
los
casos
-como
en
puede
acarrear
otras
tantas
su
desnaturalización.
cosas-
no
debemos
caer
En
en
esto
el
insidioso engaño de la rápida generalización: el que una
regla sea apropiada para resolver correctamente una gran
cantidad de casos no es la garantía absoluta y definitiva
de que sea aplicable a todos los casos posibles por más
parecidos que sean entre sí. Es lo mismo que ocurre con
ciertas proposiciones: aunque en muchos aspectos no son ni
engañosas ni imprecisas, no por ello deben ser consideradas
como verdaderas y sin reservas para siempre.
Me parece que -como la regla de plomo de los
arquitectos de Lesbos, capaz de adaptarse al contorno del
objeto
que
pretendía
medir-
el
principio
del
esfuerzo
compartido debe ser flexibilizado para que su sentido sea
mejor comprendido y reconocido, y que se torne más eficaz
su
operatividad.
El
una
caso
corresponde
a
trabajador
seriamente
judicialmente
presente,
indemnización
acordada
accidentado
homologado),
donde
hace
a
la
deuda
favor
(acuerdo
necesario
de
un
que
fue
afinar
los
conceptos y verificar que, aunque dotada de sensatez, la
regla de la pesificación no puede ser aplicada sin más.
Dicho de otra manera: el principio del esfuerzo
compartido, en tanto manifestación de la regla de equidad
que impone soportar en partes aproximadamente iguales los
efectos de la emergencia económica, y que se traduce en una
resignación de derechos o intereses particulares con la
pretensión de colaborar con el bienestar general, en la
situación
que
nos
toca
resolver,
se
ve
fuertemente
resistido por -al menos- el principio protectorio propio
del
derecho
laboral
(podría
agregar
también
el
de
la
seguridad jurídica, que se manifiesta en el instituto de la
cosa juzgada, pero eso ya ha sido suficientemente tratado
en el voto inicial).
Este
principio
constitucionalmente
protectorio
amparado
(art.
14
se
halla
bis
de
no
la
sólo
Carta
Magna), sino repetidamente consagrado en reglas específicas
(baste el ejemplo de la ley 20.744, art. 9), a la vez que
es
reconocido
constantemente
en
las
sentencias
de
los
tribunales de todo el país y unánimemente en obra de los
más distinguidos juristas nacionales. De acuerdo a este
principio -piedra angular del derecho laboral y directriz
política según la cual, en las relaciones laborales, se
otorgará un mayor amparo a las personas que trabajan- deben
ser celosamente protegidas tanto la dignidad del ser humano
prestador de su fuerza de trabajo como las condiciones en
que desarrolla sus tareas, de manera que la situación de
relativa debilidad frente a su empleador se vea compensada
por la defensa, sostén y apoyo que le otorga la legislación
específica.
De
esta
posibilidad
de
que
manera,
no
el
haya
orden
igualdad
jurídico,
entre
las
ante
la
partes,
pretende su igualación.
Tenemos así, enfrentados (opuestos, o en tensión)
dos principios: uno propio del derecho del trabajo, con
respaldo
constitucional
y
firme
raigambre
institucional;
otro, propio de los tiempos que nos han sido deparados:
urgente,
inestable,
subsidiario,
provisorio.
Resulta
evidentemente imposible aplicar ambos a un tiempo y a la
misma situación. La colisión debe, entonces, ser resuelta
decidiendo
cuál
de
ellos
permitirá,
atendiendo
a
las
circunstancias fácticas y limitaciones legales, optimizar
el mandato respectivo, mediante el proceso de ponderación.
Puesto
en
ello,
y
valoradas
las
directrices
aplicables y la situación que deben resolver, no me cabe
duda de que en el presente caso el principio protectorio ha
de prevalecer sobre el del esfuerzo compartido (art. 14
bis, Constitución nacional). Consecuentemente debe hacerse
lugar
al
recurso
extraordinario
deducido
declarando
que
resultan inaplicables al caso las normas establecidas en la
legislación
de
la
emergencia
en
tanto
impongan
la
pesificación del crédito del trabajador pactado en dólares
estadounidenses.
(Ofrezco
como
aval
de
la
corrección
de
esta
decisión al hecho de que a esa misma solución se arriba
recurriendo
al
principio
de
la
seguridad
jurídica,
traducida -en el caso- como respeto al instituto de la cosa
juzgada).
Por otra parte, no ignoro que la Corte Suprema de
Justicia
de
la
Nación
se
ha
expedido
en
la
causa
"O.S.P.S.A." (sent. del 10-III-2009), como así también en
el
expediente
"Massolo"
(sent.
del
20-IV-2010),
en
el
sentido de anatematizar cualquier cláusula contractual que
represente alguna forma de repotenciación, actualización,
estabilización, etc. (Este último fallo ha sido objeto de
críticas por parte de reconocidos doctrinarios; conf. "La
Ley" 2010-C-711 y 2010-C-554).
Estos pronunciamientos, además de no generar una
fuerza vinculante definitiva (debe recordarse que adhiero a
la tesis del sometimiento condicionado -ver Sagüés, Néstor
Pedro,
"Eficacia
vinculante
o
no
vinculante
de
la
jurisprudencia
de
la
Corte
Suprema
de
Justicia
de
la
Nación", en "El Derecho", tomo 93, pág. 891; Ibarlucía,
Emilio
A.,
"Fallos
plenarios
y
doctrina
de
la
Corte
Suprema", en "La Ley", 2009-A-654), no parece que hubieran
sido
formulados
en
casos
que
presenten
circunstancias
análogas al que nos ocupa. Ello es suficiente como para
considerar que aquella interpretación del máximo Tribunal
nacional no es aplicable a circunstancias como las que se
resuelven en la especie.
Por lo expuesto, y reiterando mi adhesión al voto
de la doctora Kogan, doy el mío por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Negri dijo:
1. Coincido con la doctora Kogan en cuanto afirma
que el pronunciamiento impugnado vulnera la cosa juzgada
que,
como
cualidad
de
los
efectos
de
la
sentencia
homologatoria del acuerdo celebrado por las partes, implica
derechos irrevocablemente adquiridos para las personas que
intervinieron en el pleito.
2.
prescindirse,
Tengo
a
los
en
cuenta
fines
de
para
la
ello
que
adecuada
no
puede
solución
del
litigio, del carácter del crédito que da lugar a estas
actuaciones
(reparación
de
incapacidad
derivada
de
un
accidente de trabajo) y de su naturaleza alimentaria.
Es
cierto
que
al
momento
de
celebración
y
homologación del acuerdo del que se da cuenta en el voto de
la distinguida colega aún no se habían dictado las normas
de
emergencia
cuya
aplicación
requirió
la
demandada
y
decidió el tribunal de origen.
Sin
embargo,
es
innegable
que
la
transacción
celebrada por las partes y presentada al sentenciante se
produjo en la antesala de la crisis (noviembre de 2001)
cuando esta última no podía pasar inadvertida y producto de
ella
se
habían
producido
ya
trascendentes
cambios
normativos (sólo a título de ejemplo, la derogación de la
ley 23.578 que regulaba los depósitos y préstamos en moneda
extranjera; la ley 25.445 que introdujo un nuevo patrón de
convertibilidad para el peso; la modificación de la ley
24.144
que
vinculados
posibilitó
a
las
cambios
reservas
relevantes
exigibles
a
en
las
aspectos
entidades
financieras, etc.).
En
esa
situación,
y
en
el
marco
jurídico
que
determina el art. 15 de la Ley de Contrato de Trabajo, el
tribunal de origen juzgó que el acuerdo se adecuaba a los
extremos impuestos por esa norma y lo homologó.
3. En este punto es pertinente recordar que, tal
como
lo
emitida
expreso
en
esta
en
L.
misma
89.784,
fecha,
"Gutiérrez",
los
llamados
sentencia
acuerdos
transaccionales, conciliatorios y liberatorios previstos en
el citado art. 15 son, todos ellos, negocios que extinguen
créditos laborales pretendidos por el trabajador. Y si bien
se trata de derechos litigiosos o dudosos (no reconocidos,
en cuyo caso el principio de irrenunciabilidad prohibiría
su dimisión), es lo cierto que el legislador, atento la
naturaleza de los derechos en juego, ha dispuesto que la
validez de esas convenciones depende de que en los mismos
intervenga la autoridad judicial o administrativa y que
éstas dicten una resolución que acredite que mediante tales
actos se ha alcanzado una justa composición de derechos e
intereses de las partes. Esa definición legal determina que
el arreglo privado de los conflictos relativos a créditos
laborales del trabajador no es válido y que la ley
ha
atribuido
de
garantía
a
de
la
autoridad
interviniente
los
potenciales
derechos
una
función
irrenunciables
del
dependiente.
Decidido en la especie (en la que, no es un dato
menor, cuando menos la incapacidad del actor es evidente a
la luz de las constancias de la causa) que era válida
aquella
convención
en
la
que,
para
más,
se
había
establecido expresamente una cláusula ordenada a mantener
incólume el crédito del actor, aplicar la ley 25.561 y el
decreto
214/2002
implicaría
vulnerar
una
garantía
con
arraigo constitucional, como lo es la cosa juzgada, que
responde a la necesidad de tutelar la seguridad jurídica y
la paz social, a través de la finalización de los litigios
y evitando de ese modo la renovación de debates ya dados
por las partes.
Expresamente se incluyó en el convenio dentro de
las cláusulas accesorias una que textualmente dice: "Las
partes estipulan en relación a las sumas pactadas que las
mismas
en
ningún
caso
podrán
ser
inferiores
a
las
necesarias para adquirir en la fecha en que se realice
efectivamente el pago la cantidad de dólares estadounidenses que podría haberse adquirido en el día en que se
suscribe el presente convenio con cada una de las sumas
convenidas" (fs. 400 vta.).
Ese modo anormal de finalización del proceso que
constituye la sentencia homologatoria de la conciliación,
selló la discusión acerca de los términos de ese acuerdo,
de manera que no admite su modificación.
Cualesquiera
hayan
sido
los
motivos
para
suscribir una cláusula como la que da lugar a este debate,
ellos fueron discutidos en la etapa oportuna. El solo modo
como la estipulación fue expresada pone en evidencia que la
desaparición de la paridad cambiaria fue una variable que,
lejos de haber tomado por sorpresa a los litigantes, formó
parte de los extremos evaluados y atendidos en el acuerdo,
a través de un mecanismo que, eventualmente, permitiría
mantener la incolumidad de los valores en juego (y que,
incluso, fue definitoria de su formalización).
4.
En
razón
de
lo
expuesto,
la
sentencia
impugnada no sólo vulnera la cosa juzgada sino que tampoco
es
razonable
trabajador,
ni
justo
pactado
por
que
las
ese
recaudo
partes
y
a
favor
homologado
por
del
el
juzgador de mérito, en cuanto capítulo de un acuerdo más
extenso sobre -como se dijo- potenciales derechos laborales
irrenunciables,
sea
incumplido
y
trasladadas
sus
consecuencias desfavorables al sujeto débil de la relación,
desconociendo
a
aquél
su
calidad
de
sujeto
de
tutela
constitucional preferente (arts. 14 bis, Const. nac. y 15
de la L.C.T.).
5.
En
suma,
por
los
motivos
expuestos
y
los
concordantes desarrollados en el voto de la doctora Kogan,
el recurso debe prosperar con costas y los autos deben
volver
al
tribunal
de
origen
para
que,
con
renovada
integración, dicte nuevo pronunciamiento conforme lo que
aquí se decide (art. 289, C.P.C.C.).
Voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Soria dijo:
I. El recurso no puede prosperar.
Dejando de lado los reparos que pudiera merecer
en orden a su temporaneidad el planteo efectuado por la
parte
actora
a
fs.
417/421
vta.,
lo
cierto
es
que
la
postulación sustancial que porta el recurso igualmente no
puede tener favorable acogida.
1. Comparto la síntesis de los antecedentes de la
causa
efectuada
por
los
colegas
preopinantes
en
sus
respectivos votos.
Destaco como dato relevante que en el acuerdo
conciliatorio logrado por las partes el día 9-XI-2001 y
homologado por el tribunal de grado en fecha 12-XI-2001 (v.
fs. 400/401 y 402/403), la demandada se obligó al pago de
la
suma
de
pesos
diez
mil
($
10.000)
mediante
la
cancelación de diez cuotas de pesos mil ($ 1.000) cada una
pagaderas en las fechas allí indicadas. Formó parte del
mentado
convenio,
aquella
cláusula
por
la
cual
los
otorgantes pactaron que las sumas acordadas "... en ningún
caso podrán ser inferiores a las necesarias para adquirir
en la fecha en que se realice efectivamente el pago la
cantidad
de
dólares
estadounidenses
que
podría
haberse
adquirido en el día en que se suscribe el presente convenio
con cada una de las sumas convenidas" (fs. 400 vta.).
2. En primer lugar, advierto que la impugnación
constitucional plasmada en el recurso parte de la subjetiva
opinión del interesado que sostiene que la voluntad de los
litigantes, exteriorizada en la cláusula arriba descripta,
implicó
establecer
en
el
caso
una
"deuda"
en
dólares
estadounidenses; por dicha razón objeta específicamente la
validez de las normas del decreto 214/2002 (así, arts. 1,
2, 4, 9 y 10) que disponen "la conversión compulsiva a
pesos de deudas contraídas en dólares estadounidenses".
Sin
embargo,
y
resultando
que
el
convenio
conciliatorio fue concertado en moneda nacional, si bien
con
la
implementación
anteriormente
que
toma
de
la
como
cláusula
referencia
descripta
al
dólar,
lo
expuesto por el recurrente evidencia una lectura que no se
ajusta a las constancias del caso, a la vez que refleja la
ausencia
de
argumentos
prescripciones
legales
concretamente
declaran
estipulaciones
que
vinculados
del
con
bloque
la
prevean
de
aquellas
otras
emergencia
inadmisibilidad
mecanismos
de
de
que
las
reajuste,
indexación o repotenciación de deudas.
Para
más,
esta
Suprema
Corte
ha
declarado
la
constitucionalidad del régimen de pesificación cuestionado
(conf.
causas
C.
93.176,
"International
Trade
Logistic
S.A." y C. 89.562, "Quiroga", ambas sents. de 29-XII-2008),
solución
-agrego-
que
también
ha
adoptado
en
orden
a
aquellas normas que vedan el empleo de cláusulas como la
que aquí constituye el objeto de análisis que contiene el
medio
de
impugnación
traído
(conf.
causa
L.
85.591,
"Fernández", sent. de 18-VII-2007).
3.
Luego,
tampoco
la
pretensión
recursiva
pergeñada con fundamento en el instituto de la cosa juzgada
resulta atendible.
a. En autos "Obra Social del Personal de Sociedad
de Autores c/Sociedad Argentina de Autores y Compositores
de
Música",
fallada
el
10
de
marzo
de
2009
(causa
O.517.XLI), el alto Tribunal se ha expedido sobre el tópico
en cuestión, concretamente, en lo tocante al alcance de un
acuerdo transaccional en el que se preveían reajustes en
función de una eventual alteración del tipo de cambio por
aquél entonces vigente.
En
el
fallo
referido
se
descalificó
el
pronunciamiento de grado que, con base en lo normado por el
art. 3 último párrafo de la ley 25.820 e interpretando que
la cláusula del acuerdo transaccional y de pago homologado
no expresaba un reajuste indexatorio, había hecho lugar a
la
pretensión
del
acreedor
de
cobrar
las
diferencias
resultantes con motivo de la modificación de la paridad
cambiaria. Tras recordar las previsiones de los arts. 7 y
10 de la ley 23.928, con arreglo a lo dispuesto por la ley
25.561, que mantuvo vigente la prohibición de indexar que
establecían dichas normas (conf. arg. Fallos 328:2567); (v.
consid. 5° y 6°), la Corte juzgó que la estipulación puesta
en entredicho procuraba un inequívoco fin indexatorio de
las obligaciones pendientes de pago, pues su objeto era
estabilizar el valor de las prestaciones vinculándolo con
el de una moneda extranjera; en tales condiciones, carecía
de validez de acuerdo con lo dispuesto por los mencionados
arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (texto según ley 25.561 y
arts. 502, 953, 1038, 1047 y conc. del C.C.); (v. consid.
7°).
Puntualizó,
solución
la
asimismo,
circunstancia
de
que
que
no
las
obstaba
partes
a
tal
hubieran
pactado y aceptado libremente sujetar los pagos en pesos a
la
variación
de
estadounidense,
federal
pues
(conf.
319:3241;
la
paridad
además
Fallos
320:2786;
de
cambiaria
su
indudable
315:1209;
328:2567),
la
con
el
naturaleza
316:2604;
última
dólar
317:605;
parte
del
ya
citado art. 7 de la ley 23.928 expresamente establece que
"... serán inaplicables las disposiciones contractuales o
convencionales que contravinieren lo [aquí] dispuesto", sin
que en el caso el actor hubiese planteado su inconstitucionalidad.
b.
Ahora
bien,
restaría
analizar
las
consecuencias emergentes del auto homologatorio, puesto que
ello ha constituido uno de los fundamentos esgrimidos por
el
recurrente
para
neutralizar
lo
fallado
en
el
pronunciamiento en crisis (v. rec., fs. 456 vta./458).
La
cuestión,
que
supone
dirimir
el
conflicto
entre el principio de cosa juzgada y la regla prohibitiva
de la indexación impuesta en las leyes federales 23.928 y
25.561, también fue abordada en el citado precedente "Obra
Social
del
Personal
de
Sociedad
de
Autores".
Ello
se
explica a poco de advertir que la Corte federal invalidó el
acuerdo
homologado
por
incluir
una
previsión
que,
al
presente, tenía un propósito indexatorio (arts. 502, 953,
1038, 1047 y conc. del C.C.); así, indudablemente ha dado
primacía a la prohibición de indexar prevista en las leyes
mencionadas.
c. No encuentro mérito para apartarme en esta
contienda de esa línea de interpretación trazada por la
Corte
Suprema,
cuanto
al
tanto
ponderar
por
que
razones
la
de
tarea
economía
de
procesal
desentrañar
la
inteligencia y aplicación de normas federales (arts. 7 y 10
de la ley 23.928) tiene en aquel tribunal a su intérprete
genuino y final (Fallos 326:2880).
d.
Con
todo,
a
tenor
de
su
claro
propósito
indexatorio, cabe declarar la invalidez de la cláusula que
en función del dólar estadounidense fue pactada por las
partes (arts. 7 y 10 de la ley 23.928).
En
alguna,
tanto
puesto
que
lo
resuelto
-dejando
a
no
un
implica
lado
la
pesificación
controvertida
cláusula- la obligación originaria que emana del acuerdo
conciliatorio
corresponde
fue
otro
asumida
tipo
de
en
moneda
consideraciones
nacional,
no
adicionales,
quedando sellada la suerte adversa del escrito impugnativo.
II. En virtud de lo expuesto, debe rechazarse el
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley deducido.
Costas de esta instancia por su orden, dada la complejidad
de la cuestión debatida (arts. 19 de la ley 11.653; 68 y
289 del C.P.C.C.).
Con el alcance indicado, voto por la negativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Hitters dijo:
1. Adelanto mi adhesión a la propuesta decisoria
del doctor Soria, con las consideraciones complementarias
que a continuación expongo.
2. Tal como sostiene el juez al que adhiero, el
asunto constitucional planteado por el recurrente, esto es,
la inconstitucionalidad de la normativa de emergencia que
estableció la pesificación -arts. 1, 2, 4, 7, 9 y 10 del
decreto 214/2002-, transita por un andarivel alejado de la
verdadera cuestión que emerge de la circunstancias de la
causa.
En
efecto,
teniendo
presente
que
el
convenio
conciliatorio aquí celebrado fue estipulado en pesos, queda
claro que la normativa cuestionada, en cuanto establece la
pesificación de las obligaciones pactadas en dólares, no
resulta aplicable.
Ahora bien, visto que en el mencionado convenio
se prevé una cláusula que toma como referencia el dólar,
vale
destacar
que,
a
contrario
de
lo
que
argumenta
el
quejoso, ello no implica una deuda en dólares, sino -tal
como se verá más adelante- un mecanismo de estabilización
de la deuda pactada en moneda nacional.
En tal sentido, ordenando la temática en debate,
considero que la misma se circunscribe a la interpretación
y definición de los alcances de la mentada cláusula; todo
ello,
bajo
la
luz
del
contexto
económico
suscitado
en
nuestro país durante la etapa de ejecución de lo convenido
y homologado judicialmente, como asimismo en función de lo
estipulado por los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (texto
según la ley 25.561), en cuanto establecen la prohibición
de indexar.
3. Tal como reseñan los votos que me preceden, el
tribunal a quo homologó un acuerdo celebrado por las partes
el
día
9-XI-2001,
mediante
el
cual
la
demandada
se
comprometió a abonar al actor una suma de dinero fijada en
pesos, instrumentándose su cumplimiento a través de pagos
mensuales y consecutivos.
A su vez, y para el caso en que se abandonara la
paridad
cambiaria
de
un
peso
igual
a
un
dólar
estadounidense (1 $ = 1 U$S), se convino una cláusula que
disponía que la accionada debería abonar en cada cuota la
suma
necesaria
para
adquirir
la
cantidad
de
dólares
estadounidenses equivalentes a la cantidad que de dicha
moneda podía adquirirse en el momento de la celebración del
acuerdo.
La decisión homologatoria fue dictada el 12-XI-
2001, encontrándose -como dije- firme y pasada en autoridad
de cosa juzgada (art. 309, C.P.C.C.).
4. En tal orden, y teniendo presente los mismos
sucesos económicos considerados en esta causa, la Corte
Suprema
de
Justicia
de
la
Nación,
en
el
expediente
O.517.XLI, "Obra Social del Personal de Sociedad de Autores
c/ Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música",
fallado
el
10-III-2009,
vertió
distintas
consideraciones
que, en mi parecer, resultan aplicables a la presente.
i)
De
acuerdo
con
lo
atinente
a
la
relación
fáctica que efectuara el máximo Tribunal del país, el caso
resolvió
un
juicio
por
cobro
de
aportes
en
donde
se
homologó -con fecha 12-VIII-1999- un acuerdo en virtud del
cual una de las partes se obligaba a pagar una suma de
dinero
en
previéndose
pesos,
una
en
cuotas
cláusula
en
mensuales
la
que,
a
y
la
consecutivas,
vez
que
se
consideraba la paridad cambiaria que regía con el dólar
estadounidense, se establecía que para el caso de que dicha
paridad se abandonara, el monto de las cuotas pendientes de
pago se reajustaría en la medida de esa variación.
ii) La cuestión a resolver en dicho precedente
giró en torno, precisamente, al planteo efectuado por la
obra social actora de cobrar las diferencias devengadas con
relación a la cotización del dólar por aplicación de la
mencionada cláusula, considerando el abandono del régimen
de convertibilidad dispuesto por la normativa de emergencia
económica, que a su vez -paralelamente- mantuvo vigente la
prohibición de indexar establecida en el sistema derogado
(arts. 7 y 10 de la ley 23.928 y 4 de la ley 25.561).
iii)
Federal
Imbricada
consideró
inequívoco
que
propósito
en
tales
andariveles,
la
referida
indexatorio
cláusula
de
las
la
Corte
tuvo
un
obligaciones
pendientes de pago, pues su objeto fue estabilizar el valor
de
las
prestaciones
vinculándolo
con
el
de
una
moneda
extranjera. En consecuencia, resolvió la invalidez de la
misma
en
razón
de
lo
dispuesto
en
los
artículos
antes
referidos, en cuanto a la prohibición de reajustar deudas
(consid. 7°).
iv) Asimismo, señaló que no obstaba a la solución
arribada la circunstancia de que los litigantes hubieran
convenido
variación
libremente
de
la
sujetar
paridad
los
pagos
cambiaria
en
pesos
con
el
a
la
dólar
estadounidense, toda vez que, conforme con la normativa
pertinente
"...
serán
inaplicables
las
disposiciones
contractuales o convencionales que contravinieren lo [aquí]
dispuesto...", destacándose que, en el caso, la actora no
planteó su inconstitucionalidad.
5. Estos argumentos fueron reiterados por el Alto
Tribunal en los autos M. 913.XXXIX, "Massolo, Alberto José
c/ Transporte del Tejar S.A.", fallados el 20-IV-2010.
i) En este caso, el acuerdo convenido por las
partes -del 26 de octubre de 2001- lo fue sobre la base de
una sentencia firme que había hecho lugar a una demanda por
indemnización de los daños y perjuicios derivados de un
accidente de tránsito. En tal marco, las intervinientes
establecieron
que
el
crédito
sería
saldado
por
la
aseguradora citada en garantía en cuotas mensuales, iguales
y consecutivas, estableciéndose que "para el caso de que se
derogare la ley de convertibilidad, dejando de existir la
paridad
peso/dólar
estadounidense,
las
partes
están
conformes en que cada una de las cuotas se abonará en pesos
necesarios para adquirir la cantidad equivalente a cada una
de las cuotas pactadas, calculados conforme la cotización
que de la divisa estadounidense hubiera efectuado el Banco
de la Nación Argentina al cierre del día en que venció la
cuota inmediata anterior".
ii)
La
circunscribió
al
cuestión
planteo
a
de
resolver
la
por
entonces
inconstitucionalidad
se
del
art. 4 de la ley 25.561 -en cuanto mantiene la prohibición
de indexar de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928- en función
de su incidencia en las cuotas pactadas bajo la cláusula
mencionada.
iii) Al respecto, teniendo presente las normas y
principios
involucrados,
dicho
cuerpo
jurisdiccional
consideró que la regla pactada era inválida. Efectuando un
examen
de
la
razonabilidad,
a
partir
del
planteo
de
constitucionalidad deducido, argumentó que "... Permitir la
vigencia y aplicación de una cláusula de estabilización
como la establecida en autos, significaría desconocer el
objetivo
leyes
antiinflacionario
federales
que
se
mencionadas
proponen
mediante
alcanzar
la
las
prohibición
genérica de la `indexación´, medida de política económica
que procura evitar que el alza de los precios relativos
correspondientes a cada uno de los sectores de la economía,
al
reflejarse
de
manera
inmediata
en
el
índice
general
utilizado al mismo tiempo como referencia para reajustar
los precios y salarios de cada uno de los demás sectores,
contribuya
de
manera
inercial
a
acelerar
las
alzas
generalizadas de precios (conf. Fallos: 329:385) y a crear
desconfianza en la moneda nacional..." (consid. 16°).
iv) También dejó en claro que "... teniendo en
cuenta
las
causa,
cabe
circunstancias
señalar
que
la
fácticas
y
procesales
indemnización
fue
de
la
fijada
en
pesos y debía cumplirse en dicha moneda de curso legal,
motivo
por
el
cual
no
corresponde
aplicar
el
reajuste
equitativo previsto por la ley 25.561 y el decreto 214/2002
para las obligaciones de dar sumas de dinero pactadas en
moneda extranjera, sin que obste a ello el hecho de que el
art. 11 de la citada ley, en su texto originario, hubiese
contemplado
a
los
contratos
en
los
que
se
hubiesen
establecido
cláusulas
de
ajuste
en
dólares,
pues
dicha
alusión fue eliminada con la modificación introducida por
la ley 25.820" (consid. 17°).
6.
Como
reiteradamente
lo
he
sostenido
(conf.
causas Ac. 91.478, sent. del 5-V-2004; Ac. 89.988, res. del
1-III 2004; Ac. 86.648, res. del 27-VIII-2003; Ac. 86.221,
res. del 19-III-2003; L. 75.144, sent. del 26-II-2003; Ac.
85.566, sent. del 25-VII-2002; B. 58.634, sent. del 12-IX2001, entre muchas otras), corresponde brindar acatamiento
a las doctrinas de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación,
ya
por
su
carácter
atrapante
en
los
tópicos
federales en tanto último intérprete de la Lex Maxima, ya
por la vinculación moral para los demás judicantes en las
cuestiones no federales, sobre la base de los principios de
celeridad y economía procesal.
7.
En
tal
sentido,
y
como
adelantara,
los
argumentos desplegados por la Corte de la Nación resultan
en mi parecer válidos para el pleito motivo de autos.
Así, queda claro que la cláusula de actualización
o reajuste convenida por las partes en la presente, dada la
modalidad empleada, tuvo un claro propósito indexatorio,
toda vez que su finalidad fue lograr la estabilidad del
valor de la obligación pactada en moneda nacional.
En tal sentido, conforme al criterio de nuestro
máximo Tribunal, el convenio de marras resulta contrario a
expresas
disposiciones
legales
que
determinan
la
prohibición de indexar, correspondiendo, en consecuencia,
la declaración de su invalidez.
8. Asimismo, considero que los fallos reseñados
abarcan
la
cuestión
planteada
aquí
por
el
recurrente,
relacionada con el conflicto entre el principio de la cosa
juzgada
y
la
prohibición
de
indexar,
a
partir
de
la
decisión que homologó el acuerdo, comprensiva -claro estáde la cláusula de reajuste en debate.
Al
respecto,
téngase
presente
que
la
decisión
adoptada por la Corte federal, en cuanto invalidó este tipo
de
"pactos",
se
homologados
comprensivo
proyectó
pasados
de
los
en
-precisamente-
sobre
autoridad
res
efectos
en
de
curso
de
una
acuerdos
judicata,
relación
jurídica.
De esta manera, a la vez que se dio primacía a
"principios de orden público económico" -afincados en la
prohibición de indexar- respecto de "principios arraigados
en la libre voluntad contractual", se establece asimismo
una
mutación
modificando
de
lo
la
resolución
homologado
en
judicial
punto
a
en
la
cuestión,
cláusula
indexatoria.
9. Finalmente, estimo pertinente señalar que, en
el precedente L. 85.591, "Fernández" (sent. del 18-VII2007), he tenido la posibilidad de pronunciarme sobre las
normas
de
emergencia
prohibición
posición
de
al
económica
utilizar
que
mecanismos
respecto
estuvo
mantuvieron
la
indexatorios.
Mi
orientada
en
la
constitucionalidad de tales preceptos, siendo este enfoque
compartido por este Tribunal en la causa referenciada y en
otros. A los fundamentos allí expresados me remito.
10. Por lo expuesto, debe rechazarse el recurso,
reiterando mi adhesión al voto del doctor Soria, con los
alcances
que
fueran
explicitados,
dando
el
mío
por
la
negativa.
El
señor
Juez
doctor
Genoud,
por
los
mismos
fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó también por
la negativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Domínguez dijo:
1. Adhiero al voto de la doctora Kogan y agrego,
a
mayor
abundamiento
-que
en
el
marco
reseñado-,
la
ponderación de las particulares circunstancias fácticas que
singularizan esta contienda ponen en evidencia la grave
afectación que habría de provocar a la parte actora la
aplicación de la ley 25.561 y el decreto 214/2002; más aún
cuando media un acuerdo homologado de carácter alimentario
cuya vulneración afectaría la garantía de la cosa juzgada.
2. Los efectos de la cosa juzgada impiden que se
dicte una nueva decisión -efecto negativo o de exclusión- o
en su defecto origina en el juzgador el deber de ajustarse
a lo ya decidido -efecto positivo o prejudicial- (conf.
Montero
Aroca
Juan,
"Derecho
Jurisdiccional",
Proceso
Civil.
2da.
Edición,
pág.
438,
Tomo
Librería
II,
Bosch,
1989).
3. Finalmente, y para concluir, cabe acotar que
en mi opinión la aplicación de las leyes de emergencia
económica deben ser ponderadas en cada caso, adecuando la
solución a las circunstancias fácticas en juzgamiento y
donde debe prevalecer en la especie la protección de los
arts.
14
bis
de
Constitución
la
Constitución
provincial.
Asume
nacional
y
primacía
39
de
la
la
tutela
preferente a favor del trabajador.
debatido
Y
si
bien
ha
sido
el
plexo
declarado
normativo
de
constitucional
emergencia
por
la
Corte
Suprema de Justicia de la Nación, se han hecho excepciones
como
en
el
("Benedetti,
caso
Estela
de
la
Sara
renta
c/
vitalicia
P.E.N.
ley
previsional
25.561-
dtos.
1570/01 y 214/02 s/ Amparo", 18 de septiembre de 2008).
4. El control de razonabilidad, entendido como el
control
de
discrecionales
legitimidad
de
los
de
las
agentes
opciones
estatales,
valorativas
es
lo
que
podríamos llamar de control en el sentido estricto. Pero,
al lado de ese control, podemos identificar una exigencia
genérica de que todos los actos estatales sean justos, lo
que implica que sean razonables y proporcionales.
Contribuye para eso el hecho de que el término
razonabilidad tiene significados variados. La razonabilidad
da
desde
luego
una
idea
de
adecuación,
idoneidad,
aceptabilidad, logicidad, equidad, traduce todo aquello que
no es absurdo, solamente lo que es admisible. Razonabilidad
tiene
aún
criterio,
otros
significados,
prudencia
y
como
moderación
por
(Sola
ejemplo,
Vicente
buen
Juan,
"Control Judicial de Constitucionalidad", pág. 555, Abeledo
Perrot, 2001).
Voto por la afirmativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por
mayoría,
se
hace
lugar
al
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley traído, se revoca el pronunciamiento
impugnado en cuanto vulneró los efectos de cosa juzgada de
la sentencia que homologó -en los términos del art. 15 de
la Ley de Contrato de Trabajo (t.o.)- el acuerdo celebrado
por
las
partes
respecto
de
los
créditos
de
naturaleza
alimentaria reclamados, y se declaran inaplicables al caso
las disposiciones de la ley 25.561 y el decreto 214/2002.
Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de
que,
integrado
con
otros
jueces,
dicte
nuevo
pronun-
ciamiento de conformidad con lo que aquí se ha resuelto.
Las
costas
se
imponen
a
la
demandada
vencida
(arts. 19, ley 11.653 y 289, C.P.C.C.).
Regístrese y notifíquese.
EDUARDO NESTOR DE LAZZARI
HECTOR NEGRI
JUAN CARLOS HITTERS
HILDA KOGAN
DANIEL FERNANDO SORIA
LUIS ESTEBAN GENOUD
FEDERICO GUILLERMO DOMINGUEZ
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
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