Como proveer para las necesidades de planta fisica ´ ´

Anuncio
CONOZCA AL MAESTRO
Como
proveer para
´
las necesidades de
´
planta fisica
La construcción de un nuevo edificio para la
iglesia, tiene el potencial de ser una gran bendición,
como también, de ser una cuestión sobre la cual se
divida una congregación. El pagar por él puede
convertirse en un desafío financiero. Es tanto el
tiempo, el dinero y la preocupación que se pueden
consumir en el edificio, que a la congregación le
van a quedar pocos recursos para cumplir con su
misión, de buscar y salvar a los perdidos. Además,
es frecuente que surja la polémica acerca de la
forma como el edificio pueda usarse. Estos hechos
sugieren que los líderes de la iglesia, necesitan
estar preparados para vérselas con varias cuestiones, las cuales pueden surgir, respecto del
edificio de ella.
¿DEBE LA IGLESIA POSEER UN EDIFICIO?
Una pregunta que probablemente no se haga,
pero que debería hacerse, es si la iglesia debe
tener un edificio. Se pueden hacer afirmaciones,
tanto a favor, como en contra de tal cuestión.
Desventajas de poseer un edificio
Por un lado existen buenas razones para que
una congregación no invierta su tiempo y su
dinero en un edificio. Consideremos cuatro de éstas.
1) Los edificios no son requeridos. La Biblia no
requiere de que cada congregación construya y
le dé mantenimiento a un edificio que sea
propio. En los tiempos del Nuevo Testamento,
las congregaciones, aparentemente, se reunían
en una variedad de lugares, incluyendo las
casas de los miembros, e instalaciones prestadas
y alquiladas. La primera evidencia de la
existencia de edificios de la iglesia se remonta
hasta el siglo cuarto.1
2) Los edificios pueden consumir demasiado tiempo
y dinero. Es frecuente que los edificios de la iglesia
consuman una excesiva cantidad de dinero, tiempo
y atención, por parte de la congregación. Mucho
tiempo se invierte en reuniones de negocios de los
ancianos, dialogando sobre asuntos relacionados
con el edificio de la iglesia, y sobre la cantidad de
tiempo y dinero (el porcentaje del presupuesto)
que se ha de emplear en darle mantenimiento a la
planta física. Si la iglesia le diera esa misma
cantidad de atención, tiempo y dinero a la salvación
de las almas —en casa, así como en el extranjero—
habría probabilidad de que más almas se salvaran.
Además, el costo de un edificio de la iglesia
parece subir indefinidamente. Si una iglesia crece,
construye un edificio, y luego un edificio más
grande, y luego otro edificio más grande. Durante
ese tiempo, estará gastando un gran porcentaje de
su presupuesto en su edificio, y deberá continuar
haciéndolo así. Algunas veces pareciera que una
congregación jamás tendrá los fondos que necesita,
por ejemplo, para hacer el trabajo misionero.
3) Estar en posesión de un edificio no es eficiente.
En por lo menos un aspecto, los edificios de la
iglesia no parecen ser rentables en cuanto al tiempo
y el dinero. Las partes más grandes de la mayoría
de los edificios —el auditorio y las aulas— a
menudo se usan tan sólo unas pocas horas a la
1
“No fue sino hasta la era de Constantino, cuando
hallamos edificios construidos especialmente. Cualquier
espacio en donde se permitía una asamblea, constituía un
posible sitio para reuniones con propósitos cristianos”. Everett
Ferguson, Early Christians Speak (Los cristianos primitivos
hablan) (Austin, Tex.: Sweet Publishing Co., 1971), 76.
1
semana. ¿Construiría una empresa un edificio
grande para tan mínimo nivel de uso?
4) Los edificios no son necesarios para el crecimiento. Algunas congregaciones han experimentado crecimiento sin haber poseído un edificio.
Las ventajas de poseer un edificio
Por otro lado, se pueden dar buenas razones
para que la iglesia posea su propio edificio.
1) Se acostumbra que las iglesias tengan edificios.
En algunas sociedades, en nuestra era, son pocas
las iglesias y grupos religiosos que existen, sin
tener sus propios edificios. Tanto las iglesias en
crecimiento, así como las que no están creciendo,
por regla general, tienen edificios.
2) Los edificios pueden usarse eficientemente. La
objeción que se basa en la ineficiencia de los
edificios, se puede reducir, en algún grado, mediante la construcción de edificios más eficientes,
y mediante usarlos para propósitos que sean
consecuentes con las metas de la iglesia, por más
tiempo que unas pocas horas a la semana.
3) El poseer un edificio provee oportunidades
para el uso de los talentos. El tiempo que los
miembros donan y se emplea en el mantenimiento
del edificio de la iglesia (por ejemplo, en los días de
trabajo especiales, que se programen) no se usaría
necesariamente para propósitos de evangelización
más directos. Muchos cristianos creen que ellos
pueden hacer trabajos relacionados con el edificio
—aquellos que tienen talento como carpinteros,
plomeros, electricistas, etc.— pero que no pueden
hacer trabajo de evangelización.
La pregunta acerca de si se va a tener un edificio,
por lo general, está respondida antes de que se haya
hecho. Los miembros no pueden concebir la idea
de una congregación sin un edificio alquilado o propio.
“¿DEBE LA IGLESIA CONSTRUIR?
¿DÓNDE? ¿CÓMO PAGARLO?”
Cuando el edificio actual de una iglesia comienza a resultar incómodo, surgen otras preguntas. En ese momento, los líderes de la iglesia
deben decidir si van a construir un nuevo edificio,
dónde construirlo, y cómo financiarlo.
¿Hemos de construir?
¿Qué nos dice la historia reciente? En la década
de los sesenta, los “expertos” de la hermandad,
aconsejaban a las iglesias en crecimiento, que
construyeran nuevos edificios en el momento que
sus edificios viejos, estuvieran a un 80 por ciento
de su capacidad. Se hacían afirmaciones como ésta:
“Construya un nuevo edificio. No se preocupe por
2
el dinero que tenga que pedir prestado para pagarlo.
¡La gente que venga por causa de tener un nuevo
edificio, ella lo pagará!”.
En muchos casos, el consejo fue puesto en
práctica, pero los resultados que se habían pronosticado, no se concretaron. Lo que a menudo
sucedió fue esto: Una iglesia que tenía un auditorio
con capacidad para 200 personas, y una asistencia
promedio de 170, construiría un auditorio para
500. Luego la promesa implícita de que un nuevo
edificio atraería nuevos miembros, no se materializaría. En consecuencia, diez años después,
una congregación de 200 personas se estaría
reuniendo en un auditorio con cabida para 500,
tendría dificultad para hacer los pagos, y estaría
desanimada por su obvia falta de éxito.
Puesto que la iglesia parecía estar creciendo en
la década de los sesenta, y se dio lo que podría
llamarse la “fiebre de la construcción de edificios
para la iglesia”, hoy día se encuentran muchas
iglesias, en muchas ciudades, por todos los
Estados Unidos, con membresías de 150 a 300,
reuniéndose en auditorios diseñados para dar
cabida a cantidades de 600 a 900 personas. 2 Las
consecuencias de esta situación son de dos dobleces:
1) Las iglesias están cargadas de deudas asfixiantes. La
Christian Chronicle publicó una serie de artículos 3
sobre el problema de la deuda que enfrentaron
muchas iglesias —deuda que fue contraída, mediante lo que después demostró ser una serie de
decisiones poco sabias, en cuanto a la construcción de un nuevo edificio para reuniones. 2) Las
congregaciones enfrentan el desánimo. El precio
sicológico que se paga, por tener que ver, regularmente, a un edificio a un cuarto de su
capacidad los domingos por la mañana, y por tener
que disminuir los programas de evangelismo, para
poder cumplir con los pagos del edificio, es incalculable, y es probable que contribuya a muchos
otros males dentro de la iglesia.
Si se es razonable, se descubrirá que el tener
retrospectiva siempre es mejor que el ser previsores.
Pudo haber sido imposible predecir: que la época
2
Ira North se refirió a este problema en: “Overbuilt
and Underused” (“Sobreconstruido y subutilizado”),
Balance (Nashville, Tenn.: Gospel Advocate Co., 1983), 41.
3
Joy L. McMillon y R. Scott Lamascus, “Two churches
say it was a mistake” (“Dos iglesias dijeron que fue un
error”), Christian Chronicle 45 (noviembre de 1988): 1, 6;
“Financial perils sap church vitality” (“Riesgos financieros
minan la vitalidad de la iglesia”) Christian Chronicle 46
(enero de 1989): 1, 6; “Churches find successful debt, ministry balance” (“Iglesias hallan exitoso balance entre
ministerio y deuda”), Christian Chronicle 46 (marzo de
1989): 1, 6.
del “auge de nacimientos”, posterior a la segunda
guerra mundial, fue lo que causó gran parte del
crecimiento de la iglesia anterior a la década de los
setenta; que este auge declinaría; y que ciertos
factores demográficos afectarían vitalmente el
crecimiento de la iglesia. Podría ser consolador
el recordar que en muchas áreas, también se
construyeron escuelas más grandes de lo que se
necesitaban, y que posteriormente muchas de éstas
estaban en venta. Si las juntas escolares no pudieron
predecir el futuro, ¿por qué debemos esperar que
los ancianos lo hicieran? Muchas grandes empresas,
a pesar de que usan procedimientos sofisticados
para el pronóstico, los cuales no están disponibles
para la mayoría de las iglesias, todavía toman
decisiones erróneas.4
¿Cómo podemos tomar la decisión? ¿Qué se puede
decir acerca de construir un nuevo edificio? Por
encima de todo, los líderes de la iglesia deben
entender que la decisión de construir puede ser
una de las más grandes (en la mente de los
miembros) que la iglesia alguna vez tome. Por lo
tanto, deben, por un largo período de tiempo,
consultar con los miembros, procurando y recibiendo sus opiniones, y tratando de llevar a la
membresía a un consenso, antes de tomar una
decisión acerca de si van a construir, o acerca del
lugar, donde lo van a hacer.
Además, hay varias preguntas, las cuales
necesitan ser respondidas antes de que la iglesia
decida si va a construir.
“¿Por qué queremos un nuevo edificio?”. Es posible
que en el pasado, entre los motivos para construir
un nuevo edificio, no sólo privara la necesidad,
objetivamente demostrada, de éste, sino que en
igual medida estuvieran de por medio el orgullo
congregacional, o el ego del predicador. La pregunta más importante que se ha de hacer, cuando
se considera la construcción de un nuevo edificio,
es ésta: ¿Ayudará un nuevo edificio a que la iglesia
cumpla con su objetivo —cual es, el de salvar
almas y guardarlas en salvación?
“¿Existe una alternativa?”. Considerando el alto
precio que se paga por construir un nuevo edificio,
los líderes de la iglesia deben tratar de hallar otra
forma de solucionar el problema, si es posible.
Son varias las alternativas que se podrían con4
Por ejemplo, la Coca Cola introdujo al mercado la
nueva Coca Cola, tan sólo para enterarse que la gran
mayoría de la gente prefería la “antigua” Coca Cola. De allí
que ésta se continuara vendiendo bajo el nombre de “Coca
Cola Clásica”, y que la compañía guarde silencio respecto
del valor de la “Nueva Coca Cola”, si todavía se está
vendiendo.
siderar: 1) ¿Se podrá renovar o ampliar el edificio
actual, para llenar necesidades presentes y futuras?
2) ¿Se podrá tener más de un culto el domingo por
la mañana? A la mayoría de los miembros no les
agrada esta posibilidad, y los líderes de la iglesia
deben tener este hecho en mente, pero es posible
que aquéllos sean educados para considerar tal
opción. 3) ¿Podrá sobrevivir la iglesia sin poseer
un edificio? Aunque la mayoría de los miembros
de la iglesia podrían responder que “No” a esta
pregunta, en ciertos casos, ésa puede ser una
posibilidad.
“¿Podemos suponer que el crecimiento del pasado
significa, necesariamente, que la iglesia crecerá en el
futuro?”. ¡No podemos estar seguros de que un
nuevo edificio va a hacer que vengan nuevas personas a nuestros cultos! Para determinar si el
crecimiento del pasado continuará dándose, debe
hacerse un esfuerzo, para descubrir los hechos,
acerca de lo que probablemente le sucederá a la
iglesia, y a la comunidad, en el futuro: 1) ¿Creció la
iglesia en el pasado debido a factores que ya no se
dan más —por ejemplo, debido a que la gente se
estuvo mudando a la comunidad para trabajar en
una industria que ya dejó de existir, o que ya no
atrae nuevas personas a la comunidad? 2) ¿Estará
avanzando en edad la comunidad? ¿Se estarán
mudando para otros lados los jóvenes? 3) ¿Cuál es
la naturaleza del área? ¿Se encuentra la iglesia en
un área que se ha destinado para la construcción de
nuevas casas? ¿Se encuentra la iglesia en un área
que se puede llegar a convertir en parte del casco
urbano de la ciudad?
Todas estas, y otras preguntas, deben tomarse
en cuenta para la decisión acerca de si se va a
construir, acerca de cuánto dinero se va a invertir,
acerca de qué es lo que se va a construir, y en dónde
es que se va construir. Esto fue lo que James Nix
sugirió: “Pregúntese acerca del lado negativo del
plan. Algunas preguntas realistas que se pueden
hacer, son: ¿Qué tal si no crecemos de la forma
como lo proyectamos?; ¿Qué tal si el predicador
se muda para otra ciudad?; ¿Cuán estable es
esta congregación? Estudie cuidadosamente los
registros de la asistencia y de la ofrenda de su
congregación”.5
“¿Dónde debemos construir?”
Si se tomara la decisión de construir, ¿dónde
debe construirse el nuevo edificio?
5
Citado en: Joy L. McMillon y R. Scott Lamascus,
“Churches find successful debt, ministry balance” (“Iglesias
hallan exitoso balance entre ministerio y deuda”),
Christian Chronicle 46 (marzo de 1989): 1, 6.
3
Es obvio que, si los demás componentes no
varían, lo mejor es construir cerca de una vía
importante, que tenga acceso fácil a las autopistas, en un sitio muy concurrido, en un área en
crecimiento escalonado. (Esto me recuerda de las
tres reglas del valor en bienes raíces: “Ubicación,
Ubicación, Ubicación”). El problema es que las
situaciones no siempre permanecen inalterables.
¿Debe una iglesia trasladar su lugar de reuniones
fuera de un vecindario en decadencia, porque muchos
de sus miembros se han mudado a otros lugares? Si
lo hace, ¿habrá quién les sirva a las personas de ese
vecindario —especialmente, habrá quién les sirva
el “agua de la vida”? Por otro lado, ¿debe una
iglesia mudarse a una ubicación más deseada, aun
cuando su edificio va a estar más lejos de muchos
miembros fieles, y muchos de ellos tienen lazos
emocionales que los atan al antiguo edificio y a su
ubicación, y algunos de ellos habían elegido el
lugar donde viven, con base en la cercanía de éste?
La iglesia debe tomar en cuenta otras cuestiones,
además de la simple consideración teórica acerca
de cuál sea el mejor lugar para construir. Los líderes
de la iglesia deben tomar en cuenta las ideas de los miembros, cuando piensen en el lugar donde van a construir.
“¿Cómo pagaremos el edificio?”
Es poco probable que una iglesia tenga dinero
en efectivo a mano, para pagar por un edificio,
cuando construye uno. 6 Los líderes de la iglesia
deben enfrentar la cuestión acerca de la forma
como el nuevo edificio será financiado. En cuanto
a este aspecto, lo más importante para ellos, es
recordar que (por lo general) ellos no son expertos
en las altas finanzas. Necesitan buscar consejo no
sesgado y desinteresado (lo cual significa que
necesitan obtener consejo de personas que no sean
las que estén interesadas en proveer el dinero), de
aquellas personas que estén mejor informadas que
ellos, respecto de las finanzas. En un artículo de la
Christian Chronicle, bajo el titular “Estratega da
ideas para el manejo de las deudas”, 7 esto fue lo
que James Nix aconsejó:
6
Ésta es la regla. Las iglesias que ponen dinero en un
fondo de construcción con la esperanza de poder pagar en
efectivo por un nuevo edificio, tienen la probabilidad de
descubrir que los costos de construir aumentan más rápido
que su fondo. No obstante, puede que haya excepciones.
Por ejemplo, algunas iglesias han recogido colectas especiales y han pagado un nuevo edificio (o una gran parte
de éste), antes o tan pronto como estuvo construido.
7
Citado en: Joy L. McMillon y R. Scott Lamascus,
“Churches find successful debt, ministry balance” (“Iglesias
hallan exitoso balance entre ministerio y deuda”),
Christian Chronicle 46 (marzo de 1989): 1, 6.
4
a. “Obtenga consejo legal y financiero adecuado, fuera de la congregación. Los miembros
de la iglesia deben hacer que se analicen todos
los documentos legales y financieros… Hay
que desconfiar del consejo de prestamistas, a
quienes les interesa prestarle más dinero,
porque así ellos ganan más”.
b. “Sea realista respecto del valor de mercado de su antigua propiedad. Los peritajes a
menudo son exagerados. La pregunta que debe
hacerse es: ¿En cuánto es que realmente se
puede vender el edificio?… El contraer
deudas por causa de una nueva propiedad,
antes de haber vendido la antigua, es un negocio
riesgoso…”.
c. “Evite el quedar atado a pagos crecientes.
Los planes de pagos en los que éstos aumentan
rápidamente, le permiten recibir más dinero
prestado del que usted puede pagar…”.
d. “Manténgase al tanto del proyecto. Los
líderes no deben aislarse de la investigación
que hagan comités de finanzas. Establezca un
procedimiento para evaluar y analizar todos
los datos en puntos específicos, y tome una
decisión que sea un sí o un no. Esté dispuesto
a cancelar el proyecto, si el proceso de
análisis revela que emprenderlo puede ser poco
sensato…”.
e. “Considere bastantes métodos de financiar un nuevo edificio, o de administrar
una antigua deuda”.
“¿QUÉ CLASE DE EDIFICIO DEBE
CONSTRUIRSE?”
Los líderes de la iglesia también necesitan
preguntarse qué clase de edificio han de construir.
Es poca la atención que se la ha dado a esta
cuestión en el pasado. La mayoría de los edificios
de las iglesias tienen auditorios lo suficientemente
grandes, pero ha sido poca la atención que se le ha
prestado a cualquiera otra parte. Vistos desde
afuera, los edificios lucen como si pertenecieran,
tomando prestada una expresión que oí por allí, al
estilo arquitectónico del “primitivo misceláneo”.
Son por los menos cinco características las que
deben considerarse en la construcción.
Que esté dentro de las posibilidades económicas
Es obvio que una iglesia debe construir solamente aquello por lo cual pueda pagar. Hay otros
aspectos a considerar, los cuales pueden limitar
la cantidad que se pueda gastar en un edificio.
Por ejemplo, los ancianos deben considerar la
mayordomía: ¿Cuál es la forma más eficaz de usar
“el dinero del Señor”? 8 También deben considerar
la responsabilidad de predicar el evangelio por
todo el mundo. Una congregación podría tratar de
8
También deben evitar el ser “sabios para ahorrar un centavo pero insensatos para proveer calidad” —al tratar de
economizarse en cosas que después les van a causar molestias.
gastar menos dinero del que pueda en un edificio,
con el fin de poder invertir más dinero en las
misiones.
Tamaño
El auditorio debe ser lo suficientemente grande,
y las aulas deben acomodar a tantas personas como
las que quepan en aquél. Además, debe haber
espacio adecuado para el almacenaje, las oficinas, etc.
Ira North dio un buen consejo en su libro Balance. Sugirió que una iglesia jamás debería
construir un nuevo edificio sino hasta que, y a
menos que, pueda llenarlo a capacidad el primer
día que se mude a él. Así, el nuevo edificio le
provee un estímulo y no un freno sicológico a la
iglesia, el cual vaya a detener su crecimiento. 9
Utilidad, practicalidad, o uso
El edificio debe ser diseñado con el fin de que
sea usado para sus propósitos. 1) Por ejemplo,
puesto que la congregación ha de cantar dentro del
auditorio, éste debe ser diseñado para facilitar el
cántico congregacional, incluyendo todo aquello
de lo que se requiera para posibilitar que ese
cántico se oiga a su óptimo nivel. 2) Puesto que
la predicación se da en el auditorio, éste debe
diseñarse para facilitar aquélla, posibilitando que
el predicador haga uso de medios visuales. 3) La
enseñanza ocurre en las aulas, por lo tanto, éstas
deben diseñarse para facilitar aquélla. Para lograr
esto, sería buena idea, si alguien que sepa algo
de educación —en especial de clases bíblicas—
ayudara a diseñar las aulas. 4) Si se da enseñanza
en el auditorio, el edificio debe ser diseñado para
facilitar, en la medida de lo posible, el que se le
transforme para que, de ser un lugar de adoración,
pase a ser un aula. 5) Si la congregación se reúne
para comer, el edificio debe posibilitar que este
tipo de convivio se dé. 6) Si la iglesia espera
atraer familias con hijos pequeños, deben haber
instalaciones que faciliten el cuido de tales niños.
7) Si el estar juntos para conversar va a ser
fomentado, entonces los salones y los vestíbulos
deben ser, lo suficientemente grandes, como para
posibilitar que la gente pueda estar de pie y hablar.
Estética
El que un edificio se pueda usar es esencial,
pero la estética es importante también. Para decir
lo menos, un edificio no tiene por qué ser feo, para
serle agradable a Dios. En la medida de lo práctico,
debe intentarse que el edificio sea hermoso. El
9
North, 42–44.
exterior del edificio debe ser hermoso y debe
armonizar con el terreno circundante. Asimismo,
el interior del edificio debe ser amueblado tan
agradable y tan atractivamente como sea posible.
Es probable que esta última tarea, signifique que
otros, que no sean los líderes de la iglesia, deban
elegir los colores para el edificio. Éste podría ser un
buen trabajo para mujeres fieles de buen gusto.
Sensibilidad cultural
El edificio debe ser sensible a la cultura dentro
de la cual se construye. Lo que es apropiado para
las áreas suburbanas puede no serlo para el área
que está dentro del casco de la ciudad. Más
importante que lo anterior, lo que es adecuado
para los Estados Unidos, puede estar totalmente
fuera de lugar en otros países. Los misioneros
deben tener el cuidado de evitar el reproducir
edificios de la iglesia estadounidense, en otros
países.
“¿CÓMO DEBE LA IGLESIA
USAR EL EDIFICIO?”
También surgen ciertas cuestiones acerca de
cómo usar y cuidar del edificio de la iglesia. En
general, el edificio de la iglesia debe verse como un
medio para el logro de las tareas que Dios le dio a
la iglesia que hiciera. Éstas pueden resumirse
como sigue: El evangelismo, la edificación, la
benevolencia y la adoración. Las instalaciones de
la iglesia no deben usarse para lograr propósitos
que no sean éstos.
No obstante, esto no significa que no podamos
comer dentro del edificio de la iglesia. El comer no
es un fin en sí mismo, sino un medio para un fin. El
fin del “convivio junto a la mesa”, es la edificación
(y algunas veces, el evangelismo).
Puede que haya cuestiones más difíciles
acerca del uso del edificio de la iglesia para otros
propósitos. Con respecto a ellas, podríamos hacer
dos sugerencias: 1) La pregunta que vale la
pena hacerse es siempre: “¿Cuál es el fin que se
persigue?”. Si la actividad no tiene propósito
espiritual, o no contribuye a lograr ninguna de las
tareas que Dios le dio a la iglesia que hiciera,
entonces no debe hacerse. 2) Debemos recordar
que el edificio de la iglesia en sí mismo, es una
convención, no un requerimiento. Por lo tanto,
debemos ser lentos para hacer reglas vinculantes,
acerca de él.
También pueden surgir cuestiones acerca de
las razones para cuidar bien del edificio. Por
ejemplo, hay quienes creen que el edificio de la
iglesia es “santo”, porque fue comprado con “el
5
dinero del Señor”, y que, por lo tanto, necesitamos
guardar silencio y ser reverentes, cuando estamos
dentro del “santuario”. Debemos resistir tales
creencias. El “edificio de la iglesia” no es igual a
un “santuario”, ni es paralelo del tabernáculo o
del templo. El tabernáculo y el templo son sombras
de la iglesia, no del edificio de la iglesia. La iglesia
y el edificio no deben ser confundidos jamás. La
iglesia siempre es un pueblo, jamás, un lugar.
Al mismo tiempo, hay buenas razones para cuidar
del edificio de la iglesia. Debemos ocuparnos de él
por estas razones: 1) Pertenece a nosotros
—lo estamos pagando con nuestro dinero. 2) No
pertenece a uno solo de nosotros —en otras palabras,
no es exclusivamente mío. Es, en cierto sentido,
propiedad pública, y necesitamos cuidar de la
propiedad pública, o de la propiedad de los demás.
3) El hacer que el edificio se mantenga luciendo
agradable le va a ayudar a la congregación a tener
una imagen positiva de sí misma y va a alentar a los
visitantes a regresar.
CONCLUSIÓN
Por supuesto que no toda iglesia que haya
construido un edificio nuevo, ha dejado de
tener crecimiento, o ha tenido dificultades
financieras, como resultado de ello. Muchas
de las iglesias que están sobreviviendo hoy
día, construyeron durante un período de
“fiebre de la construcción de edificios para la
iglesia”.
Esto no se escribió para decir que las iglesias
jamás deben construir, sino para decir que deben
tener motivos correctos y hacer las preguntas
correctas, antes de que construyan. Una vez que
se ha tomado la decisión de construir, entonces
los líderes de la iglesia necesitan “hacerlo correctamente”. Cuando verdaderamente se necesita un
nuevo edificio, y éste está bien diseñado, y es
usado apropiadamente, él puede ser una magnífica
herramienta para contribuir a lograr la tarea que
Dios le dio a la iglesia que hiciera.
■
©Copyright 1999, 2002, por LA VERDAD PARA HOY
Todos los derechos reservados
6
Descargar