Informativo Jurídico Semana del 26 al 30 de enero de 2009

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Semana del 26 al 30 de enero de 2009
I. JURISPRUDENCIA
1. Inembargabilidad de los recursos del Sistema General de Participaciones.
Corte Constitucional. Sentencia C-1154 del 26 de noviembre de 2008. Magistrada
ponente: Clara Inés Vargas Hernández.
La Sala Plena de la Corte estudia la constitucionalidad del aparte del artículo 21 del Decreto 28
de 2008 que determina la inembargabilidad de los recursos del Sistema General de
Participaciones y establece que las medidas cautelares que adopten las autoridades judiciales
relacionadas con obligaciones laborales se harán efectivas sobre ingresos corrientes de libre
destinación de la respectiva entidad territorial.
El accionante argumenta que la norma acusada impide que sobre los recursos del Sistema
General de Participaciones se impongan medidas cautelares, en especial derivadas de procesos
judiciales relacionados con créditos laborales desconociéndose así el carácter no absoluto del
principio de inembargabilidad de recursos públicos, el derecho a la igualdad, la cláusula de
reserva de ley, el acceso efectivo a la administración de justicia y el respeto de los derechos
adquiridos.
La Sala primero despeja la duda de su competencia en el proceso y afirma que se trata en este
caso del examen de un decreto con fuerza de ley. Posteriormente, pasa al análisis material del
asunto y considera que su decisión debe ir encaminada a declarar la constitucionalidad
condicionada del aparte acusado para excluir del ordenamiento jurídico una interpretación
contraria a la Constitución Política.
En consecuencia, la Corte declara exequible el aparte acusado “en el entendido de que el pago de las
obligaciones laborales reconocidas mediante sentencia debe efectuarse en el plazo máximo de dieciocho (18) meses,
contados a partir de la ejecutoria de la misma, y de que si los recursos correspondientes a los ingresos corrientes de
libre destinación de la respectiva entidad territorial no son suficientes para el pago de las citadas obligaciones,
deberá acudirse a los recursos de destinación específica”.
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2. Interpretación de preceptos legales requiere más que una correcta estructura
legal.
Corte Constitucional. Sentencia T-1045 del 24 de octubre de 2008. Magistrado Ponente:
Rodrigo Escobar Gil.
En proceso de revisión de un fallo de tutela, la Corte Constitucional se pronunció respecto de la
procedencia de dicho amparo constitucional frente a interpretaciones de preceptos legales
efectuadas por los jueces.
En principio, la Corte ha señalado que cuando la interpretación realizada por el juez se encuentra
debidamente sustentada y razonada, no es susceptible de ser cuestionada, ni menos aún de ser
calificada como una vía de hecho y, por tanto, cuando su decisión es impugnada a través del
mecanismo de la tutela, esta será improcedente.
Sin embrago, cuando, a pesar de la autonomía interpretativa que la Constitución le confiere a las
autoridades judiciales, la decisión del juez es evidentemente perjudicial para los intereses
legítimos de una de las partes, dependiendo de las circunstancias específicas del caso concreto, la
acción de tutela sería procedente en contra de la decisión judicial.
Para la Corte, existen dos motivos que inciden de manera notable en las fallas de interpretación.
El primero de ellos, está relacionado con la interpretación específica de la ley aplicable al caso
concreto y el segundo, se caracteriza por el desconocimiento de la Constitución. Así las cosas, es
posible que una interpretación perfectamente posible desde el punto vista legal, no responda a
especiales exigencias previstas en la Constitución. La Corte ha aceptado que la acción de tutela
proceda contra sentencias judiciales, en aquellos casos en los cuales se efectúa una lectura aislada
de la ley por vincular los contenidos constitucionales que resulten pertinentes.
3. Potestad sancionatoria del Gobierno en lo relacionado con el mercado de valores.
Corte Constitucional. Sentencia C-1121 del 12 de noviembre de 2008.
Ponente: Mauricio González Cuervo.
Magistrado
Por medio de esta sentencia, la Corte decide sobre la exequibilidad del artículo 7 de la Ley 35 de
1993, que establece que el Gobierno, en ejercicio de la actividad de intervención, puede señalar
las sanciones correspondientes a la infracción de las disposiciones que dicte en desarrollo de su
función de regulación de las actividades financiera, aseguradora, del mercado de valores y de las
relacionadas con el manejo aprovechamiento e inversión de los recursos captados del público.
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La interposición de la demanda, obedeció a que dicho artículo va en contra de los principios de
tipicidad y legalidad de las sanciones y a que la Corte Constitucional, en sentencia C - 1161 de
2000, declaró inexequible el artículo 52 del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, que había
incorporado el artículo demandado, sin referirse expresamente al artículo 7 de la Ley 35 de 1993,
razón por la cual aún estaría vigente.
La Corte se declaró inhibida para pronunciarse sobre la constitucionalidad del artículo
demandado por carencia de objeto, con base en los siguientes argumentos:
En primer lugar, la Corte estudia la incorporación que de este artículo se hizo en el actual
Estatuto Orgánico del Sistema Financiero para concluir que en éste cuerpo normativo no se
incluyó lo referente a las facultades en materia sancionatoria del Gobierno para lo relacionado
con las actividades del mercado de valores.
Estas facultades, en lo que tiene que ver con el mercado de valores, habían sido incluidas en el
Decreto 653 de 1993 – Estatuto Orgánico del Mercado Público de Valores - , el cual fue
declarado inexequible en su totalidad en la Sentencia C - 397 de 1995. En consecuencia, el
artículo 7 de la Ley 35 de 1993, en lo relacionado con las facultades del Gobierno para señalar las
sanciones para la infracción de las disposiciones que dicte en ejercicio de su función de
regulación de las actividades del mercado de valores, no se encontraba dentro de las
disposiciones declaradas inexequibles.
Posteriormente, la Corte analiza la derogatoria tácita del artículo demandado frente a la
expedición de la Ley 964 de 2005 y concluye que ésta Ley derogó tácitamente el artículo 7 de la
Ley 35 de 1993 porque expidió un conjunto de disposiciones que regularon la materia de manera
integral al incluir temas sustanciales y procedimentales del régimen sancionatorio por
incumplimiento de las normas de intervención del Gobierno. Para ello, además estudió la
exposición de motivos de la mencionada ley, en la cual se vislumbra claramente la intención del
legislador de regular toda la materia.
II. DOCTRINA
1. Protección al Consumidor Financiero.
Superintendencia Financiera de Colombia. Concepto 2008079263-001 del 1 de diciembre
de 2008.
La Superintendencia señala que por ser la actividad financiera de interés público, el ordenamiento
legal incluye una serie de normas que protegen en forma particular los derechos del consumidor
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financiero1 y que éstas se encuentran en el Capítulo XIV de la Parte Tercera del Estatuto
Orgánico del Sistema Financiero como Reglas relativas a la competencia y a la protección del consumidor, y
en el Capítulo Sexto del Título I de la Circular Básica Jurídica. No obstante, precisa que son las
entidades vigiladas las que: “están obligadas a prestar un buen servicio a sus clientes y usuarios y por tanto
son las llamadas a monitorear periódicamente la adecuada atención al público con el flujo de personas que asistan
a sus oficinas, las cargas de trabajo, los picos que puedan presentarse en determinadas horas, las estrategias a
implementar para solucionar posibles inconvenientes y a evaluar permanentemente alternativas que les permitan
garantizar un óptimo servicio y diseñar contingencias”.
En relación con las tarifas aplicables al servicio bancario, reitera su doctrina y cita la posición del
Ministerio de Hacienda y Crédito Público, en el sentido que: “el establecimiento de un sistema de costeo
de cero impacto para el usuario constituye una clara intervención en la economía, a través de la fijación de precios
en el mercado financiero, al no tener en cuenta siquiera el elemento de utilidad propio de cualquier negocio y el cual,
si bien generaría una disminución de las comisiones que se cobran en la actualidad a los usuarios, también
afectaría a los establecimientos de crédito, lo que podría tratar de compensarse con una disminución en las tasas de
interés de captación y un aumento en las de colocación, con resultados imprevisibles en materia de bancarización y
niveles de consumo”.
Finaliza indicando que en todo caso el cliente o usuario en desarrollo de su libertad contractual,
puede abstenerse de realizar un negocio y acudir a otra institución crediticia que ofrezca un
producto más acorde con sus expectativas.
Por último, señala que en la página web de esa Superintendencia se pueden consultar las tarifas
que los establecimientos cobran por sus productos y servicios.
2. Se hacen algunas precisiones sobre el concepto de “cliente” para efectos del
SARLAFT.
Superintendencia Financiera de Colombia. Concepto 2008072629 del 15 de diciembre de
2008.
Con ocasión de una consulta, la Superintendencia emitió el siguiente concepto relacionado con la
vinculación de clientes contemplada en la Circular 026 de 2008.
Es todo cliente y usuario de las entidades vigiladas, el inversionista de los productos ofrecidos a través de
los mercados de activos financieros, el asegurado, el afiliado al régimen general de pensiones, así como
todo aquel que determine la Ley o el Gobierno Nacional.
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En primer lugar, se aclara que siempre que las entidades vigiladas ofrezcan el producto
denominado “transferencias” por tener la calidad de intermediarios del mercado cambiario y
tengan usuarios que, como ordenantes o beneficiarios, efectúen 3 o más operaciones de
transferencia en el trimestre, 5 o más en el semestre o seis o más en un año y que además, no
estén incluidos en la excepción que trae la norma en cuanto a que el ordenante y el beneficiario
sean clientes de entidades vigiladas por la SFC, se considerarán clientes y las entidades deben
hacer el proceso de vinculación a la entidad.
La vinculación se efectúa mediante el diligenciamiento del formato que para el efecto tenga
establecido la entidad, denominado formato de solicitud de vinculación de clientes y la posterior
aceptación de ésta por parte de la entidad, según sus procedimientos internos y no se refiere
además a la suscripción de un contrato. Se aclaró también que el propósito de la norma es que la
entidad tenga el suficiente conocimiento del cliente y así pueda aplicar su SARLAFT y mitigar el
riesgo.
En segundo lugar, la Superintendencia Financiera precisa que el concepto de cliente involucra los
siguientes elementos: i) que se trate de una persona natural o jurídica, ii) que se establezca y se
mantenga una relación, iii) que la relación tenga origen contractual o legal, iv) que la relación
tenga por objeto el suministro de un producto, v) que la prestación de ese producto tenga
relación con el objeto social de la entidad vigilada.
Por exclusión, se señaló que las relaciones que entablan las entidades vigiladas en desarrollo de
actividades necesarias para el cumplimiento del objeto social pero que son ajenas al mismo, no
constituyen una vinculación contractual para efectos del SARLAFT, aunque en todo caso, las
entidades deben obrar con prudencia y diligencia frente a las mismas.
Finalmente, frente a la obligatoriedad de que las personas autorizadas para disponer de los
recursos objeto del contrato diligencien el formulario de solicitud de vinculación contenida en el
numeral 4.2.2.1.1., la Superintendencia determinó que las personas autorizadas por los
propietarios de los recursos para disponer de éstos son los autorizados a que se refiere la norma,
los cuales deben diligenciar la totalidad del formulario con su información personal y que así
mismo, la entidad se encuentra en la obligación de verificar el documento que acredita la
mencionada autorización. Aclaró también que en el caso de las personas jurídicas, los
representantes legales no deben diligenciar el formulario por cuanto éstos se consideran como el
propio cliente.
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